Curro Vargas (Libreto)



CURRO VARGAS



Drama lírico en tres actos y en verso, inspirado en una celebre novela española del mismo título.

Letra de Joaquín Dicenta y Manuel Paso.

Música de Ruperto Chapí.

Estrenado en el Teatro de Parish la noche del 10 de Diciembre de 1898.


REPARTO (Estreno)

Soledad - Sra. Carmen Calabuig Ortega.

Doña Angustias, madre de Soledad – Pilar Barcenas.

Rosina, señorita elegante de la ciudad – Sra. Navarro.

Tía Emplastos, vieja chismosa y enredadora – Sra. Galán.

Damisela l ª – Sra. Reparaz.

Damisela 2ª – Sra. Pérez.

Una Moza – Sra. Lacostena.

Otra – Sra. Rocamora.

Otra – Sra. Sola.

Curro Vargas, antiguo novio de Soledad  - Lorenzo Simonetti.

Don Mariano Romero, esposo de Soledad – Sr. Bueso.

El Padre Antonio, protector de Curro – Miguel Soler.

Timoteo, petimetre del pueblo – José Gomero.

El Capitán Velasco – Sr. García Soler.

El Señor Pedro, alcalde – Sr. Rubio.

Arriero 1 º - Sr. N. España.

Arriero 2 º - Sr. Lacostena.

Arriero 3 º - Sr. Lara.

Andrés, criado de Curro – Sr. Villalba.

Petimetre 1 º - Sr. Vera.

Petimetre 2 º - Sr. M. Asensio.

Mozo 1 º - Sr. Villalba.

Mozo 2 º - Sr. Oña.

Mozo 3 º - Sr. A. Asensio.

Trabajadores, trabajadoras, soldados, damiselas, petimetres, monaguillos, majos, majas, banda de cornetas, banda de tambores, banda militar, coro de niñas y de niños, cuerpo de baile, gran comparsería, etc., etc.

La escena en un pueblo de la Alpujarra granadina a principios del siglo

Nota.- Para mayor facilidad en la posición y movimiento escénico, al pie de cada página van las acotaciones necesarias, debiendo tomarse las colocaciones, de izquierda a derecha del espectador.


ACTO PRIMERO

El teatro representa un olivar, propiedad de don Mariano Romero. En el fondo, a la izquierda, un molino rodeado de olivos. De este molino parte un camino que avanza por el segundo término izquierda del escenario y llega hasta el segundo término derecha, figurando dirigirse al pueblo. En el centro del escenario una cruz grande de bulto imitando piedra. Dos rompientes a la derecha y dos a la izquierda, formadas por hileras de olivos. Repartidos por el escenario varios olivos. En primer término, y a la izquierda, tres ó cuatro peñascos donde pueden tomar asiento los actores. Al levantarse el telón aparecen en escena los trabajadores y trabajadoras vareando las aceitunas y recogiéndolas en capazos de esparto.
El Padre Antonio, Alcalde, don Mariano, Soledad y la seña Angustias, en la puerta del molino. Soledad se sentará al pie de la cruz cuando lo indique la acotación.


ESCENA PRIMERA

Soledad, Doña Angustias, Don Mariano, Trabajadores, Trabajadoras, el Padre Antonio y el Alcalde.

(Música)

MUJERES
Los ojos negros, madre,
no me cautivan,
ni los ojos azules
cuando me miran.
Tiene el que adoro,
como las aceitunas,
Verdes los ojos. (Vareando los olivos)

HOMBRES
Vuelve pa acá la cara,
varilarguera,
y enséñame esos ojos
que me apalean.
Cariño mío,
aunque sé que me matas,
mira un poquito.

MUJERES
Si como los olivos
fuera mi amante,
con qué gusto estaría
dale que dale.
Que le doliese,
que el mejor de los hombres
más se merece.

HOMBRES
La mujer es lo mismo
que la aceituna.
¡Dale bien con la vara,
verás si es tuya!
¡Dale que dale,
que las más agarradas
más pronto caen!

(Dejan de varear un momento. Los mozos hacen ademán de tirar aceitunas a las mozas: éstas se cubren el rostro con las manos y ríen a carcajadas, mientras van huyendo de un lado para otro)

MUJERES
¡No seas tonto, que miran los amos!

HOMBRES
¡No seas tonta, no miran pa acá!

(Tiran aceitunas a las mujeres)

MUJERES
¡Animal, si me saltas un ojo!

HOMBRES
¡Pues me caso contigo y en paz!

(Los trabajadores y trabajadoras cogen aceitunas de los cestos y empiezan a tirártelas unos a otros)

UNAS
¡Que no juegues!

OTRAS
¡Que no tires!

HOMBRES
¡Ahí va una! (Tirando)

MUJERES
¡Bruto! ¡Ah! (Tirando)
¡No me has dado! (Tapándose la cara)

HOMBRES
¡Qué embustera!

MUJERES
¡Toma, torpe! (Tirando a los hombres)

HOMBRES
¡Ja, ja, ja!

(Don Mariano, Padre Antonio y doña Angustias, bajan el proscenio. Soledad se sienta al pie de la cruz)

MARIANO
Vamos, seguid de prisa,
seguid por la derecha.

PADRE ANTONIO
A ver si en el trabajo
tenéis formalidad.

ANGUSTIAS
Chicas, tirad de firme
y no tengáis mal tino.

ALCALDE
Las bromas para el baile.

CORO
Chitón y a trabajar.
(Los trabajadores y trabajadoras comienzan de nuevo la faena. Doña Angustias, don Mariano y el Padre Antonio vuelven a la puerta del molino)

HOMBRES
Cuando caiga la noche,
con la fresquita,
a los olivaritos
ven, alma mía.
Ven, que te espero,
para decirte a solas
lo que te quiero

MUJERES
Me dan miedo de noche
los olivares,
desde la noche aquella
que tú ya sabes.

HOMBRES
Calla, criatura,
que estamos a la vera
del señor cura.

MUJERES
Padre Antonio, mi novio está malo.
¡Pobrecito! ¡Jesús! ¿Qué tendrá?
¿Qué será lo que tiene mi novio,
que a la iglesia me quiere llevar?

(Los hombres hacen ademán de tirar aceitunas a las mujeres. Las mujeres huyen. El mismo juego anterior)

UNAS
¡Que no juegues!

OTRAS
¡Que no tires!

HOMBRES
¡Ahí va una!

MUJERES
¡Bruto! ¡Ah!
¡No me has dado!

HOMBRES
¡Qué embustera!

MUJERES
¡Toma, torpe!

HOMBRES
¡Ja, ja, ja!

MARIANO
(Viniendo al proscenio)
Seguid hacia adelante,
seguid por la ladera,
que ya tras de los cerros
se está ocultando el sol.
Yo bajo con vosotros,
seguid por la ladera,
seguid y daos prisa,
que tras vosotros voy.

(Vuelven a la puerta, del molino. Los hombres y las mujeres cogen los capazos, varas, cántaros, alforjas etcétera, y se dirigen hacia la derecha lentamente)

HOMBRES
Voy a cruzarlos mares,
cariño mío;
vendré a buscarte pronto
feliz y rico.
Que Dios no quiera
que te encuentre con otro
pa cuando vuelva.

(Soledad, al oír las primeras frases de la canción, levanta la cabeza y la escucha con angustia)

MUJERES
Pobre de la que tiene
su amante fuera
y vive confiada
con que no vuelva.
Que un día vuelve,
y es menester pagarle
lo que le deben.

(Hombres y mujeres se alejan cantando)

HOMBRES
Voy a cruzar los mares,
cariño mío, etc.

MUJERES Pobre de la que tiene
su amante fuera, etc.

(Los trabajadores se alejan cantando. Soledad baja la cabeza y permanece en actitud meditabunda)


ESCENA II

Doña Angustias, Don Mariano, el Padre Antonio y el Alcalde viniendo al proscenio. Soledad sigue al pie de al cruz

(Hablado)

PADRE ANTONIO
Vaya, que lo que es hogaño,
don Mariano, no habrá queja.

MARIANO
No me quejo, Padre Antonio.

ANGUSTIAS
Dios bendiga la cosecha.

ALCALDE
En tocante a la de ahora,
desde hace lo menos treinta
años, no se ha presentao
una aceituna más buena.

PADRE ANTONIO
Bien ganado lo tenéis.
Si ni vive ni sosiega.
Del molino al olivar,
del olivar a la aldea...
¡Qué vida, Jesús, qué vida!

MARIANO
Hay que cuidar de la hacienda
como de una chica moza,
y estar celoso con ella;
porque moza que se tuerce
tarde o nunca se endereza,
y amo que no ve lo suyo
tarde o nunca cobra renta.

PADRE ANTONIO
Cuidar las cosas es todo.

MARIANO
No es mucho que cuide de ellas;
que el trabajo no es trabajo
cuando alcanza recompensa,
y el amor de mi mujer
todos mis afanes premia.

(Dirigiéndose a Soledad)

¿Verdad, Soledad, que es cierto
lo que hablo?

(Reparando en la actitud de Soledad)

¿Pero en qué piensas?

SOLEDAD
(Como disculpándose)
¿En qué he de pensar? En nada.

(Pasa el Alcalde a la derecha)

MARIANO
¡Como bajas la cabeza
y no respondes!

SOLEDAD
¿Qué quieres
que diga? Como no sea
que te quiero; y eso ya
lo sabes tú.

MARIANO
¿Pues qué pena
te entristece de improviso?

SOLEDAD
¿Que me entristezco? ¡Tú sueñas!

ANGUSTIAS
¡No sueña, no! (Bajo al Padre Antonio)

PADRE ANTONIO
(Bajo a doña Angustias)
No, señora.
Usted lo comprende.

ANGUSTIAS
Aquellas
ilusiones se acabaron
pa siempre jamás in sécula.

MARIANO
Vamos, levanta esos ojos.
(Bajando con ella al proscenio)

SOLEDAD
¡Mariano! (Con cariño)

MARIANO
(Con pasión) ¿Estás ya contenta?

SOLEDAD
Siempre lo estoy a tu lado.

ANGUSTIAS
¡Quiera Dios que ese no vuelva!
(Bajo al Padre Antonio')

PADRE ANTONIO
¡Quiera Dios que vuelva pronto!

ANGUSTIAS
¡Dios lo impida!

PADRE ANTONIO
¡Dios lo quiera!

MARIANO
Marchaos hacia el molino,
y para cuando yo venga
que esté preparado todo, (A Soledad)
¿Vienen hasta la ladera? (Al Padre Antonio)

PADRE ANTONIO
Sí.

ALCALDE
Queden con Dios, señores.

SOLEDAD
Hasta luego.
MARIANO
Hasta la vuelta;

(Salen por la derecha don Mariano, el Padre Antonio y Alcalde. Soledad les sigue con la vista y luego vuelve a; su actitud anterior. Doña Angustias se acerca a ella)


ESCENA III

Soledad y Doña Angustias.

ANGUSTIAS
¡Soledad!

(Apoyando la mano en el hombro de su hija)

SOLEDAD
(Como sorprendida) ¡Madre!

ANGUSTIAS
¿Por qué
me miras como asustada?
¿Qué tienes?

SOLEDAD
(Con despego) No tengo nada.

ANGUSTIAS
¿En qué piensas?

SOLEDAD
No lo sé.

ANGUSTIAS
¿Conque no?

SOLEDAD
(Con desabrimiento) ¡No!

ANGUSTIAS
(Con firmeza) Pues yo sí.
Piensas en Curro.

SOLEDAD
(Como asustada) |Qué idea!
¡Pensar yo en él! No lo crea.
¿Qué puede importarme a mí
de Curro? Lo que a él quizás
le importe al presente yo.
Aquello, madre, acabó.
No he vuelto a acordarme más
de él, se lo juro...

ANGUSTIAS
(Interrumpiéndola) Detente.
No hables a tu madre así.
¿Quieres engañarme a mí
como engañas a la gente?

SOLEDAD
¡Madre! (Con angustia)

ANGUSTIAS
¡Di que no has mentido!
Dilo, anda.

SOLEDAD
¡Basta, por Dios!

ANGUSTIAS
Estamos solas las dos;
nadie nos oye... ¿Al olvido
diste a Curro? Habla.

SOLEDAD
(Con pasión y angustia) ¡Negar
no es posible! Ni un momento,
ni uno, de mi pensamiento
puedo su imagen borrar.
Y siempre suenan aquí, (El corazón)
y a solas repito yo,
las frases que pronunció
al separarse de mí.

ANGUSTIAS
¿Recuerdas bien lo que dijo?

SOLEDAD
Dijo: «Tu padre desea
un novio que rico sea,
yo lo seré; pero exijo
que a nadie otorgues tu amor,
que nadie lograrlo intente.»
Y contemplando a la gente
que había a su alrededor,
añadió con voz sombría
Y con ruda majestad:
«Nadie aspire a Soledad,
porque Soledad es mía.
De igual modo que en su altar
a la Virgen han de hablarla
v quererla y respetarla
los mozos de este lugar.
Y si, por desdicha, hay quien
logre tu amoroso trato,
cuenta conque a ese lo mato,
y a ti te mato también.»
Miró a todos; me miró
con infinita tristeza,
y sin volver la cabeza
de mi lado se alejó.

ANGUSTIAS
Y nadie amantes alardes
vino a hacer desde aquel día
á tu puerta. Les tenía
el miedo a raya.

SOLEDAD
(Con desprecio) (Cobardes!
Ni uno entre todos llegó
de mis rejas al cancel.

ANGUSTIAS
Es que vale mucho aquel.

SOLEDAD
(Con orgullo)
¿Y no valgo nada yo?

ANGUSTIAS
¡Siempre tu orgullo! El ha sido
la causa de que olvidaras
tus promesas, y aceptaras
a Mariano por marido.
Lo que el miedo no alcanzó
lo alcanzó tu vanidad.

SOLEDAD
Sí, madre mía, es verdad;
esa fue la causa. Yo,
que provoqué cara a cara
de mi padre los rigores;
yo, que arrostré sus furores
porque Curro me encontrara
siempre a su cariño fiel,
yo, madre, no resistí
que no me amasen a mí
como le temían a él.
No podía ver en calma
que nadie hasta mí llegase,
que nadie de amor me hablase:
y poco a poco, en mi alma
se fue contra Curro alzando
algo que odio parecía
que dentro de mí vivía
con su recuerdo luchando.
Ese algo necesitaba
que el triunfo para mí fuera,
que mi seducción venciera
del temor que él inspiraba;
que tuviese más valer,
más prestigio, más renombre
que su valentía de hombre
mi hermosura de mujer.
Y por eso cuando vi
llegar hasta mí a Mariano
y ofrecerme con su mano
su corazón, dije: «Sí».
Era la lucha acabada;
era el triunfo conseguido,
tira su valor rendido
y mi belleza acatada.
¿Que eso era mentir mi fe?
¿Que era engañarle? ¿Venderle?...
Cierto. Pero era vencerle.
Y por eso me casé.

ANGUSTIAS
Te casaste, y con !a boda
tu orgullo se satisfizo.

SOLEDAD
Y con ella se deshizo
toda mi ventura. (Con desesperación)

ANGUSTIAS
Y toda
la mía; que toda entera
se cifraba en que él volviese
y Curro de mi hija fuese
y mi hija de Curro fuera.
No fue así. ¿Tú lo has querido?
Pues ten valor y adelante,
y sé firme y sé constante
y da el pasado al olvido.
Cumple con tu obligación,
con tu deber; quiere al hombre
que te dio su honra y su nombre
con todo su corazón,
y procura de tu pecho
arrojar esa quimera
imposible.

SOLEDAD
(Con desesperación)
Si pudiera
hacerlo, ya lo hubiera hecho.

ANGUSTIAS
(Con angustia)
¡Hija!

SOLEDAD
Vas a contestarme (Con energía)
que mía la culpa fue,
que por nadie me obligué,
que ahora debo consagrarme
a dar en mi alma acomodo
a lo que mi alma encogió...
Todo eso me digo yo.
Y con decírmelo todo
siempre de Curro en mi oído
escucho la voz sonar,
siempre le oigo murmurar:
«Recuerda lo prometido.
»Mi amor en tu amor confía.
» Nunca de ese amor reniegues:
»jamás a otro hombre lo entregues,
«Soledad, porque eres mía.
»Y si por desdicha, hay quien
» logre tu amoroso trato,
«cuenta con que a ese lo mato
»y a ti te mato también »
Presa en su recuerdo estoy
librarme de él no consigo,
que Curro viene conmigo
por donde quiera que voy.
¿Es miedo ó amor? Lo ignoro.
Inútilmente traté
de averiguarlo... No sé
si le temo ó si le adoro;
pero es lo cierto que así
vivo desde que está ausente
y que siempre está presente
Curro delante de mí.

(Al pronunciar Soledad las últimas palabras se oye el CORO a lo lejos)

(A dúo)

HOMBRES
Voy a cruzar los mares,
cariño mío.
Vendré a buscarte pronto
feliz y rico.
Que Dios no quiera
que con otro te encuentre y
pa cuando vuelva.

MUJERES
Pobre de la que tiene
su amante fuera,
y vive confiada
con que no vuelva.
Que un día vuelve,
es menester pagarle
lo que le deben.
(Al oír este canto, Soledad mira a su madre como espantada, y escucha con terror, dirigiéndose a la derecha)

SOLEDAD
¡Olvidarle!... Hasta ese canto
que trae el viento a mi oído
recuerda su amor vendido;
y es tal, tan grande mi espanto,
que ahora mismo, junto a ti,
cuando me oprimen los lazos
de tus amorosos brazos,
creo que se acerca a mí,
que brota su imagen fiera
por mi traición evocada,
del pie de esta cruz sagrada,
donde por la vez primera
le vi; que vengarse ansia,
que me habla... que viene ya...

(Con desesperación y creciente espanto, y agarrándose a su madre)

|No!... ¿Verdad que no vendrá?...
¡Que no venga madre mía!

(Soledad oculta la cabeza en el hombro de su madre y rompe en sollozos. Doña Angustias, tratando de vencer el espanto de su hija y consolarla)

ANGUSTIAS
¡Vamos, hija! ¿A qué sufrir?
Serénate... no delires...
Es necesario que mires
con más calma e! porvenir.
Curro no vendrá, y si viene…

SOLEDAD
¡El! (Con angustia)

ANGUSTIAS
¿Qué va a hacer? Resignarse
con su dolor, y alejarse
de tu presencia. No tiene
mal alma,., no es rencoroso.
Tú, dedícate a labrar
la ventura de tu hogar
y la dicha de tu esposo
y de tu hijo. En ellos des
piensa y fía. ¡La mujer
que cumple con su deber
solamente teme a Dios!

SOLEDAD
¡Madre!

ANGUSTIAS
Fue un delirio vano.

SOLEDAD
Tienes razón.

(Pasando la mano por la frente, como si quisiera desechar una idea terrible. Después de una pausa, que la actriz interpretará como juzgue más adecuado al momento)

¡Ya pasó! (Pausa)

ANGUSTIAS
¿Vienes al molino?

SOLEDAD
No.
Aquí esperaré a Mariano.
Ve tú: al pie de esta bendita
cruz, me parece que mi alma
halla el consuelo y la calma
y la paz que necesita. .

ANGUSTIAS
Adiós entonces. (Medio mutis)

SOLEDAD
Adiós.

(Soledad lanza un suspiro y al ver que su madre quiere acercarse a ella otra vez, exclama rápidamente:)

¡No temas, no tengo nada!

(Queda apoyada en la cruz, y así empieza a cantar el «Lamento»)

ANGUSTIAS
(Aparte)
Qué vida tan desdichada
la vida para los dos.

(Vase por el molino)


ESCENA IV

Soledad.

(Música)

SOLEDAD
Esperanza, que finges, traidora,
dulcísimos sueños de un bien que pasó;
al llegar a mi puerta, detente
y déjame a solas llorar mi dolor.
Yo pensé que la muerte y la ausencia
serían lo mismo. Mas, ¡ay, madre!, no.
Que es la ausencia peor que la muerte,,
si et larga la vida y es firme el amor.
¡Ay, madre mía!
¡Ay, madre mía!
Tarde supe lo mucho
que le quería.
Con el brazo en la cruz apoyado,
altiva la frente y triste el mirar,
me dijo, con voz que besaba y gemía:
«Adiós, hasta pronto. Adiós, Soledad.»
Yo no pude decirle siquiera
¡adiós, alma mía! Que no pude hablar.
Subió el alma llorando a mis ojos
y por ellos se quiere escapar.
¡Ay, Curro, Curro!
¡Ay, Curro, Curro!
Mi corazón que sufre
tan sólo es tuyo.
Vieja encina que das sombra al huerto,
y niños nos viste jugar y correr,
si a tu sombra descansa algún día
no cuentes lo ingrata que he sido con él.
¡Reina y Madre del cielo y la tierra!
¡Virgen santa si llega a volver,
sé su norte, su guía, su amparo!
Que viva dichoso, que olvide mi fe.
¡Ay, madre mía!
¡Ay, madre mía!
Tarde supe lo mucho
que le quería.

(Después del último acorde va a sentarse en el peñasco de la izquierda. Aparecen por el fondo derecha Rosina, Timoteo y el Capitán Velasco)


ESCENA V

Soledad, Rosina, Timoteo, el Capitán Velasco.

(Música)

TIMOTEO
Cerca estamos del molino.

ROSINA
(Bajando la cuesta)
Que llegaba no creí.

TIMOTEO
Con cuidado.

ROSINA
Muchas gracias.

CAPITAN
Despacito, por aquí.

(Bajan a la escena, y de pronto Rosina grita muy ajustada)

ROSINA
¡Ay!

CAPITAN
¿Qué es ello?

ROSINA
(Asustada) ¡Timoteo!
¡Ay, qué bicho, mátelo!
¡Que me pica, que me pica!

(Timoteo figura que corre detrás de un insecto con el sombrero en la mano)

TIMOTEO
¡Asesina! Ya cayó,
(Dando con el sombrero en el suelo. Soledad, que se ha levantado, se dirige a donde está Rosina)

SOLEDAD
Vos, Rosina, ¿qué os sucede?

ROSINA
¡Ay, qué miedo! Por favor.

TIMOTEO
Culpa de este insecto aleve.

CAPITAN
(Por Soledad)
¡Qué divina aparición!

TIMOTEO
Por querer ofenderos
perdió la vida.

SOLEDAD
(Aparte)
De qué poco se asusta
la señorita.

CAPITAN
(Por Soledad)
Es hechicera.

SOLEDAD
Vamos, calma, sentaos...

CAPITAN
¿Quién será ella?

