Clementina (Argumento)

Clementina
Clementina, Zarzuela en dos actos se estrenó a finales de 1786 en el teatro particular de Doña Faustina Téllez-Girón, condesa-duquesa de Benavente y su estreno público en Madrid, en 1788. Su libretista, Ramón de la Cruz. Música de Luigi Boccherini.

La acción se sitúa en Madrid, en una sala de tertulia y labor en la casa de Don Clemente, en la época contemporánea al estreno de la obra.

Acto I

Clementina y su hermana menor, Narcisa, hijas del viudo Don Clemente, viven bajo la tutela de su aya, Doña Damiana, atendidas por la criada Cristeta. Clementina -obediente y dulce- y Narcisa -traviesa y pizpireta- entretienen sus ratos de ocio recibiendo lecciones de música de Don Lázaro. Clementina ama en secreto a Don Urbano, caballero portugués de paso en la Corte que también se siente atraído por ella. El Marqués de la Ballesta, amigo de Don Clemente, visita su casa solicitando le entregue una de sus hijas en matrimonio, pero éste se niega alegando que Narcisa es muy joven y Clementina muestra vocación de ingresar en un convento. Llega también a casa de Don Clemente el caballero portugués que espera una carta de su anciano padre. Tras intentar hacer llegar a Clementina un billete de enamorado en una partitura, interpreta un aria amorosa que emociona a la joven. El acto concluye con la pena de ésta y Don Urbano por su amor secreto, que contrasta con la alegría general.

Acto II

Narcisa, que ha observado cómo la partitura de Clementina escondía un papel de Don Urbano, trata de que su hermana le diga de que se trata. El Marqués consigue que Don Lázaro acepte sonsacar a Clementina sus intenciones amorosas, afirmando que él hará lo mismo con Don Urbano: a cambio intercederá por el maestro de canto ante Cristeta. Informado por Narcisa de que Clementina ha recogido un papel enviado por Don Urbano, Don Clemente trata de disuadir a la joven de su intención de contraer matrimonio con éste, ya que no puede entregarle la dote de mayorazgo al no ser su verdadera hija. Tras lamentarse de su suerte, Clementina entrega a Don Urbano el papel que recogió, tratándose de la carta  de su padre que con tanta ansiedad esperaba, en la que le ordena regresar a Portugal. Ante la nueva petición del joven de la mano de Clementina, Don Clemente decide relatar la verdad, afirmando que ésta fue recogida del regazo de su madre agonizante tras el asalto de unos bandidos, reconociendo entonces Don Urbano que se trata de su hermana a quien ha venido a buscar a Madrid. Aclarado el enredo, el Marqués se ofrece a acompañar a ambos en su viaje de regreso a Portugal, para pedir en matrimonio a Clementina, y Don Urbano, para consolarse de su amor frustrado, hace lo mismo con Narcisa. Finalmente, Cristeta decide ceder a los requerimientos amorosos de Don Lázaro.

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