El milagro de la Virgen (Argumento)

El milagro de la Virgen
El milagro de la Virgen, Zarzuela en tres actos se estrenó en el Teatro Apolo de Madrid, el día 8 de Octubre de 1884. Su libretista, Mariano Pina Domínguez. Música de Ruperto Chapí.

Acto I

En el patio de la alquería de Bernardo cantan las muchachas en torno a Gertrudis mientras preparan el altar de la Virgen. Gertrudis le pregunta a María que le pasa, pero ésta no le responde. Llega la procesión y Mateo celebra la fiesta de la patrona. Después de un baile popular, los habitantes se hacen eco de que todos los años tiene lugar un milagro en la aldea, Por su parte, Mateo comenta que dentro de poco tendrá lugar su boda con María. Cuando se van, Gertrudis le señala a Bernardo que su hija María lleva unos días triste mentando la posiblidad de que pueda estar enferma por lo que le prepara una tisana. Mateo señala a Bernardo que quiere casarse con María. Ante la extraña actitud de ésta, dejará un ramo en su ventana como prueba. Si al amanecer no cambia de sitio, significa que fijará la boda inmediatamente. Y si cambia, quiere decir que sus sentimientos están equivocados. Cuando María se queda sola se explaya señalando que otro amor más profundo anida en su corazón. Este no es otro que Roberto, con el que se funde en un abrazo apasionado cuando aparece. Sin embargo, Roberto tiene otras intenciones menos espirituales y urde un plan que les permita verse esa noche delante de la ermita para ser bendecidos. Paralelamente, María está disgustada porque se siente culpable por el amor de Mateo. Aparece el Conde y Gabriela que le profesa a María un gran cariño. Debido a la enfermedad del primero que le obliga a tomar las aguas, han decidido pasar a verlos. Al presentarles a Mateo, Gabriela sospecha que la actitud de María esconde algo. Se quedan solas y María le abre su corazón, a lo que responde Gabriela que ella también tiene un amado que se llama Beltrán. Al anochecer, Mateo trae las flores a la ventana de María. Sin embargo, María se ha decidido a encontrarse con Roberto cuando un profundo sueño parece impedírselo.

Acto II

Los aldeanos celebran la boda de Gabriela, la hija del Conde, que va atener lugar en los próximos días. Ella llega y señala su alegría, aunque la extraña desaparición de María empaña la posibilidad de que sea absoluta. Parece ser que había huido sin indicar donde, ya las flores, puestas por Mateo, habían sido arrojadas en el fango con la tristeza del lugareño. Sorprendiendo a todos, aparece María que comenta lo que le ha pasado. Afirma que se había dormido pero que, al final, había logrado vencer al sueño. Después de tirar las flores al fango, se había encontrado con Roberto. Sin embargo, al abrazarla éste, un terror profundo acabó alejándola del hombre al que aparentemente amaba. Luego, el miedo le impidió volver a la aldea. Gabriela le protege y le pide que no se aleje que le quiere presentar a su amado. Este no es otro que Roberto que ha estado cortejando a Gabriela con el nombre de Beltrán. Llegan buscan a María, su padre y Mateo. Ambrosio les comenta que no se preocupen que ella está allí y que todo ha sido fruto de una broma. Mateo reniega de haberla amado cuando de repente llega Roberto con la sorpresa de María. Ella le espeta si es el criado del Marqués, a lo que afirma él que sí. María siente brotar de nuevo el amor de su corazón y le comenta que quiere casarse con él, que su padre bendecirá la boda. Roberto, nervioso ante la posibilidad de que llegue Gabriela, se va. Llega Bernardo  y Gabriela le convence de que permita la boda de su hija con Roberto. Sin embargo con la llegada de éste, se descubre la trama. Gabriela se siente engañada y María también, con un dolor profundo. Culmina el cato, con el clamor general y la petición de María de que la Virgen le ayude.

Acto III

Se oye el sonido de una fiesta de aldeanos y aldeanas. Llega el pregonero que anuncia la subasta de los muebles de Bernardo, que ha fallecido, para poder pagar a los acreedores. El coro cuenta la historia de María que, maldita de su padre, ha huido del pueblo. Su padre, destrozado, abandonó todo y se arruinó. María baja de la montaña, miserablemente vestida. Entona una romanza en la que se muestra arrepentida. Cuando se entera del fallecimiento de su padre, el dolor le aflige y se verá incrementado al conocer que Mateo, ante el desprecio de ella, tras pasar por la guerra había perdido la vista. La subasta le rompe el corazón lo que hace que todos la reconozcan y la desprecien, excepto Mateo que sigue enamorado de ella. Le cuenta que su padre, en el lecho de muerte, la perdonó. Más tranquila, opta por entrar en un asilo para socorrer a los desgraciados. De repente, llega Roberto y le cuenta que Gabriela se casará con él, sólo si María vuelve con Mateo. Indignada, ésta le espeta su vileza y egoísmo. Al intentar agredirla, María se defiende y mata a Roberto con el puñal de éste. De repente, sin embargo, Gertrudis la despierta. Todo ha sido un mal sueño premonitorio. Llega Roberto, vestido como en el primer acto, y le echa en cara que no haya ido a la cita. Cuando Gabriela lo presenta con el Marqués que se va a casar con ella, María les pide que sean felices y le dice a él que todo ha sido por el milagro de la Virgen. Al final ella se casará con mateo a quien considera como único merecedor de su amor.

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