Margarita la Tornera (Libreto)

MARGARITA LA TORNERA



Leyenda lírica en tres actos y ocho cuadros.

Libreto de Carlos Fernández Shaw, basado en la leyenda homónima de José Zorrilla.

Música de Ruperto Chapí.

La acción de la obra transcurre, en el primer y tercer acto, en Plasencia, la del segundo, en Madrid. Siglo XVII.


REPARTO (Estreno)

Margarita – Ida Gobatto.

Sirena – Anita Hernández.

La tornera -

Don Juan de Alarcón – Fulgencio Abella.

Don Lope – Francisco Cigada.

Gavilán – Francisco Meana.

Don Lope de Aguilera -


ACTO I


CUADRO I

Plaza espaciosa en Palencia, con soportales.- A la derecha, fachada principal de la casa de Don Gil de Alarcón, padre de Don Juan, con amplio portal practicable.
Detrás de la casa, el tejado y el campanario de una Iglesia. A alguna distancia. Bocacalles practicables en el fondo y a uno y otro lado, en la forma más conveniente para servir la acción del cuadro. Es de día.- al finalizar aquel va cayendo la tarde.


ESCENA I

Al levantarse el telón óyese por la izquierda por la izquierda ruido de palos y voces. A poco, y por el mismo lado, sale apresuradamente Gavilán con el espanto pintado en el rostro. Deteniéndose en medio de la plaza.

Coro “Bribón, bribón”

GAVILAN
¡Ay!

(Mirando hacia la derecha)

¡Ya no me siguen!
¡Virgen Santísima!
¡Cómo me han puesto
de la paliza!
Todo me duele.
No me han dejado
los muy cobardes
ni un hueso sano.

(Llevándose una mano a un hombro, y quejándose enseguida)

¡Ay! no me puedo
tentar siquiera.

(Volviendo a mirar)

¡Ay, que ya vuelven!
¡Ay, que no vengan!

(Hablando consigo mismo)

Estas son las ventajas
de servir a don Juan.
¿Se va usía enterando,
mi señor Gavilán?
Lleve las cartitas,
traiga los mensajes,
luche con las dueñas,
riña con los pajes;
juegue con casadas,
que es jugar con fuego;
burle a los maridos
que despiertan luego,
y... luego, entre tanto
que vence don Juan,
aguante los palos
que pueda aguantar.
¡Ay! ¡Estos han sido
para no contarlos¡
¡Cristo! ¡Qué manera
de soltarme palos!
¡Cintarazo por acá!
¡Zas!
¡Cintarazo por allá! ¡Zas!
“¡Bribón!” ¡Bribón!
La pagarás!»
“¡Por compasión!
¡No puedo más!”
¡Ah!
¡Ah!
No hay nadie que pueda
con este don Juan;
no existe en el mundo
valiente más noble,
más noble galán.
Ni hay nada que pueda
sus mañas torcer;
ni aun ver a su padre,
que sufre y que muere
de pena por él.
¡Pobre Gavilán!
Te van a matar...
¡y a pelar!
¡¡y a mondar!!
¡Si, señor!
¡Por servir a don Juan!
Mas ¿qué puedo hacer yo,
ni qué voy a inventar,
si no puedo vivir
sin servir a don Juan?

(Con orgullo)

¡Qué don Juan,
Gavilán!
¡Qué don Juan!

(Volviéndose espantado, rápidamente)

¡Ay, Jesús!
¡Ya veía en los aires
otra lluvia de golpes
descargar sobre mí!
¡Por aquí!
¡Por allí!

(Tranquilizándose)

¡No!
¡No! ¡No!
¡Qué temblor, Santo Dios!
Pero no hay que fiarse,
que de fijo vendrán
en saliendo de nuevo a
campaña don Juan.
Y ya sé para entonces
lo que puedo esperar...

(Como antes)

¡Cintarazo por acá!
¡Zas!
¡Cintarazo por allá!
¡Zas!
“¡Bribón! ¡Bribón!
¡La pagarás! ¡Por compasión!
¡No puedo más!”
¡Ah!
¡Ah!
Este será el fin
de tu situación,
pobre Gavilán de mi corazón.
¡Por acá!
Zas!
¡Por allá!
¡Zas!
¡Zas! ¡Zas!

(Mirando hacia el fondo)

¡Dios mío! ¡Allí viene!
¡Con cara de fiesta!
¡Ya estamos en danza!
¡¡Como si lo viera!!


ESCENA II

Gavilán “¡Dios mío, allí viene!

Gavilán y Don Juan. Sale éste por el fondo, con grandes muestras de alegría.

DON JUAN
¡Esta es mi loca suerte,
que morirá conmigo!
¡No hay fuerzas en el mundo que puedan con mis bríos!

GAVILAN
¡Señor!

DON JUAN
¡Dame un abrazo,
malísimo escudero,
vejete deslucido,
bergante del infierno!
Mas... ¡vive Dios! ¿qué ocurre
que sales a mi encuentro
con la color torcida
y avinagrado el gesto?

GAVILAN
¡Otra, señor, me han dado!

DON JUAN
¡Y así te dieran ciento!

GAVILAN
¡Por vos, señor, ha sido!

DON JUAN
¿Por mí? ¡Cuánto me alegro!

GAVILAN
¡Ya de coraje rabio!

DON JUAN
¡Yo de ventura muero!
¡Ah! ¡qué bella es la vida!
¡qué alegre el buen humor!
¡qué hermosas las mujeres!

(Volviéndose y como dirigiéndose a un ser imaginario)

Y tú, mujer amada,
quien fueres, como fueres,
¡mujer toda poesía!
¡encarnación soñada
de la pasión de un día!..
¡qué hermoso es el amor!

GAVILAN
Pare, señor, el vuelo
y desde el quinto cielo
descienda al bajo suelo...

DON JUAN
(Con una reverencia)
¡En tierra estoy, señor!
¿Qué es lo que ocurre?

GAVILAN
La casadita
de los lunares...

DON JUAN
¡Déjame ya!

GAVILAN
Es que por poco me desbaratan
esos lacayos
de su marido...

DON JUAN
(Muy alegre)
¡Ya hubiera sido
desbaratar!

GAVILAN
La de la plaza...

DON JUAN
¡Calla, ignorante!

GAVILAN
La malagueña...

DON JUAN
¡Calla, menguado!
Esas historias ya son historias
de un tiempo viejo que terminó.

(Cogiéndole de un brazo y bajando la voz)

Yo ya no quiero más aventura
que la aventura de la Tornera...

GAVILAN
¡Jesús!

DON JUAN
¡Silencio!

GAVILAN
¡Don Juan, por Dios,
que soy un pobre cristiano viejo!

DON JUAN
¡Por eso mismo! ¡Mucho mejor!
¡Toda España!
¡Medio mundo lo sabrá!
¡Esta si que es una hazaña
de Don Juan!
Algo tú sabes, e ignoras algo.
Sábelo todo, qué importa ya.

GAVILAN
¡Señor! ¡Qué espanto!

DON JUAN
Calma primero,
que tiempo queda para volar.
Nació, sin duda, para mi. ¡Qué hermosa!
¡Cuán dulce! ¡Qué gentil! Adivinada
al través de la espesa celosía,
tiene la vaguedad encantadora
de esos jirones pálidos de bruma
que entre los altos árboles se enredan!
Vista, es un ángel que tomó de pronto
figura de mujer. Sus claros ojos,
grandes y transparentes, han guardado
reflejos de la gloria. Cuando cruza
por los húmedos claustros del convento
deja tras si gratísimo perfume. ¡Es una flor que pasa!
Tú no ignoras
que la hazaña empezó con una frase
que por la reja deslicé del coro.
Después, la historia prosiguió ligera,
pródiga en sustos y fecunda en lances.
Con el socorro de mi sabia astucia
hacia sus manos dirigí mis cartas.
Y por el torno hablamos... Y nos vemos
de noche, muy de noche; yo, sumido
en las tinieblas de la angosta calle...
¡y tras los hierros de su cárcel, ella!

GAVILAN
¡No es posible!

DON JUAN
¿Que no? Vendrás á verlo.
Piensa la pobre que en el mundo ocurren
sucesos espantosos, fieros males,
horrendas obras de infernales seres
que ni la casa del Señor respetan.
Historias son que a mi placer invento
y que la incauta Margarita acoge
con ciega candidez.
¡Cuánta inocencia!
Sabe, de ayer, que los secuaces viles
del propio Lucifer, rey del averno,
acercándose están; que yo tan sólo
podré librarla del peligro horrible...
¡y de Palencia escapará conmigo!

GAVILAN
¡Piedad de mí, señor! ¡Dejadme solo!

DON JUAN
Nada sabe del mundo. No conoce
más que la vida del convento triste.
Al hablarle mi voz de los encantos
que ofrece el mundo a la mujer que es bella,
suspira y palidece. Margarita
viene a mi deslumbrada, fascinada,
como llega a la luz la mariposa.
La decide el temor; sí, la decide;
pero la fuerza del amor la arrastra
sin que ella misma comprenderlo pueda,
y aunque caiga en mis brazos temblorosa
de miedo solamente, de terror,
¡entre mis brazos temblará muy pronto
como una llama, con inmenso amor!

GAVILAN
¡Por Dios, señor; os lo ruego.
No os acordéis mas de mí!

DON JUAN
¡No sabes tú lo que gozo
de verte temblar así!

(Animándose por momentos)

¡Tiembla! ¡Tiembla! Esta noche,
cuando en el propio reloj
de la torre del convento
den las dos,
del convento escapará
y por la tapia del huerto
hasta mis brazos vendrá.

GAVILAN
¿Y en el convento...?

DON JUAN
(Sintiendo ruido dentro)
¡Basta!

GAVILAN
¿Y vuestro padre...?

DON JUAN
¡Calla!


ESCENA III

Don Juan “¡Toda España!”

Dichos. Labradores y Labradoras. Colonos de Don Gil de Alarcón, padre de Don Juan, y sus mujeres.

LABRADORES
(Dentro)
La tarde serena declina.
La noche acercándose va.
Feliz quien tranquilo camina
después del trabajo, de vuelta a su hogar.

(Va saliendo el coro. Campanas que dejan oír el toque del Angelus)

DON JUAN
Ya las campanas de las monjitas
lanzan el toque del Ángelus.

GAVILAN y CORO
(Persignándose todos)

En el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo.

DON JUAN
Ya labradores y labradoras
volviendo van del trabajo.

GAVILAN y CORO
(Como antes)
En el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo.

(Pasa el Coro que salió primeramente. Van saliendo de casa de Don Gil los Colonos y sus mujeres con actitud de recogimiento y de pena, y avanzan medrosamente hacia Don Juan)

DON JUAN
(A Gavilán)
Gente sale de casa.

GAVILAN
Colonos que vinieron
para alegrar un tanto
la soledad del viejo.

