El Juramento (Libreto)



EL JURAMENTO



Zarzuela en tres actos.

Libreto de de Luis de Olona.

Música de Joaquín Gaztambide.

Representada en Madrid en el teatro de la Zarzuela, el 29 de Diciembre de 1858.



REPARTO (Estreno)

María – Josefa Mora

Baronesa – Luisa Santamaría.

El Marqués de San Esteban – Tirso de Obregón.

Don Carlos – Ramón Cubero.

Conde – Francisco Calvet.

El Cabo Peralta – Francisco Salas.

Sebastián – Vicente Caltañazor.

Oficiales, Soldados, Aldeanos de ambos sexos.

La acción en el reinado de Felipe V durante la guerra con los austriacos. —1710.


ACTO PRIMERO

El teatro representa la entrada de una quinta. Al fondo un sendero que atraviesa un viñedo. A la derecha la casa construida con elegante sencillez. A la izquierda, dependencias de la quinta. Arboles aquí y allá.


ESCENA PRIMERA

María. En seguida Aldeanos de ambos sexos. Al levantarse el telón María aparece en uno de los balcones de la casa, mirando al camino con alegría y exclamando:

(Canto)

MARIA
Ellos son!
No hay dudar!
Ya del monte
los miro bajar.

(Suena dentro un caracol de caza)

Acudid.

(Mirando a las dependencias de la quinta)

ALDEANOS
(Saliendo por la izquierda y corriendo a mirar al fondo)
Allí están!
Por el monte
los vemos bajar.

(María desaparece del balcón)

ALDEANOS
(Unos a otros)
De su cacería
vuelve el conde ya:
viva, viva el noble
cazador audaz!

MARIA
(Saliendo y aparte)
Al fin vuelve a mi lado
mi dulce bien amado!
Al fin respira el alma
con júbilo sin par!
Penas de ausencia
Volad¡ volad!
Mis alegrías renacen ya.

ALDEANOS
(Mirando al fondo y unos a otros)
Oh cuánta liebre!
Mirad, mirad!
Ricos despojos
nos tocarán!
Viva!

MARIA
Volad.

ALDEANOS
Viva.

MARIA
Volad.

(A un tiempo. María y Aldeanos)

MARIA
(Aparte)
Mis alegrías
renacen ya.

ALDEANOS
La cacería
nuestra será.


ESCENA II

Dichos. —El Conde en traje de caza y andando penosamente a causa de su edad. —D. Carlos también en traje de caza, le ayuda a bajar del ribazo. — Sebastián viene cargado de liebres y conejos, con un palo en la mano y algo mohíno.

(Canto)

CONDE
(A los aldeanos con alegría)
Hola! Muchachos! Hola!
Por vida mía!
Celebren aquí todos mi puntería.
Esas liebres que traigo
las cazé yo.

SEBASTIAN
(Ni una mató siquiera
el buen señor)

ALDEANOS
Gloria! Gloria al noble
diestro cazador!

CONDE
Un tiro di a una banda
de gorriones...

SEBASTIAN
(Aparte)
Y yo sentí en la nalga
los perdigones.

CONDE
Ningún ave me escapa (A Sebastián)
verdad?

SEBASTIAN
Verdad.
Siempre que las apunta...
(Nunca las da)

CONDE y CARLOS
Qué es ver en el bosque
la liebre medrosa
sallando las breñas
huyendo afanosa!
La sigo ligero
por monte y vergel
y allí de un balazo
cae muerta a mis pies.

TODOS
Qué es ver en el bosque
la liebre medrosa
saltando las breñas
huyendo afanosa!
La sigo / La sigue
ligero
por monte y vergel
y allí de un balazo
cae muerta a mis/sus pies.

CARLOS
Honor al conde,
honor y prez
al diestro cazador
que logra tal laurel!

(Hablado)

CONDE
Y aquella liebre que cayó en el bosque, la maté yo también. (A D. Carlos)

CARLOS
Sí! Todas, querido tío.

SEBASTIAN
(Pues! la manía de siempre. Y si se le contradice, arma una de mil demonios) (D. Carlos y María procuran acercarse el uno al otro con disimulo)

CONDE
Qué murmuras tú? (A Sebastián)

SEBASTIAN
Nada. (Cáspita! Creo que se me han quedao los perdigones en el cuerpo! [Poniéndose la mano en la cadera)

CONDE
Todavía pretendes hacerme creer que te he disparado a tí?

SEBASTIAN
Cá! No señor... Ay! (De pronto quejándose)

CONDE
Qué es eso? (Acercándose a Sebastián)

(D. Carlos y María, que han estado buscando una ocasión de hablarse, se acercan vivamente el uno al otro y se dicen en voz baja y aparte)

CARLOS
(Me esperabas?)

MARIA
(Con mucha impaciencia)

CARLOS
(Yo no vivía sin verte!)

MARIA
(Por Dios que no nos oiga!) (Por el conde)

CONDE
Chico mas aprensivo... (Se separan)
Ea! Cargad vosotros con esos despojos y celebrad con ellos mi gloriosa jornada! (A los aldeanos que se lanzan sobre las piezas de caza)

SEBASTIAN
Eh! (Interponiéndose) No hay que meterlo a barato! Este conejo para Antón. Tú, Simona, coge este gazapo: y  tú, Ambrosio, estas dos liebres. (Murmullos de descontento) Si tiene cinco hijos capaces de comérsele a él! Vaya largo!

ALDEANOS
Viva nuestro amo! (Se van)

SEBASTIAN
Reniego de la caza y de... Buenos días. Mariquita! (Encontrándose con ella ) Je! je! Si todas las liebres se parecieran a vos, ya estaría yo corriendo tras ellas veinte y siete mil semanas.

CARLOS
Animal! (Interponiéndose bruscamente)

SEBASTIAN
Eh? Va eso conmigo? (Admirado) (María hace una seña a D. Carlos para que se reprima)

CONDE
(A Sebastián) Lleva adentro esta escopeta. Voto a bríos! Como nuestros soldados disparasen a las tropas del archiduque con el acierto que yo...

SEBASTIAN
Oooh! (Había guerra para un siglo) (Se va llevándose la escopeta)

CONDE
Y esos perros ingleses tienen tal destreza... Dígalo sino el balazo que te ha tenido inutilizado un mes… y al cual por otra parle he debido el placer de verte.

(A Carlos)

CARLOS
Cierto. A esa herida debo yo también la dicha que hoy experimento aquí. (Mirando a María)

CONDE
Te creo, Carlos. Tú no has conocido a tus padres. Yo te he tenido a mi lado desde tu niñez y...

CARLOS
Y nunca podré pagaros lo que por mí habéis hecho.

CONDE
Eso no es del caso.

MARIA
Pues y yo?

CONDE
Qué!... Vas también a recordar ahora... Tu padre fue un mayordomo leal. — Te dejó al morir a mi cuidado... y yo he querido educarte como una señorita... de lo cual no me arrepiento. Qué diablo! Soltero y solo toda mi vida, habría pasado sin ti una existencia triste y monótona. La mujer!... La mujer es una compañía inapreciable... Y llega un día en que se echa bien de menos.

CARLOS
Qué! desearíais estar casado?...

CONDE
Por qué no? Tu carrera te alejado mi lado. María tendrá un marido mañana ó el otro...

MARIA y CARLOS
Un marido?... (Con emoción)

SEBASTIAN
(Saliendo con un pliego en la mano) Qué demonio! Pues no trae pocos sellos que digamos!

CONDE
Eh? Qué papel es ese?

SEBASTIAN
Un pliego que he encontrado sobre la mesa del señorito D. Carlos.

CARLOS
Un pliego?

MARIA
Sí. Sí! Ayer lo trajo un soldado de a caballo... Perdonad si no os lo he dicho antes.

CONDE
Qué podrá ser? (Carlos lee para sí y manifiesta suma tristeza)

MARIA
Os ponéis pálido.

CARLOS
No, no. (A su tío) Leed.

CONDE
Qué demonio! (Buscando las gafas, que se pone y leyendo para sí) A qué viene tanto rodeo?

SEBASTIAN
Vaya un papel misterioso!

CONDE
Hola, hola! Te mandan incorporarte a tu regimiento.

MARIA
(Aparte) Cielos!

SEBASTIAN
Me dio en la nariz.

CONDE
Partir a Madrid hoy mismo.

MARIA
Hoy! (Con profunda emoción)

CARLOS
Prudencia. (Bajo a María)

CONDE
Nada más justo. Tú herida está curada y sería vergonzoso continuar aquí en tanto tus compañeros combaten por el honor de su patria.

MARIA
(Dios mío!)

CARLOS
Tenéis razón. Dentro de dos horas me pondré en camino. Sebastián, di que tengan preparado mi caballo.

CONDE
Y que le acompañen mis guarda-bosques. (Don Carlos va a hablar) Oh! Yo sé lo que me digo. A lo mejor puedes encontrarte con algún destacamento austriaco... Ven, quiero yo mismo dar las órdenes. (A Sebastián)

SEBASTIAN
(Calle! Creo que llora Mariqui…) (Parado y mirando a María)

CONDE
Anda, badulaque. (Tirándole del brazo)


ESCENA III

Carlos y María, corren el uno al lado del otro.

MARIA
Vais a partir!

CARLOS
Tranquilízate, María. No tardaré en volver a tu lado.

MARIA
Ah, D. Carlos! Vos me olvidareis. Un mes de amor es bien poco para resistir a la ausencia.

CARLOS
Qué? Desconfiáis de mi cariño?

MARIA
No me hagáis concebir esperanzas que luego no podáis realizar. Tened presente que mi corazón es vuestro, pero que la menor duda me haría renunciar a vos para siempre.

CARLOS
Qué dices?

MARIA
No lo extrañéis. Yo soy pobre y humilde; vos rico y de noble cuna! A mí me loca temer que os arrepintáis de haberme amado.

CARLOS
No... nunca.

MARIA
Y si vuestros amigos, si vuestro tío contrariasen vuestra inclinación...

CARLOS
Yo lo arrostraré todo por tí.

MARIA
De veras? Ahí pensadlo antes bien.

CARLOS
Seré tu esposo aunque se oponga el mundo entero.

CONDE
(Dentro) Voto al lucero del alba!...

MARIA
(Pasando vivamente a la derecha) El conde vuelve.

CARLOS
Nos veremos antes de mi marcha?...

MARIA
Oh! sí... Pero separémonos. (Entra vivamente en la casa)

CARLOS
Yo te buscaré. (Solo) Oh! mal haya la suerte que me obliga a partir. (Se va por otro lado)


ESCENA IV

El Conde y Sebastián

CONDE
No me repliques. Digo que esta larde saldré a caballo, o nos han de oír los sordos.

SEBASTIAN
Pero... (Le ha dao por echarla de valiente, y se va a matar!)

CONDE
Atreverse a hacerme observaciones sobre mi edad!... Quítame estos botines. (Se sienta)

SEBASTIAN
No se enfade usía. (Quitándoselos de rodillas) Yo le he dicho por su bien.

CONDE
Mi bien! Mi bien! (Murmurando)
SEBASTIAN
Qué diantre! Si no se cuida usía, a los sesenta años...

CONDE
Toma, charlatán. (Dándole un pescozón)

SEBASTIAN
Ay! ( Sin levantarse)

CONDE
Toma, sesenta años.

SEBASTIAN
Por qué la pega usía conmigo? Soy yo fe de bautismo?

CONDE
Quítame este otro. (Presenta el otro botín)

SEBASTIAN
Yo hablo por boca de ganso.

CONDE
Te parezco muy viejo, no es así?

SEBASTIAN
Cá! Al contrario! Pues si tiene usía una cara más fresca que una lechuga... Y luego una agilidad... y un tino pa matar liebres.

CONDE
Adulador! (Satisfecho)

SEBASTIAN
(Je! je! Ya se le cae la baba) (Levantándose)

CONDE
Y... (En tono confidencial) qué dirías tú si yo te hiciera una confianza? (Levántase)

SEBASTIAN
Diría... Toma! Diría lo que viniese al caso.

CONDE
Pues aquí donde me ves, estoy muy en vísperas...

SEBASTIAN
De caer malo?

CONDE
No... De casarme.

SEBASTIAN
(Con asombro) Usía! Usía casar... (Asombrado)
(Dios mío! ya chochea!)

CONDE
Eh? qué dices a eso?

SEBASTIAN
(Secamente) Que no me gustan esas vísperas.

CONDE
Necio! Badulaque! (Enfadado)

SEBASTIAN
Pues bien, señor... Ya cambié de idea! Hace usía perfectamente. — Y... quién es la novia? Alguna señora respetable... así, de unos cincuenta años... No es mala edad!

CONDE
Eh! Me crees tan tonto? La novia es joven! noble! rica!

SEBASTIAN
(Alguna que por fea no la quiere nadie)

CONDE
Muy guapa!

SEBASTIAN
(Entonces es una trapisondista)

CONDE
La baronesa de Aguafría.

SEBASTIAN
La barone!... esto sí que me deja frió. —Esa dama de quien estuvo hablando a usía aquel señor gordo que vino la otra tarde?

CONDE
Ese señor gordo es un procurador.

SEBASTIAN
Y bien que procura por sí. Tiene una salud y unos colores...

CONDE
La baronesa y yo sostenemos hace años un pleito de dos millones; y a mi abogado se le ha ocurrido el transigirlo casándome con ella. Dentro de seis u ocho días me presentarán en su casa.

SEBASTIAN
Ah! La baronesa no conoce a usía?

CONDE
Nunca me ha visto.

SEBASTIAN
(Entonces no se acaba el pleito)

CONDE
Qué?

SEBASTIAN
Señor, yo... así, a lo palurdo, creo que usía no está para esos ruidos. Aquí vivimos en paz y en gracia de Dios...

CONDE
No. Yo no puedo continuar más tiempo soltero.

SEBASTIAN
(A buena hora se acuerda)

CONDE
Dentro de poco me veré sólo, aislado, puede decirse...

SEBASTIAN
Aislado?

CONDE
Sí tal. María se casará a lo mejor. Tendrá que cuidar de su marido, de sus hijos...

SEBASTIAN
Qué? Pensáis buscarle marido? Pues aquí estoy yo, que la quiero más que a las niñas de mis ojos!

CONDE
(Poniéndole una mano en el hombro) Hablaremos, señor Sebastián... hablaremos. Sois algo majadero (Sonriendo); pero hombre de bien; y no os falta habilidad para la jardinería.

SEBASTIAN
Es posible, señor? (Muy contento) Usía seria tan bueno...

CONDE
Piensa en ello, que yo también pensaré. —Ahora voy a almorzar. (Yéndose hacia la casa)

SEBASTIAN
(Siguiéndole) Así se le vuelva un brillante cada tajada! Y Dios le dé ochenta años de vida...

CONDE
Basta! basta! (Yéndose)

SEBASTIAN
Y se case con todas las baronesas...  — Sebastián! alégrate! Salta Sebastián! (Da un salto) Huy! yo no sé lo que me pasa! Je! je! je! je! Río como un bestia! Je! je! je! Viva el amo!


ESCENA V

Dicho y María.

MARIA
Calle! Por qué das esas voces?

SEBASTIAN
Es ella!

MARIA
Por qué estás tan alegre?

SEBASTIAN
Mona! (A María)

MARIA
Qué es lo que tienes?

SEBASTIAN
Yo me volveré elegante. (Arreglándose el cabello)

MARIA
Cómo?

SEBASTIAN
Yo andaré a lo fino, como tú. (Echa a andar contoneándose)

MARIA
Eh? Se le ha vuelto el juicio?

SEBASTIAN
Y yo trabajaré noche y día para que tú te estés arrellana como uno señora y meciendo al rorro.

MARIA
Has almorzado fuerte?

SEBASTIAN
He almorzado alegría! felicidá! Yo voy a ser tu… (Va a arrodillarse y se oye gran ruido y voces dentro)

MARIA
Dios mío qué estrépito! (Yendo al fondo)

SEBASTIAN
Cáspita! Si serán los tudescos! Esta maldita guerra lo trae a uno siempre asustao.

(Canto)

Dichos, La Baronesa, Aldeanos y Aldeanas.

BARONESA
(Dentro) Torpe!!!

VOCES
Señora, sosegaos!

BARONESA
(Dentro) Bruto!!!

VOCES
Señora, perdonad!

BARONESA
(Saliendo muy furiosa seguida de los aldeanos)
Que postillón
tan animal!
yo vivo de milagro!
justo! no hay más!

ALDEANOS
Es verdad.

(María y Sebastián interrogan por señas a los aldeanos; estos contestan en tanto que la baronesa pasea muy alterada)

ALDEANOS
Esta señora (A María y Sebastián)
cruzaba ahora
por el camino
de la ciudad.

BARONESA
(Paseándose y como si hablase con el postillón)
Animal!

ALDEANOS
A troche y moche (Continuando)
corría el coche
y un tropezón
le hizo volcar.

MARIA y SEBASTIAN
Os hizo daño? (Acercándose con interés)

BARONESA
Mucho.

MARÏA, SEBASTIAN y ALDEANOS
Qué ha sido? (Con sobresalto)

BARONESA
Me ha estropeado
todo el vestido!
Por Dios y por la Virgen
la falda componed.

MARIA y SEBASTIAN
Al punto! (Estirándole la falda)

SEBASTIAN
(Vaya un talle que tiene esta mujer!)

BARONESA
Gracias! Mil gracias. (A Maria y Sebastián)

MARIA y SEBASTIAN
Descansad aquí.

BARONESA
(Con imperio)
Presto una silla!

(Sebastián la trae. Ella se sienta)

Ay! respiro al fin!

ALDEANOS
(Unos y otros observando a la baronesa con curiosidad y admiración)
Ay que traje tan rico!
Ay que canesú!
Qué cintillo de perlas
y qué marabú!

BARONESA
(Entre tanto salvaje
no me vi jamás:
pero ya que me admiran
no me encuentro mal)

ALDEANOS
Ay que canesú!
Ay que faralá!
Cuantos ringo-rangos
en el delantal!

BARONESA
(Levantándose)
Ved si puedo partir.

ALDEANOS
Roto está el coche.

BARONESA
Yo no quiero pasar aquí la noche.

ALDEANOS
El sitio es muy alegre.

BARONESA
No lo niego.
Más yo del campo
y su placer reniego. (Murmullo)

(Estrofa)

BARONESA
(Con ironía)
El arroyo y la enramada
y la fuente nacarada,
y el parlero pajarito
y los prados y la flor...
Todo, todo...
es muy bonito,
para el cuadro
de un pintor!

ALDEANOS
Oh! no hay nada
más bonito
para el cuadro
de un pintor.

