Margarita la Tornera-I (Cantables)

MARGARITA LA TORNERA



Leyenda lírica en tres actos y ocho cuadros.

Libreto: Carlos Fernández Shaw, basado en la leyenda homónima de José Zorrilla.

Música: Ruperto Chapí.

La acción de la obra transcurre, en el primer y tercer acto, en Plasencia, la del segundo, en Madrid. Siglo XVII.


ARGUMENTO


ACTO I

CUADRO I

UNA PLAZA DE PALENCIA AL ATARDECER
Cuando se levanta el telón aparece el criado Gavilán, al que han dado de palos en una de las correrías galantes de su amo, Don Juan de Alarcón. Se queja de la mala vida que lleva por culpa de la carrera licenciosa de su amo, al que sin embargo profesa afecto y fidelidad. Llega Don Juan. feliz y orgulloso, alardeando de su fortuna con las mujeres.
Su última conquista ya ha pasado a la historia y ahora busca algo más difícil: seducir a una monja, la hermosa Margarita, que es tornera del convento que está en esa plaza.
Don Juan le cuenta a su criado cómo enamorar a la joven y le participa su propósito de huir con ella esa misma noche. Gavilán se espanta de tal hecho, que considera sacrílego, pero Don Juan se burla de él. Llegan los labradores de las faenas del campo. Las campanas del convento tocan al Ángelus y todos se santiguan. Luego los labradores se van. Aparece ahora un grupo de colonos que han ido a interesarse por la salud de su patrón, Don Gil, el padre de Don Juan. Se entabla una discusión entre éste y los colonos y ellos le hacen saber la tristeza y postración en que se encuentra su padre debido a los disgustos que le da su hijo. Conmovido por estas noticias Don Juan se dirige a casa de su padre.

CUADRO II

EXTERIOR DEL CONVENTO. ES DE NOCHE
A pesar de las advertencias de Gavilán, Don Juan está dispuesto a llevar a cabo su propósito. Todo está preparado. Se acerca a una reja del convento y llama a Margarita con dulces palabras y ella le contesta desde el interior, entablándose un apasionado dúo.
Ambos convienen en que la huida será esa noche a las dos. Gavilán advierte que podrían caerles diez años de cárcel, pero su amo sólo piensa en tener a Margarita entre sus brazos.

CUADRO III

CLAUSTRO DEL CONVENTO. LA MISMA NOCHE
Se aproxima una tormenta. Suenan el viento y la lluvia. Aparece Margarita en estado de agitación. Tiene presentimientos de desgracias y peligros, pero se da valor diciéndose que Don Juan la librará de todos los males, la tornera, que es muy devota de la Virgen, se arrodilla ante su imagen y le pide que la proteja. Se oye el rezo de las monjas, ajenas al conflicto en el que se encuentra Margarita. Venciendo sus escrúpulos y llamada por el amor, la monja decide huir esa noche con Don Juan. Sin embargo, todavía lucha entre el amor divino y el amor humano. Arrecia la tormenta y dan las dos de la madrugada en el  reloj de la torre. Margarita enciende una vela a la Virgen, pone unas flores a sus pies y deposita las llaves de la puerta del convento ante la imagen venerada, encomendándose a ella. Se escucha la voz de Don Juan llamando a Margarita. El amor es más fuerte y la joven trepa por una escala para saltar la tapia del sagrado recinto y huir con su seductor.


ACTO II

CUADRO I

INTERIOR DEL CORRAL DE LA PACHECA. MADRID
Un animado bullicio de gente de toda clase y condición llena el festivo ambiente del corral. Caballeros, estudiantes, mosqueteros, bailarinas, etc... aparecen en escena. Llega Don Juan y su oponente, Don Lope, ambos por distintos lados. Los dos van buscando a Sirena, una célebre bailarina. Se entonan unas coplas y se danza una zarabanda. Al terminar aparece toda radiante la hermosa Sirena, que es saludada por todos con entusiasmo. Don Lope se dirige a ella y proclama ante todos que Sirena dejará el teatro por su amor. Ambos parecen muy felices. Don Juan, que ya había tenido relaciones con Sirena, se siente celoso. Gavilán sirve ahora a Don Lope por indicación del propio Don Juan a modo de espía para que le ponga al corriente de todos los planes de su enemigo.
Vuelve el baile al corral con otra zarabanda. Aprovechando un momento en que Sirena se queda sola Don Juan se acerca a ella y le recuerda su pasada felicidad. Ella le dice que él tiene ahora otra mujer, a lo cual Don Juan le replica que la abandonará si ella se aviene a volver con él. Es el momento de salir a escena de la hermosa bailarina, que es reclamada por el público. Sirena baila en medio de la admiración de todos los presentes.

