BOHEMIOS
Zarzuela en un acto y tres cuadros.
Libreto de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios.
Música de Amadeo Vives.
Se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, el día 24 de
Marzo de 1904.
REPARTO
(Estreno)
Cossette
– Amparo Taberner.
Roberto
– Carlos Allen Perkins.
Victor
– Antonio González.
Pelagia
– Nieves González.
Marcelo
– Vicente García Valero.
Un
bohemio - Sr. Sanz.
ARGUMENTO
Ambientado
en el París romántico de 1840. Roberto y Víctor son dos artistas que, sin
demasiada suerte, viven en un sotabanco sin luz aunque con buen humor, y han
compuesto una ópera con la que confían alcanzar la gloria. En la buhardilla
vecina vive Cossette, hija de un antiguo tenor que prepara a la intérprete para
su presentación en la Opera de París. La soprano conoce casi de memoria la
ópera de su vecino, que lleva por título Luzbel y la tararea a menudo, poniendo
nervioso al joven. Sin embargo, Cossette considera que es una pieza magnífica y
de ahí su interés. La joven se apoya en el señor Girard, un mecenas de artistas
que la protege para presentarla en sociedad. La cantante le pide que apoye
también al bohemio. Girard se muestra complacido en proteger a un artista más y
le da una invitación al compositor, desconocedor de las numerosas atenciones que
Cossette tiene con él. Ella le deja la invitación en su buhardilla que Roberto aprovechará.
Paralelamente, Víctor se lamenta de no haber podido convencer al dueño de una
fonda por lo que mantiene el hambre habitual. Cossette cruza la plaza y recibe
arrumacos del poeta que ella no escucha.
Aparecen
grupos de bohemios que el poeta esquiva escondiéndose. Girard aparece
emocionado porque va a presentar a dos artistas noveles: una soprano y un
músico, que aunque no conoce sospecha debe ser muy notable. Tanto Roberto como Cossette
llegan vestidos con mayor elegancia de lo normal. Ella descubre al joven en
conversación con otras damas y, a la par, el músico siente un interés especial
por ella, y aunque ésta le recomiende prudencia, él le expresa su amor con entusiasmo.
La desesperada situación de Víctor, por su parte, no resulta extraña a Girard
que también lo invita en otro alarde de generosidad.
En
el siguiente cuadro aparece el salón de artistas de la Opera de París. Girard
intenta convencer a Víctor para que envíe el texto de su obra al director de la
ópera. Su influencia obraría el milagro de ser musicada por un maestro. Víctor
convencido, va a ver al director. Llegan Cossette y su padre, ambos muy
nerviosos. Girard les anima y le dice que ella va a triunfar. Entra Roberto y
Víctor le comenta que Auber quiere proponerle la música de su libreto, con gran
dolor del compositor. Mientras el poeta sueña en su éxito, aparece Girard quien
se entusiasma con el hecho de que el poeta pueda estrenar, aunque no pueda comprender
cómo el director se acuerda de quién es él. Roberto también ha ido a ver al
director que le animó a seguir trabajando sin hacer demasiado caso de los protectores.
El recital de Cossette va a comenzar después de la presentación del mecenas.
Ella ruega a Roberto que la acompañe al clave. El asombro del músico se
acrecienta cuando ella solicita interpretar la ópera Luzbel. El éxito es
rubricado por los asistentes y Girard promete encargarse del estreno, con lo
que gracias a él tres nombres subirán a la gloria. Culmina la obra cuando
Girard bendice el amor de los dos artistas.
ACTO UNICO
CUADRO PRIMERO
Interior
de un sotabanco en París, a la derecha del actor. Este interior ocupará tres
partes del plano de la escena, y el fondo sólo llegará a la segunda caja. En,
la pared del fondo gran ventana cuadrilonga con vidriera de vidrios pequeños de
la época y de las llamadas de corredera. Por esta gran ventana se ve
perspectiva de torres, tejados, etc. de París, a gusto del pintor. Electo de
noche. Está nevando. Luz conveniente. A la derecha, primer término, una puerta.
En el muro que separa la decoración por la parte izquierda, puerta de casa con
una sola hoja, ventanilla y montante, y cerradura y cerrojo. La parte izquierda
del plano de la escena figura el descansillo de una escalera, y en primer término
izquierda se supone la escalera con la barandilla, que sigue hacia el fondo y
por la parte izquierda. En este descansillo y al fondo segundo término, puerta
de otro sotabanco, con su ventanillo, etc. Todo practicable, frente al público.
La barandilla de la escalera puede ser de madera o hierro, a gusto del pintor.
En el segundo término, perdiéndose en la caja segunda izquierda, ángulo o
pasillo que se pierde. En la puerta del mismo, que da acceso al resto de la
decoración, un aldabón pequeño de hierro. En el sotabanco de la derecha un
clave en el centro de la habitación lleno de papeles de música, libros, etc. Un
taburete frente al clave. Un sillón desvencijado y varías sillas de la época.
En sitio conveniente de la pared una cornucopia. Al lado del clave un velador
pequeño, lleno también de libros y papeles en montón. Al lado de la puerta
derecha una percha, y en ella, colgado, un carric de la época y un sombrero
gris de fieltro. Sobre el clave, un candelero viejo con una vela encendida. En
el ángulo de la izquierda de esa habitación una estufa apagada, pero que luego
se enciende; puede estar pintada en el telón con el doble efecto indicado. La
ventana se hallará abierta al empezar el acto. Un con un laurel en el alféizar
de la ventana.
ESCENA I
Al
levantar se el telón, aparece Roberto sentado frente al clave en actitud de
tocar.
(Música)
ROBERTO
(Tocando
y cantando)
Mudos
testigos
de
mis amores
son
estas flores
de
tu jardín.
(Cesa
de tocar)
¡Esto
es!... ¡Por fin!
Mejor
la frase
resulta
así.
Tiene
más expresión.
Y
ahora la tiple
dice
al tenor...
(Tocando
y cantando)
Amor
es gloria,
amor
es vida,
el
cielo envidie
nuestra
pasión.
Todo
en la tierra
respira
amores,
cantemos
juntos
himnos
de amor.
(Cesa
de tocar)
¡Amor!
¡Amor!
Bien
va...
Ya
está...
Y
esto se enlaza
con
el final.
(Tocando
y cantando otra vez)
Y
el bosque amores canta
y
amor
es
canta el río,
y
tierra y cielo entonan
la
estrofa del amor.
(Se
queda pensativo sobre el clave)
ESCENA II
Dicho
y Víctor, por la escalera del descansillo
VICTOR
Maldita
escalera.
¡Caramba!
¡Qué horror!
¿Estará
Roberto?
(Llamando
con el aldabón)
ROBERTO
Más
dulce este amor.
(Tocando
y cantando)
¡Amor!
¡Amor!
Y
el bosque amores canta…
VICTOR
(Escuchando
desde la puerta)
Lo
encuentro trabajando…
ROBERTO
Y
amores canta el río…
(Dentro
del cuarto)
VICTOR
No
hay duda, es lo mío.
(Desde
la escalera)
LOS
DOS (A la vez)
Y
tierra y cielo entonan
la
estrofa del amor.
(Víctor
golpeando fuertemente con el aldabón)
ROBERTO
¿Qué
es eso? ¿Quién llama?
(Levantándose)
VICTOR
Roberto,
soy yo.
ROBERTO
Es
Víctor… Espera…
(Abre
la puerta y entra Víctor y la cierra)
VICTOR
¡Salud,
gran Berilos!
ROBERTO
Trabajaba
en nuestra obra.
VICTOR
Desde
fuera te escuché.
ROBERTO
Corrigiendo
estaba el dúo.
VICTOR
Pues
prosigue…
ROBERTO
Vas
a ver.
(Se
sienta frente al clave, y cuando va a tocar, se oye la voz dentro de Cossette)
COSSETTE
(Dentro)
La
mariposa,
de
rosa en rosa,
de
lirio en lirio
volando
va.
VICTOR
¡Qué
voz tan linda!
COSSETTE
(Dentro)
Traralará…
Traralará.
La
mariposa
de
rosa en rosa
volando
va.
ROBERTO
¡Ay,
qué vecina,
siempre
lo mismo,
todos
los días
cantando
está!
No
toco ya.
VICTOR
Pero
¿por qué?
ROBERTO
Porque
me aburre
con
sus canciones
esa
mujer.
VICTOR
No
seas tonto,
deja
que cante,
venga
ese dúo,
vamos
a ver.
(Roberto
se sienta, toca y canta, al mismo tiempo que se oye la voz de la tiple dentro)
ROBERTO
Dulce
esperanza
de
mis amores,
son
estas flores
de
tu jardín.
COSSETTE
(Dentro)
La
mariposa
de
mis amores
liba
en las flores
de
tu jardín.
¡Taralará,
taralarí!
ROBERTO
(Pegando
un puñetazo en el clave)
No
paso de aquí.
(Hablado)
VICTOR
No
te incomodes, hombre. La voz de esa mujer es preciosa y la canción muy linda.
ROBERTO
Como
que es mía. ¿No te acuerdas?… “La mariposa”.
VICTOR
¿Y
te enfada tu música?
ROBERTO
No
es eso. Es que esa vecina de mis pecados, siempre que me pongo a trabajar,
canta y me quita la inspiración.
VICTOR
Oye,
¿y es bonita?