BARONESA
A mí el pajarito
jaqueca me da,
y el son del arroyo
tristeza mortal.
El polvo me ahoga,
me cansa el andar!
Y tengo a los bichos
un miedo cerval.
Mejor
que los prados,
mejor
que escuchar
al ave
y la fuente
y el aura fugaz...
Yo prefiero
mis salones,
mi elegante
sociedad,
Y los ecos
del piano
que preludia
alegre vals.

(A un tiempo. Baronesa y Aldeanos)

BARONESA
La, la, la, la,
oh qué recuerdo!
la, la, la, la,
no hay más allá!
la, la, la, la,
la, la, la, la.
que delicioso vals.

ALDEANOS
Oh qué dama
tan dengosa!
Todo aquí
lo encuentra mal.
Vuelva pues
a sus salones
donde el sol
ni el aire da.

(Hablado)

MARIA
Y qué habéis de hacer no pudiendo continuar vuestro camino?

BARONESA
Qué se yo? (Paseándose impaciente) Aburrirme… desesperarme!... Reniego del postillón, y de mi deseo de viajar y de... (Deteniéndose de pronto y mirando a los aldeanos) Pero qué hace aquí toda esta gente? Me miran como si yo fuese una cosa rara. (Vivamente) Idos majaderos!

ALDEANO
Vaya una mujer! (Se retiran refunfuñando)

OTRO
Pues no gasta poca vaniá.

BARONESA
Y tú por qué te quedas? (A Sebastián)

SEBASTIAN
Estoy en mi casa. (Bruscamente)

BARONESA
Sí? Bueno es saberlo.

MARIA
(Afectuosamente) Es decir, esta es la casa de su amo y mi protector el señor conde.

BARONESA
Aquí vive un conde! (Pasando al lado donde está la casa)

MARIA
Si, señora. El conde del Arenal.

BARONESA
(Cielos!)

SEBASTIAN
(Aparte a María) (Qué le ha dao?)

BARONESA
(Mi presunto marido! Va a creer que he venido ex profeso)

SEBASTIAN
Que inquieta se ha puesto. (A María aparte)

BARONESA
(Y qué remedio? Ya no es posible evitar... Bah! Con eso le conoceré y sabremos a qué atenernos)

MARIA
(Se dirige a la puerta de la casa) Me permitiréis prevenir al señor conde de vuestra llegada?

BARONESA
Sí... Sí. Hacedme el favor de explicarle el casual accidente que me ha obligado... decidle que soy la baronesa de Aguafría.

SEBASTIAN
(La baronesa!)

BARONESA
Eh? (Volviéndose a Sebastián)

MARIA
Voy al instante [Entra en la casa)

BARONESA
Por qué es esa sorpresa? (A Sebastián)

SEBASTIAN
Con que usía va a ser nuestra ama!

BARONESA
Quién os ha dicho?...

SEBASTIAN
Vaya! El mismo señor conde. Pues si es tan llano y tan amable...

BARONESA
Sí. Ya me han dado noticias...

SEBASTIAN
(Admirado) Ah! Vos estáis bien informa...

BARONESA
De todas sus cualidades.

SEBASTIAN
(Pues no sé como apenca con el buen señor)

BARONESA
Me consta que es un hombre alegre, emprendedor...

SEBASTIAN
(Con ironía) Mucho!

BARONESA
Gallardo!

SEBASTIAN
Oooh! (Ponderando)

BARONESA
Que caza diestramente, que monta bien a caballo!...

SEBASTIAN
Uf!... (Quién habrá engañao a esta pobre señora?)

BARONESA
De todo lo cual deduzco que tendrá... unos cuarenta y ocho años.

SEBASTIAN
Ajá! unos sesenta.

BARONESA
Sesenta? Qué decís? Cómo es posible eso?

SEBASTIAN
Toma! Naciendo hace sesenta años.

BARONESA
Entonces estará cayéndose de viejo!

SEBASTIAN
Cá! Si no fuera por un poco de reuma, otro poco de tos y otro poco de gota estarla como un clavel.

BARONESA
(Santo Dios! Y yo que casi he dado mi palabra)

SEBASTIAN
Mirad, mirad! Ahí le tenéis.

BARONESA
Es aquel anciano? (Señalando al interior de la casa)

SEBASTIAN
Sí... sí. Más derecho viene que un huso.

BARONESA
(Es decir que han sorprendido mi buena fe!) Y quién es aquel joven que le acompaña?

SEBASTIAN
Su sobrino don Carlos, un oficial.

BARONESA
(Vivamente y después de mirar un poco adentro) Y en qué pensaba el procurador que no me propuso al sobrino?)

SEBASTIAN
Ya están aquí.


ESCENA VI

Dichos, El Conde, María y D. Carlos.

CONDE
(Saliendo apresuradamente) Cómo! vos en mi casa, señora baronesa! Vos honrándome con tan grata visita!

CARLOS
(Una baronesa?)

BARONESA
Visita casual... según esa joven os habrá contado; pero que me proporciona el gusto de conocer a un adversario a quien siempre estimé a pesar de nuestro pleito.

CARLOS
(Acercándose) Cómo! Esta señora es la baronesa con quien habíais entablado una cuestión de intereses?

CONDE
Sí. Una cuestión que va a tener el más feliz desenlace.

BARONESA
(Eso allá lo veremos)

CONDE
(Presentando a D, Carlos) Mi sobrino D. Carlos de Guzmán.

BARONESA
Tengo sumo placer. (Saludando) (Es muy simpático)

CONDE
Y como debe partir dentro de pocos instantes… me permitiréis que le sorprenda con la agradable nueva...

BARONESA
No, no... Permitid. Creo... me parece prematuro...

CONDE
Oh! no tal! Una cosa ya resuelta y convenida. Perdonad, pero yo no puedo contener mi impaciencia.

BARONESA
(Todavía cree que soy capaz de casarme con él)

CONDE
Carlos! Acércate.

BARONESA
No, no. Expliquémonos antes.

CONDE
A eso voy. — Te presento a la señora baronesa, tu futura tía.

MARIA
(Qué oigo!)

CARLOS
Mi tía? (Con extrañeza )

SEBASTIAN
(Descorrió el telón) (Pausa)

CARLOS
(Sin volver de su sorpresa) Cómo! esta señora...

CONDE
Va a ser mi esposa.

BARONESA
Conde, advertid...

CARLOS
(Con suma extrañeza) Vos os casáis?

CONDE
Qué! Tendrías algo que oponer?

CARLOS
No, tío, seguramente... Pero... me parece que la desigualdad de edades...

CONDE
(Enojado) Señor sobrino, tened presente que yo no os he pedido vuestra opinión; que soy dueño de mis acciones... y que ya es hora de que os pongáis en marcha. (Pasa al otro lado y habla con María que procura calmarle)

MARIA
(Por Dios, no le irritéis)

CARLOS
(Estoy absorto)

BARONESA
(Acercándose con aire muy amistoso a D. Carlos) Que! Tan pronto vais a partir?

CARLOS
(Gravemente) Sí, señora: mi presencia, además podría traer inconvenientes...

BARONESA
(Con viveza) No para mí; os lo aseguro. Y cuando yo os explique...

CARLOS
Es inútil, señora. Y como conozco el inflexible carácter de mi tío, respeto su determinación y me abstengo de todo comentario sobre ella. (Acercándose al conde) Sólo me resta, señor, suplicaros que me conservéis vuestra amistad.

CONDE
(Enternecido y estrechándole la mano) Más todavía Carlos, cuenta siempre con mi cariño.

CARLOS
Prometedme además...

CONDE
(Afectuosamente) Qué deseas? habla.

CARLOS
Que la protección que hasta aquí habéis dispensado a María...

CONDE
Su porvenir corre de mi cuenta, y pronto tendrá un marido que vele también por ella.

MARIA y CARLOS
Cómo!

SEBASTIAN
(Desde el extremo izquierdo del proscenio) Y que derramará hasta la última gota de su sangre...

CONDE
Cállate tú.

SEBASTIAN
(Me callo)

CARLOS
(Inquieto) Qué marido es ese? Hablad, tío, os lo ruego.

BARONESA
(Mirando a D. Carlos) (Qué emoción!)

CONDE
Es un joven laborioso, honrado, leal!... Ahí le tienes. (Señalando a Sebastián)

CARLOS y MARIA
Sebastián!

SEBASTIAN
(Contento) Yo!

MARIA
(Aterrada) Sebastián!

CARLOS
Oh! Nunca, vive el cielo!

CONDE, SEBASTIAN y BARONESA
Eh? (A un tiempo y sorprendidos)

CARLOS
Basta de inútiles fingimientos. Yo amo a María y os pido que me la deis por esposa.
(A un tiempo, María, Sebastián y El Conde )

MARIA
(Con alegría) (Ah!)

SEBASTIAN
San Braulio!

CONDE
Tú?

BARONESA
Ay! qué lástima de joven!

CONDE
Tú! Un noble! Mi sobrino en fin, soñar semejante enlace.

MARIA
(Alarmada) Dios mío!

CARLOS
(Con animación) María es hija de un hombre honrado. Eso le basta a mi cariño.

CONDE
(Irritado) Vos habéis perdido el juicio!

CARLOS
Tío!

MARIA
(María procurando calmarle) Señor.

CONDE
(Con severidad y energía) Vuestra esposa no será nunca otra que una rica y noble heredera. Y si os atrevierais a desobedecerme, mi abandono y mi maldi...

CARLOS
(Confundido) Cielos!

BARONESA
(Interponiéndose) Conde!

CARLOS
No, tío, no. Yo os obedeceré. (Pausa)

MARIA
(Qué dice?) (Mirando con extrañeza a Carlos)

CARLOS
(Ah! la gratitud es mi cadena!)

MARIA
(Cómo! dejará que me casen con otro?)

CONDE
(A María) Hoy mismo darás tu mano a Sebastián. (Sube al fondo con la baronesa)

MARIA
Hoy!

SEBASTIAN
Es posible! (Sin moverse de su sitio)

MARIA
(Pasando aliado de D. Carlos y en voz baja,) Unid siquiera vuestros ruegos a los míos.

CARLOS
Todo sería inútil.

MARIA
(Mirándole con asombro) Qué! Así me abandonáis! Es esa vuestra última resolución!

CARLOS
María.

MARIA
(Con altivez) Basta! (Con grave acento) Ya veo que nada tengo que esperar de vos.

CARLOS
Escucha!

MARIA
(Dirigiéndose con resolución al conde) Señor conde... aplacad vuestro enojo; disponed de mí como gustéis.

CONDE
Eso esperé siempre de tí. (Bajando al proscenio)

BARONESA
(Aparte a D. Carlos) Ya lo oís, D. Carlos; considerad...

CARLOS
(En voz baja) No me hagáis reflexiones, señora... Y si mi pesar os conmueve lograd que antes de que yo parta, revoque mi lío esa fatal sentencia. (Vase)

BARONESA
Pero oíd al menos... (Siguiéndole algunos pasos)

MARIA
(Aparte) Qué triste humillación!

SEBASTIAN
(Aparte y en voz baja ) Y yo a tó esto, callao.

CONDE
Dispensad, señora, este inesperado incidente...

BARONESA
Oh! no hay de qué.

CONDE
Me permitís que os guíe a mi salón? (Ofreciéndola el brazo que ella acepta)

BARONESA
Con mucho gusto. (Es preciso decirle sin rodeos)

CONDE
Tú, Sebastián... chitito... ó no hay nada de lo dicho.

BARONESA
(Mirando a María y yéndose con el conde) (Aparte) El la olvidará!

MARIA
(Cayendo en un banco afligida) Oh! qué desengaño! (Sebastián ronda en torno de María que continúa pensativa. Quiere hablarla y no se atreve: de pronto da una media vuelta y se va diciendo)

SEBASTIAN
Chitito! (Vase)


ESCENA VII

María.

(Canto)

MARIA
Ah! Yo me vi en el mundo
desamparada,
y en el amor abrigo
buscó mi alma.
Pobre alma mía!
Olvida tu esperanza!
Tu amor olvida!
Huérfana y esclava,
sin poder amar...
vivir es mi martirio!
morir mi libertad!

(Se sienta en un banco que hay en el fondo y queda triste y sumida en su dolor) (Continúa la orquesta)


ESCENA VIII

María sentada en el banco. Por un pequeño ribazo que hay en segundo término, aparecen el Marqués de capitán, caminando lentamente y mostrando gozar en la vista de aquellos campos. Detrás de él con la mochila y el fusil acuestas viene también despacio el cabo Peralta, como quien está fatigado de la marcha. Al ver que su amo se detiene a contemplar la campiña, Peralta se detiene también apoyando su brazo en el cañón del fusil y quedándose embebecido en sus reflexiones, mientras el Marqués exclama.

(Canto)

El Marqués mirando al campo.

MARQUES
Cual brilla el sol
en la verde pradera!
Cual su perfume
despide la flor!
Cual me acaricia
la brisa suave...!
Qué bella es la vida
que el cielo nos dio!
Placeres de la tierra!
Gloria, amistad, amor!
Antes que el labio mío
os dé el postrer adiós...
Meced cariñosos,
meced mi ilusión!
Ah, qué campiña!
Qué claro sol!
Cuan bella es la vida
que el cielo nos dio!

(Se queda contemplando el paisaje)

PERALTA
(Hablando consigo mismo)
Pobre cabo Peralta,
qué fatigao
tu cuerpo está!
Por un jergón de paja
pelearía
con Barrabás!
Siempre sin dormir!
siempre sin cenar!
Qué vida tan perra
la del militar!

(A un tiempo Peralta y El Marqués)

PERALTA
(Aparte)
Qué vida tan perra!
Qué vida tan perra
la del militar!

MARQUES
(Aparte)
Qué bella es la vida!
Qué bella es la vida
que el cielo nos da!

(Continúa la orquesta en tanto que ellos bajan al proscenio. María no los ve)

MARQUES
(A Peralta)
En dónde estamos?

PERALTA
Yo no lo sé.

MARQUES
Nadie parece.

PERALTA
Nadie se ve.

MARIA
(Los ve y se levanta sorprendida)
Ah!

MARQUES
(Reparando en ella)
Eh?

PERALTA
(Viéndola y echando el arma al hombro) Firmes!

(María queda algo tumbada. Peralta continúa con el fusil al hombro como haciéndola honor. El Marqués se adelanta y dice graciosamente a María)


ANDANTINO

MARQUES
Guarde Dios
a la niña hermosa,
galana y fresca
como la rosa.

PERALTA
(Sin moverse)
Y es mucha verdad!

MARQUES
A su puerta
me atrevo a llegar
para que nos dé
hospitalidad.

PERALTA
Y algo de almorzar. (Id)
           
MARIA
(Con cortesía)
Guárdeos Dios,
noble caballero;
albergue y mesa
los dos tendrán.

PERALTA
(Presenta las armas)
Presenten! arm!

(Los tres a un tiempo. Marqués, María y Peralta)

MARQUES
Yo os doy gracias
oh niña gentil,
y no olvidaré
la hospitalidad.

MARIA
En buen hora
llegad, pues aquí
siempre fue un deber
la hospitalidad.
           
PERALTA
Con qué gusto
me voy a dormir,
ay, bien haya amén
su hospitalidad.

MARIA
(Al Marqués)
Venís de !a guerra?

MARQUES
Buscándola voy.

MARIA
Su imagen me aterra!
Fortuna os de Dios.

MARQUES
No espero fortuna,
ni nada en la tierra.

MARIA
Por qué?

MARQUES
Porque ya al mundo
no pertenezco yo.

PERALTA
(Suspirando)
Ay!

MARIA
Cómo! no entiendo
lo que decís.

PERALTA
(Ay, pobrecillo)

MARQUES
Oíd, oíd:
Esas flores
que baila el rocío,
esos campos
de alegre matiz,
ese azul
y purísimo cielo...
no son para mí!
no son para mí!

(A un tiempo. Peralta y María)

PERALTA
No son para él!

MARIA.
No son para vos!

MARQUES
No son para mí.
De la vida
los dulces placeres,
la esperanza
que da el porvenir,
la fortuna, el amor y la gloria...
no son para mí!
no son para mí!

(A un tiempo. Peralta y María)

PERALTA
(Aparte)
No son para él
por vida del Cid!
Paciencia y chitón;
paciencia y sufrir!

MARIA
(Aparte)
Sin duda cual yo
él es infeliz!
Me inspira piedad
su oculto sufrir!

MARQUES
Pero la suerte
no logrará
rendir mi buen humor.
No! eso jamás.

MARIA
Dichoso vos entonces.

PERALTA
Ay pobre capitán!

MARQUES
Firme, Peralta;
voto va san!
No pongas esa cara
de sacristán!
Una hora de vida es vida
y es el vivir
gran cosa a fe!

(A un tiempo. Peralta y María)

PERALTA
Sí, que lo es!
Sí, que lo es!

MARIA
(Aparte)
No, no lo es.
No, no lo es.

MARQUES
En tanto
el placer convida,
di, como yo.
Viva el placer!

PERALTA
Viva el placer!

LOS DOS
Viva el placer!

MARQUES
(Alegremente)
Frescura nos dan las auras,
sus flores nos da el vergel,
las niñas su dulce risa...!
Por qué no gozar? Por qué?

PERALTA
En tanto que haya un jergón
y un vaso de moscatel,
y un cuerpo de alza-pilili?
por qué no gozar? Por qué?

MARIA
(Aparte)
Ay! no! jamás, jamás
dichosa gozaré!
Perdido mi amor ya,
no hay para mí placer.

MARQUES
Viva el placer!

PERALTA
Viva el placer!

(Todos)
.
PERALTA
En tanto que haya un jergón etc.

MARQUES
Frescura nos dan las auras etc.

MARIA
Ay no! etc.

(Hablado)

PERALTA
Ay, perra fortuna!

MARQUES
No tanto, cabo Peralta, y la prueba es que hemos encontrado una soberbia quinta y una graciosa joven... Pero, calle!... (Reparando en las lágrimas de María) Si no me engaño... Habéis llorado?

MARIA
No, no lo creáis, señor capitán; es decir... sí señor. Por qué negarlo? He llorado... y lloraré toda mi vida!

PERALTA
(Zape!)

MARQUES
Hablad. Y si puedo seros útil en algo...

MARIA
No señor. No hay remedio para mi mal!

PERALTA
Se os ha muerto algún pariente?

MARIA
He perdido a un amigo... ó mejor dicho, el ingrato me ha abandonado a mi desdicha!

MARQUES
(A Peralta) Pobre joven!

MARIA
Oh! no me preguntéis más. Dejadme que anuncie vuestra llegada.

MARQUES
Tiempo hay. Contadme primero...

MARIA
No. Me es imposible. Dios os guarde, señor capitán.

MARQUES
Pero...

MARIA
(Saludándole) Dios os guarde. (Entra en la casa)


ESCENA IX

El Marqués y Peralta.

