Black el payaso (Cantables)



BLACK EL PAYASO



Opereta en un prólogo y tres actos.

Libreto: Francisco Serrano Anguita.

Música: Pablo Sorozábal.

Estrenada en el Teatro Coliseum de Barcelona el 21 de abril de 1942.

Acción en París, en un teatro de variedades y luego en Orsonia, un reino imaginario.


ARGUMENTO


La acción se sitúa en París (prólogo y primer acto) y en el Palacio Real de San Telmo, capital del imaginario país de Orsonia.
Primero nos encontramos en el Teatro Alhambra, en el cual actúan Black and White, “los payasos más serios del mundo”.
Los artistas saludan desde la escena al público imaginario y dan principio a su actuación. Transcurrido un rato, aparece en uno de los palcos proscénicos la Princesa Sofía de Suevia, la Condesa de Saratov y el Barón de Orsava. Al ver a la Princesa, Black queda como deslumbrado e interrumpe su labor para contemplarla, con gran desconcierto de su compañero que trata de disimular como puede ante el público la actitud de Black.
Tras unas breves palabras entre ellos, Black pide a White que anuncie al público que va a tocar la “Melodía de la estepa” en lugar de “Obertura futurista” programada. Mientras toca el violín, se va acercando lentamente hacia el palco ocupado por la Princesa. Luego deja de tocar y entona una bella canción. La Princesa al oírla fija su atención en el payaso y poniéndose en pie muy alterada pide que hagan callar a ese hombre. Sufre un desmayo, con el consiguiente revuelo, y sus acompañantes la sacan del palco.
La acción se traslada a un saloncito de la aristocrática mansión que la Princesa Sofía ocupa en París en compañía de su hermana la Gran Duquesa Catalina Feodorovna. Un redactor de “Le Journal”, Marat acude a pedir información sobre los sucesos de la noche anterior en el Teatro Alhambra. Sofía sigue indispuesta y su hermana, mujer alegre y bella, informa al reportero que los dos payasos son de Suevia, de donde las dos Princesas y gente de su séquito lograron escapar tras la revolución. Al ver a sus compatriotas, Sofía experimentó una gran emoción. Catalina, no exenta de coquetería, relata algunas incidencias de su huida, dando lugar a un chispeante duelo cómico con Marat. Aparecen después Sofía y el viejo Barón de Orsava. Entonces nos enteramos de que la princesa ha pedido a Black que la visite aquella misma tarde. Según confiesa el Barón, la “Melodía de la estepa” fue compuesta para ella por su prometido el Gran Duque Daniel de Orsonia, del que nada ha vuelto a saber. Como solo el Duque podía conocer aquella música, Sofía sospecha que Black es el mismo Daniel, que se hace pasar por payaso. De ahí su emoción cuando creyó reconocerle al escuchar esa música.
Llega por fin Black y al quedarse solo con la Princesa, ésta intenta hacerle confesar que es el Duque Daniel. Black, que está realmente enamorado de la Princesa, se resiste, pero al final acaba por aceptar el amor que ella le ofrece, sin que lleguemos a conocer cuál es en realidad su verdadera y misteriosa personalidad. Cuando Black y Sofía están abrazados, tras un apasionado dúo, entra White, quien, dándose cuenta de la situación, trata de sacar partido de la feliz confusión. Convencida Sofía de que Black es Daniel, el Rey de Orsonia, le insta para que vuelva a su reino, cosa que, una vez aquietada la revolución, no parece difícil.
Nos hallamos ahora en el Palacio Real de San Telmo, capital de Orsonia, en el despacho del Rey Daniel I. Aparecen las Princesas y su séquito, con damas de la corte de Orsonia, mujeres y hombres del pueblo, militares y caballeros de la Corte. Todos rinden pleitesía al Rey -Black-, que permanece indeciso y con cierta timidez. El Rey, y especialmente su primer ministro Tarnevitz -White-, han resultado ser dos grandes estadistas y el pueblo se muestra satisfecho. Catalina quiere preparar con toda dignidad y solemnidad la boda de Sofía y Daniel, según los cánones que constan en el “Cronicón de actos y ceremoniales del Gran Ducado de Orsonia”. Cuando todos desaparecen, Black -Daniel-confiesa al fin, en un soliloquio cómo la fuerza del amor ha tenido la virtud de convertir a un payaso en un Rey. Sale Black y aparecen Catalina, la Condesa, el periodista Marat y el Barón. Una vez desaparecidos los cuatro personajes anteriores, entran en escena dos visitantes a los que el Rey ha concedido audiencia. Se trata del pianista Dupont y de Zinenko. Este último fue guardabosques de una finca propiedad del Gran Duque Daniel.
El viejo está lleno de recuerdos sentimentales sobre el actual Rey. Incluso le enseñó una canción “Adiós a la siega”. Entra Black que, aunque recibe cariñosamente a Zinenko, no le reconoce, como es natural, causando un gran desconsuelo en el antiguo guardabosques. Quedan solos Dupont y Black. A las primeras palabras se observa que aquél conoce íntimamente las particularidades del palacio. Incluso haciendo jugar los tableros del escritorio, pone al descubierto un escondite automático secreto de la pared.
Ante el asombro de Black, Dupont declara al fin que él mismo es Daniel Estebanoff Príncipe de Orsonia, y que el deseo del Emperador de casarle con Sofía, estando él enamorado de otra mujer, fue lo que le indujo a abandonar su patria. Black, digna y honradamente, pone a su disposición el trono, pero no es esto lo que le interesa al verdadero Daniel, que vive feliz con su mujer y su hijo, sino sencillamente conocer al hombre que ha usurpado su nombre. A continuación Black descubre su verdadera personalidad. Es Alejo Ivanich, hijo del orfebre real, el que realizó la plancha de oro en la que iba esmaltada la “Melodía de la estepa”. Enamorado de la bella y para él inaccesible Princesa, aprendió la melodía en su violín. Aparece ésta en el despacho y Dupont se retira, ofreciendo tocar el piano en la fiesta de aquella noche. Sofía ríe ante la bohemia figura del pianista sin sospechar su auténtica identidad. Black, decidido a explicar la verdad de todo, queda desolado al comprender que a quien ama Sofía en él, no es a Black el payaso, sino al Príncipe de Orsonia.
Se ha hecho de noche. La fiesta está terminando en el salón contiguo. Dupont, seguido de Zinenko, entra en el despacho para descansar después de su concierto. Zinenko sigue desconsolado porque el Rey no le ha reconocido. Daniel, enternecido, le hace ver que la etiqueta no consiente al Rey mostrarle su afecto. En prueba de ello, canta al anciano la canción “Adiós a la siega”, simulando que se la ha enseñado el mismo Rey. Aparecen después los invitados que van retirándose poco a poco, dejando solos a Sofía y Black.
Este, decidido a todo, explica claramente a Sofía que no es el Príncipe Daniel sino Black el payaso y que por amor, y no por ambición, se dejó llevar ante el error de ella.
Sofía horrorizada, le rechaza violentamente y huye sollozando. Black avisa a White, le pone en antecedentes de que todo ha sido descubierto y que, por tanto, deben huir y volver a su vida de payasos. Mientras Black marcha a vestirse, White, previendo algaradas revolucionarias aquella noche, llama por teléfono a Jefatura para que la guardia de palacio esté prevenida. Vuelve Black, de paisano, y cuando los dos amigos van a marcharse oyen acercarse cantando a los revolucionarios. Inmediatamente aparece Sofía sobrecogida y después entra Dupont. Haciéndose cargo rápidamente de la situación Black ordena a los dos que se escondan, accionando la puerta secreta. Luego se retira con White. Se acerca la turba e irrumpe con violencia en el despacho, quedándose de una pieza y en silencio cuando ven aparecer, tras las cortinas, a Black y White, vestidos de payasos. Éstos reproducen su cómica escena del principio y, pese a la furia del capitán de los revolucionarios, éstos se paralizan y ríen con las gracias de ambos artistas, dando así tiempo para que lleguen los cosacos que ha previsto White.
Una vez salvada la vida de la mujer que ama, Black se despide tristemente. Sale con White para volver a cambiarse de traje, y entretanto, Dupont y Sofía deciden no dejarles marchar. Cuando regresan y Dupont le pide que se quede, Black se niega alegando que él no es el Rey, pero Dupont le calla diciendo que “si alguien le exigía probar su soberanía, bien lo ha demostrado hoy”.
Sofía le ruega también que se quede, confesándole que es a él y no a Daniel a quien ama. Black acepta por fin, mientras la multitud jubilosa les vitorea desde el exterior.