DON JUAN
(Contrariado)
(Le ha dado a mi buen padre
por presumir de enfermo)

COLONOS y SUS MUJERES
Señor.., os saludamos.
Señor... ¡que os guarde el cielo!

DON JUAN
Gracias. Seguid.

COLONOS y SUS MUJERES
(Entre ellos)
¡Da pena verle!
¡Pobre don Gil!

DON JUAN
¿Qué vais hablando?
¡Pronto! ¡Decid!

COLONOS y SUS MUJERES
(Con humildad)
¡Señor... Señor...
sufre, suspira,
clama por vos!

DON JUAN
(¡Qué inoportuna
reconvención!
¡Cuando las notas
de esa campana,
que es de las suyas,
me están trayendo
voces de amor!)

COLONOS y SUS MUJERES
¡Sufre... suspira...
Perdón... Señor!

DON JUAN
(A Gavilán)
Voy con mi padre.

(A los otros)

¡Seguid con Dios!

GAVILAN
(¡Han encontrado
su corazón!)

COLONOS y SUS MUJERES
Con Dios quedad.

DON JUAN
Seguid con Dios.

COLONOS y SUS MUJERES
¡Adiós!

DON JUAN y GAVILAN
¡Adiós!

(Hacen mutis los Colonos y sus Mujeres. Salen nuevos grupos de Labradores y Labradoras. Don Juan ha entrado en su casa. Siguen las campanas)

CORO
Ya las campanas de las monjitas
lanzan el toque del Angelus.

GAVILAN y CORO
(Persignándose)
¡En el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo!

GAVILAN
¡Con Dios marchad!

CORO
¡Quedad con Dios!

GAVILAN
¡Adiós!

CORO
¡Adiós!

(Mutación)


CUADRO II

Telón corto de calle. Fachada lateral del Convento, con dos o tres ventanas, bajas y grandes, de reja aguzada y espesa celosía. Es de noche.


ESCENA IV

Gavilán “Por Dios señor os lo ruego”

Gavilán y Don Juan. Aparece aquel traído por Don Juan.
DON JUAN
Sígueme. Ni mi padre
con tanto suspirar,
ni tú con tus melindres
de vieja mojigata,
me detendréis ya más.

GAVILAN
Por Dios, señor, os lo ruego.
No os acordéis más de mí.

DON JUAN
(Burlonamente)
En aventura tan grande,
¿cómo renunciar a ti?
Sigue.

GAVILAN
Señor... imagino
que exageráis, que mentís,
porque yo tiemblo de espanto
y con ello os divertís.

DON JUAN
¡Hipocritón del demonio,
por fuerza me has de seguir!
¡Aguza ya los sentidos!
¡Vas a ver... y vas a oír!
¡Todo, dispuesto! La escala
de la tapia cuelga ya.
Los vestidos ya la esperan
que en el mundo llevará.
Los caballos prevenidos
impacientes estarán.
¡Qué aventura tan famosa
la aventura de Don Juan!
¡Vete allá!
¡Mira bien!
¡Oye bien!
¡Vas a oír!
¡Vas a ver!

(Gavilán, obedeciendo, se recata en la sombra. Don Juan acercándose a una de las rejas)


ESCENA V

Don Juan “Ven aquí. Sígueme”

Dichos y Margarita.

DON JUAN
¡Margarita!
Margarita misteriosa;
mariposa
que la luz buscando vas;
soy el eco
de la voz que te reclama;
soy la llama
que te atrae; ¡soy don Juan!

MARGARITA
(Dentro. Detrás de la celosía a la que se acerca Don Juan)
¡Don Juan! ¡Don Juan!

DON JUAN
¡Margarita!
¡No desoigas mi reclamo!
¡Yo te amo,
yo te imploro con afán!
Soy el mundo
que codicia tu hermosura;
¡la ventura
de tu vida! ¡Soy don Juan!

MARGARITA
(Dentro)
¡Don Juan! ¡Don Juan!
¿Por qué tan dulce
suena tu voz?

DON JUAN
¡Porque la escucha
tu corazón!

GAVILAN
(¡Era verdad!
¡Válgame Dios!)

MARGARITA
¡Libradme pronto
de tanto horror!

DON JUAN
(¡La pobrecilla,
cómo cayó!)

GAVILAN
(¡Dios de Israel!
¡Libera nos!)

MARGARITA
¡Cómo palpita
mi corazón!

DON JUAN
¡Ya lo sabéis!
¡Hasta las dos!

GAVILAN
(¡Voy a morir!
¡San se acabó!)

DON JUAN
¡Hasta las dos!

MARGARITA
¡Hasta las dos!

GAVILAN
¡Válgame Dios!


ESCENA VI

Don Juan ¿Lo ves? ¿Lo ves?

Don Juan y Gavilán.

DON JUAN.
¿Lo ves? ¿Lo ves?

GAVILAN
¡Era verdad!

DON JUAN
Disponte, pues,
para escapar.

GAVILAN
¿Los dos?

DON JUAN
¡Los tres!

GAVILAN
Y en lance tal,
¿qué voy yo a hacer?

DON JUAN
Diestramente preparada
tengo la combinación;
¿que marchamos viento en popa?
¡aquí estamos ella y yo!
¿Que fracasan mis intentos
y al correr tan loco albur
nos persiguen y acuchillan?
¡pues entonces sales tú!
¿Te parece mal
mi resolución?

GAVILAN
¡Me voy a lucir
con mi intervención!

DON JUAN
¿Que sus éxtasis dulcísimos
nos ofrece la pasión,
y sus dichas tentadoras?
¡Aquí estamos ella y yo!
¿Que se quiebra nuestro juego,
por maldad o por virtud,
y que vienen ya mal dadas?
¡Pues entonces sales tú!
¿Te parece mal
mi resolución?

GAVILAN
¡Me voy a lucir
con mi intervención!

DON JUAN
¡Valor en los ánimos
y audacia requiero...!

GAVILAN
¡Si quiebran sus cábalas
nos parten por medio!

DON JUAN
¡Doblones simpáticos
en número inmenso!

GAVILAN
¡Metióme de súbito
en bárbaro enredo!

DON JUAN
¡Dos potros más rápidos
que el rápido viento!...

GAVILAN
¡Diez años de cárceles
nos cuesta lo menos!
¡A los tres! ¡A los tres!

DON JUAN
¿A las tres?
¡No, señor!
¡A las dos!

GAVILAN
¡Sí, señor,
a los tres!

DON JUAN
¡A las dos!

GAVILAN
¡A los tres!

DON JUAN
¡Vamos, pues!

GAVILAN
¡¡Vamos, pues!!

(Salen apresuradamente)


CUADRO III

Claustro bajo del Convento. En una esquina una imagen de la Virgen. Sobre un sencillo altar, en el que habrá varios cirios, unos encendidos y otros no. Al pie de la imagen un ramo de flores.
Entre los arcos del Claustro se distinguen los árboles del huerto. Extendiéndose en masa sombra hacia el fondo.
Es de noche llueve y silba el viento. Y hacia el final del acto, como lo indican las frases de Margarita, desencadénase el huracán.


ESCENA VII

Margarita “¡Qué cielo tan triste!

MARGARITA
(Que llega por el fondo del Claustro)
¡Qué cielo tan triste!
¡Qué noche tan larga!
Palencia reposa
y el Mal la amenaza
con nube de crímenes
incendios y plagas,
¡Y aún nadie sospecha
de cólera tanta!
¡Dios mío! ¿Qué escucho?
¿Qué golpes sonaban?
No. Sólo es la lluvia
que sacude y azota las ramas.
El mundo se extiende
detrás de esas tapias.
¡Quién sabe las dichas
que el mundo me guarda!
Tremendo peligro
mi vida amenaza.
Don Juan, desde el mundo
lo sabe, y me salva.
¿Qué escucho, Dios mío?
¿Qué voces clamaban?
No. ¡Sólo es el viento
que sacude y azota las ramas!
¡Son rayos que ciegan
sus fijas miradas!
¡Qué encanto difunden
sus tiernas palabras!
Dijera, al oírlas,
que, trémula y blanca,
la luz de los cielos
desciende a mi alma.
¿Qué miro, Dios santo?
¡Qué horribles fantasmas!
¡Ah! ¡No! ¡Son las sombras,
cuando el viento sacude las ramas!
¡Las dudas
que me asaltan, mi pecho
desgarran!
¡Acoge,
Virgen Santa,
mis últimas
plegarias!


ESCENA VIII

Margarita y las Monjas, Postérnase Margarita a los pies de la Virgen. Escondiendo el rostro entre las manos. Uyese el rezo de la Comunidad, que pasa por el Claustro.

Monjas “¡Erige me de inimicis meis Deus meus!

LAS MONJAS
(Desfilan lentamente cantando)
Erige me de inimicis meis Deus meus:
Et ab insurgentibus in me libera me.
Erige me de operantibus iniquitatem:
et de viris sanguinum salva me.

(Desaparecen Las Monjas y déjanse de oír poco a poco sus pasos)


ESCENA IX

Margarita “De nada sospechan”

MARGARITA
(Levantándose)
De nada sospechan
mis pobres hermanas...
Sus voces se extinguen...
Sus rezos acaban...
No sé qué influjo mágico
mi voluntad agita;
no sé qué vagas notas
inundan de alegría
mi pobre corazón;
fascínanme de pronto
brillantes perspectivas,
y cánticos dulcísimos
y tentadoras risas...
¡y siento al fin valor!
Templo que me acogiste,
refugio de mi celda,
claustro en que tantas veces,
pacífica y serena,
mi vida transcurrió;
flores de mis jardines,
árboles de mi huerta,
encanto de mis ojos
y amigos de mis penas,
¡adiós! ¡adiós! ¡adiós!
Y tú, Virgen mía, celeste Señora,
¿qué imagen ahora
podrá, como tú, recoger mi oración?
Mis llaves te dejo de hermana tornera,
que nadie pudiera
guardarlas mejor.

(Acompañando las palabras con la correspondiente acción)

Ojalá que esta luz que te enciendo
siguiera, perenne, brillando y ardiendo
mientras falte a tu culto mi amor.
Ojalá que este ramo de flores
conservara frescura y colores
mientras vuelvo a cambiártelo yo..
Virgen de mis amores,
ya ves, te dejo al fin.
Sigue mis pasos siempre
y acuérdate de mí.
Nadie jamás te quiso
cual yo te quiero, aquí.
¡Nunca podré olvidarte!
¡Acuérdate de mí!
Dios haga que muy pronto.
gozosa vuelva a ti.
¡No me abandones nunca!
¡Acuérdate de mí!
¡Dios mío! ¡Dios mío!
¡Qué horrible tempestad!
Arrecian la lluvia
y el ronco huracán.


ESCENA X

Margarita y Don Juan “Parece que el viento”

Margarita y Don Juan, dentro.

MARGARITA
Parece que el viento
sus voces imita.

(Campana de reloj)

¡Las dos! ¡Cielo santo!
¡Jesús!

DON JUAN
(Dentro)
¡Margarita!