MARQUES
(Volviéndose desde la puerta y parado allí, dice a Peralta después de una pausa) Ya lo ves. —No soy yo solo el desgraciado.

PERALTA
Mi capitán! No hay desdicha mayor que la vuestra en todo el globo terráqueo.

MARQUES
(Pensativo) Sí! Tienes razón! (De pronto con ademán resuelto y jovial) Qué diablo!  Pensemos en descansar. El día es magnífico y esta quinta deliciosa. (Se sienta)

PERALTA
(Apoyado en su fusil y contemplando de lejos al marqués) Un mozo como un trinquete, con un título de marqués... y mas dinero que pesa... (Acercándose resuelto y conmovido al marqués) No, mi capitán, pa mí no habrá consuelo!

MARQUES
(Con acento grave y conciso) Peralta! Te he prohibido recordarme...

PERALTA
(En voz baja) Ya no chisto. — Pensaré en dormir. (Se vuelve a retirar a cierta distancia)

MARQUES
(Alegremente) Y yo en almorzar. El fresco de la mañana me ha abierto un apetito...

PERALTA
(Creería nadie que este hombre está en vísperas)

(Se queda mirando al marqués)

MARQUES
Por qué me miras así? Porque quiero almorzar?

PERALTA
(Con cierta gravedad) Eso le pasa a cualquier estómago. Pero cuando os veo tan alegre y tan sereno... en vez de ponerme yo alegre también... se me saltan las lágrimas... y se me arruga el corazón! Voto a mil bombas! No hay nadie más granaero que yo, mi capitán. Pero, por vos me vuelvo mas blando que un bizcocho!

MARQUES
Pues bien, mi fiel Peralta. (Poniéndole la mano sobre el hombro) Pensar en mi destino, seria hacerme doblemente desgraciado. Y... pues yo soy el que debía llorar y estoy alegre, ocúpate, como yo, en lo presente y nada más. Almorcemos bien. Durmamos como dos bienaventurados. En seguida sigamos nuestra marcha; y cantando unas veces, y riendo otras, llegaremos en dos días al cuartel general enfrente del enemigo, y allí... (Poniéndose de pronto sombrío) Allí...

PERALTA
(Muy triste y con lentitud) Allí mi capitán...

MARQUES
(Volviéndole la espalda y quedándose inmóvil) Basta.

PERALTA
(Aparte) Ah! la pena le roe por más que me lo oculte.

MARQUES
No, no me abatiré... (De pronto) Voto a mil diablos! —Nadie sale a darnos de almorzar? Peralta! Embistamos la fortaleza! Voy a intimar la rendición a los dueños de la quinta! — (Va a entrar) Mira, mira qué alegre viene ese aldeano. Aprende, majadero! (Se dirige riendo a la casa)


ESCENA X

Peralta y Sebastián que sale de la casa corriendo y muy alegre.

SEBASTIAN
Ahora sí que va a ser mi mujer.

PERALTA
Alto! cara é pascuas. (El marqués entra en la casa)

SEBASTIAN
(Reparando en ellos y deteniéndose) Calle! Dos militares.

PERALTA
No hay un vaso de vino pa los granaeros de la Corona.

SEBASTIAN
Aunque sea una tinaja. Hoy convido yo a tó el que se me presente.

PERALTA
Pues empieza por mí!

SEBASTIAN
Luego. Guando me haya casao.

PERALTA
Qué! Has enganchao con tu gracia algún pimpollito?

SEBASTIAN
Y de rechupete! Una hembra...

PERALTA
Sí? chico, alójame en tu casa.

SEBASTIAN
(Con ingenuidad) Yo no tengo casa. Vivo aquí.

PERALTA
Mejor.

SEBASTIAN
Y mi amo, el señor conde, me ha mandada, que ahora mismito vaya a avisar al notario y a mis amigos pa firmar el contrato. Conque… (Yéndose corriendo al fondo)

PERALTA
(Siguiéndolo) Pero y ese vino?

SEBASTIAN
A la vuelta! (Yéndose mas aprisa por el ribazo) Y bailaremos. —Huy! (Salta)

PERALTA
Aspera, desdichao.

SEBASTIAN
Ahí el hortelano tiene aguardiente. (Desapareciendo)

PERALTA
Aguardiente? (Bajando al proscenio) Pues voy a beber un trago para refrescarme.

BARONESA
(Saliendo vivamente)... Nada, no hay medio de...

PERALTA
Huy! Salerosa! (Pasando junto a ella y dando una media vuelta con aire de taco, entra veloz en la casa)

BARONESA
(Se queda mirando con asombro) Pues me gusta! Quién es ese majadero? Sin duda el asistente del capitán que acaba de presentarse... y que por señas ha llegado en el momento en que yo empezaba a hacer entender al conde... Qué obcecación! Por mas indirectas que le he dado, no comprende que no quiero casarme con él. Nada! Que el procurador lo desengañe. Esto será lo mejor. —Estúpido! Ocurrírsele mi boda con el tío, cuando existe un sobrino tan simpático, tan amable!


ESCENA XI

Baronesa y D. Carlos.

CARLOS
(Saliendo apresurado por la izquierda. Trae sombrero, espada y espuelas) Y bien, señora baronesa?

BARONESA
(Cielos! Si habrá escuchado!)

CARLOS
Lograsteis que mi tío consintiera...

BARONESA
Perdonad... no me he atrevido a intentarlo: me guardareis por eso rencor?

CARLOS
(Desanimado) No señora. Ningún derecho tengo para inspiraros un interés.

BARONESA
Oh! Me lo inspiráis. Os lo aseguro!... Me lo inspiráis... a no poder mas... pero... (Dudando)

CARLOS
Pero vos también condenáis mi pasión!

BARONESA
No. (Sonriendo) La extraño únicamente.

CARLOS
Porque María es pobre.

BARONESA
Porque vos merecéis una boda mejor.

CARLOS
Ah señora! Esas ideas me prueban que nunca habéis amado.

BARONESA
Nunca. Me casaron muy niña... y mi difunto esposo vivió siempre lejos de mí.

CARLOS
Por eso no podéis comprender...

BARONESA
Os equivocáis. Yo sé que el amor nace en nuestros corazones sin conocerlo... sin sospecharlo... sin quererlo a veces. Una mirada, una palabra, un eco basta para trastornar nuestro ser, para hacernos sentir esa inquietud desconocida que poco a poco nos atormenta y nos halaga, nos alegra y entristece y nos arrastra, en fin, en pos de lo que nuestra propia razón condena...

CARLOS
(Vivamente) Y decís que nunca habéis amado?...

BARONESA
Oh! (Riendo) Pero he leído muchas novelas, y se todo esto de memoria.

CARLOS
No. Vuestra emoción os contradice.

BARONESA
Mi emoción... (A que me he puesto colorada?)

CARLOS
Sin duda vos habéis sufrido alguna vez como yo. Acaso por despecho os casáis con el conde y ya cual si fuera vuestro sobrino.

BARONESA
No, no. Poco a poco. Yo no quiero ser vuestra tía; al contrario.

CARLOS
Eh? Qué decís?

MARQUES
Dónde está? Dónde está? (Dentro)

BARONESA
Viene gente. Adiós. (Sube al fondo)

MARQUES
(Apareciendo en la puerta y extendiendo los brazos) Carlos!

CARLOS
(Estrechándole en los suyos) Marqués!

BARONESA
(Uf! Si este no llega pronto, soy perdida. (Se va)


ESCENA XII

Don Carlos y El Marqués.

CARLOS
(Todavía abrazados) Tú aquí!

MARQUES
Mi mejor amigo! Mi mas fiel compañero! Oh! Ahora sí que partiré mas contento.

CARLOS
A dónde?

MARQUES
(Soltándose) Voy al cuartel general del duque de Vendom. Quise descansar un poco en esta quinta...

CARLOS
Y has visto a mi tío?

MARQUES
El buen conde! Abrazándome como un padre... pero sin darme de almorzar.

CARLOS
Cómo! (Pasando al otro lado) Voy al punto a disponer...

MARQUES
(Lo detiene) No, deja. (Con cierta emoción) El ver a un amigo tan querido, es hoy para mi alma un consuelo que tú no puedes comprender. Qué has hecho en estos dos años?

CARLOS
Combatir en Cataluña contra los austriacos.

MARQUES
Y siempre con gloria! Oh! sí, conozco tu valor... y nunca olvido el día en que me salvaste la vida en aquella desastrosa retirada... (Con tristeza pero en tono familiar) Chico, hiciste mal.

CARLOS
(Sorprendido) Cómo! Por qué?

MARQUES
Es un secreto. — Hablemos de tí.

CARLOS
De mí? Ah! no! Y ahora menos que nunca.

MARQUES
Eh ! Qué es eso? Qué tienes?

CARLOS
(Con vehemencia) Que estoy desesperado.

MARQUES
Tú!

CARLOS
Que seria capaz de pegarme un pistoletazo.

MARQUES
(Vivamente) Carlos! No! La vida es más preciosa de lo que tú crees.

CARLOS
Qué me importa la vida?

MARQUES
Cómo! Tan grande es tu infortunio?

CARLOS
Grande! Inmenso! Cruel!

MARQUES
(Alarmado) Qué dices?

CARLOS
Que voy a perder a la que amo.

MARQUES
(Burlándose) Tú, tú, tú, tú.

CARLOS
Te burlas!

MARQUES
Y es ese el gran dolor que te atormenta?

CARLOS
Ah! Tú no comprendes!...

MARQUES
Carlos! En el mundo hay desdichas mayores que las tuyas, y el hombre debe tener valor para reírse del destino.

CARLOS
Eso se dice fácilmente.

MARQUES
Y se hace! [Pausa) Aquí donde me ves, yo sería en este momento el hombre más infeliz de la tierra si me entregase a lamentar mi suerte. —Pues bien; lejos de eso, la desprecio, la desafío... y la sufriré con la frente serena y la sonrisa en los labios.

CARLOS
(Con incredulidad) Tú! tú que eres rico, solo en el mundo, dueño de tu albedrío...

MARQUES
Oh! no me envidies.

CARLOS
Qué pesar puedes tener comparable al mío! —Si yo te lo contara...

MARQUES
Ya me lo figuro.

CARLOS
No, no tal.

MARQUES
Sí. Amas a una mujer que no te corresponde...

CARLOS
Que me quiere mucho.

MARQUES
Entonces de qué le quejas?

CARLOS
De que no puedo ser su esposo.

MARQUES
Diablo! Es casada?

CARLOS
No.

MARQUES
Monja, tal vez?

CARLOS
Tampoco.

MARQUES
Pues ya no te comprendo.

CARLOS
Es huérfana, pobre, de humilde cuna, y mi tío, que es su tutor, no consiente en semejante boda.

MARQUES
Y eso te arredra?

CARLOS
Sí, marqués! —Tú sabes los beneficios que debo a mi tío: el respeto, la gratitud me impiden resistir a sus mandatos.

MARQUES
Entonces ten paciencia y doblemos la hoja.

CARLOS
No, marqués, no! Yo no puedo vivir sin María!

MARQUES
Chico! Estás hecho un colegial! En qué quedamos!

CARLOS
En que mi desesperación no tiene límites.

MARQUES
Ya te se calmará.

CARLOS
Oh! no.

MARQUES
Te digo que sí.

CARLOS
Jamás! Yo juro!...

MARQUES
(Remedándole) Yo juro! Yo protesto! Sí! Sí ! Las frases de siempre!

CARLOS
Es que si tú conocieras a María... mira. —Ves aquella joven que atraviesa el jardín?

MARQUES
Calle! la niña que me recibió a mi llegada!

CARLOS
Es ella! La que yo amo! Laque quieren casar con otro.

MARQUES
Esas tenemos? Por eso lloraba la pobrecita. (Riendo)

CARLOS
Qué escucho! Ah! No te rías, marqués, porque ahora si que soy capaz de quitarme la vida.

MARQUES
(Algo serio) Chico! chico! no exageres.

CARLOS
Te lo juro por mi honor!

MARQUES
Estás en tu juicio?

CARLOS
No lo sé.

MARQUES
Vaya, vaya. Qué diablo! Tratemos de convencer a tu tío.

CARLOS
Su voluntad es inflexible.

MARQUES
Bien. Busquemos otro recurso (Reflexionando)

CARLOS
No me queda más recurso que la muerte.

MARQUES
Bonita boda barias entonces.

CARLOS
Todo me es igual.

MARQUES
No, por vida mía. Soy tu mejor amigo y no he de abandonarte en tu infortunio. (Continúa reflexionando)

CARLOS
Tu mediación sería inútil. Mi tío no quiere que yo me case más que con una mujer que sea rica y de noble condición!

MARQUES
Voto va!

CARLOS
Lo ves? No hay esperanza.

MARQUES
(Pausa, De pronto se anima su fisonomía, manifiesta tomar una resolución importante y dice vivamente a D. Carlos) Dime... pero .. puesta la mano sobre tu corazón, y con la sinceridad de un hombre honrado. (Con gravedad) Crees firmemente que ese amor es verdadero?

CARLOS
Oh! Cuál nunca lo he sentido!

MARQUES
Que ese amor es la felicidad de tu vida... y que sin María no podrías soportar la existencia? No me engañes... y sobre todo, no te engañes a tí mismo.

CARLOS
Te he dicho la verdad.

MARQUES
Pues bien. Da gracias a Dios que me ha traído aquí, sin duda para hacerte dichoso!

CARLOS
Qué dices?

MARQUES
(Resueltamente) Que tú te casarás con María.

CARLOS
Cómo!

MARQUES
Yo te respondo de ello.

CARLOS
Sería posible!

MARQUES
Escucha bien. (Lentamente) Voy a darte la mayor prueba de amistad que pudieras imaginarte: pero... en cambio... necesito que me prometas dos cosas.

CARLOS
Habla.

MARQUES
La primera... obedecerme en todo sin pedirme explicación alguna.

CARLOS
Lo prometo.

MARQUES
La segunda... Alejarte inmediatamente de la quinta.

CARLOS
Pero...

MARQUES
No admito condiciones, o me retracto.

CARLOS
Y tú me aseguras que de ese modo yo seré esposo de María?

MARQUES
Te lo juro a fe de soldado... y por nuestra santa amistad.

CARLOS
Está bien. Ignoro cuales son tus medios... pero... le conozco lo bastante para creer en tus palabras. Esa mano, marqués. (Con gravedad) Pongo en ti toda mi confianza. Entrego en tus manos mi suerte, mi porvenir... Parto tranquilo.

MARQUES
Pero sin volverla a ver: sin despedirle de ella.

CARLOS
Sin despe...

MARQUES
(Vivamente) Lo exijo.

CARLOS
Como quieras.

MARQUES
A dónde te diriges?

CARLOS
A Madrid.

MARQUES
Pronto recibirás noticias mías.

CARLOS
No puedo comprender...

MARQUES
Ni es necesario. Dame ahora un abrazo... (Lo abraza con emoción) y acuérdate alguna vez de quien siempre te amó con el cariño de un hermano! Adiós!

CARLOS
Eh? Qué significa ese aire conmovido...

MARQUES
(Reponiéndose) Viene gente. Apresúrate...

CARLOS
Es María! (Mirando a la casa)

MARQUES
Vete. No vaciles.

CARLOS
Pero sin decirle...

MARQUES
Ni una palabra. Adiós.

CARLOS
Ah! Qué va a pensar de mi! (Se va por la izquierda)

MARQUES
(Aquí está!)


ESCENA XIII

Marqués y María.

MARIA
(Mirando hacia la izquierda) (Me ha visto y sin embargo se aleja) (Deteniéndose)

MARQUES
(Hermosa es, por vida mía!)

MARIA
(Aparte) Ah! Qué cruel desengaño!

MARQUES
Cómo! Aun estáis afligida!

MARIA
No, señor, no.

MARQUES
Ah! No tenéis franqueza conmigo.

MARIA
Qué os pueden importar mis pesares?

MARQUES
(Cogiéndola suavemente de la mano,) Venid aquí. Habladme sin temor. Como si yo fuera vuestro hermano. Amáis a Carlos lanío como él os ama?

MARIA
Cielos! Quién os dicho?...

MARQUES
Tranquilizaos. Yo soy su amigo más leal. El me lo ha contado todo.

MARIA
Todo! Ahí no os habrá dicho que me ha abandonado cobardemente a mi dolor. (Con amargura)

MARQUES
No por cierto. Y ahora mismo, en el momento de ponerse en camino...

MARIA
En camino?... Pues qué?... D. Carlos ha partido?...

MARQUES
Hace un instante.

MARIA
Sin decirme siquiera adiós! (Con indignación) Ah! eso sería el colmo del desprecio! Aun debe estar en la quinta!

MARQUES
Mirad. (Señalando adentro por el fondo)

MARIA
Cielos! Cruza a caballo por el bosque! Ya se pierde veloz entre los árboles! Ya no le veo! Ah! Qué negra ingratitud!

MARQUES
Calmaos. Yo quedo aquí para asegurar vuestra dicha.

MARIA
(Sorprendida) Vos!

MARQUES
Y en cuanto a Carlos…

MARIA
No le nombréis. —Ya nada tiene que esperar de mí. (Con resolución)

MARQUES
Pero ese matrimonio a que el conde quiere obligaros...

MARIA
Ah! si en efecto os interesáis por mi suerte, haced que no se verifique semejante boda! Que me dejen morir en un convento!

CONDE
(Dentro) María! María!

MARIA
La voz del conde!

MARQUES
No podía llegar más a tiempo.

MARIA
Oh! Yo me marcho.

MARQUES
No, quedaos.

MARIA
Pero qué pretendéis?

MARQUES
Salvaros.

MARIA
Cómo! Explicaos.

MARQUES
Desconfiáis de mí!

MARIA
Os creo noble y sincero!

MARQUES
Silencio! El es!


ESCENA XIV

Dichos, Conde, Peralta, Baronesa, Aldeanos y Aldeanas.

CONDE
Adelante, muchachos... Sebastián no tardará en llegar con el notario.

MARIA
(Estremeciéndose) Cielos!

BARONESA
(Sin duda ha partido ya)

PERALTA
Ole! Y cómo me voy a poner el cuerpo de baile!

CONDE
(Cogiendo a María de la mano) Qué es eso? Todavía estás así? Ni siquiera te lías puesto una flor?

MARQUES
(En voz alta y sonriendo) Calle! Qué preparativos son estos, señor conde?

CONDE
A propósito! Cuento con vos, marqués.

MARQUES
Sepamos de qué se trata.

CONDE
De la boda de esta joven que es mi protegida.

MARQUES
Perdonad, amigo mío: pero yo tengo antes que cumplir aquí con un deber sagrado.

CONDE
Cómo!

MARQUES
La casualidad me ha hecho conocer los secretos sentimientos de esta joven...

CONDE
(Con extrañeza) A vos!