(Rosina se dirige hacia los peñascos donde está Soledad. De pronto da un respingo como asustada)

ROSINA
¡Ay, ay, ay, ay, ay! no sé que me pasa
pensando que un bicho me puede picar,
y al sentirlo subir por la media
¡ay, ay, ay, ay, ay! no sé qué me da.

TIMOTEO
De su pecho, palacio de nieve,
quisiera ser dueño, rendido galán,
y al saber la fortuna del bicho
¡ay, ay, ay, ay, ay! no sé qué me da.

ROSINA
Al quedarme en mi cuarto sólita
me ocurre lo mismo. Jesús, ¿qué será?
Me despierto de pronto soñando
y, !ay, ay, ay! no sé qué me da.

TIMOTEO
¡Quién pudiera llegar a su lado
cuando el miedo la obliga a soñar
y coger esa mano de rosa!...

CAPITAN
¡Ay, ay, ay, ay, ay! ¡Qué animal!

ROSINA
¡Ay, ay, ay, ay, ay!

TIMOTEO
¡Ay, ay, ay, ay, ay!

CAPITAN
¡Ay, qué animal!

ROSINA
¡Ay, ay, ay, ay, ay! No sé que me pasa,
pensando que un bicho me puede picar,
y al sentirlo subir por la media
¡ay, ay, ay, ay, ay! no sé qué me da.

TIMOTEO
¡Ay, ay, ay, ay, ay! no sé qué me pasa
pensando en que puedo su mano alcanzar,.
y al soñar con las dichas del tálamo
¡ay, ay, ay, ay, ay! no sé qué me da.

SOLEDAD
No es poco sensible esta petrimetra;
nerviosa me pone con tanto ¡ay, ay, ay, ay!

CAPITAN
¡Qué tonto y qué tonta, como se casasen,
¡ay, ay, ay, Dios mío, lo que iba a pasar!

TODOS
¡Ay, ay, ay, ay, ay!
¡Ay, ay, ay, ay, ay!

(Soledad coge por el brazo a Rosina, que continúa haciendo aspavientos y la conduce hasta uno de los peñascos; donde toman asiento las dos)

(Hablado)

SOLEDAD
Descansad aquí un momento
que pase el susto.

ROSINA
¡Ay, de mí!
¡Tengo una opresión aquí! (El pecho)

(Se sientan las dos en el peñasco)

TIMOTEO
¿A quién miráis tan atento?

CAPITAN
A esa hechicera, mujer.

TIMOTEO
(Entre celoso y asustado)
¿A Rosina?

CAPITANA
A la otra.

TIMOTEO
(Con alegría) ¿Sí?
Me alegro.

CAPITAN
¿Porqué?

TIMOTEO
Creí
que ibais rival mío a ser;
y no por mí, que me veo
entre todas preferido,
por vos lo hubiera sentido.

CAPITAN
Muchas gracias, Timoteo, (Con sorna)

ROSINA
¡Ay! (Llevándose las manos al cuello)

SOLEDAD
Respiráis mejor
abriendo el cuello.

(Desabrochando el cuello del vestido de Rosina)

ROSINA
(Como avergonzada) ¿Qué hacéis?

(Mirando donde están los otros, que en aquel momento no se fijan en ella)

Caballeros, no miréis.

(Se tapa la cara con el abanico y deja la garganta descubierta)

CAPITAN
¡Qué necia! (Aparte)

TIMOTEO
¡Cuánto pudor!

CAPITAN
Declaro que nunca vi (Por Soledad)
tan peregrina beldad (A Timoteo)

TIMOTEO
¿Sabéis quién es?... Soledad.

CAPITAN
¿La de Curro Vargas?

TIMOTEO
Sí.
Ella es la que os he contado;
la que adoró a ese perdido.

CAPITAN
Pues CURRO Vargas ha sido
un galán afortunado.

TIMOTEO
Eso...

CAPITAN
Lograr tal mujer
ya es fortuna.

TIMOTEO
(Con desdén fingido) ¡Ptchs!

CAPITAN
¿Que no?

TIMOTEO
¡Si hubiese querido yo!...

CAPITAN
¡Vos! (Con asombro cómico)

TIMOTEO
(Con vanidad) Yo mismo pude ser.

CAPITAN
¿Vos?

TIMOTEO
Ya me iba a declarar,
pero Vargas se interpuso
y ella...

CAPITAN
¿Al Vargas os propuso?

TIMOTEO
¡Ya veis quién iba a pensar
que a mí!... Pero esas mujeres
son.. En cuanto un valentón
llega al pie de su balcón
y las habla de quereres,
sin ver si lo pretendido
es su amor ó su dinero,
se las vuelve el seso huero,
dan su crédito al olvido,
maltratan su dignidad,
llevan el luto a su casa
y al fin pasa... lo que pasa.
Esto ocurrió a Soledad.

SOLEDAD
Es muy bonita la fiesta, (A Rosina)
Ya veréis cuánta alegría.

ROSINA
¡Pasaremos un gran día!

TIMOTEO
(Al Capitán)
Y luego la trapatiesta
que Curro al partir movió;
sus iras, el juramento
de que haría un escarmiento
con quien la rondara... Yo
no me hallaba en el lugar.
¡Si llego a encontrarme aquí!
¡Si Curro me dice a mí
lo que a todos! ¡Ni pensar
quiero en ello! No señor.
Si estoy aquí, le atropello,
le echo las manos al cuello,
le ahogo! ¡Palabra de honor!
¡Si ahora le pudiese hallar,
si Curro estuviese aquí! (Con furor cómico)

CAPITAN
¡Calmaos! (Con temor burlesco)

Timoteo
Yo soy así. (Con énfasis)
No lo puedo remediar.

(Rosina, que durante este diálogo ha estado apoyada en el hombro de Soledad, levanta la cabeza, mira al Capitán y a Timoteo y se abrocha el cuello del vestido)

ROSINA
Ya respiro... Timoteo,
Capitán, venid.

CAPITAN
Señora...

ROSINA
Podéis acercaros ahora;
ni el recato, ni el deseo
en peligro alguno están.

TIMOTEO
(Al Capitán)
Solo de escucharla gozo. (Pasa a la izquierda)

ROSINA
¿Verdad que es un real mozo? (A soledad)

SOLEDAD
¿Timoteo? (En tono de burla)

ROSINA
El Capitán. (En el mismo tono)

(Timoteo y el Capitán se acercan a Rosina y a Soledad: mientras aparecen por la derecha Romero y el padre Antonio que se acercan al grupo)

ROSINA
Os presento a don Rodrigo (A Soledad)
de Velasco.

SOLEDAD
Caballero...

ROSINA
(Al Capitán)
La señora de Romero,

CAPITAN
A él le cuento por amigo.

MARIANO
Y él se da por muy honrado
en tener tal amistad.

PADRE ANTONIO
Señora, (A Rosina)
|Hola, Soledad!
Capitán, muy bien hallado.

(Todos se saludan)

SOLEDAD
Y muy poco entretenido
que se hallará en nuestra aldea.

CAPITAN
¡Por Dios!

MARIANO
Preciso es que sea;
que el pueblo no es divertido
y en él cosa alguna ocurre
no siendo en festividad.

PADRE ANTONIO
Un militar, y a su edad,
en ningún sitio se aburre.

TIMOTEO
(A Rosina)
En el baile, ya veréis
cómo acude el pueblo entero.

SOLEDAD
(Al Capitán)
Preparad vuestro dinero,
Capitán, si pretendéis
a las mozas festejar,
porque aquí es costumbre añeja
que el que a una mujer corteja,
dé comienzo por pagar
su escote.

CAPITAN
Lo pagaré.

PADRE ANTONIO
¡Y váyase lo pagado,
Capitán, por lo bailado!

CAPITAN
Pues pagaré y bailaré.

MARIANO
Y ahora al molino, señores,
que el refresco nos espera.
Venid. (Al Capitán)

CAPITAN
¡Ojalá pudiera!

(Soledad y Rosina suben hacia el fondo)

PADRE ANTONIO
Yo iría con mil amores,
pero sabe don Mariano
que tengo que preparar
la fiesta, y es cosa urgente.

CAPITAN
Y a mí me espera mi gente:
tampoco puedo aceptar.

TIMOTEO
Pues a mí no hay quién me impida
nada: no tengo destino...

PADRE ANTONIO
Ni vergüenza, (Al Capitán)

MARIANO
(A Timoteo) Hay miel y vino.

TIMOTEO
Hay miel, pues voy en seguida,

CAPITAN
Que vaya con precaución.

SOLEDAD
Pues... (Bajando al lado del Padre Antonio)
Si no tiene cuidado
se queda a la miel pegado.

ROSINA
¿Por qué?

PADRE ANTONIO
Porque es un moscón.

MARIANO
¿Conque no?

CAPITAN
De buena gana.

MARIANO
En otra ocasión será.

(Dando la mano al Capitán)

Nosotros vamos allá.
Padre Antonio, hasta mañana.

(Le besa la mano. Soledad, Rosina, Timoteo y don Mariano entran en el molino)


ESCENA VI

El Padre Antonio y El Capitán.

CAPITAN
(Por don Mariano)
¡Qué francote y qué leal!
Parece un hombre cabal.

PADRE ANTONIO
Es un noble corazón.
De Dios no tiene perdón
quien pretenda hacerle mal.

CAPITAN
Alguno hay que se lo haría
si con él topase.

PADRE ANTONIO
¿Quién?

CAPITAN
Cierto mozo, que si un día
viniese aquí, no vendría
de Romero para bien.
Curro Vargas.

PADRE ANTONIO
Ya os han ido
con el cuento...

CAPITAN
Algo he sabido.

PADRE ANTONIO
¿Y quién os hizo el relato?

CAPITAN
Timoteo.

PADRE ANTONIO
Habrá tenido
que oír ese mentecato.

CAPITAN
Dijo algo, que si es verdad,
inspira, a quien cual yo, aprecio
hace de la dignidad,
por Curro Vargas desprecio
y desdén por Soledad.

PADRE ANTONIO
¡Velasco! (ton tono de reproche)

CAPITAN
¿Qué otra opinión
puede ofrecer un matón
que ama a una mujer por su oro.
y una mujer que el decoro
supedita a la pasión?

PADRE ANTONIO
Decís...

CAPITAN
Que no su hermosura,
su hacienda, quiso él buscar,
que ella fue torpe e impura,
lo que repite y murmura
todo el mundo en el lugar.

PADRE ANTONIO
¿Eso os contaron a vos?
(Ademán afirmativo en el Capitán)
Pues quien lo contó, delira.
Tan cierto como nos mira
desde lo infinito Dios,
Capitán, que eso es mentira.
Soledad habrá podido
con Curro inconstante ser;
podrá no haberle querido,
pero Soledad ha sido
siempre una honrada mujer;
y Curro... Curro, en hombría
d« bien no cede al primero
ni en valor ni en hidalguía,
ni la gana a caballero
el mejor de Andalucía.

CAPITAN
Padre... (Como excusándose)

PADRE ANTONIO
Por la santa gloria
de Dios, repito que os han
mentido. Mis labios van
a contaros esa historia.
Escuchadla, Capitán.

(Breve pausa)

Aun por todos bendecida
es la memoria querida
y es reverenciado el nombre
de Juan de Vargas, del hombre
que dio a Curro Vargas vida.
Noble y rico por su cuna,
hecho a no sufrir ninguna
privación desde nacido,
respetaba su apellido
y tiraba su fortuna.
¿Tirarla he dicho? No. Hacía
peor, porque la tenía
fiada a la probidad
de Severiano García,
del padre de Soledad.
Ruin el administrador,
dadivoso el caballero,
iba pasando el dinero
del bolsillo del señor
al arcón del usurero,
hasta que Vargas un día
vio que caudal no tenía.

CAPITAN
¿Tal prisa puso en gastárselo?

PADRE ANTONIO
Puede también que García
pusiera más en robárselo.
Lo seguro es que al morir
su padre, vino a quedar
Curro Vargas, sin hallar
un lecho donde dormir
y un rincón donde llorar.
Sin hacienda, sin dinero,
sin cariño, sin apoyo;
todo era del usurero.

CAPITAN
¿Y éste que hizo?

PADRE ANTONIO
Lo primero
echar al niño al arroyo.

CAPITAN
¿Echarle? (Con asombro)

PADRE ANTONIO
La noche aquella...

CAPITAN
¡Qué infamia!

PADRE ANTONIO
Por no manchar
su santa mirada en ella,
Dios no permitió brillar
aquella noche una estrella.

CAPITAN
¿Y nadie en su desventura
amparó a esa criatura?

PADRE ANTONIO
Sí.

CAPITAN
¿Quién?

PADRE ANTONIO
¡Yo!

CAPITAN
¿Vos fuisteis quien?

PADRE ANTONIO
¿Pues para qué me hice cuca
más que para hacer el bien?
Yo en mis brazos le cogí,
yo a mi casa le llevé,
yo a mi lado le eduqué
y al muerto sustituí
y como a un hijo le amé.
Que si los votos sagrados
de tener hijos nos vedan,
de ellos no estancos privados:
los niños abandonados
son los hijos que nos quedan.

CAPITAN
¿A la hija de ese traidor
pudo adorar Curro?

PADRE ANTONIO
¡Sí!

CAPITAN
¡Pero es posible, señor!

PADRE ANTONIO
¿Y vos que entendéis de amor
me lo preguntáis a mí?
La amó cuando aun no sabia
quién era, ni a quién debía
vida y nombre.

CAPITAN
Pero cuando
lo supo...

PADRE ANTONIO
La siguió amando
con igual idolatría.

CAPITAN
¿Y ella le correspondió?

PADRE ANTONIO
En cuanto de amor la habló.
¿Qué iba a hacer? Pues bueno futra
que le dijese que no
siendo mi Curro quien era.
Aun veinte años no tenía
y era Curro, Capitán,
por su gracia y valentía
el mancebo más galán
de toda la serranía.
Su brazo era el más fornido,
su plata la más gastada,
su pecho el más atrevido,
su valor el más temido
y su alma la más honrada.

(Enjugándose los ojos con el pañuelo)

Perdonad el lloro; es que,
siempre que su nombre evoco,
me pasa igual. Ya se ve;
¡qué padre no llora un poco
por el hijo que se fue!
Sí, Soledad le quería;
pero el odio ó el temor
que el viejo a Curro tenía,
en combate convertía
la existencia de este amor.
Y un día que celebraba
el pueblo la alegre fiesta
de que antes aquí se hablaba,
llegó la escena funesta
que todo el mundo esperaba. (Pausa)
La plaza, limpia y colgada;
la juventud, adornada
con sus vestidos mejores,
y la Virgen reclinada
sobre sus andas de flores.
Las muchachas más bonitas
disponiéndose a bailar
con el mozo del lugar
que a las animas benditas
quiera más dinero dar.
El Alcalde en su sillón;
Soledad, en su balcón;
junto a Soledad, García,
y el sol de mi Andalucía
presidiendo la función.
—«Tanto por bailar con esta»
—dice uno.—«Tanto doy yo
porque se quede compuesta»
—dice otro.—¡Que si! ¡Que no!
Y cuando la alegre fiesta
su mayor brillo alcanzaba,
se oyó una voz que gritaba:
«Doy cuanto pueda tener
por bailar a esa mujer.»
Era Curro, que llegaba,
«Soledad—siguió,—no ignoro
que, valiendo tú un tesoro,
esto es comprarte de balde.»
Y echó cuarenta onzas de oro
en la mesa del Alcalde.
Suya es, que baje, clamó
la gente.

CAPITAN
¿Y ella bajó?

PADRE ANTONIO
No, porque el viejo cruel
repuso:—«El doble doy yo
porque no baile con él.»
Y añadió con voz sombría:
—«Mozuelo, más te valdría
que venir con tantos fueros,
abonarme los dineros
que tu padre me debía.»
—«¡Mi padre! ¡Qué es lo que oí!:
—«Tres mil onzas se quedaron
enterradas para mí
cuando a tu padre enterraron.
¿Vas a pagarlas tú?»—«¡Si!
Yo las pagaré, García,
—dijo CURRO;—lo aseguro
ante la Virgen María;
y por la Virgen os juro
que Soledad será mía.
Mía. ante el mundo, ante Dios;
mía, aunque no queráis vos.
Mía sólo, sólo, sí.
Adiós, Soledad, adiós;
hasta que vuelva por ti.»
Clavó en aquella mujer
sus ojos, llenos de afán;
partió; no le pude ver...
y ya no he vuelto a saber
de mi Curro, Capitán.

CAPITAN
Vuestro Curro me parece
todo un hombre, señor cura.
Dios le dé tanta ventura
como su honradez merece
y merece su bravura.

PADRE ANTONIO
Yo os prometo algo mejor,
si la historia os interesa.
Pero, favor por favor.

CAPITAN
¿Cuál será el mío?

PADRE ANTONIO
El honor
de favorecer mi mesa.
Mis cuidados suplirán
al regalo y a la holgura
que en mi casa faltarán.

CAPITAN
Pues acepto, señor cura.

PADRE ANTONIO
Pues andando, Capitán.

(Mutis por la derecha)


ESCENA VII

La Tía Emplastos y Arrieros 1°, 2 ° y 3° Entran por la izquierda los Arrieros 1° y 2 ° con sus burras. La seña Emplastos y Arriero 3 ° dentro.

(Música)

EMPLASTOS
¡Ay!

ARRIERO l º y 2 º
¡Jesús! ¡Ja, ja, ja, ja!

(Mirando hacia el lugar donde se supone que ha caído la señá Emplastos)

ARRIERO 2 º
Por poquito no se estrella.

ARRIERO l º
No se hubiera perdió na.

ARRIERO 2 º
Güen porrazo habrá llevao.

ARRIERO l º
Güeno ha sido, cámara.

(Entrando la tía Emplastos y Arriero 3°)

EMPLASTOS
¡Ay, ay, ay!

ARRIERO 3 º
¡Animo, agüela!

EMPLASTOS
¡Me ha matao ese animal!

(Señalando a la burra. La lía Emplastos se sienta impaciente, y los Arrieros forman corro a otro lado de la escena)

ARRIERO 1 º
Bien mirabais a aquel mozo.

ARRIERO 2 º
Ya sabrá quién era el tal.

EMPLASTOS
¿A qué mozo?

ARRIERO 3 º
Al de la Venta.
Los tres Pues bien majo era el galán.

(La tía Emplastos avanza al proscenio)

EMPLASTOS
Si les digo a estos brutos
que Curro era
el que nos encontramos
junto a la Venta,
se me adelantan,
lo cuentan y me quedo
yo con las ganas...
y... ¡oh, qué emoción,
cuando por mí se enteren
del notición!

(Va a sentarse al pie de la cruz)

ARRIERO 2 º y 3 º
¿Llevas tú la lista completa
de todo?

ARRIERO 1 º
Completa va aquí.
¿Sus habéis orvidao de argo?

ARRIERO 2 º y 3°
Nos paece que no.

ARRIERO 1 º
Me paece que sí.

(Arriero 1 º saca del bolsillo un lista y lee)

«Pa Florencia Plachetines
cuatro pares de chapines.»

ARRIERO 2°
Ahí los traigo en el serón.

ARRIERO 1 º
«Pa Escolástica Cerdete
un barril de colorete
y una libra de almidón.»

ARRIERO 3 º
Ahí lo llevo en el serón.

ARRIERO 1 º
«Pa don Rufo Paracuellos...»

ARRIERO 2 º
Media libra de cabellos
de las monjas de Alcalá.

ARRIERO 1 º
¿Está?

ARRIERO 2 º
¡Está! (Mirando)

ARRIERO 1 º
Pues, entonces, bueno va.

(La tía Emplastos, impaciente, cruza de un lado para otro de la escena, y vuelve a sentarse en el peñasco)

EMPLASTOS
Si se entera esta gente
que Curro era
quien se ocultó en la sombra
junto a la Venta,
¡Virgen María,
no sé lo que a estas horas
sucedería!
Y, ¡oh, qué emoción!
yo sólita he de darles
el notición.

ARRIERO 1 º
«Una caja, que es mu maja,

(Leyendo)

y esta caja no es pa mí.»

ARRIERO 3 º
(Examinándola)
Pa el alcalde va la caja.

ARRIERO 1 º y 2 º
¿Y qué tiene dentro?

LOS TRES
¡Achist! (Estornudando)

ARRIERO 1 º
Aquí viene el encargo;
de Timoteo.

(Sacando una lavativa envuelta en un papel, en cuya forma se la mostrará al público)

ARRIERO l º y 2 º
Virgen de las Angustias,
¿qué será esto?

ARRIERO 3 º
¡Uy! ¿qué será?

ARRIERO l º
Pues con mucho cudiao
ponía pa atrás.

ARRIERO 2 º
Aquí llevóla una casa este encarguillo.

(Saca unas ligas negras)

ARRIERO 2 º y 3 º
Güeña pierna, Sinforoso, no seas pillo.
Tú requiebras a Salud, se me figura.

ARRIERO 1 º
¡Qué animales, si estas ligas son pa el cura!

ARRIERO 2 º y 3 º
Yo pensé…

ARRIERO 1 º
Se ha olvidado la pamela.
pa Rosina.

ARRIERO 2 º
¿La pa... qué?

ARRIERO 2 º
El encargo que te dieron.

ARRIERO 1 º
Aquí viene, mírale. (Sacando un sombrero)
No estaré ye mal con esto,

(Se pone la pamela)

ARRIERO 1 º y 2 º
¡No está mal, je, je, je, je!

(Los Arrieros 1 ° y 2 ° cogen de la mano a! 3 º y simulan bailar el minué)

TODOS
¡Plácida!
¡Mística!
Florimpompónica nube de amor.
¡Plácida!
¡Mística!
Ya está cilíndrico mi corazón.

ARRIERO 3 º
No hago mal de damisela.

ARRIERO 2 º
Como danto, no estás mal.

ARRIERO 1 º
¡Ea! vamos para el pueblo
los encargos a entregar.

ARRIERO 2 º
¿De modo que no falta
ningún encargo?
¿Pa quién es este bulto
que va tan majo?

ARRIERO 3 º
Bruto, no aprietes,
que son mu delicados
los merengues.

ARRIERO 1 º
Saca uno y lo catamos.

ARRIERO 3 º
Me lo van a conocer.

ARRIERO 1 º y 2 º
No seas tonto, arreglaremos
entre todos el papel.

(Los tres Arrieros sacan los merengues y cantan fingiendo atragantarse)

TODOS
¡Uy, qué cosa tan finítica y tan güeña!
¡Uy, qué ri-qui, riquiri quico está!
Esto es mela, mela, mela, esto es melaza.
Agua-gua-gua-gua-gua-gua-gua.
agua-gua-gua.