MARGARITA
¡Jesús! ¡El momento
llegó de la cita!
¡Ah! ¡Sí! ¡Me ha llamado
su voz!

DON JUAN
(Dentro)
¡¡Margarita!!

MARGARITA
¡Por Dios, no me dejes,
oh Virgen bendita!
¡Me llama, y aún dudo!
¡Por Dios!

DON JUAN
(Dentro)
¡¡¡Margarita!!!

(Con sus actitudes, y con la expresión de rostro también, Margarita demuestra la tremenda lucha que se riñe en su alma. Ya se acerca a los árboles, como, disponiéndose a huir. Ya se vuelve a la Virgen. Implorando su perdón)

(Arrecia la tormenta)

MARGARITA
¡Cegada voy tras él!
¡Virgen, adiós!

DON JUAN
(Dentro)
¡Ven! ¡Ven!

MARGARITA
¡No puedo resistir!

(A La Virgen)

¡Acuérdate de mi!

DON JUAN
(Dentro)
¡Ven!

MARGARITA
¡Sí!

DON JUAN
(Dentro)
¡Ven!

MARGARITA
¡Sí!

(Decídese al fin a internarse entre los árboles precipitadamente, desapareciendo a la vista del público)

DON JUAN
(Dentro)
¡Por fin!


TELON RAPIDO


ACTO II


CUADRO  I

Interior del escenario en el Corral de la Pacheca. La escena, sesgada de izquierda a derecha, de modo que corresponda junto a las cajas de este lado la cortina que la separa de las localidades, que no se ven, puertas a un lado y otro, en primer término. En el segundo, a la izquierda. En la pared lateral, la del vestuario.

Entre la escena fingida y esta pared un espacio libre, que se prolonga hacia el fondo.


ESCENA I

Bailarinas, Caballeros y Comediantes. Mosqueteros y Estudiantes, etc… etc.

Coro “¡Las bailarinas! Abridles paso”

CORO DE HOMBRES
¡Las bailarinas!
Abridles paso.
¡Ya van saliendo
del vestuario!

Las Bailarinas salen a escena por la puerta del vestuario. En alegre tropel. Vestidas ya para el baile.

CORO DE MUJERES
Caballeros, comediantes,
mosqueteros,
estudiantes,
¡cuánta gente
por aquí!

ELLOS
¡Para veros y aplaudiros
hoy despuéblase Madrid!

HOMBRES
Ya veréis qué aspecto
presenta el corral.

MUJERES
¿hay gente en los bancos?

HOMBRES
¡Hasta rebosar!

MUJERES
¿Y en los aposentos?

HOMBRES
¡Ya no cabe más!

MUJERES
¿Y las barandillas?

HOMBRES
¡Repletas están!

MUJERES
¡Pues de tal concurso
poco se nos da!

HOMBRES
¿Y si sabéis que en la cazuela
no cabe ya ni un alfiler?

MUJERES
¡Eso está bien!

¡HOMBRES
¿Y que la gran mosquetería
bulle en el palio, que da horror?

MUJERES
¡Eso es mejor!
Esa es la buena gente
de rumbo y calidad,
y pues la Zarabanda
venimos a bailar,
suenen las castañuelas
y los panderos ya,
resuenen las guitarras
con grato resonar,
y abrid bien esos ojos, incautos,
¡que ya van a tener que mirar!
Giran los cuerpos...

HOMBRES
Y tras las faldas
que con los cuerpos giran y pasan...

MUJERES
Se van los ojos...

HOMBRES
¡Se van las almas!

MUJERES
Vibra la copla...

HOMBRES
¡Sigue la zambra!...

MUJERES
¡Viva tu boca!

HOMBRES
¡Viva tu gracia!

(Entre parejas)

MUJERES
(A cada uno)
¡Cállate!
¡Calla!
Este no sabe
lo que le pasa
cuando principia la Zarabanda.
Vivan los cuerpos de las muchachas,
cuando los mueve la Zarabanda.
Este no sabe...
Vivan las cuerpos...


ESCENA II

Dichos, Don Lope y Don Juan, que salen por el fondo separadamente, según lo indica el diálogo.

Coro “Andalo, Zarabanda ”

MUJERES.
Va a descorrerse la cortina;
Vamos, que el baile va empezar.

Descórrese la cortina y penetra por la derecha la luz del corral.

DON LOPE
Pero, ¿y Sirena? ¿No ha venido?

MUJERES
¡Paciencia y calma, ya vendrá!

HOMBRES
(Señalando hacia la escena fingida)
¡Ved cuán ufana se acomoda en su sillón la autoridad!

DON JUAN
Pero, ¿y Sirena? ¿No ha venido?

MUJERES
¡Paciencia y calma, ya vendrá!

ELLAS
Ya suenan las guitarras; ¡vamos, vamos allá!

(Pasan a la segunda escena)

ELLOS
Por algo somos gentes
de rumbo y calidad,
y aquí nos colocamos
mejor que en el corral.

(Oyese la música del baile, y de cuando en cuando se ven pasar las figuras de dos o tres bailarinas. El Coro de Hombres agrúpase para ver el baile. Suena la copla que sigue. Don Juan y Don Lope, desde un lado y otro de la escena, se miran recelosamente. Al acabar la copla, aparece Gavilán y después Sirena)

COPLA
Andalo, Zarabanda,
que el amor te lo manda.
Anda.
La Zarabanda está presa
de amores de un licenciado,
y el heliaco enamorado
mil veces la abraza y besa;
mas la muchacha traviesa
le da camisas de Holanda.
Andalo, Zarabanda,
que el amor te lo manda.
Anda.


ESCENA III

Dichos. Gavilán y Sirena.

Sirena, Don Lope, Don Juan y Gavilán “Allí Don Lope”

GAVILAN
(Que sale recelosamente, mirando a un lado y otro)
Allí don Lope...
y aquí Don Juan...
¡Aquí del arte
de Gavilán!

SIRENA
(Que aparece gallardamente por el fondo)
¿Quién preguntaba
tanto de mí?

CORO
¡Viva Sirena!

SIRENA
¡Viva Madrid!

(La gente del Coro ya atiende a la danza, y se vuelve a sirena, con signos de admiración. Nunca deben faltar algunos grupos entre las parejas que van a formar sucesivamente a un lado y otro. Sirena con Don Lope y Don Juan con Gavilán, y más tarde Don Juan con Sirena y Gavilán con Don Lope)

SIRENA
(Dirigiéndose hacia Don Lope, que se adelanta a su encuentro con visible satisfacción)
¡Don Lope!

DON LOPE
¡Sirena!

DON JUAN
(Fijándose en Don Lope)
No mira.

GAVILAN
(Yendo hacia él)
Venid.

DON LOPE
¡Qué triunfo te aguarda!

DON JUAN
¿Qué dices?

GAVILAN
Oíd...

DON LOPE
El público sabe
que vence mi amor,
que al fin de sus garras
arráncote yo,
y quiere con vítores
mandarte su adiós.

SIRENA
¡Por Dios!

DON LOPE
Sirena, ¡qué felices
vamos a ser los dos!

DON JUAN
(Mostrando a Gavilán la pareja que forman Sirena y Don Lope)
Repara.

GAVILAN
¡Dichoso
no es nadie hasta el fin!

DON LOPE
¡Tus ojos me ciegan!

DON JUAN
¡Que vives por mí!

GAVILAN
Seguí vuestras órdenes
con toda lealtad,
le sirvo con maña,
conózcole ya,
me inicia en sus planes
y os puedo jurar...

DON JUAN
(Con desconfianza)
¿Que? ¡Di!

GAVILAN
(¡Que en estas aventuras me van a dividir!)

COPLA
Andalo, Zarabanda,
que el amor te lo manda.
Anda.
La Zarabanda está presa
de amores de un licenciado,
y el bellaco enamorado
mil veces la abraza y besa;
mas la muchacha traviesa
le da camisas de Holanda.
Andalo, Zarabanda,
que el amor te lo manda.
Anda.

(Mientras suena esta segunda copla, todos la oyen atentos)

CORO
¡Viva! ¡Viva!
Cómo bailan.
¡Qué demonios
de muchachas!

GAVILAN
(Separándose de Don Juan)
¡Cómo aplauden!
Cuando salgas,
¡Qué tormenta
de palmadas!

DON LOPE
Más prudencia,
que no vayan
a perdernos
las palabras.

CORO
¡Vítor! ¡Vítor!
¡Cómo bailan!

DON JUAN
¡Sirena maldita!

DON LOPE
(A Sirena)
Aguárdame aquí.

GAVILAN
¡Pobre Margarita!

DON LOPE
¡Escúchame, y dí!

(Don Lope se dirige a Gavilán y pasan a ocupar el sitio en que éste se encontraba antes con Don Juan, y éste pasa a ocupar junto a Sirena el lugar en que se hallaba Don Lope)

DON JUAN
¡Sirena!

SIRENA
¿Qué buscas?
¿Qué quieres de mi?

DON LOPE
Sigilo y cautela,
¡Ya sabes!

GAVILAN
¡Oíd!...

DON JUAN
Si entonces colmaste
mi ardiente pasión;
si al verte, de nuevo
despierta mi amor,
¿Por qué me desprecia
quien tanto me amó?

SIRENA
¡Por Dios!

DON JUAN
¡Sirena: qué felices
vivíamos los dos!

DON LOPE
(Mostrando a Gavilán la pareja que forman Don Juan y Sirena)
Repara.

GAVILAN
Ya veo. Tranquilo seguid.

SIRENA
¡Por otra me dejas!

DON JUAN
¡La dejo por tí!

GAVILAN
Ni sabe, ni puede
conmigo luchar;
la suerte nos
brinda menguado rival;
Conozco sus mañas,
y os puedo jurar...

DON LOPE
(Con desconfianza)
¿Qué? ¡Di!

GAVILAN
(¡Que en estas aventuras me van a dividir!)

CORO
(Volviéndose hacia Sirena para llamarla)
¡Sirena! ¡Sirena!

SIRENA
¡Me llaman! ¡Voy ya!

(Pasa  a la segunda escena, separándose rápidamente de Don Juan)

GAVILAN
(Deslizándose entre los grupos)
¡Bien vamos, don Lope!
¡Bien vamos, don Juan!


ESCENA IV

Dichos, menos Sirena.

Coro, Don Lope, Don Juan y Gavilán “Viva, viva”

CORO
(Dentro y fuera mientras se oye gran estruendo  de aplausos)
¡Viva! ¡Viva!¡Viva!

DON LOPE y DON JUAN
¡Qué locos aplausos!

GAVILAN
¡Ni sé lo que digo, ni sé lo que hago!

DON LOPE
(Fijándose en Don Juan)
Sus audaces miradas provocándome están.

DON JUAN
(¡Ya veremos, don Lope!)

DON LOPE
(¡Ya veremos, don Juan!)