MARQUES
Hemos tenido una explicación franca y sincera...

CONDE
(Con severidad) María... semejante imprudencia...

MARIA
Ah! señor! No desoigáis su ruego! No me neguéis el último recurso que me queda.

CONDE
Qué quieres decir?

MARQUES
(Con decisión) Que esa boda que habéis resuelto es imposible.

CONDE
Imposible! Por qué razón?

MARQUES
Por una muy sencilla, señor conde. (En tono solemne y decidido) Yo, marqués de San Esteban, y capitán del Rey, os pido a esta joven por esposa!

(A un tiempo. Conde, Peralta, María y Baronesa)

CONDE
Vos!

PERALTA
Zape!

MARIA
El!

BARONESA
Calle!

MARIA
Ah! qué infame traición!! (Mirando indignada al marqués)

(Música)


FINAL

MARQUES
Su rara hermosura,
su dulce candor,
cautivan mi alma,
conquistan mi amor.

(A un tiempo. Baronesa, Conde, María, Aldeanos y Peralta)

BARONESA y CONDE
Absorta/Absorto me deja
Y a fe de quien soy
no puedo explicarme
tan súbito amor.

MARIA
Qué intriga es aquesta?
Qué horrible traición?
Turbada y atónita
Sucumbo al dolor!

ALDEANOS
Soñar no pudiera
fortuna mayor!
Todito un marqués
la rinde su amor!

PERALTA
Mas cómo demonio
tal boda fraguó
quien más que en amores
pensar debe en Dios?

PERALTA
Mi capitán...
no hay más!
El pesquis ya perdió!

MARIA
Turbada y atónita
sucumbo al dolor!

BARONESA, ALDEANOS, CONDE y PERALTA
Quién puede explicarse
tan súbito amor?

MARQUES
Su rara hermosura
conquista mi amor!

MARQUES
Señor Conde,
a mi demanda
en el acto
responded.

PERALTA
(Qué prisa tiene!)

CONDE
(Indeciso)
Mas tal enlace...

MARQUES
Yo lo ambiciono
y ella también.

MARIA
Yo!

(El marqués la impide continuar con una seña)

BARONESA
Quien diría...

MARIA
(Sin vida estoy!)

CONDE
En ese caso,
señor marqués...
vuestra es su mano.

ALDEANOS
Viva!

MARIA
Gran Dios!

MARQUES
Hoy mismo ha de ser mía!
No admito dilación!

MARIA
(Pasando al lado del conde)
Y vos consentiréis!...

CONDE
Tu dicha quiero yo,
y entre él y Sebastián,
quién duda en la elección?

MARIA
(Aterrada)
Sebastián!
Qué horror!

(Se oye en este momento una música campestre que se va acercando. Los aldeanos y aldeanas corren al foro y exclaman mirando adentro)

ALDEANOS
Ya vienen, ya vienen!
mirad hacia allí.
Ya vienen tocando
la gaita y violín.

MARQUES
(Mirando)
Qué música es esa?

SEBASTIAN
(Dentro)
Muchachos, aquí!

PERALTA
(Al marqués)
El otro futuro!

MARQUES
(Acordándose de Sebastián)
El otro!

ALDEANOS
Acudid.

(Sale corriendo Sebastián con el notario y aldeanos con instrumentos)

SEBASTIAN
Que viva mi novia!

ALDEANOS
Mil años y mil!

SEBASTIAN
Llegad, seor notario:
mirad qué gentil!

MARQUES
(Su novia María!)

MARIA
Qué hacer! Ay de mi!

ALDEANOS
(Burlándose de él)
Ja! ja! Qué simplón!

SEBASTIAN
Oh boda feliz!

ALDEANOS
Ja! ja! Qué simplón!

SEBASTIAN
Oh boda feliz!
Señor conde,
con vuestro permiso,
de esposo la mano
le doy a mi bella.

(Va a dar la mano a María)

MARQUES
Señor novio,
con vuestro permiso,

(Se interpone y toma la mano de María sonriendo)

yo soy quien ahora
me caso con ella.

ALDEANOS
Ja, ja, já!

SEBASTIAN
(Estupefacto)
Qué demonio dice?

ALDEANOS
Ja, ja, ja!

CONDE, PERALTA y BARONESA
Que el marido es él.

ALDEANOS
Ja, ja, ja!

SEBASTIAN
Pues y yo qué soy?

(Llorando)

ALDEANOS
Cállese y respete
al señor marqués.

(Los aldeanos le echan a empellones)

MARQUES
(Cogiendo a María una mano)
Niña donosa
Cándida esposa,
cese tu lloro,
cese tu mal.     
El santo nudo
que hoy le encadena,
será tu aurora
de libertad.

(Retirando indignada su mano)

(Todos a un tiempo. María, Peralta, Sebastián, Conde, Baronesa y Aldeanos)

MARIA
Ya nada quiero,
ya nada espero,
ya no hay alivio
para mi mal.
El duro lazo
que hoy me encadena,
fin a mi vida
pronto dará.

PERALTA
(Aparte)
Es una mosa
jacarandosa
con mucho garbo,
con mucha sal.
Mas de qué sirve
tal matrimonio
al desdichao
del capitán.

SEBASTIAN
Me la birlaron!
no hay duda ya!
me la birlaron
sin más ni más.
Ay, Mariquita,
mi dulce imán,
no halla consuelo
tu Sebastián.

CONDE, BARONESA y ALDEANOS
Niña dichosa,
cándida esposa,
suerte propicia
te halaga ya.
El dulce nudo
que hoy te encadena,
es tu segura
felicidad.

(Marta cae sin sentido en brazos de algunas aldeanas)


FIN DEL PRIMER ACTO


ACTO SEGUNDO

Un salón elegante. Tres puertas al fondo. La de en medio da a una antesala. Las otras a dos gabinetes. A la derecha, en primer término, una puerta; y en segundo una ventana. A la izquierda lo mismo. Sofá, consolas y espejos, un velador, un piano a la izquierda del público y en primer término.


ESCENA PRIMERA


INTRODUCCION
Sebastián y Aldeanos.

Al levantarse el telón se ve a Sebastián en medio de la escena y en ademán reflexivo, apoyándose de brazos en un escobón de cerdas. Los aldeanos salen poquito a poco por el fondo y se dicen unos a otros, observando a Sebastián.

ALDEANOS
Ved le qué pensativo,
qué caviloso está.

(Acercándosele)

Jé! Sebastián! Qué tienes?
Chico! despierta ya.

SEBASTIAN
Por dónde habéis entrado?

ALDEANOS
Qué mosca te ha picado?

SEBASTIAN
(Con misterio)
Chitón, que no nos oigan.

ALDEANOS
Qué pasa?

SEBASTIAN
Chiss! Callad.
Me ocurren ciertas dudas
y os quiero consultar.

ALDEANOS
Qué es ello?

SEBASTIAN
A mis preguntas
respondan sin Tardar.

ALDEANOS
Empieza ya.

SEBASTIAN
Por quién un buen marido
se muestra dulce y fiel?

ALDEANOS
Por su mujer.

SEBASTIAN
Por quién se afana y siente
ya pena, ya placer ?

ALDEANOS
Por su mujer.

SEBASTIAN
Por quién vive feliz?

ALDEANOS
Por su mujer.

SEBASTIAN
Por quién rabia también?

ALDEANOS
Por su mujer.

SEBASTIAN
Total,
que a un buen marido
todo le pasa
por su mujer.

ALDEANOS
Por su mujer.

SEBASTIAN
Pues cómo, si es así,
sucede que a! marqués
no se le importa un rábano
de su mujer?

ALDEANOS
Esa noticia
que tú nos das,
ha tiempo corre
por el lugar.

SEBASTIAN
Y qué se dice?

ALDEANOS
Escucha y lo sabrás.
Dicen que María
llora sin cesar.
Dicen que el marido
no la quiere ya.
Dicen que en su cuarto
vive cada cual,
y que no se hablan
ni se miran más.
Dicen que esta boda
fue casualidad;
dicen que la chica
quiere a otro galán.
Dicen que este embrollo
puede acabar mal,
y que el mismo conde
se arrepiente ya.
Esto se murmura,
esto se asegura,
no falta quien jura
que es todo verdad.
Con el curioseo
cunde el chismorreo,
y oyes noche y día
por la vecindad...
chú, chú, chú, chú,

(Imitando el murmullo de los que hablan callandito)

a este y aquel,
chú , chú, chú, chú,
cuchichear.

SEBASTIAN
(Admirado)
Chú, chú, chú, chú?

ALDEANOS
Chú, chú, chú, chú,
aquí y allí
cuchichear.

(Hablado)

SEBASTIAN
Digo, si ha trascendido la cosa!

ALDEANO 1º
Y tú qué más has visto?

SEBASTIAN
Yo? —He visto... en primer lugar, que me quedé sin novia.

ALDEANO 1º
Toma! Eso ya lo sabemos.

SEBASTIAN
Y en segundo... que una hora después firmaron el contrato el marqués y Mariquita, y se casaron al otro día en la capilla de la quinta. —Pero aquí entra lo grande. Lo mismo fue echarles el cura la bendición. Mariquita cayó desmayá, el marqués se quedó muy pensativo y desde ese momento... ná.

ALDEANO 1º
Cómo ná?

SEBASTIAN
Quiero ecir que... no me entiendes, jumento. —El marío y la mujer se separaron en la capilla, y el uno vive en el pabellón del jardín... y la otra en sus habitaciones.

ALDEANO
Y qué dices tú a eso?

SEBASTIAN
Qué digo? —Que si yo me hubiera casao con ella... no viviría en el pabellón del jardín.

ALDEANO
Boda más rara...

SEBASTIAN
Ya tiene un mes de fecha... y toavía no me la he podio explicar. — Es verdad que tampoco estaba pa cavilar mucho... con los sustos que nos han dao esos malditos austriacos.

ALDEANO
Ya no ha quedao ninguno por estos contornos.

SEBASTIAN
Sí. Ayer levantaron el campo, según se asegura; pero lo cierto es que tenían el país por suyo... que habían intercetao los caminos... y que por milagro e Dios no han venío a egistrar la quinta. Así es que ni la baronesa ha podio volverse a Madrid... ni nenguno e nosotros asoma las narices, más allá de la aldea. Digo, si descubren al marqués y a su asistente...

ALDEANOS
Mira, mira, no es María aquella que viene allí tan cabizbaja?

SEBASTIAN
La misma. Idos, no sea que se enfade de encontraros.

ALDEANO
Por qué?

SEBASTIAN
Porque no quiere ver a nadie... (Enfadándose} Y sobre tó porque este no es sitio para venir a curiosear. Marchaos.

ALDEANOS
Pero nos contarás a la tarde lo que hoy ocurra?

SEBASTIAN
Sí, sí. Apretad el paso... y bajad por esa escalera... que da al parque! (Vánse los aldeanos por la primera puerta derecha) Acabemos de arreglar este cuarto. (Coloca los sillones) Y estas flores que tanto le gustan... Aquí, delante del espejo. Ella es. Siempre que la miro me da un... vamos no la puedo remediar. Todavía me brinca el corazón... como el día en que iba a casarme con ella.


ESCENA II

Sebastián y María pensativa, con una flor en la mano, sale andando lentamente y se sienta junto al velador, a la derecha.

SEBASTIAN
(Me parece que está hoy más pensativa que nunca)

MARIA
Eres tú, Sebastián! (Reparando en él)

SEBASTIAN
Sí, señora marquesa.

MARIA
No me des ese título. Te lo ruego.

SEBASTIAN
Corriente. Si queréis que os apee el tratamiento... (Más hermosa está que una sultana)

MARIA
(Necia de mí) (Mira la flor que tiene en la mano y la tira desdeñosamente)

SEBASTIAN
Yo no deseo otra cosa.

MARIA
(Lenta y tristemente) Sí, Sebastián; háblame como en otro tiempo. Tú eres la única persona que aquí me inspira confianza, el único amigo que en el mundo me queda.

SEBASTIAN
Es verdad. Yo soy vuestro mejor amigo... a pesar de que hace un mes....

MARIA
Hace un mes! Cuán feliz era yo entonces!

SEBASTIAN
Y ahora sois desgraciá, no es así! Y todo por culpa de ese marqués maldi...

MARIA
(Interrumpiéndole) Sebastián. Yo quiero que se respete mucho al que me ha dado su nombre.

(Pausa)

SEBASTIAN
(No me ha dejao desahogarme)

MARIA
Antes de unirme a él... hubiera preferido morir. Ahora mi deber es resignarme a mi destino.

SEBASTIAN
Pues! Resignarse! Vivir sola y penando noche y día! No os hubiera sucedido eso con Sebastián.

MARIA
Ya sabes que te quiero como a un hermano.

SEBASTIAN
Sí. Ya sé que de todas maneras me habríais dao calabazas. Pero al menos... Por qué no os han casao con el señorito D. Carlos?

MARIA
(Con sonrisa amarga) D. Carlos! Sí, D. Carlos que me abandonó apenas su tío le amenazó con su enojo! D. Carlos que desapareció de la quinta sin darme siquiera un adiós!... Quién sabe y en fin, si el mismo no inspiró al marqués la idea de esta boda, para deshacerse de mí?

SEBASTIAN
Calle! Pues quizá...

MARIA
(Vivamente) No losé. No lo quiero saber. No debo ya pensar mas que en !o presente que me confunde: en lo porvenir... que me aterra!

SEBASTIAN
Eh! No hay que amilanarse. Qué diablo! Después de tó... el marqués es un gallardo mozo... y si fuera algo más fino y más amable...

MARIA
Oh! lo que es amable, siempre lo es conmigo.

SEBASTIAN
Pero os trata como a una persona extraña.

MARIA
(Pensativa) Eso sí.

SEBASTIAN
Nunca os ve más que cuando hay gente delante... Nunca os dice una lisonja... nunca os hace una fineza...

MARIA
Hoy por la vez primera me ha dado esa flor... que por cierto no be querido guardar.

SEBASTIAN
Veis? Ya empieza a enmendarse.

MARIA
Sí! En toda la mañana me había dirigido la palabra. No tenía conversación más que para la baronesa.

SEBASTIAN
Lo cual os habrá puesto de mal humor.

MARIA
A mí?... Te figuras tal vez que yo le amo?

SEBASTIAN
Ni se me ha ocurrió siquiera.

MARIA
El marqués me es completamente indiferente. Pero... ya que por desgracia soy esposa suya... tengo derecho a no hacer un mal papel delante de nadie.

SEBASTIAN
Eso es hablar en regla. Y si os resolvierais a decírselo a él...

MARIA
(Se levanta) Estoy resuella a ello. Con esta boda me ha hecho desgraciada. Por qué, además, ha de humillarme? Qué se propone ese hombre, para observar conmigo tan extraña conduela? Corre, Sebastián; busca al marqués; dile que necesito hablarle, que le espero.

SEBASTIAN
Ajá! basta de sufrir. Señor, si por más que cavilo no me puedo explicar...

CONDE
(Dentro) Esto no se comprende!

SEBASTIAN
Calle! También parece que el amo anda confundío!

MARIA
(Yendo a mirar al fondo) Y viene hacia aquí! Es extraño! Nunca ha entrado en mis habitaciones desde que me casé...

SEBASTIAN
(Aparte) Pobre señor! Pues no había a quien estorbar.


ESCENA III

Dichos y El Conde.

CONDE
(Saliendo muy agitado) Sebastián! retírate.

SEBASTIAN
(Cristo, que enfadao viene!)

CONDE
Retírate al punto.

MARIA
(Dios mío! Qué habrá pasado?)

SEBASTIAN
(Cáspita! Está echando bombas) (Se va)

MARIA
Qué tenéis, señor conde?

CONDE
Nos pueden oír? (Mirando) No. Me olvidaba que no hay aquí nadie más que tú. (Colérico) Y ya me explico por qué?

MARIA
Sí? Ah decídmelo.

CONDE
Marquesa!!! Ahora hablo con la mujer del marques. Estamos sobre un volcán.

MARIA
No comprendo...

CONDE
Pero como yo sé tirar a la pistola... y donde pongo el ojo pongo la bala... no se reirán de nosotros.

MARIA
Quiénes?

CONDE
Hola, hola! No hay más que hacer el amor a cuantas mujeres se presentan? Nos veremos, señor marqués, nos veremos.

MARIA
Qué decís? El marqués... (Alarmada)

CONDE
El marqués es un libertino... y le lo vengo a contar expresamente. Añadiendo, que pues los austriacos nos dejan en paz, es preciso que por el bien de todos, os marchéis de la quinta lo más pronto posible.

MARIA
Pero qué pasa? (El conde la coge de la mano y la lleva a la ventana)

CONDE
Mira. Lo ves? Lo ves del brazo de la baronesa? Lo ves cómo se ríe con ella?

MARIA
(Separándose) Oh! quitémonos de aquí.

CONDE
San Telmo! Le coge la mano!

MARIA
La mano? (Volviéndose con agitación)

CONDE
Ay que se la va a besar. Jé! Chiss! Caballero! (Gesticula desde la ventana)

MARIA
(Aparte) Qué infamia!

CONDE
Baronesa! (Gritando muy enfadado y sacando el cuerpo fuera de la ventana) Ya me han visto. (A María en su voz natural) Ella se dirige hacia aquí! Pero se ríe! Y él se ríe también! (Viniendo aliado de María) De qué se ríen? Dilo francamente, de qué se ríen?

MARIA
Qué se yo? (Ah! esto es demasiado!)

CONDE
He aquí el volcán de que yo te hablaba! Qué escándalo !Un hombre que se casa y en el acto deja a su mujer para buscar la del vecino! Qué marido hace eso tan pronto?

MARIA
(No: jamás le perdonaré)

CONDE
Voy a buscarle.

MARIA
A buscarle?

CONDE
Sí. Y en cuanto a esa señora que tan esquiva se muestra conmigo y tan afable con él...

MARIA
Pero reflexionad...

CONDE
Nada! Yo no temo a los lances.

MARIA
Un lance! Dios mío! Deteneos!

CONDE
No.

MARIA
Yo os lo ruego.

CONDE
Tengo toda la sangre a la cabeza! Déjame salir!

BARONESA
(Apareciendo en el fondo) Já! já! já!

CONDE
Eh! (Sorprendido y retrocediendo)
Já! já! já! já! (Adelantándose)

(Canto)

BARONESA
(Saliendo)
Oh que marqués
tan singular!
Haciéndome la corte
me sigue sin cesar!
Já! já! já! já! (Ríe)

(A un tiempo. María y Conde)

MARIA
(Oh que traición infame!)

CONDE
(Me gusta la frescura!)

BARONESA
Já! já! já! já!

(A un tiempo. María y Conde)

MARIA
(No puedo sufrir mas!)