CUADRO II

UNA CALLE DE MADRID. ES DE NOCHE.
Margarita, que ha visto lo ocurrido en el Corral, se lamenta amargamente del trato que recibe de Don Juan. de sus promesas incumplidas y de su carácter voluble. Es tanto su dolor que llega a imaginar que esa situación no es real y que Don Juan sólo la quiere a ella. La gente empieza a salir del Corral y Margarita se esconde entre las sombras para no ser observada. Salen Sirena y Don Lope en amoroso coloquio y poco después el propio Don Juan, que sigue a la pareja con notorio enfado. Don Lope dice a Sirena que ha preparado una gran fiesta para ella en su palacio y Don Juan, que lo ha oído se dispone él también a asistir pese a no haber sido invitado. Margarita, que ha sido testigo de toda la escena, trastornada por el dolor, decide que ella también asistirá a la fiesta.

CUADRO III

SALON EN EL CASON DE LOS DUENDES
Los criados de Don Lope, entre ellos Gavilán, preparan la fiesta. Gavilán cuenta la misteriosa historia del palacio llamado el Casón de los Duendes. Llegan Don Lope y los invitados. Comienza la fiesta. Son las dos de la madrugada, la hora de los duendes, pero Sirena se ríe de esta superstición y canta y baila una zarabanda ante el regocijo de todos los presentes. De pronto se oye una algarabía y aparece Don Juan, quien, de modo altanero, le dice a Don Lope que viene a reclamar lo que es suyo. Sirena le pertenece y viene a por ella. Cuando ambos caballeros van a llegar a las manos aparece Margarita proclamando ante todos que Don Juan es suyo y que no saldrá de allí sin él. Todos se ríen de ella, pues conocen bien a Don Juan pero éste, en un arranque de hidalguía,  defiende a la joven. Ambos rivales se provocan y el duelo parece inevitable. En efecto, los dos caballeros desenvainan sus espadas y empiezan a luchar. Los criados anuncian que la ronda de alguaciles ha entrado en el palacio debido al tumulto ocasionado. En el momento en que entran los guardias Don Juan hiere en el pecho a su rival. Viendo que su señor está en peligro de caer preso, Gavilán abre una puerta secreta y por ella escapa su amo. Cuando la ronda va tras él, Margarita se interpone cubriendo con su cuerpo la puerta por donde ha huido su amante.

ACTO III

CUADRO I

PALENCIA. PLAZA DE LA IGLESIA DEL CONVENTO. DE NOCHE.
Han pasado dos años desde que Margarita abandonó el convento. Los fieles salen de la iglesia. Don Gil, el padre de Don Juan, ha muerto. Gavilán se lamenta de todo lo ocurrido. Aparece Don Juan pobremente vestido. Su antiguo criado le comunica la muerte de su padre y el calavera siente remordimientos. Durante los últimos tiempos ha pensado en cambiar de vida para convertirse en un hombre bueno y cabal, pero quizá sea demasiado tarde. Gavilán le pone al tanto de los acontecimientos. Don Lope curó de su herida. Sirena le abandonó y Margarita, después de presa y libertada, huyó de Madrid: no se ha vuelto a saber de ella. Sin embargo en Palencia todos afirman que la tornera jamás abandonó el convento y que todos los días, sin faltar uno, estuvo allí. Don Juan no cree nada de eso, pese a que Gavilán afirma que él mismo la ha visto en el convento. De pronto aparece Margarita, que sin reparar en nada de lo que tiene alrededor se dirige al convento como atraída por una misteriosa fuerza. Al llegar a la puerta la descarriada implora el favor de la Virgen y su perdón. Del interior del templo surge una dulce voz que dice "Si", y las puertas se abren de par en par. Don Juan, que ha observado todo esto, se dirige hacia Margarita confesándole que ha estado buscándola, que la ama de verdad. Ella le rechaza, él insiste, Margarita vacila, se escuchan cantos celestiales que reclaman a la joven. Don Juan intenta atraer de nuevo a Margarita, pero ella lo rechaza definitivamente y entra en la Iglesia. El seductor la sigue, pero es fulminado al intentar traspasar el sagrado recinto.

