La marcha de Cádiz (Argumento)

La marcha de Cádiz
La marcha de Cádiz, Zarzuela cómica en un acto se estrenó en el Teatro Eslava de Madrid, el día 10 de Octubre de 1896. Sus libretistas, Celso Lucio y Enrique García Alvarez. Música de Quinito Valverde y Ramón Estellés.

La acción se sitúa en Castilla.

Acto I

Al lado de la casa del alcalde y de una confitería se encuentran unos mozos engalanándolo todo para recibir a unos invitados ilustres. El alcalde, el secretario –que tiene una forma de hablar pomposa y hueca-, y el confitero, supervisan satisfechos el trabajo. Mientras el confitero le pregunta al secretario que debe de poner en el cartel de bienvenida que hay delante de la confitería, el alcalde se ausenta y regresa disgustado, contando que ha recibido una misiva del gobernador pidiéndole que la banda del pueblo, para la que han enviado una subvención grande, que el alcalde y sus colegas han gastado en otra cosa, les reciba a él y al diputado que va a llegar, con los acordes de la Marcha de Cádiz. Se preocupan todos y Paredón, el dueño de la confitería propone contratar a un tal Pérez, músico prestigioso que reside en otra localidad. Todos de acuerdo planean contratar a unos cuantos músicos más y disfrazar a otros de músicos para que hagan de relleno y parezca una auténtica banda. Entretanto llega al pueblo un forastero persiguiendo, según dice, a la hermana del alcalde Doña Filo, con la que coincidió hace unos meses en Madrid en una pensión, y, con la que, pensando que tiene dinero, ha planteado casarse. Filo es a su vez pretendida por el confitero amigo de su hermano. Aparecen en escena Teodorico, que trabaja en la confitería y está ensayando un coro de señoritas para ganarse la voluntad de su suegro, y Clarita, que son novios en secreto, porque el padre de ella, Paredón, el dueño de la confitería, se opone a la relación El alcalde y el confitero confunden al pretendiente de Doña Filo con uno de los músicos, llamado Pérez, que viene de otro pueblo. Atilano que así se llama el pretendiente, no se atreve a deshacer el equívoco y se hace pasar por el músico, aunque no sabe tocar. En las siguientes escenas aparecen cuatro músicos contratados para la ocasión: un flautín, Desgracias, un trompa, un fagot, y otro que toca los platillos, pero que viene a reforzar al clarinete. En la trastienda de la confitería se encuentran Paredón, el carpintero, Desgracias, el flautista y los otros músicos, Paredón les dice que tendrán que tocar la Marcha de Cádiz dirigidos por Pérez que según dicen es un músico notable. Entretanto Teodorico planea descubrir el engaño y ganarse así el favor de su futuro suegro. Finalmente Atilano consigue hablar con Desgracias y decirle lo que sucede; le pide ayuda y pretende que éste se oculte detrás de la puerta y toque mientras él simula tocar; a cambio le ofrece dinero. Entran el alcalde, el secretario, Paredón, Tapia, Teodorico, Doña Filo y Clarita que vienen a oírles. Comienza a tocar Desgracias según lo pactado y Atilano a simular que toca, y todos están encantados de la pericia del supuesto Pérez. En este momento aparece un mozo que viene a avisar de que Pérez no podrá venir por hallarse enfermo y se descubre todo el engaño. Atilano confiesa que realmente está enamorado de Clarita, no de Filo, que le parece una  vieja. Finalmente todo se arregla y el alcalde contrata al flautín para que dirija la Marcha de Cádiz.

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