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Personajes:

Sofía: Princesa de Surevia, enamorada de Black.
 
Catalina: Hermana de Sofía.

Black. Payaso que es confundido con el Príncipe Daniel.
 
White: Otro payaso.
 
Dupont: Verdadero Príncipe Daniel, pianista en el exilio.
 
Marat: Periodista francés
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Números musicales:

Prólogo: “Ilustre concurrencia”: (Black, White)
Dueto cómico de Catalina y Marat “Dos besos míos…Catalina, Catalina”: (Catalina, Marat)
Romanza de Sofía “Yo que jamás había sentido…Princesita de sueños de oro”: (Sofía)
Dúo de Sofía y Black “Para mi príncipe…Yo soy un payaso loco”: (Black, Sofía)
Romanza de White “Aunque todos nos daban por muertos”: (White, Black)
Final del Acto I “Sofía ¿Qué ocurre?: (Black, Catalina, White)
Escena “Para ofrecer a nuestra soberana”: (Black, Sofía)
Romanza de Black “Hacer de un mísero payaso”: (Black)
Cuarteto cómico “Ya se encontró…Y la novia con traje bordado”: (Catalina, Marat, Condesa, Barón)
Dúo de Black y Dupont “Dibujos de clara belleza…Tengo dos hijos que adoro”: (Black, Dupont)
Dúo final del Acto II entre Sofía y Black “¡Ay, Daniel! ¡Ay que gracia, Daniel! ..... ¡Di que quieres a Black el payaso!: (Sofía, Black)
Romanza de Dupont “Deja la guadaña segador”: (Dupont)
Final del Acto III “Al habla ¿jefatura?: (Black, Catalina, White, Dupont)


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ACTO I

Al levantarse el telón de boca, se verá otro en el que habrá pintado, muy al estilo moderno, un llamativo cartel de circo: dos payasos, uno con traje negro y gola blanca, y otro con ropaje blanco y gola negra. La leyenda del cartel dice: Alambra Sensacional Atracción Black & White Los payasos más serios del mundo.
A los pocos momentos se alza este nuevo telón. La escena aparece cubierta con amplias cortinas de tono gris o marrón. Convenientemente colocados, habrá un muy decorativo xilofón, o cualquier otro instrumento, propio de los excéntricos musicales, y dos taburetes, esmaltados de blanco. Sobre uno de ellos, un violín, y sobre el otro, una guitarra; ambos muy llamativos y con incrustaciones nacaradas y adornos de lazos de seda. Y comienza el “Prólogo”.

Prólogo: “Ilustre concurrencia”: (Black, White)

BLACK
Ilustre concurrencia,
flor de elegancia, espuma de opulencia,
honra de los salones,
gala y pasmo de todas las naciones.

(White, haciendo como si cantara, imita todos los gestos y ademanes de Black, y mientras éste fila su nota, hace extraños gestos para contener un inoportuno estornudo, que al cabo se le escapa ruidosamente.)

WHITE
¡Atchisss!
Pecheras distinguidas
que en los palcos lucís brillo y tiesura,
con almidón y plancha conseguidas...
a fuerza de paciencia y mano dura...

BLACK
Presumidas madamas respetables
que, faltas ya de encantos peregrinos,
llevan en los escotes venerables...

WHITE
Huellas de venerables pergaminos.

BLACK
Muchachas pizpiretas
que vienen a soñar en las lunetas...

WHITE
Mientras vigilan las mamás sus sueños
quedándose dormidas como leños...

BLACK y WHITE
¡O pensando, con pena y con desgana
en qué pondrán para almorzar mañana.
Señores de agrio gesto
a quienes da un mal rato
el potaje indigesto,
el potaje indigesto
y no pueden tomar,
y no pueden tomar,
y no pueden tomar, bicarbonato.

BLACK
Algún pollo...

(White imita alegremente el canto del gallo.)

o pollastre,
que acompaña a su novia en cuarta fila
y observa que el sastre
con un bastón de nudos lo vigila.
Toda la oscura masa,
cada cual con su amor y sus apuros.

WHITE
(Haciendo como si fumara.)
¡Y vaya puros!...

(Ambos marcan unos pasos de baile.)

BLACK y WHITE
Que hay que pagar la casa;
que hay que buscar diez duros;
que hay que estar tempranito en la oficina;
que un acreedor nos hace tragar quina;
que hubo que despedir a la fregona,
porque nos resultaba una sisona...
¡Ay, ay, ay, que se acabó el dinero
y está al caer la cuenta del tendero!
¡Todos con sus problemas,
con su malestar y sus fracasos,
vienen a olvidar sus malos trances
con los chistosos lances
de dos pobres payasos!
¡Y hay quien dice que da preocupaciones
gobernar a las naciones!
¿Y gobernar al público, no es nada?
¿Y gobernar al público, no es nada?
Hacerle coincidir en la palmada,

(Aplauden ambos.)

en el suspiro suave,

(Suspiran cómicamente.)

en la alegre risotada,

(Ríen con fuerza, para cambiar de gesto en una transición brusca y adquirir una seriedad casi dramática.)

o en el pensamiento grave.

(De nuevo se dibujan las sonrisas en sus rostros.)

Que hay que pagar la casa;
que hay que buscar diez duros;
que hay que estar...

(Black deja de cantar. White continúa la frase.)

WHITE
...tempranito en la ofi...

(También se interrumpe White. En uno de los palcos proscenios del teatro, han entrado la Princesa Sofía de Suevia, la Condesa de Saratov y el Barón de Orsava. Las damas visten traje de noche y el Barón, de “smoking”. Sofía es una mujer joven, bella, de gran elegancia y distinción. La Condesa pasa de los cincuenta años y el Barón de los sesenta. Al ver a la Princesa, Black quedó como deslumbrado e interrumpió su labor para contemplarla absorto. Al darse cuenta de ello, White, inquieto, se acerca a él para preguntarle a media voz:)

(Hablado sobre la música)

WHITE.- ¿Qué tienes?

BLACK.- ¡Nada!... ¡Déjame!...

WHITE.- Pero, oye... ¡Despierta!

BLACK.- ¡Déjame!

