Manuelita Rosas (Argumento)

Manuelita Rosas
Manuelita Rosas, Zarzuela en tres actos se estrenó en el Teatro Calderón de Madrid, el día 21 de Enero de 1941. Su libretista, Luis Fernández Ardavín. Música de Francisco Alonso.

En la Pampa argentina hacia 1840.

Acto I

Tras un telón corto en el que se glosa la figura histórica del libertador Juan Manuel de Rosas, varios personajes de origen español, entre ellos el pintoresco Emperaor, se mezclan con los oriundos de Argentina. El caballero andaluz Rafael Mendoza, que tuvo que dejar España por liberal y que en Argentina tenía una rica herencia, saluda a los congregados y canta con ellos a su tierra. Luego, a solas con Chonita, joven pampera y doncella de Manuelita, confiesa su interés por la protagonista. De pronto, se oye cantar tras una celosía cercana: es Manuelita que pide amparo y protección a la Virgen para su padre, allá donde se encuentre. Se produce una escena de galanteo entre Rafael y Manuelita en la que él pide una prueba y ella le entrega un pañuelo rojo. Al irse, Rafael se encuentra con Ramón Maza que, aunque viste uniforme de coronel de las milicias de Rojas es, sin embargo, un unionista infiltrado que lucha contra los federalistas de Rosas y descubre que Rafael está en ese mismo partido. Algo más tarde llega Rosa Fuentes, prima de Manuelita y novia de Ramón que habla con ella acerca de Manuelita, a la que considera una hermana: sus padres eran buenos amigos y ellos se habían criado juntos; ahora, sin embargo, Ramón y Manuelita estaban en partidos contrarios, pero Rosa no lo sabe. Entra en escena Gilillo, pícaro criado de Rafael que habla con Chonita, la corteja y juntos bailan una pavana de moda. Manuelita y Ramón hablan del libertador y el le anuncia que tiene ya la aprobación para casarse con Rosa. Manuelita finge alegría, pero al quedarse sola, canta su decepción porque ella siempre había estado enamorada ocultamente de Ramón. Chonita llega con carta de Rosas para su hija: quiere que vaya cuanto antes a su encuentro en Buenos Aires y, como escolta, le envía a su fiel Terrero. Los preparativos del viaje son interrumpidos por Eugenia, una bella mestiza antigua amante de Rosas, que advierte a Manuelita que debe tener cuidado pues se está preparando una conspiración contra el libertador. Entra Rafael y recuerda a Manuelita la escena de la celosía. Ella le pide que se mantenga neutral en la lucha de unionistas y federales y reclama su pañuelo, pero como él no quiere devolverlo, le da a cambio su corbata celeste de unionista y confiesa que, aunque se había acercado a ella inicialmente para sonsacar secretos de Rosas, ahora está realmente enamorado, se pone el pañuelo rojo y reniega de los unionistas, pero no se da cuenta de que está siendo observado por el Resero, otro espía unionista. El acto concluye con una fiesta.  

Acto II

En el camino hacia Buenos Aires, con una caravana de carretas, Rafael siente celos de Terrero que no se aparta de Manuelita. Ramón se interesa por las pretensiones de Rafael sobre Manuelita, luego, Rosa que ya es su esposa, le dice todo lo que debe al libertador, pero él, aparte, se reafirma como unionista. Eugenia escucha una conversación de Ramón con el Resero en la que ambos se ponen de acuerdo para matar a Rafael –que al lucir el pañuelo rojo piensan que les va a traicionar- y al propio Rosas. Tras una fiesta improvisada en el descanso de la caravana, Rafael y Terrero disputan por Manuelita y acaban retándose a duelo. Eugenia avisa entonces a Manuelita de la trama que ha escuchado: Rafael es leal y van a tratar de asesinarle esa misma noche. Llega entonces Juan Manuel de Rosas, pero la alegría general es interrumpida por los gritos del duelo. Rosas se extraña de que uno de los que se baten sea Terrero a quien había confiado la custodia de su hija. Manuelita, por su parte, ordena a los soldados que prendan a Rafael y éste queda completamente sorprendido por ello. El acto prosigue en la prisión bonaerense Cuartel del Retiro custodiado por los feroces mazorqueros de Rosas a los que se ha unido el Emperaor como sargento. Cuando se van los otros mazorqueros, el Emperaor habla con Gilillo, que decidió acompañar a Rafael a su encierro. Ambos se extrañan de que les traten tan bien en la cárcel, y comentan que Ramón y todos los conjurados han sido descubiertos y están también encerrados. Rafael está sólo y desengañado en su celda cuando Manuelita se presenta para visitar a Ramón que se da por perdido y le pide que rece por su alma. Tras declararle su amor, liberarle y sacarle de la confusión en que se encuentra: ella mandó que le encerraran con el fin de evitar su muerte. Por último, Manuelita le anuncia que en España hay nuevas revueltas y le anima a volver porque, en su situación, su relación no tiene futuro.

Acto III

En el Jardín de la Quinta de Palermo, propiedad de Rosas, se celebra una fiesta en honor a Rafael como desagravio por haberle tenido encarcelado. Al fondo, en la distancia, se ve una fragata española con su bandera ondeante. Chonita está dispuesta a acompañar a Gilillo a España sin saber que éste tiene allí esposa y lo que quiere es arreglar el casamiento de Chonita con el payador Chucho quien, desde hace mucho tiempo, está enamorado de ella. El Emperaor ahora es un elegante lacayo de los Rosas. Entra Manuelita rodeada por un grupo de caballeros que la galantean y, cuando se marchan, aparece Rosa para pedir el favor de Manuelita para el indulto de su esposo Ramón condenado a muerte. Cuando llega Rosas, ambas se aprestan a implorar el perdón y él concede una última entrevista a Ramón. Después, Rafael y Terrero se reconcilian y éste deja vía libre a la relación de Rafael y Manuelita. Pero Rafael ya ha decidido volver a España y se lo comunica a Manuelita que está de acuerdo. Rosas, que ha escuchado los exaltados y patrióticos argumentos de Rafael, le felicita por su decisión. Al despedirse definitivamente Rafael, Cuitiño, un mensajero enviado por Rosas para detener la ejecución de Ramón y concederle una nueva entrevista, le comunica que llegó tarde y que la sentencia se había cumplido. Termina así, con más sombras que luces, la zarzuela.

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