CUADRO II

INTERIOR DE LA IGLESIA DEL CONVENTO.
Aparece Margarita con el mismo traje de monja del primer acto. Guiada por una blanquísima luz lunar, camina hacia el claustro del convento. Al llegar al altar mayor ve su propia imagen rodeada de una aureola blanca. Margarita le pregunta quién es y la imagen le responde que es Margarita la tornera y que lleva en su puesto dos años. La aparición se transforma en la imagen de la Virgen tal y como estaba en el primer acto.
Margarita comprende al fin el milagro y se postra extasiada con los brazos abiertos mientras la imagen de la Virgen se eleva hacia el cielo en medio de una deslumbrante transfiguración y de voces angelicales que llenan el templo.


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Personajes:

Margarita: Monja tornera que se fuga con Don Juan.

Sirena: Mujer ligera, amorío de Don Juan y Don Lope.

La tornera: La Virgen que suplanta a Margarita hasta su vuelta.

Don Juan de Alarcón: Precedente del Tenorio enamorado de Margarita.

Gavilán: Criado de Don Juan.

Don Lope de Aguilera: Rival de Don Juan.


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Números musicales:

Coro “Bribón, bribón”: (Gavilán)
Gavilán “¡Dios mío, allí viene!: (Don Juan, Gavilán)
Don Juan “¡Toda España!”: (Labradores, Labradoras, Don Juan, Gavilán)
Gavilán “Por Dios señor os lo ruego”: (Don Juan, Gavilán)
Don Juan “Ven aquí. Sígueme”: (Don Juan, Margarita)
Don Juan ¿Lo ves? ¿Lo ves?: ( Don Juan, Gavilán)
Margarita “¡Qué cielo tan triste!: (Margarita)
Monjas “¡Erige me de inimicis meis Deus meus!: (Monjas)
Margarita “De nada sospechan”: (Margarita)
Margarita y Don Juan “Parece que el viento”: (Margarita, Don Juan)
Coro “¡Las bailarinas! Abridles paso”:
(Coro de Hombres, Coro de Mujeres)
Coro “Andalo, Zarabanda ”: (Mujeres, Don Lope, Don Juan, Hombres)
Sirena, Don Lope, Don Juan y Gavilán “Allí Don Lope”: (Gavilán, Sirena, Don Lope, Don Juan)
Coro, Don Lope, Don Juan y Gavilán “Viva, viva”: (Don Lope, Don Juan, Gavilán)
Margarita “Esas voces me espantan”: (Margarita)
Coro “¡Esta sí que ha sido toda una función!: (Hombres, Mujeres, Margarita)
Sirena, Don Lope, Margarita “Voy contigo, de tu brazo”: (Sirena, Don Lope, Margarita, Don Juan)
Margarita “Qué temible desvío”: (Margarita)
Gavilán y Pajes “¡Más aprisa, más aprisa!”: (Gavilán, Pajes)
Sirena, Don Lope y Gavilán “No sigamos ya más”: (Sirena, Don Lope, Gavilán)
Don Juan, Don Lope, Sirena y Gavilán “Soy quien soy”: (Don Juan, Sirena, Don Lope, Gavilán, Margarita)
Margarita, Don Juan, Don Lope y Gavilán “¡Margarita! ¡Vive Dios!”: (Don Juan, Margarita, Gavilán, Don Lope, Sirena)
Sirena y Margarita “¡Alto a la ronda!”: Gavilán, Don Juan, Don Lope, Margarita, Sirena)
Sirena y Margarita “¡Se escapa!”:
(Sirena, Margarita)
Gavilán y Coro “¡Qué terrible suplicio!”: (Gavilán)
Gavilán “¡Pensar que en un año!”: (Gavilán)
Don Juan y Gavilán “¡Es él! ¡Es él!”: (Gavilán, Don Juan)
Margarita “¡Por fin! ¡Mi convento!”: (Margarita, Don Juan)
Margarita “¡Qué espléndida luna!”: (Margarita)

¿Qué he visto, Virgen Santa?



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ACTO I

CUADRO I

Plaza espaciosa en Palencia, con soportales.- A la derecha, fachada principal de la casa de Don Gil de Alarcón, padre de Don Juan, con amplio portal practicable.
Detrás de la casa, el tejado y el campanario de una Iglesia. A alguna distancia. Bocacalles practicables en el fondo y a uno y otro lado, en la forma más conveniente para servir la acción del cuadro. Es de día.- al finalizar aquel va cayendo la tarde.

ESCENA I

Al levantarse el telón óyese por la izquierda por la izquierda ruido de palos y voces. A poco, y por el mismo lado, sale apresuradamente Gavilán con el espanto pintado en el rostro. Deteniéndose en medio de la plaza.

