Los claveles (Argumento)



Los claveles

Los claveles, Sainete en un acto y tres cuadros se estrenó en el Teatro Fontalba de Madrid, el día 6 de Abril de 1929. Sus libretistas, Luis Fernández de Sevilla y Anselmo Cuadrado Carreño. Música de José Serrano.

La acción transcurre en Madrid, época contemporánea al estreno,

Acto I

Cuadro primero. Inicia la acción un coro de trabajadoras de la fábrica de perfumes Los claveles. Rosa, Paca y Jacinta están esperando la llegada de la hora de comer, mientras comentan la actitud indiferente de Fernando, el nuevo cajero. Rosa, la protagonista promete burlarse de él del mismo modo que se ha reído de cuantos hombres ha querido. Llega la hora de la comida y todos se van, excepto Goro, -personaje cómico de la obra-, aprendiz del contable al cual nunca le cuadran las cuentas y se ve obligado a enmendar sus errores raspando los números y corrigiendo los fallos en el balance para que todo esté correcto. Su madre, Remedios, portera del edificio, discute con Braulio, jefe de su hijo, hasta que llega Bienvenido, tío de Jacinta, a llevarle el almuerzo a su sobrina. Este y Remedios entablan una animada charla sobre la situación de irregularidad que en ella se encuentra respecto a su supuesto marido. Bienvenido le aconseja que lo deje y se case con él. La llegada de su "marido", Evaristo, interrumpe la conversación. Cuando los dos hombres se quedan solos, Evaristo -que trabaja en una carnicería- le da a escondidas unos hígados a Bienvenido, como pago de un chantaje que viene de tiempo atrás. Mientras, Jacinta, que ha rechazado el almuerzo que su tío le ha llevado, se va en busca de Goro, su novio. Ambos interpretan un dúo cómico de amor que se ve interrumpido por Evaristo, padre de Goro, que prohibe a su hijo todo tipo de relaciones con la muchacha. Se inicia una disputa y el griterío es mediatizado por la intervención de Remedios, que se pone del lado de los jóvenes. Después de la disputa, Jacinta se queda sola y desconsolada y se confía a Fernando. Este promete intervenir. A cambio, Jacinta le advierte de las intenciones de Rosa. Fernando agradece el aviso y dice que estará alerta y tratará de ser él quien la deje a ella en ridículo. Por la tarde, y ante la mirada de las obreras de la fábrica, llega una amiga de Fernando que viene a buscarlo para salir a pasear.
Cuadro segundo. Se desarrolla en un bar, cuya decoración y provisiones carecen de todo aquello que cualquier cliente pudiera esperar a primera vista. Rosa espera a Fernando, para reírse de él, pero éste no llega. Sí lo hacen, en cambio, Goro y Remedios. El aprendiz de contable, después de la disputa con su padre, que le ha prohibido tener cualquier tipo de relación con Jacinta, se encuentra pálido y triste. Remedios está irritada por la decisión de su "marido". Al ver que Rosa está esperando, el muchacho le hace saber que Fernando no aparecerá por el lugar, pues una amiga le ha ido a buscar a la fábrica, lo que provoca una romanza de despecho de Rosa que acaba con su súbita partida al ver llegar a Fernando con su acompañante al bar en donde ella se encuentra. Bienvenido aprovecha la ocasión de encontrar a Remedios sola para insinuarle que él podría solucionar lo de Goro su Remedios accede a abandonar a su "marido" y casarse con él. Llegan Jacinta y Evaristo. Ante la tensión reinante, Remedios amenaza a Evaristo con dejarlo en la calle si no encuentra una solución para el problema de los jóvenes. Tras la marcha de Bienvenido y Evaristo, Goro reconoce la imposibilidad de casarse algún día con Jacinta, pues se ha enterado de que es hija de su propio padre, u por lo tanto hermanastra suya. Remedios consuela a Goro, diciéndole que él no es hijo de Evaristo, con lo cual la alegría vuelve a unir a la pareja.
Cuadro tercero. Se sitúa en las afueras de Madrid,, en el paseo de San Antonio de la Florida. Se está preparando una merienda entre Bienvenido, Remedios, Goro y Jacinto. Fernando, que casualmente se hallaba por aquella zona, canta que el despecho y el desdén de Rosa no son más que síntomas de su amor hacia él, cuando es interrumpido por Evaristo, que le pide ayuda para evitar que Remedios le abandone. La llegada de Rosa cambia la situación.. La joven y Fernando cantan un dúo de amor que es interrumpido por éste, que confiesa estar casado. Hecha una furia, Rosa se va humillada y se dirige a la ermita. Evaristo se acerca a los que están celebrando la merienda, enfurecido también por el desprecio a que se ha visto sometido. Entonces Remedios descubre toda la verdad: Jacinta no es hija de Evaristo, como él pensaba -motivo por el cual se sometía al chantaje de Bienvenido-, por lo tanto puede casarse con Goro. Al final feliz de la trama cómica se une también el de Fernando y Rosa, ya que Fernando ha mentido para castigarla, pero no está casado y tal vez con el tiempo, ambos lleguen al matrimonio.

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