(White procura disimular y dice, dirigiéndose otra vez al público:)

WHITE
¡Este Black es un ganso!
Ahí lo tenéis en su lugar descanso,
negro como conciencia de usurero,
triste como un artículo de fondo,
formal como pedante majadero,
serio y callado, el pensamiento hondo...

(Black coge el violín que hay sobre uno de los taburetes.)

Frío de gesto y en palabras parco...
va a rascar las tripas con el arco.
¡La seriedad del burro, a cierta gente,
le da reputación de inteligente!
Pues de tal seriedad o lo que sea
es de lo que éste músico alardea
y le molesta verme hacer el paso
y cumplir mis deberes de payaso
Pero, en fin, ponte grave, violinista;
rasca las tripas, la atención reclama...
¡y a tocar la “Obertura futurista”,
que es de lo más gracioso del programa.

BLACK.- (Rápidamente y a media voz.) ¡No, eso no! ¡Otra cosa!

WHITE.- (Desconcertado.) ¿Qué dices?

BLACK.- Voy a tocar algo mejor.

WHITE.- Pero... ¿qué?

BLACK.- “Las melodías de la estepa”. ¡Anúncialo!

(Se advierte bien que el diálogo es improvisado y que no lo ensayaron los payasos. White mira con asombro a Black, que, muy emocionado, contempla con melancólica atención a la Princesa Sofía acodada en la barandilla de su palco. Encogiéndose de hombros, White dice al público, con algún azoramiento:)

WHITE
Black, que está medio loco, y que procura
hacer las cosas sin que yo las sepa
en vez de la “Obertura”
va a tocar... las “Melodías de la estepa”.
Serán bonitas; pero yo confieso
que no sé lo que es eso,
y que lo que ha de hacer mi camarada
no es cosa por nosotros ensayada.

(White se aparta de la zona luminosa del foco y se dirige al fondo, sentándose en el taburete en que estaba la guitarra, con la cual simula acompañar a su camarada. Ahora solo se ve a Black, negro y erguido bajo el chorro de luz de distintos colores. El artista empieza a tocar el violín en el último término y se va acercando lentamente hacia el proscenio que ocupa la Princesa. Luego deja de tocar y canta.)

(Cantado)

BLACK
Princesita de sueños de oro,
te doy un tesoro
con esta canción.
¡Quiera Dios que la música mía
resuene algún día
en tu corazón!
Princesita de sueños de oro
te...

(La Princesa, que oía indiferente y como ajena al espectáculo, se estremece y fija su atención en el payaso, para acabar poniéndose en pie, engarfiadas las manos en la barandilla, y no pudiendo contenerse, exclama:)

(Hablado sobre la música)

SOFIA.- ¡Oh, Dios mío! ¿Esto, qué es? (La Condesa y el Barón acuden junto a ella.)

CONDESA.- ¡Alteza!...

BARON.- Señora... ¿qué ocurre?

SOFIA.- ¡Esa música!... ¿Por qué canta este hombre esa música? ¡Que calle!... ¡Mandadle callar!...

(Rompe a llorar.)

WHITE.- ¡Calla, Black! Una señora se ha puesto enferma.

(La Princesa, en efecto, parece desvanecida entre los brazos de la Condesa y el Barón, que la sostienen apuradísimos. White, alarmado, va a una de las laterales, por la que asoman, curiosos, algunos artistas del circo. Sale, vestido de frac, el Director de Escena.)

DIRECTOR.- Perdón... Un momento... ¿Qué fue?

BARON.- ¿No se enteró aún?

CONDESA.- La Princesa Sofía de Suevia se ha desmayado.

BARON.- ¡Y necesitamos un médico!

DIRECTOR.- Si llevásemos a Su Alteza a la Dirección... Comprendan que el espectáculo...

BARON.- ¡El espectáculo somos nosotros! ¡Peste de titiriteros!

CONDESA.- Ya se reanima... (A Sofía.) Señora, sosiéguese.

SOFIA.- (Reaccionando.) ¡Vámonos!... ¡Esa música!... ¡Vámonos de aquí!

BARON.- Ahora mismo... Apóyese en mi brazo, Alteza.

SOFIA.- Sí, vámonos... ¡Esa música!... ¡No quiero oír esa música!

(Se dispone a abandonar el palco, en unión de sus acompañantes. El Director de Escena dice al público:)

DIRECTOR.- Rogamos al respetable público que dispense esta momentánea interrupción. El telón caerá unos minutos, para que Black y White, los artistas inimitables, vuelvan a ordenar su trabajo. Ellos se esforzarán como nunca, para compensar a sus admiradores de este pequeño percance... ¿Verdad, White?... ¿Verdad, Black?

(White asiente. Black no contesta. Queda cabizbajo, mirando con melancolía al palco proscenio que acaba de abandonar la Princesa. Cae el telón y antes de que se enciendan las luces de la sala, vuelve a abrirse para que comience el primer acto de la obra.)



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ACTO PRIMERO

Saloncito de la villa que, en un barrio aristocrático de París, habitan la Princesa Sofía de Suevia y su hermana, la Gran Duquesa Catalina Feodorovna. En el ángulo derecha del foro, una ancha puerta da paso al vestíbulo, por el que se va al jardín. Dos puertas en el lateral izquierdo. Una chimenea de mármol, apagada, sobre la que hay varios objetos de arte y algunos retratos con valiosos marcos. Riqueza y buen gusto en los muebles, lámparas, tapices y demás detalles. Comienza el acto en una tarde del mes de mayo. En el jardín, que se divisará por amplios ventanales abiertos en el foro, luce un sol tibio y dorado.


Dueto cómico de Catalina y Marat “Dos besos míos…Catalina, Catalina”: (Catalina, Marat)

CATALINA
¡Dos besos míos!
¡Dos besos míos
en aquellas barbazas revueltas
que envidiaban los machos cabríos!

MARAT
¡Yo no lo creo!
¡Yo no lo creo!
¡Una dama de rango y de alcurnia,
“osculando” a un granuja tan feo!

CATALINA
Pues se los di...
Y no me desmayé.

MARAT
A ese “mujick”
por siempre envidiaré.

CATALINA
¡Dos besos míos!
¡Dos besos míos
en aquellas barbazas revueltas!...

MARAT
¡Hay que ver!
¡Hay que ver! ¡Ay, qué tío!

CATALINA
¡Pobre de mí!
Yo me eché atrás...

MARAT
(Insinuando un beso.)
¿Y él hizo así?

CATALINA
Un poco más...

MARAT
(Insistiendo.)
¿Así?

CATALINA
¡Quizás!...
¡Pobre de mí!
Yo me eché atrás...

MARAT
¿Y él hizo así?

CATALINA
Un poco más...

MARAT
¿Así?

CATALINA
Un poco más...

MARAT
¿Así?

CATALINA
Más... más...
Y me decía el “mujick”
lo que no escuché jamás.
“Catalina, Catalina,
son tus labios de coral
una rosa peregrina
enredada en un zarzal”.

MARAT
Catalina, Catalina,
yo no he visto cosa igual.
¡Una boca purpurina
dando besos a un chacal!

CATALUNA y MARAT
Catalina, Catalina,
yo no he visto cosa igual.

