EL JURAMENTO
Zarzuela
en tres actos.
Libreto
de de Luis de Olona.
Música
de Joaquín Gaztambide.
Representada
en Madrid en el teatro de la Zarzuela, el 29 de Diciembre de 1858.
REPARTO (Estreno)
María
– Josefa Mora
Baronesa
– Luisa Santamaría.
El
Marqués de San Esteban – Tirso de Obregón.
Don
Carlos – Ramón Cubero.
Conde
– Francisco Calvet.
El
Cabo Peralta – Francisco Salas.
Sebastián
– Vicente Caltañazor.
Oficiales,
Soldados, Aldeanos de ambos sexos.
La
acción en el reinado de Felipe V durante la guerra con los austriacos. —1710.
ACTO PRIMERO
El
teatro representa la entrada de una quinta. Al fondo un sendero que atraviesa
un viñedo. A la derecha la casa construida con elegante sencillez. A la
izquierda, dependencias de la quinta. Arboles aquí y allá.
ESCENA PRIMERA
María.
En seguida Aldeanos de ambos sexos. Al levantarse el telón María aparece en uno
de los balcones de la casa, mirando al camino con alegría y exclamando:
(Canto)
MARIA
Ellos
son!
No
hay dudar!
Ya
del monte
los
miro bajar.
(Suena
dentro un caracol de caza)
Acudid.
(Mirando
a las dependencias de la quinta)
ALDEANOS
(Saliendo
por la izquierda y corriendo a mirar al fondo)
Allí
están!
Por
el monte
los
vemos bajar.
(María
desaparece del balcón)
ALDEANOS
(Unos
a otros)
De
su cacería
vuelve
el conde ya:
viva,
viva el noble
cazador
audaz!
MARIA
(Saliendo
y aparte)
Al
fin vuelve a mi lado
mi
dulce bien amado!
Al
fin respira el alma
con
júbilo sin par!
Penas
de ausencia
Volad¡
volad!
Mis
alegrías renacen ya.
ALDEANOS
(Mirando
al fondo y unos a otros)
Oh
cuánta liebre!
Mirad,
mirad!
Ricos
despojos
nos
tocarán!
Viva!
MARIA
Volad.
ALDEANOS
Viva.
MARIA
Volad.
(A un tiempo. María y Aldeanos)
MARIA
(Aparte)
Mis
alegrías
renacen
ya.
ALDEANOS
La
cacería
nuestra
será.
ESCENA II
Dichos.
—El Conde en traje de caza y andando penosamente a causa de su edad. —D. Carlos
también en traje de caza, le ayuda a bajar del ribazo. — Sebastián viene
cargado de liebres y conejos, con un palo en la mano y algo mohíno.
(Canto)
CONDE
(A
los aldeanos con alegría)
Hola!
Muchachos! Hola!
Por
vida mía!
Celebren
aquí todos mi puntería.
Esas
liebres que traigo
las
cazé yo.
SEBASTIAN
(Ni
una mató siquiera
el
buen señor)
ALDEANOS
Gloria!
Gloria al noble
diestro
cazador!
CONDE
Un
tiro di a una banda
de
gorriones...
SEBASTIAN
(Aparte)
Y
yo sentí en la nalga
los
perdigones.
CONDE
Ningún
ave me escapa (A Sebastián)
verdad?
SEBASTIAN
Verdad.
Siempre
que las apunta...
(Nunca
las da)
CONDE
y CARLOS
Qué
es ver en el bosque
la
liebre medrosa
sallando
las breñas
huyendo
afanosa!
La
sigo ligero
por
monte y vergel
y
allí de un balazo
cae
muerta a mis pies.
TODOS
Qué
es ver en el bosque
la
liebre medrosa
saltando
las breñas
huyendo
afanosa!
La
sigo / La sigue
ligero
por
monte y vergel
y
allí de un balazo
cae
muerta a mis/sus pies.
CARLOS
Honor
al conde,
honor
y prez
al
diestro cazador
que
logra tal laurel!
(Hablado)
CONDE
Y
aquella liebre que cayó en el bosque, la maté yo también. (A D. Carlos)
CARLOS
Sí!
Todas, querido tío.
SEBASTIAN
(Pues!
la manía de siempre. Y si se le contradice, arma una de mil demonios) (D. Carlos
y María procuran acercarse el uno al otro con disimulo)
CONDE
Qué
murmuras tú? (A Sebastián)
SEBASTIAN
Nada.
(Cáspita! Creo que se me han quedao los perdigones en el cuerpo! [Poniéndose la
mano en la cadera)
CONDE
Todavía
pretendes hacerme creer que te he disparado a tí?
SEBASTIAN
Cá!
No señor... Ay! (De pronto quejándose)
CONDE
Qué
es eso? (Acercándose a Sebastián)
(D.
Carlos y María, que han estado buscando una ocasión de hablarse, se acercan
vivamente el uno al otro y se dicen en voz baja y aparte)
CARLOS
(Me
esperabas?)
MARIA
(Con
mucha impaciencia)
CARLOS
(Yo
no vivía sin verte!)