ARRIERO 1 º
Ha pasao.

ARRIERO 2 º
Mucho susto
el que acabo de pasar.

TODOS
Seña Emplastos, ¿vais pa el pueblo?

EMPLASTOS
Id vosotros para allá.

TODOS
Mus llevamos a la burra.

EMPLASTOS
Si queréis.

TODOS
Pus descansad,

ARRIERO 1 º
¡Arre, Flora!

ARRIERO 2 º
¡Arre, borrico!

ARRIERO 3 º
¡De aquí a luego! ¡Arre, Galán!

TODOS
(Salen cantando y bailando con los burros por la derecha. El Arriero 3 °, que saldrá el último, habrá colocado la «pamela» sobre la cabeza de su borrica)

¡Plácida! :
¡Mística!.
¡Florimpompónica nube de amor!
¡Plácida!
¡Mística!
¡Ya está cilíndrico mi corazón! (Vanse)


ESCENA VIII

La Tía Emplastos.

(Hablado)

EMPLASTOS
¡Jesús, María y José!
Dios nos coja confesaos.
Cuando Soledad se entere
y se entere don Mariano
de que Curro viene al pueblo,
¡yo no quiero ni pensarlo!
¡Por supuesto! yo he tenido
la precaución de a esos bárbaros
no decirles lo que ocurre,
porque si me aturdo y hablo
y digo; Ese es Curro Vargas...
Pues menúo es el fandango
que hay en el pueblo a estas horas.

(Se levanta y se va hacia, la derecha)

¡Ay! (Quejándose) ¡Debo tener el brazo
y este pie y esta muñeca!
¡Ay! Aquí sucede algo,
algo que no va a ser bueno,
y es necesario evitarlo.
Me voy al pueblo en seguida.
¡Ay, ay! maldito porrazo;
Jesús, no puedo moverme.
Pero aunque sea arrastrando
tengo que ser la primera
que en el pueblo ha de contarlo.

(Hace ademán de dirigirse al pueblo, pero se detiene al sentir que se acerca gente)


ESCENA IX

Soledad, Doña Angustias, Rosina, Timoteo, Don Mariano, la Tía Emplastos. Comienza a anochecer. Soledad, doña Angustias, Timoteo, Rosina y don Mariano bajan del Molino.

EMPLASTOS
¡Gente!

(Volviéndose hacia el sitio por donde vienen los otros)
¡Ellos! Ahora, ¿cómo
les digo lo que sucede?
¡Pobre familia! Tan buena,
tan dichosa, tan alegre,
y el otro... ¿a quién se lo cuento?

(Mira a todos y hace ademanes de acercarse; mientras los otros avanzan. Don Mariano y Timoteo con Rosina delante. Soledad y doña Angustias algo retirados. La tía Emplastos, al pasar Soledad por delante de ellos, la tira del vestido)

¡Soledad! (Bajo, con misterio)

SOLEDAD
(Alto) ¡Qué!

EMPLASTOS
¡Escucha! ¡Tente
un instante! ¡Si supieras!

SOLEDAD
¿El qué? (Con indiferencia)

EMPLASTOS
¡Chist! ¡Más bajo! Puede
enterarse tu marido
y haber dimes y diretes.

SOLEDAD
Pero, ¿qué es? (Con impaciencia)

EMPLASTOS
(Deteniendo a doña Angustias, que se ha acercado)
¡Ay, doña Angustias!
¡Qué horror!

ANGUSTIAS
¿Qué es lo que sucede?

EMPLASTOS
¡Que está aquí! (Con terror cómico)

SOLEDAD
(Con impaciencia) ¿Quién?

EMPLASTOS
El demonio,
en figura humana. Acérquense
más.

ANGUSTIAS
¿Pero quién?

EMPLASTOS
(Bajo y con solemnidad) ¡Curro Vargas!

SOLEDAD
(¡Jesús!) (Con espanto)

ANGUSTIAS
(Con terror) ¡Dios mío! ¡Valedme!

(Durante el dialogo, Rosina, don Mariano y Timoteo hacen como que hablan al otro lado del escenario)

ROSINA
(A don Mariano)
¡Qué miel tan dulce y tan rica!

TIMOTEO
Aún más dulce que las mieles
labradas en las colmenas
por los insectos aleves,
será el amor de ese pecho,
palacio de blanca nieve,
en donde colocaría
mi mano, si vos quisieseis,
el ramo de azahar simbólico.

ROSINA
Soy viuda.

TIMOTEO
Quien cual yo siente,
siempre habla el alma, y el alma
es una virgen perenne,
un cristal puro, una linfa,
una nebulosa, un éter,
y yo soy...

MARIANO
Un majadero
que hablas de lo que no entiendes.

TIMOTEO
¡Majadero! ¡Yo! (Dando un respingo)

ROSINA
(Riendo) Son bromas.

TIMOTEO
Pero bromas muy agrestes.

(Con muy mal humor. Siguen hablando)

SOLEDAD
(Bajo a la tía Emplastos)
¿Era él?
.
EMPLASTOS
Si, no tengas duda.
¿Iba yo a desconocerle?
Por ese camino avanza,
no tardará mucho en vérsele.

ANGUSTIAS
¡Virgen santa!

EMPLASTOS
¡Y poco guapo
y poco rumbón que vuelve!
Trae un caballo manífico...
Vamos, que da gozo verle.
Es decir... gozo... no, miedo.

SOLEDAD
¡CURRO volver! ¿Qué pretende?

ANGUSTIAS
Mariano se acerca,
cállate, que no se entere.

(Don Mariano se aproxima al grupo que forman Soledad, Angustias y la tía Emplastos)

SOLEDAD
(Aparte)
¡Curro! (Con pasión y angustia)

MARIANO
¿Qué habláis tan bajito?

SOLEDAD
¡Yo!

ANGUSTIAS
Nada.

EMPLASTOS
Lo más prudente
es que usté también lo sepa
por lo que pueda valerle.
Curro. Vargas ha llegao.

MARIANO
¡El! (Sorprendido)

SOLEDAD
Sí, Mariano.

MARIANO
(Con calma y energía) ¿Y qué temes
de su llegada? ¿Por eso
te turbas y palideces?
¿Qué te importa? Bien venido
sea, ti en son de paz viene;
y si viene en son de guerra
que mire a lo que se atreve,
que en mí hallará Curro Vargas
lo que en mí encontrar desee.
Y ahora al pueblo. No ocuparse
más del asunto. ¡El que llegue
un hombre al lugar, no es cosa
que nuestra atención merece!

(A la tía Emplastos)

Tú, guarda chismes y cuentos,
para quien te los tolere.
Tú, con aquella señora (A Soledad)
y Dios con quien bien procede.

EMPLASTOS
Todo el pueblo ha de saberlo (Bajo)
antes que al pueblo te acerques.

(Sale por el fondo. Don Mariano se dirige a donde está Rosina y Timoteo. Soledad y la madre cruzan al otro lado, pero muy despacio)

TIMOTEO
¿Curro aquí? (Asustado)

ROSINA
¿Qué tenéis?

TIMOTEO
Nada.
(Aparte)
¿Conque está aquí? ¿Conque vuelve?
Pues si el Capitán le dice
que yo con él a atreverme
llegué... ¡Dios mío de mi alma!

MARIANO
(Llegando)
¿Sigue el galán en sus trece?

SOLEDAD
(A su madre)
Madre mía, es necesario
impedir que Curro atente
a la dicha de Mariano.
¿Cómo impedirlo?

ANGUSTIAS
(Aparte a Soledad) Tú, vete
con ellos. Yo aquí le espero
y Dios querrá protegerme.

(Soledad se incorpora al grupo que forman Rosina, Timoteo y don Mariano)

ROSINA
¿Con que mañana es el día, (A don Mariano)
el gran día?

MARIANO
(Con frialdad) Así parece.

(Salen por el fondo derecha, camino del pueblo, Soledad, Rosina, don Mariano y Timoteo)


ESCENA X

Doña Angustias.

DOÑA ANGUSTIAS
No es posible que la vea;
que Curro entre en el lugar:
es necesario evitar
que esto ocurra, que esto sea.
En ello está mi esperanza;
me asusta más todavía
el amor de la hija mía,
que de Curro la venganza.


ESCENA XI

Curro, dentro: el Mozo y Doña Angustias.

CURRO
(Dentro)
Súbete hacia la posada
con los caballos, Andrés,
que yo subiré después.
Ni preguntes, ni hables nada
con nadie, mientras yo voy.

ANGUSTIAS
¡Es él! (Se oculta detrás de los olivos)

MOZO
(Saliendo) Alivia, Cubeto.

(La luz de la luna, que habrá aparecido momentos antes, iluminará la escena. e1 Mozo llevará dos caballos de la brida. Uno ricamente enjaezado, y el otro cargado con fardos, maletas, etc., etc.)

Nunca vi amo tan secreto
como el que sirviendo estoy.
¡Arre! ¿A la derecha?

(Como preguntando a Curro)

CURRO
Sí.

MOZO
(Dando palmadas en el lomo del caballo cargado)
Buena carga te han echado.
Lo que es hoy bien has ganado
la comida.

(Sale el Mozo por la rompiente de la derecha del fondo)

ANGUSTIAS
Ya está aquí.

(Aparece Curro por la izquierda. Vestirá traje de terciopelo oscuro. Chaqueta con botones de plata; el calzón abierto sobre la rodilla; botas vaqueras con correas remontadas por bellotitas de plata y sombrero ancho de campo. Curro se detiene un momento y luego se dirige hacia la cruz. Doña Angustias sigue oculta detrás de los olivos)


ESCENA XII

Curro y Doña Angustias.

(Música)

CURRO
¡Cruz santa, cruz bendita
donde al partir le vi,
con qué placer se acerca
mi corazón a ti!
¡Por fin vuelvo a mirarte!
¡Por fin a verla voy!
¡Qué importa lo pasado,
si cerca de ella estoy!
¡Cruz santa, cruz bendita,
al fin te vuelvo a ver!
Gracias le doy al cielo
de hinojos a tus pies.

(Curro se arrodilla al pie de la cruz y oculta el rostro entre las manos. Doña Angustias sale de detrás de los olivos)

ANGUSTIAS
¡Dios mío, tú que le oyes,
infúndele piedad!

(Se acerca lentamente donde está Curro. Este, al ruido de los pasos, levanta la cabeza)

CURRO
¿Quién?

ANGUSTIAS
(Con temor) ¡Curro!

CURRO
(Reconociéndola) ¡Madre mía!
¡Por fin! (Abrazándola) ¿Y Soledad?
Habladme de ella,
que es mi ventura.
¿Verdad que siempre
pensó ella en mí?
¿Que estuvo siempre
de mí segura;
que yo su solo
cariño fui?
¿Verdad que me ama,
que en mí confía?...
Necias preguntas
os vengo a hacer.
Me ama, me espera,
me adora, es mía.
¡Pues si no es mía,
de quién va a ser!

ANGUSTIAS
¡Curro! (Con temor)

CURRO
(Con alegría,) A su encuentro
venid.

ANGUSTIAS
Detente.
¡Escucha, espera,
por compasión!

CURRO
Quien de su dicha
se encuentra ausente,
¡madre de mi alma,
no espera, no!
Porque ella fuese mía
crucé el revuelto mar,
desafié el destino,
burlé la adversidad,
y hoy que triunfante vuelvo,
hoy que la puedo hablar,
queréis que espere. ¡Nunca!
Llevadme donde está.
Que es la vida de mi vida
el amor de Soledad.

ANGUSTIAS
Oye. (Suplicando)

CURRO
¡Que no! Seguidme.

ANGUSTIAS
Oye, por caridad.
Mientras que tú cruzabas
el agitado mar,
traía aquí la suerte,
cruel adversidad.
Y hoy que triunfante vuelves,
no la podrás hablar;
tu anhelo es imposible;
inútil es tu afán.
No dará vida a tu vida
el amor de Soledad.

CURRO
¡Que no! (Con asombro)

ANGUSTIAS
(Suplicando) |Curro!

CURRO
(Con decisión) ¡Seguidme!

ANGUSTIAS
¡Oye, por caridad! (Suplicante)

(A dúo)

CURRO
Porque ella fuese mía
crucé el revuelto mar, etc., etc.

ANGUSTIAS
Mientras que tú cruzaban
el agitado mar,
etc., etc.

CURRO
¡He de verla!

ANGUSTIAS
¡No has de verla!

CURRO
¿Quién me puede detener?

ANGUSTIAS
Quien está sobre nosotros,
quien desprecia tu poder.

CURRO
¿Quién? ¿Será su padre acaso?
No temáis, no se opondrá.
Vengo rico, y mi riqueza
a ceder le obligará.

ANGUSTIAS
Mi esposo ha muerto.

CURRO
¿Que ha muerto?
Pues entonces, ¿quién podrá
contra mí?...

(Con angustia y como respondiendo a un pensamiento horrible)

¡Cielos! Sería...

(Acercándose a doña Angustias y como espantado de lo que dice)

¡Madre! ¿Ha muerto Soledad?
¡Respondedme! (Con angustia creciente)

ANGUSTIAS
La hija mía...

CURRO
¡Pronto! ¿Vive?

ANGUSTIAS
¡Vive!

CURRO
(Con alegría inmensa) ¡Ah!
Gracias, gracias, madre mía;
que había muerto creí,
y creí que el mundo entero
se aplastaba sobre mí.
Pues si vive y yo la adoro,
sólo hace falta que Dios
al pie del altar bendiga
la ventura de los dos.

ANGUSTIAS
Esa dicha ambicionada
no la puedes obtener.
¡Soledad está casada!

CURRO
¡Oh! (Con espanto, asombro y terror creciente)
¿Qué dice esta mujer?
Sin duda que delira.
¡Ser de otro Soledad!...
¡Mi Soledad! ¡Mentira!
¡No es cierto! ¡No es verdad!

(Doña Angustias se dirige en ademán suplicante)

ANGUSTIAS
¡Perdón para ella, Curro!

CURRO
¿Es cierto lo que oí?
¿Su labio no ha mentido?
¿Está casada? (Con furor)

ANGUSTIAS
(Bajo y con espanto) ¡Sí!

CURRO
(Con ira)
¿Conque la infame,
dando al olvido
lo prometido
mi fe burló?
¿Conque a otro ha dado
su amor, su nombre,
conque es de otro hombre
que no soy yo?
Y, ¿quién es ese?
¿Dónde se esconde?
Decidme dónde
le puedo ver.
¡Quiero su sangre,
quiero su vida,
quiero la vida
de esa mujer.

ANGUSTIAS
¡Perdón!

CURRO
No ruegue. (Pasando a la izquierda)
Todo es en vano.

ANGUSTIAS
¡Piedad por ella,
por mí, por ti!

CURRO
¡Piedad me pide!...
¡Piedad para ella!
¿Tuvo ella acaso
piedad de mí?

ANGUSTIAS
Por el recuerdo de mi cariño,
por las memorias de tu niñez,
por esta pobre mujer que sufre
y sollozando cae a tus pies.
Depón tus odios, perdona a mi hija,
olvida el nombre de Soledad,
huye del pueblo, sé generoso,
ten de mi, de ella, de ti piedad.

CURRO
Por el recuerdo de su cariño,
por las memorias de mi niñez,
por aquel padre que me dio vida,
por todo cuanto pude querer,
ante esta santa cruz de mi aldea
juro vengarme de Soledad,
matar al hombre que la posee,
no tener de ella ni de él piedad.

ANGUSTIAS
¡Perdón imploro!

CURRO
¡Venganza pido!

ANGUSTIAS
¡Perdón para ella!

CURRO
¡Jurado está!

ANGUSTIAS
Por el recuerdo de mi cariño,
etc., etc.

CURRO
Por el recuerdo de su cariño,
etc., etc.

(Curro se aparta de doña Angustias. Esta se deja caer con desesperación sobre uno de los peñascos. Aparecen el fondo por el camino del pueblo los trabajadores y trabajadoras. Luego Rosina, la tía Emplastos, el Padre Antonio, Timoteo, el Capitán)


ESCENA XIII

Doña Angustias, Rosina, la Tía Emplastos, Curro, el Padre Antonio. Timoteo, el Capitán y CORO General.

(Música)

CORO
(Desde el fondo, con misterio)
¡Es él! ¡Qué majo viene!
Miradle bien.

MUJERES
(Con asombro)
¡Ah!

HOMBRES
(Idem) ¡Oh!

TODOS
Está hecho un ascua de oro.
Parece un gran señor.

(Se vuelven hacia el fondo como dirigiéndose a lo que llegan)

Deprisa, señor Cura,
corred, señor, corred.
Aquí está Curro Vargas,
venid y le veréis.

(Todo este diálogo con música será desde el fondo y a media voz. Curro estará vuelto de espaldas con la cabeza entre las manos. La señora Angustias medio desplomada sobre uno de los peñascos. Sale por el fondo ,el Padre Antonio seguido del Capitán, de Rosina, de la tía Emplastos y de Timoteo)

PADRE ANTONIO
¿En dónde esta? (Con ansiedad)

CORO
(Señalando a Curro) ¡Miradle!

PADRE ANTONIO
Dejádmele abrazar.

ROSINA
¡Qué imagen tan gallarda!

EMPLASTOS
Menúa se va a armar.

(El Padre Antonio se dirige apresuradamente donde está Curro)

PADRE ANTONIO
¡Hijo!

CURRO
(Como sorprendido)
¿Quién?

PADRE ANTONIO
Soy yo, ¿qué esperas?
A mis brazos pronto ven.

EMPLASTOS
Cuando sepa lo que pasa
buen jollín se va a mover.

CORO
¡Pobre Curro, cuando sepa
la traición de Soledad!
¡Pobre de ella cuando Curro
su traición llegue a mirar!

TIMOTEO
(Por el Capitán)
Le contará este otro
lo que a éste le conté.

ANGUSTIAS
¡Ay, de mí!

ROSINA, CAPITAN y EMPLASTOS
Es doña Angustias.
¿Qué habrá habido entre ella y él?

(Todos se acercan a Curro y al Padre Antonio, que permanecen abrazados)

CORO.
¡Jesús, qué majo viene!
Mirad, mirad.

HOMBRES
¡Ah!

MUJERES
¡Oh!

TODOS
Está hecho un ascua de oro;
parece un gran señor.

MUJERES
Hola, Curro, Dios te guarde;

(Bajando y dirigiéndose a Curro)

con bien vengas al lugar.

TODOS
¡Pobre Curro, cuando sepa
la traición de Soledad!...

PADRE ANTONIO
(A Curro)
Por fin has vuelto.

CURRO
Nunca,
volviera aquí, señor,
para mirar unidos
su engaño y mi dolor.

PADRE ANTONIO
¿Tú sabes?

CURRO
¡Todo, todo!
(Por doña Angustias)
Que diga esta mujer
si sabe más infamias
de la que tanto amé.
Se que es de otro
que me ha burlado,
sé que ha mentido
su amor, su fe;
sé sus traiciones,
sé su falsía,
sé que es mentira
cuanto soñé.

CURRO, TIMOTEO, EMPLASTOS, ROSINA y CAPITAN
Todo lo sabe,
ya nada ignora;
¿Quién sus furores
podrá vencer?
Que Dios le inspire,
que Dios le ampare.
¿Qué va a ser de ella?
¿qué va a ser de él?

TIMOTEO
Todo lo sabe;
pero aun ignora
lo que antes a éste
dije yo de él.
Si éste le cuenta
lo que a éste dije,
lo que es a éste
le mata aquél.

PADRE ANTONIO
Escúchame, hijo mío.

CURRO
Dejadme, por favor.

ANGUSTIAS
No cede en su locura.
No aplaca su furor.

CURRO
Sabéis que me ha vendido,
que a otro hombre se entregó;
que es de otro, de otro, ¡infame!
No la perdono, no.
Yo juro y prometo,
al pie de esta cruz,
vengarme del hombre
que amó a Soledad;
vengarme de él y de ella,
matar su alegría,
dar odio por odio,
volver mal por mal.

PADRE ANTONIO
Al pie de esta santa
enseña de Cristo,
frases de venganza
no pueden sonar,
el que las pronuncie,
maldito es del cielo;
del cielo no espere
perdón ni piedad.

TODOS
Al pie de esta santa,
etc., etc.

ANGUSTIAS
Escúchame.

CURRO
¡Dejadme!
¡Dejadme solo! ¡Atrás!
¡Maldito amor, maldita
la causa de mi mal!
Yo juro y prometo,
por Dios, que me escucha,
vengarme del hombre
que amó a Soledad.
Vengarme de él, de ella;
dar odio por odio.
¡Que Dios me condene
si no hable verdad!

TODOS
Al pie de esta santa
enseña de Cristo...
etc., etc.

CURRO
¡No os acerquéis! ¡Dejadme!
¡Dejadme solo! ¡Atrás!
¡Maldito amor! ¡Maldita
la causa de mi mal!

PADRE ANTONIO
¡No os acerquéis! ¡Dejadle!
¡Dejadle solo! ¡Atrás!
¡Que el cielo le ilumine,
que tenga de él piedad!
Todos No os acerquéis! ¡Dejadle!
etc., etc.

(Cuadro, y baja el telón lentamente)


FIN DEL ACTO PRIMERO


ACTO SEGUNDO

La escena representa la calle principal del pueblo. A derecha e izquierda casas con balcones practicables, colgados de colchas, de colores y cubiertos de flores y juncias. A la derecha, en primer término, la casa de Soledad, con portalón practicable y balcón grande practicable también, con colgaduras vistosas. Junto a la puerta de entrada, en primer término; ventana baja con reja, en la que habrá tiestos con flores y enredaderas. A la izquierda otra casa semejante a la de la derecha, con balcones practicables también.
El del primer término sin adornos ni colgaduras. En los inmediatos a la una y otra casa, serán los balcones practicables. Dos boca-calles a la derecha y dos a la izquierda. La calle hará hacia el fondo un recodo, que se perderá hacia la izquierda; al foro panorama de la Alpujarra. Apoyada en uno de los lienzos de pared habrá una escalera de mano. Al levantarse el telón aparecen en escena varias muchachas asomadas a los balcones arreglando las colgaduras y aguardando las juncias, guirnaldas y ramos, que a su tiempo irán arrojándoles las otras mozas, que estarán en la calle preparadas.


ESCENA PRIMERA

(Música)

CORO
Trae la juncia hacia adelante;
tira fuerte hacia el balcón,
anda a escape que ya pronto
va a venir la procesión.