(Sofía explica porqué la música de Black le había impresionado tanto. Fue un regalo de su prometido, el Gran Duque Daniel Estebanoff, Príncipe de Orsonia, al que apenas conoció)


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Romanza de Sofía “Yo que jamás había sentido…Princesita de sueños de oro”: (Sofía)

SOFIA
Yo, que jamás había sentido
las inquietudes del amor,
no vi hasta entonces a mi prometido
que para mí buscó el emperador.
Fue mi sueño infantil,
y recuerdo de él
el semblante borroso
y el mirar cariñoso
del Gran Duque Daniel.
En Francia se educó,
y tuvo aquí, en París,
mujer que le adoró...
¡Y la dejó por mí!
¡Por mí!
Desdeñaba las glorias
de la corte imperial,
y en la música puso
su entusiasmo cordial.
Y queriendo el Gran Duque tener
un recuerdo de amor para mí,
me brindó la sencilla canción
diciéndome así:
“Princesita de sueños de oro,
te doy un tesoro
con esta canción.
¡Quiera Dios que la música mía
resuene algún día
en tu corazón!
¡Princesita de sueños de oro
te doy un tesoro
con esta canción...”
Aquel afán que me aturdía
tuvo un final desgarrador,
porque la muerte, que nos perseguía
vino a romper los planes de mi amor.
Destrozó mi país
la tragedia cruel,
y, entre fuego y metralla,
en la dura batalla,
cayó el Duque Daniel.
Luchando sin cesar
el príncipe murió,
y se deshizo así
el sueño de mi amor...
¡Mi amor!
Se acabaron las glorias
de la corte imperial,
y en la fuga cobarde
se apagó mi ideal.
Y ahora vuelve su dulce canción,
despertando recuerdos en mí,
y su voz me parece escuchar
diciéndome así:
“Princesita de sueños de oro,
te doy un tesoro
con esta canción.
¡Quiera Dios que la música mía
resuene algún día
en tu corazón!
¡Princesita de sueños de oro
te doy un tesoro
con esta canción!...”

(Sofía que ha llamado a Black a su casa, se empeña que él es Daniel Estebanoff por conocer la canción, y Black que está enamorado de Sofía, termina cediendo.)


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Dúo de Sofía y Black “Para mi príncipe…Yo soy un payaso loco”: (Black, Sofía)

(Se van White y el Barón de Orsava. Black, solo en escena, curiosea en torno suyo. Sus ojos se fijan en los retratos colocados sobre la chimenea. Va hacia allí y examina con mucha atención uno de ellos. El de la Princesa Sofía, leyendo su dedicatoria.)

BLACK
“Para mi Príncipe, rendidamente...”

(Deja el retrato.)

¡Rendidamente!
¡Y mil recuerdos hechos hoguera
que están ardiendo bajo mi frente!
¡Rendidamente!
¡Quién lo dijera!...

(Por la izquierda, primer término, sale la Princesa Sofía. Viene muy agitada, aunque procura aparecer tranquila y aún desdeñosa. Contesta al respetuoso saludo de Black con una leve inclinación de cabeza.)

SOFIA
Si hasta mi casa le he llamado,
disculpe mi atrevimiento.

BLACK
Sólo con verla estoy pagado,
y con servirla estoy contento.

SOFIA
Anoche, con mi desmayo,
quizá pudiera juzgarme mal.

BLACK
Bendije aquel accidente,
porque halagaba mi vanidad.

SOFIA
Oyendo sus “Melodías”
estuve a punto de enloquecer.

BLACK
Con ellas rendí homenaje
a quien me honraba con su interés.

SOFIA
Pero...
¿cómo llegó a sus manos la canción?

BLACK
No puedo darle
Ninguna explicación.

SOFIA
¿Y no ha de hablar
si se lo pide una mujer?

BLACK
Debo callar
cumpliendo mi deber.

SOFIA
En París volví a escuchar
lo que nunca sospeché...
¡y ahora debo preguntar
quién es usted!

BLACK
¿Quién soy yo?
¿Quién soy yo?
Yo soy un payaso loco
que estruja un poco
su corazón,
y ve que la sangre brota
de cada nota
de su canción.

(Apasionadamente.)

¡Canción que llevo conmigo
como un castigo
y un dulce afán;
canción en que mis dolores
y mis amores
unidos van!
Yo soy un artista
sin patria ni hogar,
que ríe en la pista...
¡queriendo llorar!
Dejad que el payaso inquieto
guarde el secreto
de este placer,
sintiendo el alma abrasada
por la mirada
de una mujer.
Dejad que calle el payaso
y pida vuestro perdón,
y que, vencido
por su fracaso
bajo el vestido
de negro raso...
¡estruje su corazón!

SOFIA
(Que ha oído a Black como en éxtasis.)
¿Quién me habla así?
¡Tú eres Daniel!
¡Tú eres Daniel!

BLACK
(Apartándose de ella y con risa amarga.)
¡No sueñe más!
¡No piense en él!

SOFIA
¿Por qué negar?

BLACK
¡Pobre de mí!
¡Sólo soy Black!

SOFIA
¡No! ¡Tú eres Daniel!
¡Daniel! ¡Daniel! ¡Daniel!

BLACK
¡No sueñe más!
¡No piense en él!
¡No piense en él!

SOFIA
¡Nada me importa
que hables así!
¡Rey o payaso
vuelves a mí!

(Se abraza a él.)

¡Daniel! ¡Mi Daniel!

BLACK
(Rendido a las caricias de ella.)
Yo seré lo que ordenes que sea...
¡porque tú lo has querido, mujer!

SOFIA
¡Otra vez la ilusión se abre paso!

BLACK
¡Di que quieres a Black, el payaso!

SOFIA
Es mi amor una llama perdida,
y me incendia su luz como el sol,
y en su fuego revivo y me abraso.

BLACK
(Con angustia.)
¡Di que quieres a Black, el payaso!

SOFIA
¡Te quiero! ¡Te quiero!
Rey o bufón, o pordiosero.

BLACK
¡Te quiero! ¡Te quiero!
¡Ya de tu amor todo lo espero!

SOFIA y BLACK
¡Te quiero! ¡Te quiero!
Rey o bufón, o pordiosero.
Ya de tu amor todo lo espero.
¡Te quiero! ¡Te quiero!
¡Y no me importa el mundo entero!
Es mi amor una llama perdida
y me incendia su luz como el sol.
Ya volvió a florecer
mi pasada ilusión...
¡Y mi amor se fundirá
con tu/su amor!

(Quedan estrechamente abrazados. Al concluir el número, entra por la derecha White.)


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Romanza de White “Aunque todos nos daban por muertos”: (White, Black)

WHITE
Aunque todos nos daban por muertos,
no nos fue muy sencillo escapar,
y corrimos por toda Suevia,
donde nadie nos quiso ayudar.
Parecíamos dos trotamundos...

BLACK
(Dándole codazos.)
¡Pero... ¡cállate, no hables así!

WHITE
(Sin atenderle.)
Parecíamos dos trotamundos...
¡como hay tantos que van por ahí!
¡Cuántas angustias!
¡Qué padecer!
Fuimos artistas;
Fuimos mendigos...
¡fuimos de todo
lo que hay que ser!
Nos rondaban aquellos chacales;
nuestro sino se hacía fatal;
nos cercaban agudos puñales;
el peligro era siempre mortal...
Y entre el odio, y el hambre y el fuego,
dominados por miedo cerval,
sin tener un minuto sosiego...
¡lo pasamos, señora, muy mal!