CONDE
(Yo estoy para estallar!)

MARIA
(Ah que traición infame!
No puedo sufrir más!
Los celos y el despecho
la muerte me darán)

BARONESA
No, no, no, no,
Já, já, já, já!
Contarlo no me deja
la risa que me da.

CONDE
(Me gusta la frescura
Yo estoy para estallar!
Su risa me sofoca!
No vi descaro igual!)

BARONESA
(Con aire burlón)
El caso es singular.
Blandamente murmurando,
dulcemente suspirando,
Muy quedito...
Pobrecito! (Riendo)
paso a paso me siguió.
A su voz enamorada
me detengo en la enramada;
y burlona
me sonrío
maliciando su intención.
Me saluda,
le saludo,
un momento incierta dudo
se me acerca;
yo le miro
con fingida turbación,
y él exclama
tiernamente
presentándome una flor.

(Imitando la voz y las maneras del marqués)

«Aceptad
»esta rosa temprana,
»no tan bella
»señora cual vos!
»Y al afán
»de mi pecho responda
»una sola
»palabra de amor.»
¿Cómo a mis pies?

(Con voz natural)

«Ah baronesa!»

(Voz de hombre)

Pero marqués!

(Natural.)

»Ah por favor!

(De hombre)

Baronesa!!»
Qué?

(Natural)

«Baronesa!

(De hombre)

»esa mano
Y la besó!

(Voz natural, afectando sencillez, sonriendo y mirando al conde y a María)

BARONESA
(Alegremente)
Já! já! de veras río
Oh!
Ah!!! Qué lance singular!
No, no, no!
Tan raro desvarío
no pude sospechar!

(Todos)

MARIA y CONDE
Qué indigno desvarío!
Oh!
Qué afrenta! Qué maldad!
No, no, no,
no puede el pecho mío
su agravio perdonar.

BARONESA
Já! já! de veras río, etc., etc.

(Hablado)

BARONESA
Hacerme una declaración en toda regla! (Al conde)

CONDE
Si es muy chusco! (Lo voy a pasar de parte aparte)

BARONESA
Convengamos en que tenéis un marido muy original.

MARIA
(Despacio y queriendo sonreír para ocultar su indignación) Seguramente, señora baronesa. Y... lo peor es que como encuentra quien lo aplauda y celebre... no me queda esperanza de verle seguir otro mejor camino.

BARONESA
(Después de una pausa y mirándola con sumo desden) Aaaah!!!

MARIA
Por lo demás... hacéis bien en reíros de esa declaración. Al marqués le gusta pasar alegremente el rato... y en ello no hay peligro... porque no se enamora de nadie.

BARONESA
(Con altivez)    María, esas palabras...

MARIA
(Con dignidad) Perdonad. Soy la marquesa de San Esteban.

.BARONESA
Pues bien, tened entendido...

MARIA
(Sonriendo) Oh! Esto no vale la pena de enfadarse!

BARONESA
(Imitándola) Líbreme Dios! Qué ha de valer?

(Riendo)

MARIA
Con vuestro permiso, baronesa!

BARONESA
(Con sarcasmo) Marquesa... ya lo tenéis.

MARIA
(Vivamente) (Ah, qué hipócrita)

BARONESA
(Uf! Qué fastidiosa!)

MARIA
Adiós, señora. (Ceremoniosamente)

BARONESA
Adiós, señora. (Imitándola) Já! já! já! [Soltando una carcajada al irse Maria, que entra por la primera puerta izquierda)

CONDE
(Otra vez la vuelve la risa?)

BARONESA
Qué apostamos a que vuestra María tiene celos de de mí? Qué ridiculez!

CONDE
Ah! Vos llamáis ridiculez...

BARONESA
(Con dignidad) Por no calificarlo más seriamente, caballero. Darme celos con el marqués, con un hombre casado, es un insulto grave, muy grave... y que no estoy dispuesta a tolerar de ella ni de nadie.

CONDE
Pues bien. En ese caso, al marqués únicamente es a quien yo debo dirigirme, para impedir...

BARONESA
(Fríamente) El qué? Lo que sin duda no puede ser otra cosa que una galantería inocente? Os he visto gesticulando en esa ventana, señor conde, y a la verdad que... que no habéis contribuido poco a mi buen humor. (Ríe)

CONDE
Es decir, que os habré parecido un Juan de las Viñas!

BARONESA
Oh! Oh! Qué ideas. —Hablemos de otra cosa. Habéis recibido nuevas de vuestro sobrino D. Carlos?

CONDE
Ninguna.

BARONESA
Es particular!

CONDE
No por cierto. Las tropas del Archiduque habrán tal vez interceptado los correos... Qué bien os sienta ese peinado, baronesa.

BARONESA
Gracias. Y vos le habéis escrito?

CONDE
Estáis encantadora.

BARONESA
Gracias. —Dónde creéis que se halle a estas horas?

CONDE
Por que no me escucháis?

BARONESA
Pero amigo mío, no queréis comprender que no puedo aceptar vuestro amor?

CONDE
Baronesa, dadme una estocada antes de hablarme así.

BARONESA
Conde, los austriacos están ya lejos. Más vale que me vuelva hoy mismo a la corte.

CONDE
No.

BARONESA
Cómo no?

CONDE
No os iréis sin consentir en nuestra boda! Sin que yo... baronesa! baronesa! (Le coge una mano)

BARONESA
Qué hacéis? Soltad.

CONDE
Imposible. Yo necesito estrechar esta mano! Sellar con mis labios en ella... (Va a besarla)

PERALTA
Estorbo? (Saliendo con dos bugías por el fondo)

BARONESA
Ah! (Huye y se va por el fondo)

CONDE
Reniego de tu estampa. Quién le ha mandado venir?

PERALTA
Yo. Había inconveniente?

CONDE
Eh! Llévele el diablo! (Yéndose)

PERALTA
Gracias! (Con las bugías en la mano) (Solo) Canela, y cómo se aplica su mercé! Pongamos aquí estas palmatorias. (Pone las bugías sobre el piano) No sé porque se me figura que hay novedá. Mi capitán acaba de decirme... Peralta, la marquesa me ha enviado a llamar, ve a noticiarla que pasaré á verla en seguida. Y luego se puso así... ensimismao (Pensativo) Lléveme el diablo si comprendo... Quitarle a un amigo la novia... y después no hacer caso de ella! de una muchacha que... Ay! Si esta capitana mandará mi compañía. (De pronto y echándose la gorra atrás) Huyuyui. (Se pone serio vivamente y entra en el cuarto déla izquierda diciendo muy grave) Vamos a dar la consigna! (Se va)


ESCENA IV

D. Carlos sale con precaución por la puerta primera derecha.

(Canto)

CARLOS
Gracias, fortuna mía,
nadie me vió llegar,
cerca de mi María
debo sin duda estar.
Esa es la misma ventana

(Señalando a la derecha)

adonde mi bella
graciosa y galana
solía asomar.
Yo al despuntar la mañana
al pié de ese muro
mi amante querella
venía a contar.
Templo de mi alegría,
cara mansión feliz,
desde que yo partí...
qué ha sido de ti?
Di, qué ha sido de ti?
Ecos de esta morada
sonad en mi oído,
sonad!
Repetid los acentos
que un labio querido
dejará escapar.
Con dulcísimo arrullo,
las penas de ausencia
borrad!
Y a mi hermosa María
mi voz que la llama,
veloces, llevad!

(Hablado)

CARLOS
Oh! Mentira me parece que me encuentro de nuevo aquí! Un mes sin recibir noticia alguna, sin saber nada de lo que el marqués me prometió... Por fortuna el ejército se ha situado a tres leguas de esta quinta y he podido arriesgarme a dejar el campamento y venir sin que nadie... Qué silencio! Qué soledad!... Ese corredor conduce al cuarto de María. Sepamos de una vez. (Va a entrar y sale Peralta)

PERALTA
Quién vive?

CARLOS
Peralta, eres tú?

PERALTA
(Retrocediendo) (María Santísima! El otro!)

CARLOS
Qué tienes!

PERALTA
(Vacilando) Ná! La sorpresa...

CARLOS
Y el marqués?

PERALTA
Hecho una manzana.

CARLOS
Pero... no comprendo... como estáis aún en la quinta?

PERALTA
Por... porque este país es tan hermoso... y tan saludable... (Aguántate, Peralta)

CARLOS
Y en qué consiste que el marqués no me ha escrito?

PERALTA
Ha estao tan ocupao su mercé... y luego... esos perros austriacos no dejaban pasar ni las moscas...

CARLOS
Sí! Ya adivino... Pero ahora que estoy aquí... aunque no quiero que mi tío lo sepa. (Cogiéndole de la mano) Vamos... Peralta, tú que no le has separado de tu amo... no tienes ninguna buena noticia que darme?

PERALTA
Yo? (Aquí te quiero escopeta)

CARLOS
Se puso el marqués de acuerdo con María? Logró que mi tío consintiera...

PERALTA
(Malo!)

CARLOS
Habla, di.

PERALTA
Lo que es de acuerdo... no lo están mucho que digamos. (Ya me voy aturdiendo)

CARLOS
Cómo! Por qué?

PERALTA
Por... ya se ve; fue una cosa tan repentina... (Que te resbalas, Peralta, que te resbalas!!)

CARLOS
No te entiendo.

PERALTA
Llamaré al capitán para que lo explique. (Dirigiéndose al fondo velozmente)

CARLOS
No, espera. (Peralta se detiene aturdido) Por qué le turbas? Qué diablo! Ignoras que yo partí de acuerdo con el marqués? Que ambos convenimos...

PERALTA
(Viniendo aliado de D. Carlos) Calle! Es posible?

CARLOS
Como lo oyes.

PERALTA
(Aparte) (Pues vaya un convenio particular!)

CARLOS
Con que... no lemas: cuéntame... Qué es lo que pasó?

PERALTA
(Con desconfianza) Pero vos estáis en autos...

CARLOS
Sí, hombre, sí.

PERALTA
(Decidiéndose) Ea! Pues entonces le diré que lo pasó a pedir de boca.

CARLOS
Oh! qué alegría me das!

PERALTA
(Alegre) De veras? (Aparte y con asombro) (Esto si que es grande!)

CARLOS
Sigue, sigue.

PERALTA
Ná! el capitán se presentó al señor conde... y quedó arregla la boda en el acto.

CARLOS
Qué felicidad! (Alegre)

PERALTA
El marío y la mujer fueron a la capilla...

CARLOS
Eh? (Extrañándose)

PERALTA
Y con cuatro latines y dos guisopasos...

CARLOS
Qué estás diciendo? De quién hablas?

PERALTA
De mi capitán.

CARLOS
Pero qué marido es ese?

PERALTA
Mi capitán.

CARLOS
Y dices que María fue a la capilla y se casó...?

PERALTA
Con mi capitán. (El marqués aparece en el fondo y se detiene)

CARLOS
Tú mientes, miserable! (Cogiéndole del brazo y Eso es imposible!

PERALTA
(Asustado) (Canastos, que no lo sabía)

CARLOS
María esposa del marqués? Responde! Di que es mentira.

PERALTA
Cómo he de decirlo si es verdad?

CARLOS
Luego ella me ha sido infiel!

PERALTA
Por lo visto.

CARLOS
Luego tu capitán es un traidor! Un infame!

PERALTA
Mi teniente... No le insultéis.

CARLOS
Le insultaré! le mataré! Si! Al punto! Su vida o la mía... [En este momento el marqués aparece en la puerta del fondo, en donde se detiene. D. Carlos al, verlo tira de la espada y se dirige veloz hacia él) Ah!!!

PERALTA
Eso no. (Corriendo también hacia el fondo)

MARQUES
Peralta! (Peraltase detiene. Larga pausa)

CARLOS
Estabas ahí!

MARQUES
(Con gran calma) Ya lo ves.

CARLOS
Me has oído!

MARQUES
Sí.

CARLOS
Y no te defiendes?

MARQUES
No tal.

CARLOS
A pesar de haberte unido a la mujer que yo amo!

MARQUES
Por eso mismo. (Sin moverse de la puerta)

CARLOS
Ah! Tú no has contado con que yo voy a matarte te defiendas o no.

PERALTA
Voto a mí!...

MARQUES
Chito! (A Peralta) Eres un loco. (A Carlos)

CARLOS
Marqués!

MARQUES
Y vas a envainar esa espada al momento.

CARLOS
Yo!

MARQUES
Si quieres que me bata contigo.

CARLOS
Ah! Está bien. (Envaina la espada y se dirige al proscenio)

MARQUES
Retírate. (A Peralta)

PERALTA
Pero... (Dudando en irse)

MARQUES
(Vivamente y con severidad) Qué es eso?

PERALTA
Obedezco, mi capitán. (Yéndose y en tanto el marqués baja al proscenio) Pero si los veo salir a batirse... no lo consentiré aunque me fusilen. (Vase)

CARLOS
Y bien, en qué nos detenemos? Sígueme. (Sube hacia el fondo)

MARQUES
(Sin moverse) Vaya! Ven a darme un abrazo, yo te lo permito. (Sonriendo)

CARLOS
Marqués... no abuses de mi paciencia, o vive el cielo... (Bajando de nuevo)

MARQUES
Bah! Juramentos! Amenazas! Es así como recompensas mi amistad?

CARLOS
Tu amistad! Y tú profanas ese nombre! Tú que me has arrebatado a María, tú que has faltado a tu santa palabra de honor!

MARQUES
Carlos! Gasta de insultos e inútiles palabras. (Severamente)

CARLOS
Sí, te comprendo. (Disponiéndose a salir)

MARQUES
No. Y esa es tu falta.

CARLOS
Qué dices?

MARQUES
Ven acá y oye. (Cogiéndole la mano) El secreto de mi vida y lo que ha hecho por ti este amigo a quien ultrajas.

CARLOS
Qué me importa ya saber...

MARQUES
Escúchame, repito. Y sobre todo no me interrumpas.

CARLOS
(Vivamente) Acabemos.

MARQUES
(Impaciente) Eh!... Déjame empezar. (Larga pausa. El marqués en seguida dice con gravedad) Hace dos meses... obtuve una licencia que yo deseaba para ver a una mujer que me había jurado un amor eterno. Al llegará su casa de campo... era de noche... y yo queriendo causarle una dulce sorpresa... penetré sin serviste en sus jardines; de repente me detuve sorprendido. Una luz brillaba en el pabellón, testigo tantas veces de nuestras amorosas entrevistas... y... la sombra de un hombre... se dibujaba claramente en los blancos cortinajes de la ventana... Loco de celos y exaltado por la ira, me lanzo veloz en la estancia de la pérfida. El hombre que allí había no era su padre ni su hermano. La ingrata me engañaba vilmente! Provocar a un rival, salir con él de aquellos sitios, batirnos y matarle... todo fue obra de un momento. Yo, monté en seguida a caballo, partí
sin volver a verá la perjura... y a la mañana siguiente se esparció la noticia de que durante la noche el conde de Uceda, mi rival, había sido traidoramente asesinado.

CARLOS
(Con fría extrañeza) Asesinado.

MARQUES
Fue un duelo sin testigos... y nadie podía desmentir esa calumnia.

CARLOS
Y no sospecharon...

MARQUES
Un criado de aquella mujer declaró que me había visto batirme con el conde. Todo estaba descubierto. Yo confesé la verdad... y tú sabes que un decreto del rey asimila el desafío a un asesinato... y lo castiga con la degradación y la muerte.

CARLOS
Pero tú...

MARQUES
Yo fui arrestado y conducido ante el general en jefe. Este hombre inflexible no vaciló en pronunciar mi sentencia; pero quería evitarme, sin embargo, la vergüenza de un suplicio y la infamia de una degradación delante de mi regimiento.

CARLOS
Y bien?

MARQUES
No pudiendo perdonarme la vida... me propuso dejar intactos mi honor y mi nombre... pero con una condición.

CARLOS
Cuál?

MARQUES
La de que en el término de cuarenta días, me hiciera yo matar noblemente en el campo de batalla... combatiendo contra los austriacos.

CARLOS
Cielos! Y tú aceptaste!

MARQUES
(Solemnemente) Lo juré sobre los santos Evangelios.

CARLOS
Lo juraste!

MARQUES
Yo preferí morir como soldado y no como asesino.

CARLOS
Oh ! Pobre marqués! Eso es horrible!... pero... pero no me explica...

MARQUES
Nada más sencillo. Tu tío no consentía en que te casaras sino con una rica heredera. Yo te vi a punto de perder la razón... y como mi muerte es irremediable y segura... me uní a María para dejarle mi fortuna y mi título.

CARLOS
Qué oigo!

MARQUES
Así puede ser la esposa del amigo que en otro tiempo me salvó la vida.

CARLOS
Gran Dios!

MARQUES
Te asombras! Te parece esto increíble porque no tiene ejemplo! Sin embargo, hay en el mundo locuras mayores y que se extrañan menos. Siquiera esta es hija de un noble sentimiento.

CARLOS
Sí, sí, comprendo este rasgo atrevido de generosidad; pero María.

MARQUES
María lo ignora todo.

CARLOS
Se lo ocultaste!

MARQUES
Qué mujer acepta semejante sacrificio! Tú mismo no hubieras consentido.

CARLOS
Es cierto, pero... (Con recelo)

MARQUES
Qué dudas?... Sal, preséntate a tu tío, a tus criados, a toda la aldea, en fin, y te dirán que el marqués de San Esteban es un infame, que se separó de su mujer al pie de los altares, para dejarla desde ese momento completamente abandonada.

CARLOS
Y yo te acusaba! A ti al mejor de los hombres!

MARQUES
Ya ves que te he cumplido mi palabra. María será tu esposa, María que me aborrece! (Tristemente) Que me cree un amigo traidor! Un esposo desleá!

CARLOS
Ah! no la acuses.

MARQUES
(Vivamente) Yo! No, Carlos, no María es buena, candorosa , de nobles y elevadas ideas! Tiene tal gracia... tal encanto...

CARLOS
(Receloso) Eh!

MARQUES
(Vivamente y queriendo disimular) Tú me lo habías dicho antes. Yo no hago más que convenir contigo.

CARLOS
Noto en ti...

MARQUES
(Riendo) Pardiez! El buen humor de siempre! La alegría de volverte a ver. Yo soy mas fuerte que mi destino. Chico, ríe como yo.

CARLOS
Cuando vas a morir!

MARQUES
(Con melancolía,) Oh! Y muy pronto: mañana se cumple el plazo que me otorgaron.

CARLOS
Cielos!

MARQUES
Esta misma noche debo partir. El cuartel general se ha situado a tres leguas de esta quinta.

CARLOS
Yo vengo de él aunque por breves horas. Mañana se dará una batalla que mandará el rey en persona.

MARQUES
Lo estás viendo! No tengo tiempo que perder. Ahora iba a escribirte revelándote lodo; pero María me ha enviado a llamar.