Coro “Bribón, bribón”: (Gavilán)

GAVILAN
¡Ay!

(Mirando hacia la derecha)

¡Ya no me siguen!
¡Virgen Santísima!
¡Cómo me han puesto
de la paliza!
Todo me duele.
No me han dejado
los muy cobardes
ni un hueso sano.

(Llevándose una mano a un hombro, y quejándose enseguida)

¡Ay! no me puedo
tentar siquiera.

(Volviendo a mirar)

¡Ay, que ya vuelven!
¡Ay, que no vengan!

(Hablando consigo mismo)

Estas son las ventajas
de servir a don Juan.
¿Se va usía enterando,
mi señor Gavilán?
Lleve las cartitas,
traiga los mensajes,
luche con las dueñas,
riña con los pajes;
juegue con casadas,
que es jugar con fuego;
burle a los maridos
que despiertan luego,
y... luego, entre tanto
que vence don Juan,
aguante los palos
que pueda aguantar.
¡Ay! ¡Estos han sido
para no contarlos¡
¡Cristo! ¡Qué manera
de soltarme palos!
¡Cintarazo por acá!
¡Zas!
¡Cintarazo por allá! ¡Zas!
“¡Bribón!” ¡Bribón!
La pagarás!»
“¡Por compasión!
¡No puedo más!”
¡Ah!
¡Ah!
No hay nadie que pueda
con este don Juan;
no existe en el mundo
valiente más noble,
más noble galán.
Ni hay nada que pueda
sus mañas torcer;
ni aun ver a su padre,
que sufre y que muere
de pena por él.
¡Pobre Gavilán!
Te van a matar...
¡y a pelar!
¡¡y a mondar!!
¡Si, señor!
¡Por servir a don Juan!
Mas ¿qué puedo hacer yo,
ni qué voy a inventar,
si no puedo vivir
sin servir a don Juan?

(Con orgullo)

¡Qué don Juan,
Gavilán!
¡Qué don Juan!

(Volviéndose espantado, rápidamente)

¡Ay, Jesús!
¡Ya veía en los aires
otra lluvia de golpes
descargar sobre mí!
¡Por aquí!
¡Por allí!

(Tranquilizándose)

¡No!
¡No! ¡No!
¡Qué temblor, Santo Dios!
Pero no hay que fiarse,
que de fijo vendrán
en saliendo de nuevo a
campaña don Juan.
Y ya sé para entonces
lo que puedo esperar...

(Como antes)

¡Cintarazo por acá!
¡Zas!
¡Cintarazo por allá!
¡Zas!
“¡Bribón! ¡Bribón!
¡La pagarás! ¡Por compasión!
¡No puedo más!”
¡Ah!
¡Ah!
Este será el fin
de tu situación,
pobre Gavilán de mi corazón.
¡Por acá!
Zas!
¡Por allá!
¡Zas!
¡Zas! ¡Zas!

(Mirando hacia el fondo)

¡Dios mío! ¡Allí viene!
¡Con cara de fiesta!
¡Ya estamos en danza!
¡¡Como si lo viera!!


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ESCENA II

Gavilán “¡Dios mío, allí viene!: (Don Juan, Gavilán)

Gavilán y Don Juan. Sale éste por el fondo, con grandes muestras de alegría.

DON JUAN
¡Esta es mi loca suerte,
que morirá conmigo!
¡No hay fuerzas en el mundo que puedan con mis bríos!

GAVILAN
¡Señor!

DON JUAN
¡Dame un abrazo,
malísimo escudero,
vejete deslucido,
bergante del infierno!
Mas... ¡vive Dios! ¿qué ocurre
que sales a mi encuentro
con la color torcida
y avinagrado el gesto?

GAVILAN
¡Otra, señor, me han dado!

DON JUAN
¡Y así te dieran ciento!

GAVILAN
¡Por vos, señor, ha sido!

DON JUAN
¿Por mí? ¡Cuánto me alegro!

GAVILAN
¡Ya de coraje rabio!

DON JUAN
¡Yo de ventura muero!
¡Ah! ¡qué bella es la vida!
¡qué alegre el buen humor!
¡qué hermosas las mujeres!

(Volviéndose y como dirigiéndose a un ser imaginario)

Y tú, mujer amada,
quien fueres, como fueres,
¡mujer toda poesía!
¡encarnación soñada
de la pasión de un día!..
¡qué hermoso es el amor!

GAVILAN
Pare, señor, el vuelo
y desde el quinto cielo
descienda al bajo suelo...