BLACK
¡Calla, por Dios!

WHITE
¡No insistas más!
¡Ya no hay temor!
¡Déjame hablar!
¡Ja, ja, ja, ja!
¡Me río
recordando nuestro miedo!
¡Me río
porque al fin contarlo puedo!
¡Ja, ja, ja, ja!
¿Quién nos diría
Que llegaría
esta dichosa tranquilidad?
Una noche asaltaron la choza
en que ocultos vivimos los dos,
y al empuje de bombas terribles
nuestro humilde refugio se hundió.
Y apartando maderas y escombros...

BLACK
(Dándole codazos.)
Pero... ¡cállate, no hables así!

WHITE
(Sin atenderle.)
Y apartando maderas y escombros...
¡por milagro salimos de allí!
¡Cuántas angustias!
¡Qué padecer!
Fuimos artistas;
fuimos mendigos...
¡fuimos de todo
lo que hay que ser!
Nos rondaban aquellos chacales;
nuestro sino se hacía fatal;
nos cercaban agudos puñales;
el peligro era siempre mortal...
Y entre el odio, el hambre y el fuego,
dominados por miedo cerval,
sin tener un minuto sosiego...
¡lo pasamos, señora, muy mal!

BLACK
¡Calla, por Dios!

WHITE
¡No insistas más!
¡Ya no hay temor!
¡Déjame hablar!
¡Ja, ja, ja, ja!
¡Me río
recordando nuestro miedo!
¡Me río
porque al fin contarlo puedo!
¡Ja, ja, ja, ja!
¿Quién nos diría
Que llegaría
esta dichosa tranquilidad?

Sofía se reafirma en sus sospechas, y presenta en su pequeña corte parisina a Black como Príncipe Daniel (al que todos daban por muerto en la guerra civil de su país), y a White como el Marqués de Tarnovitz que le acompañaba en el momento de su desaparición. Se trasladan todos al palacio de San Telmo, capital de Orsonia. Black como Daniel I.


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Por las distintas puertas y según lo indica el cantable, van entrando: la Condesa de Saratov, el Barón de Orsava, Damas y Caballeros, con elegantes trajes de tarde; Doncellas, muy peripuestas de uniforme; Criados, de librea y de frac; Cocineras y Cocineros, con gorros y mandiles blancos, “Chauffeurs”, “Grooms” y Jardineros, también uniformados. Así se forma un conjunto abigarrado y pintoresco, cuya nota de color contrastará con el tono solemne del número final.)

Final del Acto I “Sofía ¿Qué ocurre?: (Black, Catalina, White)

CONDESA y BARON
Sofía, ¿qué pasa?
¿Llegaron ladrones
o hay fuego en la casa?

DONCELLAS
Ordene, señora;
disponga Su Alteza...
¿Por qué se nos llama
con tanta presteza?

COCINERAS y COCINEROS
Llegó a la cocina
tremendo alboroto
y los marmitones
cien platos han roto.

CRIADOS
Estamos temiendo
lo que haya pasado
al ver de qué modo
el timbre ha sonado.

CHAUFFEURS, GROOMS y JARDINEROS
Ordene, señora;
disponga Su Alteza...
¿Por qué se nos llama
con tanta presteza?

WHITE
Jamás en la pista hubo ocasión
de producir tal sensación.
¡Oh, pantomima colosal!
¡Jamás soñé ninguna igual!

MARAT
¡Esto va a ser fenomenal!
¡Qué información
en “Le Journal”!

CATALINA
¡Una aventura singular!
¿Quién la podía sospechar?

SOFIA y BLACK
Princesita de sueños de oro
te doy un tesoro
con esta canción....

SOFIA
(A todos.)
Oíd, amigos y servidores:
ya han terminado los sinsabores
de nuestra lucha, dura y cruel.
¡El pueblo no sufre en vano!
¡Ya tiene Orsonia su soberano!
¡Volvió a nosotros el Príncipe Daniel!

TODOS
(Saludando a Black con grandes reverencias.)
¡Señor!... ¡Señor!...

BLACK
(Desconcertado.)
No sé cómo empezar...
¡Qué extraña situación!
Os debo dar una explicación...

WHITE
(Disculpando a Black.)
De la emoción no puede hablar...
Su triunfo, grande y brioso,
mitiga el viejo dolor.
¡De Orsonia el himno famoso
salude al Rey vencedor!

TODOS
(Con gran solemnidad.)
De Orsonia sigamos la suerte;
por ella sabremos vencer...
¡Si allí nos espera la muerte,
alegres juramos caer!
Orsonia, mi patria soñada;
Orsonia, mi orgullo y mi amor,
¡morir en tu tierra sagrada
será nuestro encanto mejor!
De Orsonia sigamos la suerte;
por ella sabremos vencer...
¡Si allí nos espera la muerte,
alegres juramos caer!

SOFIA y BLACK
Princesita de sueños de oro
te doy un tesoro
con esta canción...
¡Mi amor!... ¡¡Mi amor!!

TODOS
¡Loor!... ¡Loor!...


____________



ACTO SEGUNDO

El acto comienza en una templada mañana de otoño, cinco meses después de transcurrido el anterior. Por el balcón entra a raudales la luz clara y alegre del sol.
(Están en escena, al levantarse el telón: Sofía, Catalina, la Condesa de Saratov, Damas de la Corte de Orsonia,
Mujeres del Pueblo, Black, Henry Marat, el Barón de Orsava, Militares y Caballeros de la Corte y Hombres del Pueblo. Sofía, Catalina y las restantes damas, visten trajes de día, muy elegantes. Las Mujeres y Hombres del Pueblo, ropas al uso del Oriente artísticamente armonizadas, para que el conjunto sea grato a los ojos. Black, hoy Rey Daniel de Orsonia, luce uniforme de gala, con bandas y condecoraciones. La antigua timidez del artista parece desvanecida entre la pompa de sus vestiduras y sólo recuerda al payaso de ayer, la mirada grave y profunda de los ojos melancólicos. Los Militares llevan también distintos y vistosos uniformes. Marat, el Barón de Orsava y los Caballeros, trajes de calle. Sofía y Black están sentados en un lado de la escena y junto a ellos, en pie, Catalina, la Condesa de Saratov, Marat y el Barón de Orsava; detrás se agrupa el resto de la Corte. Las Mujeres y Hombres del pueblo, reunidos ante Sofía y Black, vienen a ofrecer a aquella sus regalos sencillos, como homenaje a la que va a ser su reina. Traen flores de brillantísimos colores en cestas de mimbre; frutas, también de vivo y armonioso colorido, en cacharros de polícroma cerámica oriental; ricas sedas, encajes y telas bordadas, muestra del arte popular de Orsonia; palomas adornadas con cintas, sobre cestillos de paja y otras ofrendas semejantes.)

Escena “Para ofrecer a nuestra soberana”: (Black, Sofía)

CORO
Para ofrecer a nuestra Soberana
todo su amor en cándidos tributos,
llena de luz Orsonia se engalana
y trae aquí sus flores y sus frutos.

SOFIA
Nunca sabré cómo expresaros
mi gratitud y mi alegría.
Sólo mi amor puede pagaros
esta bondad y esta hidalguía.

