La rumbosa (Cantables)



LA RUMBOSA



Sainete lírico en tres actos.

Libreto: Pilar Millán Astray  y Luis Fernández de Sevilla.

Música: Francisco Alonso.

Estrenada el 10 de octubre de 1951 en el teatro Calderón de Madrid.


ARGUMENTO


La acción se remonta al Madrid del 1868, durante el reinado de Isabel II. Se dibuja la trama alrededor de una mujer castiza madrileña, Cayetana, “la Rumbosa”, que vive con
María Ignacia y Tomasa y posee un taller de guarniciones donde acuden los hombres más para ver y enamorar a Cayetana que por los productos que allí se venden. Ella no hace caso a ninguno de los pretendientes, a los que contesta con desenfado y simpatía. La acción comienza durante las fiestas de San Antón, cuando los madrileños acuden a la iglesia donde se venera al santo, acompañados de los animales domésticos y de trabajo, para recibir la bendición.


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Personajes:

Cayetana: Castiza madrileña, que enamora al personal.

Ignacia: Amiga de Cayetana.

Antonio: Enamorado de Cayetana.

Sócrates: Amigo de Cayetana.

Sebas: Amigo de Cayetana.


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Números musicales:

Chotis "¿Se puede entrar en el Edén?.....Digan que digan que digan….Caye, Caye, Cayetana": (Pepe, Don Lope, Ardilla, Cayetana)
Romanza de Antonio "Si es un chaval el cariño": (Antonio)
Pavana "Podéis brillar los dos……En la corte brillarás": (Sócrates, Sebas, Ignacia)
Canción madrileña de Cayetana "Del pueblo humilde he nacido": (Cayetana)
Dúo de Antonio y Cayetana "Soy capaz de una locura": (Antonio, Cayetana)
Dúo de Cayetana y Antonio: Romance del Pepe el Chano "Por la Sierra cordobesa": (Antonio, Cayetana)


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Chotis "¿Se puede entrar en el Edén?.....Digan que digan que digan….Caye, Caye, Cayetana": (Pepe, Don Lope, Ardilla, Cayetana)

Aquí se reproduce fielmente el pintoresco cuadro de dos enamorados de La Rumbosa, que le declaran su pasión en ritmo de chotis. El chotis está inspirado en la gracia y salero de Cayetana.

PEPE y DON LOPE
¿Se puede entrar
en el Edén?
¿Se puede hablar
o no está bien?

ARDILLA, PEPE y DON LOPE
¿Se puede entrar
o hay que aguantarse, corazón,
y aquí morirse de insolación?

CAYETANA
Se puede entrar
con precaución,
pa no salir
de un empujón.
Hay que estimar,
hay que emplear
educación
y urbanidaz.

ARDILLA, PEPE y DON LOPE
Dicen que aquí “la Rumbosa”
vive como una princesa.
Dicen que mata de hermosa
y es desdeñosa y no sabe amar.

CAYETANA
Dejen que digan, que digan,
nada me importan las gentes
puesto que a nada me obligan.
Yo vivo feliz y me río la mar.

PEPE y DON LOPE
Una flor como su cara
se debe cuidar.
Y tener un jardinero
que sepa estimar.

CAYETANA
Sin jardinero he vivido
en el jardín de mi hogar;
alegremente he crecido
y nadie ha podido
mis hojas besar.

ARDILLA, PEPE y DON LOPE
Caye, Caye, Cayetana,
de esta calle lo mejor.
Calle, calle, que es manzana
del manzano del amor.
Hay tres hombres que se mueren
de tanto querer.
Diga usted a cual prefiere,
que puede escoger.

CAYETANA
Caye, Caye, Cayetana,
se sonríe de los tres.

PEPE
Cayetana, no sea usté esquiva.

CAYETANA
Tengo yo muchos quehaceres

ARDILLA
Es muy dura de pelar.

CAYETANA
Pa ocuparme del amor.

DON LOPE
Están verdes, sí señor.

CAYETANA
No me vengan con quereres,

PEPE
No se cuadra pa matar.

CAYETANA
Que sin novio estoy mejor.

ARDILLA, PEPE y DON LOPE
¡Vaya plancha superior!

Debe de hablarse así
aunque padezca nuestra ilusión.

CAYETANA
Que las redes me han tendido,

ARDILLA, PEPE y DON LOPE
Porque es peor sufrir
equivocación.

CAYETANA
No se deja pescar en esa red.