ROBERTO
Si
no la conozco. Ni quiero. Sé, por la portera, que es hija de un tenor que se
quedó sin voz y dedica su hija al bel canto, para mi desesperación.
VICTOR
Pero,
Roberto, ¿sabes que hace aquí un frío de dos mil diablos? Y es natural, tienes
la ventana abierta, la estufa apagada y está nevando. ¡Calla! ¡Un tiesto! ¿Qué
es esto?
ROBERTO
Un
laurel, chico… ¡Laurel!
VICTOR
(Declamando)
¡Oh,
tú, verde laurel, sagrado emblema de la gloria inmortal!
Yo
te saludo.
(Transición)
Pero, a lo que vengo.
ROBERTO
¿Qué
quieres?
VICTOR
¿Cómo
estás de ropa?
ROBERTO
Lo
puesto, y gracias, porque me lo dieron usados. ¿Es que querías empeñar?…
VICTOR
Justamente.
ROBERTO
Pues
desiste de tu empeño.
VICTOR
Pero
aquí tienes una pistola… como quien dice, una solución.
ROBERTO
Si
no está cargada.
VICTOR
Pues
la venderé aunque sea por hierro viejo. (Guardándosela en el bolsillo) ¡Y
pensar que dos genios… no tengan nada ni qué empeñar, ni que vender, ni que
llevarse a la boca esta noche!
Porque
¿no tendrás tabaco?
ROBERTO
Ni
pipa.
VICTOR
Está
bien. Bonita situación. Las seis y media de la tarde y henos aquí en un
sotabanco de la villa de París, sin lumbre, sin pan, sin tabaco, sin pipa y con
una ópera, letra mía y música tuya, sin estrenar.
ROBERTO
Tú
lo has dicho.
VICTOR
Pero,
calla… Ahí tienes un abrigo (señalando el carric) ¡Un abrigo!… Una cosa que no
es necesaria con este tiempo de primavera.
ROBERTO
Cuando
está allí, es porque no puede estar en otra parte.
VICTOR
No
lo toman ¿eh?
ROBERTO
Pues
si lo tomaran…
VICTOR
¿Y
qué hacemos?… (Hablan bajo)
ESCENA III
Dichos
y Marcelo, saliendo de la puerta del fondo de la escalera, y Cossette, sin
atravesar el dintel de la misma puerta.
MARCELO
(A Cossette)
¡Adiós
Cossette, hija mía! Ya sabes… te espero a las nueve en el restaurant de la Bola
de Oro… ¡Dios haga que esta noche!… En fin… Adiós, hija mía.
COSSETTE
Adiós
papá… hasta luego. (Cierra la puerta y desaparece Cossette)
MARCELO
(Dirigiéndose
a la escalera y parándose de pronto en el descansillo)
Y
está nevando… Y yo así, en pleno mes de julio (señalando el traje), y por la
voz no lo siento, porque ya la perdí, ¡lástima de voz! Si el vecino fuera tan
amable… El no debe salir de noche. Yo llamo (llama con el aldabón)
VICTOR
Han
llamado.
ROBERTO
¿Será
la providencia? (Levantándose y yendo a abrir)
VICTOR
Esta
señora no sube a los sotabancos.
MARCELO
(Después
de abrir la puerta Roberto)
Buenas
noches.
ROBERTO
Pase
usted, pase usted, que con el aire se apaga… la estufa.
MARCELO
(Entrando)
Muchas
gracias.
(Roberto
cierra la puerta)
ROBERTO
Siéntese
usted.
MARCELO
Yo
soy el vecino de aquí al lado.
ROBERTO
¿El
tenor?
MARCELO
Sí,
señores, el ex tenor.
VICTOR
¡Ah!
Usted es el padre de la que canta.
MARCELO
¡El
mismo! Qué voz tiene, ¿eh?
VICTOR
Preciosa.
ROBERTO
(Aparte)
¿Qué
querrá éste?
MARCELO
La
voz es divina… Pero, ¿y la escuela? ¿La escuela de canto?… Es la mía. La enseño
yo… Quiero dedicarla al teatro. ¡Al teatro en donde tantos laureles ha
conseguido su padre! Un servidor de ustedes, Marcelo Lissan.
VICTOR
¡Ah!
¿Pero usted es Lissan? Chico, si es Lissan.
ROBERTO
¡Lissan!
MARCELO
Sí…
Lissan (aparte) ¡Aún me recuerdan!…
VICTOR
(Aparte
a Roberto)
Yo
no lo he oído nombrar en mi vida!
MARCELO
Sí,
señores, perdí la voz una noche en Marsella al salir del teatro, donde había
cantado, arrebatando al público, mi ópera favorita, Hero y Leandro; se me
inflamó una cuerda, y desde entonces no vibra.
VICTOR
(Dándole
la mano)
Siento
muchísimo lo de la cuerda.
ROBERTO
(El
mismo juego)
Lo
mismo digo.
MARCELO
Muchas
gracias. (Aparte) ¡Qué finos son!… Pero por mí, no se molesten ustedes… Pues
yo, aunque no tenía el honor de tratar a usted (por Roberto) me dije, ¡qué
diablo! Entre vecinos… alguna vez tiene que ser la primera… Y llamé… Y vengo…
como la noche está así, y… claro, usted no saldrá esta noche.
ROBERTO
Acabe
usted.
MARCELO
Pues,
en fin, yo he reparado que usted, joven, tiene un carric, y como tengo que
salir, porque esta noche se presenta mi hija en el salón de la Opera cómica y
va a cantar delante del director Rossand, que ya la conoce y la distingue, y
delante de gran número de artistas para que la oigan y la juzguen y sea
contratada…
ROBERTO
¡Ah!
Pero esta noche se lleva usted de casa a la niña y no canta, ni toca, y la van
a contratar, y se mudarán ustedes de cuarto, es claro, a una calle más cerca de
la Opera. Amigo mío, entre vecinos… Víctor, el carric, el carric es para este caballero.
MARCELO
¡Cuánta
amabilidad!
VICTOR
(Cogiendo
el carric y dándoselo a Marcelo)
Tome
usted.
MARCELO
¡Ay,
muchas gracias!
VICTOR
Deje
usted. (Andando a ponérselo)
MARCELO
Pero
no se moleste usted.
VICTOR
Le
está, que ni hecho a medida.
ROBERTO
Le
sienta a usted admirablemente.
VICTOR
¡Ah!…
Un pedazo de forro que le cuelga. Esto se quita. (Lo arranca)
MARCELO
Está
bien. (Queriendo abrochárselo)
ROBERTO
No…
no se lo abroche usted… No tiene botones.
VICTOR
Está
de última moda. Ahora no se llevan botones.
MARCELO
Tantas
gracias. Mañana por la mañana lo tendrá usted aquí.
ROBERTO
Le
ruego a usted que me lo cuide.
MARCELO
Descuide
usted. Muy buenas noches.
(Abre
la puerta, la cierra y vase por la escalera)
ESCENA IV
Roberto
y Víctor.
ROBERTO
(Abriéndosele
la boca)
¡Aaah!…
VICTOR
¿Qué
es eso? ¿Te aburres?
ROBERTO
No,
es que tengo hambre.
VICTOR
Pluralicemos.
Nosotros tenemos hambre. ¡Una idea! ¿Cómo estamos de crédito?
ROBERTO
Desacreditados.
VICTOR
¿Qué
debes en el restaurant de Ambos Mundos?
ROBERTO
Yo,
un mundo.
VICTOR
Yo
el otro.
ROBERTO
Pues
no podemos ir a esos hemisferios.
VICTOR
¿Y
en el Arco Iris?
ROBERTO
Siete
francos.
VICTOR
¿A
franco por color?
ROBERTO
Vamos
a la Bola de Oro. Iremos sin abrigo, ¿eh?
VICTOR
Lo
que quieras.
ROBERTO
Pues
andando. (Abre la puerta, salen, introduce la llave por fuera y quedan en el
descansillo de la escalera)
VICTOR
(Cantando)
Dulce
esperanza
de
mis amores…
ESCENA V
Dichos,
Pelagia, subiendo la escalera.
PELAGIA
¿A
dónde van ustedes con esta noche?
VICTOR
A
hacer la digestión, señora… Pelagia.
ROBERTO
(A
Pelagia)
Ahí
queda la llave.
PELAGIA
Está
bien.
ROBERTO
¡Ah!
Quite usted de la ventana el tiesto del laurel.
VICTOR
Sí…
no se nos vaya a helar la gloria. (Vanse por la escalera)
ESCENA VI
Pelagia.
PELAGIA
¡Qué
muchachos!… (Abriendo la puerta del cuarto de Roberto y dejándola abierta)
¡Uff!
¡Cómo está esto! (Entrando) ¡Qué revuelto! ¡Y la ventana abierta con este
frío!… (Va a cerrarla, quita el tiesto de la ventana…)
ESCENA VII
Dicha
y Cossette a poco, por la puerta del fondo del corredor del descansillo de la
escalera, con traje de época, sombrero, etc, pero todo pobre. Lleva en una mano
un paraguas encarnado, cierra la puerta de su cuarto con llave y se dirige
hacia la escalera.
(Música)
COSSETTE
(Dentro)
La
niña de ojos azules,
de
ojos azules y bellos,
la
de los rubios cabellos
qué
bella está.
(Saliendo
y cerrando la puerta)
Cuando
recoge su falda
soñando
con sus amores
las
flores de mil colores
que
el campo da.