CARLOS
Y por eso has venido?

MARQUES
Es la vez primera que penetro en estas habitaciones.

CARLOS
Y ella... En dónde está?

MARQUES
Allá dentro sin duda... (D. Carlos hace un movimiento para entrar en el cuarto, el marqués le detiene) Eh! (Pausa) Qué haces?

CARLOS
Volar a su lado.

MARQUES
No, no... sería imprudente el que le presentases a ella... así de pronto, sin prevenir su animo... Espera a que yo parta.

CARLOS
Otro medio hay.

MARQUES
¿Cuál? (D. Carlos va a la mesa y coge pluma y papel)

CARLOS
Un billete... cuatro renglones. (Escribe) En los que ]e anuncio que voy a volver a la quinta, y nada más. Esto la prepara a verme y evitará la conmoción de una sorpresa.

MARQUES
Reflexiona que semejante carta...

CARLOS
Cómo hacer para que la lea! (Se levanta) Ahí. Aquí! en el piano. Sobre una de sus canciones favoritas. (La pone sobre el piano a la derecha del público) Ahora le encargo que abrevies tu entrevista.

MARQUES
Por qué?

CARLOS
Porque según la digo en esa carta, volveré dentro de poco.

MARQUES
Aquí!

CARLOS
Sí : por esa puerta que da al parque y que tú procurarás dejar abierta. (Señalando a la primera de la derecha)

MARQUES
Pero…

CARLOS
Siento ruido. Sin duda es María.

MARQUES.
Escucha!

CARLOS
(Yéndose) Luego nos veremos. Adiós.


ESCENA V

El Marqués, después María.

MARQUES
(Se queda inmóvil contemplando el billete al que da vueltas en su mano) Sí. El tiene derecho a exigirme... Y bien... (Con resolución) A mí me toca cumplir su voluntad... y mi sagrado juramento. (Pensativo) Mejor es que haya vuelto tan pronto. —Hay cosas en el mundo que no se proveen ni se explican... y lo que yo siento de algún tiempo a esta parte... Bah! bah! Marqués, piensa en que sólo le queda un día de vida! Y si de nada te sirvió el hacer la corte a la baronesa para olvidar esas ideas... Ten filosofía, y sobre todo, no seas ridículo, porque es lo peor que pudiera sucederte... Oigo pasos! Casi, casi, estoy tentado... sí, mas vale que no la vea. (Se dirige al fondo).

MARIA
(Saliendo) Cómo! os vais!

MARQUES
No... discurría (deteniéndose indeciso junto a la puerta del fondo) por estos sitios buscando (de pronto) vuestro cuarto, marquesa.

MARIA
(Con intención marcada) Es verdad, me olvidaba de que ignorabais donde yo habito. (Hablando lentamente)

MARQUES
Oh! Disculpadme...

MARIA
No es esto daros la menor queja: al contrario; me felicito de que vuestro talento haya adivinado, que no podíamos vivir unidos más que de esta manera.

MARQUES
Qué odio me tiene!

MARIA
(Lentamente). Ahora bien, caballero, lo que tengo que hablar con vos es muy grave, y sólo deseo que no interpretéis mis palabras.

MARQUES
Sentaos, marquesa. (Coge un sillón)

MARIA
(Rehusándolo) No, nuestra conversación se va a concluir en seguida.

MARQUES
Os escucho.

MARIA
Como... el destino ha querido que yo sea vuestra esposa: como este título nos impone consideraciones, que yo la primera, quiero conservar y defender... tengo el derecho... el derecho, lo entendéis? de no tolerar que galanteis en mi presencia a mujer alguna. (Movimiento del marqués) No os disculpéis. Sabéis de quien hablo... y yo además no busco disculpas: lo que exijo es que se me respete.

MARQUES
Sois digna del título que lleváis.

MARIA
Soy mujer, caballero... y tengo la conciencia de mi posición. Vos me la habéis dado a pesar mío. Vos que lo habéis atropellado todo para ser mi esposo! Quién es aquí el culpable, si esta boda causa nuestra eterna desdicha?

MARQUES
Vos la creéis eterna?

MARIA
Yo no sé lo que de vos debo creer.

MARQUES
Y sin embargo, con una sola palabra... yo podía cambiar esa mala opinión que os merezco.

MARIA
Con una so... (Conteniéndose) Mas vale que no la digáis.

MARQUES
Luego preferís aborrecerme?

MARIA
Oh, caballero! La indiferencia no es el odio. Y si otra mujer tendría sobrada justicia para abrigarlo contra vos, yo... yo no puedo olvidarme hasta ese punto de que sois mi marido ante Dios y los hombres.

MARQUES
Y la escucho sin echarme a sus pies! (Pausa)

MARIA
(Se ha conmovido!)

MARQUES
(Vivamente) Marquesa, queréis concederme una gracia? La única, la última que os pediré en este mundo?

MARIA
Qué agitación!... Hablad.

MARQUES
Pues bien: decidme... yo os perdono lo que he sufrido, y apenas me lo digáis me alejo de vuestra presencia.

MARIA
(Fríamente) Y en qué puedo fundar ese perdón?

MARQUES
(Animándose) En todo. En vuestros sentimientos, en los míos... en... lo que habéis de ver dentro de poco.

MARIA
Yo? No os entiendo.

MARQUES
Ni es fácil... pero si he podido afligiros... Si he galanteado a la baronesa, si os trato como a una extraña, os juro que mi corazón no me inspiraba nada de eso.

MARIA
(Vivamente) Nada?

MARQUES
Mi corazón os respetaba... os compadecía... os... (Se detiene)

MARIA
Continuad.

MARQUES
Dispensadme, marquesa, no puedo. (Pausa)

MARIA
Qué turbación!

MARQUES
Mi presencia os importuna...

MARIA
Hoy... no sé: antes... queréis que os lo diga francamente? Me horrorizabais.

MARQUES
(Vivamente) No me lo volváis a decir.

MARIA
Acaso me reconcilie con vos... Pero lardará mucho!

MARQUES
(Con tristeza) Entonces...

MARIA
Una cosa es que os mire así... como un amigo... Un amigo ya es algo. Se habla con él, se interesa uno en sus pesares ó en sus alegrías y... la amistad al cabo sirve de mucho.

MARQUES
(Estremeciéndose) La amistad (Se levanta)

MARIA
Qué tenéis?

MARQUES
Nada. Creo que os molesto...

MARIA
(Querrá ver a la baronesa?)

MARQUES
Acaso es tarde para vos...

MARIA
No... no... las noches son tan largas. Pero si os fastidiáis...

MARQUES
Yo!

MARIA
Una esposa que no hace más que reconveniros y poneros mala cara. (Sonriendo) Pero figuraos que solamente soy una dama cualquiera que os recibe en sus salones. Queréis?

MARQUES
(Dios mío! Dios mío!)

MARIA
Oh ! yo también sé trataros con amabilidad. Así llevareis una lección.

MARQUES
(Aparte y mirándola con asombro) (Qué es esto?)

MARIA
A propósito de lección. Sabéis tocar el piano? (Cerca del piano)

MARQUES
Apenas recuerdo...

MARIA
Oh! esta música es muy fácil, una canción a dúo: acercaos.

MARQUES
(Yo me dominaré) Veamos, marquesa. (Se acerca al piano)

MARIA
(Mirándole) Marquesa! Ya no os acordáis de mi nombre?

MARQUES
(Dominándose) Veamos la canción.

MARIA
Cantémosla. Tomad asiento.

MARQUES
Como gustéis.

MARIA
Empezad.


DUO

El marqués tocando el piano: María cerca de él escuchando.

MARQUES
Es el desden acero
de doble filo,
uno hiere de amores
y otro de olvido.

(María lo oye agitada y se detiene)

(Deja de tocar) Seguid.

MARIA
(Turbada) No, no:
el papel he trocado,
no es esa la canción.

(Busca en los papeles)

MARQUES
La copla la ha turbado!

MARIA
Tened, esta es mejor. (Poniendo otro papel)

MARQUES
El impulso del querer (Cantando)
no se sabe definir,
ni se llega a comprender,
ni se puede resistir.

MARIA
Ese dulce no se qué
va naciendo sin sentir;
y aunque tiene su por qué,
es difícil de decir.

MARQUES
Ya es la gracia de una bella.

MARIA
Ya el donaire de un galán.

MARQUES
Eso bien lo sabrá ella.

MARIA
Eso bien él lo sabrá.

(Cesa el piano,)

Muy bien.

MARQUES
(Inclinándose).
Oh!

MARIA
Prosigamos.

MARQUES
Qué cambio!!

MARIA
Soy con vos

(Dirígese a la puerta derecha)

MARQUES
Qué hacéis?

MARIA
Por esa puerta
penetra un viento atroz.

(Va a cerrarla)

MARQUES
(Y yo que debo abrirla!
Terrible situación!)

MARIA
Tocad.

(El marqués toca sin cantar)

Eh? «A mi María!»

(Fija la vista en la carta)

su letra, sí, gran Dios!

MARQUES
Ya la vió!
Os sentís mala?

(A María dejando de tocar)

MARIA
Creo que sí.

MARQUES
Lo dejaremos.

(Va a levantarse)

MARIA
No tal, seguid.
(El marqués duda) Seguid.

(El marqués se sienta al piano)

MARQUES
(Cantando la canción)
Si es verdad que hay en amor
mil pesares que temer...

MARIA
(Leyendo la carta)
«Hoy al fin le vuelvo a ver»
El huir es lo mejor

MARQUES
Del peligro de querer.

MARIA
(Aparte y casi hablado)
(Lo que siento no lo se)

MARQUES
(Deja de tocar)
Que perdéis este compás.

MARIA
Sin pesares no hay placer
y de amor...

(Vivamente y mirando el papel, la turbación la detiene)

MARQUES
Más vivo, más.

MARIA
(Con esfuerzo)
Es tiránico poder!

MARQUES
(Celos tengo de marido) (Deja de tocar)

MARIA
Os perdéis!

MARQUES
No a la verdad.
Es que falta un sostenido...
y no quiero tropezar... (Toca de nuevo)

MARIA y MARQUES
Tan, tan!
Niña, a tu puerta
llamando amor está:
Si el alma te despierta
ay! abre sin tardar.
Tan, tan!
tan, tan!
Ay! abre sin tardar!

(Hablado)

MARQUES
(Aparte y levantándose bruscamente) Singular letra! Dirían que la han escrito ex profeso.

MARIA
(Calle! vuelve a tomar su aire desdeñoso y sombrío)

MARQUES
(Nada. La amistad y el honor antes que todo)

MARIA
(No hay duda: eso es que le fastidia mi conversación)

MARQUES
Buenas noches, marquesa, (Dirigiéndose hacia la puerta del fondo)

MARIA
(Con despecho) (Oh!) Buenas noches, caballero. (Suena ruido en la puerta de la derecha) Cielos!

MARQUES
(Desde la del fondo) (Ahí está) (Pausa)

MARIA
(Qué ideal Si D. Carlos se hubiera atrevido…) Marqués!

MARQUES
Señora!

MARIA
No habéis sentido algo en esa puerta!

MARQUES
Sí... el viento... tal vez...

MARIA
No os vayáis.

MARQUES
Señora, me es preciso.

MARIA
No os vayáis... al menos hasta saber qué ruido es ese.

MARQUES
(Bajando un poco) Cómo! Tenéis miedo?

MARIA
Sí! No me dejéis... Os lo ruego por vos y por mí.

MARQUES
(La mira, reflexiona un momento, y dice) Tranquilizaos: (Va a la ventana) vos habréis cerrado mal sin duda... (Entreabre la puerta y cierra velozmente, diciendo) (El es!) (Da una rápida vuelta y dice a Maria) Justo, la habéis cerrado mal.

MARIA
(Respiro) (Lentamente) Podéis iros entonces.

MARQUES
Sí, pero... (Indica que se dispone a vigilarla) Descansad, señora.

MARIA
(Lentamente) Adiós. (El marqués saluda y se va indicando que proyecta alguna cosa. Pausa)


ESCENA VI

María, sola.

MARIA
No era posible! D. Carlos aventurar de ese modo mi reputación! Ah! No puedo explicarme el singular efecto que me ha producido su carta. Escribir así... a quien sabe que es esposa de otro! (Sale el marqués de puntillas y se oculta en un cuarto del fondo) Dios mío! Vuelvo a sentir ruido en esa puerta. (Por la de la derecha) Y sin embargo, el marqués cerró al irse. (Se abre la puerta y sale Carlos) Ah!

CARLOS
Soy yo, María.

MARIA
(Retrocediendo) Vos!

CARLOS
Yo, que vuelvo más amante que nunca al lado tuyo.

MARIA
Más amante que nunca! Oh! Ya es tarde!

CARLOS
(Admirado) Tarde!

MARIA
Veo que no lo habéis comprendido cuando entráis en mi estancia de ese modo.

CARLOS
Lo dices porque estás casada con otro?

MARIA
Lo digo, porque casada o no...

CARLOS
Prosigue.

MARIA
(Vivamente) Alejaos, D. Carlos, alejaos. No me preguntéis lo que me costaría mucho declarar.

CARLOS
Qué oigo! Olvidas que hace poco tiempo...

MARIA
En ese tiempo os amé, y os creí! Pero al verme abandonada por vos... al veros ceder fácilmente a la voluntad de vuestro tío... sentí en mi corazón una herida... que fue mortal, D. Carlos: porque sin saber cómo, insensiblemente, una vez perdida mi esperanza, perdí también el amor que os tenia.

CARLOS
Pero así que tú sepas, así que yo te explique...

MARIA
Ah! No habléis a mi razón cuando mis sentimientos han cambiado.

CARLOS
Pero, María, esa boda!

MARIA
Esa boda? (Acercándose a él y en voz más baja) Asombraos, D. Carlos, como yo me asombro. Esa boda inesperada... me pareció odiosa y cruel. Mi esposo, comprendiéndolo sin duda, se alejó desde el primer momento de mi lado... y yo que le aborrecía, le agradecí por lo mismo la libertad que me otorgaba.

CARLOS
Oh! no me han engañado!

MARIA
Pues bien... tratándole como a un extraño, tuve que reconocer, a pesar mío, su talento, su noble cortesía, la distinción de sus maneras... y más tarde... su conversación me cautivaba hasta el punto de buscar mil protestos para hablarle en tanto que él huía de mí.

CARLOS
(Con sorpresa) Es posible!

MARIA
Una lucha extraña comenzó a agitar mi corazón. La indiferencia del marqués llegó a herir mi amor propio. Creí que me despreciaba... y me juzgué ofendida! Sospeché, en fin, que galanteaba a otra mujer. Tuve celos un día!

CARLOS
(Vivamente) Celos!

MARIA
(Vivamente) Sí, porque ya le amaba.

MARQUES
(Desde donde está oculto) Gran Dios!

CARLOS
Le amabais!

MARIA
El cielo quiso que yo pudiera ser buena esposa.

CARLOS
(Desde aquí el diálogo debe ser más vivo) María, vuestro cariño me pertenece y voy a convenceros de ello.

MARIA
Falta que yo me preste a escucharos.

CARLOS
Una palabra sola va a destruir toda la falsa ilusión que abrigáis.

MARIA
Una palabra?

CARLOS
Sí.

MARIA
Acerca de mi esposo!

CARLOS
Oídla.

MARIA
No me la digáis. (Resueltamente) Si de algo es culpable, yo le perdono.

CARLOS
Es que vos no sabéis...

MARIA
Se que nunca dejaré de amarle.

CARLOS
María! (María se dirige a su cuarto)

MARIA
(Desde la puerta) D. Carlos! respetad mis deberes, y seréis digno de mi amistad. (Vase)

(El marqués, al irse María, aparece en la puerta donde se ocultó: se queda inmóvil y con la fisonomía profundamente alterada)

CARLOS
(A Maria) Deteneos!... Marqués! (Viéndole)

MARQUES
Estaba ahí; todo lo he escuchado. (Sin moverse)

CARLOS
Y qué?

MARQUES
Que quien, como yo, debe morir mañana, no puede inspirarle celos.

CARLOS
Morir!

MARQUES
Ya sabes que ese es mi destino.

CARLOS
Pero tú concibes...

MARQUES
(Bajando) Concibo que he cometido una grave imprudencia creyendo hacer tu felicidad... Mañana me lo habrás perdonado.

CARLOS
Ah! nada me digas, porque el despecho me ciega.

MARQUES
Pues bien, hechos y no palabras. Ahora mismo parto al campamento. Qué más quieres?

CARLOS
Vas a partir?

MARQUES
(Dirigiéndose a la puerta del fondo) Al punto.

CARLOS
Sin prevenir a nadie? (Siguiéndole)

MARQUES
A nadie.

CARLOS
Marqués, dime antes...

MARQUES
(Volviéndose a la puerta) No me detengas aquí más: deja tranquila mi conciencia! (Se va precipitadamente)


ESCENA VI

Carlos y La baronesa.

CARLOS
(Solo) Ah! en la desdicha de él está el castigo de la ingrata. Ira, y no celos, es lo que ahora siento en mi corazón.

BARONESA
(Saliendo) Pero qué tiene el marqués que va tan alterado?

CARLOS
Ah, baronesa!

BARONESA
Cielos! Vos en la quinta?

CARLOS
(Luchando consigo mismo) He venido... perdonad mi turbación. He venido a apreciaren lo que vale e! corazón de una mujer.

BARONESA
Habláis de María? Lo sabéis todo, no es así?

CARLOS
Ah! por fortuna e! cielo me vengará muy pronto de su ingratitud.

BARONESA
Muy pronto ? Qué estáis diciendo?

CARLOS
Digo que el marqués fue sentenciado a muerte por un desafío, y solo evitó la afrenta del suplicio, jurando hacerse matar como soldado en el campo de batalla.

BARONESA
Ah! qué horror! Y han podido ser tan crueles...?

CARLOS
Mañana se cumple el plazo que le otorgaron.

BARONESA
Y vos cifráis vuestra venganza en el infortunio de un amigo?

CARLOS
De un amigo! Ah! esa amistad es la que ha causado mi desventura.

BARONESA
Qué decís?

CARLOS
Yo partí... yo en la apariencia abandoné a María, pero fue porque el marqués me juró que ella sería mi esposa sin que mi tío pudiese impedirlo!

BARONESA
Cielos! Entonces... esa boda inexplicable! Ese desvío del marqués! Oh! Ya empiezo a adivinar...

CARLOS
Sí; él quiso hacerme dichoso y no previó que María podría amarle! Que él mismo... Oh sí! Que él misma la amaría también.

BARONESA
La ama! (Admirada)

CARLOS
La ama! Se lo he conocido. En vano cree morir con su secreto.