ARDILLA, PEPE y DON LOPE
Sin embargo, piénselo esta noche,
por si hubiera cambiao
de opinión.

CAYETANA
Servidora da siempre
la hora sin peligro de variación.

DON LOPE
Cayetana, “la Rumbosa”
no ha nacido para esposa.
Va a tener que profesar
sin dudar.

PEPE
Cayetana, “la Rumbosa”
no es la linda mariposa
que se deja marear
y cazar.

CAYETANA
Cayetana “la Rumbosa”
no querrá nunca otra cosa
que reír y trabajar
y cantar.


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Romanza de Antonio "Si es un chaval el cariño": (Antonio)

Uno de los pretendientes de Cayetana (la Rumbosa), Antonio, es muy tímido, y por tal motivo utiliza a su tío para conseguir hablar con Cayetana, pero es rechazado en un diálogo cómico entre ella y el tío de Antonio, dando motivo a que éste exprese su hondo sentimiento de amor y dolor al ser rechazado.

ANTONIO
Si es un chaval el cariño,
no es extraño mi temor,
que ha de tener miedo un niño,
de sufrir un gran dolor.
Eres chiquilla orgullosa
del amor si es mujer,
ese nombre de Rumbosa,
no lo sabes merecer.
Si saliera ahora
yo así le diría:
Yo no vengo a llorarte,
vengo a exigirte,
porque tú necesitas
quien te domine.
Porque tú necesitas,
chiquilla preciosa,
quien sepa sembrar
en tu pecho la semilla
venenosa del querer. Ah!.
Ella no sabe cómo la quiero
ella no sabe que sufro y muero
Sigo sus pasos igual que una alondra
buscando al sol matinal.
Luz de mis ojos que ciega,
ilumina y me hace llorar.
Ella no sabe lo que la temo.
Ella no sabe que al verla tiemblo,
bebo su risa,
me asusta su enfado
y haría mi herida mayor,
si ella se burla.
Si soy desgraciado
me mata el dolor.
Mira, Rumbosa,
que yo te quiero,
como ninguno
sabe querer.
Calma con besos,
mi padecer.


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Pavana "Podéis brillar los dos……En la corte brillarás": (Sócrates, Sebas, Ignacia)

Este aire de pavana, nace de la circunstancia especialísima, a que dio motivo un atentado contra la reina Isabel. Durante una corrida de toros, el cual, no tuvo consecuencias fatales por la Intervención oportunísima de Antonio, que impidió valientemente que se cometiera el crimen. La reina indagó quién había sido su ángel salvador, y lo llamó a palacio para darle las gracias, y ofrecerle su protección.

SOCRATES
Podéis brillar los dos
en la alta sociedad.

SEBAS
Adiós, condesa, adiós

IGNACIA
¿Qué tal, barón, qué tal? ¿Qué tal?

SOCRATES
Y yo que sé bullir,
y yo que sé tratar.
Y no es por presumir,
os puedo introducir,
y os puedo presentar.
Don Adelardo Ayala.

IGNACIA
¡Señor mío!

SOCRATES
Castelar y Becerra

IGNACIA
¡Qué postín!

SOCRATES
El general O’Donnell

SEBAS
¡Oh qué tío!

SOCRATES
Y aquí Prat, y aquí Mon, y aquí
Prim

SEBAS
Y tú, orgullosa,
no te aceleres.
¡Tú eres la esposa
de Sebas Pérez!
¡De aquél que a Talma
supo emular!

IGNACIA
¡Sebas del alma,
que loco estás!

SEBAS
En la Corte brillarás
y te lucirás
como piedra fina,
diamantina.
triunfarás
de palatina
guapa.

IGNACIA
En la Corte
lograrás
gran notoriedad

SOCRATES
Y con las marquesas
a las prendas jugarás.

IGNACIA
¡Mira, mira, qué felicidad!

SOCRATES
Debéis los dos cuidar
la buena educación
y no debéis gritar
si os dan un fuerte pisotón.
Doblarse siempre así,
en rápida flexión
y no vale decir,
aunque os sintáis morir
“¡Me duele este riñón!”
¡El gran González Bravo!

IGNACIA
¡Caballero!

SOCRATES
¡El general Pezuela!

IGNACIA
¡Tanto honor!

SOCRATES
El Tato y Bocanegra.

SEBAS
¡Qué toreros!

SOCRATES
Y aquí Prim, y aquí Prat, y aquí
Mon.