(Las de la calle hacen ademán de dar las juncias a las que están en los balcones, y estas se inclinan a cogerlas)

LAS DE LA CALLE
¡Ahí va, niña!

(Haciendo ademán de arrojar a los balcones las juncias que tienen en la mano)

LAS DE LOS BALCONES
¡Trae pa acá!
(Queriendo coger las juncias)

UNAS
¡Que se escapa! (Desde la calle)

OTRAS
¡Que se va! (Dejando las juncias)

UNAS
¡Si no las coges bien!

OTRAS
¡Si tú las tiras mal!

UNAS
¡Cuidado que eres torpe!

OTRAS
¡Cuidado, que allá va!

UNAS
No la coges.

OTRAS
¡Que se escapa!

UNAS
¡Que se escurre! ¿No lo ves?

OTRAS
Porque no estiráis la mano.

UNAS
Porque no empináis los pies.

TODAS
Un jardín en primavera
de la calle hemos de hacer,
para que venga la Virgen
a pajearse por él.
¡Viva la patrona
de nuestro lugar!
¡Bendita la Virgen
de la Soledad!
Trae la juncia hacia adelante,
tira fuerte hacia el balcón,
Date prisa, que ya pronto
va a salir la procesión.

UNAS
¡Ahí va, niña!

OTRAS
¡Trae pa acá!

UNAS
¡Que se escapa!

OTRAS
¡Que se va!

UNAS
¡Tira fuerte!

OTRAS
¡Que se escapa!

UNAS
Que se escurre, ¿no lo ves?

OTRAS
Porque no estiráis los brazos.

UNAS
Porque no empináis los pies.

OTRAS
Si no la coges bien.

UNAS
Si tú las tiras mal.
Venga.

OTRAS
¡Toma!

TODAS
¡No te pares!
Que no vamos a acabar.
Tened tino y no ser torpes.
Tened tino, que allá va.
¡A una, a dos, a tres!
Ya está.

(Las Mozas que están en los balcones se retiran al poner las juncias, y bajan a la calle a reunirse con sus compañeras)

LAS DE LA CALLE
¡Qué hermosa está la calle!
¡Cómo cimbrean
las juncias que en el aire
se balancean,
acariciadas
por los besos del cielo
de la Alpujarra!

LAS QUE BAJAN
¡Qué hermosa está la calle!     
¡Cómo cimbrean!
etc., etc.

TODAS
Un jardín de primavera
nuestra calle hecha se ve.
Ya puede venir la Virgen
a pasearse por él.
Que venga la patrona
que aquí la esperan
las juncias que en el aire
se balancean,
acariciadas
por los besos del cielo
de la Alpujarra.
¡Viva la patrona
de nuestro lugar!
Bendita la Virgen
de la Soledad!

LAS DE LA CALLE
Ya está todo arreglado.
Gracias a Dios.

(Tres Mozas en el balcón sin adornar)

Os habéis olvidado
de este balcón.

CORO
¿Pa cuando esperas?

LAS DEL BALCON
Que suba una a ayudarnos
por la escalera.

(Una de las Mozas coloca la escalera junto al balcón; las Mozas quo hay en él desaparecen y vuelven a los pocos momentos con colgaduras y flores y comienzan a engalanar el balcón. Las Mozas de la calle, al ver la escalera, cantan con sorna)

Por la escalera, yo no me atrevo,
que si algún mozo llega a pasar
y alza la vista, ¡Virgen del Carmen
lo que en la plaza luego dirán!
¡Qué atrocidad!
¡Qué atrocidad!
De vergüenza que me ha dado
no lo quiero ni pensar. !

(Tapándose la, cara y riendo)

OTRAS
Nada te importe, sube sin miedo;
si alguno mira, peor para él;
que ha de ocurrirle lo que al que mira
fruta que nunca se ha de comer.

TODAS
(Empujándose las unas a las otras)
Sube tú, Margarita.
Anda, Teresa.
Sube tú, Rosarito.
Sube tú, Amelia.
¡Yo, no! ¡Yo, no!

(Todas aparentan vergüenza y cortedad. Una de las Mozas sube con decisión, y al verla subir gritan:)

Bien por la buena moza
que se atrevió.
Anda, tonta, no tengas
ningún cuidado.

(Las Mozas rodean la escalera. Las del balcón ayudan á la que sube a colocar los adornos)

No tengas miedo, sube;
sube despacio.
No te caerás.
Tenemos la escalera
nosotras. ¡Ah!

(Gritando sorprendidas al ver llegar los Mozos y agrupándose todas al pie de la escalera)


ESCENA II

Cuando las Mozas rodean la escalera, los Mozos aparecen por las bocacalles de la derecha, segundo y tercer término. La moza que está subida en la escalera queda sorprendida y sin saber qué hacer, y cubre el arranque de la pierna con la falda. Los Mozos quieren acercarse a la escalera, pero las Mozas los rechazan

MOZOS
¡Ja, ja, ja, ja!
Sube, sube, no te asustes;
súbete un poquito más;
no nos dejes con las ganas.
¡Ja, ja, ja,- ja!

(Los Mozos pretenden acercarse y las Mozas los rechazan á empujones. Con sorna)

¡Uy, quién viera más arriba del tobillo!

MOZAS
No me gustan esas chanzas, no seas pillo.

MOZOS
¡Uy, qué media tan calada se le ve!

MOZAS
El volante nada más del guardapié.

MOZOS
Déjame un poco.
Voy a mirar
a la moza más linda
de este lugar.

MOZAS
Ya te puedes ir.

MOZOS
Déjame llegar.
Yo te ayudaré
mejor a bajar.

MOZAS
Ya te puedes ir.

MOZOS
Déjame llegar.

MOZAS
Conmigo esta noche
ya no bailarás.

(Durante cantan esto, la moza se baja precipitadamente de la escalera. Los Mozos y Mozas han ido aproximándose unos a otras, y vienen a colocarse por parejas en dos ó tres filas al proscenio para cantal lo que sigue:)

MOZOS
Deja
que mire los bordados
que hay en tu media.

MOZAS
¡Quieto!
Que los maridos golosos
yo no los quiero.

MOZOS
¡Tonta!
Mírame, que me gustas
cuando te enojas.
Mírame.

MOZAS
¡No!
Que entre nosotros todo
ya terminó.

MOZOS
(Con dulzura)
Dende el punto que mis ojos te miraron,
de los tuyos no los pueo desapartar;
y tú sabes que los ojos de mi cara
ya no tienen otra cosa que mirar.

MOZAS
(Con zalamería)
No seas tonto ni te pongas zalamero.
Te conozco y sé tu modo de mentir.
Ni requiebros ni piropos me hacen falta.
Ya lo sabes, conque ya te puedes ir.

MOZOS
Escucha.

MOZAS
No quiero.

MOZOS
Escúchame.

MOZAS
No
Entre nosotros todo
ya terminó.

(Suenan a lo lejos las cornetas de las tropas que se dirigen a la iglesia. Las Mozas dan muestra de gran alegría. La banda preludia una marcha que se oirá a la lejos. El CORO canta con dulzura al compás de la marcha)

MOZAS
Yo no sé qué tienen, madre, (Con alegría)
los soldados al marchar,
que tras ellos se va el alma,
sin poderlo remediar.
Siento así como tristeza
cuando pasa un batallón,
y al mirar cómo se alejan
se me ensancha el corazón.
Anda, (Unas a otras)
que vienen los soldados.
Alza la cara.

MOZOS
(A1 oído de las Mozas, con tristeza)
No pongas tus amores
en los soldados
que son como las nubes
que van de paso.
Van tan ligeros,
que dicen si te he visto
ya no me acuerdo.
¡Anda,
que vienen los soldados,
baja la cara!

MOZAS
¡Tonto!
sabes que en mi persona
mandas tú solo (Riéndose)
Yo no sé qué tienen, madre,
los soldados al marchar,
que tras ellos se va el alma
sin poderlo remediar.
Siento así como tristeza,
etc., etc.
¡Anda,
que vienen los soldados
alza la cara!

MOZOS
¡Si un soldado te mira,
baja la cara,
que suelen ser los ojos
puertas del alma!
No los entornes,
que por ojos dormidos
pasan los hombres.
¡Anda,
que vienen los soldados,
baja la cara!

MOZAS
¡Tonto!
sabes que en mi persona
mandas tú solo.


ESCENA III

Las tropas salen por la primera bocacalle de la izquierda y desfilan por el último término de la izquierda. Las Mozas, al verlos que se acercan, saludan con los pañuelos, y los Mozos con los sombreros, dando gritos de alegría

MOZAS
Yo no sé qué tienen, madre,
los soldados al marchar,
que tras ellos se va el alma
sin poderlo remediar.
Siento así como tristeza
cuando pasa un batallón,
pues al verlo que se' aleja
se me ensancha el corazón.

MOZOS
¡Qué gallardos son los mozos,
qué garridos al marchar,
yo quisiera ser soldado
de la envidia que me dan!
Si no fuera porque tengo
aquí preso el corazón,
con qué gusto marcharía
donde fuera el batallón.

(Los Mozos y las Mozas dan vivas a los soldados y se alejan tras ellos)


ESCENA IV

Doña Angustias y luego el Padre Antonio. Doña Angustias sale de casa con el manto puesto y se dirige hacia la izquierda. Antes de llegar al centro de la escena se detiene

(Hablado)

ANGUSTIAS
¡Qué triste noche! ¡Qué día
tan horrible el día de hoy!
¡Sin vida y sin alma estoy
desde ayer! ¡Pobre hija mía!
Y Curro Vargas, ¿lograr
podrá su intento? ¡Lograrlo!...
Es necesario evitarlo
y yo lo sabré evitar.
Segura de hacerlo estoy:
aun hay alguien cuyo nombre
tiene influjo sobre ese hombre;
alguien... y a su encuentro voy,
para que venga a ampararme
en mi horrible desventura,
¡El! (Dirigiéndose al Padre Antonio)

PADRE ANTONIO
¿Dónde vais?

ANGUSTIAS
Señor cura...
a buscaros.

PADRE ANTONIO
(Sorprendido) ¿A buscarme?


ESCENA V

Doña Angustias y el Padre Antonio por la derecha segundo término.

ANGUSTIAS
Sólo para ello salí.
¡Salvadla, por caridad!

(En ademán de súplica y juntando las manos)

PADRE ANTONIO
¿A. quién? (Con amargura)

ANGUSTIAS
¡A mi soledad! (Con ansiedad)

PADRE ANTONIO
¿Que yo la Salve? (Con tristeza)

ANGUSTIAS
(Con angustia) ¡Vos, sí!

PADRE ANTONIO
¿De quien?

ANGUSTIAS
De ese hombre cruel.

PADRE ANTONIO
¿De Curro? Tiempo perdido.

ANGUSTIAS
¿Como?

PADRE ANTONIO
(Con enojo) ¡Curro es un bandido!
yo no soy nada para él.

ANGUSTIAS
¿Nada?

PADRE ANTONIO
(Con enojo) ¿Pues qué se creía,
que aquel a quien yo traté
como hijo hasta que se fue
como hijo me trataría?
¿Que tomara mi mandato
por ley? Sí, lo natural
es creerlo. Pues no hay tal,
no, señora; ese insensato
de mi cariño reniega,
mis esperanzas destruye,
su fe olvida, mi afecto huye,
los brazos de hijo me niega,
y lleva su perversión,
su infamia, hasta despreciarme,
hasta herirme, hasta privarme
la entrada en su habitación.

ANGUSTIAS
¿Pero eso es posible? (Con duda)

PADRE ANTONIO
(Con amargura) Sí.

ANGUSTIAS
¿Que su amor os ha negado?
¿Que os arroja de su lado?

(Ademán afirmativo del Padre Antonio)

¿A vos, señor Cura?

PADRE ANTONIO
(Con desesperación) ¡ A mí!
¡A mí, que por él lloré
cuando nadie le lloraba!
¡A mí que no le olvidaba,
a mí que no le engañé!
¡A mí, que cuando razón
me dieron de que venía,
creí que se me metía
el cielo en el corazón;
a mí insultarme procura;
a mí me aparta de sí,
y no tiene para mí
una frase de ternura,
la que debió pronunciar:
un ¡Padre del alma mía!
dicho, mientras yo le habría
los brazos de par en par.
¿Qué? ¿No era este mi derecho?
¿No era aquella la ocasión?
¿No tenía obligación
de hacerlo?

ANGUSTIAS
Sí.

PADRE ANTONIO
(Con enojo) Pues no lo ha hecho.

ANGUSTIAS
¡Dios mío!

PADRE ANTONIO
(Con cruento enojo)
¿Y vos pretendéis
que yo vaya a suplicarle,
y a exigirle y a obligarle?

ANGUSTIAS
¡Por mi hija! (Suplicante)

PADRE ANTONIO
No lo esperéis.
No puedo.

ANGUSTIAS
¡Padre, por Dios!

PADRE ANTONIO
¡No lo haría aunque pudiera!
Como si yo no existiera.
Todo acabó entre los dos.
Todo. Ni verme ni hablarme.
Igual que si hubiera muerto,
igual, tenedlo por cierto...

(Con emoción creciente)

¡Ay, si viene a suplicarme,
seré inflexible, cruel!
¿Que le enloquece la pena?
Enloquezca enhorabuena...
¿Qué se me importa a mí de él,
y de su odio y de su ultraje?...

(Casi llorando. Repara que doña Angustias le mira atentamente)

¿Por qué me miráis así?

(Llorando y llevándose las manos a los ojos)

¿Porque lloro?

(Tratando aparentar furor y sin poder dominarse)

¡Lloro, sí;
pero lloro de coraje!
¿Pues qué os habíais creído?
¿Que era por él? Por él, no;
¡en seguida lloro yo
por semejante perdido!

(Rompe en sollozos)

ANGUSTIAS
¿Pero es cierto? (Con enojo)

PADRE ANTONIO
(Secándose los ojos) Despreciado
me vi por él, sí señora.

ANGUSTIAS
¡Despreciar a quien le adora!

PADRE ANTONIO
Sí, señora.

ANGUSTIAS
¡Qué malvado!

PADRE ANTONIO
¡Eh! (Con sorpresa y disgusto)

ANGUSTIAS
Y yo rogarle quería,
y convencerle pensaba,
y en su bondad confiaba
y en su nobleza creía.
¿Cómo antes el dolor ajeno
cederá quien no hace cuenta
del vuestro, quien os afrenta,
quien con los suyos no es bueno?

PADRE ANTONIO
¡Eh! (Con el mismo tono de antes)

ANGUSTIAS
Quien al que le ofreció
casa, pan, sostén y abrigo
trata como a un enemigo,
no es bueno.

PADRE ANTONIO
(Impaciente) ¡Señora!

ANGUSTIAS
(Con firmeza) [No!
Ni ha merecido tampoco
que un hombre honrado le llame
hijo. ¡Curro es un infame!

PADRE ANTONIO
(Con enfado)
Doña Angustias, poco a poco.
No es infame. (Con energía)

ANGUSTIAS
(Con tono de sorpresa)
¿Que no?

PADRE ANTONIO
No.

ANGUSTIAS
De vos lo acabo de oír.

PADRE ANTONIO
Yo se lo puedo decir,
pero nadie más que yo.

ANGUSTIAS
¿Yo tampoco?

PADRE ANTONIO
Vos tampoco.

ANGUSTIAS
¡Curro es un hombre malvado!

PADRE ANTONIO
¡Curro es un ser desgraciado!

ANGUSTIAS
¡Es infame!

PADRE ANTONIO
¡No, que es loco!

ANGUSTIAS
¿Loco? (Con enojo)

PADRE ANTONIO
¡Lo repito, sí!

ANGUSTIAS
¿No sabéis que vuelve ajeno
al perdón?

PADRE ANTONIO
Sé que era bueno
cuando se marchó de aquí.

ANGUSTIAS
¿Quiere herir a la hija mía,
afrentar su vida entera?

PADRE ANTONIO
Y si tal su idea fuera,
¿de quién la culpa seria?

ANGUSTIAS
De él, que se halla a la traición
y al ultraje prevenido.

PADRE ANTONIO
De ella, que le ha ennegrecido
el alma y el corazón.

ANGUSTIAS
De él, que iracundo y cruel
vuelve de sangre sediento.

PADRE ANTONIO
De ella, que a su juramento
y a su amor ha sido infiel.
Gloria, ventura, bondad,
cuanto hace dichoso al hombre,
no tenía más que un nombre
para Curro: ¡Soledad!
Ella su encanto mayor,
ella su ilusión querida,
ella su sueño, su vida.
todo, porque era su amor.
Cuando a buscar ha venido
promesa y amor, ¿qué ha hallado?
El juramento violado
y el amor escarnecido.
¿Que es malo? ¿Pues qué va a ser?

ANGUSTIAS
¡Oh, callad, por compasión!

PADRE ANTONIO
Curro tiene el corazón
que le han dejado tener.
Los que en su pecho arrojaron
el mal, no extrañen que el mal
les hiera: es lo natural:
recogen lo que sembraron.

ANGUSTIAS
¿Tiene disculpa la acción
inicua que a cumplir viene?
Decid. (Con firmeza)

PADRE ANTONIO
Disculpa no tiene;
pero tiene explicación.

ANGUSTIAS
¿Quién se la puede ofrecer?

PADRE ANTONIO
¿Que quién? La mujer perjura
que ha deshecho la más pura
aspiración de su ser;
ella es quien le hace infringir
razón, justicia, .deberes,
piedad... ¡Pícoras mujeres,
que todas han de servir
del hombre para castigo!
Las mujeres todas son...

ANGUSTIAS
¿Eh?

PADRE ANTONIO
Doña Angustias, perdón,
que no sé lo que me digo.

ANGUSTIAS
(Con amargura)
¿De modo que vos también
creéis que debe cobrarse
Curro el daño? ¿que al vengarse
de Soledad hace bien?

PADRE ANTONIO
¡Quién! ¿Yo? (Sorprendido)

ANGUSTIAS
(Con ironía dolorosa)
Pues no se detenga
en el camino empezado.

PADRE ANTONIO
¿Qué? (Asombrado)

ANGUSTIAS
¡Volved de Curro al lado,
decidle: tu afrenta venga;
no tengas de ella piedad,
no te duela su amargura,
ve a destruir la ventura
y la paz de Soledad!
Mata su fama, su honor,
y no temas por tu suerte,
que está aquí para absolverte
un ministro del Señor.

PADRE ANTONIO
¡Doña Angustias! (Conmovido)

ANGUSTIAS
¿No lo ansia
él? Pues que cumpla su anhelo.
¿Qué importa mi desconsuelo
y qué importa la hija mía?

PADRE ANTONIO
¿Que no me importa ella a mí?
¿Que no la quiero a ella yo?
¡Vamos! No digáis que no:
de sobra sabéis que sí;
que por lograr su ventura,
su dicha, daría yo esta
poca vida que me resta
Sin vacilar. (Muy conmovido)

ANGUSTIAS
(Con gratitud) Señor Cura...

PADRE ANTONIO
¡Pero al ver con qué pasión
le insultáis, me desespero!

ANGUSTIAS
¿Quién? ¡Yo! ¡Pues si yo le quiere
con todo mi corazón!
Si en cimentar su cariño
por mi Soledad, tenía
puesta la esperanza mía.
¿No sabéis que desde niño
le quise, que rogué a Dios
por él, una hora y otra hora?

PADRE ANTONIO
¡Ay, sí que somos, señora,
muy desgraciados los dos!
Que ya no hay para ellos calma,
ni ventura, ni alegría.

ANGUSTIAS
¡Desventurada hija mía!

PADRE ANTONIO
¡Pobre Curro de mi alma!

(Quedan los dos cogidos de las manos en actitud desesperada. Al cabo de breves instantes de pausa, el Padre Antonio levanta la cabeza y dice aparentando serenidad)

Ea, basta de llorar
y busquemos un remedio
al daño.

ANGUSTIAS
¿Pero qué medio
o qué recurso buscar?

PADRE ANTONIO
Calma, yo lo encontraré.

ANGUSTIAS
¿Y cómo?

PADRE ANTONIO
Volviendo al lado
de Curro. Es digno, es honrado,
noble. Al alma le hablaré,
y con lo que yo le diga
sus odios se aplacarán.
Pues si es más bueno que el pan
mi Curro.

ANGUSTIAS
¡Dios os bendiga!

(Angustias y el Padre Antonio se despiden. Cuando lo están haciendo, aparece por el fondo derecha Timoteo, y al llegar cerca del Padre Antonio trata de detenerlo


ESCENA VI

Doña Angustias, Padre Antonio y Timoteo.

TIMOTEO
¡Pues señor, estoy lucido
con el Capitán! No puedo
sacarle en limpio si ha hablado
con el otro de mi cuento,
y ha dicho a Curro que he dicho
yo que iba a romperle un hueso.
Sonrisas... medias palabras...
¡Ay, Jesús de Nazareno!
¿Lo sabrá? ¿No lo sabrá?
¿Quién me saca de este aprieto?
¿Quién me dice…?

(Viendo al Padre Antonio que se dirige a él)

Padre Antonio.
¡Escuchad! ¡Oíd!

PADRE ANTONIO
(Apartándole) No tengo
lugar.

TIMOTEO
Por todos los clavos
de Cristo, oídme.

(Subiendo hacia el fondo izquierda)

PADRE ANTONIO
No puedo.
Me espera la procesión:
lo primero es lo primero.

(Se va por el fondo izquierda)

TIMOTEO
Pues por eso habéis de oírme,
Padre, si se trata de eso.
|Pues es chica procesión
la que me anda por el cuerpo!

(El Padre Antonio se aleja por el fondo sin oírle)

¡Nada, no me oye, se larga!

(Se dirige a doña Angustias que en este momento se dirige hacia su casa)

Doña Angustias, un momento.
¡Son cuatro palabras!

ANGUSTIAS
¡Déjame!

(Entra en su casa)

TIMOTEO
Tampoco me oye. Estoy fresco:
ni nadie me dice nada,
ni yo de nada me entero,
y si han enterado al otro
be van a enterar mis huesos.

(Con terror cómico. Entra por la primera rompiente el Alcalde con vara y capa)


ESCENA VII

Timoteo y el Alcalde por el fondo izquierda.

ALCALDE
¡Hombre! ¡No tienes vergüenza!

TIMOTEO
¡Señor Alcalde!

ALCALDE
¡Ni pizca!
¿Te paece a ti que en la iglesia
que está toa la cofradía
aguardándote te esperen,
mientras tú por las esquinas
te pasas la tarde haciendo
señajos y tonterías
a esa seña forastera
que paece una estauta viva?