(Míranse un momento en actitud de desafío y en seguida se vuelven las espaldas para fijar su atención en la segunda escena. siguen los aplausos y la música del baile, hasta que se realiza la siguiente)

(Mutación)


CUADRO II

Calle. esta cayendo la noche, que reina por completo poco después.


ESCENA V

Margarita “Esas voces me espantan”

MARGARITA
(Sale con traje oscuro y velo, procurando recatarse en la oscuridad creciente)
Esas voces me espantan.
Concluye la función.
La Sirena ha triunfado.
Todos con ella gozan.
Por ella muero yo...
Aún llevo en mis oídos,
como voces malditas,
los gritos de esa gente:
“¡Viva Sirena! ¡Viva!”
Y siento que una pena,
tan grande que me mata,
trastorna mis sentidos,
destroza mis entrañas.
En pocos meses
cuánto he vivido.
¡Cuán pasajero fue su cariño!
Ah, cuán alegre
mi vida entonces;
¡Mi vida loca!
¡mi vida torpe!
¡Cuántas promesas
de amor mentido!
¡Qué amor, en cambio,
tan grande el mío!
Sola me deja.
Tras otra va.
¡Y yo, entre tanto,
mientras más sola
le quiero más!
Y en mis angustias
las voces siento
de un desvelado
remordimiento...
¡Tortura horrible
de mi existencia!
¡voces medrosas
de la conciencia...!
¡sólo acalladas
cuando se impone
mi corazón!
¡sólo vencidas
por tanto amor!
Mas ¡ay! que algunas veces sufrir no puedo más.
¿Qué traman entre todos?
¿Qué cábala infernal en las tinieblas forjan
y a aniquilarme va?
¿Por qué de nuevo busca a esa mujer don Juan,
amores que pasaron queriendo renovar?
¿Por qué de su servicio
se aparta Gavilán?
¿Por qué, por qué a las órdenes
de «La Sirena» está?
¿Será que a todos vende,
sirviendo a su don Juan?
¡Si! ¡si! ¡Porque lo temo
lo adiviné quizás!

(Exaltándose por momentos)

¡Pero, no! ¡Todo es falso!
¡Tiene que ser mentira!
¡Don Juan a nadie quiere
más que a su Margarita!
¡Don Juan a nadie adora
más que a mí, que lo adoro!
¡Don Juan es sólo mío!
¡para mi vida sólo!
¡Para calmar mi angustia
con cariñosa voz!
¡Para secar mi llanto
con repetidos besos!
¡Para matar mis penas
con infinito amor!

(Oyese el coro, dentro, hacia la derecha)

Va saliendo la gente.
Grupos llegan... ¡Acaso
vuelva pensando en mí!
Ha de pasar sin duda
por aquí... por aquí.

(Retírase recatándose. aparece por la derecha. en animados grupos, gente  que sale de la función)


ESCENA VI

Coro “¡Esta sí que ha sido toda una función!

HOMBRES
¡Esta sí que ha sido toda una función!

MUJERES
¡Qué aplausos, qué vivas,
y qué animación!

HOMBRES
¡Ilustres damas
de la cazuela,
que habéis armado
tan grandes grescas!

MUJERES
¡Insigne tropa
de mosqueteros,
que levantaba tanto revuelo...!

HOMBRES
¿Qué tal el baile?

MUJERES
¿Qué tal la fiesta?

HOMBRES
¿Qué tal la moza?

MUJERES
¿Qué tal Sirena?

MARGARITA
(Aparte)
(¡Siempre Sirena!)

HOMBRES
Sirena,
¡qué hermosa!

MUJERES
¡Qué alegres las coplas!

(Hacen mutis, cantando bulliciosamente una copla de la zarabanda)

MARGARITA
Los grupos
se alejan...
¿Quién viene?
¡Quién llega?

(Vuelve a ocultarse)


ESCENA VII

Margarita, Sirena, Don Lope, Don Juan. Sale Sirena del brazo de Don Lope.

Sirena, Don Lope, Margarita “Voy contigo, de tu brazo”

SIRENA
(A Don Lope)
Voy contigo, de tu brazo,
palpitante de placer.

DON LOPE
(A Sirena)
¡Ay, Sirena, mi Sirena!
más te quiero cada vez.
Con mi nombre y mi fortuna
ya me tienes a tus pies.

MARGARITA
(Aparte)
¡Qué pareja tan amante!
¿Quién la sigue?
¡Cielos! ¡El!

DON JUAN
(Siguiendo los pasos de Sirena y Don Lope y sin apartar de ellos la vista)
¡Cuán gallarda! ¡Cuán hermosa!
¡Qué portento de mujer!
¡Vaya al diablo Margarita
con su necia candidez!

DON LOPE 
(A Sirena)
Tu mirada me enajena,
me enloquece tu pasión;
¡Ay, Sirena, mi Sirena!
¿quién te quiere más que yo?

SIRENA 
(A Don Lope)
Con el fuego de tus ojos
se alimenta mi pasión;
¡Ay, galán de mis antojos!
¿Quién te quiere más que yo?

DON JUAN
(Aparte)
(¡Ah! Sirena encantadora,
que desdeñas mi pasión,
y el afán que me devora,
¿quién te quiso más que yo?)

DON LOPE
Conmigo ven
¡mi claro sol!
Conmigo ven
¡mi dulce amor!
Por ti, no más,
vivir querré.
¡Tu amor será
mi solo bien!

MARGARITA 
(Aparte)
(Desgraciado, que codicias
torpemente su pasión,
desdeñando mis caricias...
¿quién te quiere más que yo?

SIRENA y DON LOPE
Tan sólo contigo
dichosa, dichoso seré
Por ti no más,
vivir querré.
¡¡Feliz!!
¡¡Por ti!!

DON LOPE
Tu mirada me enajena...

SIRENA
Con el fuego de tus ojos...

DON JUAN
Ay Sirena encantadora...

MARGARITA
Desgraciado que codicias...

DON LOPE
¡No sueltes mi brazo!
¡Sigamos así!
Te aguarda la fiesta
dispuesta
por mí!

SIRENA
Mi brazo en tu brazo,
marchemos de aquí.
¡Cuán grata la fiesta
dispuesta
por ti!

DON JUAN
Si escándalo quiere
la pérfida infiel,
¡me invitó a la fiesta
dispuesta
por él!

(Salen Don Lope y sirena por la izquierda y Don Juan los sigue. siempre a la misma distancia)


ESCENA VIII

Margarita “Qué temible desvío”

MARGARITA
¡Qué terrible desvío!
¡Qué espantosa crueldad!
Me abandona ¡Dios mío!
¡No, no debo implorar!
¡Infeliz! ¡Poseída
por funesta pasión!
¡Qué va a ser de mi vida
si me roban su amor?
¡Su amor, jamás!
¡Don Juan! ¡Don Juan!

(Sale desolada, siguiendo a Don Juan)

(Mutación)


CUADRO III

(Gran salón en el casón de los duendes. el aspecto de aquél, debe ser grandioso,  por sus dimensiones, por su decorado y por su mueblaje. candelabros y arañas, con numerosas bujías encendidas, sobre las mesas y pendientes del techo, respectivamente. puertas al fondo que comunican con otro salón brillantemente iluminado también. Otro más allá, con comunicación análoga, que prolonga la radiante perspectiva. puertas también a derecha e izquierda. en este lado, y completamente disimulada en el muro, una puerta secreta que no se advierte hasta el final, en el momento preciso.
Dentro del primer salón. a un lado, mesas de juego, al otro, una gran mesa con artísticas jarras para vino y muchas copas)


ESCENA IX

Gavilán y Pajes “¡Más aprisa, más aprisa!”

Gavilán y Pajes

(Los Pajes, en numero de doce, arreglan la colocación de los muebles: traen mas candelabros con bujías encendidas, que dejan sobre las mesas, y andan bulliciosamente de acá para allá dando los últimos perfiles a los preparativos  de una gran fiesta)

GAVILAN
¡Más aprisa, más aprisa,
que ya vienen hacia acá!

PAJES
¡Más aprisa, más aprisa!

GAVILAN
¡Que no vale descansar!
esas luces.., esas copas...

PAJES
¡Todo queda listo ya!

GAVILAN
(Con aire de importancia)
¡Una fiesta improvisada,
lo que tiene que arreglar!
¡Muy bien!

PAJES
¿Qué tal?

GAVILAN
Muy bien.

PAJES
Mirad.

(Unos le llevan un lado y otros después al otro)

Aquí...
Y allá...

GAVILAN
Pues, señor,
¡ajajá!

(Reuniendo a lo pajes en torno suyo)

Este es el famoso
Casón de los duendes.
A Sirena hermosa
Don Lope lo ofrece.
Mucho cuidadito
con lo que se miente,
con lo que se inventa,
con lo que se pierde...
¡que aquí todo lo saben al punto
los pícaros duendes!

PAJES
¡Lo de los duendes risa me da!

GAVILAN
¡Lo de los duendes es la verdad!
¡La realidad!

PAJES
¡No puede ser!

GAVILAN
¡Pues escuchad!

PAJES
¡Vamos a ver!

GAVILAN
Hace mucho tiempo ya
que vivía en el Casón
cierto señor
tan singular,
tan bonachón,
y tan...

PAJES
¿Y tan...?

GAVILAN
(Aparte)
(Por poquito me resbalo
sin poderlo remediar)
que, como de noche
su sueño turbaba
un vago ruido
que no se explicaba,
dio pronto en la triste,
famosa manía,
de que todas las noches un duende
por sus amplios salones corría.

PAJES
¿Un duende?

GAVILAN
Y el duende,
¿sabéis lo que hacia?
Arrastraba unas cadenas,
con diabólicos chirridos,
ran, ran.
Golpeaba unas sartenes
con metálicos chasquidos.
Y lanzaba a cada instante
espantosos alaridos.
Maullidos...
miau, miau.
Ladridos...
guau, guau,
quejidos,
zumbidos,
aullidos.
¡a-hu!
¡a-hu!
¡guau-zarabú!
¡miau-zarabú!
ran-ran-ran-ran.
¡tan-tan!
La mujer del buen señor
era toda una beldad,
pero, además,
tan.., qué sé yo,
tan especial,
y tan...

PAJES
¿Y tan...?

GAVILAN 
(Aparte)
(Por poquito se me escapa
sin poderlo remediar)
...que mientras su esposo
velaba y velaba,
corriendo a su alcoba
la puerta atrancaba;
pero, por lo mismo,
la gente decía
que la esposa del pobre cuitado
poco miedo del duende tenia...

PAJES
¿Del duende?

GAVILAN
Y el duende,
¿sabéis lo que hacía?

GAVILAN y PAJES
Arrastraba unas cadenas...

GAVILAN
Y el duende llevaba
la barba de a tercia,
rizados bigotes
y rubia guedeja;
vestía con trajes
lujosos de seda,
tenía chambergo,
doradas espuelas,
al cinto la espada
y el potro a la puerta!

PAJES
Y el duende llevaba, etc.