IGNACIA
¡Oh, señor Conde,
vaya pechera!

SEBAS
Me la ha planchado
mi cocinera,
Mistre Facunda,
que es londinera.

IGNACIA
¡Por Dios, qué loco!,
¡Qué loco estás!

SEBAS
En la Corte brillarás
y te lucirás
como piedra fina,
diamantina.
Triunfarás
de palatina,
guapa.

IGNACIA
En la Corte lograrás
gran notoriedad.

SOCRATES
Y con las marquesas
a las prendas jugarás.

IGNACIA
¡Mira, mira, qué felicidad!
María Ignacio y Sebas.

IGNACIA, SOCRATES y SEBAS
Entre nobles viviré
y conspiraré.
Y con los más gordos,
en carroza, pasearé.
Piénselo, piénselo bien
su merced.
Su merced.


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Canción madrileña de Cayetana "Del pueblo humilde he nacido": (Cayetana)

CAYETANA
Del pueblo humilde he nacido,
nadie a quererle me enseña,
que siempre a orgullo he tenido
ser chulapa y madrileña.
Llevo en mi sangre bravía,
soy nieta de Malasaña,
y dio luz al alma mía
el sol ardiente de España.
Gano mi vida luchando,
a nadie le debo yo ná,
y no obedezco ni mando
ni quiero mandar. ¡Ah!.
Y si soy como digo,
no sé por qué
he de odiar a la reina
Doña Isabel.
No hay razón para odiar
ni querer conspirar,
que ella puso en su pueblo
sus amores y no puedo yo
pagarle con rencores.
Y si soy como digo,
no sé por qué
no he de ser de la reina
Doña Isabel.
Sobre mi frente he sentido,
de su caricia el consuelo,
y con mi sangre ha teñido
la blonda de su pañuelo.
Y esa bondad que ha brotado
del fondo de sus entrañas,
ha sido un beso que ha dado
con amor a sus Españas.
Vale más la isabelina
que suele la gente pintar,
sabe llevar su corona,
merece reinar. ¡Ah!
Y si soy como digo,
no sé por qué
he de odiar a la reina
Doña Isabel.
Defenderla juré
y cumplirlo sabré,
porque sé despreciar
murmuraciones
y agradezco de por vida
los favores.
Y si soy como digo,
no sé por qué
no he de ser de la reina
Doña Isabel.
Defenderla juré.


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Dúo de Antonio y Cayetana "Soy capaz de una locura": (Antonio, Cayetana)

Comienzan los preparativos de una fiesta con motivo de un bautizo del que es madrina La Rumbosa. A causa de los disturbios políticos de la época, entre los partidarios de la reina y los de Sagasta, Antonio se aprovecha de la creencia de que Cayetana tiene escondido en su casa al revolucionario Pepe el Chano, para declararle su amor, diciéndole en el colmo de su apasionamiento: "Si no me correspondes, soy capaz de una locura".

ANTONIO
Soy capaz de una locura
si me veo despreciao,
que me ciega su hermosura
y ya estoy desesperao.
No me aparte de su lao,
no me robe mi ventura
que al sentirme desgraciao
soy capaz.... Soy capaz
de una locura.

CAYETANA
Usté se ha equivocao,
Curro el Templao,
no sueñe usté
A mí ni amenazando,
ni suplicando,
me ha de vencer.
No viva usté en las nubes.

ANTONIO
Del cielo no caí.
Mujer, que supo encender
un fuego en mi corazón,
¿por qué no cura? ¿Por qué,
el mal de mi desesperación?

CAYETANA
Curar, no puedo curar,
el fuego de su querer,
que yo no quise su padecer
ni debe sufrir por mí,
y menos sentir.

ANTONIO
Usté no merece
tan grande querer.

CAYETANA
Si no lo merezco,
¿pa qué sigue usté?

ANTONIO
¡Ah! La mujer de mi ilusión
es mujer de calidá,
sin postín, ni presunción,
sin vanidá, sin falsedá.
Que me entregue su querer
sin hacerse suplicá
y me sepa comprender,
sin vacilá. Mujer
que quiera de verdá.

CAYETANA
El galán que quiera yo
ha de ser hombre formal
y tener un corazón
que sepa amar con sinceridá.
Que me aprecie en mi valer,
que no me engañe jamás,
que me sepa defender,
tratar con mimos,
y ese hombre no es usté.
¿Lo puede comprender?

