Pan y toros (Argumento)



Pan y toros

Pan y toros, Zarzuela en tres actos se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, el día 22 de Diciembre de 1864. Su libretista, José Picón. Música de Francisco Asenjo Barbieri.

Acto I

La acción transcurre en Madrid en 1792. A orillas del Manzanares una familia de ciegos comentan la noticia del día. Aparece un Santero vendiendo reliquias. Entra el Corregidor y recibe noticias del falso ciego sobre movimientos que ha habido en la casa del pintor Goya. Sale de la casa una dama de la corte, Doña Pepita, que comenta con el Corregidor los nuevos acontecimientos políticos en torno al Conde de Aranda, Campomanes, el ascenso de Godoy y la firma de la paz con Francia, y el fusilamiento de un soldado que se tragó, para no ser descubierto, unos documentos políticamente comprometidos. Entra el General anunciando la derrota y el repliege del ejército español. El Corregidor ordena que se ofrezcan festejos taurinos para evitar revueltas, de los que se encargará alguno de los tres toreros más populares: Pepe-Hillo, Romero o Costillares. La Duquesa cuenta a Doña Pepita que la Princesa de Luzán fue premiada por el Rey nombrándola Coronel del regimiento que ella misma había formado y cómo curó las heridas del Alférez - ahora Capitán- Peñaranda, abandonando su estadía en un convento. El Abate Ciruela acepta votar por Romero, el torero candidato de Doña Pepita, a cambio de que ésta presente en la corte a su protegida, La Tirana. En la ceremonia de elección los toreros exponen sus méritos. El Abate, encargado por el Corregidor del sorteo, hace trampa en favor de Romero. Aparece el Capitán Peñaranda y cuenta la desastrosa campaña militar y el asombro que siente al regresar a Madrid y ver cómo la gente vive al margen de los tristes sucesos. Doña Pepita haciéndose pasar por la mujer que le curó sus heridas, le insta a que le entregue unos documentos secretos que trae para el Rey, pero el joven militar se niega. Cuando el Capitán entra en casa de Goya, Doña Pepita avisa a sus cómplices, La Duquesa, el Corregidor, el Abate y el General, de la existencia de los documentos, El Corregidor ordena que detengan al Capitán, pero aparece de improviso la Princesa y lo pone bajo su custodia. En este momento avanza una procesión que viene con la intención de pedir al Rey el perdón del soldado, condenado a muerte. La Princesa, entre vítores de la muchedumbre, se dirige hacia palacio a pedir el indulto para el reo, llevando, además, los documentos que le confió el Capitán Peñaranda. 

Acto II

De noche, en una calle madrileña. Desde el balcón de un palacio, donde se desarrolla un baile, el Abate canta; Romero y Costillares responden con otra canción más popular. El Ciego intenta convencer al Santero para que, a cambio de dinero, mate al militar que él le va a indicar, pero la llegada del pregonero del Pecado Mortal le asusta. Doña Pepita confía al Corregidor sus preocupaciones: la Princesa consiguió el indulto real, e informó al Monarca de la situación militar. El Corregidor la tranquiliza; ha convencido al Rey de la falsedad de esos documentos entregados por la Princesa y confía que se firme la paz con Francia, lo que le permitirá mantener la situación política. Llegan la Princesa, Goya, el Capitán y el Abate, que ahora está de su parte. La Princesa, se ha convencido de la inoperancia del Rey, que se preocupa de la caza y sólo escucha la opinión de Godoy, por lo deciden recurrir a Jovellanos. El Abate comunica la noticia de que Pepe-Hillo ha sido herido en la plaza y se quiere hacer responsable de esto a la Princesa y a Jovellanos, por su deseo de acabar con la tauromaquia. La Princesa se convence de que es necesaria la lucha. Cuando despide al Capitán le ruega que tenga cuidado de su vida y le confirma que fue ella quien le sanó sus heridas en Bayona. Al quedarse solo el Capitán, el Santero intenta apuñalarle, pero al ver al del Pecado Mortal se asusta. Ante esta situación el Ciego apuñala al Santero. Al oír el grito mortal, el Corregidor cree que han matado al Capitán, según sus deseos.

Acto III

En el palacio se comenta que la Princesa va a tomar los hábitos, noticia que confirma La Tirana, añadiendo que nada se sabe del Capitán ni de Jovellanos, a quien se cree camino de Rusia donde ha sido nombrado embajador. Cuando salen los dos, llegan Goya y Jovellanos. Este convence a la Princesa de que retrase la profesión de sus votos, pero se oculta en su tocador a causa de la aparición de Doña Pepita. La recién llegada pide perdón a la Princesa y le anuncia que se ha firmado el armisticio entre Francia y España y que Godoy ha sido nombrado Príncipe de la Paz. El Corregidor y el General quieren apresurar el ingreso de la Princesa en el convento y acuden con el Abate disfrazado de prior, para convencerla. El capote ensangrentado del Capitán que le presenta el Corregidor, está a punto de hacer cambiar los planes de la Princesa. Pero al escuchar, fuera de la casa, una canción en la voz del Capitán comprende que está vivo y decide enfrentarse con el Corregidor, Doña Pepita y el General. El Capitán defiende a su amada. Doña Pepita acusa a la Princesa de tener un amante escondido en su tocador. Se produce un instante de confusión en el que el Abate y unos Manolos empuñan las armas, al tiempo que Pepe-Hillo acusa al corregidor de haberle entregado el toro responsable de sus heridas. En esto hace su aparición Goya con La Gaceta Extraordinaria donde aparece el nombramiento de Jovellanos como ministro. Todos celebran el fin de la situación conflictiva, confiando en que el país sabrá defender su honor ante la amenaza francesa.

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