(Al
avanzar hacia la escalera ve la puerta del cuarto de Roberto abierta)
Su
puerta abierta…
salió
tal vez….
(Asomándose)
¡Pelagia!
PELAGIA
(Viéndola)
¡Adentro!
Que
no está él.
¿Por
qué, señorita,
por
qué ese temor?
COSSETTE
No
quiero que sepa
que
aquí vengo yo.
Porque
aunque Cossette
venga
siempre aquí,
viene
nada más
porque
ella es así.
Una
chiquilla
buena
y sencilla,
que
se desvive
por
hacer bien.
Pero
no quiere
que
piense nadie
que
aquí otra cosa
busca
Cossette.
PELAGIA
El
pícaro mundo
es
murmurador,
mas
siempre perdona
mediando
el amor.
COSSETTE
¡Amor!…
¡Amor!…
si
es amor el sentir
por
un hombre latir
con
fuerza el corazón;
si
es amor suspirar,
y
sufrir y abrigar
una
dulce ilusión,
entonces
sí,
yo
siento amor,
mas
no me digas,
por
favor,
porque
Cossette
no
puede amar,
sino
la gloria
nada
más.
Brillar
en la escena
mi
amor sólo es,
y
después de alcanzar
mi
noble anhelo,
pensar…
¡pensar en él!
(Hablado)
PELAGIA
¿Y
va usted a cantar pronto en el teatro?
COSSETTE
Muy
pronto, así lo espero.
PELAGIA
Pues
esa noche sí que no falto.
COSSETTE
¡Pero,
Dios mío!… esto es un páramo. ¡La estufa apagada! Pelagia entra en casa y trae
carbón para encender esa estufa…
PELAGIA
Voy
enseguida. (Vase corriendo y entra en el cuarto de Cossette)
ESCENA VIII
Cossette.
COSSETTE
(Arreglando
el cuarto)
La
verdad es que soy una loca. Si un día llegara de improviso Roberto y me hallara
aquí… ¡Qué vergüenza! ¡Qué diría!… ¡Dios mío! ¡Qué revolución de papeles! Voy a
ver lo que ha trabajado desde ayer en su ópera. ¡Anda¡ ¡Si ya la tiene acabada!
A ver… ¡Ah! Y ha corregido el dúo… Pero es muy poco… Sí…
(Leyendo en la partitura. Cantando)
“Son
las flores
de
tu jardín…”
Está
casi igual.
“Y
el bosque amores canta…”
Sí,
igual. Si él supiera que me lo sé de memoria…
¡Ah!
Si esta noche yo me atreviera…
¿Y
por qué no?
(Recoge
el papel de música y lo arrolla)
¡Ay!
Alguien sube la escalera…
¿Será
él?
(Se
dirige a la puerta y sale al descansillo de la escalera)
¡Ah,
no! Es el señor Girard.
¡Usted
por aquí, señor Girard!
ESCENA IX
Dicha
y Girard. Traje de época en buen estado, tipo viejo pero irreprochable en el
vestir.
GIRARD
Encantadora
Cossette… buenas noches… ¿Qué? ¿Vas a salir?
COSSETTE
Sí,
señor. Voy a buscar a mi padre para ir después juntos al salón de la Opera
Cómica.
GIRARD
Sí,
hija mía, no faltes. Allí estaré yo. Hoy puede comenzar tu gloria. Yo te
protejo. Ya lo sabes, Girard. Yo, el mecenas de todos los artistas. ¡Ah! Y
sobre todo, preséntate muy elegante, con lo mejor que tengas, hija mía, porque
una artista que viste bien tiene ganada, por lo menos, la mitad de su gloria.
COSSETTE
¡Con
lo mejor que tenga! ¡Ay, señor Girard! Pues esto es lo mejor. (Señalando el traje
puesto)
GIRARD
¿Lo
puesto? ¿Y por qué no me lo has dicho antes? No tienes confianza… yo te hubiera
proporcionado ropa, todo lo que hubieras necesitado.
COSSETTE
Muchas
gracias, pero precisamente ya habíamos pensado en esto mi padre y yo.
GIRARD
Eso
es otra cosa. Y a propósito, aquí tienes la otra invitación que me has pedido
(dándosela)
COSSETTE
Muchas
gracias. Pero venga usted. Pase usted a casa.
GIRARD
¡No,
hija mía, no te molestes!… Vas a salir, y…
ESCENA X
Dichos
y Pelagia, por el fondo del corredor, con un cogedor lleno de carbón.
PELAGIA
¡Ay,
el señor Girard! Muy buenas noches señor Girard.
GIRARD
¡Hola
Pelagia!
COSSETTE
Pero,
¿se conocen ustedes?
GIRARD
A
mí todo el mundo me conoce.
PELAGIA
Si
es nuestro protector…
COSSETTE
¿También?
PELAGIA
Pero
pasen ustedes aquí… La escalera está muy fría. Pues sí, señorita, (pasan a la
habitación de Roberto), este caballero me ha ofrecido colocar a mi marido.
GIRARD
Ya
está recomendado, y bien. Eso está hecho. ¿Y ésta es su habitación de usted,
portera?
COSSETTE
No,
señor. Aquí vive precisamente ese artista, el músico que le he recomendado a
usted y para quien es esta invitación.
GIRARD
¡Ah,
Roberto Randel! Sí, ya está recomendado. El saldrá, él llegará… te lo aseguro…
No es el primer artista a quien yo le he abierto las puertas de la gloria,
pero, Cossette, yo me retiro. Luego, luego nos veremos. A ver cómo cantas esta noche.
No te cortes, deja bien a tu padrino.
COSSETTE
Tengo
mucho miedo…
GIRARD
Nada
de miedo, adelante. Yo te empujo… Tú llegarás… Eso está hecho… y adiós.,
Pelagia, adiós, Cossette…
PELAGIA
Vaya
usted con Dios, señor Girard, y no se olvide usted…
GIRARD
Descuida…
(Saliendo) Yo no me olvido de nada… Hasta luego, buenas noches. (Baja la
escalera y vase)
COSSETTE
(Acompañándole
hasta el descansillo) Adiós, señor Girard. Cuidado con la escalera (volviendo)
¡Qué bueno es este señor! Y ahora… ¿dónde pondré esta invitación para que
Roberto…? Aquí (poniéndola encima del clave) Donde pueda verla enseguida… sobre
el clave, sobre los papeles de música.
PELAGIA
Ya
está encendida la estufa.
COSSETTE
Gracias,
Pelagia.
PELAGIA
Las
gracias se las tenía a usted que dar el señorito Roberto.
COSSETTE
Calla…
y me voy corriendo que ya es muy tarde.
PELAGIA
Buena
suerte, señorita.
COSSETTE
Dios
te oiga, Pelagia. (Vase por la escalera)
PELAGIA
¡Qué
buena es!… Es digna de mejor suerte. En fin, cerremos la puerta. (Lo hace) Dejemos
esto en casa de Cossette (por el cogedor) y luego al banco de la paciencia, a
la portería (Vase por el cuarto habitación de Cossette, fondo corredor)
ESCENA XI
Por
la escalera, Cecilia y Juana, trajes de la época.
JUANA
Hemos
llegado.
CECILIA
¡Jesús,
qué alto está esto!
JUANA
Hija,
los artistas viven en la gloria.
CECILIA
¿Estará
Roberto?
JUANA
Ahora
lo veremos. (Llama. Mirando por el ojo de la cerradura)
Me
parece que no hay nadie.
CECILIA
Pues,
vámonos.
JUANA
No;
espera, es preciso que sepa que hemos venido. Verás, con un poco de yeso… (hace
que coge un poco de yeso de la pared de la escalera y escribe en la puerta)
“Hemos venido. Juana y Cecilia. Te esperamos en casa de Mimí. Ay cena”. (Este
letrero debe procurarse que lo lea el público)
CECILIA
Chica,
ay es con hache.
JUANA
Lo
mismo da.
CECILIA
(Yendo
a la barandilla de la escalera)
Pero,
¿alguien sube?
JUANA
¿Será
él?
CECILIA
¡Sí,
es Roberto!
JUANA
(Desde
la escalera)
¡Roberto!
¡Roberto!
CECILIA
¡Roberto!
ESCENA XII
Dichas
y Roberto.
ROBERTO
¡Ah!
¿Sois vosotras?
JUANA
Nosotras.
¿De dónde vienes?
ROBERTO
Pues,
de la Bola de Oro.
CECILIA
¿De
cenar?
ROBERTO
No,
de intentarlo, pero no se fían ni de Víctor ni de mí.
JUANA
Oye,
¿quién es ese Víctor?
ROBERTO
Víctor
Duval, mi compañero… un poeta de muchos vuelos.
Pero
entremos en casa.
JUANA
Antes,
lee eso. (Mostrándole la puerta)
ROBERTO
“Emos
benido”… sin hache y con be. (Sigue leyendo en voz baja) “ay cena”… sin
ortografía, pero hay cena. Sois el maná para mí. Pero, ¿y la portera? ¡Portera!
LAS
DOS
¡Portera!
ESCENA XIII
Dichas
y Pelagia, por el cuarto del fondo corredor.
PELAGIA
¿Quién
llama? ¡Ah! Es usted. Ahí va la llave… (Aparte)
¿Quiénes
serán estas prójimas? (Cierra la puerta del fondo y vase por la escalera)
ROBERTO
(Abriendo la puerta de su cuarto)
¡Pasad!
