Los comuneros (Argumento)

Los comuneros
Los comuneros, Zarzuela en tres actos se estrenó en el Teatro del Circo de Madrid, el día 14 de Noviembre de 1855. Su libretista, Adelardo López de Ayala. Música de Joaquín Gaztambide.

La obra tiene lugar en Segovia, en la época de los comuneros, a principios del siglo XVI.

Acto I

Por la noche, junto a un convento de monjas, un grupo de bandoleros, entre ellos Ganchoso, Santo y Ganzúa, espera la llegada de su Capitán. Los bandoleros quieren que el Capitán reparta con ellos el dinero que ha conseguido asaltando a viajeros. Llega Don Juan, embozado, que ofrece dinero al Capitán a cambio de que asesine a un hombre, cuya descripción le da por escrito, que al día siguiente se acercaría al convento. Sale del convento Espolín, criado de las religiosas, y es atrapado por los bandidos, que le retienen, dejándole bajo la custodia de Ganchoso, que le obliga a subirse a un árbol y se duerme. Aparece Don Fernando de Lara, comunero modelo de hidalguía, dispuesto a saber noticias de Elena, su enamorada, la cual iba a tomar los hábitos del convento. Fernando es informado por Espolín de que Elena todavía no ha profesado. Se despierta Ganchoso, y Fernando le convence que está dispuesto a convertirse en bandolero. Al llegar el grupo de forajidos, Fernando se presenta al Capitán, el cual le identifica con el hombre al que debe asesinar por encargo de Don Juan; los forajidos aceptan a Fernando, que reparte dinero entre ellos. Cuando el Capitán va a matar a Fernando, éste, en defensa propia, dispara al Capitán, que muere, Fernando es proclamado nuevo jefe de los bandidos. Fernando encarga a Espolín que haga salir a Elena del convento. Entonces aparece Don Gonzalo, nuevo Corregidor de Segovia y tutor de Elena, a quien los bandidos van a asaltar; Fernando le avisa del asalto, aunque éste no le hace caso, siendo desvalijado, y liberado después por Espolín, por orden de Fernando. Elena sale del convento, pero en ese momento llega Don Juan y Don Gonzalo, que se lleva a Elena, sin que Fernando pueda impedirlo. 

Acto II

En el palacio del Corregidor de Segovia. Don Gonzalo, acompañado por Elena, Espolín y calabaza, escucha una canción que suena en la calle, en la que se critica al Rey Carlos por exigir nuevos impuestos al pueblo. Se comenta que acaban de entrar los bandidos en Segovia, para apoyar a los comuneros dispuestos a sublevarse. Don Gonzalo, recién llegado a la ciudad, encarga al alguacil Calabaza que busque el domicilio de Don Fernando de Lara y le llame a su presencia; y a Espolín, a quien ha hecho alguacil en agradecimiento por haberle liberado, que busque a Ginés el espadero, pues sabe que ambos son personas influyentes en la nobleza y en el pueblo. Solos Don Gonzalo y Elena, se revela la trama argumental. El padre de ésta, antes de fallecer, concedió la mano de su hija a Don Juan, pero ella está enamorada de Fernando, que la había salvado de una revuelta en Madrid, y que más adelante le había declarado su amor. Al obligarla su padre a casarse con Don Juan de Astorga, la joven decidió ingresar en un convento. Don Gonzalo se considera obligado por la promesa del padre, pero no quiere hacer desgraciada a la joven, por lo que parece dispuesto a transigir. Llega Don Juan, que comunica al Corregidor las quejas del pueblo. Don Gonzalo le enseña un papel encontrado por los soldados junto al cadáver de un bandido, que está escrito con la letra de Don Juan, y éste le contesta que es la descripción de los rasgos del capitán de los bandidos. Espolín avisa de la revuelta popular contra los diputados que han votado a favor de todo lo que el Rey había pedido, y Calabaza anuncia la llegada de tres hidalgos. Don Gonzalo dice a Don Juan que el tema de su matrimonio debe tratarlos directamente con Elena; ésta, al ver a Don Juan, se quiere retirar, pero él le dice que su enamorado es un bandido. Espolín confirma a Elena que Fernando era uno de los bandidos. Llega Don Fernando, a entrevistarse con el Corregidor, siendo recibido por Espolín, que le reconoce. Elena le encuentra y le advierte de los peligros que corre. llega Ginés el espadero, que comenta las injusticias que realizas los hombres del Rey Carlos, animando a Fernando a servir a su patria. Sale Don Gonzalo, a quien Ginés expone los motivos por los que el pueblo se siente ultrajado, saliendo de la casa. Después Don Fernando se entrevista con Don Gonzalo, expresándole su amor por Elena. Entran Don Juan, los alguaciles y varios soldados, que identifican a Don Fernando con el capitán de los bandidos; Don Gonzalo comprueba que sus señas coinciden con las que el papel lleva escrito por Don Juan, pero Don Fernando abre la ventana y pide a Ginés y al pueblo de Segovia que le ayuden. Salen Don Juan y los soldados, y entra el pueblo con Ginés, proclamando la honradez de Don Fernando. Ginés le informa que ha comenzado la lucha de los comuneros, levantando el pendón de Segovia. Don Gonzalo ofrece a Fernando la mano de Elena si consigue calmar la sublevación, pero éste, leal a los comuneros, no puede aceptar. Don Fernando protege la huida de Elena, Don Juan y Don Gonzalo, que anuncia que el día siguiente Elena será la esposa de Don Juan. Estalla el motín en toda la ciudad, viéndose por los balcones la plaza iluminada, y escuchándose las campanas, ruido de espadas y cañonazos. 

Acto III

En el campamento de las tropas imperiales, junto a Segovia. Los soldados se disponen a entrar en Segovia tras la rendición de los comuneros, que aceptan su muerte. Ginés y Fernando son trasladados a una celda, a la espera de su ajusticiamiento, siendo separados por Espolín, que conduce a Don Gonzalo al lugar en que está Fernando. Don Gonzalo lamenta la situación, y sugiere a Don Fernando que, en lugar de morir en el cadalso a la vista del pueblo, beba un veneno y muera allí, dándole el bebedizo, que éste toma, cayendo al suelo. Don Juan quiere ver a su enemigo y conducirlo él mismo al suplicio, pero Don Gonzalo le reprocha su conducta. Elena, acompañada por Espolín, va a ver a Fernando, pero se encuentra con su amado muerto. Los soldados van a buscar al reo, y Don Gonzalo les dice que éste ha muerto. Al quedarse a solas Don Gonzalo y Elena junto al cuerpo de Fernando, éste vuelve en sí, pues había tomado un narcótico. Regresan los soldados y Don Juan para identificar el cuerpo de Don Fernando, pero Don Gonzalo hace frente a Don Juan, le dice que Fernando ha muerto por su culpa y le enseña el papel que Don Juan había escrito en el primer acto. Don Juan afirma ante todos que Don Fernando ha muerto, acabando felizmente la obra para los enamorados, que se escapan después de unirse en matrimonio.

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