Las hilanderas (Argumento)



Las hilanderas

Las hilanderas, Zarzuela en un acto se estrenó en el Teatro Eldorado de Barcelona, el día 3 de Diciembre de 1927. Su libretista, Federico Oliver. Música de José Serrano.

La acción se sitúa en Italia en el año 1796.

Acto I

Cuadro primero. Interior del mesón La Cigüeña Azul. Unos oficiales del Gran Duque de Toscana se divierten a costa de Catalina, sirvienta del mesón. Especial empeño pone Bertoldo, el glotón criado del Capitán Fabricio. Entra en la escena Farello, viejo judío que vende adornos y amuletos, el cual intenta persuadir al Capitán Fabricio de la bondad de sus hechizos para doblegar voluntades. Cuando el brujo sale, se cruza con Catalina, a la que reconoce en su verdadera identidad: Susana, azafata de la Condesa Angélica di Napoli Vita. Los oficiales continúan su juerga mientras llega el español Leandro de Valor. En un aparte Catalina se descubre al capitán español: la criada sabe que él es descendiente de los Omeyas de Granada y marido por poderes de una señora, la Condesa Angélica. La pareja se prometió en su niñez y desde entonces sostuvo una relación epistolar que les mantuvo enamorados; la relación se lleva en secreto, tanto que Leandro no ha visto físicamente a Angélica desde la infancia, y todo porque el Rey de España ha prohibido esta unión.. Farello se entera de la historia y además deduce, entre otras cosas, que la pareja tiene un santo y seña, una canción veneciana que cantaban de niños en los jardines de la Alhambra. Leandro le solicita al mago sus servicios y éste le promete un medallón con los rasgos de su amada. Farello se va, dejando asombrados a Leandro y Catalina. El primero decide quedarse a comer. Los oficiales, para sorpresa de su invitado, brindan por la Condesa Angélica, de la que Fabricio confiesa andar enamorado. Herido en su orgullo, Leandro reta a duelo a Fabricio. La lucha se detiene por la aparición del Gran Duque. Enterado del caso, el conflicto se resuelve en una apuesta; Fabricio sostiene que en una sola noche rendirá de amor a Catalina, mientras que Leandro negándolo, se juega la hacienda y la vida.
Cuadro segundo. En el taller de orfebrería y magia del brujo Farello. El mago, que conoce los rasgos del rostro de Angélica, tiene ya preparada la fundición del medallón. Aparece Leandro en busca de su talismán, pero Farello le pide que cante la canción de la contraseña para poder obrar el prodigio. Con el retrato en la mano, Leandro desaparece. Llega Fabricio con ánimo de saber los motivos que llevan al español a defender tan ardientemente a la Condesa. Farello le informa de la boda y de la existencia de la contraseña. El Capitán le pide que se la revele, así que el mago vuelve a inventarse un rito invocando al diablo para, que a cambio de oro, la melodía se descubra. Y por fin lo hace, pues es el mismo Leandro quien a lo lejos canta. Fabricio sabe el santo y seña y se cree vencedor.
Cuadro tercero. Castillo de Angélica, en su habitación. Por la noche la Condesa y Silvia, su azafata, entonan una canción veneciana para distraer el miedo. Otra camarera, Belisa, anuncia el toque de ánimas. Las tres mujeres sienten miedo, pero la Condesa escucha por fin lo que tanto anhelaba, las notas de la canción de su infancia. Se presentan entonces Fabricio y Bertoldo. Pero la glotonería del criado y la lascivia del señor hacen que Angélica desconfíe abiertamente. La aparición de Susana (antes Catalina), que reconoce en el capitán italiano a un impostor, confirma sus sospechas. Como castigo, Angélica, según una tradición del castillo, dispone vestir a los hombres con ropas femeninas y obligarles a hilar en la rueca si quieren volver a comer. Pero antes Susana se vengará del trato que le dio Bertoldo en la posada, mostrando comida al mozo e impidiéndole que la alcance. Al poco se escucha lejana la canción de la contraseña en la voz de Leandro. Sin embargo, la Condesa, enfadada porque su marido ha revelado el secreto, se niega a recibirle. Acaba irrumpiendo en la escena Leandro arrebatadamente. No sin que Angélica le haga sufrir un poco, reconoce su error al confiar en hechiceros y le declara un amor que es aceptado por la dama. Finalmente, el Gran Duque llega al castillo con la noticia de que el Rey consiente la boda. El noble conoce la humillación de Fabricio y Bertoldo y, por fin, Angélica y Leandro pueden cantar a dúo la canción de su niñez.

2 comentarios:

  1. que bien explicado. Gracias por hacer este trabajo ews impagable

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    1. Muchas gracias a ti emi. De eso se trata de recopilar todo lo que existe sobre sobre nuestro género lírico para que lo disfruten los aficionados.

      Saludos
      Fernando

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