Los cadetes de la reina (Argumento)



El cadetes de la reina

Los cadetes de la reina, Opereta en un acto y dos cuadros se estrenó en el Teatro Price de Madrid, el día 18 de Enero de 1913. Su libretista, Julián Moyrón. Música de Pablo Luna.

La acción transcurre en un país imaginario en la época del estreno. La escena se sitúa frente al palacio de la Reina Herminia engalanado para un acto oficial.

Acto I

Cuadro primero. Por la mañana, el Presidente del gobierno, ministros y altas autoridades, ocupan el lugar de honor en medio de un gran fasto. Carlos, el capitán de cadetes, lee al pueblo un mensaje de la Reina Herminia de Tolosa haciendo saber la ejecución de su duodécimo favorito y la elección de un nuevo valido. La gente critica en voz baja a la cruel soberana y le desea la muerte. Heliodoro, antiguo jardinero de palacio, afirma que habría que matarla porque ahora quiere otro favorito a un hombre soltero del pueblo. Al oír esto, las mozas instan a los jóvenes a que se casen. Se van todos y aparece Rosa, una cortesana por cuyo acoso amoroso dejó Heliodoro su empleo en palacio. Rosa vuelve a perseguirlo, lo que da lugar a un número cómico. Al marcharse la pareja, llegan el Presidente y los ministros discutiendo los motivos de la crueldad de la Reina Herminia. Carlos, que los acompaña y está enamorado de ella, dice saber que mueve a la soberana a ser malvada. Un día -añade- durante una fiesta de la corte la sorprendió llorando mientras los invitados se divertían; Carlos canta "Es el pecado más horrible, hacer llorar a una mujer". Los ministros se asombran. Aún están hablando cuando llega Herminia. Los cadetes, a las órdenes de Carlos, le rinden honores y por boca de su jefe solicitan de la Reina que les permita llevar como lema la frase "Por mis amores", pero la soberana no lo acepta, y no les presta atención porque ve a Heliodoro que trata de ocultarse en el jardín para que no lo elija como favorito. La Reina se dirige a él con un divertido diálogo; Heliodoro resalta sus defectos pero Herminia los excusa y lo elige como favorito. Asustada por la suerte de Heliodoro, Rosa le besa y Carlos los sorprende. La cortesana, avergonzada, se desmaya en sus brazos; pasan los ministros y se ríen al Capitán abrazado a Rosa.
Cuadro segundo. En el palacio. La Reina está enamorada en realidad de Carlos, la elección de Heliodoro es solo una estratagema. Por su parte, el Presidente persigue a Luisa, una dama de la Corte, y Rosa no ceja de buscar a Heliodoro, incluso pide a la Reina que deje al nuevo favorito pero Herminia se niega para dar celos al capitán de los cadetes, y lo consigue. Carlos se indigna, arde en celos y pide cuentas al pobre Heliodoro de su actitud, y mientras discuten llega una carta de la soberana para el valido, lo que encoleriza más al Capitán. En la carta, la Reina cita a Heliodoro y le amenaza con la muerte si no acude a verla. El ex jardinero va con la carta a mostrarla al pueblo con el fin de provocar una revolución. Herminia, que oculta ha oído el propósito de su favorito, sale de su escondite excitada y dice que la carta era para Carlos, éste, oculto también, oye sus palabras. El Capitán se deja ver por la soberana y le declara su pasión, lo que pone fin al enredo. La Reina deja de ser cruel, el país recupera su sosiego y Carlos se convierte en el prometido oficial.

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