BLACK
Para su Reina tiene mi pueblo
dulces ofrendas,
porque ya sabe cuánta ventura
debe a su Reina.
Y en este trono
que va a ocupar,
tiene la Reina por escalones
los corazones,
los corazones
de todo un pueblo que sabe amar.

MUCHACHAS
Orsonia guarda sus flores
para la Reina gentil,
y quiere que en sus amores
triunfen Mayo y Abril.
Camelia pulida de nieve y de seda
tu carne remeda
y en rojos claveles de luz y de fuego
mi sangre te entrego.
Orsonia guarda sus flores
para la Reina gentil,
y quiere que en sus amores
triunfen Mayo y Abril,
Mayo y Abril.

(Inician una danza.)

Llama el amor a tu puerta;
abre tu puerta al amor,
llama el amor a tu puerta;
abre tu puerta al amor,
que si el amor te despierta
los frutos de tu huerta
tendrán dulce sabor.
Llama el amor a tu puerta;
abre tu puerta al amor.

(Termina la danza.)

TODOS
De Orsonia sigamos la suerte;
por ella sabremos vencer...
¡Si allí nos espera la muerte,
alegres juramos caer!


­____________



Romanza de Black “Hacer de un mísero payaso”: (Black)

BLACK
Hacer de un mísero payaso
un soberano triunfador;
cambiar en éxito el fracaso,
ésta es la fuerza del amor.
Correr el áspero camino
sin que se entibie nuestro ardor;
vencer con ímpetu al Destino,
ésta es la fuerza del amor.
Como una rosa encendida
viniste a mi soledad,
para ofrecerle a mi vida
una nueva claridad.
Como una rosa encendida
el triunfo supe obtener,
y he de llevarla prendida
a tu gloria, mujer.
Lograr que el ánimo despierte
frente a la angustia y el dolor;
mirar con júbilo a la muerte...
¡ésta es la fuerza del amor!


____________



Cuarteto cómico “Ya se encontró…Y la novia con traje bordado”: (Catalina, Marat, Condesa, Barón)

LOS CUATRO
¡Ya se encontró!
¡Ya se encontró!
El “Cronicón” ya apareció.

CATALINA
El asunto es de importancia...

CONDESA
Y de mucha trascendencia...

MARAT
La costumbre es algo rancia,
con perdón de Su Excelencia.

CATALINA
¿Qué dice usted?
¡Calle, por Dios!
¡Si va a tener
mucho esplendor!
Sobre la nieve de los cien jacos
los cien cosacos
de negra piel.

MARAT Y BARON
¡Habrá que verlos con esa pinta,
Sudando tinta
sobre el corcel!

CATALINA y CONDESA
Blancos los penachos,
altos los aceros,
abren los guerreros
la marcha triunfal.

MARAT Y BARON
Y con el hisopo
del agua bendita…

LOS CUATRO
va el archimandrita
de capa pluvial.

CATALINA
Y la novia con traje bordado,
y la novia con manto de armiño,
y la novia mirando a su amado
con mucho cariño...
Y la novia con traje bordado,
y la novia con manto de armiño,
y la novia mirando a su amado
con mucho cariño...

MARAT y BARON
¡Señora, a su edad
hay que tener formalidad!

CATALINA
Y a la media noche,
solitos los dos,
buscan más detalles
en el “Cronicón”.
Una sola página
pueden encontrar,
y a la media noche...
¡tralará, tralará, tralará!

LOS CUATRO
Y a la media noche...
¡tralará, tralará, tralará!

LOS CUATRO
¡Ya se encontró!
¡Ya se encontró!
El “Cronicón” ya apareció.

CATALINA
Triunfará nuestra prestancia

CONDESA
Se impondrá nuestra presencia.

MARAT y BARON
Esto es una extravagancia
en Orsonia y en Florencia.

CATALINA
Calle por Dios,
que insensatez
nunca podrá
verlo otra vez.
y en mil campanas
en loco vuelo
llevar al cielo
su vibración.

MARAT y BARON
Y a las dos horas
a enloquecido
con el sonido
la población.

CATALINA
Blancos los penachos
altos los aceros
abren los guerreros
la marcha nupcial.

MARAT Y BARON
Y con el hisopo
del agua bendita…

LOS CUATRO
va el archimandrita
de capa pluvial.

CATALINA
Y la novia con traje bordado,
y la novia con manto de armiño,
y la novia mirando a su amado
con mucho cariño...
Y la novia con traje bordado,
y la novia con manto de armiño,
y la novia mirando a su amado
con mucho cariño...

MARAT y BARON
¡Señora, a su edad
hay que tener formalidad!


____________



(Black concede audiencia a un pianista francés Dupont, que resulta ser el verdadero príncipe Daniel. Black desvela entonces como conoció accidentalmente la música que dio lugar al equívoco. Dupont, ya no pretende el trono)



Dúo de Black y Dupont “Dibujos de clara belleza…Tengo dos hijos que adoro”: (Black, Dupont)

BLACK
(Espantado.)
¡Daniel Estebanoff!

DUPONT
Dibujos de clara belleza,
¡ya os vuelvo a ver!

BLACK
Disponga de mí Vuestra Alteza.
¿Qué debo hacer?

DUPONT
Puedo jurar
que aquí me trajo únicamente
el aclarar
una aventura sorprendente.
Y he de añadir
que una vez calmada
mi curiosidad,
yo me he de ir
sin pedirle nada
a Su Majestad.

BLACK
El trono está ya libre.

DUPONT
¡Por Dios, qué insensatez!
¡No piense que deseo
volver aquí otra vez!
Nunca tuve el afán de gobierno
ni el ansia de mando.
Por milagro salí de este infierno
y estoy disfrutando
un amor apacible y eterno.
¡Aquel amor
del que me quiso separar
el implacable Emperador,
al que tenía que acatar
disimulando mi dolor!
Una mujer
era mi sueño juvenil.
Y no lo quise deshacer
por la Princesa tan gentil,
que me vinieron a imponer.
Nunca tuve el afán de gobierno
ni el ansia de mando.
Por milagro salí de este infierno
y estoy disfrutando
un amor apacible y eterno.
¡No quiero glorias ni honor!
¡Pienso tan sólo en mi amor!
Tengo dos hijos que adoro,
una mujer y un hogar...
¡No hay en el mundo un tesoro
por que poderlos cambiar!
No quiero mantos de armiño.
¡Quiero tan sólo reinar
en la sonrisa de un niño
y en la mujer de mi hogar!

BLACK
Y, a pesar de todo,
ha venido aquí...

DUPONT
Para ver al hombre
que pasa por mí.
¡Era verdad!
¡Era verdad!
¡Un payaso a mi patria le daba
la felicidad! ¡Ja, ja!...

(Riendo.)

No extrañe usted
mi buen humor...
¡Es que al verle arrogante y altivo
me asalta el temor
de que usted fuera siempre el Monarca
y yo el impostor!


________



Dúo final del Acto II entre Sofía y Black “¡Ay, Daniel! ¡Ay que gracia, Daniel! ..... ¡Di que quieres a Black el payaso!: (Sofía, Black)

SOFIA
¡Ay, Daniel! ¡Ay, qué gracia, Daniel!
Qué tipos tiene tu mundo del Arte!
Este sujeto que vino a buscarte...
¿dónde demonios has ido por él?

BLACK
¡Calla! ¡No te rías!

SOFIA
¡Si es muy divertido!
Con su melenita, con su bigotín...
¿Y ese hombre es artista?