GAVILAN
El pobre marido
jamás lo veía,
por más que la casa
de noche corría,
y el pícaro duende
volvía y volvía,
subía y bajaba,
entraba y salía,
y dale que dale
¿sabéis lo que hacía?

PAJES
¿Qué hacía?
¿Qué hacía?

GAVILAN y PAJES
Arrastraba unas cadenas
con diabólicos chirridos...
¡ran, ran!
Golpeaba unas sartenes
con metálicos chasquidos...
¡tan, tan!
Y lanzaba a cada instante
espantosos alaridos...
Maullidos...
¡miau, miau!
Ladridos...
¡guau, guau!
Quejidos,
zumbidos,
aullidos,
¡a-hu! ¡a-hu!
¡guau-zarabú!
¡guau-zarabú!

(Oyese dentro gran algazara, los pajes se asustan y Gavilán lo finge. Asustados, corren en confusión, hasta que al ver que son Don Lope y los convidados que se acercan. Vuelven al centro de la escena, riendo también a carcajadas)

GAVILAN
Ya viene don Lope.

PAJES
¡Qué risas! ¡Qué gritos!
¡Qué alegres amigas! ¡Qué apuestos amigos!

GAVILAN
(Aparte)
(Vendo a quien me compra.
Sirvo a quien no sirvo...
La Virgen me saque
de este laberinto!)


ESCENA X

Dichos, Don Lope, Sirena, Convidadas y Convidados.

(Desde ahora, mientras el coro que llega contribuye a la acción en la forma en que ésta se desarrolla, los pases figuran atender al servicio de los convidados)

Sirena, Don Lope y Gavilán “No sigamos ya más”

CORO 
(Entrando, con alegre bullicio)
¡Ja, ja, ja!
¡Ja, ja, ja!
¡Ja, ja,ja!

SIRENA
No sigamos ya más.

DON LOPE
Ya podéis descansar.

CORO
¡Qué soberbio Casón!
¡Yo no he visto jamás
un palacio mejor!

DON LOPE
De Sirena será.

SIRENA
Os he dicho que no.

DON LOPE
De Sirena soy yo
y el palacio lo es ya.

GAVILAN
¡Admirable, señor!

DON LOPE
¡Ven aquí, Gavilán!
Para que al cabo nada
por conocer les quede.
Ya habéis visto el palacio.
Aquí está el intendente!

SIRENA
¡El señor Gavilán!

CORO
¿Gavilán?

GAVILAN
¡Gavilán!

DON LOPE
Yo no sé, como ingenio,
cuánto ingenio tendrá;
pero sé, por lo menos,
que es la propia lealtad!

GAVILAN
Eso si
que es verdad.
¡Soy la propia lealtad!

CORO 
(Burlonamente)
¿Gavilán?
¿Gavilán?

GAVILAN
(Muy digno)
¡Sí señor!
¡Gavilán!

DON LOPE
¡Conque, amigo y amigas,
a reír, y a beber, y a cantar!
¡Jueguen unos allí!
¡Beban otros allá!
Y a espantar los duendes...

CORO
¿Qué duendes?

DON LOPE
A los duendes, que pronto vendrán.

GAVILAN
Así lo dice la tradición.

DON LOPE
Ya tú la sabes.

GAVILAN
¡Pues no que no!
Todas las noches,
al dar las dos,
entran los duendes
en el Casón.

DON LOPE
Entran moviendo
bullicio atroz.
Cuando los oigan
no tengan miedo
¡los duendes son!

CORO
Todas las noches,
al dar las dos,
entran los duendes
en el Casón.
Cuando los oigan
no tengan miedo
¡los duendes son!

SIRENA
¡Sirena
no se asusta
de duendes
ni de brujas!
Las brujas
y los duendes
al verla
retroceden ..!
¡Sirena los asusta!
¡Sirena los subyuga!
¡Sirena los espanta
con una zarabanda!

CORO
¡Ay qué gracia, qué rumbo, qué garbo,
los de esta mujer!

DON LOPE
¡Ay, Sirena!

GAVILAN y CORO
¡Sirena! ¡Sirena!
¡Vaya si lo es!
¡Vaya si lo es!

SIRENA
¿Por qué me llaman
todos, Sirena?
Yo desconozco
la seducción.
Yo sé, tan sólo,
que los placeres
han cautivado
mi corazón!
Y por eso al reinar la alegría
de cantar, y reír, y beber,
con transporte de loco entusiasmo
estremécese todo mi ser.
¡Qué alegría!
¡Qué placer!

DON LOPE, GAVILAN y CORO
¡Qué alegría
de mujer!

SIRENA
Y si gozosa música suena,
destacando su vivo compás,
como cuerda que vibra, mi cuerpo
de repente comienza a vibrar.
¡Qué alegría!
¡Qué placer!

DON LOPE, GAVILAN y CORO
¡Qué alegría
de mujer!

SIRENA
Muchos bailes han marcado
mis primores y mis prendas:
Juan Redondo y el canario,
las gambetas,
el villano y el rastrojo;
pero corran noramala
cuando empiece la famosa
¡zarabanda!

DON LOPE, GAVILAN y CORO
¡Rebonita!
¡Resalada!

SIRENA
La famosa
zarabanda.

(Sirena va marcando con manos y cuerpo, con gracia pero con sobriedad cuanto va diciendo)

Al compás de los panderos
que ligeras manos mueven
agitando los sonoros
cascabeles,
y entornando bien los ojos
donde llevo puesta el alma
yo dibujo la traviesa
zarabanda.

DON LOPE, GAVILAN y CORO
¡Rebonita!
¡Resalada!

SIRENA
¡La traviesa
zarabanda!

(La acción del baile se va animando por la intervención, cada vez mas activa de seis bailarinas, que, sucesivamente. y sin distraer la acción. ni la palabra de sirena, se van destacando de entre el coro de convidados)

Mientras zumba
la copla picante...
¡que pica, que pica,
más que un alacrán!
yo principio con pasos menudos
que en los corazones
marcándose van.

LOS DEMAS
¡Cómo empieza con pasos menudos
que en los corazones
marcándose van!

(Esta vez. como las siguientes, mientras repite el coro la segunda mitad de la estrofa, sirena acciona cuanto acaba de indicar con las palabras)

SIRENA
¿Eh? ¿Qué tal?

TODOS
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!

SIRENA
¡Agua va!
Gira y gira mi cuerpo flexible
y giran los brazos
de acá para allá,
y resuenan los sones alegres
de las castañuelas,
dale que le das.

TODOS
Y resuenan los sones alegres,

SIRENA
¿Eh? ¿Qué tal?

TODOS
¡Ay! ¡Ay! Ay!

SIRENA
¡Agua va!
Ya dibujan mis ojos un guiño...
¡que pica, que pica,
más que un alacrán!
o ya inician mis labios un beso
que muere en mis labios,
¡sin darse jamás!

TODOS
Y ya inician sus labios un beso,
que muere en sus labios
¡sin darse jamás!

SIRENA
¿Eh? ¿Qué tal?

TODOS
¡Ay! ¡Ay!¡Ay!

SIRENA
¡Agua va!
¡Que paso!
¡Que torno!
¡Que voy para allá!
Que giro
de nuevo,
con raudo girar.
¡Ah!

TODOS
¡Ah!

(La intervención de las bailarinas se va haciendo por momentos más sensible, animada e interesante)

SIRENA
¡Yo soy el encanto,
a luz de la orgía!
¡Yo soy la Sirena!
¡Yo soy la alegría!

TODOS
¡Sí, sí, la alegría!

SIRENA
Palpita en mi pecho
con locos afanes;
sus manos de rosas
me ciñen el talle;
y brilla en mis ojos
¡y baila conmigo!
¡Jesús qué alegría!
¡Jesús qué placer!

TODOS
¡Jesús, qué alegría
la de esta mujer!

(Sirena y las Bailarinas entran ya de lleno en la danza, cada vez mas animada. las segundas se acompañarán con castañuelas. termina la danza)

DON LOPE
¡A beber!

TODOS
¡A beber!

SIRENA
¡A jugar!

TODOS
¡A jugar!

DON LOPE
¡Jueguen unos allí!
¡Beban otros allá!


ESCENA XI

Dichos y Don Juan

Don Juan, Don Lope, Sirena y Gavilán “Soy quien soy”

DON JUAN
(Dentro)
¡Soy quien soy!

SIRENA
¿Qué sucede?

DON LOPE
¿Quién grita?

GAVILAN
¡Dios clemente!

(Oyese formidable estrépito, y aparece Don Juan por el fondo)

CORO
¡Jesús!

GAVILAN
¡Las dos han dado!
¡Los duendes! ¡Son los duendes!

DON LOPE
¡Cerradle el paso!

DON JUAN
(Adelantando)
¡Nunca!

DON LOPE
¿Quién entra así?

DON JUAN
(Ya dentro)
¡Quien puede!

(Quédase el coro sobrecogido por la sorpresa: sirena, aterrada. Don Juan presentase sereno. Don Lope permanece en actitud altiva)

DON LOPE
¡Don Juan: marchaos!

SIRENA
¡Don Juan: salid!

DON JUAN
No, que primero
me habéis de oír.

CORO
¡Don Juan, salid!

DON JUAN
No. Todos, todos
me habéis de oír.
Fortuna por mi lograda,
joya, mujer o moneda,
jamás salió de mis manos
si no fue con mi licencia.
Sirena me quiso mucho,
y no es mucho que la quiera.
¡Es capricho que me vuelve,
y vengo aquí por Sirena!

CORO
¡Don Lope! ¡Don Juan!

SIRENA
¡Don Lope!

DON JUAN
¡Será de grado o por fuerza!

DON LOPE
Tendré que verlo!

(Don Juan y Don Lope adelantan el uno hacia el otro, desafiándose con las miradas)

VOCES
¡Socorro!
¡Daos prisa! Por Dios!

SIRENA
(En voz baja)
¡Que venga la ronda!

(Gran tumulto. en medio de el aparece Margarita)

MARGARITA
¡Señor Don Juan
de Alarcón!

LOS DEMAS
¿Quién?

DON JUAN
¡Jesús! ¡Ella!


ESCENA XII

Dichos y Margarita.

Margarita, Don Juan, Don Lope y Gavilán “¡Margarita! ¡Vive Dios!”

CORO
¿Quién será?

DON JUAN
¡Margarita!
¡Vive Dios!

MARGARITA
¡Ay de ti!

GAVILAN
(Santiguándose)
¡En el nombre del Padre!

DON JUAN
(Aparte)
¡No te apartes de mi!

MARGARITA
¡Valor, Dios mío!

CORO
¿Quién es? ¿Quién es?

DON LOPE 
(A Margarita)
¿Qué reclamáis?
¿Qué pretendéis?

MARGARITA
Entre el bullicio de la fiesta
que con mi entrada interrumpí,
mi corazón muerto caía
¡pobre de mi!
Cuanto su amor ambicionaba,
la vida entera yo le di,
y hoy el ingrato me abandona;
¡pobre de mí!
Testigos sois de mi quebranto;
muerta o con él saldré de aquí,
si no me escucha y me abandona;
¡pobre de mí!

DON LOPE
¡Ya veis qué hazañas
las de Don Juan!
¡Le ha castigado su vanidad!

SIRENA y CORO
¡Qué coincidencia!
Ja, ja, ja, ja!
¡Cómo padece su vanidad!

DON JUAN
(Conteniendo a duras penas su enojo)
¡Verla llorando
y en lance tal...!
¡Funesta cólera
me hace temblar!

GAVILAN
(Aparte a Don Juan)
Calma y astucia,
en mi fiad.
¡Qué coincidencia
providencial!

MARGARITA
¡Ay qué tormentos!
Ay qué ansiedad!
¡Mi amor tan sólo,
fuerzas me da!

DON LOPE, SIRENA y CORO
¡Qué coincidencia!
¡Ja, ja, ja, ja!

DON JUAN
¡Funesta cólera
me hace temblar!

GAVILAN
¡En los infiernos
vamos a dar!

MARGARITA
¡Mi amor tan sólo,
fuerzas me da!

TODOS
(Menos Don Juan, Margarita y Gavilán)
¡Ja, ja, ja!
¡Ja. Ja. Ja!
¡Ja, ja, ja!

DON JUAN
¡De mi!

(A Margarita)

¡De ti se ríen!
¡De ti, con mofa tal
que es crimen contra el cielo...!
¡No! ¡No! ¡No se reirán!

LOS OTROS
¡Ja, ja!
¡Ja, ja!

DON JUAN
¡Callad!

(Imponiéndose a todos)

Mi vida toda se renueva,
y vuelvo a ser quien siempre fui.

(A Margarita)

¡Ven a mis brazos, que mis brazos
son para ti!

(Margarita se arroja en brazos de Don Juan)

¡Infortunada Margarita,
desecha toda tu inquietud!
de las miserias de este mundo
¿qué sabes tú?
Reposa ya sobre mi pecho,
vuelve a sentir mi corazón;
¡Ay del infame que se mofe
de tu dolor!

DON LOPE, SIRENA y CORO
Y no sé qué pensar de su audacia,
de su amor y sus celos al fin,
pero sé que despierta mi cólera,
por osado, por loco, por vil.

GAVILAN
Yo no sé qué pensar de su audacia;
yo no digo que no, ni que si;
¡Yo no sé de qué lado quedarme!
¡Yo no sé lo que va a ser de mi!

MARGARITA
No, por Dios: no, don Juan de mi alma,
no me apartes ya nunca de ti,
yo tan sólo te quise, y te quiero;
si me quieres huyamos de aquí.

DON JUAN
Llora, llora tu amor ultrajado,
pero déjame dueño de mí.
¡Tales risas, tamaños insultos
han de ser castigados por mi!

DON LOPE, SIRENA y CORO
Yo no sé qué pensar de su audacia...

GAVILAN
Yo no se que pensar de su audacia...

MARGARITA
No, por Dios; no, Don Juan de mi alma...

DON JUAN
Llora, llora tu amor ultrajado...

DON LOPE
(Destacándose del grupo de los convidados y encarándose con Don Juan)
¡Salid y salid al punto,
que os arrojo de mi casa!

DON LOPE, SIRENA y CORO
¡Miserable!

DON JUAN
(Fuera de sí)
¿Miserable?
¿Quién mantiene tal palabra?
Desenvainando la espada.

(Desenvainando la espada)

MARGARITA
¡Por piedad!

(Desasiéndose)

DON JUAN
¡Oh Margarita!
¡Es mi cólera que estalla
en injurias por la boca,
y en centellas por la espada!
Cobarde vil.

DON LOPE.
¿Cobarde yo?

(Desenvainando)

SIRENA
¡Jesús!

MARGARITA
¡Piedad!

DON JUAN
¡Cobarde vos!

(Sirena y Margarita procuran detener a Don Lope y Don Juan)

VOCES
(Dentro)
¡Alto! ¡La Ronda!

CORO
¡La Ronda! ¡Horror!
¡Van a prendernos sin remisión!

(El coro se desbanda y huye por las puertas laterales)

DON LOPE 
(A Sirena)
¡Déjame!

SIRENA
¡Nunca!

DON JUAN 
(A Margarita)
¡Suelta!

MARGARITA
¡Por Dios!

CORO 
(Huyendo)
¡Aprisa! ¡Aprisa!

DON JUAN 
(A Don Lope)
¡Cobarde vos!

(Don Juan y Don Lope consiguen desasirse de Margarita y de Sirena)

MARGARITA
¡Oh!

SIRENA
¡Oh!


ESCENA XIII

Dichos, menos el Coro.

(Don Juan y Don Lope empiezan a batirse)

Sirena y Margarita “¡Alto a la ronda!”

VOCES
(Dentro y mas cerca)
¡Alto a la ronda!

GAVILAN
(Sin saber que nacer ni a donde ir)
¿Dónde voy yo?

DON JUAN
¡Cobarde!

DON LOPE
¡Cobarde!

DON JUAN
¡Menguado!

DON LOPE
¡Traidor!

(Se baten encarnizadamente)

GAVILAN
(Corriendo azorado entre los muebles y escurriéndose por debajo de las mesas)
¡El buen Gavilán
aquí pereció!

(Don Juan hiere en el pecho a Don Lope, que cae a tierra soltando la espada)

DON LOPE
(Cayendo)
¡Oh!

MARGARITA y SIRENA
¡¡Oh!!

SIRENA
(Que ha seguido el lance con mortal ansiedad, desde una de las puertas que comunican con el segundo salón, se precipita hacia el fondo gritando)
¡¡Favor!!
¡¡Aquí!!

MARGARITA
¡¡Jesús!!

GAVILAN
(Como iluminado súbitamente por una idea afortunada)
¡Ah! ¡Sí!
¡Señor!

DON JUAN y MARGARITA
¡A mí!

GAVILAN
(Dirigiéndose a la puerta secreta, que abre rápidamente)
¡Mirad! ¡Huid!

DON JUAN
¡Jamás!

MARGARITA
¡Sí! ¡Si!

DON JUAN
¡No!¡No!

MARGARITA
(Con suprema angustia)
¡Por mi!

SIRENA
(Que vuelve desde el fondo, seguida de la ronda. compuesta de varios alguaciles espada en mano)
¡Corred!

DON JUAN
(Desapareciendo por la puerta secreta y enviando un supremo adiós a Margarita)
¡¡Por tí!!


ESCENA XIV

Don Lope. En tierra  Margarita, Gavilán, Sirena y La Ronda.

(Sirena y Los Alguaciles precipítanse en el Salón en el momento en que desparece Don Juan)

Sirena y Margarita “¡Se escapa!”

SIRENA
(Con espantosa rabia)
¡Se escapa!

MARGARITA
(Creyendo perdido a Don Juan)
¡Dios mío!

SIRENA
(A los Alguaciles)
¡Sigámosle!

MARGARITA
(Interponiéndose)
¡Nunca!

SIRENA y ALGUACILES
¡Atrás, infeliz!

MARGARITA
(Cubriendo con su cuerpo el hueco de la puerta)
¡Jamás mientras viva!
¡Pasad sobre mí!

SIRENA y ALGUACILES
¡Atrás, infeliz!

GAVILAN
¡Yo ya me lucí!

MARGARITA
¡Pasad sobre mí!


ACTO III


CUADRO I

Cuadro en Palencia.
(A la izquierda, la fachada posterior de la casa de Don Gil. Puerta en el centro con tres escalones que bajan a la calle. la casa hace esquina a otra calle practicable también. A la derecha, la fachada principal del convento. Súbese a la puerta por amplia escalinata. las ultimas gradas quedan bajo el atrio, de la iglesia arranca hacia el fondo,  torciendo un poco hacia la izquierda. la tapia del huerto, sobre la cual se distinguen las copas de los árboles. En el extremo de la fachada de la iglesia, inmediato a la tapia. una imagen de cristo. alumbrada por un gran farol. esta agonizando el día. poco después reina la noche tranquila y espléndida. Sobre la fachada de la iglesia y sobre el huerto da de lleno la claridad de la luna)


ESCENA I

Gavilán y Coro “¡Qué terrible suplicio”

GAVILAN y CORO
(Al levantarse el telón no hay nadie en escena por la puerta del templo, abierta de par en par. Se escapan resplandores de cirios. Oyense las ultimas notas de un responso.  Después el coro empieza a salir de la iglesia. Dividido en grupos, y en actitud de gran recogimiento. Gavilán sale  casi el último, y mientras canta el Coro permanece aparte abstraído y meditabundo)

CORO
¡Qué terrible suplicio!
¡Cuánto sufrir!
¡Dios lo tenga en su gloria!
¡Pobre don Gil!
¡Qué fin tan amargo!
¡Don Juan sin volver,
y siempre su padre soñando con él!
Requiescat in Pace.

UNOS
¡Amén!

OTROS
¡Amén!

TODOS
Requiescat in Pace.
¡Amén!

(Retíranse lentamente por el fondo y por la calle practicable)


ESCENA II

Gavilán, un Sacristán del convento y el Capellán de las monjas.

(Sale el Sacristán a la puerta de la iglesia con un gran manojo de llaves, que suena al moverse aquél. Cierra una hoja de la puerta. y en cuanto la encaja, aparece en el umbral de aquella el Capellán. El Sacristán lo saluda con una gran reverencia. baja el Capellán, cruza la escena, siendo saludando a su paso por Gavilán muy respetuosamente y desaparece por la calle practicable. El Sacristán termina de cerrar la puerta, echa la llave y cruza a su vez la calle en la misma dirección que el Capellán)


ESCENA III

Gavilán “¡Pensar que en un año!”

GAVILAN
¡Pensar que en un año
corrí medio mundo,
y al cabo tenía
su muerte que ver!
¡Don Juan lo ha matado
más bien que sus males;
su ingrato abandono,
su olvido cruel!
¡Don Juan! ¿Es que existe
don Juan, por ventura?
¿Qué selva lo guarda?
¿Qué monte? ¿Qué mar?
¿Por qué testimonios
no da de su vida?
¡Qué busca, y en dónde?
¿Qué fue de Don Juan?
Parece que salgo
de un sueño terrible.
¡Qué noche mi noche
fatal en Madrid!
¡Después, qué tormentos!
Acá me persiguen...
Allá me aprisionan...
Me salvan allí...
Por mal de mis culpas,
a tantas tristezas
bien pronto debía
venir a parar.
¡Ya estoy castigado!
¡Sin plumas, ni garras...!
¡Desecho del mundo...!
¿Lo ves, Gavilán?


ESCENA IV

Don Juan y Gavilán.

(Don Juan aparece por el fondo, humildemente vestido, y en actitud recelosa. Gavilán, que se ha vuelto, lo ve aparecer a la luz de la luna)

Don Juan y Gavilán “¡Es él! ¡Es él!”

GAVILAN
(Asombrado)
¡Es él! ¡Es él!

DON JUAN
(Precipitándose hacia Gavilán y abrazándole)
¡Tú! ¡Ven a mi!

GAVILAN
¿Qué fue de vos?

DON JUAN
¿Qué fue de ti?

(Separándose de Gavilán)

¡Tu rostro se demuda!
¡Llama! ¡Pronto!

GAVILAN
(Trémulo y confuso)
¡Don Juan!...

DON JUAN
¿No ves que la impaciencia
consumiéndome está?

(Gavilán no se mueve)

DON JUAN
(Como atormentado por una idea súbita)
¿Esas gentes que saltan...?
¿Esos cantos funerales...?
¿Esas lágrimas que viertes...?

(Dirigiéndose precipitadamente hacia su casa)

¡No! ¡No! ¡Padre! ¡Padre! ¡Padre!

GAVILAN
(Saliéndole al paso)
¡Señor...! ¡Señor...!

DON JUAN
(Cogiéndole de un brazo e interrogándole con la mirada ansiosamente)
¡Habla!

GAVILAN
¡Rogad por él!

DON JUAN
(Con expresión terrible)
¡Oh! ¡Qué miserable he sido!
¡Qué miserable soy!
Ven. Dímelo. ¡Todo!
Sin dudas. Sin miedo.

GAVILAN
Yo vine ha tres días...
¡le hallé casi muerto!

DON JUAN
¿Pensó en mi? ¡No mientas!

GAVILAN
Señor: ya no miento.
Su mal nunca tuvo
más nombre que el vuestro.
Murió.., de tristeza.
Murió... ¡de no veros!

DON JUAN
¡Qué infamia la mía!
¡Qué crimen tan negro!
Viento de maldición, en noche infausta
me sacó de Madrid.
No me asustaba la justicia. Nunca
sus rigores temí.
Me espantaba más bien que adivinaba
un triste porvenir,
de lágrimas, de celos, de zozobras...
¡Y de la corte, sin dudar, huí!
Pronto la vida me encantó de nuevo.
Pronto volví a mi ser.
Y Granada y Sevilla celebraron
mis triunfos otra vez.
Pronto de mi renombre en nuevas lides
los lauros aumenté.
Pronto fueron mis dóciles esclavas
la fortuna, la gloria y la mujer.
Pero un día, por fin, con voz terrible
la conciencia me habló.
Y en medio del espanto de mi vida,
en medio de su horror,
tan sólo dos imágenes surgieron
ante mis ojos, ¡dos!
mi padre... ¡pobre padre!... y ¡Margarita!
¡La paz, la existencia, y el amor!
Y entonces, soñando
con diez honradas,
dudando y venciendo,
la vuelta emprendí.
“Mi padre –decía-
de fijo me espera.
Quizás Margarita
suspira por mí”.
“Quizás la libraron
de aquellas torturas.
Quizás a Palencia
con vida volvió”.
Si muchas mujeres
amor me mintieron,
¡tan sólo por ella
conozco el amor!
¿Qué ha sido -clamaba
mi amor despertando
¿Qué ha sido en el mundo
de aquella mujer?
¿Por qué palideces,
y tiemblas de nuevo?
Responde. ¿Qué sabes?

(Con voz terrible)

¿Ha muerto también?

GAVILAN
Calma, calma, don Juan. Aquel don Lope
su herida curó. Y al fin Sirena
lo abandonó también. Desengañado,
quiso don Lope sepultar la historia,
bajo tierra de olvido, para siempre.
Y merced a su nombre y su fortuna
lo pudo conseguir. Y Margarita
salió de sus prisiones...

DON JUAN
¡Ah! ¡Malditos!
¡Y más que todos yo!

GAVILAN
Su misma suerte
poco después seguí. Buscarla quise;
pero todo fue en vano. Margarita
escapó de Madrid, sin que dejara
ni la huella más leve de su paso.

(Misteriosamente)

Nadie en la corte adivinó el origen
de la infame aventura. Nadie supo
quién era Margarita.

DON JUAN
¿Nadie?

GAVILAN
¡Nadie!

DON JUAN
¡Ah! ¡Pero en cambio aquí! ¡Tiemblo
de espanto!
¿Por qué vuelvo, sino, como un bandido
que de las gentes huye?

GAVILAN
Pues tampoco
se sabe nada aquí. Ni vuestro padre
siquiera lo sabía.

DON JUAN
¡Tú has perdido
la cabeza también!

GAVILAN
Todos me juran
que Margarita, la tornera, sigue
tornera siendo, y que jamás, ¡ni un día!,
dejó sus llaves, ni faltó del coro.
Y es asombro y orgullo de Palencia
por sus grandes virtudes.
Y la adoran como a una santa.

DON JUAN
¡Sueñas y deliras!
¿Cuándo pudo volver?

GAVILAN
Hará dos meses.

DON JUAN
¿Y no ha sufrido penitencia alguna?

GAVILAN
¿Pero no os digo que me juran todos
que jamás han salido del Convento?

DON JUAN
¡Loco estás!

GAVILAN
Yo la he visto, yo la he visto,
al través de las negras celosías
del coro hijo. ¡y al pasar, las gentes
se arrodillaban!...

DON JUAN
(Fuera de sí)
¡No! ¡No! ¡No! ¿Qué es esto?
¿Qué horrible pesadilla me atormenta?
¡Por Dios!

GAVILAN
(Que va mirando a todas partes. poseído de profundo terror. ve aparecer en el fondo a Margarita, y lanza un grito de espanto)

¡Jesús!

DON JUAN
(Volviéndose y viendo a Margarita)
Jesús! ¿Qué es esto? ¡Calla!
Silencio, miserable!

GAVILAN
(Procurando en vano darse cuenta de lo que pasa)
¿Margarita?
¿En el mundo? ¡No, no! ¡Yo no he soñado!
¡Yo la he visto, don Juan!

DON JUAN
(Que se ha apoderado fuertemente de Gavilán por un brazo, y lo empuja hacia el suelo como si procurara que se lo tragase la tierra)

¡Silencio, digo!

GAVILAN
(Aterrado, y esforzándose por desasirse de la mano de Don Juan)

¡Por compasión, don Juan! ¡Por Dios,
soltadme!

(Don Juan suéltalo al  fin, embebecido en la contemplación de Margarita. Gavilán, al sentirse libre. huye como alma que lleva el diablo. y hace mutis santiguándose rápidamente)

¡Jesús, Jesús, Jesús!

DON JUAN
Dios me la envía.


ESCENA V

Margarita y Don Juan.

(Margarita ha salido por el fondo lentamente y se dirige hacia el convento como atraída por él, sin ver nada a su alrededor. Viste traje oscuro de lana burda. Lleva los cabellos con algún desorden, sin toca ni manto que los cubra, y un báculo en la mano, que dejará más adelante, en momento oportuno. No ve a Don Juan hasta que lo indica el diálogo. Don Juan no cesa de mirarla, absorto en su contemplación. y sin saber si ha de dar crédito a sus ojos. no se mueve del sitio. A la izquierda, en que le sorprendió la aparición de Margarita. como si estuviera clavado en él)

Margarita “¡Por fin! ¡Mi convento!”

MARGARITA
¡Por fin! ¡Mi convento!
¡Ya ves, Madre mía!
¡Las olas del mundo
me arrojan aquí!
Dulcísimas voces,
secretos impulsos,
¡Oh, Virgen amada!
me llevan a Ti.
¡Qué meses tan largos!
¡Qué negras angustias!
vagando al azar;
y luego rendida
por fiebres traidoras,
en lóbrega venta
la muerte esperar.
¡Ay Virgen del alma,
Tú sabes mi pena!:
que en vano pretendo
matar mi pasión;
que siempre le adoro,
que nunca le olvido...
¡Piedad, Madre mía;
clemencia, por Dios!
¡Yo siempre envidiábate
soñando contigo,
mi ardiente plegaria,
la misma que aquí!

(Oyense, dentro, tenuemente celestiales acordes)

¡Jesús! ¡Virgen Santa!
¡Qué voces angélicas!
¡Perdón, Madre mía;
perdóname!

VOZ
(Dulcísima dentro)
¡Si!

(Margarita quedase en honda meditación. vaga por sus labios inefable sonrisa)

DON JUAN
(Dando un paso hacia Margarita)
¿Deliro? ¿Qué inmenso
poder sobrehumano
me humilla? ¿Qué mano
detiéneme?...¡No!

(Vuelve a quedarse inmóvil y absorto)

MARGARITA
(Subiendo la grada del pórtico)
Piedad. ¡Virgen Santa!
que llamo a tu puerta.

(Disponiéndose a llamar)

Mas no, que está abierta,
¿Qué mano la abrió?

(La puerta ábrese. Margarita detiénese un punto, asombrada)

DON JUAN
(Sin apartar sus ojos de margarita)
Ya no duda. ¡Quiere entrar!

MARGARITA
¡Qué descuido! ¿Qué será?
¡Mas a punto no la abrieran
si las monjas me vinieran
a esperar! ¡Nadie asoma!
¡Nadie viene! ¿Qué será?

(Mira hacia el fondo de la iglesia, recelosamente, después vuelve sus ojos hacia la calle, y ve, de pronto, a Don Juan)

¡Oh!

DON JUAN
¡Sí! ¡Sí! ¡Margarita! ¡Margarita!

(Yendo hacia ella)

MARGARITA
(Bajando a la calle como para precipitarse en brazos de Don Juan)

¡Don Juan!

(Margarita. antes de llegar a Don Juan, se detiene de pronto)

DON JUAN
¡Cuán pálida y triste!
¿Qué ha sido de ti?

MARGARITA
¡Don Juan! ¡Desgraciado!
¿Qué buscas aquí?

(Margarita apartase aun mas de Don Juan)

DON JUAN
¿De mí te apartas...

MARGARITA
(Aparte)
¡No, no es un sueño!

DON JUAN
...hoy Margarita,
...que al fin te encuentro?

MARGARITA
Desde la noche infausta
de mi prisión funesta,
¿no sabes tú mi angustia?
¿No sabes tú mis penas?

DON JUAN
Desde que a Dios le plugo
llamar en mi conciencia
fue inútil mi constancia
para buscar tus huellas.

MARGARITA
Vagué por caminos
sin pan y sin vivienda;
de angustia y de fatiga
tuviéronme por muerta.

DON JUAN
Perdida la esperanza,
muriéndome de pena,
hoy, al cerrar la noche,
gané por fin Palencia.

MARGARITA
Después oyó mi alma
no sé qué voz secreta,
soñé con el refugio
tranquilo de mi celda.

DON JUAN
Mi padre, Margarita
murióse de tristeza,
tú sola me quedabas,
¡Y tú de mi te alejas!

(Con acento de ardiente súplica)

¡Por Dios, Margarita!

MARGARITA
No llores, no llores.

DON JUAN
¡Por Dios te suplico
que no me abandones!

(Margarita después de un nuevo impulso que la acercó a Don Juan, retrocede otra vez)

Atormentado por mis culpas
mi padre acaba de morir.
Sobre la tierra ya no tengo
más que un amor: mi amor a ti.
¡Ay, que sola tú me has querido,
santa mujer; ningunas más!
¡Ay Margarita de mi alma,
no me abandones, por piedad!

MARGARITA
Atormentada por mi culpa,
casi arrastrándome, llego aquí.
Sobre la tierra no he tenido
más que un amor: mi amor a ti.
Pero es forzoso que me olvides.
Hoy reclamándome Dios está
¡desde su templo! ¡desde mi claustro!
¡No me detengas, por piedad!

DON JUAN
(Con acento de suprema angustia)
¡Margarita de mi alma!

MARGARITA
¡No, don Juan!

DON JUAN
(Extendiendo sus brazos hacia ella)
¡Margarita de mi alma!

MARGARITA
¡Nunca más!

(Vacila un momento y cae en brazos de Don Juan)

¡Ah!

DON JUAN
Así, en mis brazos,
¿te acuerdas?
Yo te revelaba
mi inmenso amor.

MARGARITA
Así, en tus brazos,
me sorprendió
por vez primera
mi inmenso amor.

(Queriéndo desasirse)

¡Oh!

DON JUAN
(Reteniéndola)
¡No!

(Con ternura)

Yo contemplándote
me embelesaba;
tú con los ojos
me sonreías;
quedo, muy quedo
yo te llamaba,
y tú en mis brazos
¡al fin caías!

MARGARITA
(Con pasión)
Y yo mirándote
me embelesaba,
soñando siempre
que me querías;
sobre tu pecho
me confiaba,
y entre tus brazos
¡me sostenías!

DON JUAN
¡Cómo te quiero!
¡Con cuánto afán!

MARGARITA
¡Cómo te quise!
¡Cuánto, don Juan!

(Oyense de pronto celestiales acordes. Margarita los escucha con éxtasis y se aparta rápidamente de Don Juan)

¡Oh!

DON JUAN
¿Me abandonas?

VOCES ANGUSTIOSAS
(Dentro)
¡Ven!
¡Vuelve a mi!

MARGARITA
¿Qué misteriosas voces oí?

VOCES ANGUSTIOSAS
(Dentro)
¡Ven!

MARGARITA
¡Oh!

DON JUAN
(Implorando)
¡Mi vida!
¡Mi único bien!

MARGARITA
¡Dios me reclama!

VOCES
(Dentro)
¡Ven!

MARGARITA
¿Oyes?

VOCES
(Dentro)
¡Ven!

(Margarita sigue extática y  retrocede dos o tres pasos hacia el convento, pero sin volver la espalda a Don Juan)

DON JUAN
Si tú sola me puedes salvar,
¿qué va a ser de mi vida sin ti?
Si me falta en el mundo tu amor,
¿qué va a ser, Margarita, de mí?

MARGARITA
No; tú solo me puedes perder;
no, don Juan; no me apartes de aquí.
Si me vencen tu amor y mi amor,
¿qué va a ser para siempre de mí?

VOCES
(Dentro)
¡Ven!

MARGARITA
¡Oh!

DON JUAN
¡Mi vida!
¡Mi único bien!

MARGARITA
¡Dios me reclama!

VOCES
(Dentro)
¡Vuelve a mí! ¡Ven!

MARGARITA
(Margarita  la horrible turbación de su espíritu, se acerca a Don Juan)
¡Contigo queda mi corazón,
ay, pero el alma la debo a Dios!

DON JUAN
¿Sin ti? ¡Jamás!

MARGARITA
¡Adiós,
don Juan!

(En un arranque de pasión)

¡Para dejártelo, quisiera yo
que me arrancaras el corazón!

DON JUAN
¿Sin ti? ¡Jamás!

MARGARITA
¡Adiós, don Juan!

(Don Juan la sujeta entre sus brazos)

¡Ah!

VOCES
(Dentro)
¡Ven!

(Margarita  intenta desasirse y Don Juan la detiene)

DON JUAN
¡Jamás! ¡Por Dios!

(Como antes)

MARGARITA
¡Ah!

VOCES
(Dentro)
¡Ven!

MARGARITA
(Separándose de Don Juan, como impulsada por poderosa inspiración)
¡Atrás!

(Don Juan permanece como anonadado, pero extendiendo sus brazos hacia ella. Margarita sube la escalinata rápidamente y volviéndose hacia él, canta)

¡Adiós!

(Entra y rápidamente ciérrase la puerta tras ella)

(Dentro)

¡¡Adiós!!

(Don Juan, precipitase hacia el convento, sube la escalinata, forcejea inútilmente para abrir la puerta y cae sobre las gradas como herido por el rayo)


CUADRO II

(Interior de la iglesia del convento. Al fondo el altar mayor. Con amplio presbiterio, separado de la nave por una baranda, según costumbre. en el centro de la baranda una puerta para bajar a la nave, por una gradería de cinco escalones. A la derecha e izquierda otros altares y, sobre ellos, a un lado y a otro, altos ventanales con vidrios de colores. A la izquierda, en primer término, amplia puerta de proporciones majestuosas, y arquitectónico y bello conjunto, da paso al claustro, del cual deberá verse el arranque o comienzo. Por esta puerta, abierta de par en par, entra la claridad de la luna como un torrente de luz celestial. Los rayos de la luna fíltranse también por las vidrieras de este lado)


ESCENA VI

(Margarita aparece, vestida de monja, exactamente como en el primer acto, junto a uno de los altares de la derecha, mira a un lado y a otro con viva satisfacción y quédase luego como en éxtasis mirando hacia la alta puerta del claustro)


Margarita “¡Qué espléndida luna!”

MARGARITA
¡Qué espléndida luna!
¡Qué noche tan clara!
¡Qué cielo tan puro!
¡Parece de nácar!

(Absorbiéndose en sus reflexiones)

La puerta del templo
abierta se hallaba...
¡y luego cerróse
por mano fantástica!
Penetro en mi celda,
y está solitaria
y en ella mis hábitos,
mis tocas, me aguardan.

(Animándose rápidamente)

¡Misteriosas voces
me animan y exaltan!
¡Claridad de gloria
sobre el mundo baja!
¡Por el ancho disco
de la luna blanca
la luz de los cielos
a torrentes pasa!

(Dirigiéndose hacia el claustro)

¿Qué impulso me alienta?
¿Qué fuerza me arrastra?
¿Qué mano me guía,
pues voy deslumbrada?
¡Ah!, ¡no! Si es mi Virgen,
mi Virgen del alma
que, allá desde el claustro,
me mira y me llama.
¡Tan buena... tan dulce...
tan bella.., tan cándida!

(Poco a poco, y a medida que lo van indicando sus frases, Margarita continúa dirigiéndose hacia la puerta del claustro, como si la viva luz de la luna la atrajera y sugestionara. rápidamente después. y como si el torrente mismo de la celeste claridad la sorbiera precipitase en el claustro)


ESCENA VII

(La Tornera. aparece, de improviso, en el fondo del presbiterio vestida, naturalmente, de monja y como una exacta contrafigura de Margarita. Detiénese en un punto y principia a andar luego, lentamente, de tal modo que produzca al espectador en todo lo posible, la impresión de que se desliza el altar mayor se ha encendido súbitamente y al andar la tornera deja sobre el pavimento huellas de luz. Sale del presbiterio y detiénese en la segunda grada de la escalera que conduce a la nave. Al punto en que se para deben bajar para formarle una aureola, los rayos de la luna que se filtran por uno de los ventanales. y en este sitio permanece inmóvil casi y con actitud de profundo recogimiento)


ESCENA VIII

La Tornera y Margarita.

(Margarita vuelve al claustro andando hacia atrás  como deslumbrada)

Margarita “¿Qué he visto, Virgen Santa?”

MARGARITA
¿Qué he visto,
Virgen Santa?...
¡Mis luces...
como estaban!
¡Mis flores tan lozanas!
¡Mis llaves...
a tus plantas!

(Fijándose en la Tornera)

¡Ah! ¡Jesús! ¡Una monja!
 ¿Por qué tiemblo, Dios mío?
¿Quién será? ¡No me asisten
mis recuerdos dormidos!

(La Tornera mira fijamente a Margarita. Baja otro escalón. enciéndese de súbito los últimos altares a un lado y a otro)

¡Se aproxima! ¡Los altares
se iluminan de repente!...
¡Claridad indefinible
de su cuerpo se desprende!
¡Me mira! ¡Me sonríe!
¡No la conozco! ¡No!
Las fuerzas me abandonan...
Me asusto de mi voz...

(De pronto, como si la impulsara una fuerza superior, dirígese hacia la Tornera y entabla con ella el diálogo siguiente. La Tornera se halla en la actitud descrita ya. es decir frente al publico)

MARGARITA
¡Hermana!

LA TORNERA
¡Hermana!

MARGARITA
¿Como os llamáis?
No sé quién sois.

LA TORNERA
¿Yo? ¡Margarita!

MARGARITA
¿Vos Margarita?
El mismo nombre
lleváis que yo.
Pero, decidme:
¿Qué sois?

LA TORNERA
Tornera.

MARGARITA
¿Qué tiempo ha?

LA TORNERA
Dos años justos.

MARGARITA
¿Dos años, dice?

LA TORNERA
Mañana mismo se cumplirán.

(Retrocede Margarita, presa de profundo asombro, y en tal actitud y forma que el público distinga ya su rostro)

MARGARITA
¡Mi historia!
¡Mi nombre!
¡Mi voz!

(Fijándose en la tornera)

¡Mi cuerpo!
¡Mi rostro!
¿Qué miro,
gran Dios?

(La Tornera no se mueve. mira a Margarita y sonríe)

¿Deliro?
¿Soy yo?
¿Mi imagen acaso
que al pie de la Virgen
rezando quedó?

(Ilumínase la escena con vivísimo resplandor y al cruzar la radiante ráfaga desaparece la tornera y aparece la imagen de la Virgen, tal y como el público la vio en el claustro, durante el cuadro final del acto primero, con manto igual e igual corona)

MARGARITA
¡Oh!

(En torno a la imagen de la Virgen difúndese viva claridad, que debe irse agrandando, agrandando, hasta que al final del acto llene todo el fondo de la escena)

MARGARITA
(A la Virgen. como si escuchara palabras suyas)
¡Si te adoraba siempre!
¡Si, te invoqué al huir!
¡Mi lugar ocupaste!
¡Me redimiste al fin!
¡Madre mía!
¡Mi Virgen!
¡Gloria a ti!
¡Gloria a ti!

(Cae Margarita de rodillas, con los brazos abiertos, y en éxtasis. La imagen sube hacia el cielo lentamente en medio de la atmósfera de resplandores que la envuelven, y óyense dentro voces angelicales)



FIN


Información obtenida en:
http://lazarzuela.webcindario.com/

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