JUANA
(Entrando)
¡Chico!…
Nuestra enhorabuena… ¡Tienes lumbre!
CECILIA
¡Salud,
potentado!
(Reparando
en el billete que habrá sobre el clave) ¿Una invitación para asistir esta noche
al Salón de la Opera Cómica? ¿Y para mí?
CECILIA
¿Y
vas a ir?
ROBERTO
Por
supuesto.
JUANA
¿Y
la cena?
ROBERTO
Cenamos
antes, y después Rodolfo, que está en fondos y ahora tiene ropa, me la prestará
y me presentaré decente... Pero, señor, ¿quién habrá podido?... ¿Sabrán que
tengo acabada mi ópera Luzbel y querrán estrenarla?
JUANA
¡Eso
es!... No te preocupes.
CECILIA
¡A
la calle!
ROBERTO
¡Sí,
a la calle. ¡Tenéis razón! A cenar primero, y después a la Opera Cómica y si
estreno y obtengo un éxito, yo os empeño, lo único que me queda que empeñar, mi
palabra de honor de que me caso.
CECILIA
¿Con
cuál de las dos?
ROBERTO
No,
con una primero, y cuando enviude, con la otra.
JUANA
Pues
yo soy la Otra.
CECILIA
¡Vaya!...
¡Vamos a cenar!
ROBERTO
Sí...
¡A cenar hoy! ¡Quién pudiera decir lo mismo, mañana!
(Salen
cantando. Música y telón de cuadro)
MUTACION
CUADRO SEGUNDO
Una
plazoleta en el Barrio Latino de París, a la que afluyen varias calles. En
primer término derecha (entiéndase actor), formando esquina y con portalón,
practicable frente al público, casa de pobre apariencia y de dos pisos, estilo
a la época. En primero y segundo termino izquierda y lateralmente, otra casa
cuya parte baja la ocupa el restaurant de La Bola de Oro, con su letrero
correspondiente y su gran bola de oro sobre la puerta de entrada, que será
practicable. Tanto a través de la puerta como de las ventanas, se verá bien el,
interior de1 restaurant. En el fondo izquierda, y perdiéndose en la lateral
izquierda, fondo calle estrecha que se pierde, con escalinata y pretil de
hierro como las antiguas calles de París. Al fondo derecha, calle que va
directamente al fondo y con casa que forma esquina a dicha calle y fachada, puerta
al público con tres grandes entradas iluminadas con globos de luz y gran
letrero que dice:“El Laurel. Gran Baile”. Accesorios en
toda
la decoración a gusto del pintor. Un farol en la calle estrecha del fondo
izquierda y otro en la casa primer término derecha, encendidos. Toda la
decoración nevada. Es de noche. Al empezar el cuadro nieva copiosamente.
ESCENA I
Al
levantarse el telón de cuadro aparece la escena sola.
(Música)
Al
poco tiempo un grupo de mujeres .y otro de hombres con paraguas encarnados y
otros azules cruzan la escena, y luego otros grupos que se dirigen al baile. Trajes
de la época.
MUJERES
¡Qué
modo de nevar!
HOMBRES
¡La
noche está cruel!
TODOS
Al
baile del Laurel vamos a entrar.
MUJERES
El
baile da calor.
HOMBRES
En
él lo quiero hallar.
TODOS
¡En
brazos del amor corramos a bailar! (Vanse)
ESCENA II
Víctor,
saliendo del restaurant La Bola de Oro.
VICTOR
La
noche misteriosa
envuelta
en nieve está...
¡París
está tranquilo!... (Pausa)
Y
Víctor sin cenar.
Al
pícaro fondista
no
pude convencer;
nevando
y en ayunas
no
sé qué voy a hacer.
ESCENA III
Víctor
y Cossette, por la lateral izquierda, último término, con su paraguas abierto.
Sigue nevando.
COSSETTE
Aquélla
es la casa...
Antes
de subir
voy
a ver si ya mi padre
esperándome
está aquí.
(Mirando
por la puerta del restaurant)
VICTOR
¡Demonio!
Una joven!
¿Qué
cara tendrá? El tipo me gusta.
COSSETTE
Pues
no, no está. (Se dirige hacia la cara de la derecha)
VICTOR
¡Es
bonita!, ¡Muy bonita! (Acercándose)
¡Señorita!
¡Señorita!...
Dos
palabras, por favor...
No
contesta...Yo la sigo...
Ni
siquiera me miró.
(Cossette
entra en el portalón)
Está
visto que esta noche
no
consigo nada yo.
BOHEMIOS
(De
ambos sexo, dentro)
Corramos
los bohemios
de
ardiente corazón,
corramos
a la fiesta sagrada del amor.
VICTOR
Se
acercan mis amigos,
no
quiero que me vean,
porque
esta noche Víctor
no
está de humor de fiesta.
(Se
oculta en la primera izquierda)
BOHEMIOS
(De
ambos sexos, saliendo)
Corramos
los bohemios
de
ardiente corazón,
corramos
a la fiesta
sagrada
del amor.
En
la luz del sol que enciende
los
colores en la flor,
tembloroso
y palpitante
está
el beso del amor.
Libre
el pájaro en la selva
libertad
cantando va,
y
al correr al mar, el río
va
cantando libertad.
Así
en lo profundo
del
alma bohemia,
se
enciende entre besos
la
loca pasión,
y
siempre dichosos
la
vida cruzamos
y
libres cantamos
las
glorias de amor.
En
pos de la alegría
corramos
sin cesar,
llevando
en nuestras almas
amor
y libertad. (Vase)
JUANA
y CECILIA
(Saliendo)
En
pos de la alegría
corramos
sin cesar,
la
vida acaba pronto,
¿qué
importa lo demás?
VICTOR
(Saliendo)
Dos
grisetas muy guapas,
voy
a ver si pesco aquí.
¿Dónde
va por esas calles
lo
más lindo de París?
ELLAS
¡Ja,
ja, ja, ja!
¡Qué
bueno está!
A
cuerpo y sin paraguas
nos
brinda con su amor.
¡Qué
buen humor que gasta!
Jesús,
qué buen humor!
VICTOR
Dé
posada al peregrino
vuestro
tierno corazón.
LAS
DOS
No
hay posada,
esta
cerrada,
ya
no queda habitación.
BOHEMIOS
(Al
mismo tiempo, dentro y lejano)
Corramos
los bohemios
de
ardiente corazón,
corramos
ala fiesta
sagrada
del amor.
(Hablado)
(Cesa
de nevar)
JUANA
¡Conque
adiós... Romeo!
CECILIA
Adiós,
que hace mucho frío.
VICTOR
Una
palabra, ¡Amor!
JUANA
¿Una?
Esas son muchas.
CECILIA
Es
un Diccionario.
VICTOR
(Señalando
el corazón)
¿Si
queréis consultarlo?...
JUANA
En
la calle no se ve.
CECILIA
Tiene
la letra muy menuda.
JUANA
Necesitamos
luz.
CECILIA
¡Ambiente!
JUANA
Calor.
VICTOR
Es
verdad.
JUANA
Pues
mira... Ahí tenemos un restaurant.
VICTOR
Sí...
ahí está... la Bola de Oro... El dueño es muy amigo mío. No tengo más que
entrar y... (Aparte) Me echa. Pero…
JUANA
Veamos,
ese pero lo explica todo. En tu Diccionario y en la letra D no está la palabra
dinero.
VICTOR
Eso
es. Pero, sin embargo, os convido al baile.
CECILIA
Pero
¿cómo?
VICTOR
Soy
amigo del empresario, le pido tres billetes y al baile.
JUANA
Aceptado.
VICTOR
Pues
esperadme, y dentro de un momento será como será con vosotros Víctor Duval,
poeta.
JUANA
¿Víctor
Duval?
VICTOR
Poeta
y autor dramático de mucho porvenir... ¿Qué pensabais vosotras, que era yo un
miserable banquero?... Pues soy más.
CECILIA
Pero
tú eres amigo de Roberto Randel?
VICTOR
Ya
lo creo, y su colaborador en una ópera.
JUANA
Pues
de ti os ha hablado Roberto esta tarde.
VICTOR
¿Mal?
CECILIA
¡No,
hombre!
VICTOR
Entre
compañeros, no tenía nada de particular.
JUANA
Es,
verdad. Con él hemos cenado esta noche en casa de Mimí.
VICTOR
¿Ha
cenado?... ¿Y no se ha acordado de mí? Ha hecho más que hablar mal. En fin... Las
almas grandes...Voy por los billetes... (Vase corriendo fondo y entra al baile)
ESCENA IV
Juana
y Cecilia, y a poco Girard, que se dirige al restaurant.
CECILIA
¡Es
simpático!
JUANA
Sí,
pero tiene un lado flaco... El de la derecha... (Indicando el bolsillo del
mismo lado del chaleco)
GIRARD
(Saliendo)
Son
las nueve...Tengo tiempo de tomar algo en el restaurant.
JUANA
¡Es
el señor Girard!
CECILIA
Sí,
el mismo.
JUANA
¡Papá
Girard!
GIRARD
Eh!
¿Quién me llama?
JUANA
Nosotras.
GIRARD
¿Vosotras?...
¿Qué hacéis aquí hijas mías?... ¡Dichoso encuentro!… ¿Queréis algo? ¿Qué
buscáis? ¿Necesitáis de mí? Enseguida. Lo que queráis... Estoy siempre a
vuestra disposición.