TIMOTEO
Poco a poco. Esa señora
es dama distinguidísima.

ALCALDE
Sí, que se pone la cara
lo mesmo que una sandía,
¡verbo en gracia!

TIMOTEO
¡Poco a poco!
¡Yo puedo probarle!...

ALCALDE
Mira,
lo que tú tiés que probarme
es el marcharte en seguida
donde estás hasiendo tarta.

TIMOTEO
¡Señor Alcalde, mi vida
necesita de su auxilio!

(Con misterio y haciendo ademán de herirse en el cuello)

¡Ras!

ALCALDE
(Con asombro)
¿Eh?

TIMOTEO
(Lloroso) ¡Ras! que me hace trizas.
Es un bestia, lo conozco.

ALCALDE
¿Pero quién?

TIMOTEO
¡Santa María!

ALCALDE
(A voces)
¿Pero quién?

TIMOTEO
(Hablando consigo mismo)
¡Matarme ahora
que voy a ser de Rosina!

ALCALDE
¿Pero quién?

TIMOTEO
¡Santo borrego,
pide al Señor por mi vida!

ALCALDE
(Enarbolando la vara y dirigiéndose a Timoteo)
¡Ras... y Ras!...

TIMOTEO
(Huyendo a la izquierda) ¡Señor Alcalde!

ALCALDE
¡Ras! que te rompo la crisma
si sigues gastando chanzas.

TIMOTEO
No es chanza, señor Alcalde,
que es verdad. ¡Verdad tristísima!

ALCALDE
Habla.

(Este parlamento ha de decirse atropelladamente)

TIMOTEO
Veréis. No sabiendo
que Curro Vargas venía,
dije, y no sé si lo dije,
que si lo encontraba, iba
a hacer no sé qué cosa.
¡Mentira, todo mentira!
Se lo conté al Capitán
para halagar a Rosina,
y el Capitán ignorante,
sin pensarlo, me asesina.
Es seguro que la Emplastos
se lo ha contado en seguida.
Doña Angustias ya lo sabe,
se lo ha contado a su hija.
Se también que don Mariano
ha tomado el caso a risa,
y Curro lo ignora todo,
o desde ayer lo sabia.
Tiemblo, dudo, salgo, entro,
todo mi cuerpo tirita,
indago, corro, pregunto,
voy despacio, voy deprisa,
vuelvo, no vuelvo, me lanzo
cuesta abajo y cuesta arriba,
y aun no sé, señor Alcalde,
lo que será de mi vida.

ALCALDE
(Que ha estado escachando a Timoteo con asombro)
En mi vida he oído icir
junta tanta tontería.
Pero tú, ¿qué es lo que has dicho?

TIMOTEO
¡Yo, nada, nada, mentira!
Es decir... sí.

ALCALDE
¿En qué quedamos?

TIMOTEO
Quedamos en que me arrima
Curro una tanda de palos
por culpa de esta maldita. (La lengua)
¡Señor Alcalde, salvadme!
¡Prended a Curro!

ALCALDE
En seguida
prendo a Curro. ¿Y qué te ha hecho?

TIMOTEO
Nada, pero el mal se evita.
¿Y si muero?

ALCALDE
Si te mata,
¡ya la cosa es muy distinta!
hay causa con fundamento...
hay...

TIMOTEO
¡Ay, María Santísima!

ALCALDE
Cálmate, que si te estronza
de un garrotazo, en seguía
va a la cárcel derechito.

TIMOTEO
¡Santo fuerte! ¿Y no podía
ser eso un poquito antes?

ALCALDE
No pué ser pa la justicia.
Anda, vete pa la iglesia.
¿Qué esperas?

TIMOTEO
¡Una paliza!
Ya vuestra merced lo ha dicho.

ALCALDE
Timoteo, tú emprincipias,
los muchachos están prontos;
de modo que si te escindas
y no estás como pendón
al frente é la cofradía,
si no vas pronto te hago
justicia y más que justicia.

(Vase, fondo izquierda)

TIMOTEO
(Viendo alejarse al Alcalde)
Que te consuele un Alcalde
si consuelo necesitas.


ESCENA VIII

Timoteo lloroso y pensativo y aparentando un gran temor.

(Música)

TIMOTEO
Ahora que mi ventura
colmada veo,
y ahora que su hermosura
rendida creo,
¡terrible suerte!
ahora que soy dichoso
viene la muerte,
Yo no pensaba
que volvería.
¡Cómo lo había
yo de pensar!
Si cuando vino
se lo han contado:
me la he ganado
por animal.

(Dominado por el terror y yéndose de un lado para otro)

Ya lo miro que se acerca con los ojos encendidos
y a mí llega como un loco con los puños contraídos,
ya lo miro que me agarra de un puñado del faldón
y me quita la nariz de un bofetón.
Kirieleisón.
Cristeleisón.
Yo le grito llorando,
¡perdón, perdón!
No me escucha y se me acerca con los pelos erizados,
y los labios, temblorosos por la rabia, amoratados.
Ya lo miro que se mofa de mi horrible estupidez,
y me da cuatro patadas en la nuez.
Santa Isabel,
Santa Isabel,
líbrame de las iras
de ese soez.
Yo no soñaba
con su venida,
si no en seguida
me escurro yo.
Y ahora ha venido
con mas coraje
y aun más salvaje
que se marchó.
Ya lo miro como fiera del desierto disparada,
y él me mira con espanto, la pupila ensangrentada.
Ya lo veo que se acerca con la furia del chacal
y me quiebra la columna vertebral.
¡Qué atrocidad!
¡Qué atrocidad!
Esta tarde no me salva
ni la paz ni caridad.
Y ahora, señor,
ahora, ¡qué horror!
Ahora que mi ventura
colmada veo,
y ahora que su hermosura
rendido creo,
¡terrible suerte!
Ahora que soy dichoso
viene la muerte.
¡Ahora, señor,
ahora, qué horror! (Con decisión)
Pues no, que me escapo,
me oculto, me tapo
después de que venga
de la procesión.
Si Curro se atreve,
si Curro se mueve,
yo pido socorro
y tiro el pendón.

(Vase corriendo con dirección a la iglesia)


ESCENA IX

La Tía Emplastos, por el fondo derecha. Al final Soledad, que se asoma a la reja.

(Hablado)

EMPLASTOS
(Entra precipitadamente por la derecha)
Preciso es que yo la vea
a escape pa percatarla
de lo que hay. ¡Virgen María,
qué cosas, qué cosas pasan!
Y a la otra, ¿cómo advertirla?
Si está don Mariano en casa
no es prudente entrar.

(Aparece Soledad detrás de la reja de su casa)

SOLEDAD
(Con impaciencia) No viene
esa, mujer. ¡Cuánto tarda!

EMPLASTOS
Veré si con tiento...
(Acercándose a la reja) ¡Es ella!
¡Chist! ¡Soledad! (Llamándola con sigilo)

SOLEDAD
(Reparando en la Emplastos)
¿Tú?

EMPLASTOS
(Con misterio) ¡Chist! ¡Calla!
¿Estás sola? (Acercándose a la reja)

SOLEDAD
No. ¿Y tú sabes? (Con misterio)

EMPLASTOS
¿Que si sé me dices? ¡Anda!
Pero salte pa la puerta,
que la cosa es reserváa...

SOLEDAD
Allá voy. (Se quita de la reja)

EMPLASTOS
Me da fatiga
la probé...

(Aparece Soledad en la puerta y se dirige donde está la tía Emplastos)

SOLEDAD
(A Emplastos, con impaciencia)
¿Qué sabe.-? ¡ Habla !

(Soledad y tía Emplastos se dirigen al primer termina derecha)


ESCENA X

Soledad, Tía Emplastos, Al final Don Mariano.

EMPLASTOS
¿Qué sé? Todo cuanto puede
saberse de quien atranca
su puerta y a nadie la abre.

SOLEDAD
¿Pudiste hablarle?

EMPLASTOS
Muchacha,
¿cómo iba a hablarle? ¿Querías
que entrase por la ventana?

SOLEDAD
¿Entonces nada pudiste
averiguar?...

EMPLASTOS
Niña, aguarda.
Ya sabes que no soy torpe,
y en el mesón soy el ama.
Así es que miré primero
si el criao me espiaba,
y aprovechando un instante
en que se metió en la cuadra,
cerré con tiento el postigo
que da a la escalera entras;
miré por la cerradura
del cuarto de Curro Vargas,
y vi, ¡Jesús Nazareno! ..

SOLEDAD
(Con angustia) ¿Qué viste?

EMPLASTOS
Le ví a él. (Con tono misterioso)
Su cara
no de carne, parecía
ser de cera por lo pálida.
Sus labios brotaban sangre
y su cuerpo retemblaba
como el cuerpo del jabalo
cuando rompe por las jaras.
Se paró en firme, y un nombre,
el tuyo, de su garganta
se escapó, y de sus ojazos
negros un montón de lágrimas.

SOLEDAD
Sigue...

EMPLASTOS
Luego, hablando solo,
igual que los locos hablan,
«¡Soledad! ¡Soledad!—dijo
¡Infame! ¡Traidora! ¡Ingrata!
¡Tú de otro... de otro!... Te juro
que no lo has de ser mañana...
¡Ay de tí!»—Y dando un gemío
que hizo retemblar la casa,
cayó como descordado
en las losas de la estansia.

SOLEDAD
¿Que más? (Con angustia)

EMPLASTOS
Al cabo de un rato
de estarse como una estauta
en tal postura, se alzó,
volvió a la puerta las guardas,
y llamando a su criado
le gritó: «Pronto, prepara
mi traje, el más adornao,
mis más valiosas alhajas,
que hoy es la fiesta del pueblo
y yo quiero celebrarla,
y que me recuerden todos
los que a ver la fiesta vayan.»
Dijo, y metiendo la mano
en los pliegues de la faja,
cerró la puerta de golpe,
dio al aire una carcajada,
y eso es todo lo que sé,
y eso es todo lo que pasa.

SOLEDAD
¿Y qué más saber pretendes?

(Con desesperación)

¡Cuánto me odia!

EMPLASTOS
(Con tono mimante) ¡Cuánto te ama!

SOLEDAD
¿Qué? (Sorprendida)

EMPLASTOS
Quien con delirio no quiere,
ni gime, ni llanto errama,
ni al mentar a una mujer
se hace pedazos el alma.

SOLEDAD
¡Me ama! ¡Sí, me ama! (Con alegría dolorosa)
(Desesperada) Y yo, infame,
mientras él me consagraba
la existencia, le vendía.
No, si es justa su venganza;
si yo la tomase de él,
si él por otra me dejara.
.
(Con espanto)

¿Qué digo? ¡Jesús! ¿Qué digo?

EMPLASTOS
Lo que yo me maliciaba.
Que también quieres a Curro.
Que no le olvidaste.

SOLEDAD
(Con espanto) ¡Calla!
No es amor lo que yo siento;
miedo es de que su venganza,
no sobre mí, sobre mi hijo
y sobre mi esposo caiga.
Por ellos son mis temores,
por ellos hay que evitarla.
Pero, ¿cómo?

EMPLASTOS
Yo sé un medio.

SOLEDAD
¿Un medio?

EMPLASTOS
Sí.

SOLEDAD
¿A qué te paras?
Dilo.

EMPLASTOS
Si tú le escribieses
diciendo que deseabas
hablar con él...

SOLEDAD
(Con temor y enojo)
¡Yo! ¿Tú dices?...

EMPLASTOS
Pero, niña, ¿a. qué te enfáas?

SOLEDAD
Eso nunca! ¡Nunca! ¿Lo oyes?

EMPLASTOS
¿Lloras?

SOLEDAD
(Aparte) ¡Ay, madre de mi alma!

(Se apoya sollozando en el dintel de la puerta de su casa)

EMPLASTOS
La que llorando prencipia
pronto por seder acaba.
Tiempo al tiempo. Don Mariano,
poco pueo ó me las paga.

(Yendo hacia la izquierda. Entra don Mariano por la segunda rompiente derecha. Al ver a Soledad llorando, se dirige a ella)


ESCENA XI

Soledad. Tía Emplastos y Don Mariano.

MARIANO
¿Lloras? (Acercándose a ella)

SOLEDAD
(Levanta la cabeza)
¡Tú, Mariano!

MARIANO
Sí.
Yo que tus lágrimas veo,
y que averiguar deseo
el por qué lloráis así.

(Con dulzura)

¿Soy yo quien tu mal provoca?

SOLEDAD
¡Tú, Mariano! (Con tono negativo)

EMPLASTOS
No, señor...
es el temor...

MARIANO
(Interrumpiendo)
¿El temor? (Sorprendido)
¿Temer tú? Pero, ¿estás loca?

SOLEDAD
Oye.

MARIANO
¿Quién puede ofenderte,
ni quién puede amenazarte
si estoy yo para ampararte
y yo para protegerte?

SOLEDAD
¡Mariano!

MARIANO
(Con firmeza)
Enjuga tu llanto.
¿Quién hasta ti se atrevió?

(Con energía)

Nadie. Que viviendo yo
nadie hay que se atreva a tanto.

EMPLASTOS
Vos no sabéis una cosa...

SOLEDAD
Escúchame.

MARIANO
¿Para qué
he de escucharte, si sé
que te amo y que eres mi esposa?
La mujer que nace honrada
sólo teme a su marido:
si a mí no me has ofendido,
no debes temer a nada.
Y como eso no ocurrió,
ni ocurrirá, alma de mi alma,
vive tranquila y en calma,
lo mismo que vivo yo.
¿Hoy hay fiesta en el lugar?
pues la fiesta celebremos
juntos, y sólo pensemos
en reír y disfrutar
como el que más se divierta;
que espera la procesión,
y la Virgen tu canción
vendrá a oír frente a mi puerta,
y no es bien que tan sagrado
oyente venga a escuchar
tu cantar, y tu cantar
salga con llanto mezclado.
A gozar tranquilamente
nuestra ventura, a gozarla...
y si alguien quiere turbarla
peor para el que lo intente.
Tú, marcha. (A la tía Emplastos)

EMPLASTOS
Yo...

MARIANO
Lo que digo.
A otro sitio a murmurar,
vieja maldita.

(La tía Emplastos se va por la izquierda, haciendo gestos de amenaza)

(A Soledad) Y tú, a estar
tranquila, que estás conmigo.

(Soledad permanece muda en el poyo con la cara oculta entre sus manos. Don Mariano a alguna distancia)


ESCENA XII

Soledad y Don Mariano. Don Mariano contempla a Soledad con amor y recelo.

(Música)

MARIANO
Su llanto no se seca,
no cede en su pesar.
¿Por qué su rostro esconde,
por qué temblando está?
¿Por qué de ese hombre teme?
¿no fía en mi valor?
¿Acaso por él llora? (Con recelo)
¿será su llanto amor?
¡Amor! ¡Amar a ese hombre! (Con espanto))
¡Sospecha criminal! (Con enojo)
¡Por qué! ¿No le ha amado antes (Con celos,
de amarme?

(Se dirige donde está Soledad y le aparta las manos de la cara)

¡Soledad!

SOLEDAD
¡Señor! (Levantando la cabeza)

MARIANO
¡Señor, me llamas! (Con enojo)
¿No tienes para mí
un nombre más amante
que el que me diste? Di.

SOLEDAD
¡Mariano!

MARIANO
Tu Mariano (Con dureza)
me debes de llamar.

SOLEDAD
¿Por qué razón me tratas
con tal severidad?

MARIANO
¿Y por qué viertes amargo llanto,
desde que Vargas aquí llegó?
¿Por qué tu pena, por qué tu espanto,
son por otro hombre que no soy yo?

SOLEDAD
¿Qué es lo que dices? ¿qué es lo que piensas?
¡Con tus sospechas me haces temblar!

MARIANO
Que ese hombre llena dentro de tu alma,
sitio que nunca, pude llenar,
Escúchame: yo te amo
con vida y alma entera;
tú fuiste mi primera
y mi única ilusión.
Tan sólo en el instante
de haberte conocido,
dio su primer latido
de amor mi corazón.
Tras mi corteza ruda;
ocúltase un venero
de amor, que todo entero,
entero es para ti.
Dime si tal tesoro
por mí tu pecho esconde;
di, Soledad, responde;
si tú me amas así.

SOLEDAD
Mariano, tú preguntas...

MARIANO
Y la respuesta exijo.

SOLEDAD
El padre eres de mi hijo
y mi único señor.
Respeto tengo a mi honra;
tu lealtad venero.

MARIANO
¡Respeto! ¡No lo quiero!
Yo necesito amor.

SOLEDAD
Pues bien: amor, Mariano.

MARIANO
Pero que sea tal
como el amor que siento
en mi alma palpitar.
Llevar dentro del pecho,
la esencia de otro ser;
vivir con su existencia,
querer con su querer;
estar donde él se encuentre,
como él viva, vivir;
gozar cuando él disfrute,
cuando él sufra, sufrir;
ser uno en la ventura,
ser uno en el dolor.
Así el amor se expresa;
así lo siento yo.
¿Lo sientes de ese modo?
¿Te inspira así el amor?

SOLEDAD
Así es como lo siento,
así lo siento yo.
Los dos Llevar dentro del alma
la imagen de otro ser, etc.

MARIANO
¿Así es como siente tu alma,
Soledad? Responde, (Con recelo)

SOLEDAD
(Con pasión) Sí.

MARIANO
¿Y el amor que tu alma siente
es por Curro o es por mi?

SOLEDAD
¿Qué dices?

MARIANO
Que tu pecho
por ese hombre latió
antes que al pie del ara
tu dueño fuera yo.
Que el hombre a quien amaste
ha vuelto, que está aquí,
y que desde ese instante
no hay dicha para mí.

SOLEDAD
Que yo a Curro...

MARIANO
Eso te digo.

SOLEDAD
¡Oh, calla, calla por Dios!
¿Me supones tan infame
que pueda afrentarte?...

MARIANO
No.
Pero si un día de lo pasado
viene el recuerdo tu mente a herir...
si tu decoro dando al olvido
la fe violaras que puse en ti,
si por cariño que a otro tuviste
a mi cariño fueras infiel,
por Dios te juro que no tendría
piedad alguna de ti ni de él.
Dudar no quiero de tu firmeza,
en ti mi vida cifrada está;
pero lo mismo que sé adorarte
si tú me engañas sabré matar.
¡No esperes ese día
de mí piedad!
Tu nombre y fama guardar sin mancha
en la presencia de Dios juré,
y en Dios confío y en Dios espero
que para hacerlo fuerzas me dé.
Pero si un día de lo pasado
viene el recuerdo mi mente a herir,
si por cariño que a otro jurara
a tu cariño fuese yo infiel,
por Dios reclamo que tú no tengas
piedad alguna de mí ni de él.
Violar no quiero tu confianza,
en ti mi vida cifrada está;
pero si vieses que vacilaba,
dame la muerte sin vacilar.
|No tengas ese día
de mí piedad!

LOS DOS
Si por cariño que a otro tuviste, etc.
Si por cariño que a otro jurara, etc.

MARIANO
No esperes ese día
de mí piedad.

SOLEDAD
No tengas ese día
de mí piedad

MARIANO
Pues no dudes ni receles,
lo que exiges cumpliré:
si me aman, daré mi vida;
si me engañan mataré.

(Soledad queda en un extremo de la escena con la cabeza inclinada Mariano mirándola con energía y decisión. Entran por el foro derecha Rosina, dos Petimetres y dos Damiselas)


ESCENA XIII

Soledad, Rosina, Damiselas 1 ª y 2 ª. Don Mariano y Petimetres 1 ° y 2 °.

(Hablado)

ROSINA
¡Qué espectáculo!

PETIMETRE 1 º
(A Rosina) ¡Precioso!

SOLEDAD
Está el pueblo hecho un encanto.
¡Qué animación! ¡Qué bullicio!
¡cuánta gente! ¡cuánto ramo!
¡Qué diluvio de festejos!

PETIMETRE l º
Ya veréis.

PETIMETRE 2 º
Y eso que este año
creo que se agua la fiesta.

ROSINA
Pues…

PETIMETRE 2 º
Curro...

ROSINA
¡Infeliz!

PETIMETRE l º
¡Callaos,
que están ahí los infiasquitos,
como dice el escribano!

(Por Soledad y don Mariano)

ROSINA
(A don Mariano)
Buenas tardes,

MARIANO
Buenas tardes
nos dé el cielo.

ROSINA
Don Mariano,
su gracioso ofrecimiento
no descuidé, y aquí estamos.

MARIANO
Pues sean muy bien venidos
que mi casa está aguardando.
¿Verdad? (A soledad)

SOLEDAD
Con gran placer. Entren.

PETIMETRE l º
¡Está llorosa! (Entrando)

PETIMETRE 2 º
¡Está pálido!

(Entran todos en la casa de don Mariano)


ESCENA XIV

Mozos. Aparecen los Mozos en el fondo izquierda, y al llegar a la, casa de Soledad se dividen en dos grupos.

(Música)

UNOS
(Dirigiéndose a un Mozo)
Anda tú, Telesforo,
ponte en la esquina
y avisa cuando venga.

MOZO
Voy en seguida. (Vase fondo derecha)

UNOS
Estáte ocurto
y nos das un silbío
si viene Curro, (Vase Mozo 1 º)

OTROS
(A otro más)
Anda, tu, Pajalarga,
ponte en la acera
y te vienes a escape
cuando le veas.
Cuidado, ¿eh?

MOZO
En cuanto le divise
sus silbaré.

(Vase por el otro lado, opuesto al que se fue el primero. Los dos grupos cantan en voz baja y con misterio)

UNOS
Mos ha dicho Frasquito que lo ha visto
anoche cuando estuvo en la posa,
que talmente es un diablo del infierno
y no quiere comer ni quié na.
|Ya!
Desde anoche yo sabía
que algo gordo pasaría
esta tarde en el lugar.

OTROS
Mos ha dicho la tía Emplastos que lo ha visto
que está muy afligió el infeliz,
y talmente lo mismo que los locos
no para de llorar y de reír.
¡Ya!
Desde anoche yo sabía
que algo gordo pasaría
esta tarde en el lugar.
Todos ¡Qué perdición,
qué perdición!
¡Esta mujer no tiene
de Dios perdón!

(Los grupos se separan y miran con recelo los Mozos hacia los lugares por donde se supone que puede venir Curro. Después vuelven a formar los mismos dos grupos)

(Recitado)

(Suena un silbido, y salen precipitadamente, aparentando miedo, Mozo 1 ° por la derecha, y Mozo 2 ° por la izquierda)

MOZO
Ahora es cuando he silbao.
Yo he sido, sí.
Ahora mesmo lo he visto
venir pa aquí.

(Cantado)

UNOS
Veremos cómo explica
su situación.

OTROS
No icirle una palabra.

UNOS
¡Chitón!

OTROS
¡Chitón!

(Los dos grupos se replegan hacia el fondo)


ESCENA XV

Curro y CORO de Mozos. Curro sale por el fondo derecha pensativo y con la cabeza baja sin reparar en los Mozos. Al llegar al centro de la calle se detiene y mira con angustia la casa de Soledad.

CURRO
Tras de esos viejos muros
por la primera vez
sentí llena mi alma
de amor, piedad y fe.
Y esto que yo creía
nido de nuestro amor,
es una madriguera
de infamia y de traición.
Tras de esos viejos muros
la luz primera vi.
¡Maldita de Dios sea
la casa en que nací!

CORO
(Bajo en el fondo agrupado)
Cuántos visajes hace
y qué amarillo está.
Lo que es el pobre Curro
está loco de atar.

CURRO
Una noche a la luz de la luna,
en su alma un sueño de amor desperté,
y en la mía nació la mañana,
la noche primera que amores soñé.
Vi nacer en sus ojos de niña
los primeros fulgores de amor de mujer.
Vi su alma hecha sangre, subiendo a su cara
decirme: mi amor tuyo es.
¡Maldita noche aquella
la noche en que la vi!
¡Maldita de Dios sea
la casa en que nací!
CORO ¡Mirar, ahora paece
que ha comenzao a llorar!
¡Ay, probesillo Curro,
qué lástima me da!
¡Callar!
¡Callar!

CURRO
¡Ay, vida de mi vida!
¿Por qué, por qué te vas
si cuanto más te alejas
más cerca de mí estás?
Yo pensé que al volver la hallaría,
y al verme, llorando, llegar hasta mí,
y decirme: «Cumplí mi promesa,
mi alma y mi cuerpo guardé para ti.»
Ha de ver su traición esa infame
al certero lucir de un puñal:
para lenguas que mienten amores,
hay lenguas que saben matar.
En este mismo sitio,
nido de nuestro amor,
en esa madriguera
de infamias y traición.

(A dúo)

CURRO
Maldita noche aquella
la noche en que la vi.
Maldita de Dios sea
la casa en que nací.

CORO
Cuántos visajes hace
y qué amarillo está.
Lo que es el pobre Curro
está loco de atar.

(Curro, después de una pausa, se fija en los mozos que se han replegado en el fondo y se dirige a ellos en tono alegre, disimulando su dolor)

CURRO
Acercaos, muchachos.
¿Qué hacéis ahí?

CORO
Veníamos a verte.

CURRO
Ya me tenéis aquí.

(Los mozos rodean a Curro, y todos tratan de abrazarle y darle la mano)

UNOS
Que sea mu bien venío.
Venga esa mano.

OTROS
Que Dios te guarde, Curro.
Venga un abrazo

TODOS
¡Qué bien vestío,
qué majo estás!
Esta tarde te requiebran
toas las mozas del lugar.

CURRO
Estáis sin duda alguna
de buen humor;
muchas gracias
por el favor.
Esta tarde es la tarde
de la alegría.
Justo es que celebremos
mi bienvenida.
Id a la plaza,
que quiero convidaros
a cuanto os plazca.
Bebed cuanto queráis
a mi salud.

CORO
Pues vente con nosotros
y bebe también tú.

CURRO
Ya está dicho, señores,
¿quién dijo miedo?

CORO
Tú siempre el mismo. ¡Vivan
los mozos buenos!

(Curro se dirige a la plaza rodeado de los mozos)

Que seas mu bien venío.
venga esa mano.
Que Dios te guarde, Curro.
Venga un abrazo,
etc., etc.

(Se alejan todos. Véase la indicación de la parte de cante y piano)


ESCENA XVI

Al retirarse los mozos y Curro por el fondo, empiezan a sonar las campanas, y luego, de dentro, se oye el disparo de algunos cohetes. Al ruido de las campanas y de los cohetes salen de la casa Don Mariano, Rosina y los Petimetres y Petimetras. En los balcones,
practicables, aparecen varias Damiselas y Petimetres. En las puertas, Mujeres del pueblo.

(Hablado)

ROSINA
Mil veces lo juráis y no lo creo;
no me llena del todo Timoteo.

UNA
(Desde el balcón de la derecha)
¡Jesús, otro cohete!
OTRA
(Desde abajo) ¡Qué majencia!
Con este ya van siete.


ESCENA XVII

Dichos, Soledad, Don Mariano y Doña Angustias.

SOLEDAD
(A doña Angustias)
|Ay, madre! ¡No puedo!

(Apoyándose en su madre)

ANGUSTIAS
Tente.
¡No tiembles!

SOLEDAD
¡Dios soberano!

ANGUSTIAS
Piensa en que te ve Mariano.
y en que te mira la gente.

(Mariano, que durante este diálogo ha estado hablando con Rosina y los Petimetres, se dirige a la casa)

MARIANO
¡A ver! Sillas al instante. (Dentro)

(Salen de dentro de la casa cuatro criados con ocho sillas, que colocan a lo largo de la fachada en dos filas)

(A Rosina)
Vos aquí, yo a vuestro lado
si soy con tal gracia honrado.

(Ofreciendo una silla a Rosina. Luego pene otra silla delante de la suya)

Soledad, tú aquí, delante,
donde todos puedan verte
protegida por tu esposo
y le miren a él dichoso
y feliz con poseerte.

(Los Petimetres y Petimetras toman asiento. Doña Angustias al lado de su hija)

SOLEDAD
¡Ay de mí! (Dejándose caer en la silla)

MARIANO
Así: y al llegar
la Virgen a nuestro lado,
con esa voz que te ha dado
el cielo para cantar,
tu mejor saeta entona,
y que pague tu canción
con su santa bendición
nuestra bendita Patrona.
Costumbre que a ella y a mí (A Rosina)
nos proporciona un placer.
¿Verdad? (A soledad)

SOLEDAS
¿Cómo no ha de ser
verdad, si te place a ti?
¡Madre! (Aparte y con angustia a su madre)

ANGUSTIAS
¡Ten resignación, (Enérgica)
firmeza!

ROSINA
(Aparte a Petimetres)
¡Qué caras tienen!

PETIMETRE 1 °
¡De muertos! (A Rosina)

(Suenan dentro cornetas, cohetes, gritos y campanas)

PETIMETRE 2 °
(A Rosina) Mirad, ya vienen.

MARIANO
Ya sale la procesión.

(Todos se ponen en pie para mirar al fondo. Aparecen por las rompientes de la derecha e izquierda hombres y mujeres del pueblo)


ESCENA XVIII

Dichos, Coro y Mujeres, que salen por las rompientes de la calle.

(Música)

CORO
Ya están en la plaza,
ya viene hacia acá
la Virgen bendita
de la Soledad.

MUJERES
Estáte quieto, no pellizques.

HOMBRES
Ten tu cuidado de arrempujar.

MUJERES
Vamos, aparta, que pase alante.

HOMBRES
Déjame sitio para mirar.

LOS DE LOS BALCONES
Ya se distingue por las entradas
de la plazuela la procesión.
Rompiendo marcha va Timoteo;
qué guapo viene con el pendón.

TODOS
Ya por la plaza viene la gente,
ya se aproxima la procesión.
Virgen bendita de mis amores,
dale a tu. pueblo la bendición.
Virgen bendita,
madre de amor,
danos a todos
tu bendición.

(Por el fondo izquierda aparecen, batiendo marcha, cinco batidores con las armas terciadas Detrás la banda de cornetas batiendo marcha; delante un grupo de chiquillos saltando y gritando. Después cuatro majos con faroles de lanza encendidos. Luego hileras de hombres y mujeres con velas en las manos. La procesión avanzará lentamente por todo lo largo de la escena, saliendo por la primera rompiente del lateral izquierdo. En la parte de canto y piano impresa está perfectamente indicada la salida de cada grupo)


ESCENA XIX

Dichos, Batidores, Cornetas, Chiquillos y acompañamiento.

CORO
Virgen bendita,
madre de amor,
danos a todos
tu bendición.
Tus santos labios
rueguen a Dios,
por este pueblo,
madre de amor.

MUJERES
Ya está ahí la cofradía
de Timoteo.
Anda, qué majo que viene
con el borrego.

HOMBRES
Y Timoteo el pelo
rizado lleva
y guantes en las manos.
¡Cuánta majencia!

(Salen; Timoteo llevando un estandarte, en el que se ve bordado un cordero; a su lado dos niños vestidos de San Juan con un borreguito al lado, rodeando el estandarte un grupo de niños. Timoteo pasa en silencio mirando a un lado y otro como asustado. Al pasar delante de Rosina saluda con el estandarte)


ESCENA XX

Dichos, Timoteo, Niños. Después otra hilera de hombres y mujeres, en medio de los cuales, y convenientemente distribuidos, irán dos estandartes más

HOMBRES
Qué guapos van los niños,
qué monos están,
da gozo en el alma
mirarlos pasar.

(Sale Timoteo por la derecha y continúa el desfile mientras el Coro canta)

CORO
Virgen bendita,
madre de amor,
dales a todos
tu bendición.

(En este momento aparece por el foro la manga parroquial llevada por un monaguillo, y un sacristán con cruz alzada. Curro sale por la segunda rompiente izquierda)


ESCENA XXI

Dichos, Curro por la izquierda. Al salir Curro dejará de oírse el toque de cornetas y campanas

CURRO
Dejadme libre el paso.

(Apartando al grupo que obstruye la bocacalle)

Un grupo ¡Tú!

CORO
(Viéndole)
¡Curro Vargas!

CURRO
(Adelantándose hasta ponerse frente a Soledad)
¡Yo!
que llego donde siempre
a ver la procesión.
Mirarla pasar quiero
donde siempre la vi,
donde siempre me vieron
mirarla a mí.

(Se detiene en el primer término izquierda, y contempla, en ademán de desafío, al grupo que forman Soledad y don Mariano)

SOLEDAD
¡El! Dios mío, me falta el aliento
al ver sus miradas clavadas en mí.
¿Qué desea? ¿Qué intenta? ¿Qué quiere?
¿Por qué no se aleja? ¿Por qué viene aquí?
¡Dios mío de mi alma,
qué va a ser de mí!

ANGUSTIAS
¡El! Dios mío, me falta el aliento,
afán de venganza le trae hacia aquí.
¡Señor, no permitas que afrente a los míos,
piedad para ella, piedad para mí!

MARIANO
¡Pobre hija de mi alma
qué va a ser de ti!
¡El! Quien busca la muerte de mi honra
es el hombre que veo yo allí;
y me reta con ojos audaces
y la mira delante de mí.
¡Pobre de ese infame
si se acerca aquí!
Ella, es ella, el amor de mi vida,
el alma de mi alma, quien miro yo allí,,
la que a vista de todos ofrece
a otro hombre el cariño ganado por mí.
¡Soledad, Dios tenga
compasión de ti!

CORO, ROSARIO y MARIANO
Es Curro, sus ojos se fijan en ella,
ni un punto su vista se aparta de allí,
la promesa que hizo al partir del pueblo
decidido viene sin duda a cumplir.
¡Dios mío de mi alma
qué ocurrirá aquí!

TODOS
El, Dios mío, etc.

CURRO
Ella, es ella, etc.

(En este momento aparece por el foro la imagen de la Virgen, llevada a hombros, precedida de los monaguillos con incensarios y rodeada de niñas vestidas de blanco, como de primera comunión)

NIÑAS
Paz del mundo, consuelo del alma,
a la luz de tus ojos nació la piedad.
Reina y madre del cielo y la tierra,
de todo el que sufre tened caridad.
Echa sobre los hombros
tu bendición de paz.

(Al ver la imagen de la Virgen y escuchar el canto de las niñas, todos caen de rodillas, excepción hecha de Curro y don Mariano, que se contemplan como desafiándose)

NIÑAS y CORO GENERAL
Paz del mundo, consuelo del alma,
a la luz de tus ojos nació la piedad.
Reina y madre del cielo y la tierra,
de todo el que sufre tened caridad.
Echa sobre los hombros
tu bendición de paz.

(Mientras el Coro canta esto sigue avanzando la Virgen. Detrás de ella irá el palio, custodiado por cuatro soldados; debajo el Padre Antonio. A su derecha el Capitán Velasco. Detrás el Alcalde y concejales. Luego una banda de tambores, y cerrando la procesión los soldados con las armas terciadas y la banda)


ESCENA XXII

Dichos, el Padre Antonio, el Capitán Velasco y acompañamiento. Al llegar frente a casa de Soledad, los que acompañan a la Virgen se detienen y descansan.

MARIANO
(Adelantándose hacia Soledad, que permanece de rodillas con la cabeza baja)
Canta, que espera la Virgen.

SOLEDAD
¡Mariano! (Suplicante)

ANGUSTIAS
|Por caridad!

MARIANO
¿No es la costumbre? Pues sigue
la costumbre, Soledad.

(Soledad se alza con trabajo y .=e adelanta hacia la Virgen)

SOLEDAD
De cielos y tierra encanto,
reina y señora del día,
madre de Dios, ve mi llanto;
y al hijo del alma mía
ampárale con tu manto.

CORO
Ampáralo, madre
de la Soledad,
y ten de nosotros,
señora, piedad.

CURRO
Voz que en otro tiempo oí
para mí solo cantar,
voz de un amor que perdí,
no sonando para mí
para nadie has de sonar.

(A dúo)

SOLEDAD
Unica ventura cierta,
dulce amor de los amores
mi alma al verte se despierta,
tengo lágrimas y flores,
llega, madre, hasta mi puerta.

CURRO
Voz que en otro tiempo
para mí solo, etc., etc.

CURRO
¡No reces a la Virgen (Adelantándose)
por cuya fe juraste
fidelidad un día,
con la traición pagaste!
No reces. Voz alguna
aquí se ha de escuchar.
La voz de mi venganza
tan sólo ha de sonar.
Vengarme de tu engaño
por la Virgen juré;
delante de la Virgen
mi oferta cumpliré,

(Curro desnuda el puñal y se dirige hacia Soledad. Esta retrocede espantada. El Padre Antonio se dirige a Curro y lo detiene por el brazo. El Capitán Velasco sujeta a don Mariano, que trata de avanzar hacia Curro)

SOLEDAD
¡Madre!

ANGUSTIAS
¡Hija!

(Interponiéndose entre su hija y Curro)

MARIANO
¡Miserable! (Avanzando,)

PADRE ANTONIO
¡Atrás, detente, atrás!

(Sujeta a Curro por la muñeca)

CORO
¡Dios santo, Dios clemente,
qué es lo que va a pasar!

PADRE ANTONIO
Delante de esa Virgen
emblema de la Paz,
¡te atreves, miserable,
su culto a profanar!
Arroja tu arma al suelo,
a Dios pide perdón,
o caiga sobre tu alma
de Dios la maldición.

CAPITAN
(A don Mariano)
Templad vuestros enojos,
domad vuestro furor.
No es digna de un cristiano
tan ruin profanación.

MARIANO
Dejadle que se acerque,
dejad que llegue hasta él,
dejad, que yo me basto
su furia a contener.

CURRO
Dejadme, Padre mío,
dejadme hasta él llegar,
que en él y en ella quiero
su desamor vengar.

SOLEDAD
Es justa su venganza,
con él traidora fui.
Mi vida ya no es vida
sin Curro para mí.

ANGUSTIAS
¡Oh, Virgen soberana,
madre santa de Dios,
detén con tu mandato
su brazo vengador!

PADRE ANTONIO
Arroja tu arma al suelo
y pide a Dios perdón,
o caiga sobre tu alma
la maldición de Dios.
Detente, etc., etc.
Por la santa memoria de tu padre,
por esa Virgen que tu infamia ve,
suelta el arma, lo mando, de rodillas.

CURRO
¡Oh, Padre!

PADRE ANTONIO
¡De rodillas, a sus pies!

(Coge a Curro, y tirándole con fuerza de la muñeca le hace caer de rodillas. Soledad cae desmayada en brazos de su madre. Don Mariano en pie)

CORO DE NIÑAS
Paz del mundo, consuelo del alma,
á la luz de tus ojos nació la piedad.
Reina y Madre del cielo y la tierra,
de todo el que sufre tened caridad.
Echa sobre los hombres
tu bendición de paz.

(El Padre Antonio hace proseguir la procesión. Oyense tambores, y después, a lo lejos, cornetas y cae el telón)


FIN DEL ACTO SEGUNDO


ACTO TERCERO


CUADRO PRIMERO

El teatro representa la antesacristía de la iglesia del pueblo. A la derecha una puerta que supone comunicar con la calle; otra figurada en el fondo y otra a la izquierda, que supone comunicar con las habitaciones del párroco.—A la derecha, en primer término, la imagen de la Virgen de la Soledad, que figuraba en la procesión, descansando sobre sus andas.—A la izquierda, en primer término también, una mesa y un sillón de cuero.—Telón corto: la mesa, el sillón, las andas, Virgen, etc., van pintados en el mismo.


ESCENA PRIMERA

Timoteo, Alcalde y Capitán.

ALCALDE
Si no es por el pae cura
se mueve el gran estrupicio.

CAPITAN
Curro...

ALCALDE
Conozca su aquel
dende que era chequetiyo,
y cuando ese arranca, arranca
pa no dirse de vacío.

TIMOTEO
¡Es muy bestia!

ALCALDE
No, muy bravo.

TIMOTEO
Es igual.

ALCALDE
Es muy distinto,
que yo tampoco soy flojo
y no soy degún pollino.
De todas maneras, Curro,
en poco hace un desavío.

CAPITAN
Si el padre Antonio no le echa
con tiempo mano al cuchillo,
y no le trae a su lado
aquí, como le ha traído,
nos da un susto.

ALCALDE
Prosupuesto
que yo no se lo acremino.

TIMOTEO
¿No? (Con asombro)

CAPITAN
Ni yo.

TIMOTEO
¿No? (En el mismo tono)

ALCALDE
Cualsiquiera
hombre que tié los motivos
que Curro, hace mismamente
lo que Curro. Le han vendió...
le han faltao. Y ar que le faltan,
pus sobra.

TIMOTEO
¡Hubieran debido
prenderle!

CAPITAN
¡Prender a Curro!

TIMOTEO
Claro.

CAPITAN
¿Por qué?

TIMOTEO
¡Por sacrílego!
Por turbar la ceremonia
religiosa con su indigno,
con su homicida atropello.

(Al Alcalde)
No debisteis consentirlo.
La religión ultrajada
reclamaba su castigo.

ALCALDE
¡Te has güerto mu religioso!

TIMOTEO
Es que tengo mis principios.

ALCALDE
Lo que tú tiés es mieo.

CAPITAN
¿Miedo?

TIMOTEO
¿De qué?

ALCALDE
Muy sencillo.
De que Curro te eche mano
y te rompa los josicos
por bocón.

CAPITAN
¿Miedo él a Curro?
No hay tal.

TIMOTEO
Yo...

CAPITAN
¿No me habéis dicho
que es Curro el que os tiene a vos
miedo desde que erais chicos?

ALCALDE
¡Miá que mientes!

TIMOTEO
Señor Pedro...

ALCALDE
Conque tú, ¿tú?

TIMOTEO
Yo...

CAPITAN
Vos mismo.

ALCALDE
Pero tú... ¡habrá sinvergüenza!
Estoy por dir a icírselo.

(Haciendo ademán de dirigirse a la izquierda)

TIMOTEO
¡No, por Dios, señor Alcalde! (Aterrado)

ALCALDE
Da gracias que el probetiyo
no está pa gromas.

TIMOTEO
Yo...

ALCALDE
Calla.
¡Mieo él a ti! ¡Habrase visto
mamarracho!

TIMOTEOS
eñor Pedro...
yo... yo...

ALCALDE
Que cierres el pico.
En fin, señor Capitán,
ya que traerle conseguimos
diquiá aquí, y por este lao
se ha sofocao el confuto,
voy en cá de don Mariano,
porque a ese no le dan hipo
los hombres, y pué que trate
de tirar por mal camino,
y hay que quitarle la mecha
antes que dé el estallío.
Diquiá luego.

CAPITAN
Dios le guíe
y le ayude.

ALCALDE
Eso es preciso.
A ver si entre Dios y yo
y el cura con bien salimos.

(Medio mutis hacia la derecha)

TIMOTEO
¿Vos os quedáis?

CAPITAN
Un momento.
Tan sólo el tiempo preciso
para ver al padre Antonio.

ALCALDE
(A Timoteo)
Tira alante, pollo tísico. (Vanse derecha)


ESCENA II

Capitán, sólo.

CAPITAN
El dolor del pobre viejo
tengo en el alma metido.
Cuanto soy y cuanto valgo
diera yo por impedirlo.


ESCENA III

Capitán y Padre Antonio, por la izquierda.

PADRE ANTONIO
Capitán, venga esa mano.
Si para un hombre de honor
tener puede algún valor
la gratitud de un anciano,
mi gratitud os ofrezco
por la ayuda generosa
que en aquella hora angustiosa
me disteis.

CAPITAN
Nada merezco.
Cumplí con mi obligación,
y aunque obligación no fuera,
por el impulso lo hiciera
de mi propio corazón.

PADRE ANTONIO
No obstante...

CAPITAN
(Interrumpiéndole) ¿Queréis aquel
servicio pagarme?

PADRE ANTONIO
Sí.

CAPITAN
Pues no hablemos más de mí
y hablemos un poco de él.
¿Cómo está?

PADRE ANTONIO
Desesperado.

CAPITAN
¿Qué dice?

PADRE ANTONIO
¡Nada me habló!

CAPITAN
¿Qué vais a hacer?

PADRE ANTONIO
¡Qué sé yo!
Nada sé, nada he pensado;
y, sin embargo, es forzosa
urgencia la de buscar
un medio para acabar
situación tan angustiosa.
Todo antes que demorarla,
un instante, uno siquiera.
No necio, criminal fuera
sin resolución dejarla.
Esto se ha de procurar,
y pronto y a todo extremo.

CAPITAN
Yo, señor cura, me temo
que no lo podáis lograr.

PADRE ANTONIO
(Con energía)
¿Que no?

CAPITAN
No. ¿Cómo vencer
de Curro la pasión loca?
Y ella... por lo que a ella toca...
o en achaques de mujer
soy yo lego, o Soledad
le ama con esa pasión
que esclaviza el corazón
y mata la voluntad.

