La Tabernera del puerto (Argumento)



La Tabernera del puerto

La Tabernera del puerto, Romance marinero en tres actos se estrenó en el Teatro Tívoli de Barcelona, el día 6 de Mayo de 1936. Sus libretistas, Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. Música de Pablo Sorozábal.

Acto I

La acción transcurre en época contemporánea a su estreno y en la ciudad imaginaria de Cantabreda, al norte de España. En un barrio de pescadores cercano al viejo puerto hay una taberna y un café, el Café del Vapor, en el que se encuentra el dueño, Ripalda, con Verdier, un marino marsellés de bajos fondos pero de una elegancia extraña. Fuera, los marineros entonan una canción popular y Abel, un joven músico de Provenza que vaga por el puerto, se acerca a Verdier cantando y recitando un romance sobre Marola, la tabernera de la taberna cercana. Mientras Verdier se toma un café, se escucha en cántico de la Salve marinera y Abel le pone al día de las novedades, en particular, de la apertura de la nueva taberna, de los encantos de la tabernera y de su enigmática relación con Juan de Eguía, un hombre bronco y temido, que es el dueño de la taberna. Verdier conoce a Juan de Eguía y manda a Abel a buscarle. Entre tanto, aparece Chinchorro, un viejo bebedor patrón de un barco en el que está enrolado Leandro, el joven marinero enamorado de Marola, dudando si salir al mar o quedarse en el puerto. 
Juan de Eguía y Verdier tienen entre manos un asunto poco claro y se reúnen a solas en el Café del Vapor ante la sorpresa de Ripalda a quien manda a por tabaco para quitárselo de encima. Ripalda a su vez pasa el encargo a Abel y vuelve al café donde entra Antigua, la mujer de Chinchorro, una vieja vendedora de sardinas que empina el codo tanto como su marido. Antigua ve que Chinchorro entra en la taberna y, celosa por la tabernera, tiene una graciosa bronca con él. Juan de Eguía habla con Marola. Quiere que ella utilice sus encantos para convencer a Leandro que haga un trabajo para él. A Verdier no le convence la idea de involucrar a Marola en el negocio y Simpson, un viejo lobo de mar inglés que también está con ellos, le advierte que no es una buena idea. Leandro entra en la taberna y declara su amor a Marola, pero ella no le dice nada del negocio de Juan de Eguía y, cuando él se ha ido, entra una tropa de mujeres capitaneadas por Antigua para recriminar a Marola por traer como locos a sus maridos. En medio de la riña, aparece Juan de Eguía que, haciendo caso de las quejas de las mujeres, maltrata con dureza a Marola.

Acto II

Al día siguiente, beben los hombres en la taberna y Marola y Juan de Eguía cantan un par de canciones animados por Simpson. Abel, que presenció el maltrato a Marola por parte de Juan de Eguía, solivianta a los hombres contra él y todos acuerdan ir a buscar a Leandro para que encabece el linchamiento. Antes de que le encuentren, Leandro habla con Simpson que se sincera con él y le advierte que le van a proponer, usando a Marola, un negocio peligroso de contrabando de cocaína. Leandro vuelve a verse con Marola y, aunque intenta ponerle las cosas fáciles para que le pida lo que quería Juan de Eguía, ella sigue sin hacerlo y sigue rechazándole. Aparece entonces Antigua para disculparse ante Marola por el lío del día anterior y Leandro se entera por ella del trato que recibió de Eguía, se encoleriza y ella se ve obligada a contarle su historia: Juan de Eguía es su padre y no quiere que haga nada contra él. Leandro confiesa que sabe lo del alijo de cocaína y está dispuesto a ir a buscarlo. Ella decide arriesgarse a ir con él y quedan por la noche en el rompeolas. El acto concluye con una escena cómica entre Abel, Ripalda y Marola y un final dramático con los marineros y Abel que aparecen con Leandro para pedir cuentas a Juan de Eguía. Ante la decepción de toda la marinería, Leandro se entiende con Juan de Eguía, y Abel quiere enfrentarse solo contra él.

Acto III

Marola y Leandro se han hecho a la mar para recoger el fardo de cocaína pero les sorprende una tormenta y su barca se pierde entre las olas del temporal. En el puerto les dan por desaparecidos, Chinchorro especula fantasiosamente sobre lo que pudo pasar y Ripalda se frota las manos por el cierre de la taberna. Juan de Eguía aparece desesperado por la pérdida de Marola, confiesa públicamente que era hija suya y se lamenta por haber sido un mal padre. Entonces llega Simpson con la noticia de que Leandro y Marola sobrevivieron a la galerna y vienen detenidos por los carabineros. Simpson cuenta a todo el mundo las maquinaciones de Juan de Eguía y él se confiesa único autor del delito del que se acusa a Leandro y Marola. Los carabineros se llevan a Juan de Eguía y liberan a los dos amantes.

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