JUANA
Muchas
gracias...
CECILIA
Ya
lo sabemos.
GIRARD
¡Oh
sí! ¡No lo dudéis! Lo que siento, encantadoras pajaritas de las nieves, y os
llamo así, porque apenas la pisáis con diminutos piececitos, lo que siento,
repito, es no poder ser vuestro esta noche.
JUANA
¿Por
qué, Papá Girard?
CECILIA
¿Tenéis
que hacer?
GIRARD
¡Yo
siempre tengo que hacer, hijas mías! Ya lo sabéis! Yo soy de todo el mundo, y
precisamente esta noche represento a unos artistas en la Opera Cómica. Una
chiquilla, una tiple que es un ruiseñor, y un músico notabilísimo. Yo no le conozco,
pero debe ser notabilísimo. ¡Qué lástima! ¡Qué lástima que vosotras no seáis
algo, es decir, artistas! ¡Ah!, porque si lo fuerais, con esas caras, con esos
cuerpos, con esa distinción, llegaríais al pináculo de la gloria; pero como no
sois nada más que muy bonitas, eso sí, no podéis llegar al susodicho pináculo.
Es un dolor. ¡Un verdadero dolor!… Pero ¿queréis, qué queréis tomar? Os
convido. ¿Queréis cenar?
JUANA
Ya
hemos cenado.
CECILIA
Pero
tomaremos un ponche.
JUANA
Eso
es.
GIRARD
Pues
al ponche..., al ponche con sus temblorosas y azuladas llamas. ¡Pasad!...
¡Pasad!
CECILIA
Juana...,
¡esto es un hombre!
JUANA
No,
Cecilia... Éste es un viejo. (Vanse restaurant)
ESCENA V
Marcelo,
por una lateral dirigiéndose al restaurant, y, a poco, Víctor, por el fondo.
MARCELO
(Cantando)
La
guerra mi chiama,
corrían
a morir...
(En
la última nota da un gallo)
Nada...
La perdí. La perdí definitivamente.
VICTOR
(Saliendo
con los billetes)
Aquí
están los billetes ¿dónde están ésas?
MARCELO
¡Hola,
joven amable!
VICTOR
¡Caramba!
El del carric.
MARCELO
¿Busca
usted a alguien?
VICTOR
Sí,
a dos grisetas... Pero...
MARCELO
¡Oh!
... ¡Juventud! ¡Juventud! ... ¡Mucho cuidado, amigo mío!
VICTOR
No...,
no hay cuidado... Porque se me figura que… lo han pensado mejor y se han
largado con otro...Y usted, a dónde va por aquí?
MARCELO
Al
restaurant.
VICTOR
A
cenar, ¿eh?
MARCELO
No,
señor... A tomar café, y gracias. Si usted quiere acompañarme...
VICTOR
Hombre,
sí, señor, con muchísimo gusto. Café caliente… ¡Ya lo creo!
MARCELO
Bueno,
vamos. Pero le advierto a usted que no le choque que no tome nada, ¿eh?
VICTOR
Vamos,
usted no lleva dinero más que para un café…
MARCELO
Sí,
señor... No me da vergüenza decirlo.
VICTOR
Ni
una palabra más. (Vase Marcelo restaurant) ¡Ni café!… ¡qué amarga es la
existencia! ¡Bonita noche!... Pero... ¡Ah! ... Sí... ¡Cómo no se me había
ocurrido, antes! ... ¡En casa de Mimí se ha cenado! ... ¡Todo no se lo habrán
comido! ...Voy por las sobras... ¡Victor, a casa de Mimí! (Vase fondo calleja)
ESCENA VI
Roberto,
lateral. Elegantemente vestido con traje, abrigo de la época, etc., etc.
(Música)
ROBERTO
¡Qué
alegre es el cielo!
Qué
hermoso es el mundo!
Qué
bella es la vida
después
de cenar!
¡Qué
arcanos encierran,
qué
dulces misterios,
el
pavo con trufas
y
el rico Champagne!
Yo
no lo sé,
peor
para mí,
correr
siento una dulce alegría
que
nunca sentí.
ESCENA VII
Dichos
y Cossette, por el portalón, con traje elegante, abrigo de la época, etc., etc.
COSSETTE
(Saliendo)
Otra
parezco con este traje.
¡Ay!...
el dinero...
¡Ay!...
cuánto vale.
ROBERTO
¡La
vida es un encanto, si siempre fuera así!
COSSETTE
(Viendo
a Roberto al ir a atravesar la escena)
¿Qué
miro? ¡Roberto!
¿A
quién espera aquí?
(Retrocede
y queda en el quicio del portalón)
ESCENA VIII
Dichos,
Juana y Cecilia, por el restaurant.
JUANA
De
seguro que el poeta
se
ha cansado de esperar.
CECILIA
¡No,
mujer, que allí le tienes!
JUANA
Sí,
es Roberto.
ROBERTO
¿Dónde
vais?
LAS
DOS
¡Chico,
chico, qué elegancia!
Deja,
deja que te mire,
y
no extrañes que suspire
viendo
a mozo tan galán.
Porque
estás interesante,
porque
no hay quien te resista
y
de fijo una conquista
esta
noche lograrás.
ROBERTO
No
os burléis de esa manera
del
galán conquistador,
que
esta noche, si conquisto
no
es a una, sino a dos. (Abrazando a las dos)
COSSETTE
Las
abraza! Y ellas ríen.
Y
él las mira con amor (Avanzando)
Ah!...Yo
corro... (Retrocediendo)
¡No,
no puedo!
¡Si
él no sabe mi pasión!
ROBERTO
En
vuestros ojos
buscan
los míos
el
fuego ardiente
de
una ilusión.
LAS
DOS
Que
es en la calle
donde
nos hablas:
ten
un poquito
de
precaución.
ROBERTO
En
vuestros labios
beber
yo quiero
dulces
placeres
que
da el amor.
LAS
DOS
Calla,
Roberto,
que
al aire libre
se
apaga el fuego
de
la pasión.
¡Jesús,
qué fuego,
qué
atrocidad!
ROBERTO
(Volviendo
a abrazarlas)
¡Os
amo! ¡Os amo!
COSSETTE
¡No
puedo más! (Adelantándose)
¡Roberto!
ROBERTO
¿Quién
me llama?
COSSETTE
(Como
arrepentida de lo que ha hecho)
¡Dios
mío!
ROBERTO
¡Una
mujer!
COSSETTE
(Aparte)
¡Oh,
Cossette! ¿Qué hiciste, loca?
ROBERTO
(Con
dulzura y adelantándose a Cossette)
Niña
hermosa, ¿qué queréis?
No
bajéis al suelo vuestros lindos ojos,
no
vuestras mejillas encienda el rubor.
¿por
qué temerosa queréis alejaros
después
de llamarme?... Roberto soy yo.
CECILIA
(A
Juana)
Aquí
sobramos.
JUANA
Ya
lo estoy viendo.
CECILIA
Será
su amante.
JUANA
Pues
claro está. Cuando le llama no cabe duda.
LAS
DOS
Adiós,
Roberto. (Haciendo una reverencia a Cossette y con risa irónica)
Con
Dios quedad. (Vanse riendo)
ESCENA IX
Cossette
y Roberto.
ROBERTO
¿Por
qué vuestros labios permanecen mudos?
No
acierto a explicarme vuestra timidez.
COSSETTE
¡Dejadme,
os lo ruego, dejadme!
ROBERTO
Imposible.
Quién
sois, bella niña.
Conocéis
mi nombre,
yo
jamás os vi…
Pero
ahora que os veo
tan
bella y gentil…
no
puedo, no, dejaros,
al
menos sin saber
qué
nombre puedo daros
si
acaso os vuelvo a ver.
COSSETTE
¡Dejadme,
no, no puedo!
¡Mi
nombre!… ¿Para qué?
ROBERTO
(Acercándose
más)
Pues
tendré que llamaros ¡amor mío!
si
os encuentro otra vez.
COSSETTE
Tan
pronto por tal nombre
no
os he de responder…
Cuando
volváis a verme
llamadme
Cossette.
ROBERTO
¡Cossette!
COSSETTE
Dejadme,
dejadme partir,
dejadme.
Roberto. marchar:
esas
frases ardientes de amor
no
he de escuchar.
ROBERTO
Por
siempre rendido quedé,
por
siempre ya vuestro soy yo,
y
esclavo dichoso seré
de
vuestro amor.
COSSETTE
¡Oh!,
callad, por favor;
nada
os puedo decir.
ROBERTO
Yo
vuestra ausencia
no
puedo sufrir.
COSSETTE
(¡Oh,
qué imprudente, por qué le llamé!)
ROBERTO
Nunca
otro rostro
más
bello miré.
COSSETTE
Qué
dichosa seré
si
consigo su amor.
ROBERTO
El
amarla será
mi
ventura mayor.
COSSETTE
¡Caballero!
ROBERTO
Os
adoro.
COSSETTE
Sed
prudente.
LOS
DOS
¡Por
piedad! ¡Por Dios!
(Hablado)
COSSETTE
Ahora
dejadme.
Esta
misma noche me volveréis a ver.
ROBERTO
¡Esta
noche! ¿Dónde?
COSSETTE
Adónde
vais.