DON JUAN
(Con una reverencia)
¡En tierra estoy, señor!
¿Qué es lo que ocurre?

GAVILAN
La casadita
de los lunares...

DON JUAN
¡Déjame ya!

GAVILAN
Es que por poco me desbaratan
esos lacayos
de su marido...
DON JUAN

(Muy alegre)

¡Ya hubiera sido
desbaratar!

GAVILAN
La de la plaza...

DON JUAN
¡Calla, ignorante!

GAVILAN
La malagueña...

DON JUAN
¡Calla, menguado!
Esas historias ya son historias
de un tiempo viejo que terminó.

(Cogiéndole de un brazo y bajando la voz)

Yo ya no quiero más aventura
que la aventura de la Tornera...

GAVILAN
¡Jesús!

DON JUAN
¡Silencio!

GAVILAN
¡Don Juan, por Dios,
que soy un pobre cristiano viejo!

DON JUAN
¡Por eso mismo! ¡Mucho mejor!
¡Toda España!
¡Medio mundo lo sabrá!
¡Esta si que es una hazaña
de Don Juan!
Algo tú sabes, e ignoras algo.
Sábelo todo, qué importa ya.

GAVILAN
¡Señor! ¡Qué espanto!

DON JUAN
Calma primero,
que tiempo queda para volar.
Nació, sin duda, para mi. ¡Qué hermosa!
¡Cuán dulce! ¡Qué gentil! Adivinada
al través de la espesa celosía,
tiene la vaguedad encantadora
de esos jirones pálidos de bruma
que entre los altos árboles se enredan!
Vista, es un ángel que tomó de pronto
figura de mujer. Sus claros ojos,
grandes y transparentes, han guardado
reflejos de la gloria. Cuando cruza
por los húmedos claustros del convento
deja tras si gratísimo perfume. ¡Es una flor que pasa!
Tú no ignoras
que la hazaña empezó con una frase
que por la reja deslicé del coro.
Después, la historia prosiguió ligera,
pródiga en sustos y fecunda en lances.
Con el socorro de mi sabia astucia
hacia sus manos dirigí mis cartas.
Y por el torno hablamos... Y nos vemos
de noche, muy de noche; yo, sumido
en las tinieblas de la angosta calle...
¡y tras los hierros de su cárcel, ella!

GAVILAN
¡No es posible!

DON JUAN
¿Que no? Vendrás á verlo.
Piensa la pobre que en el mundo ocurren
sucesos espantosos, fieros males,
horrendas obras de infernales seres
que ni la casa del Señor respetan.
Historias son que a mi placer invento
y que la incauta Margarita acoge
con ciega candidez.
¡Cuánta inocencia!
Sabe, de ayer, que los secuaces viles
del propio Lucifer, rey del averno,
acercándose están; que yo tan sólo
podré librarla del peligro horrible...
¡y de Palencia escapará conmigo!

GAVILAN
¡Piedad de mí, señor! ¡Dejadme solo!

DON JUAN
Nada sabe del mundo. No conoce
más que la vida del convento triste.
Al hablarle mi voz de los encantos
que ofrece el mundo a la mujer que es bella,
suspira y palidece. Margarita
viene a mi deslumbrada, fascinada,
como llega a la luz la mariposa.
La decide el temor; sí, la decide;
pero la fuerza del amor la arrastra
sin que ella misma comprenderlo pueda,
y aunque caiga en mis brazos temblorosa
de miedo solamente, de terror,
¡entre mis brazos temblará muy pronto
como una llama, con inmenso amor!

GAVILAN
¡Por Dios, señor; os lo ruego.
No os acordéis mas de mí!

DON JUAN
¡No sabes tú lo que gozo
de verte temblar así!

(Animándose por momentos)

¡Tiembla! ¡Tiembla! Esta noche,
cuando en el propio reloj
de la torre del convento
den las dos,
del convento escapará
y por la tapia del huerto
hasta mis brazos vendrá.

GAVILAN
¿Y en el convento...?

DON JUAN
(Sintiendo ruido dentro)
¡Basta!

GAVILAN
¿Y vuestro padre...?

DON JUAN
¡Calla!


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ESCENA III

Don Juan “¡Toda España!”: (Labradores, Labradoras, Don Juan, Gavilán)

Dichos. Labradores y Labradoras. Colonos de Don Gil de Alarcón, padre de Don Juan, y sus mujeres.

LABRADORES
(Dentro)
La tarde serena declina.
La noche acercándose va.
Feliz quien tranquilo camina
después del trabajo, de vuelta a su hogar.