BARONESA
(Con nobleza y resolución) Y qué...! Vuestra amigo es capaz de daros su fortuna entera, de rechazar el cariño de la misma mujer a quien ama, de morir en fin callando su pasión, y vos no habéis corrido a salvarle, a pagar su noble generosidad con otra mayor todavía!

CARLOS
(Confundido) Yo!

BARONESA
Vos pretendéis que María os profese un amor, que vuestra debilidad y vuestra ausencia borraron con razón de su pecho.

CARLOS
(Vivamente) No, eso jamás.

BARONESA
Entonces...

CARLOS
No me digáis más. Ah baronesa! Dios sin duda os pone en mi camino para guiar mi corazón! Sí! la culpa ha sido mía! A mí me toca sufrir y perdonar. (Resueltamente) Yo no debo consentir que nadie me gane en abnegación y en nobleza!

BARONESA
Ese es el lenguaje que yo esperaba oír de vuestros labios.

CARLOS
Este es el sentimiento de mi honor, ante el cual lo sacrifico todo! Que entrambos sean felices por mí: esta será mi mejor venganza.

BARONESA
Pues bien, D. Carlos, impidamos que el marqués lleve adelante su intento. No le dejemos salir de la quinta.

CARLOS
Le conozco, y todo será en vano.

BARONESA
Acaso nuestras reflexiones, nuestros ruegos... Esperad... siento pisadas... Tal vez será María.

CARLOS
María! Oh no quiero verla más.

BARONESA
Seguidme. (Vánse)


ESCENA VIII

María que sale de su cuarto.

MARIA
Un caballo ensillado a la puerta del pabellón del marqués... Qué significa? (Muy agitada) Es preciso que yo indague ahora mismo.

PERALTA
Ah! picara suerte! (Pasando por el foro llevando el maletín del marqués)

MARIA
Peralta! Peralta!

PERALTA
Presente! (Deteniéndose)

MARIA
Adonde vais con esa maleta?

PERALTA
Abajo, mi capitana.

MARIA
Entrad un instante: qué hace el marqués? Por qué hay un caballo a la puerta de su pabellón?

PERALTA
(Dudando) Por...

MARIA
No me ocultéis la verdad.

PERALTA
Pues bien: porque ya llegó la de vámonos.

MARIA
A dónde?

PERALTA
Por de pronto, al cuartel general, que está en la venta del Pino a tres leguas de aquí. Y aluego...

MARIA
Luego... qué?

PERALTA
Aluego el capitán emprenderá un viaje más largo.

MARIA
Más largo?

PERALTA
Muy largo, mi capitana! (Sombrío)

MARIA
A qué sitio? A qué país? Responded.

PERALTA
A un país... del cual no he visto volver a nengún amigo mío.

MARIA
No comprendo... Y por qué es esta partida?

PERALTA
Porque...

MARIA
Explicaos.

PERALTA
Mi capitana... yo. no puedo faltar a la consigna. Lo más que yo puedo hacer es dar el alerta.

MARIA
El alerta?

PERALTA
Y punto fina!. Hasta la vizta si nos vemos. (Se marcha vivamente)

MARIA
Un viaje!... a un país lejano... sin decirme nada... y este hombre con sus palabras misteriosas... Ah! El marqués huye de mí para siempre! O corre un gran peligro! Dios mío! Y yo me quedaré sola sin recibir jamás noticia alguna... muriendo de pesar y de incertidumbre. (Con resolución) Ah! no! Suceda lo que quiera! (Corre a la ventana de la izquierda) Marqués! Marqués! (Llamándole)

SEBASTIAN
(Saliendo por el foro) Sí! echando demonios va por ese camino.

MARIA
Sebastián, no me engañes! (Desde la ventana)

SEBASTIAN
Como que el cabo Peralta tardó en bajar, y ha tenío que correr al escape.

(Canto)

Debe ser un diálogo cortado y dramático.

MARIA
(Apoyándose en el respaldo de un sillón)
Ah! ya no hay duda!

SEBASTIAN
(Acudiendo)
Qué os sucede?

MARIA
(Como quien toma una resolución)
Chito, chito,
por la puerta
del jardín
en tu carro,
ocultamente,
tú conmigo
has de venir.

SEBASTIAN
A estas horas?

MARIA
Es preciso.

SEBASTIAN
Pero a dónde queréis ir?

MARIA
A las regiones
más apartadas,
hoy a mi esposo
yo he de seguir.

SEBASTIAN
Qué estáis diciendo?

MARIA
No me abandones! (Suplicando)

SEBASTIAN
Mas yo…

MARIA
Ten, ay!
piedad de mí!

SEBASTIAN
(Al verla
llorando
no sé resistir)
El alma
y el carro (Resuelto)
son vuestros en fin.

MARIA
Tú solo,
tú solo
podrás impedir,
que muera penando,
tu amiga infeliz!

LOS DOS
Despacio bajando,
quedito pisando (Con misterio)
callando, callando
podremos salir.

(A un tiempo. Sebastián y María)

SEBASTIAN
Ay amo del alma!
qué vas a decir
cuando eches de menos
al carro y a mí?

MARIA
(Con energía)
Amor de mi alma
mí fe pongo en tí!
Se tú la esperanza
que llevo al partir!

Se van por la puerta derecha: cae el telón.


FIN DEL SEGUNDO ACTO


ACTO TERCERO

El teatro representa !a entrada de un bosque, en el cual se supone el campamento de los españoles. —Pendiente de las ramas de tres o cuatro grandes árboles, que hay en el centro de la escena, está un gran lienzo colocado irregularmente, pero formando una media tienda de campaña, abierta por el fondo. A la izquierda un pabellón de lienzo. —En el fondo árboles, y a lo lejos tiendas de campaña. —La luna alumbra la escena.


ESCENA PRIMERA


INTRODUCCION

Al levantarse el telón varios soldados forman grupo al pie de un árbol. —Unos sentados, otros de pié y algunos dormidos, pero con sus armas. —En el centro hay otro grupo colocado de un modo semejante. —La orquesta ejecuta algunos compases, durante los cuales los soldados están inmóviles. —Todo respira misterio y calma. —Después de un breve rato, el grupo de soldados que está en el fondo se levanta lentamente, y exclama, dirigiendo la voz al grupo que, está en primer término.

SOLDADOS 1º
(Desde su sitio)
Soldados de la ronda,
partamos ya;
alerta, que la aurora
no tardará.

(Los otros se han ido levantando lentamente)

SOLDADOS 2°
Soldados de la ronda,
partamos ya;
alerta que la aurora
no tardará.

(Lentamente unos y oíros y bajando al proscenio)

TODOS
A formar!
A formar!

(Se forman) (Pausa)

(Sin orquesta)

TODOS
(Piano y con mucho colorido)
El toque bélico
de la diana
pronto en el campo
resonará.

(Imitando vagamente el son de clarines y cajas tocando la diana)

Tratan tratan
tarará tarará...
Y el enemigo
desde sus tiendas
responderá.

(Imitando un lejano toque de clarines)

Tararí tararí.

(Imitando los tambores y clarines del campamento y mas fuerte)

Tran tatan

(Lejano)

Tararí...

(Cercano)

Tran tán.
Cuando el alba
despunte,
las guerrillas
saldrán.
Pin pan!
pin pin pan!

(Imitando al fuego de guerrillas)

Y al romper
la batalla
con estruendo
se oirá.

(Voz apagada y lenta)

Fuego!!!
rrrrrrrám!
Fuego!!!
rrrrrrrám!!!

En seguida unos imitan el fuego de descargas. —Otros, el toque de tambores sonando ataque. —Otros, e! granizado tiroteo de las guerrillas. —Pero todo esto ha de ser piano y como el efecto de un sueño o de la fantasía.

(Con orquesta)

(Con brío)
Soldados
de la ronda,
partamos sin tardar;
muy pronto
vendrá el día!
Al hombro! Arm!

(Echándose los fusiles al hombro y marchándose lentamente)


ESCENA II

María, saliendo con precaución de entre unos árboles y mirando al sendero por donde se alejan los soldados.

MARIA
(Después de una pausa) Creí que no se marcharían en toda la noche. Oculta entre esos árboles, espero hace rato a Sebastián... y en vano procuro dominar mi impaciencia. Dios mío! Si no lográramos encontrar a mi esposo! Si después de todo tuviera yo que regresar a la quinta sola y desesperada!...

SEBASTIAN
(Saliendo apresurado) Aquí estoy ya de vuelta!

MARIA
Sebastián! Aha! cuanto has tardado! Qué hay?

SEBASTIAN
(Cansado) Qué ya cayó un pez!

MARIA
No te entiendo! Explícate.

SEBASTIAN
(Respirando con esfuerzo) Dejad que tome aliento.

MARIA
Por Dios! Habla.

SEBASTIAN
No sabiendo a quién dirigirme... y temiendo que alguna patrulla me detuviera como sospechoso... se me ocurrió ir a la venta que hay en esa bajadita, a fin de tomar lenguas del ventero, que es amigo mió. Pero al entrar... Con quién diréis que me encuentro de manos a boca? Con el mismo cabo Peralta, que estaba fumando a la puerta, como un tudesco. «Hola, cabo é escuadra!» grité sonriendo. «Calle!» exclamó él sorprendido. «Qué te trae por aquí, papanatas?»

MARIA
Y bien?

SEBASTIAN
Yo le dije... «Toma! Vengo a lo que venío!» Y él me respondió... «Tú ocultas algo.» Y yo le repliqué... «Pues ya!» Y él añadió... «Tengo buena nariz!» Y yo contesté... «Que aproveche!» Y no pasó más.

MARIA
Pero no te habló del marqués? No le preguntaste?...

SEBASTIAN
(Recordando) Ah! sí! Me olvidaba de lo mejor!!! (Tranquilamente,) Vuestro esposo no quiere veros más.

MARIA
Qué dices?

SEBASTIAN
Pero os ama como un loco.

MARIA
Me ama y huye de mí?

SEBASTIAN
Ahí está el busilis.

MARIA
Dios mío! (Confundida) Qué misterio es este? De qué fatalidad soy yo la víctima?

SEBASTIAN
Peralta lo sabe lo mismo que su amo... y el muy marrullero se lo calla. Pero no será por mucho tiempo.

MARIA
Cómo?

SEBASTIAN
He tenido una idea feliz, que va a ponernos al corriente de tó este embolismo.

MARIA
Una idea! Cuál? (Con interés)

SEBASTIAN
La de engañar al cabo Peralta. Oídme un poco. El es reservado como una arca, pero cuando apura un par de botellas, habla que es una bendición de Dios.

MARIA
Y qué?

SEBASTIAN
Por cada vaso que yo beba , él se beberá seis, y sonsacándole con maña...

MARIA
Conocerá el ardid.

SEBASTIAN
Cá! Ya me está esperando en la venta pá refrescar juntos... según él dice.

MARIA
Oh! Si por ese medio consiguieras...

SEBASTIAN
Pero... qué haréis vos entretanto?...

MARIA
Calla! (Aplicando el oído) Oigo pisadas.

UNA VOZ
(Dentro) Quién vive?

SEBASTIAN
(Dando un salto de miedo) Ay!

MARIA
(Mirando a dentro) Es un centinela que está a la entrada del bosque.

SEBASTIAN
Si vierais qué poca gracia me hacen a mí los centinelas...

LA VOZ
(Dentro) Quién vive?

OTRA VOZ
(Mas lejana) España.

MARIA
(Mirando dentro) Creo divisar un grupo.

SEBASTIAN
Un grupo? Siempre que hay grupos se reparten palos.

PRIMERA VOZ
(Dentro) Alto la patrulla!

MARIA
(A Sebastián) Una patrulla!

SEBASTIAN
Perdidos somos.

MARIA
No, ven por este lado.

SEBASTIAN
De fijo nos toman por dos espías. (Medroso)

MARIA
Sígueme. (Se van apresuradamente)


ESCENA III

Marqués, Oficiales y D. Carlos.

MARQUES
(Seguido délos demás) Gracias, señores, gracias. Pero mi resolución es invariable.

OFICIAL 1º
Lo habéis pensado bien.

MARQUES
Qué hay que pensar, por vida mía? (D. Carlos se queda en un lado solo y contemplando tristemente al marqués) Al amanecer deben cien hombres apoderarse del primer reducto enemigo... y yo voy a ser de la expedición.

OFICIAL 1º
Sí; pero cuántos quedarán en ella con vida?

MARQUES
(Con indiferencia) Ninguno probablemente.

OFICIAL 1º
Capitán, el valor no consiste en buscar una muerte segura. Y cuando nada os obliga...

MARQUES
(Estrechándole la mano y sonriendo) Pensemos en nuestra cena, amigos míos. Bravo! (Mirando a varios soldados que traen botellas y cestas con viandas) He aquí las provisiones! Señores, vaya la gravedad al diablo! Mi tienda no está a la vista del enemigo; pero en iodo caso, nuestros ecos de alegría le probarán que nos hallamos bien dispuestos para la batalla!

OFICIAL 1º
Dice bien! (A los demás oficiales) Pronto! Despachad!

(Los soldados entran la cena al pabellón. Los oficiales dirigen la operación y algunos toman parte en ella)

OFICIAL 1º
Una patrulla, señores.

MARQUES
Pase en buenhora. Cuando el rey tiene un banquete en su tienda, no llevará a mal que yo imite su ejemplo en la mía. Una patrulla atraviesa el fondo. En el interín D. Carlos pasa aliado del marqués y le dice.

CARLOS
(Bajo al marqués) Y bien. Me escuchas al fin un momento?

MARQUES
(Secamente) No.

CARLOS
En nada quieres pensar?

MARQUES
En nada.

CARLOS
Te empeñas en aturdirle como un loco!

MARQUES
Si! como un loco! —Déjame.

CARLOS
Pero tú no sabes lo que pasa!—Eh! Tú ignoras que María...

MARQUES
Si! Te ama! Será tu esposa! — Eh! Déjame cenar! (Dirigiéndose a la tienda)

CARLOS
(Siguiéndole) Escucha!

MARQUES
(A los oficiales) A la mesa, señores.

OFICIALES
A la mesa! (Entran en el pabellón) El marqués va a seguirlos. D. Carlos le coge vivamente de la mano y le dice con energía y deteniéndole)

CARLOS
No. Tú no te irás sin oírme.

MARQUES
(Con ademán altanero) Carlos!

CARLOS
Depón ese enojo, marqués. Eres harto desgraciado para que yo pueda ofenderme.

MARQUES
Desgraciado! [Sonriendo) No. Ya ves qué alegre voy a cenar.

CARLOS
Por qué me hablas así? Por qué me ocultas lo que estás sufriendo! Oh! No me niegues... porque no te creerla, que ahora más que nunca sientes dejar la vida.

MARQUES
La vida! —Sí. Eso es lo que me atormenta. Tú lo has adivinado.

CARLOS
(Clavando en él sus miradas) Eso no más!

MARQUES
Por qué lo dudas? No puede amar un hombre la vida y sin embargo morir con valor? Pues bien. De algún tiempo a esta parte me parecen más risueños los campos, más puro el aire, más hermosa la luz! En todo lo que veo hallo una emoción que nunca había sentido, una belleza que nunca había adivinado... y yo me pregunto a mí mismo cómo pude antes vivir en el mundo sin gozar día por día, hora, por hora, desde los más envidiados placeres hasta las más pueriles alegrías!—Oh, Carlos! El hombre que no ama la vida es un ingrato para con Dios.

CARLOS
Y tú sin embargo vas a morir!

MARQUES
La muerte es mi destino!

CARLOS
(Estrechándole la mano) Marqués!

MARQUES
Oh! Ya me he acostumbrado a esta idea! —Para mí la muerte es un viaje a un país desconocido. (Con acento profundo) Quién sabe si mi felicidad no está allí!

CARLOS
No, tú no piensas ya de ese modo. Tú me ocultas la verdad, porque temes que esa verdad sea mi tormento.

MARQUES
(Dominándose) Qué dices?

CARLOS
Marqués! Amigo mío! Yo soy quien te hablo! Yo, que te quiero como un hermano! Yo, que conozco tu noble corazón , y que me siento capaz de perdonarte!

MARQUES
(Vivamente) A mí!

CARLOS
(Idem) Oh! Tú no me has ofendido. Ya lo sé. Pero yo debo decírtelo todo. Yo debo hacerte comprender que eso que llamas tu destino es un crimen… un suicidio que Dios no te perdonará.

MARQUES
Carlos! Mi conciencia me manda cumplir un santo juramento!

CARLOS
Pero si al cumplirlo pierdes esa existencia que, según tú mismo, ha llegado a serte tan querida!

MARQUES
Qué! Es ese el lenguaje de un soldado y de un caballero!

CARLOS
Es el lenguaje de mi amistad ante la cual lo sacrifico todo! Es... es el eco de un corazón que en estos momentos llora tu abandono! Es la voz de María que te busca desesperada!

MARQUES
(No pudiendo contenerse) María!!

CARLOS
(Vivamente) Oh! Esa emoción me revela el secreto que yo deseaba saber de tí!

MARQUES
Tú estás loco de celos... y yo no debo escucharte!

(Va a irse)

CARLOS
Espera, marqués. Yo necesito que me comprendas. Yo necesito decirle que María, al saber tú desaparición de la quinta...

MARQUES
(Esforzándose) Ba! ba! amigo mío! María te ama! te adora! Si otra cosa le dijo fue por orgullo... por despecho y por... (Riendo) por miedo de mí que os estaba oyendo oculto... lo mismo que un marido celoso!... je! je! je! Eres un niño, créeme. Eres un niño!

CARLOS
Escúchame!

LOS OFICIALES
(Dentro) Marqués, marqués.

MARQUES
Sí! A cenar, señores! A reír hasta que amanezca! (Váse corriendo)

CARLOS
Detente! Aguarda! Oh! Todo es inútil. Antes que descubrir que la ama... morirá mártir de su amistad y de su honor!


ESCENA IV

D. Carlos y El Conde, en el fondo.

CONDE
Eh! Señor oficial! señor oficial!

CARLOS
Ese acento...

CONDE
(Viniendo cerca de D. Carlos) Señor oficial! Por muy extraño que os parezca... yo os ruego que me acompañéis...

CARLOS
Tío!

CONDE
Qué veo! eres tú? Oh qué fortuna!

CARLOS
Cómo os encuentro aquí? Quién os ha traído?...

CONDE
El demonio! o mejor dicho la baronesa.

CARLOS
La baronesa?

CONDE
Sí: concibes tú semejante locura!

CARLOS
Pero... a qué venís al campamento!