ROBERTO
Pues
os dejo, y ved que fío en vos. (Vase)
COSSETTE
Hasta
pronto. ¡Oh, si esta noche alcanzara mi gloria!
ESCENA X
Cossette
y Marcelo, saliendo del restaurant.
MARCELO
Pero,
Cossette, ya estaba impaciente esperándote. Creí que te había pasado algo, hija
mía.
COSSETTE
No,
padre: me entretuve. Si no..., mire usted el traje. ¿Me está bien?
MARCELO
Precioso,
hija mía. Pero vámonos, que ya es tarde.
COSSETTE
Sí,
vamos.
MARCELO
¡Dios
mío! ¡Que guste mi hija! ¡Vamos, Cossette, vamos!
(Vanse
fondo)
ESCENA XI
Víctor,
por la calle estrecha del fondo.
VICTOR
Ni
las sobras. El que sobraba era yo. Llego, subo, llamo, llamo cuatro veces, y,
por fin, se oye una voz dentro..., la de Rodolfo, que dice: “No estamos
visibles”. Lo comprendí todo. ¡Demonio! Y vaya un frío! Vaya un frío que hace!
(Se mete las manos debajo de la ropa y por debajo de los brazos, para
calentarlas, y de pronto indica con la mirada y con la expresión que se ha encontrado
algo en el bolsillo, y saca la pistola que se guardó en el primer cuadro.
Dirigiéndose a la pistola) Si no estuvieras descargada, sería tu bala el punto
final... (Pausa) ¡Hombre!... Si alguien pasara y creyera que... (Indicando el
suicidio) Puede que por este medio... Hay todavía almas muy sensibles... Sí, señor...
Allí viene uno... Probemos... Parece un caballero... (Se coloca en el centro de
la escena) ¡Adiós, humanidad! ¡Adiós, esposa mía! Adiós, hijos míos! (Un caballero
atraviesa la escena por el fondo, se fija en Víctor y vase con el paso
apresurado) ¡Señor..., acógeme en tu..., en tu!... ¡Valiente sinvergüenza, y
aprieta el paso y deja que me mate!
ESCENA XII
Dicho
y Girard, en la puerta del restaurant.
VICTOR
¡Otro!
¡A ver este otro! (Repitiendo el mismo juego)
¡Adiós,
humanidad! ¡Adiós, hijos míos! ¡Señor, acógeme en tu..., en tu!...
GIRARD
(Fijándose
en Víctor y corriendo a él y sujetándole)
¡Qué
va usted a hacer, infeliz!
VICTOR
(Aparte)
Este
me cogió en su seno.
GIRARD
(Quitándole
la pistola)
¡Pero,
hombre!..Venga eso.
VICTOR
Déjeme
usted salir de este mundo, que no tengo otra salida.
GIRARD
¿Qué
dice usted?
VICTOR
Que
soy un poeta desgraciado. ¡Un lírico notable!… ¿Quiere usted que le diga un fragmento?
GIRARD
¿Que
es usted poeta?
VICTOR
Sí,
señor. Un autor dramático sin estrenar. Un autor de una ópera magnífica que no
me representan porque no tengo quien me empuje.
GIRARD
¡Poeta!...
¿Una ópera? Venga usted conmigo. Yo le empujo Usted saldrá… Usted llegará .No
es el primer artista al que yo le he abierto las puertas de la gloria.
VICTOR
¿Cómo?
GIRARD
Yo
le protejo a usted… venga usted conmigo. ¿Dónde está esa maravilla?
VICTOR
En
la Opera Cómica.
GIRARD
Pues
a la Opera.
VICTOR
Bueno...
¡Vamos! (Aparte) Sí no pasa éste me tengo que matar, pero de veras. (Vanse.
Música y telón de cuadro. Preludio a toda orquesta)
MUTACIÓN
VICTOR
No
lo dudo... Pero ¿tiene usted la bondad de explicarme?
CUADRO TERCERO
Gran
salón de artistas de la antigua Opera Cómica de París, preparado para una
fiesta. Grandes candelabros encendidos. Al fondo, gran puerta de entrada en
forma de arco, por la que se ve otro salón de paso, convenientemente iluminado.
Puertas grandes lateral derecha e izquierda, practicables. Retratos de músicos
célebres y artistas de aquella época, repartidos convenientemente en el salón.
Bustos, macetones de plantas, etc., etc. Tapices, etcétera, a gusto del pintor.
Divanes de terciopelo rojo, alrededor del salón. Sillones dorados, sillas. En
el centro de la escena, un magnífico clave de la época, con dos candelabros
encendidos. Encima del clave, papeles de música, etc. Banqueta. Todos los detalles
a juicio del pintor escenógrafo.
ESCENA I
Girard
y Víctor, por el foro.
GIRARD
¡Adelante,
amigo mío! Yo entro aquí como en mi casa.
GIRARD
¿El
porqué le traigo al Salón de la Opera Cómica?... ¿No es usted poeta?
VICTOR
Sí,
señor.
GIRARD
Pues
le traigo a usted para presentarle al director, a los artistas y decirles:
“¡amigos míos! Aquí tenéis a un gran poeta; acabo de robárselo a la muerte y yo
le devuelvo a la vida, la vida del arte.
VICTOR
Muchas
gracias. ¡Pero esto es un sueño!
GIRARD
¡Realidad,
amigo mío! No tenía usted quien le empujara, pues yo le empujo. ¡Arriba, joven!
La ópera de usted estrenará.
VICTOR
¡Caballero
no tengo palabras para expresar a usted…
GIRARD
El
libro de la ópera, ¿dónde está? ¿Lo tiene usted en casa?… Mandaremos por él… A
ver, un criado.
VICTOR
No
se moleste usted. Mi ópera está aquí... Hace dos años que la tiene el director,
señor Rossand, para leerla...; pero se conoce que en tan poco tiempo no ha
podido todavía…
GIRARD
Esta
noche la lee... ¡Vaya si la lee!... Rossand es íntimo amigo mío... Pero, oiga
usted, y la música, ¿de quién es?
VICTOR
De
un joven principiante como yo, pero una esperanza del arte; ya lo verá usted.
GIRARD
¿Un
principiante?... Pero, hombre..., ¿a quién se le ocurre darle la obra a un
músico nuevo?... Un poema tan admirable, lleno de poesía, de sentimiento...
VICTOR
Pero
¿usted lo conoce?
GIRARD
No,
señor; pero debe tener mucho sentimiento… Una obra así se le da a otro músico,
a Berton, a Auber, sobre todo a Auber.
VICTOR
¿A
Auber?
GIRARD
¡Claro,
hombre! Cómo van ustedes a estrenar dos desconocidos? Dos desconocidos no
pueden hacer su debut juntos... Nada..., nada... Usted, esta noche mismo le
pide su libro al director, se lo llevo a Auber, que es íntimo amigo mío.
VICTOR
¡Este
hombre es un ángel!
GIRARD
Y
a su compañero. A ese advenedizo le dice usted que otra vez será..., que tenía usted
un compromiso... En fin, lo que usted quiera...
VICTOR
Es
que mi compañero es un gran artista.
GIRARD
No
lo dudo. Pero el Arte es antes que todo. Ni una palabra más... usted recoge su
libro, y a llegar, a subir...Yo le empujo… Y no me dé usted las gracias, no las
necesito. En ese otro salón tiene usted al director. Yo soy así... ¡A Auber! ¡A
Auber!
VICTOR
Bueno...
Pues voy… a ver a Auber. ¡A Auber nada menos!
(Vase
fondo)
ESCENA II
Girard,
Cossette y Marcelo por lateral izquierda (actor)
GIRARD
¡Este
chico llega!
COSSETTE
Por
aquí, papá.
MARCELO
¡Ah!
¡El señor Girard!…
GIRARD
¡Amigo
mío!... ¡Encantado!
MARCELO
Ya
hemos visto al señor Rossand. Nos ha recibido admirablemente.
COSSETTE
Esta
noche se decide mi suerte.
GIRARD
Prima
donna futura, aquí estoy yo. En cuanto lances al viento las primeras notas de
tu voz argentina haces un alboroto.
MARCELO
Sí,
señor Girard... Eso creo. Dos meses la he tenido haciendo escalas ocho horas
diarias, alborotando la vecindad. (Hace escalas)
COSSETTE
Por
Dios, papá, no des voces.
MARCELO
Es
verdad, pudiera oírme alguien… Pero ¡qué hermosos es todo esto! (Dirigiéndose
al fondo como asombrado)
COSSETTE
Señor
Girard.
GIRARD
¿Qué
quieres?
COSSETTE
¿No
habrá usted olvidado mi recomendación?
GIRARD
¿Al
músico?... ¡Cá! Si ya está recomendado. Eso está hecho... Roberto Randel
sale..., vaya si sale. Pero demuestras mucho interés por... Ah, picaruela! ...
Ese corazoncito...
COSSETTE
¡Calle
usted! ¡Mi padre!
MARCELO
Ah!
Oiga usted, señor Girard. Se me ocurre una idea... Como usted es un hombre muy
influyente, le voy a pedir un favor. Si Cossette gusta esta noche y la
contratan, yo quisiera entrar en la compañía, de partiquino, porque aún
conservo voz bastante para decir aquello en la Lucrecia: “¡Viva el Madera!”
COSSETTE
¡Pero,
papá!
GIRARD
¿Viva
il Madera? Eso está hecho.
