Las labradoras de Murcia


Título Las labradoras de Murcia (2009) 
Grabación en directo de la representación en el Teatro de la Zarzuela
Música: Antonio Rodríguez de Hita
Letra: Ramón de la Cruz
Director: Luis Remartínez
Categoría: Zarzuela
País: España
Escenas: Acto I:
01.- Obertura - 4' 35"
02.- Aria - 4' 42"
03.- Recitado -1' 34"
04.- Aria - 0' 48"
05.- Recitado - 1' 36"
06.- Aria - 3' 05"
07.- Recitado - 1' 37"
08.- Aria - 3' 12"
09.- Recitado - 1' 04"
10.- Aria - 2' 21"
11.- Recitado - 2 33"
12.- Aria - 2' 04"
13.- Recitado - 1' 19"
14.- Aria - 3' 59"
15.- Recitado - 3' 08"
16.- Aria - 2' 08"
17.- Recitado - 1' 26"
18.- Aria - 3' 01"
19.- Recitado - 1' 40"
20.- Aria coro final acto I - 9' 00"

Acto II: 
21.- Aria - 2' 33"
22.- Recitado - 5' 32"
23.- Aria - 2' 09"
24.- Recitado - 2' 50"
25.- Aria - 4' 02"
26.- Recitado - 1' 54"
27.- Aria - 1' 39"
28.- Recitado - 0' 59"
29.- Aria - 2' 51"
30.- Recitado - 0' 25"
31.- Aria - 1' 15"
32.- Recitado - 2' 11"
33.- Aria - 5' 24"
34.- Coro - 0' 22"
35.- Recitado - 2' 40"
36.- Coro final - 1' 21"
Reparto: Teresa – María José Sánchez
Narciso – María José Montiel
Doña Nicolasa – Ifigenia Sánchez
Florentina – Ana Cid
Olalla – Teresa Verdera
Vicente – Manuel Pérez Bermúdez
Leandro – Francisco Matilla
Pencho – Luis Alvarez
Antolín – Federico Gallar
Orquesta: Orquesta de la Opera Cómica de Madrid
Coro: Coro de la Opera Cómica de Madrid, Director Luis Remartínez
Sinopsis: Se desarrolla la zarzuela en la huerta murciana, en la estación de la cosecha de la seda, e intervienen en ella los personajes siguientes: Don Vicente, caballero valenciano, disfrazado de labrador; su hija Teresa; Narciso, novio de Teresa, también valenciano; doña Nicolasa, rica viuda y dueña de la hacienda; su hijo Leandro, «estudiante atolondrado», y varios labradores y labradoras. Comienza la acción en un plantel de moreras, propiedad de la viuda, «con vistas de la ciudad de Murcia a lo lejos». Las labradoras Olaya y Florentina coquetean con Pencho y Antolín, también labradores, mientras quitan la hoja a los árboles. Con ellos está Teresa, hija del valenciano don Vicente, que trabaja igualmente para la viuda, aunque es caballero. Después, aparece un forastero, el joven Narciso, que es portador de una misteriosa carta v manifiesta deseos de hablar a solas con Teresa. El cuadro siguiente transcurre en un huerto de limoneros y naranjos. Leandro. el hijo de la viuda, trata de enamorar a Teresa, sin conseguirlo: a continuación intenta que Vicente le proporcione algún dinero, vendiendo parte de la cosecha a espaldas de su madre. Vicente se opone rotundamente, y comentando con su hija la maldad del estudiante nos enteramos de que Teresa está enamorada de un joven hacendado de Valencia, que había matado a un primo suyo, por celos, envolviendo en la tragedia el buen nombre de Vicente y motivando su huida y disfraz campesino. Aparece más tarde la viuda doña Nicolasa, que no pierde tiempo en sugerirle a Vicente un segundo matrimonio. Llega en seguida Narciso, pidiéndole albergue, y la viuda —que está loca por dejar de serlo— lo recibe en sus posesiones muy a gusto, en espera de poder conquistarlo, si Vicente no se decide a las segundas nupcias. Narciso, naturalmente, es el joven de Valencia a quien Teresa ama ardientemente. El tercer cuadro tiene como marco la pieza donde están los gusanos. Leandro sigue cortejando en vano a Teresa. Estalla una tormenta, y los mozos y mozas cantan y tocan instrumentos, para que los gusanos no se atemoricen y salvar así la cosecha. Esta es la escena de más interés costumbrista y la mejor «movida» de toda la obra. El acto segundo se inicia en el patio o huerto de naranjos. Pencho, que está enamorado de Teresa, no quiere prestar su ayuda a Leandro para que éste hable con ella. Doña Nicolasa sermonea al estudiante por su holgazanería y le comunica que piensa casarse de nuevo, a fin de que la hacienda esté bien regida. En esto llega Vicente que le anuncia su decisión de marcharse, puesto que Leandro no cesa de cortejar a su hija. La viuda lo convence para que se quede, y le encarga sin recato que le ayude a conquistar a Narciso, empleándolo primero como labrador y encomiándole después el dinero y las buenas prendas que la adornan. Pero, a renglón seguido, una torpeza de Pencho, al dar un recado de Narciso para Teresa en presencia de su padre, decide a Vicente definitivamente a marcharse. Al fin, Narciso y Teresa se encuentran y hablan más reposadamente. El asunto del homicidio se ha arreglado, según demuestra la carta que trae, y ya pueden ser felices, si alguien intercede para que Vicente lo perdone. Aparece la viuda y le cuentan la verdad. Doña Nicolasa sufre una decepción, porque quería a Narciso para ella, pero el joven la desengaña totalmente, haciéndole ver lo inadecuado de esa unión por la diferencia de edad y costumbres. El último cuadro de la obra representa el desembojo. Vicente se entera de que su honor está a salvo y, tras una breve lucha interior, accede al matrimonio de Teresa y Narciso, preparándose los tres para regresar a Valencia. Y con cantos y bailes celebran todos el feliz término del suceso.
Comentarios: Estrenada el 16 de septiembre de 1769 en el Teatro Principe de Madrid.
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