CONDE
Figúrate... que inquietos por la suerte de María, nos resolvimos a salir en su busca por los alrededores de la quinta La baronesa, que durante una hora caminaba, silenciosa y pensativa... exclama de pronto... «Dios nos protegerá,» y echa a correr hacia aquí, sin hacer caso, de mis voces... y sin compasión de mis piernas que apenas podían llevarme en peso. Una avanzada nos ha detenido en ese bosque... y la baronesa empeñada en verte a toda costa, ha conseguido que me dejasen pasar a fin de avisarte de su llegada.

CARLOS
Pero María...

CONDE
Uf! Yo estoy exánime! (Sentándose)

CARLOS
No sabéis su paradero!

CONDE
Yo no sé nada. Yo no quiero más que acostarme, en tu tienda, en el suelo, en cualquier parte.

CARLOS
Olvidáis que al amanecer debe darse la batalla!

CONDE
(Levantándose) Cáspita! Ahora sí que deseo echar a correr.

CARLOS
Sí, si. Venid, la baronesa estará inquieta...

CONDE
La baronesa no tiene juicio ni lo tendrá nunca!

CARLOS
Oh! Tío! Cómo decís eso de una mujer de tan nobles ideas, de tan generosos instintos, de tan...

CONDE
Calle! Con que calor la defiendes! Hombre, tendría que ver...

CARLOS
Esta no es ocasión de explicaciones. Seguidme.

(Yéndose)

CONDE
(Solo) San Antonio! A que ahora le gusta a mi sobrino! uf! Como corre! Ya tengo reumatismo para un mes! (Se va corriendo penosamente detrás de D. Carlos)

La escena queda sola. Dentro del pabellón se oye cantar a los oficiales el siguiente:


CORO

OFICIALES
(Dentro)
Brindis!
A la fortuna
y a la victoria!
Brindis!
Viva la gloria!
Viva el placer!
Brindis!
Brindis, amigos!
Pardiez!!
Cantad a la guerra!
Cantad y bebed!


ESCENA V

Peralta y Sebastián. Los dos asoman por el fondo, separados el uno del otro, de frente al público, muy serios, bamboleándose y queriendo sostenerse para dominar su embriaguez. — Van andando con lentitud y en silencio; y mientras la orquesta toca algunos compases adecuados a la situación. Pasados estos compases, se oye a Peralta.


DUO

PERALTA
(Tosiendo con gravedad cómica)
Ejem!

SEBASTIAN
(Imitándolo)
Ejem!

PERALTA
(Como hablando consigo mismo)
O el mundo se menea,
o se me van los pies.

SEBASTIAN
(Tosiendo con gravedad cómica)
Ejem!

PERALTA
(Id) Ejem!

SEBASTIAN
(Consigo mismo)
O a mí me empuja el viento,
o yo ando del revés, (Da un vaivén)

PERALTA
(Acudiendo a sostenerle)
Muchacho que te caes! [Sin arrimarse a él)

SEBASTIAN
(Echándola de firme)
Quiá, quiá!

PERALTA
(Ofreciéndole el brazo)
Cógete bien.

SEBASTIAN
(Aparte mirando de soslayo a Peralta y como burlándose)
(Le he puesto tan borracho,
que no se pueé tener!)

LOS DOS
(Cogidos del brazo el uno al otro)
Firme ese cuerpo!
De frente em!

(Bajando al  proscenio a paso militar)

Batachim! Batachim!
Batachim!

(Se paran imitando el redoble de tambor)

REM!

(Los dos a un tiempo)

PERALTA
(Aparte y a un lado)
El está chispón
pero yo también.
Ná me alegra a mí
como el moscatel.
Ná! ná!
Como el moscatel!

SEBASTIAN
(Aparte)
Cristo que chispón.
Risa me da a fe!
Ahora que está aquí
tó lo he de saber.
Tó, tó!
Tó lo he de saber.

SEBASTIAN
(A Perales)
Los dos aquí esta noche
la vamos a correr!

PERALES
(Señalándose a si mismo)
Hablas con miquis?

SEBASTIAN
(Señalando a Peralta)
Hablo con tiquis.

PERALTA
Qué le pie el cuerpo?

SEBASTIAN
(Alegre) Mucho belén!

PERALTA
Viva el salero!

SEBASTIAN
(Aparte) (Ya está templao!)

PERALTA
(Alargándole la mano)
Dame esos cinco!

SEBASTIAN
(Dándole las dos manos)
Toma esos diez!

(Se quedan cogidos de la mano)

PERALTA
Ay olé,

SEBASTIAN
Ay olé!

PERALTA
Lo que quiero yo lo sé.

SEBASTIAN
Yo también.

LOS DOS
Yo también!
Lo que quiero yo lo sé!


COPLAS

PERALTA
(Adelantándose con aire de taco)
Aquí están dos mosos cruos
más valientes que Roldán,
sin un alma que los quiera
ni dos riales que gastar.
Esto sí
que son fatiguitas,
no tener...
por vida e tal!
Una jembra a quien icirle

(Como requebrando a una que pasara a su lado)

bueno, bueno!

(Con voz grave y a estilo de majo)

Alza, allá,
resalá!!

SEBASTIAN
(Aparte y burlándose, aunque también borracho)
Busca el tonto una cristiana
que se deje camelar,
y no puee con la turca
que en el cuerpo tiene ya.

(Los dos a un tiempo)

PERALTA
Esto sí
que son fatiguitas!
no tener
por vida e tal!
una jembra a quien icirle

(Como antes)

Bueno, bueno!
Alza allá!
Resalá!

SEBASTIAN
Esto sí
que a mí me hace gracia,
el querer
por vida e tal!
una jembra a quien icirla

(Imitando a Peralta)

Bueno, bueno!
Alza allá!
Resalá!

(Hablado)

La luz de la luna va desapareciendo. —Cesa la música.

PERALTA
Así me gustan a mí los hombres! Alegres... aunque tengan el corazón más negro que la tinta.

SEBASTIAN
(Le voy a sonsacar!) Entre pariéntesis, cabo e escuadra. —Se me figura que el marqués es poco más o menos como nosotros. —Templao y echao pá lante... (María aparece en el fondo y los observa)

PERALTA
(Afectado ) No mables de él, que se me va a aguar la fiesta!

SEBASTIAN
(Aparte) (El vino querrá icir) Jé, jé! (Riendo con malicia) Yo creo que la seña baronesa le era algo simpática.

PERALTA
Sonsi, mal hablao! Mi capitán no ha querido a nadie más que a su mujer.

MARIA
(Aparte) Cielos!

SEBASTIAN
(Con maliciosa incredulidad) Ná más?

PERALTA
Ná más.

SEBASTIAN
Entonces... porqué no la vela más que por las mañanas y nunca por las noches? (Pausa) En qué consistid eso?

PERALTA
(Muy serio) En el estao de la amósfera!

SEBASTIAN
Ya! —Y por qué se las ha guillao sin decirla... adiós, que me marcho!

PERALTA
Chis! Ese es un misterio... que yo le escubriría... si no estuvieras tan bebío.

SEBASTIAN
Yo bebío? (Reflexionando,) Bien pue ser! Qué apostamos a que aquí el más borracho soy yo?

MARIA
(Aparte) Dios mío!

SEBASTIAN
Te has portao, Sebastián!

PERALTA
Calla! Qué rum rum es ese? (Pasa cerca del pabellón)

SEBASTIAN
Has hecho un pan como unas hostias!... Sebastián.

PERALTA
(Mirando al pabellón) Anda! Pues si hay una cena!...

MARIA
(Viniendo cautelosamente por el lado en donde está Sebastián le dice cogiéndole de la mano, y sin que Peralta la vea ni oiga) Qué es esto , miserable?

SEBASTIAN
No lo pueo explicar!

MARIA
Pero qué sabes del paradero de! marqués?

SEBASTIAN
Lo mesmo que sabía!

PERALTA
( Mirando al interior del pabellón. ) Y los son oficiales!

MARIA
Eh? (Prestando atención)

PERALTA
Diablo! —Van a salir.

MARIA
Oh! Ven. —Tu debilidad va a descubrirme a ellos!

SEBASTIAN
Pero...

MARIA
(Indignada) Quítale de aquí. — Yo misma sabré volver para interrogar a ese hombre...

SEBASTIAN
Sí! A buena parte quiere...

MARIA
Sigúeme pronto. (Se lo lleva y desaparece con él por la izquierda)

PERALTA
(Volviéndose) Tú muchacho! Mi capitán viene... Si nos encuentra chispos... Calle... No está: mejor... Tengámonos derechos.


ESCENA VI
                    
Peralta teniéndose derecho y con la mano en la gorra. — El Marqués y Oficiales, saliendo bulliciosamente del pabellón.

OFICIAL 1º
(Saliendo y dios otros) Chito, señores; retirémonos en buen orden.

OFICIAL 2º
(Al marqués) Marqués, buen sueño y buena fortuna!

MARQUES
Adiós, señores. —Y que ella nos acompañe. (Los oficiales se alejan)

PERALTA
(En voz baja) (Se me figura que estos van también un poco)

MARQUES
(Creyéndose solo, apoya una mano en el tronco de un árbol y permanece algunos instantes pensativo. Pausa) Ya quedé solo! — Solo con mi tristeza y mis recuerdos! —Pobre marqués! Tantas emociones! Tan ruda lucha contigo mismo... y para qué? (Procurando dominarse) Tengamos animo. Muy pronto vendrá el día... y es preciso llenar el deber que me impuse. [Se adelanta al proscenio. Pausa)

PERALTA
(Tosiendo) Ejem!

MARQUES
Quién está ahí? (Volviéndose)

PERALTA
(Inmóvil y en voz grave) Peralta, mi capitán!

MARQUES
(Pausa) (Pobre Peralta! Ya es hora de separarme de él)

PERALTA
(Sin moverse) No he venío antes... porque se empeñó un amigo en conviarme a refrescar...

MARQUES
Está bien.

PERALTA
Y como uno tiene tanta bilis...

MARQUES
Basta. —Acércate... (Sentándose) y escucha con atención mis órdenes.

PERALTA
(Acercándose y procurando tenerse derecho) Presente.

MARQUES
Confío en que las ejecutarás con toda lealtad y eficacia.

PERALTA
Ya sabe mi capitán quién soy yo.

MARQUES
Cierto, amigo mío.

PERALTA
(En voz baja) Maldito mareo!

MARQUES
Oye pues. Vas a ponerle inmediatamente en camina para la quinta del conde. Te presentarás a mi esposa... (Sacando un pliego cerrado) y le entregarás este pliego que es para ella de la mayor importancia. (Se lo da)

PERALTA
(Tomándolo) Por hecho mi capitán. En una hora me ando el camino... y en otra me planto aquí de vuelta. —A la orden! (Saluda y va a irse)

MARQUES
No. Espera. (Pausa)

PERALTA
(A que al fin descubre que estoy…)

MARQUES
Al entregar ese pliego a la marquesa,, permanecerás a su lado... y no volverás al campamento hasta mañana a la tarde. (Pausa) (Peralta se queda mirando al marqués y trata un momento de reunir sus ideas. Pausa)

PERALTA
Hasta mañana a la tar... (Con inquietud) Pues no va a ser antes la... (Lucha con su embriaguez: de pronto exclama) Dios mío!

MARQUES
Qué es eso?

PERALTA
Mi capitán... Qué pasará aquí en ese tiempo?

MARQUES
Nada!

PERALTA
Mi capitán! No me engañéis, por nuestro patrón Santiago. (Queriendo dominar su aturdimiento) Yo no pueo explicar lo que me anda por la cabeza... pero... (Vivamente) pero vos debéis morir mañana, y me alejáis de aquí... (De pronto y tomando una resolución) Mi capitán! Yo no me voy.

MARQUES
(Levantándose y con autoridad) Cabo Peralta!

PERALTA
(Cuadrándose) Presente! Que me fusilen!

MARQUES
No me obedeces?

PERALTA
Sí! Pero no!

MARQUES
Vive el cielo!

PERALTA
( No pudiendo contener su emoción) Ea! Que me echo a llorar como un chico de la escuela!

MARQUES
(Enternecido, le vuelve la espalda para que Peralta no lo note) Oh! (Aparte)

PERALTA
Dadme cien estocas!

MARQUES
(Volviéndose vivamente y cogiéndole cariñosamente la mano) No, pobre amigo!

PERALTA
(Sollozando) Los brazos! Mi capitán! Los brazos! (Abrazándose a él. Pausa. —María aparece de nuevo en el fondo)


ESCENA VII

Dichos y María.

MARIA
(Aparte) Qué oigo?

MARQUES
Vamos, vamos. Un poco de energía. (Separándole suavemente)

MARIA
(Aparte) Es su voz!

MARQUES
Serénate! Qué diablo! Ya solo es tiempo de obrar! —Adiós Peralta!

PERALTA
(Siguiéndole) Mi capitán!

MARIA
Deteneos, marqués.

MARQUES
(Retrocediendo) María...

MARIA
Yo misma!

MARQUES
Retírate —Déjanos!

PERALTA
(Su mujer aquí!) (Se va)

MARIA
Mi presencia os extraña!

MARQUES
Ah! qué habéis hecho?


ESCENA VIII

El Marqués y María.

MARIA
(Motivo del terceto del primer acto)
Guarde Dios
al gentil marido
que de mis ojos
huyendo va.
A su puerta
me atrevo a llegar
para que me dé
hospitalidad.
Me la negáis?

MARQUES
(Aparte)
(Suerte fatal!)

MARIA
(Maliciosamente)
Me la negáis?

MARQUES
No por mi vida!

MARIA
Qué es lo que os turba?

MARQUES
Vuestra venida.

MARIA
Debo explicarla?

MARQUES
Oh! Presto! sí!

MARIA
(Sonriendo)
Vais a reíros,
marqués de mí!


ANDANTINO

MARIA
Al ver que mi esposo
la quima dejaba...
un hondo suspiro
partió de mi alma!
Sentí que os perdía!..
Que amaba sentí!...

(Movimiento del marqués)

Sí!!!

(Acercándosele y con pasión)

Yo te amo!
Yo te amo!
Ya es vano
fingir.
Yo te amo,

(Resueltamente)

y la vida
detesto
sin ti!!

MARQUES
(Aparte)
Oh, Dios, qué escucho!
destino fiero!
de amor me abraso!
de amor me muero!
Pasión querida
sal ya de aquí.

(Señalando al corazón)

No, no!
no! no ! Yo debo
callando morir!!...

(A un tiempo)

MARIA
Yo le amo,
yo te amo.
Ya es vano
fingir!
Yo te amo!
y la vida
detesto
sin ti!!

MARQUES
Oh, Dios, qué escucho?
destino fiero!
de amor me abraso!

MARIA
Por qué te alejas?

(Le coge la mano)

MARQUES
(Aparte y luchando consigo mismo)
Cielos! Piedad!

MARIA
Di que me quieres!

MARQUES
(No puedo más!)

MARIA
Dilo!

MARQUES
(Sin poderse contener)
María!
Dulce beldad!
Yo!...

(Suena dentro un toque de clarines y tambores. El marqués se detiene aterrado)

MARIA
Qué te pasa?

MARQUES
(Aparte y con terror)
El alba ya!!!

MARIA
Por qué te inquietas?
A dónde vas?

MARQUES
(Fingiendo alegría y sonriendo forzadamente)
Es el clamor
de la diana,
que alegre anuncia
la mañana!
A la revista
voy mi bien!
Espera aquí!
no tardaré!

MARIA
No tardarás?

MARQUES
(Entre risa y amargura)
No tardaré!!

(A un tiempo)

MARQUES
Es el clamor de la diana,
Que alegre anuncia la mañana!
a la revista voy, mi bien;
espera aquí; no tardaré.

MARIA
Es el clamor de la diana!
Qué alegre sale la mañana!
No tardes, no, mi dulce bien.

(Señalando al pabellón)

Oculta allí te esperaré.

MARQUES
(Con sentimiento)
Adiós!

(Retirándose)

MARIA
(Alegre)
Adiós!

(Dirigiéndose al pabellón)


(A un tiempo)

MARIA
Te esperaré!

(Entra en el pabellón)

MARQUES
(Desde el fondo)
No tardaré.

(Cesa la música)

(Hablado)

MARQUES
(Con acento de dolor y extendiendo sus brazos hacia el pabellón en donde acaba de entrar María) Adiós, última ilusión de mi vida! (Haciendo un violento esfuerzo sobre si) Muramos con valor! (Se lanza al fondo. Al llegar D. Carlos, que sale corriendo, lo detiene)


ESCENA IX

Marqués y D. Carlos.

CARLOS
A dónde vas?

MARQUES
No ves la luz del alba!

CARLOS
Marqués! En nombre de nuestra amistad, en nombre de María... te prohíbo salir de aquí!

MARQUES
No! Aparta! Ella está en ese pabellón! Sé tú su apoyo y su consuelo!

CARLOS
María! María!

MARQUES
(Deteniéndole) Silencio!

MARIA
(Sale a la puerta y escucha con inquietud) Cielos. Estos gritos...

CARLOS
Marqués... Su amor es tuyo y tú la perteneces!

MARIA
(D. Carlos!)

MARQUES
Oh! Déjame marchar!

CARLOS
Es que Dios no quiere tu muerte! Es que yo traigo tu perdón!

(A un tiempo. Marqués y María)

MARQUES
Mi perdón!

MARIA
(Aparte) Qué dice!

CARLOS
(Dándole un pliego abierto) Sí. Léelo (El marqués lo coge velozmente y lee para si mientras D. Carlos continúa) La baronesa, inspirada por el cielo, ha revelado al rey tu secreto , ha obtenido a sus pies la revocación de tu horrible sentencia... y S. M. mismo acaba de enviarme en tu busca para no separarte de su lado.

MARQUES
Pues bien. Di al rey que acepto su perdón, pero que yo no puedo vivir haciéndote a tí desgraciado. (Va a irse y María le sale al encuentro)

CARLOS
Gran Dios!

MARIA
(Echándose a los pies del marqués,) Esposo! Esposo mío! (Arrodillada)

MARQUES
Dejadme por piedad!

CARLOS
(A la baronesa y al conde que salen en este momento) Venid, venid! Su generosidad le pierde!

BARONESA
Marqués, vuestro empeño seria un crimen... cuando todos os perdonan. Guando María os implora de rodillas por su existencia y su porvenir que dependen de vuestro cariño.

MARQUES
(A la baronesa) Ah, señora!

BARONESA
No, no... volved los ojos a ella... que está esperando una palabra de amor.

MARQUES
(Abrazando a María) Ah ! sí ! Para tí mi amor y mi vida entera!

(Música)


CANTO

MARQUES
(A María)
Risueña brilló la aurora
de amor y de libertad,
y el alma que fiel le adora
dichosa respira ya.

TODOS
Risueña brilló la aurora
de amor y de libertad,
y el alma que fiel adora
dichosa respira ya.



FIN DE LA ZARZUELA


Información obtenida en:
https://archive.org/details/eljuramentozarzu4001gazt

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