PADRE ANTONIO
¿Qué pensáis? (Aterrado)

CAPITAN
Lo que será,
Lo que debemos temer.

PADRE ANTONIO
Lo que no debe de ser,
lo que no sucederá.
Yo lo impediré.

CAPITAN
¿Vos?

PADRE ANTONIO
Sí.

CAPITAN
¿Por qué medio?

(Al ver que el Padre Antonio se detiene como meditando)

No hay ninguno.

PADRE ANTONIO
Señor Capitán, hay une:
que Curro parta de aquí
mañana al romper el día.
Aun cuando preciso fuera
que por la fuerza partiera
por la fuerza partiría.

CAPITAN
¡Partir él!

PADRE ANTONIO
¡A no dudar!

CAPITAN
Ya sabéis que me interesa
igual que a vos vuestra empresa.
Si a ella no puedo ayudar
tampoco estorbarla quiero.
Padre Antonio, adiós.

(Estrechándole la mano con efusión)

PADRE ANTONIO
(Lo mismo) Adiós,
señor Capitán.

CAPITAN
Que Dios
os ayude.

PADRE ANTONIO
En El espero.

(Sale el Capitán por la derecha)


ESCENA IV

El Padre Antonio, al final, Curro.

PADRE ANTONIO
¡Oh, sí, ampárame, Dios mío!
¡Protege mi noble intento!
¡Sólo con tu poder cuento!
¡Sólo en tu auxilio confío!
¡Que parta! ¡Que huya de aquí!
¡Aunque yo no vuelva a verle,
aunque se pierda al perderle
la ventura para mil

(Después de una ligera pausa)

¡No verle, no verle más! (Con angustia)

(Con energía)

¡Qué importa, si de ese modo
consigo salvarlo todo!

(Aparece Curro por la Izquierda. El Padre Antonio, al ruido de sus pasos, vuelve la cabeza)

PADRE ANTONIO
¿Quién? ¡Tú!

CURRO
(Contrariado) ¡Señor!

PADRE ANTONIO
(Cerrándole el paso) ¿Dónde vas?


ESCENA V

El Padre Antonio y Curro.

CURRO
Voy... (Contrariado y confuso)

PADRE ANTONIO
(Con enojo)
No trates' de mentir.
Fuera inútil.

CURRO
(Con dureza) Como fuera
inútil que alguien quisiera
mi voluntad impedir.
Voy donde voy, donde tengo
que ir, donde place al destino
enderezar mi camino.

PADRE ANTONIO
Pues anda. No te detengo.

(Se aparta de la puerta y queda contemplando a Curro un instante, luego le vuelve la espalda. Curro se dirige a él conmovido)

CURRO
¡Padre!

PADRE ANTONIO
Nunca así me nombres.
Sal y sacia tu coraje
y venga un mentido ultraje
con un crimen, eso es de nombres.

CURRO
¡Oh! (Con desesperación)

PADRE ANTONIO
Franco el paso te dejo.
¿Quién pudiera detenerte?
¿Mis brazos? Eres muy fuerte
y yo soy un pobre viejo.
Solamente por amor
un viejo obedecido
y tú el amor me has perdido.

CURRO
¡Yo! (Con angustia)

PADRE ANTONIO
¡Tú, sí! (Con dureza)

CURRO
(Con desesperación) ¡Cómo, Señor,
seréis capaz de creerme
ingrato! ¡Que no os venero
como a un santo! ¡Que no os quiero!
Pero, ¿lo dudáis?

PADRE ANTONIO
(Con amargura) ¡Quererme!
¡Tú quererme!

CURRO
Al par de aquel
que murió.

PADRE ANTONIO
¿Tu padre?

CURRO
Sí.

PADRE ANTONIO
Pues mira, también creí
que no te acordabas de él.

CURRO
¿Y por qué?

PADRE ANTONIO
(Con desdén) Porque sospecho
que al pensar lo que has pensado
hacer, habrás arrojado
esa imagen de tu pecho
y tomaste buen camino,
que es habitación menguada
para una memoria honrada
el pecho de un asesino.

CURRO
Yo... (Con entereza) ¿Pero a qué sincerarme
con vos? ¿A qué replicar?
Lo que se pueda pensar
de mí, ¿qué puede importarme?
Antes fuera una expresión
vuestra, como esa, mi muerte;
pero hoy apenas si advierte
el golpe mi corazón.
¿Pensáis que soy un ingrato,
un miserable, un mal hijo?
Bueno: ni respuesta exijo,
ni de defenderme trato.
Todo Cuanto os plazca a vos
podéis creer y decir...
Y ahora dejadme salir.
¡Adiós, Padre Antonio, adiós!

PADRE ANTONIO
(Deteniéndole) ¿Vas a saciar tus rencores?

CURRO
Esa es mi única esperanza.

PADRE ANTONIO
Dios maldice la venganza.

CURRO
¿Y bendice a los traidores?

PADRE ANTONIO
No blasfemes.
CURRO
No soy yo
quien blasfema, es la mujer
que se ha atrevido a romper
juramento que prestó.

PADRE ANTONIO
¿Quieres su vida?

CURRO
Y también
la del que ha osado afrentarme,
y resistirme y robarme
con su amor todo mi bien.
Vengarme ofrecí al partir
si ella con otro se unía;
fuera indigna cobardía
lo ofrecido no cumplir.

PADRE ANTONIO
¿Conque él y ella? (Con amarga emoción)

CURRO
(Con fiereza) A no dudar.

PADRE ANTONIO
(En el tono de antes)
Haces bien. ¿Qué se dijera
de ti, cuando se supiera
que sabías perdonar?
¡Perdonarles, ser clemente,
vivir al rencor ajeno!
Eso sería ser bueno,
y tú quieres ser valiente.
¿Ser bueno? ¡Bah! Al fin y al cabo
ser bueno no da renombre;
lo que le hace falta a un hombre
es ganar fama de bravo.
La bravura, esa es tu ley.
Todo antes de que te llame
cobarde cualquier infame
de los presidios del rey.

CURRO
¿Qué más? Termine su saña
de saciarse. ¿Qué más? ¡Qué!

PADRE ANTONIO
Nada que te importa, ve
a realizar tu hazaña;
prosigue de tu odio en pos
y llega a un hogar honrado
sostenido y consagrado
por la bendición de Dios;
rinde de un golpe a tus pies
a la esposa que te implora;
mata a Ja anciana que llora
por sus hijos, y después
con esas manos certeras
y duras, acostumbradas
tras de luchas empeñadas
a ahogar gargantas de fieras,
ciñe la débil garganta
de una infeliz criatura
y da fin a tu aventura
criminal.

CURRO
(Con horror)
¡Oh!

PADRE ANTONIO
¿Que te espanta?
¿Qué es lo que te causa horror?
¿La sangre que has de verter?
¿Qué importa, si ella ha de ser
la prueba de tu valor?
¿Qué importa que esa inocente
sangre contra ti reclame?
¿Que la justicia te infame?
¿Que te desprecie la gente?
¿Que Dios reniegue de ti,
que su cólera te siga,
que tu padre te maldiga
en su sepulcro, y yo aquí?
¡Qué importa! Con la traición
y el crimen, te habrás manchado,
pero al fin te habrás portado
como hombre de corazón.

CURRO
¡Oh, basta! ¡Queréis callar! (Aterrado)

PADRE ANTONIO
¿No es eso lo que hacer queda
para que nadie te pueda
de cobardía tachar?.
¿No será prueba grandiosa
de tu valor?


CURRO
(Con espanto) ]Oh, señor!

PADRE ANTONIO
(Con dulzura)
No. Curro, eso no es valor;
el valor es otra cosa.
Es domar de los rencores
la tenacidad sombría;
es vencer con energía
desengaños y dolores;
es poner al crimen freno
cuando en el alma batalla;
es gritar al odio «Calla»,
es ser honrado, es ser bueno;
es torturar la existencia
por el bien de los demás;
es no desoír jamás
las voces de la conciencia;
es el combatir sin calma
con nuestras propias pasiones;
es arrancarse a girones
las ilusiones del alma;
es hacer que el deber sea
el premio de la victoria;
es triunfar sin fe y sin gloria
y salir de la pelea
limpia de infamia la frente,
limpio el pecho de traición.
Eso es tener corazón.
Eso sí que es su valiente.

(Curro, que ha seguido profundamente emocionado las palabras del Padre Antonio, se dirige a éste conmovido)

CURRO
¡Padre!

PADRE ANTONIO
¿Acaso desvarío?
¿No es esto lo que creíste
siempre? ¿No es lo que aprendiste
de mis labios, hijo mío?
¿No era ese el constante anhelo
de aquél que no vive ya
y que contemplando está
tus acciones desde el cielo?
Curro, quien se amamantó
como tú en un pecho honrado
no puede ser un malvado.

CURRO
Escuchadme.

PADRE ANTONIO
No lo es, no.

CURRO
Es...

PADRE ANTONIO
Perdona a Soledad;
huye, aléjate de aquí.
¡Por tu padre! (Suplicando)

CURRO
(Como resistiendo) |Qué!

PADRE ANTONIO
¡Por mí!
¡Ten de mi angustia piedad!

CURRO
¿Queréis?...

PADRE ANTONIO
(Con severidad) Es tu obligación.

(Con cariño)
Mírame a tus pies rendido.

(Se arrodilla delante de Curro)
De rodillas te lo pido.
Ten de todos compasión.

CURRO
¿Queréis?...

PADRE ANTONIO
Que partas de aquí.

CURRO
No podría.

PADRE ANTONIO
¿Por qué no
podrías? ¿No puedo yo,
yo, separarme de ti?

CURRO
No sigáis, que de encontrar
ella quien así la abone,
va a lograr que la perdone
sin quererla perdonar, (Conmovido)

PADRE ANTONIO
¿Y voy por eso a dejarte?
¡Pues si eso es lo que yo quiero,
lo que pido, lo que espero,
lo que me impulsa a rogarte!
¡Hazlo por mí! por mí no.
Por el celestial cariño
de esa imagen que de niño
tus palabras escuchó.
¿Lo harás?

CURRO
(Conmovido) ¡Padre!

PADRE ANTONIO
Vamos, ¿qué?
Habla.

CURRO
¡Padre!

PADRE ANTONIO
¡Hijo adorado!
¡Oh, Dios mío! (Como luchando antes de decidirse)
(Luego de una pausa) Habéis triunfado.
La perdono...! Partiré.
(Con angustia)
Pero hoy mismo. Yo no puedo
seguir aquí ni un instante.
Como la encuentre delante
de mí, no me voy, me quedo.
Viéndola más, no podrían
mis ojos dejar de verla.
De perderla he de perderla,
sin verla.

PADRE ANTONIO
(Conmovido) ¡Y aun me decían
que eras un malvado, aquellos
que no te conocen bien;
yo te conozco, sé quién
eres, y cuando uno de ellos
«Curro es malo», me decía,
yo, al punto que le escuchaba,
«Curro es bueno», replicaba,
y me salgo con la mía.
Vamos, ven, ¿quieres dejarte
de llorar? Ven a mi lado.

(Abriendo los brazos, donde Curro se precipita)

¡Gracias a Dios que ha llegado
el momento de abrazarte!

(Después de una buena pausa el Padre Antonio separa, de sus brazos a Curro)

Y ahora, mientras yo dispongo
el Viaje, aquí quedarás. (Señalando a la Virgen)
A solas con ella estás;
bajo su amparo te pongo.

(Sale el Padre Antonio por la derecha)


ESCENA V

Curro.

(Música)

CURRO
¡Oh, Virgen, que fuiste amparo
y guía de mi niñez!
a mis rencores renuncio
de tu imagen a los pies.
Amor, ventura, venganza,
todo cuanto apetecí,
cuanto formaba mi vida
lo sacrifico por ti.
De este sacrificio en pago
ten de mi dolor piedad,
y arroja del alma mía
el amor de Soledad.
¡Adiós, adiós por siempre,
encantos de mi vida!
¡Adiós, sombra querida
de la que tanto amé!
¡Adiós, y el cielo te haga
dichosa con mi ausencia,
mientras que goza otro hombre
lo que gozar soñé!
Y vos, Virgen bendita,
por cuyo noble influjo
renuncio a la venganza
que de ella iba a tomar,
recibid de mis manos
la prenda miserable
que mi pasión quería
al odio consagrar.

(Sacando el puñal que lleva en la faja)

Este acero que en sangre
teñir mi diestra quiso,
inofensiva prenda
de redención va a ser.
¡Tomadlo, Madre mía!
Tomadlo, yo os lo entrego
postrado de rodillas
a vuestros santos pies.
Guardadlo vos, Señora.
Que vuestro santo amparo
consiga tener siempre
a Soledad feliz,
mientras que lejos de ella
mi vida se consume
ahogando entre sollozos
la dicha que perdí.

(Carro deposita el puñal a los pies de la imagen. Cuando acaba de hacerlo aparece por la puerta de la derecha la Tía Emplastos)


ESCENA VI

Curro y Tía Emplastos.

(Hablado)

EMPLASTOS
¡Eh! ¡Curro! (Desde la puerta)

CURRO
(Sorprendido) ¿Quién?
.
EMPLASTOS
¡Está bueno!
¿No me conoces, muchacho?

CURRO
No, señora.

EMPLASTOS
¿Que no, dices?
Pero hombre, si soy la Emplastos.
Aquella...

CURRO
(Impaciente) ¿Qué me queréis?

EMPLASTOS
¿Qué quiero? Pues es el caso
menúo. En cuanto lo diga
me vas a dar un abrazo:
y eso que soy vieja y fea,
como dice don Mariano.

CURRO
¡Acabad!

EMPLASTOS
No te aceleres.
Vas a saber lo que traigo.

CURRO
¿Qué traéis? Decidlo pronto.

EMPLASTOS
Mira pa aquí; pa esta mano...
¡Un escrito suyo!

CURRO
(Como si no entendiese) ¿Suyo?
¿De quién?

EMPLASTOS
¿De quién va a ser, zángano?
De Soledad.

CURRO
(Sorprendido) ¡Qué!

EMPLASTOS
Ahí le tienes.
Me dijo...

CURRO
(Con impaciencia)
¡Tráelo,
tráelo al instante!

EMPLASTOS
(Dándole la carta) ¡Qué súpito
tiés el genio! Pero claro,
como es suya...

CURRO
Toma y vete.

(Dándole una moneda)

Ahí va de tu viaje en pago.

EMPLASTOS
¿Tendrá respuesta? (Guardando la moneda)

CURRO
Si alguna
tiene, corre de mi cargo
el buscarte para dársela.

EMPLASTOS
Corriente y mandar, serrano.
¡Una onza! ¡Yo bien decía
que era de oro este muchacho!

(Sale la Emplastos por la derecha)


ESCENA VII

Curro.

(Música)

CURRO
(Recitado)
¡Suya! (Volviendo la carta entre sus manos)
¿Pero esto es verdad?
Dios mío, tiemblo al abrir
el sello! ¿Qué va a decir
en su carta Soledad?

(Rompe el sobre de la carta con mano temblorosa y lee)

(Hablado)

«Curro: Si acaso pensaste
que por amor de otro fue
por lo que te abandoné
y me casé, te engañaste.
Causas que, a poderte hablar,
te dieran satisfacción
cumplida, el motivo son
de todo. Pero jurar
te puedo que sólo en ti
pensé, y ni llegué a olvidarte,
ni dejé nunca de amarte
desde que te conocí.
Esta es, Curro, la verdad.
Sábela para juzgarme;
y si quieres perdonarme
perdóname. Soledad.»

(Curro permanece un instante mirando la carta)

(Música)

¡Que siempre me ha querido!
¡Que nunca me olvidó!
Entonces, ¿por qué a otro hombre
su voluntad rindió?
¿Por qué, si me ama, es suya?
¿Por qué mía no fue?
Por nadie yo rompiera
la prometida fe.
Y, sin embargo, de estos renglones
todas las frases claras están.
¡Me ama! Y si me ama, ¿qué importa todo
cuanto en mi ausencia pueda pasar?
Si lo exigieron, si la obligaron,
si por la fuerza su fe mintió,
no consiguieron que me olvidara,
y entero es mío su corazón.
Mío, lo. dice, lo estoy leyendo.
Su alma, su vida, son para mí.
¡Y de su lado yo iba a alejarme,
y de este sitio yo iba a, partir!
¿Partir? ¡No, nunca! Si lo he jurado
de aquella imagen santa a los pies,
es que ignoraba que me quería,
es que no supe lo que juré.
¡Nunca! Que piensen que yo me alejo
los que mi dicha pueden turbar,
y cuando todos mi ausencia crean,
mi dicha en ella yo iré a buscar.
Soledad mía, prenda adorada,
de ti yo nunca me apartaré;
me perteneces, iré a buscarte
y mía sólo, mía has de ser
Amor, ventura, dicha, esperanza
que para siempre perdida vi,
con la promesa de sus amores
juntos y alegres volvéis a mí.
Soledad mía, prenda adorada,
para mí sólo te quiero yo,
viva en mis brazos para adorarte
0 entre mis brazos muerta de horror.

(Coge el puñal que hay a los pies de la imagen y sale por la derecha)

MUTACIÓN


CUADRO SEGUNDO

La escena representa una plazoleta de la campiña en las afueras del pueblo. En la derecha, y en primer término, habrá un tenderete sobre una tarima, adornado con cintas y flores, en donde estarán expuestos los objetos que han de ser rifados. En el que figurará ser el mostrador, una imagen de talla de la Virgen de la Soledad y al pie de la imagen una gran bandeja, donde los personajes depositarán el dinero de las apuestas y de la rifa de los objetos. Dentro del tenderete, que será practicable por ambos lados, habrá tres sillones destinados al Padre Antonio, al Alcalde y al mozo encargado de la rifa. En la izquierda habrá una tribuna adornada con tapices y arcos de verdura, donde pueden colocarse don Mariano, Soledad, doña Angustias, Rosina, Timoteo, el Capitán, las Damiselas y los Petimetres. Esta tribuna estará dividida por una escalera practicable. A los dos lados de la escalera y debajo de la tribuna habrá dos filas de sillas para los mozos y mozas. El fondo de la plaza será a todo foro, y sobre un pintoresco paisaje de la Alpujarra se destacará el pueblo. Al levantarse el telón, el encargado ocupará su puesto en el tenderete. Algunos mozos y mozas aparecen bailando, y los Arrieros 1 ° y 2 º tocando una guitarra y una bandurria respectivamente, el 3.° con una bota de vino muy grande)


ESCENA PRIMERA

Arrieros 1°, 2 ° y 3 ° y Coro de Mozos; dos parejas de estos bailando.

(Música)

ARRIERO l º
Son la mujer y el diablo
la mesma cosa,
que jasen perrerías
con las personas.
Anda, chiquilla,
y jasme cuanto antes
la perrería.

(Gritos de ¡olé! en los mozos y mozas que no bailan)

MOZOS
Son la mujer y el diablo
la mesma cosa,
quejasen perrerías
con las personas.
Anda, chiquilla,
etc., etc.
Pulidito bailaor
báilala bien, que es serrana,
que si no la bailas bien
saldré ahora mismo a bailarla.
Báilala con garbo
y jazle primores,
hasta que a la cara
le salgan colores.
¡Va bien!
Vaya un cuerpo hermoso.
¡Olé!

MOZAS
Cuando bailes con tu amante
no le mires a la cara,
que pierde el compás y aluego
se equivoca en las mudanzas.
Báilalo con garbo
y jazle primores,
que le den mareos,
que le den sudores.
¡Bah!
Bien te mueves.
Bueno va.

(Palmas, risas, gritos de alegría: mucha animación en el cuadro)


(Hablado)

ARRIERO 1 º
Con esta se arremató
hasta emprencipiar la rifa.

ARRIERO 2 º
Ahí viene el señor Alcalde
con el pete Antonio.

TODOS
¡Vivan!
¡Viva el señor Capitán!


ESCENA II

Dichos, el Padre Antonio, el Alcalde y el Capitán. Por el fondo derecha.

ALCALDE
(Malhumorado)
A ver si hay una mijito,
de circuncisión, ¿estamos?

LOS TRES ARRIEROS
(Cantando)
¡Caracoles! vende Mariquilla,
Mariquilla, la caracolera,
y a maravedí.
Al cabo le dice que bueno
y al soltero le dice que sí. (Ríe el coro)

ALCALDE
¿Sus chufláis de la justicia?
Pues a ver si me incomodo
y hago alguna de las mías.

ARRIERO 2 °
(Dirigiéndose al grupo de Mozos)
¿Habéis visto al pae Antonio?

ARRIERO l º
¡Pobretico viejo! Mira,
talmente es un santo vivo.

ARRIERO 2 º
No ha pasao muchas fatigas
desde ayer.

ARRIERO l º
¡Mardita sea
mi suerte! Si jasiendo asina

(Haciendo ademán de sacar un cuchillo)

se hubiera arreglao el negosio,
lo juro por estas mismas,

(Haciendo cruces con las manos)

que Curro está aquí en el pueblo.

(Después de una pausa, cambiando de tono)

Vamos, ¿qué jasemos, niñas?
A esperar a la majensia.
Señores, vamos pa arriba.

(Los Arrieros y el Coro se dirigen hacia el foro. Algunas Mozas y Mozos cogen las sillas que habrá colocadas debajo de la tribuna, y se sentarán formando distintos grupos. Otros pasearán por el foro. El Capitán, el Alcalde y el Padre Antonio se colocarán en primer término, cerca del tenderete)

PADRE ANTONIO
¿Está todo preparado
para la rifa?

ALCALDE
No sé.
Ahora mismo lo sabré.
Veremos al encargado.

(Alcalde, el Padre Antonio y Capitán se dirigen al tenderete y hablan con el encargado)

MOZA
(De las que forman el grupo en el centro)
¿Viste qué majo iba Curro
cuando se marchó?

OTRA
¡Hija mía!
¡Qué suerte tienen algunas!

MOZO
(De los del grupo colocado bajo la tribuna)
Yo... qué queréis que sus diga:
si soy Curro no me voy
de aquí del lugar, asina
se jundiera er firmamento.

ARRIEO 1 º
(Con grandes muestras de alegría)
Ya vienen las señoricas.


ESCENA III

Dichos, Rosina y Timoteo seguidas de las Damiselas y los Petimetres. Fondo derecha.

ROSINA
¡Una fiesta deliciosa!
¡Uy! ¡Vengo sofocadísima!
Señor cura... Capitán...
señor Alcalde...

ALCALDE
Manífica;
venís jecha una princesa.

TIMOTEO
(Con énfasis)
Pensad bien las frases.

ALCALDE
Mira,
saltamontes, te prevengo
que tengas mú quietecita
la lengua, ¿estás?

TIMOTEO
No he intentado
faltar a su jerarquía.

DAMISELA 1 ª
¡No finjas! La forastera
te subyuga y te fascina.

PETIMETRE 1 º
Mi corazón, Salomé,
es fortaleza firmísima,
cuyas puertas no se abren
más que a tu amor, vida mía.

ARRIERO 1 º, 2 º y 3 º
¡¡Guau!!

(Al Petimetre 1 º, que da un brinco asustado y pasa al otro lado de la Damisela 1 ª)

DAMISELA 1 ª
No mires. ¡Qué gentuza!

ROSINA
Vamos, que estoy contentísima.
Siento así... como un mareo,
del licor...

TIMOTEO
Cuatro copitas
bebió del licor de rosa,
y yo me harté de natillas.
¡Pero qué buenas estaban!

ALCALDE
Mejón. ¡Viva la alegría!

TIMOTEO
(Aparte)
¡Ahí ¡Qué supremo momento
si ahora logro por mi dicha,
arrancarle el sí anhelado!

(Dirigiéndose a Rosina)

¡Quién pudiera ser, Rosina,
ese licor transparente
que os enciende las mejillas,
que abrillanta vuestros ojos
y en vuestro seno palpita!
¡Quién fuera el licor rosado,
y quién fuera!...

(Timoteo se lleva las manos al vientre y hace muestras de gran desconsuelo)

¡Las natillas!
Me pongo siempre a la muerte
cuando las pruebo. ¡Santísima
Virgen de la Soledad!

ROSINA
¿Por qué se detiene? Siga.

TIMOTEO
(Con tristeza)
Y ahora es cuando me comprende,
me busca y me solicita.
¡Ahora que no puedo hablar
tan bien como yo quería!
¡Si yo no debí probarlas!
¡Pero se empeñó Rosina!
Yo en cuanto pruebo la cierna
¡catapún! patas arriba.

ALCALDE
(Dirigiéndose al Coro en alta voz)
Se ruega a la forastera
que baile arguna cosita,
a estilo de los Madriles.

CORO
¡Eso! ¡Sí! ¡Que bailen! ¡Viva!

ALCALDE
Vamos, por favor, señora.

CAPITAN
Si en algo mi ruego estima...

ROSINA
Pero... si no sé, señores.
¡Qué apuro, Virgen María!

(Después de una pausa)

Tengo seca la garganta...

ARRIERO 1 º
(Saliendo del Coro y ofreciendo a Rosina una gran bota de vino)
¡Ahí va horchata de la fina! (Todos ríen)

ALCALDE
¿Quién ha sido ese cernícalo?
(Yendo hacia los arrieros)
Tener síquiá una mijita
de educación, caballeros.

ARRIERO l º
(Se retira a su sitio y da de beber a sus compañeros)
Mos ha desprecíelo. ¡Arriba!

ROSINA
Bailaré.

TODOS
¡Bien!

ROSINA
¿Timoteo?
(Indicando el baile)

TIMOTEO
¡Ave María Purísima!
Es... lo... las... (Atragantándose)

ROSINA
¡Jesús! ¡Dios mío!

TIMOTEO
¡Malditas sean las natillas!

ROSINA
(A las Damiselas)
Un minué. ¿Vamos?

DAMISELA
Vamos.

ALCALDE
Silencio, que ya emprincipian.

(Música)

(Los Mozos y Mozas se aproximan y forman corro para ver mejor a Rosina y a las Damiselas y Petimetres. El Padre Antonio, Capitán y Alcalde se retiran hacia el tenderete. Las Damiselas y Petimetres cantan)

ROSINA, TIMOTEO, DAMISELA y PETIMETRE
¡Qué figura! ¡Qué elegánticos modales!
Su jerárquica belleza, bien se ve.
¡Qué manera de coger el abanico!
Y qué modo de llevar el guardapiés.
¡Oh, qué elegancia!
¡Que distinción!
Quien no vive en la corte no tiene
de Dios perdón.

MOZAS
¡Ay, cuántas monerías
hace antes de bailar,
y cómo está la tonta
haciéndose rogar!

TIMOTEO, DAMISELA y PETIMETRE
¡Oh, qué fuego el de sus ojos, cómo mira,
qué pequeño y que monísimo el chapín,
qué bien lleva las pestañas rasgueadas
y ¡oh! qué olor tan distinguido a pacholí!
Para elegancia
solo Madrid.
¡Ay, qué envidia me dan los que pueden
vivir allí!

ROSINA
¿Estamos ya dispuestos?
¿Podencos empezar?
La mano, Timoteo,
y vamos a bailar.

(Rosina, Timoteo, Damiselas y Petimetres comienzan a bailar un minué. Durante el baile se supone que las parejas hablan bajo y dicen alto solamente los dos últimos versos de la estrofa)

DAMISELA
(Con dulzura)
No seas tonto ni me digas esas cosas,
pues mi amor tan solamente es para ti.

(Continúan bailando)

ROSINA
(Por Timoteo y aparte)
Este chico no es del todo despreciable,
y al mirarme, ¡cómo sufre el infeliz!

(Los Petimetres besan la mano a las Damiselas, y éstas suspiran con dulzura)

DAMISELA
¡Ay! ¡Ay! (Estos dos suspiros se oirán al mismo tiempo que los besos)

MOZAS
(Bajo las unas y las otras)
¡Ay, Jesús, qué dengosas, qué embusteras!
ya se ve que no lo pueden remediar.
Santurronas que no salen de la iglesia
y en bailando ya se dejan de besar.

MOZOS
Ahora mesmo, yo quisiera ser, serrana,
señorico pa bailar talmente así,
pa comerme con los labios tus dos manos,
cacho e gloria, y pa decirte...

(Queriendo cogerles las manos)

MOZAS
¡Ta day!

(Comienzan la segunda parte del minué)

DAMISELA
Ya lo sabes, mi cariño es todo tuyo.
¿Cuántas veces te lo tengo que decir?

ROSINA
(A Timoteo)
Ya sabéis que he sido siempre compasiva.

TIMOTEO
¿Permitís un solo beso?

ROSINA
(Riendo) Bueno, sí.

DAMISELA
¡Ay, ay!

(Los Mozos y las Mozas aplauden y dan gritos de alegría)

(Hablado)

ARRIERO 1 º
¡Bien por la gente finoli!

ALCALDE
Agradecías, seña Rosina.


ESCENA IV

Don Mariano, Soledad y Angustias por el fondo izquierda.

SOLEDAD
¿Di me, llevaste mi ofrenda
á la Virgen?

ANGUSTIAS
Al momento.
Voy a llevarla ahora mismo.
(Se dirige al tenderete)

MARIANO
¿Qué tienes?

SOLEDAD
Yo nada tengo.

MARIANO
Mientes.

SOLEDAD
¡Mariano!

MARIANO
Que mientes
te digo. ¿Pues no estoy viendo
desde que se fue ese hombre
tu pena y tu desconsuelo?

SOLEDAD
No es verdad.

MARIANO
¿Que no es verdad?

(Va hacia el tenderete)

SOLEDAD
¡Qué he hecho! ¡Dios mío, qué he hecho!

ARRIERO 1 º
(Que estará sentado bebiendo bajo la tribuna)
Ahí viene ese bicharraco. (por la Emplastos)

ARRIERO 2 º
Pues no vendrá pa ná bueno.


ESCENA V

Dichos y la Tía Emplastos, por el fondo derecha, que se hace la distraída al ver a Soledad con don Mariano.

EMPLASTOS
Ahí está el lobo marinó,

PADRE ANTONIO
¿Vos ya sabéis lo que pasa?

MARIANO
Ya me lo ha dicho el Alcalde.

PADRE ANTONIO
Me ayudó la Virgen santa.

SOLEDAD
¿Eres tú?

EMPLASTOS
Sí, soy yo mesma.

SOLEDAD
(Con angustia)
¿Y qué?

EMPLASTOS
Que le dí tu carta.
¡Si vieras cómo se ha puesto!
Cambié de pronto de cara;
no me conoció al principio,
pero al decir que llevaba
un recao tuyo, se puso
más contento que unas pascuas.
Se vino a mí como un loco.
Yo creí que me estrozaba,
¡y me arrebató el papel
de las manos con un ansia!

SOLEDAD
¿Pero cómo? ¿No se ha ido?

EMPLASTOS
¿Dirse? ¡Como no se vaya!

ARRIERO 1 º
O se principia la fiesta
o arguno mete la pata.

(Viniendo a] centro de la escena en completo estado de embriaguez)


ESCENA VI

Soledad, Doña Angustias, Don Mariano, Rosina, Timoteo; las Damiselas 1 ª y 2 ª y los Petimetres 1 º y 2 º suben a la tribuna de la izquierda y se colocarán en dos filas. En la de delante, y sentados, a contar desde el proscenio, estarán don Mariano, Soledad, doña Angustias y Rosina, y en la de atrás se colocan todos los demás, quedando en pie, y procurando estar el Capitán detrás de don Mariano y Timoteo detrás de Rosina. Las Damiselas y Petimetres agrupados a la derecha de la tribuna. La Tía Emplastos, los Arrieros y algunos Mozos a la izquierda. Padre Antonio, Alcalde y Encargado en el tenderete. Las Mozas se dirigen precipitadamente a coger las sillas y luchan unas con otras. Algunas logran sentarse y otras quieren quitarles el sitio por fuerza

(Música)

UNAS
Quítate de ahí,
déjame sentar.
No empujes tan fuerte,
no seas animal.
No seas así.

OTRAS
Pues quiero tirar,
porque en esta silla
no te has de sentar.

UNAS
Ya veremos.
Otras Ya veremos.

UNAS
Ahora sí que lo verás.

(Rosina, Timoteo, Damiselas y Petimetres levantándose de sus asientos)

Qué animada está la fiesta.
¡Ja, ja, ja!

ALCALDE
Haiga orden, o ahora mesmo
comenzáis a despejar.

CORO
Conocemos al Alcalde,
y es de hacerlo muy capaz.

UNAS
¡Callar!

OTRAS
¡Callar!

(Se sientan y algunas permanecen de pie)

ALCALDE
Se emprincipia rifando el orjeto
que nos ha regalao Soledad.
Una cinta de seda mu maja.
por sus manos borda.

CORO
(Con asombro) ¡Ah! (El Alcalde la enseña)
Sí que es maja.

MOZO 1 º
Sí que es maja de verdá.
Un ducado doy por ella.

MOZO 2 º
Tres ducados.

ALCALDE
¿Quién da más?
¿Quién da más para la Virgen?

PETIMETRE l º
(Desde la tribuna, levantándose)
Yo doy tres y medio.

ARRIERO
¡Gua!

CORO
¡Ja, ja, ja!
¡Ja, ja, ja!

MOZO 1 º
Seis ducados.

MOZO 2 º
Siete.

MOZO 1 º
Ocho.

ALCALDE
¡Yan dan ocho! ¿Quién da más?

CAPITAN
Yo doy veinte, (Otra pausa)

ALCALDE
Ya dan veinte.
Pues ya es vuestra, Capitán.

(El Encargado sube a la tribuna y entrega la cinta)

CORO
Ha estao muy oportuno
y está mu bien paga.
¡Que vivan los rumbosos
y viva el Capitán!

ARRIEROS
(Avanzando al centro del escenario)
Nosotros ofrecemos
to este dinero
porque baile la Emplastos
con Timoteo.

CORO
Sí, si, que baile.
Y si no que la prendan,
señor Alcalde.

ARRIEROS
Que salga ese esperpento,
que salga muy ufana,
y jaga en un momento
el salto de la rana.

CORO
Que sarga ese esperpento,
etc., etc.. etc.

ALCALDE
(A los arrieros)
Callarsus, ú sus echo
a patos de la plaza;
siempre que abrís la boca
siempre metéis la pata.
Callarsus, ó sus mondo
de una paliza.
¡Silencio en too el mundo!
Siga la rifa.

(Después de una pausa)

MOZO 1 º
Dos ducados por bailar con esa moza.

MOZO 2 º
Tres ducados, señor cura, porque no.

MOZO 1 º
Diez.

MOZO 2 º
Catorce.

MOZO 1 º
Veinticinco.

MOZO 2 º
(Con rabia) Me han venció.

MOZAS
¡Ay, qué suerte, la primera que salió!
Que afortunada
que fue Filar,
es la primera moza
que va a bailar.

MOZOS
No será ella sola,
porque yo también
por bailar contigo (Por otras)
mi hacienda daré.

(Salen cinco ó seis Mozas con otros tantos Mozos)

CORO
Pues andando y adelante,
que se formen las parejas
y que toquen las guitarras
y que emprincipie la ruea.


ESCENA VII

Dichos, Curro y dos Mozos con talegos, por el primer término derecha. Los Mozos quedan delante del mostrador del tenderete.

CURRO
Un momento, bailaores.

(Avanzando al centro de la escena;)

Aguardarse, no empezar;
que también en vuestra fiesta
parte quiero yo tomar.

(Movimiento en todos y asombro general)

MARIANO
¡Ese hombre! (Con enojo)

SOLEDAD
(Con espanto. Aparte)
¡Curro!

PADRE ANTONIO
(Con asombro)
¡Mi Curro!

ALCALDE
¿A qué vendrá?
SOLEDAD
¡Oh, qué hice! (Hace ademán de levantarse)

MARIANO
(Obligándola a sentarse)
¡Qué te importa
ese hombre, Soledad!

CORO
Es él que vuelve
con mala idea.
Hacia este sitio
debe venir.
¿A que por Curro
se agua la fiesta?
¿Qué es lo que quiere?
¿Qué va a ocurrir?
Esperemos,
aguardemos
para ver
lo que ocurre,
lo que pasa,
lo que puede suceder.
De pensarlo
me estremezco.
No me atrevo
a respirar.
Ya se acerca;
ya la mira.
¡Silencio!
¡Callad!

(El Alcalde, levantándose del sillón y encarándose con Curro)

ALCALDE
¿A qué vienes?

CURRO ¿A qué vengo?
A lo que todos aquí.
A tomar parte en la rila.
¿Pues a qué voy a venir?
¿No es un derecho de todos
el comprar hoy los favores
del baile con su dinero?
Pues a eso vengo, señores.
A bailar con quien me plazca.
A comprarme ese placer.

(Dirigiéndose a donde están don Mariano y Soledad, y señalando a esta; en ademán de desafío al otro)

Tres mil onzas mejicanas
por bailar a esa mujer.

MARIANO
¿Bailar tú con ella? Nunca,

CURRO
¿Por qué causa?

MARIANO
Porque no.

CURRO
¿Vais a ofrecer más dinero
que el que he prometido yo?
Tan sólo de esa manera
lo podríais evitar.
Aquí, el que da más dinero
es el que manda.

(Dirigiéndose al Coro, que le escucha en silencio)

¿Verdad?

CORO
Es cierto lo que dice;
en su derecho está.
Si nadie más ofrece
con ella ha de bailar.
Vamos, señor Alcalde,
la rifa continuad.
A ver si hay quien la puje.
A ver si hay quien dé más.
Vamos, de prisa
que aguardan ya
los otros mozos
para empezar.

PADRE ANTONIO
¡No, por Dios! ¡Es imposible!
Señor Alcalde, ¿qué hacemos?

ALCALDE
¡Ahora cumplir la costumbre!
Después... después ya veremos.

(Levantándose)

Curro Vargas, tres mil onzas
por bailar a Soledad.

(Pausa)

Tres mil onzas...

(Pausa) ¡A la una! (Pausa)
¡A las dos! ¿Hay quién dé más?

MARIANO
Yo ofrezco mi hacienda entera
porque no baje de aquí.

CURRO
¿Vale vuestra hacienda tanto
como lo que yo ofrecí?

MARIANO
Mi hacienda, no vale tanto,
pero vale mi derecho,
y para bailar contigo
permiso no la concedo.

(Abalanzándose hacia Curro)

CORO
(Deteniéndole)
Aquí no hay derecho
que pueda valer.
En días de fiesta
el oro hace ley.
O don Mariano
puja el precio más,
o baila con Curro Vargas
esta tarde Soledad.

ALCALDE
(A Mariano)
Cumplid de nuestra rifa
la santa obligación.
Ninguna ofensa en ello
existe para vos.

CORO
Cumplid... etc., etc.

MARIANO
¡He de dejarla! (Con ira)

CORO y ALCALDE
¡Qué vais a hacer,
si es la costumbre!

(El Padre Antonio va al lado de don Mariano)

MARIANO
Soledad, vé. (Con firmeza)

(Soledad baja la escalera de la tribuna pálida y temblorosa)

CORO
Así. Igual para todos
las leyes han de ser,
¡Quien más paga en la rifa
se lleva a la mujer!

SOLEDAD
(Aparte)
¡Oh, Curro de mi alma,
por fin voy a tí!
Si tú me perdonas,
¿qué importa morir?

CURRO
(Aparte)
¡Al fin en mis brazos
tenerla podré!
¡Qué importa que venga
la muerte después!

PADRE ANTONIO y ANGUSTIAS
Dios mío, perdona
su ciega pasión.
Concede a su culpa
excusa y perdón.

MARIANO
Que goce en la afrenta
que me hace pasar,
que yo sabré luego
mi afrenta vengar.

CORO
Así igual para todos, etc.

SOLEDAD
Oh, Curro, etc.

CURRO
Al fin, etc.

PADRE ANTONIO y ANGUSTIAS
Dios mío, etc.

MARIANO
Que goce, etc.

(Soledad queda al pie de la tribuna. Los bailaores siguen en su sitio. Don Mariano cerca de Soledad. El Padre Antonio junto a Angustias)

CURRO
Mi oferta está cumplida,
allí el dinero está.

CORO
Pues que toque la música
y empiecen a bailar.

(Las parejas se forman. Carro se dirige donde está Soledad. La coge por la mano y la conduce a primer término de la derecha)

CURRO
Tu mano entre las mías.
¿Pero es cierto, ¡ay de mil
que yo pueda mirarte,
que te hallas junto a mí?
¿Por qué, bien mío,
por qué manchó
otro hombre con sus besos
la imagen de mi amor?

SOLEDAD
¡Oh, Curro! Al cabo puedo
mirarme junto a tí,
y siento junto al mío
tu corazón latir.
Si el labio mío
tu fe vendió,
fue siempre tuyo
mi corazón.

(Durante este diálogo las parejas se han puesto en orden y empieza la «primera rueda)


PRELUDIO - BAILE

CURRO
Ya comienzan el baile
los dos primeros.
¡Ole por las mozas
y los mozos güenos!

CORO
Pulidito bailaor,
báilala bien, que es serrana,
y si no la bailas tú
saldré yo mismo a bailarla.

(Mientras sigue el baile, Curro habla aparte con Soledad en el extremo de la derecha del proscenio)

CURRO
Soledad del alma mía,
mi bien, mi sueño adorado,
¿por qué me diste al olvido,
por qué mi amor has burlado?
¿No comprendes que ya siempre
ha de alzarse entre los dos
la odiosa imagen del hombre
que tu amor me arrebató?

SOLEDAD
Del modo que tú lo exijas
la afrenta pagaré.

CURRO
¿De veras?

SOLEDAD
Curro de mi alma,
manda y obedeceré.

CORO
Se la come con los ojos.
y ella le habla por lo bajo.
¿Quién detiene, cuando acaben,
el furor con don Mariano?

(Las parejas que han estado bailando se detienen en el medio del escenario)

UNO
Ya se ha acabao
la primer ruea.

OTROS
El abrazo ahora.

(Se abrazan cuando la música lo indica)

OTROS
¡Qué firme aprietan!

TODOS
(A Curro)
A tí te toca.
Vamos allá.

UNOS
¡Ole por Curro!

OTROS
¡Bien, Soledad!

(Sale la 'segunda rueda» bailando. Baile. Soledad y Curro en el primer término)

CURRO
¿Por qué no alzas esos ojos?
Dime, Soledad, ¿qué tienes?

SOLEDAD
Creo que estamos bailando
a las puertas de la muerte.

CORO
Pulidito bailaor,
etc., etc.
Qué despacio bailan,
qué tristes, qué serios,
da miedo mirarles,
parecen dos muertos,

(En una de las paradas, Curro dice a Soledad)

CURRO
¿Tu amor se atreve a todo?

SOLEDAD
A todo, Curro, sí.

MARIANO
Que el cielo tener quiera
piedad de ella y de mi.

(Terminan el baile y quedan las parejas como antes, frente a frente)

CORO
Ya se acabó. El abrazo
la tiene ahora que dar.
¡Miradle; ya se acerca!
¿Qué es lo que va a pasar?

CURRO
Soledad, alma mía,
encanto de mi ser,
imagen de mis sueños,
hacia mis brazos ven.

(Se acerca con los brazos abiertos a Soledad, que cae ellos, al mismo tiempo que las otras parejas se abrazan también)

SOLEDAD
¡Curro!

CURRO
Ya estás en ellos;
nadie podrá impedir
que en ellos te sujete.
¿Verdad que me amas?

SOLEDAD
¡Si!

CURRO
Pues nadie de mis brazos
vendrá a arrancarte ya,
Antes que ser de otro hombre
en ellos morirás. (Estrechándola mas)

SOLEDAD
¡Oh, Curro de mi vida,
mi fe, mi solo amor!

(Con voz ahogada)

CURRO
¡Oh, Soledad de mi alma!
¡Adiós, por siempre, adiós!

(Suelta a Soledad, que cae en el suelo. Den Mariano, que ha vuelto la cabeza para no ver abrazarse a Curro y Soledad, mira entonces)


CORO
¡Socorro! ¡Socorro!

MARIANO
¡Muerta! (A Curro)
¡Tu vida! (Saca un puñal del bolsillo)

CURRO
¡Tenla, sí!
Sin Soledad, la vida
¿qué vale para mi?
¡Ven por ella al instante!
¡No temas, pronto, ven!
¡Es tuya; ni siquiera
la pienso defender!

(Saca el cuchillo que lleva en la faja y lo arroja a tierra. El Padre Antonio, el Alcalde y todos, que han permanecido apartados y como sujetos por el terror, avanzan)

CURRO
¡Adiós, bien mío!
¡Soledad, adiós!

MARIANO
¡Muere, cobarde!

(Avanzando hacia Curro. El grupo avanza también en forma que oculta a Curro y a don Mariano de la vista del público)

PADRE ANTONIO
Detenedlo. (Con angustia)
TODOS (Con espanto) ¡Oh!



TELON


Información obtenida en:
http://archive.org/stream/currovargasdrama1447chap#page/n3/mode/2up

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