ANTONIO
Su orgullo le ciega.
Usté se quiere burlar.

CAYETANA
Mi amor no se entrega
si no lo saben ganar.

ANTONIO
Yo lo ganaré.

(Ambos a dúo)

ANTONIO
Yo sabré luchar.

CAYETANA
No podrá jamás. ¡Ah!.

ANTONIO
La mujer de mi ilusión

CAYETANA
El galán de mi ilusión

ANTONIO
es  mujer de calidá,

CAYETANA
ha de ser de calidá,

CAYETANA y ANTONIO
sin postín, ni presunción,
sin vanidá, ni falsedá.

CAYETANA
Que me aprecie en mi valer,

ANTONIO
Ese orgullo he de vencer.

(Ambos a dúo.)

CAYETANA
que no me engañe jamás,

ANTONIO
Que yo su querer no he de olvidar

CAYETANA
que me sepa defender,
tratar con mimos,

ANTONIO
y sabré sufrir con fe,

CAYETANA
y ese hombre no es usté.

ANTONIO
sin desmayar.

CAYETANA
¿Lo puede comprender?

ANTONIO
Pronto se ha de convencer

CAYETANA
Yo, para usté,

ANTONIO
de que pa mí

CAYETANA
nunca he de ser.

ANTONIO
tiene que ser.


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Dúo de Cayetana y Antonio: Romance del Pepe el Chano "Por la Sierra cordobesa": (Antonio, Cayetana)

En una fiesta que tiene lugar en casa de La Rumbosa, los invitados comentan el peligro que corren, por tener Cayetana, escondido en su casa, un peligroso revolucionario.
Ardilla, un policía locamente enamorado de La Rumbosa, pretende sacar buen partido de la situación, y da órdenes de suspender la fiesta para practicar un registro en ¡nombre de la Ley!
En ese mismo instante aparece Antonio, quien, tomando de la mano a La Rumbosa, la invita a cantar la canción de Pepe el Chano.

ANTONIO
Por la Sierra Cordobesa,
bajo un sol que hierve er campo,
en su jaca Presumía
marcha al trote Pepe er Chano
va con él una mosita,
más bonita que un milagro.
Y no la yeva a la grupa,
que le yeva entre sus brazos.
Ella forsejea y yora;
él la oprime sin reparo
y trata de convenserla
y dé calma su arrebato.
¡Ah!, Cortijera.
No me yores cortijera
que no intento nada malo,
que te yevo por cariño
pues tu queré me negaron.
Cortijera, no has de ser
de ningún hombre
mientras viva Pepe er Chano.
No me yores cortijera,
que no intento nada malo.
Y responde la mosita
su coraje dominando:

CAYETANA
¡Qué locura!
¿No comprendes tu locura?
Tú te pierdes y me pierdes.
¿Por qué a la fuerza me robas
si ya mi querer lo tienes?
¡Qué locura. ¡Qué ceguera!.
¿Tú no ves que te persiguen?
¿No ves que van a prenderte?
¿No comprendes tu locura?
Tú te pierdes y me pierdes.

ANTONIO
No tengas miedo serrana,
que nadie podrá encontrarnos
que tengo en Sierra Morena
un escondido palacio.
Entre jaras y romero,
desde la cumbre al barranco,
no existe en la serranía
quien no tema a Pepe er Chano.

CAYETANA
No te quiero por tu fama,
no te quiero por valiente,
que me atrajo tu desgracia
y me dio pena tu suerte.
¡Ah!, Pepe er Chano.
Vas a hacer que me arrepienta
de soñar con tus quereres.
¡Bájame de tu caballo!

ANTONIO
Antes prefiero la muerte.
Y hubo palabras amargas,
y hubo una lucha de brazos,
y hubo el chasquido de un beso

CAYETANA
que se fundió en un disparo
y en mitad del pecho, herido
cayó el mozo del caballo.

ANTONIO
El la miró sonriendo,

CAYETANA
ella con ojos de espanto.
¿Qué he hecho yo
Virgen del Carmen?
¡Por un beso te he matado!

ANTONIO
Cobras lo justo, chiquiya:
Lo que es bueno cuesta caro.
Y el sol se ocultó entre nubes

CAYETANA
pa llorar a Pepe er Chano.
El romance terminó.

ANTONIO
con la muerte de un amor.

CAYETANA y ANTONIO
En la sierra se tornó
canción.





FIN


Información obtenida en la Página Web http://lazarzuela.webcindario.com/

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