MARCELO
Muchas
gracias. Pero, vamos, Cossette... Vamos a dar una vuelta... Conviene que te
vean.
COSSETTE
Vamos.
ESCENA III
Dichos
y Roberto, por el fondo.
COSSETTE
¡Roberto!
ROBERTO
¡Ella!
¿Ella aquí?
MARCELO
¡Ah!
Nuestro vecino!... ¡El del carric! ... ¿Usted también por aquí?... Buenas
noches.
ROBERTO
Buenas
noches.
COSSETTE
(A
Girard)
Ese
joven es…
GIRARD
Ni
una palabra más.
MARCELO
Cossette...
hija…
ROBERTO
¿Ella
mi vecina?
COSSETTE
Tanto
gusto...
ROBERTO
Señorita...
COSETTE
Con
su permiso, caballero.
MARCELO
Sí,
vamos a... Hasta luego, joven. Adiós, señor (A Girard.Vanse foro)
ROBERTO
(Viendo
salir a Cossette)
¡Qué
muchacha más encantadora!
ESCENA IV
Girard
y Roberto.
GIRARD
¡Joven!,
¡joven! ¡Venga usted acá, hombre, venga. usted acá!
ROBERTO
¡Caballero!...
No tengo el honor...
GIRARD
Pues
yo sí. Usted es un músico notable, una esperanza del Arte..., señor Roberto Randel.
Venga esa mano. Sea enhorabuena. Usted llegará.
ROBERTO
¿Cómo?
GIRARD
Está
usted hablando con Girard. El amigo de todas las eminencias de Francia.
ROBERTO
Pero
no comprendo el porqué… ¿Es a usted acaso a quien debo la invitación?
GIRARD
¡Naturalmente,
hombre!
ROBERTO
Aquí
hay un enigma que no me explico. ¿Quién ha podido recomendarme a usted, si yo
no conozco a nadie en París?
GIRARD
Ahí
verá usted. El talento no puede estar oculto. Pero no se preocupe usted. A
llegar, a subir... ¿No tiene usted quien le empuje? Pues yo le empujo, ea.
¡Arriba, arriba, joven!
ROBERTO
¡Caballero!...
Muchas gracias pero…
GIRARD
Nada
de gracias. No las necesito. A ver, a ver esa ópera que tiene usted
concluida... A estrenarla en seguida. ¿De quién es el poema?
ROBERTO
Es
un poema admirable, lleno de situaciones y de ¡poesía!...
GIRARD
¿Será
de Scribe?
ROBERTO
¡Cá!...
¡No, señor!... Es de un amigo mío, de un principiante como yo.
GIRARD
¡Qué
locura!...Pero, hombre..., venga usted acá... ¿A quién se le ocurre ponerle
música a una obra de un principiante, de un desconocido, una música tan
soberbia, tan inspirada, tan hermosa?
ROBERTO
Pero
¿usted ha oído mi...?
GIRARD
No,
señor; pero me lo figuro. Una música así se escribe para una obra de Scribe,
del gran Scribe.
ROBERTO
¿De
Scribe?
GIRARD
¡No
faltaba más! Esta misma noche busca usted a su compañero, a ese advenedizo, y
le dice usted: “Amigo mío, yo lo siento mucho..., yo no puedo estrenar contigo,
porque Scribe me ha escrito un poema para aprovechar mi música.
ROBERTO
Pero
eso no es verdad. ¿Cómo ese gran poeta va a darme a mí un libro?
GIRARD
Y
¿por qué no?... Si Scribe es íntimo amigo mío… Nada, cuente usted con una obra
de Scribe… ahora mismo está en el salón… Ahora mismo voy a hablarle de usted, y
como es un hombre tan llano y tan amable, dentro de un. momento se presenta
usted a él y le pide una obra, y esto está hecho... Déjese usted llevar... No
se muestre usted ingrato con las personas que le protegen... No soy yo solo,
joven... Hay alguien más.
ROBERTO
¿Alguien
más?
GIRARD
Sí,
hombre, sí... Otra persona... No puedo decirlo, es un secreto... No sea usted
impaciente...Ya lo sabrá usted... hasta ahora… Voy. Con su permiso… Adiós,
joven, Animo y usted llegará. (Vase fondo)
ESCENA V
Roberto.
ROBERTO
Pero,
¿quién será el que me protege?... ¿Será esa mujer, Cossette? No puede ser...
Pero, en fin, sea quien sea... Esta protección es a costa de un mal proceder. A
Víctor, que ha puesto en mis manos su primera obra, y con ella sus esperanzas, por
el vano consejo de un desconocido, ¿puedo yo decirle: Toma tu obra.., no la
hago?... No, nunca. No será.
ESCENA VI
Dicho
y Víctor, por el fondo.
VICTOR
Vaya…
¡Ya tengo aquí mi libro! Y está admitido. Según me dijo el director. ¡Qué
contento se puso al enterarse de que la música sería de Auber! ¡Estoy loco!… Ah
(Viendo a Roberto)
¡Roberto!…
¿Tú aquí?
ROBERTO
¡Víctor!...
¿Aquí tú?
VICTOR
¡Pero
yo estoy, soñando! ¿Qué es esto? ¿Quién te ha vestido? ¿Quién te ha fiado esa
ropa?
ROBERTO
Ahí
verás. La Suerte, chico, la suerte.
VICTOR
No
conozco a ese sastre. Oye, ¿y también la suerte ha sido tu cocinero? Porque ya
sé que has cenado, mal amigo, sin acordarte de mí, de Víctor, que ha tenido que
suicidarse hace un rato.
ROBERTO
(Riendo)
¿Suicidarse?
Vamos, ven acá, loco.
VICTOR
No
quiero.
ROBERTO
Si
durante la cena me he acordado de ti, y mucho. Te aseguro que he cenado por los
dos.
VICTOR
(Abrazándole)
Lo
creo, lo mismo hubiera hecho yo. Pero oye, tengo que hablarte.
ROBERTO
Y
yo a ti.
VICTOR
Pues
ahora mismo.
(Separándose
de pronto de los brazos de Roberto)
¡Roberto!
ROBERTO
¡Víctor!
VICTOR
Tenía
que decirte que… Yo… a verdad. Yo voy a estrenar en seguida.
ROBERTO
¿Cómo?
VICTOR
Chico...
El gran músico...Ya sabes. Auber... Me ha pedido un poema, y...
ROBERTO
Y,
¿qué quieres decir?
VICTOR
Que
otra vez será... Lo siento mucho.., pero dispongo de mí...
ROBERTO
¿De
tu libro? ¿No es eso? (Aparte) Es un ingrato.
Nunca
lo hubiera creído.
VICTOR
Eso
es...Ya, ves, Auber... Me está todos los días molestando...
ROBERTO
Bueno…
Bueno... Lo que quieras. Así como así...
El
gran Scribe me ha dado un poema.
VICTOR
Chico,
la cuestión es salir...Ya haremos algo.
ROBERTO
¿Por
qué no?... Sea enhorabuena.
VICTOR
Lo
mismo digo.
ROBERTO
Adiós,
Víctor. Hasta luego. (Vase fondo)
VICTOR
Adiós,
chico. Parece que se ha molestado... Qué tontería...
¡Caramba!...
Primero es uno. ¡Pues no hay diferencia entre salir con Roberto y salir con un
gran maestro! Ya me estoy viendo así.., de la mano de Auber, recibiendo una
gran ovación del público que nos aclama,.. Las señoras, haciendo así, con los
pañuelos; los hombres, de pie, sobre las butacas, gritando. ¡Bravo Bravísimo!
ESCENA VII
Dicho
y Girard, por el fondo.
GIRARD
¿Qué
es eso, joven?
VICTOR
Nada...
Que me estoy haciendo una ovación. Aquí está eso.
GIRARD
¿El
qué?
VICTOR
El
libro de mi ópera. para que se lo dé usted a Auber.
GIRARD
(Cogiéndolo)
Perfectamente.
Esto es hecho.
VICTOR
Le
advierto a usted que el señor Rossand me ha dicho que está admitida.
GIRARD
¿Lo
ve usted, joven? Esto es hacer bien las cosas. ¿Ve usted lo que vale una
recomendación a tiempo?
VICTOR
A
propósito... El director me ha dicho que no le recuerda a usted.
GIRARD
¿Que
no? ¡Vamos, hombre! Si no conoce otra cosa. ¡Tiene gracia! Si nos conocemos
desde que éramos así.
VICTOR
Sí,
será que... como tiene tantas cosas en la cabeza…
GIRARD
Eso
es...
VICTOR
Oiga
usted.., una palabra... Usted que conoce esto ¿Hay aquí algún sitio donde poder
tomar algo?
GIRARD
Ya
lo creo... Por aquí... (Señalando la parte de la derecha) Un magnífico
buffet... El dueño es Rossier; el cocinero Bonel; ¡el gran Bonel!, íntimos
amigos míos... Un poquito caro, pero no importa...Vaya usted ahora mismo de mi
parte. Si no tiene hambre. Pida usted lo que quiera.
VICTOR
Pues
voy... Porque... la verdad... Las emociones de esta noche me han abierto el
apetito...Ya lo tenía yo algo, pero…
GIRARD
¡Vaya
usted, hombre!
VICTOR
Este
hombre es la Providencia con frac. (Vase lateral derecha)
ESCENA VIII
Girard
y Roberto, fondo.