BLACK
(Impaciente.)
Pues... ¿no le has oído?

SOFIA
(Riéndose.)
¿Y toca el piano... o rasca el violín?
¡No te enfades conmigo! ¡No pongas ese gesto!
Ya verás esta noche lo seria que estaré
delante de tu corte, como tú lo has dispuesto,
¡y escuchando asombrada, al señor del chaqué!

BLACK
¿Sólo te inspira risas y bromas?
¿Nada te dice tu corazón
sobre ese artista que a burla tomas,
y que merece tu admiración?

SOFIA
¡Qué bueno eres, Príncipe mío!
Y no te enfades... ¡Ya no me río!
¿Un gran artista llegó hasta aquí?
Tú me lo dices y yo, lo creo...
pero te juro que nunca veo
ningún artista digno de ti.
Tú eres el grande y el victorioso...
Tú eres mi Príncipe conquistador,
el abnegado y el generoso,
para el que guardo todo mi amor.

BLACK
(Lleno de júbilo.)
¡Habla, Sofía!
¡Vibra en tus labios el ansia mía!
¡Y hemos de hablarnos!... ¡Y me has de oír!
Pero... ¡más tarde! Déjame ahora
gozar tu risa fresca y sonora...
¡Sólo tu risa quiero sentir!

SOFIA
(Riendo de nuevo.)
¡Ah, vanidoso! ¿Quién te hace caso?
¡Black, el payaso
goza oyendo reír!

BLACK
¡Di que quieres a Black, el payaso!

SOFIA
¡Te quiero!
¡Te quiero,
rey, o bufón, o pordiosero!
¡Te quiero!
¡Te quiero!
¡Yo de tu amor todo lo espero!

(Se abrazan apasionadamente mientras cae el telón.)

SOFIA y BLACK
Es mi amor una llama perdida
y me incendia su luz como el sol.
Ya volvió a florecer
mi pasada ilusión...
¡Y mi amor se fundirá
con tu amor!


________



Romanza de Dupont “Deja la guadaña segador”: (Dupont)

DUPONT
Deja la guadaña, segador,
que por fin concluye tu labor...
Deja la guadaña, segador,
que por fin concluye tu labor...
Al dejarla acaso pensarás
que con ella dejas algo más...
Llora con la ausencia mi dolor...
¡pero no te olvides de mi amor!
¡Pronto, pronto, pronto volveré!
¡Siempre, siempre te recordaré!
Besos tuyos guarda el segador
y a buscar tus besos otra vez aquí vendré.
¡Pronto, pronto, pronto volveré!
¡Siempre, siempre te recordaré!
Besos tuyos guarda el segador
y a buscar tus besos otra vez aquí vendré.
¡Pero no te olvides de mi amor!


________



Final del Acto III “Al habla ¿jefatura?: (Black, Catalina, White, Dupont)

WHITE
Al habla... ¿Jefatura?
¿Qué ocurre por ahí?
Bien, bien... El comisario...
Lo llama Tarnovitz...
No le entiendo... Más alto...
¡Ah! Bueno. Ya entendí...

(Después de oír lo que dicen.)

La guardia de Palacio
ya está avisada
y es menester que nadie
sospeche nada.
Avise a los Cosacos
que estén alerta,
y que toda la gente
siga despierta.

(Terminando el diálogo.)

Del Rey no se cuide,
que estoy aquí yo...
sujete los nervios...
será lo mejor...

(White cuelga el teléfono, enciende un cigarrillo y fuma en silencio. Vuelve Black. Ha sustituido el uniforme por un traje de paisano. Lleva una bufanda anudada al cuello y un abrigo al brazo. Se cubre con un amplio sombrero de fieltro. Trae una maleta y el estuche de violín, que los deja encima de una silla. White le mira asombrado.)

BLACK
¡A tus órdenes!

WHITE
¡Black!

BLACK
¡Date prisa!
¡Date prisa!
¡A correr otra vez al ocaso
y que triunfe en el mundo la risa
de Black, el payaso!
Con las ropas del circo me llevo
el caudal de mi vida y mi historia,
y vestido con ellas me atrevo
a ganar nuevamente la dicha y la gloria.

WHITE
(Indicando un retrato que hay de Sofía sobre la mesa.)
Llévate al menos
esto de aquí...

BLACK
(Con mucha amargura.)
Este retrato
no es para mí.
Fíjate en él.
¡Bien claro está!

(Leyendo la dedicatoria.)

“Para Daniel...”
¡Y yo soy Black!
Yo soy un artista
sin patria ni hogar,
que ríe en la pista...
¡queriendo llorar!
Pero, no importa;
quiero vivir.
La vida es corta...
¡Y hay que reír!

(Riendo a carcajadas.)

¡Ja, ja, ja, ja!
“¡¡Ridi, pagliaccio,
sul tuo amore infranto...!!”
¡Ja, ja, ja, ja!

(White oye a Black, estupefacto. De improviso, el aire se puebla de gritos y rumores lejanos, que van acercándose. White es el primero en percibirlos y se incorpora, alarmado. El Coro canta dentro.)

CORO
En la lucha se puede vencer
o en la lucha se pueden rendir
pero nunca se deben perder
la ilusión de triunfar o morir.

(White apaga las luces de la lámpara central que aún quedaba encendidas. Arde sólo la que hay sobre la mesa y la del ángulo del foro, con sus pantallas azules, que dulcifican la claridad. Por el balcón entra el resplandor de la luna.)

(Hablado sobre la música)

WHITE
¿Qué es eso?... ¡Cállate ahora!
¡Calla, Black!... ¡Calla, por fin!
¡Oye!... ¡Es la turba aulladora
que se ha lanzado al motín!

(Ya es violento y bárbaro el tumulto. La multitud va a invadir el palacio. Suenan dos o tres disparos de fusil. Black, exclama con dura y áspera alegría:)

BLACK
¡Bravo! ¡Que todo lo arrasen
mientras nosotros nos vamos!
¡Pasen, caballeros, pasen!
¡Son los dueños! ¡Son los amos!

(Golpes angustiados en la puerta del foro. La voz de Sofía se oye dentro.)

SOFIA
¡Piedad!... ¡Abran, por favor!

BLACK
(Horrorizado.)
¡White, es ella!... ¡Atiende! ¡Escucha!

(White, se apresura a abrir la puerta, cerrándola de nuevo apenas entran Sofía y Dupont. Ella, con una bata o ropón cualquiera sobre la “deshabillé” íntima. Dupont lleno de pánico, en pantuflas y un abriguito sobre el pijama.)

SOFIA
¡Vienen!

DUPONT
¡Nos siguen!

SOFIA
¡Qué horror!

DUPONT
¿Quién nos salva en esta lucha?

BLACK
(Repentinamente sereno.)
Sosiéguese Vuestra Alteza.

(Va al lateral derecho y hace jugar los tableros de la puerta secreta.)

Pase aquí dentro, señora.

DUPONT
Pero, ¿y si...?

BLACK
(Enérgico.)
¡Con mi cabeza
respondo yo desde ahora!

(Entra Sofía, sobrecogida. Dupont la sigue. Los tableros del muro vuelven a cerrarse. Black mira angustiado a White, que está en acecho junto a las puertas del oro, y pregunta:)

¿Vienen, verdad?

WHITE
¡Mala suerte!

BLACK
¡Salvemos a esa mujer
y venga luego la muerte!

(Y exclama tras una breve reflexión:)

¡Vámonos!... ¡Déjame hacer!

(Se van los dos por la derecha. Black se lleva su maleta. Se oye el Coro cada vez más cercano, entre ruidos de golpes y estruendos de muebles que caen. Abriendo las puertas del foro entran algunos mientras en la galería se agolpan marineros, cargadores del muelle y gente del pueblo en oleaje encrespado. El capitán Baydarov, un jayán armado con un hacha. El Coro canta.)

(Cantado)

CORO
En la lucha se puede vencer,
o en la lucha te pueden rendir;
pero nunca se debe perder
la ilusión de triunfar o mo...

(El canto se interrumpe bruscamente. La turba ha visto con asombro a Black y White, que asoman entre las cortinas del lateral derecho y avanzan luego, vestidos de payasos.)

BLACK
Ilustre concurrencia,
flor de elegancia, espuma de opulencia
honra de los salones,
gala y pasmo de todas las naciones.

WHITE
(Estornudando.)
¡Atchissss!

(Ríen todos menos Baydarov.)

(Hablado sobre la música)

BAYDAROV
¡La corte da ejemplo
de broma y de farsa!
¡Así se divierten
y así nos engañan!

(A White.)

¡Dadnos al Rey! ¡Caerá prisionero!
¡No se irá así!

(Cantado)

WHITE
¡El Rey no huye, gentil caballero!
¡Míralo ahí!

(Indica a Black, y todos, menos Baydarov, ríen.)

(Hablado sobre la música)

BAYDAROV
¡No me contestes de esa forma,
porque tal vez lo has de sentir!

(Cantado)

WHITE
¿Y qué voy a decirte, si tú no me haces caso?
¿A qué se debe tu inquietud?

BLACK
¿Es que no has visto nunca que un hombre haga el payaso
ante la alegre multitud?

WHITE
Payasos por doquiera; payasos triunfadores
en el trapecio o el tapiz...

BLACK
¡Payasos miserables que sacian sus furores
burlando al público infeliz!
Payaso el erudito cargado de medallas
y cuyos libros nadie lee;

WHITE
payaso el estratega que gana las batallas,
sobre la mesa del café...

BLACK y WHITE
Y payasos vosotros, tozudos de la pista,
que aquí venís en confusión,
mientras el que os dirige se esconde a vuestra vista
¡y no abandona su rincón!
¡y no abandona su rincón!
¡y no abandona su rincón!

(Hablado sobre la música)

BAYDAROV
¡No le hagáis caso!
¡Es un payaso!

(La turba, sin atender a Baydarov, ríe y palmotea ante el inesperado espectáculo. De pronto, suena fuera un toque de clarín; luego, unos disparos y el clamoreo asustado de la multitud.)

UNA VOZ
¡Los cosacos!

BAYDAROV
¡Ah, traidores!

OTRA VOZ
¡Vienen hacia aquí!

OTRA
¿Qué hacemos?


OTRA
¡Morir o ser vencedores!

OTRA
¡Es imposible!

OTRA
¡Escapemos!

(Todo este momento muy vivo y confuso. Black ríe y dice:)

BLACK
¡Sí! ¡Correr, que aún es hora! ¡Correr!
¡A la fuga, que os pueden coger!

(La turba inicia la huida por la galería. White la empuja, gozoso. Los ecos del motín van alejándose, hasta desaparecer. Se oyen dentro los últimos disparos. Black, riendo como enloquecido, abraza a White.)

(Cantado)

¡White, al combate, que ahora empieza!
¡La vida aún tiene su emoción!
Salga sin miedo vuestra alteza
que ha terminado la función.

(Descorre los tableros de la puerta secreta, y dice, ahora con voz grave y serena, inclinándose ceremoniosamente:) Salga sin miedo Vuestra Alteza, que ha terminado la función. (White vuelve a encender la lámpara central. Salen la Princesa Sofía y Dupont. Este tiende los brazos a los dos payasos, mientras Sofía, temblorosa aún, los contempla con admiración.)

(Hablado sobre la música)

DUPONT
¡Gracias!

BLACK
(A Sofía.)
Perdonad, señora,
si aún no cumplí mi promesa.
Nos retuvo aquí una empresa
que hemos rematado ahora.

(A White.)

¡Vamos! Quítate ese traje...
¡Y a seguir nuestro camino!

DUPONT
¿Irse ustedes?

WHITE
¡Un desatino!
¡Se ha empeñado en el viaje!

DUPONT
¡No será! ¡No lo consiento!

BLACK
Para hacer mi voluntad,
no tengo necesidad
de ningún consentimiento.

(Entran Black y White a despojarse de los trajes de payaso.)

DUPONT
No hay que dejarle partir.

SOFIA
¿Quién lo consigue?

DUPONT
El amor
que lo trajo triunfador,
lo volverá a conseguir.
¿No amáis a Black, el payaso?

SOFIA
¡Con toda el alma!

DUPONT
Y él siente
la misma pasión ardiente
bajo su traje de raso.

(Vuelven a escena Black y White.)

¡Quédese el Rey!

BLACK
No lo soy.

DUPONT
¡Calle! Si alguien le exigía,
probar su soberanía
¡bien lo ha demostrado hoy!

(Por Sofía.)

Ella conoce el secreto,
y yo, súbdito leal,
rindo a los dos por igual,
mi adhesión y mi respeto.

BLACK
¿Qué intenta?

DUPONT
Librar de horrores
a un pueblo adorado,
y dejar bien ocupado
el trono de mis mayores.

BLACK
(Desdeñoso.)
Usted sabrá lo que hace.

DUPONT
Lo que mi Patria merece.

BLACK
White, en marcha. Se me ofrece
lo que no me satisface.

WHITE
Date prisa, por si acaso...

SOFIA
¡No, Daniel!

BLACK
(A Dupont.)
Le hablan, señor.

SOFIA
(Vencida y abrazando a Black.)
¡Hablo al Rey, al luchador,
al hombre... a Black, el payaso!

WHITE
¿No te lo dije?

BLACK
¡Sofía!
¡Soy Black! ¡El que siempre fuera!

SOFIA
¡Quédate!

BLACK
¡Mi vida entera
a cambio de esta alegría!

SOFIA
Era mi raza, mi nombre,
todo el peso de la Historia
oponiéndose a la gloria
de que me quisiera un hombre,
pero te he visto llorar,
he sabido tu dolor...
No tiene fuerzas mi amor
para dejarte marchar!

(Se oye en el exterior el vocerío jubiloso de la muchedumbre. Dupont, pregunta otra vez con zozobra:)

DUPONT
¿Qué ocurre?

WHITE
(Asomándose al balcón.)
Gente que llega
con vítores y ovaciones.
Llaman al Rey...

DUPONT
¿Quién se niega?

SOFIA
Ven conmigo...

BLACK
¡Tú dispones!

(Salen al balcón, redóblase el clamoreo en la plaza. White dice a Dupont:)

WHITE
¡Hermoso golpe de vista!

DUPONT
Esto es mejor que la pista...

WHITE
Algunas veces, amigo.

(Cantado)

DUPONT
¡Loor! ¡Loor!

SOFIA y BLACK
¡Mi amor! ¡Mi amor!





FIN


Información obtenida en la Página Web http://lazarzuela.webcindario.com/

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