(Va saliendo el coro. Campanas que dejan oír el toque del Angelus)

DON JUAN
Ya las campanas de las monjitas
lanzan el toque del Ángelus.

GAVILAN y CORO
(Persignándose todos)

En el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo.

DON JUAN
Ya labradores y labradoras
volviendo van del trabajo.

GAVILAN y CORO
(Como antes)
En el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo.

(Pasa el Coro que salió primeramente. Van saliendo de casa de Don Gil los Colonos y sus mujeres con actitud de recogimiento y de pena, y avanzan medrosamente hacia Don Juan)

DON JUAN
(A Gavilán)
Gente sale de casa.

GAVILAN
Colonos que vinieron
para alegrar un tanto
la soledad del viejo.

DON JUAN
(Contrariado)
(Le ha dado a mi buen padre
por presumir de enfermo)

COLONOS y SUS MUJERES
Señor.., os saludamos.
Señor... ¡que os guarde el cielo!

DON JUAN
Gracias. Seguid.

COLONOS y SUS MUJERES
(Entre ellos)
¡Da pena verle!
¡Pobre don Gil!

DON JUAN
¿Qué vais hablando?
¡Pronto! ¡Decid!

COLONOS y SUS MUJERES
(Con humildad)
¡Señor... Señor...
sufre, suspira,
clama por vos!

DON JUAN
(¡Qué inoportuna
reconvención!
¡Cuando las notas
de esa campana,
que es de las suyas,
me están trayendo
voces de amor!)

COLONOS y SUS MUJERES
¡Sufre... suspira...
Perdón... Señor!

DON JUAN
(A Gavilán)
Voy con mi padre.

(A los otros)

¡Seguid con Dios!

GAVILAN
(¡Han encontrado
su corazón!)

COLONOS y SUS MUJERES
Con Dios quedad.

DON JUAN
Seguid con Dios.

COLONOS y SUS MUJERES
¡Adiós!

DON JUAN y GAVILAN
¡Adiós!

(Hacen mutis los Colonos y sus Mujeres. Salen nuevos grupos de Labradores y Labradoras. Don Juan ha entrado en su casa. Siguen las campanas)

CORO
Ya las campanas de las monjitas
lanzan el toque del Ángelus.

GAVILAN y CORO
(Persignándose)
¡En el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo!

GAVILAN
¡Con Dios marchad!

CORO
¡Quedad con Dios!

GAVILAN
¡Adiós!

CORO
¡Adiós!

(Mutación)


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CUADRO II

Telón corto de calle. Fachada lateral del Convento, con dos o tres ventanas, bajas y grandes, de reja aguzada y espesa celosía. Es de noche.

ESCENA IV

Gavilán “Por Dios señor os lo ruego”: (Don Juan, Gavilán)


Gavilán y Don Juan. Aparece aquel traído por Don Juan.
DON JUAN
Sígueme. Ni mi padre
con tanto suspirar,
ni tú con tus melindres
de vieja mojigata,
me detendréis ya más.

GAVILAN
Por Dios, señor, os lo ruego.
No os acordéis más de mí.

DON JUAN
(Burlonamente)
En aventura tan grande,
¿cómo renunciar a ti?
Sigue.

GAVILAN
Señor... imagino
que exageráis, que mentís,
porque yo tiemblo de espanto
y con ello os divertís.

DON JUAN
¡Hipocritón del demonio,
por fuerza me has de seguir!
¡Aguza ya los sentidos!
¡Vas a ver... y vas a oír!
¡Todo, dispuesto! La escala
de la tapia cuelga ya.
Los vestidos ya la esperan
que en el mundo llevará.
Los caballos prevenidos
impacientes estarán.
¡Qué aventura tan famosa
la aventura de Don Juan!
¡Vete allá!
¡Mira bien!
¡Oye bien!
¡Vas a oír!
¡Vas a ver!

(Gavilán, obedeciendo, se recata en la sombra. Don Juan acercándose a una de las rejas)


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ESCENA V
Don Juan “Ven aquí. Sígueme”: (Don Juan, Margarita)

Dichos y Margarita.

DON JUAN
¡Margarita!
Margarita misteriosa;
mariposa
que la luz buscando vas;
soy el eco
de la voz que te reclama;
soy la llama
que te atrae; ¡soy don Juan!

MARGARITA
(Dentro. Detrás de la celosía a la que se acerca Don Juan)
¡Don Juan! ¡Don Juan!