GIRARD
¡Pero,
demonio! ¡Cuánto tiempo tardan en reunirse los artistas, estoy deseando que
oigan a Cossette! ¡A mi prima donna! ¡Caramba! (Mirando e1 libro que tiene en
la mano) ¿Y qué voy a hacer yo con el libro de ese muchacho? Porque, la verdad,
yo no conozco a Auber más que de vista.
ROBERTO
(Saliendo)
¡Me
está bien empleado!
GIRARD
¡Ah!…
¡El otro! ¿Ha visto usted al gran poeta?
VICTOR
Sí,
señor. Un momento. Apenas me ha hecho caso.
GIRARD
¿Cómo?
Pues si hace cinco minutos que he estado con él en el salón grande con otra
porción de gente.
ROBERTO
Será
cierto lo que usted dice, pero al dirigirme a él y darle su nombre de usted, me
dijo que no recordaba. Sin embargo, le pedí un libro, le hablé de mis
esperanzas y me contestó: “Joven, no haga usted caso de protectores... Trabaje
usted. No desdeñe los libros de los que comienzan. El público premia mejor los
esfuerzos de la gente nueva que el trabajo de los que ya tienen cimentada su
fama”.Y me volvió la espalda.
GIRARD
Y
tiene muchísima razón. El público premia mejor los esfuerzos, etc, Sí, señor. Y
usted debe salir con un poeta novel… ¡Ea! Y (aparte) ésta es la mía. Y aquí
tiene usted un poema preciosísimo para que le ponga usted música... ¡Y nada,
aquí estoy yo!
ROBERTO
Muchas
gracias. (Aparte) Pero este hombre es un loco o un necio.
ESCENA IX
Dichos
y Víctor, por la derecha.
VICTOR
¡Señor
Girard! Y ya van dos. A usted no le conoce nadie en el restaurant. Me luzco si
llego a tomar algo.
GIRARD
¿Qué
dice usted? Que no... Pero dejemos esto aparte… Su libro de usted ya está en
poder del músico.
VICTOR
¿De
Auber?
ROBERTO
(Aparte
y después de hojear el libro)
Sí,
éste es el poema de Víctor.
GIRARD
Venga
usted acá. (A Víctor) Tengo el gusto de presentarle a usted a su colaborador,
el eminente músico Roberto Randel, esperanza del arte lírico... (A Roberto)Víctor
Duval, esperanza del arte dramático. Abrácense ustedes. Esto está hecho. ¡Qué
satisfacción tengo cuando hago las cosas bien!
VICTOR
¡Roberto!
ROBERTO
¡Víctor!
VICTOR
Perdóname...
Este mecenas es un embustero.
ROBERTO
¡Tienes
razón!
VICTOR
Vámonos.
(En este momento, por el fondo, aparecen los artistas de la Opera Cómica. Coro
general y Cossette acompañada de Marcelo)
ROBERTO
No…
Espera. ¿Cossette?
VICTOR
¿Cossette?
Explícame. (Hablan Bajo)
ESCENA ULTIMA
Dichos,
Cossette y Marcelo. Coro general.
(Música)
GIRARD
(Yendo
al fondo)
Ven,
linda Cossette,
ya
por fin llegó
la
noche anhelada
que
tu alma soñó.
(Los
artistas y las artistas van tomando asiento. Se forma un cuadro artístico, cuya
colocación queda a cargo de los directores de escena)
HOMBRES
La
artista es gentil,
oiremos
su voz.
MUJERES
Su
aspecto demuestra
modestia
y candor.
VICTOR
¿Quién
es? Habla pronto.
ROBERTO
Pues
es mi vecina.
¿Verdad
que es muy bella?
VICTOR
¡Qué
bella, divina!
MARCELO
(A
Cossette)
Por
Dios, no te cortes,
ten
serenidad,
que
tú mismo padre
te
va a acompañar.
GIRARD
Artistas
eminentes,
del
arte gloria y prez,
aquí
una nueva artista
muy
pronto juzgaréis.
Prestadla
noblemente
benévola
atención,
que
yo os la recomiendo
y
la protejo yo.
(Coro
general en grupos)
UN
GRUPO
¿Quién
es este?
OTRO
No
lo sabemos.
OTRO
¿Quién
conoce a este señor?
OTRO
En
la vida le hemos visto.
UNOS
Yo,
jamás.
OTROS
Ni
yo.
OTROS
Ni
yo.
ROBERTO
Todo
el mundo se pregunta
que
quién es este señor.
VICTOR
Ni
su madre le conoce,
aunque
fue quien le alumbró.
MARCELO
¿Estás
dispuesta?
Vamos
allá. (Sentándose al clave)
Del
repertorio
tú
elegirás.
COSSETTE
Con
vuestra venia…
(Adelantándose)
¡Roberto!
ROBERTO
¿Qué?
COSSETTE
Si
gustáis acompañarme
tal
favor os deberé.
ROBERTO
Muy
gustoso, señorita.
(Aparte)
¡Oh!
¿Qué es esto?
MARCELO
(Levantándose
y dirigiéndose a Roberto)
Venga
acá.
Porque
yo de emocionado,
no
podría ni tocar.
ROBERTO
(Sentándose)
¿Qué
acompaño?
COSSETTE
Pues
el dúo
de
vuestra ópera Luzbel.
ROBERTO
¿Qué
decís?
COSSETTE
Acompañadme,
yo
os lo ruego… ¡Obedeced!
(A
dúo)
COSSETTE
Por
fin llegaste,
dulce
amor mío,
tu
triste ausencia
qué
larga fue.
Entre
las flores
que
me rodean,
sólo
pensaba
volverte
a ver.
ROBERTO
Muchos
testigos
de
mis amores,
son
estas flores
de
tu jardín.
Ellas
miraron
mi
despedida,
ellas
hoy miran
que
vuelvo a ti.
COSSETTE
Vuelves,
y al volver, mi dueño,
por
ti se alegran mis flores
y
juzgo el mundo pequeño
para
encerrar tus amores.
Vuelves,
y al volver amante,
como
el ave vuelve al nido,
encuentras
mi amor constante
y
firme cual siempre ha sido.
ROBERTO
(Levantándose
y dirigiéndose a Cossette)
Dulce
esperanza,
mi
bien querido.
COSSETTE
(Con
dulzura)
Amame
siempre.
ROBERTO
Jamás
te olvido.
(Marcelo
se sienta al clave)
CORO
(Soto
voce)
¡Qué
hermoso dúo
¡Cuánta
expresión
dan
a las frase,
tiple
y autor!
COSSETTE
Amor
es gloria,
amor
es vida,
el
cielo envidie
nuestra
pasión,
todo
en la tierra
respira
amores,
cantemos
juntos
himnos
de amor.
(Los
dos)
ROBERTO
¡Amor!
COSSETTE
¡Amor!
LOS
DOS
De
amor, que amor es todo,
nacieron
en el mundo
las
almas y las flores,
de
besos al calor.
Y
el bosque amores canta,
y
amores canta el río,
y
tierra y cielo entonan
la
estrofa del amor.
(Al
terminar el dúo todos se levantan aplauden)
(Hablado)
TODOS
¡Bravo!
OTROS
¡Bravísimo!
(Simultáneamente)
OTROS
¡Admirable!
GIRARD
¡Qué
voz!... ¡Divina!
MARCELO
¡Qué
hija tengo!... Deja que te abrace.
GIRARD
¡Qué
música!... ¡Venga usted acá! ¡Hermoso dúo!
UN
GRUPO
¡Enhorabuena!
OTROS
¡Vaya
un dúo!
OTROS
¡Qué
compositor!
MARCELO
Vecino...Venga
usted acá...
¡Es
usted un músico admirable!
GIRARD
¡Hay
que estrenar esta ópera en seguida! Y yo me encargo de eso.
VICTOR
¡No!...
¡Usted, no!... Y chico... (A Roberto) ven acá... Sea enhorabuena. Mil plácemes,
señorita. ¡Señores!... ¡La letra es mía! ¿eh? (Todos ríen y aplauden) ¡Gracias!
¡Gracias! ... ¡La victoria es nuestra!
GIRARD
¡Señores!...
¡Amigos míos!... Esto es hecho. Cossette... La artista que habéis aplaudido
hará su debut con esta ópera. Tres nombres se darán a conocer aquella noche.
¡Qué exitazo! Y todo gracias a mí. No os quejaréis, ¿eh? Yo me encargo de la Prensa.
VICTOR
¡Este
hombre toca hasta el bombo!
GIRARD
Roberto...Ven
acá... Cumple ahora con un deber de gratitud. ¡Cossette!... Cossette era tu
protectora. ¡Amala siempre!
ROBERTO
¡Con
toda mi alma!
COSSETTE
¡Roberto!
MARCELO
Pero
¿qué es esto?
COSSETTE
Sí,
padre.
GIRARD
¡Sí,
hombre, si se querían! Yo soy el padrino. Esto está hecho.
Yo
os bendigo, etc.
VICTOR
Hasta
cura.
COSSETTE
¡Juntos
alcanzaremos la gloria!
ROBERTO
Si,
los dos.
COSSETTE
No,
Roberto... (Cogiendo de la mano a Víctor)
¡Lo
tres! (Se adelantan al proscenio)
TELON
Información obtenida en:
http://www.zarzuelaoviedo.es/programas/libreto-bohemios.pdf
http://www.zarzuelaoviedo.es/programas/libreto-bohemios.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario