El Barbero de Sevilla (Libreto)




EL BARBERO DE SEVILLA



Zarzuela cómica en un acto y tres cuadros.

Libreto de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios.

Música de Manuel Nieto y Gerónimo Jiménez.

Estrenada en el Teatro de la Zarzuela, de Madrid, la noche del 5 de Febrero de 1901.


REPARTO (Estreno)

La Roldán – Lucrecia Arana.

Elena – Antonia Arrieta.

Doña Casimira – Nieves González.

César Bataglia – Julián Romea.

Don Nicolás – José Moncayo.

Ricardo Martín – José Sigler.

Benito Sánchez -

Pérez – Pablo Arana.

López – Sr. Guerra.

El Segundo Apunte – José Galerón.

La acción del primer cuadro en Madrid. La del segundo y tercero en Burgos. —Epoca actual.


CUADRO PRIMERO

Gabinete modestamente amueblado, a dos verjas. Velador al centro. Dos mecedoras, sillas, cuadros, etc, etc.

Empieza el cuadro apareciendo por la derecha Casimira y Bataglia, que cantan con marcado acento andaluz la primera, en italiano el segundo, el siguiente número:

(Música)

CASIMIRA
Vamos, Elena,
sal por favor
que quiere verte
tu profesor.

BATAGLIA
No tengo prisa
déjela usté.

CASIMIRA
Está preciosa,
lo va usté a ver.

Apenas acaba de decir esto, sale Elena vestida con traje de Margarita en la ópera Fausto y siguen cantando:

ELENA
¿Que tal me sienta el traje?

CASIMIRA
Estás encantadora.

BATAGLIA
Es una Margarita
que vale cualquier cosa.

ELENA
Al verme así vestida
mi pecho siento arder,
y sueño con la gloria
que pronto alcanzaré.
Llegar a ser estrella
es solo mi ambición,
y ser en todas partes
del mundo admiración.

CASIMIRA
Pronto lo serás,
y para debut
yo quiero que salgas
cantando el Faust…

BATAGLIA
Es mejor con la Dinorah
que la tiene dominada.

CASIMIRA
No me acuerdo cuál es esa.
¡Ah!... Sí, ya... La de la cabra.

ELENA
Lo mismo en Lucía
que en el Rigoletto
que en los Hugonotes
Lucrecia y Roberto;
el público siempre
me habrá de aplaudir,
que yo para diva
sin duda nací.

CASIMIRA
Haz unas escalas,
hazme ese favor,
para ver. Elena,
cómo estás de voz.

BATAGLIA
Que haga unas escalas,
ya que usté lo quiere;
pero con el órgano
no es bueno que juegue.

(Elena hace algunas escalas a gusto del maestro y en combinación con la orquesta)

CASIMIRA
¡Ay! Qué pito tiene,
esto es un primor.
Deja que te abracé,
prenda de mi amor. (La abraza)

(A Bataglia)

No le extrañe a usté
tan dulce infusión,
porque al fin, amigo mío,
la he llevado en mi interior.

BATAGLIA
No me extraña nada,
es muy natural,
yo, sin ser su madre,
la besaba igual.

Unis

ELENA
Lo mismo en Lucía,
que en el Rigoletto,
que en los Hugonotes,
Lucrecia y Roberto,
el público siempre
me habrá de aplaudir,
que yo para diva
sin duda nací.
Y en la cadencia
me luciré
como la Nilsson
y la Darcleé.

CASIMIRA y BATAGLIA
Con los bajos tan limpios
se puede lucir.
Como vocalizando
no hay más que pedir.
Lo mismo en Lucia, etc., etc.

El maestro italiano Bataglia y doña Casimira, la madre de Elena, se lamentan con esta de que el padre de la chica, Don Nicolás, se oponga al debut de Elena que, según afirman su madre y el célebre maestro italiano, demuestra excepcionales aptitudes para el bell canto, cuya aparición les es tanto más sensible, cuanto que cifran todas las esperanzas de su porvenir.

El maestro dice que la chica ganará más dinero que la Patti, la Nilsson, la Nevada, y la Penco, asegurando que ésta al lado de la Penco, es una caballería.

CASIMIRA
Añade indignada:
Vamos a dejar el arte aquí aun lado; ¿Qué posición es la nuestra? Ya usted lo sabe. Condenados a cocido perpetuo. Mi marido cesante por ese pícaro de Villaverde y nosotras cosiendo para fuera, que es lo mismo que no comer para adentro. ¿Qué pensará ese hombre? ¿Cuál es nuestro porvenir? ¿A qué puerta vamos a llamar? ¿A quién vamos acudir? ¿Qué registro vamos a tocar?

Al fin y después de detenido estudio de nombres convienen todos en que si la chica llega a debutar lo haga con el nombre de Lirio; la madre hace referencia al buen equipo de Elena, diciendo que tiene ya toda la ropa que necesita para un vasto repertorio, exclamando:

¡Cuánto sacrificio! ¡Cuántas privaciones! Como que están todos hechos a costa de nuestro estómago. Para hacerle el traje de Aida y el de Rosina, para el .Barbero, estuvimos comiendo, año y medio, judías por la mañana y lentejas por la noche… Y vaya un aire que nos debamos ésta y yo para coser... En fin... ¡Todo sea por Dios!

(Suena un campanillazo dentro y al poco rato la campanilla cae al suelo) ¡Ay, Dios mió,...tu padre!... Le conozco en el tirón y en la caída de la campanilla. Desnúdate, hija mía, que si te ve así

Entra Don Nicolás, el cual después de los saludos de rigor y hacer sentar a todos, dice con gran finura al maestro Bataglia que se vaya con la música a otra parte, porque no quiere que su hija siga con el canto en atención a que mientras él viva no se dedicará al teatro.

Bataglia trata de disuadir a Don Nicolás de su propósito, pero el padre insiste diciendo que no quiere exponer a su hija a los mil peligros de la vida del teatro, siempre a merced de los deseos pecaminosos dé cualquier abonado, que a cambio de dos palmadas, se consideran con derecho a todo.

BATAGLIA
Se retira diciendo:
Está bien, Don Nicolás. Respeto su determinación y me retiro con la música, pero antes óigame usted. Arrebatándome esa discípula, me lanza usted en un Nocturno eterno de melancolía. Mi vida era antes, con la esperanza de su debut, Un allegro vivace en tempo. di jota alegre, un paso doble animato hacia la gloria; pero usted me aprieta los pedales, don Nicolás, me apaga el sonido y yo me marcho, me marcho de esta casa a tempo di marcha fúnebre y diciéndole piano, pianísimo, que abusa usted demasiado de la. Dominante en la clave de su fa-milia. Y me retiro, No quiero ser la nota discordante en el concierto de este matrimonio Hago un silencio y finale. (Vase)

Entra poco después Sánchez; el amigo íntimo de Don Nicolás, y le da la noticia de que aquella noche se marcha su amiga por haber sido contratada a Burgos para una compañía de Opera, diciéndole que la cantante le ha encargado de decirle que o la sigue o termina para siempre con él.

Don Nicolás, que de ningún modo quiere tronar con la muchacha, se encuentra, solo para satisfacer sus deseos, con la dificultad de la falta de recursos, tratando entre los dos amigos de encontrar medios para hacer el viaje, y no encontrando otro mejor se disponen a dar un nuevo sablazo a un amigo, cuando aparece el joven Martín, novio de Elena, el cual viene diciendo que se despide para Andalucía, donde tiene un asunto urgente que despachar.

Don Nicolás aprovecha la ocasión é inventa el medio de empezar una conversación con Sánchez, diciéndole que no puede acompañarle en el viaje que también proyecta por carecer de dinero, ofreciéndole Sánchez cuanto necesite. Don Nicolás pretende resistirse diciendo que no puede aceptar nada sino de alguno que pertenezca a su familia y entonces Martín se cree en el caso de ofrecerse a su futuro suegro, el cual haciendo muchos remilgos, acepta las doscientas pesetas que necesitaba para hacer su viaje.     
Sánchez se retira, despidiéndose hasta la hora de la salida del tren, entrando después Elena y doña Casimira, a quien anuncian su viaje Don Nicolás y Benito, encargando el primero que le preparen la maleta.

Retíranse Don Nicolás y su esposa para hacer los preparativos del viaje, quedando solos Martín y Elena, la cual empieza diciendo a su novio que le sorprende la frecuencia de sus viajes, manifestándole, a la vez, que su padre se obstina en no concederle permiso para su debut.

La chica se desespera y dice a su novio que desea casarse cuanto antes, pues sabe que a él le gusta el canto y entonces él la dice que el canto es su pasión, pues es barítono de ópera y no perito agrónomo como la había dicho, explicándole la farsa hecha, en la siguiente forma:

(Música)

ELENA
¿Barítono tú?

MARTIN
Barítono yo

ELENA
Pues ya nos une el arte
lo mismo que el amor.

MARTIN
Si, señor.

LOS DOS
¡Qué dicha tan grande,
artistas los dos!

ELENA
Cuando nos unamos
en un lazo eterno,
cuando al fin seamos
marido y mujer,
juntos cantaremos
y conquistaremos
fama, gloria y nombre...
y mucho laurel..

MARTIN
Solo siento, Elena mía,
y esto causa mi dolor .
no cantar como querría
en la cuerda de: tenor.
Porque si así fuera
yo así te cogiera
y a la batería
yéndonos los dos,
juntos, muy juntitos
tú el si me darías
y yo de seguro
que te daba el do.

ELENA
Tienes razón
dices verdad
los tenores y las tiples
son los que se acercan más.
Pero no importa
que sea así
pues será mi particella
siempre toda para tí
Cuando cante el Fausto
en tí he de pensar.
Y amor de Lucía
para tí será.

MARTIN
(Con el motivo del aria de Barítono de la ópera «Favorita»)
¡Oh! Cuánto amor…
Elena! Elena mía...

LOS DOS
Cuando nos unamos
en un lazo eterno
cuando al fin seamos
marido y mujer,
juntos cantáremos
y conquistaremos
fama, gloria y nombre
y mucho, laurel.

Cuando termina, encarga a Elena que no diga nada a sus padres y en aquel momento, sale Don Nicolás con una maleta en la mano, disponiéndose a marchar, saliendo con Martín después de una .sentimental y afectuosa despedida de la familia.

Solas ya madre e hija, Elena dice a su madre todo lo que le ha contado su novio, cuando aparece el maestro Bataglia muy sofocado, el cual se alegra mucho de la ausencia de Don Nicolás, proponiendo a las dos señoras que se vayan con él a Burgos para hacer el Barbero de Sevilla, cuya ópera dice que conoce a la perfección, ofreciendo el papel de tiple a Elena, haciéndoles tales promesas que al fin se deciden y aceptan el contrato, despidiéndose el maestro para ir a preparar su equipaje y acompañarlas después a la estación.


CUADRO SEGUNDO

La escena representa la sala central de un Hotel, en Burgos.

La Roldán, D. Nicolás y Sánchez, salen por la derecha y cantan:

(Música.)

ROLDAN
Aún estoy nerviosa
con lo sucedido
¡Pícaro empresario!

NICOLAS
¡Cálmate, mujer!

SANCHEZ
La razón le sobra
para incomodarse.

NICOLAS
Pero al fin la cosa
se arregló muy bien..

ROLDAN
¿Quién es la de Lirio?

NICOLAS
Será cualquier cosa.

SANCHEZ
Será alguna gata.

ROLDAN
Una niña tonta.
¡Qué atrevimiento!
¡Qué presunción!
¡Buscar conmigo
comparación!

NICOLAS y SANCHEZ
¡Qué atrevimiento!
¡Qué presunción!
¡Buscar con ella
comparación! .

ROLDAN
Yo soy la tiple
más eminente,
todo lo canto
con voz potente.
Mi voz es limpia
como el cristal.
Suben mis notas
sobre el metal.
Tengo un torrente
de voz pastosa,
voz sin rival,
Y el si lo lanzo
con portentosa
con asombrosa
facilidad.

NICOLAS y SANCHEZ
Eso es verdad.
no es novedad,
El si lo larga
por cualquier cosa,
con voz hermosa,
con portentosa,
con asombrosa
facilidad.

ROLDAN
Yo soy una diva
de primo cartello
nadie va en el arte
por cima de mí.
Yo visto las obras
cual nadie las viste
y nadie conmigo
puede competir,

NICOLAS y SANCHEZ
Y tiene razón
y es muy natural,
su reputación
es universal.

ROLDAN
En el amor, soy siempre fiel
y consecuente;
para sentir una pasión
soy fuego ardiente.
Siento al cantar un frenesí
que es mi alegría;
mi corazón late al compás
de la armonía
Yo soy por mi gracia
y por mi figura
la tiple más bella
que el mundo aplaudió.
Yo soy en el arte
la más clara estrella;
igual que yo canto,
ninguna cantó.

NICOLAS
¡Ole que sí!

SANCHEZ
¡Dígalo usté!

NICOLAS
¡Vale la mar!

SANCHEZ
Dígalo usté.

NICOLAS
¡Es un primor!

SANCHEZ
¡Vale un Perú!

NICOLAS
Un Potosí.

SANCHEZ
¡Lo has dicho tú!

NICOLAS
No hay nada igual.

SANCHEZ
¡Está de non!

NICOLAS
¡Vale un caudal!

SANCHEZ
¡Vale un millón!

NICOLAS
¡Ay, qué mujer!

SANCHEZ
¡Es ideal!

NICOLAS
Su fama es....

SANCHEZ
Universal.

NICOLAS
Jamás oí...

SANCHEZ
Cantar mejor.

NICOLAS
¡Vale un caudal!

SANCHEZ
¡Vale un millón!

Al unísono

ROLDAN
Siento al cantar
un frenesí, etc.

NICOLAS y SANCHEZ
¡Ay qué mujer!
Es ideal, etc.

Don Nicolás y Sánchez tratan de complacer a la Roldán, diciéndola que es injustificado su enojó con la Empresa que ha contratado a la de Lirio, tiple desconocida, y que ocupa el piso .principal de la fonda, mientras ella vive en el segundo.

Vánse por la izquierda y entra Martín por la derecha, diciendo que está dispuesto a marcharse a Madrid, antes de que su futuro suegro Don Nicolás, cuya presencia en la población conoce, se entere de que es cantante y no perito agrónomo, no sin criticar la conducta del padre de su novia condoliéndose de la manera con que le sacó las doscientas pesetas para el viaje.

Entra Sánchez llamando a Don Nicolás y se encuentra con Martín: reconócense ambos, y después de mil explicaciones convienen en ocultar a Don Nicolás lo que ocurre a cambio del silencio de Martín, para que doña Casimira no se entere de la calaverada de su marido.

Retírase Sánchez y enseguida aparecen doña Casimira y Elena, acompañadas del maestro Bataglia, los cuales reconocen a Martín expresando Elena su alegría al saber que van a cantar juntos aquella noche.

Bataglia dice que va a ensayar con Elena la polonesa que ha escrito para el Barbero y empiezan el ensayo después de cerrar las puertas para que no les oiga Don Nicolás.

(Música)

BATAGLIA
(A Elena)
Ya, por fin, por la senda del Arte,
discípula vas.
Ya, por fin, ésta noche la gloria
tu esclava será.

ELENA
La emoción que en el alma yo siento
no puedo expresar;
y me da mucho miedo, Dios mío,
tener que cantar.

CASIMIRA
Pues, por Dios, no seas tonta ni mema,
ni pienses en ná.
Tú a soltar todo el chorro que tienes
de voz, y ná más.

MARTIN
(Aparte)
Si supieran que en Burgos tenemos
a don Nicolás,
se iba pronto el debut y la gloria
y todo a rodar.

BATAGLIA
Pues ensayemos
sin dilación
la canción española
por mi compuesta
para que en El Barbero
la cante ésta
en el instante
de la lección.


Polonesa

ELENA
Me llaman la primorosa,
la niña de los amores,
por mis; ojos tentadores
y esta cara tan graciosa.
Por mis labios encendidos
como los rojos claveles
do los hombres buscan mieles
en abejas convertidos.
Porque tengo tez morena,
que es color de la hermosura,
y es gallarda mi figura
como vara de azucena.
Porque en mi alma hay un tesoro
ya de risa, ya de llanto;
porque encanto cuando canto
y enamoro cuando lloro.
Y me llaman, por hermosa,
los hombres engañadores,
la niña de los amores,
me llaman la Primorosa.

Aplauden todos a la chica y se disponen a marchar al teatro.

Poco después se encuentran Sánchez y Don Nicolás, enterando a este su amigo de la presencia en Burgos de Martín, el novio de su hija, diciéndole es el barítono de la compañía de ópera donde trabaja la Roldán, enterándole del convenio establecido entre ellos para perdonarse mutuamente sus trapisondas y enredos.


CUADRO TERCERO

Representa la escena, dividida en, tres partes, los cuartos de los actores y actrices.

Aparece Elena vestida con el traje de Rosina en la ópera «El Barbero de Sevilla,» delante del tocador, Casimira, ayudando a Elena. Bataglia delante del tocador, vestido con el traje dé don Basilio en la misma ópera citada. Tiene el manteo puesto y el sombrero de teja exagerado, echado hacia atrás. Martín con el traje de Fígaro en la misma ópera, sentado en una silla y bebiendo un vaso de cerveza. Junto a la mesa y comiendo la Roldán, traje de Santuzza en la ópera «Caballería Rusticana» y don Nicolás y Sánchez. (Cuadro animado)

(Música)

ELENA
(A Casimira:)
Tira de la falda
para que se iguale;
ten mucho cuidado
no tenga algún fraile. .

CASIMIRA
Ya te estoy tirando,
cállate, mujer.

SANCHEZ
(A la Roldán)
Tome usté esta copa.

ROLDAN
Vaya por usté.

BATAGLIA
¡Qué maldito corcho!
no quiere pintar.

MARTIN
Tengo yo esta noche
un miedo cerval.

NICOLAS
(A la Roldán)
No dirás que, en la Cavalleria
la gente de Burgos no te ovacionó.

SANCHEZ
La verdad es que estuvo soberbia.

ROLDAN
Muchas gracias por tanto favor.

CASIMIRA
(A Elena)
Vas a estar en Rosina divina.
¡Ay, Jesús! que preciosa que estás.

(Besándola fuertemente)

ELENA
No me beses, mama, de ese modo,
que me tengo otra vez que pintar.

(Tatareando «El Barbero.»)

La calumnia é un venticelio
tutto nuovo, tutto bello.

ELENA
¡Ay, mamá, qué miedo tengo!

CASIMIRA
Prueba cómo estás de voz

(Elena hace unas escalas)

¡Ay, qué pito más hermoso!

BATAGLIA
Bona sera, mió signor.


Dichos, Pérez y López por el cuarto de Roldán.

PEREZ y LOPEZ
¿Se puede?

NICOLAS
Adelante.

PEREZ
¿Qué tal?

LOPEZ
¿Cómo va?

SANCHEZ
(A Nicolás)
Son los periodistas.

NICOLAS
¿Qué quieren, tomar?

PEREZ y LOPEZ
No tomamos nada,
no. no, no, no, no,

(A la Roldán)

Reciba usté nuestra
felicitación.

¡Qué Santuzza! ¡Qué prodigio!
¡Ay qué tiple! ¡Qué mujer!
Vaya una Cavalleria
que nos ha cantado usté,

ROLDAN
¡Muchas gracias! ¡Muchas gracias!

PEREZ y LOPEZ
Es justicia, no hay de qué

NICOLAS
(A Sánchez)
Dales vino.

SANCHEZ
(Ofreciéndoles) Una copita.

PEREZ
Tomaré.

LOPEZ
Tomaré.

ELENA
Mamá, ya estoy lista.

CASIMIRA
Ya está prepara...
deja, que te vea...
¡Jesús que moná!

BATAGLIA
(A Martín)
Beba usted cerveza
y anímese usted.

MARTIN
Venga, don Basilio.

BATAGLIA
Fígaro, a beber.

Unis

ELENA y CASIMIRA
¡Ay qué noche de más emociones!
Como guste, que bueno será,
de seguro que el oro y el moro
esta noche la suerte nos da

BATAGLIA y MARTIN
Esta noche si el público aplaude,
que no hay duda de que aplaudirá,
de seguro que el oro y el moro
esta noche la suerte nos da.

López, Pérez, La Roldán, Nicolás y Sánchez cantan.

LOPEZ, PEREZ, ROLDAN, NICOLAS y SANCHEZ
Celebremos, con franca alegría
el aplauso que supe/supo alcanzar
si Mascagni la/me viera algún día
de seguro la/me lleva a Milán

BATAGLIA
La calumnia se introduce,..

MARTIN
Fígaro cui. Fígaro la.

(Elena hace escalas)

CASIMIRA
Muy bien, muy bien
de voz estás.

PEREZ y LOPEZ
¡Qué Sontuzza! ¡Qué prodigio!
¡Ay, qué tiple! ¡Qué mujer!
Vaya una Cavalleria
que nos ha cantado usté.

Unis

Ay que noche dé más emociones, etc.
Esta noche si el público aplaude, etc.
Celebremos con franca alegría, etc.

Doña Casimira anima a su hija para que pierda el miedo, diciéndola que si su padre la viera tan mona, caía de su burro y la daba permiso para dedicarse al teatro, entrando poco después en el, cuarto de la debutante varios representantes de la prensa, los cuales saludan a la nueva tiple, deseándola un éxito.

La mamá ruega a los revisteros sean benévolos con su niña y todos la ofrecen tratarla bien en sus respectivos periódicos.

Encuéntranse en el otro cuarto Don Nicolás y Bataglia, el que se sorprende de ver al padre de su discípula. Don Nicolás se disculpa corno puede y dice al maestro que la nueva tiple (su hija) es muy mala y que la tiene preparada una grita; Bataglia trata de qué Don Nicolás no contribuya al pateo que espera a su hija, pero no se atreve a decirle que ella es la de Lirio.

Entra a poco Sánchez, trémulo y descompuesto diciéndole que la madre de la de Lirio, una andaluza descarada, había armado bronca con la Roldán porque había llamado cursi a su hija y los dos se van corriendo para poner paz entre las dos mujeres.

Entonces Bataglia se ve obligado a decir a Don Nicolás que la de Lirio es su hija y la vieja descarada doña Casimira, su mujer, exigiéndole que deje cantar a Elena, porque en otro caso, él contará  a doña Casimira, el lío que se trae con la Roldán, de la que pasa por esposa.

D. Nicolás da su consentimiento para que cante y Bataglia se retira para llevar la noticia, cuando se oyen voces de Doña Casimira y ha Roldán, que riñen y se insultan.

Al fin se descubre todo el enredo, y después de una escena terrible entre doña Casimira y su esposo Don Nicolás se arregla el asunto, satisfactoriamente, procurando Don Nicolás deshacer la trama que tenía preparada para que silbaran a su hija; ésta pregunta al maestro Bataglia, ¿Gustaré en el Barbero do Sevilla? Y el maestro contesta:

Sicuro, mia figlia. Ma espera un poco. (Al público) Signore. Un aplauso per caritá para la, niña, para sua madre, para suo papa, para suo novio, para don Basilio, para tutti per tutti le santi de la "Corte celestiale". (Música y…



TELON


Información obtenida en:
http://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=10067351

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