DON JUAN
¡Margarita!
¡No desoigas mi reclamo!
¡Yo te amo,
yo te imploro con afán!
Soy el mundo
que codicia tu hermosura;
¡la ventura
de tu vida! ¡Soy don Juan!

MARGARITA
(Dentro)
¡Don Juan! ¡Don Juan!
¿Por qué tan dulce
suena tu voz?

DON JUAN
¡Porque la escucha
tu corazón!

GAVILAN
(¡Era verdad!
¡Válgame Dios!)

MARGARITA
¡Libradme pronto
de tanto horror!

DON JUAN
(¡La pobrecilla,
cómo cayó!)

GAVILAN
(¡Dios de Israel!
¡Libera nos!)

MARGARITA
¡Cómo palpita
mi corazón!

DON JUAN
¡Ya lo sabéis!
¡Hasta las dos!

GAVILAN
(¡Voy a morir!
¡San se acabó!)

DON JUAN
¡Hasta las dos!

MARGARITA
¡Hasta las dos!

GAVILAN
¡Válgame Dios!


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ESCENA VI

Don Juan ¿Lo ves? ¿Lo ves?: ( Don Juan, Gavilán)

Don Juan y Gavilán.

DON JUAN.
¿Lo ves? ¿Lo ves?

GAVILAN
¡Era verdad!

DON JUAN
Disponte, pues,
para escapar.

GAVILAN
¿Los dos?

DON JUAN
¡Los tres!

GAVILAN
Y en lance tal,
¿qué voy yo a hacer?

DON JUAN
Diestramente preparada
tengo la combinación;
¿que marchamos viento en popa?
¡aquí estamos ella y yo!
¿Que fracasan mis intentos
y al correr tan loco albur
nos persiguen y acuchillan?
¡pues entonces sales tú!
¿Te parece mal
mi resolución?

GAVILAN
¡Me voy a lucir
con mi intervención!

DON JUAN
¿Que sus éxtasis dulcísimos
nos ofrece la pasión,
y sus dichas tentadoras?
¡Aquí estamos ella y yo!
¿Que se quiebra nuestro juego,
por maldad o por virtud,
y que vienen ya mal dadas?
¡Pues entonces sales tú!
¿Te parece mal
mi resolución?

GAVILAN
¡Me voy a lucir
con mi intervención!

DON JUAN
¡Valor en los ánimos
y audacia requiero...!

GAVILAN
¡Si quiebran sus cábalas
nos parten por medio!

DON JUAN
¡Doblones simpáticos
en número inmenso!

GAVILAN
¡Metióme de súbito
en bárbaro enredo!

DON JUAN
¡Dos potros más rápidos
que el rápido viento!...

GAVILAN
¡Diez años de cárceles
nos cuesta lo menos!
¡A los tres! ¡A los tres!

DON JUAN
¿A las tres?
¡No, señor!
¡A las dos!

GAVILAN
¡Sí, señor,
a los tres!

DON JUAN
¡A las dos!

GAVILAN
¡A los tres!

DON JUAN
¡Vamos, pues!

GAVILAN
¡¡Vamos, pues!!

(Salen apresuradamente)


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CUADRO III

Claustro bajo del Convento. En una esquina una imagen de la Virgen. Sobre un sencillo altar, en el que habrá varios cirios, unos encendidos y otros no. Al pie de la imagen un ramo de flores.
Entre los arcos del Claustro se distinguen los árboles del huerto. Extendiéndose en masa sombra hacia el fondo.
Es de noche llueve y silba el viento. Y hacia el final del acto, como lo indican las frases de Margarita, desencadénase el huracán.


ESCENA VII

Margarita “¡Qué cielo tan triste!: (Margarita)

MARGARITA
(Que llega por el fondo del Claustro)
¡Qué cielo tan triste!
¡Qué noche tan larga!
Palencia reposa
y el Mal la amenaza
con nube de crímenes
incendios y plagas,
¡Y aún nadie sospecha
de cólera tanta!
¡Dios mío! ¿Qué escucho?
¿Qué golpes sonaban?
No. Sólo es la lluvia
que sacude y azota las ramas.
El mundo se extiende
detrás de esas tapias.
¡Quién sabe las dichas
que el mundo me guarda!
Tremendo peligro
mi vida amenaza.
Don Juan, desde el mundo
lo sabe, y me salva.
¿Qué escucho, Dios mío?
¿Qué voces clamaban?
No. ¡Sólo es el viento
que sacude y azota las ramas!
¡Son rayos que ciegan
sus fijas miradas!
¡Qué encanto difunden
sus tiernas palabras!
Dijera, al oírlas,
que, trémula y blanca,
la luz de los cielos
desciende a mi alma.
¿Qué miro, Dios santo?
¡Qué horribles fantasmas!
¡Ah! ¡No! ¡Son las sombras,
cuando el viento sacude las ramas!
¡Las dudas
que me asaltan, mi pecho
desgarran!
¡Acoge,
Virgen Santa,
mis últimas
plegarias!


