Los voluntarios (Argumento)

Los voluntarios
Los voluntarios, Zarzuela cómica en un acto se estrenó en el Teatro del Príncipe Alfonso de Madrid, el día 28 de Julio de 1893. Su libretista, Fiacro Yrayzoz. Música de Gerónimo Giménez.

La acción tiene lugar en un pueblo de Aragón a principios de 1860.

Acto I

Cuando se levanta el telón aparecen los dueños de la posada del pueblo, el señor Basilio y la señora Valeriana que sale con los periódicos en la mano, comentando las victorias de la caballería española sobre las marroquíes. De repente entra Agapito, el secretario del ayuntamiento que reclama en nombre del alcalde, que se hagan cargo de la manutención de los voluntarios catalanes que van a la guerra y se detienen allí a descansar. Aparece Melitón, el sacristán que, en un soliloquio, sólo se plantea hablar con Rosa, con indignación del tío Pedro que, desde lejos, le amenaza. Melitón se pone nervioso y, de repente, llegan unos mozos del pueblo dispuestos a castigarle y divertirse con él por las jugarretas que, a su vez, el sacristán les ha hecho. Le mantean y cuando barajan otras bromas, se escapa. Se oyen las cornetas y los tambores y llegan los voluntarios desfilando. Agapito organiza su hospedaje. Se quedan Agapito, el tío Pedro y Basilio hablando, lo que sirve de excusa para exaltar las virtudes de los voluntarios. Entre ellos está Farrés que reconoce en Basilio a su amigo de Zaragoza, donde vivieron juntos. Valeriana sale y comenta que ha preparado un guiso de bacalao con menta y yerbabuena, que ha sacado de un periódico: Aprovechando que todos andan confundidos, Melitón se encuentra con Rosa. Cuando el sacristán le declara su amor, ella se muestra arisca y le señala que quiere a alguien con coraje. Ante esta actitud, Melitón le dice que quiere dejar de ser sacristán y asumir otro trabajo. Envalentonado, se plantea enfrentarse a otros derroteros, cuando llegan Rufino y Cosme. Estos le dicen que si les invita a beber, le protegerán de los otros mozos. Les pide que le ayuden a raptar a Rosa, para vengarse del tío Pedro. Aceptan, engañándole, porque en realidad pretenden tomarle el pelo. El voluntario Farrés descubre en Valeriana, hermana del alcalde, a una mujer con la que tuvo una estrecha relación en el pasado tanto personal como profesional. Cuando ella se va, Melitón le pide a Farrés consejo y éste le cuenta que la única manera de conquistar a una mujer es por el valor. Melitón afirma que esta noche va a dar muestra de él. Al irse, llegan todos y Rosa canta una jota que levanta el ánimo general. Cuando Farrés le cuenta a Basilio que ha encontrado a su antigua novia, le descubre que es su mujer, con el bochorno de ambos. Llega Agapito que anuncia que Melitón se ha caído a un pozo. Cuando lo sacan, aparece avergonzado y señala que se va a alistar entre los voluntarios con la alegría general. Como epílogo musical, se describe la entrada de Prim, junto a los voluntarios catalanes en el campamento marroquí y la conquista de dicho campamento.

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