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ESCENA VIII

Margarita y las Monjas, Postérnase Margarita a los pies de la Virgen. Escondiendo el rostro entre las manos. Uyese el rezo de la Comunidad, que pasa por el Claustro.

Monjas “¡Erige me de inimicis meis Deus meus!: (Monjas)

LAS MONJAS
(Desfilan lentamente cantando)
Erige me de inimicis meis Deus meus:
Et ab insurgentibus in me libera me.
Erige me de operantibus iniquitatem:
et de viris sanguinum salva me.

(Desaparecen Las Monjas y déjanse de oír poco a poco sus pasos)


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ESCENA IX

Margarita “De nada sospechan”: (Margarita)

MARGARITA
(Levantándose)
De nada sospechan
mis pobres hermanas...
Sus voces se extinguen...
Sus rezos acaban...
No sé qué influjo mágico
mi voluntad agita;
no sé qué vagas notas
inundan de alegría
mi pobre corazón;
fascínanme de pronto
brillantes perspectivas,
y cánticos dulcísimos
y tentadoras risas...
¡y siento al fin valor!
Templo que me acogiste,
refugio de mi celda,
claustro en que tantas veces,
pacífica y serena,
mi vida transcurrió;
flores de mis jardines,
árboles de mi huerta,
encanto de mis ojos
y amigos de mis penas,
¡adiós! ¡adiós! ¡adiós!
Y tú, Virgen mía, celeste Señora,
¿qué imagen ahora
podrá, como tú, recoger mi oración?
Mis llaves te dejo de hermana tornera,
que nadie pudiera
guardarlas mejor.

(Acompañando las palabras con la correspondiente acción)

Ojalá que esta luz que te enciendo
siguiera, perenne, brillando y ardiendo
mientras falte a tu culto mi amor.
Ojalá que este ramo de flores
conservara frescura y colores
mientras vuelvo a cambiártelo yo..
Virgen de mis amores,
ya ves, te dejo al fin.
Sigue mis pasos siempre
y acuérdate de mí.
Nadie jamás te quiso
cual yo te quiero, aquí.
¡Nunca podré olvidarte!
¡Acuérdate de mí!
Dios haga que muy pronto.
gozosa vuelva a ti.
¡No me abandones nunca!
¡Acuérdate de mí!
¡Dios mío! ¡Dios mío!
¡Qué horrible tempestad!
Arrecian la lluvia
y el ronco huracán.


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ESCENA X

Margarita y Don Juan “Parece que el viento”: (Margarita, Don Juan)

Margarita y Don Juan, dentro.

MARGARITA
Parece que el viento
sus voces imita.

(Campana de reloj)

¡Las dos! ¡Cielo santo!
¡Jesús!

DON JUAN
(Dentro)
¡Margarita!

MARGARITA
¡Jesús! ¡El momento
llegó de la cita!
¡Ah! ¡Sí! ¡Me ha llamado
su voz!

DON JUAN
(Dentro)
¡¡Margarita!!

MARGARITA
¡Por Dios, no me dejes,
oh Virgen bendita!
¡Me llama, y aún dudo!
¡Por Dios!

DON JUAN
(Dentro)
¡¡¡Margarita!!!

(Con sus actitudes, y con la expresión de rostro también, Margarita demuestra la tremenda lucha que se riñe en su alma. Ya se acerca a los árboles, como, disponiéndose a huir. Ya se vuelve a la Virgen. Implorando su perdón)

(Arrecia la tormenta)

MARGARITA
¡Cegada voy tras él!
¡Virgen, adiós!

DON JUAN
(Dentro)
¡Ven! ¡Ven!

MARGARITA
¡No puedo resistir!

(A La Virgen)

¡Acuérdate de mi!

DON JUAN
(Dentro)
¡Ven!

MARGARITA
¡Sí!

DON JUAN
(Dentro)
¡Ven!

MARGARITA
¡Sí!

(Decídese al fin a internarse entre los árboles precipitadamente, desapareciendo a la vista del público)

DON JUAN
(Dentro)
¡Por fin!

TELÓN RÁPIDO


Información obtenida en la Página Web http://lazarzuela.webcindario.com/
 

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