MARIA
(Por
Dios que no nos oiga!) (Por el conde)
CONDE
Chico
mas aprensivo... (Se separan)
Ea!
Cargad vosotros con esos despojos y celebrad con ellos mi gloriosa jornada! (A
los aldeanos que se lanzan sobre las piezas de caza)
SEBASTIAN
Eh!
(Interponiéndose) No hay que meterlo a barato! Este conejo para Antón. Tú,
Simona, coge este gazapo: y tú,
Ambrosio, estas dos liebres. (Murmullos de descontento) Si tiene cinco hijos
capaces de comérsele a él! Vaya largo!
ALDEANOS
Viva
nuestro amo! (Se van)
SEBASTIAN
Reniego
de la caza y de... Buenos días. Mariquita! (Encontrándose con ella ) Je! je! Si
todas las liebres se parecieran a vos, ya estaría yo corriendo tras ellas
veinte y siete mil semanas.
CARLOS
Animal!
(Interponiéndose bruscamente)
SEBASTIAN
Eh?
Va eso conmigo? (Admirado) (María hace una seña a D. Carlos para que se reprima)
CONDE
(A
Sebastián) Lleva adentro esta escopeta. Voto a bríos! Como nuestros soldados
disparasen a las tropas del archiduque con el acierto que yo...
SEBASTIAN
Oooh!
(Había guerra para un siglo) (Se va llevándose la escopeta)
CONDE
Y
esos perros ingleses tienen tal destreza... Dígalo sino el balazo que te ha
tenido inutilizado un mes… y al cual por otra parle he debido el placer de
verte.
(A
Carlos)
CARLOS
Cierto.
A esa herida debo yo también la dicha que hoy experimento aquí. (Mirando a
María)
CONDE
Te
creo, Carlos. Tú no has conocido a tus padres. Yo te he tenido a mi lado desde
tu niñez y...
CARLOS
Y
nunca podré pagaros lo que por mí habéis hecho.
CONDE
Eso
no es del caso.
MARIA
Pues
y yo?
CONDE
Qué!...
Vas también a recordar ahora... Tu padre fue un mayordomo leal. — Te dejó al
morir a mi cuidado... y yo he querido educarte como una señorita... de lo cual
no me arrepiento. Qué diablo! Soltero y solo toda mi vida, habría pasado sin ti
una existencia triste y monótona. La mujer!... La mujer es una compañía
inapreciable... Y llega un día en que se echa bien de menos.
CARLOS
Qué!
desearíais estar casado?...
CONDE
Por
qué no? Tu carrera te alejado mi lado. María tendrá un marido mañana ó el
otro...
MARIA
y CARLOS
Un
marido?... (Con emoción)
SEBASTIAN
(Saliendo
con un pliego en la mano) Qué demonio! Pues no trae pocos sellos que digamos!
CONDE
Eh?
Qué papel es ese?
SEBASTIAN
Un
pliego que he encontrado sobre la mesa del señorito D. Carlos.
CARLOS
Un
pliego?
MARIA
Sí.
Sí! Ayer lo trajo un soldado de a caballo... Perdonad si no os lo he dicho
antes.
CONDE
Qué
podrá ser? (Carlos lee para sí y manifiesta suma tristeza)
MARIA
Os
ponéis pálido.
CARLOS
No,
no. (A su tío) Leed.
CONDE
Qué
demonio! (Buscando las gafas, que se pone y leyendo para sí) A qué viene tanto
rodeo?
SEBASTIAN
Vaya
un papel misterioso!
CONDE
Hola,
hola! Te mandan incorporarte a tu regimiento.
MARIA
(Aparte)
Cielos!
SEBASTIAN
Me
dio en la nariz.
CONDE
Partir
a Madrid hoy mismo.
MARIA
Hoy!
(Con profunda emoción)
CARLOS
Prudencia.
(Bajo a María)
CONDE
Nada
más justo. Tú herida está curada y sería vergonzoso continuar aquí en tanto tus
compañeros combaten por el honor de su patria.
MARIA
(Dios
mío!)
CARLOS
Tenéis
razón. Dentro de dos horas me pondré en camino. Sebastián, di que tengan
preparado mi caballo.
CONDE
Y
que le acompañen mis guarda-bosques. (Don Carlos va a hablar) Oh! Yo sé lo que
me digo. A lo mejor puedes encontrarte con algún destacamento austriaco... Ven,
quiero yo mismo dar las órdenes. (A Sebastián)
SEBASTIAN
(Calle!
Creo que llora Mariqui…) (Parado y mirando a María)
CONDE
Anda,
badulaque. (Tirándole del brazo)
ESCENA III
Carlos
y María, corren el uno al lado del otro.
MARIA
Vais
a partir!
CARLOS
Tranquilízate,
María. No tardaré en volver a tu lado.
MARIA
Ah,
D. Carlos! Vos me olvidareis. Un mes de amor es bien poco para resistir a la
ausencia.
CARLOS
Qué?
Desconfiáis de mi cariño?
MARIA
No
me hagáis concebir esperanzas que luego no podáis realizar. Tened presente que
mi corazón es vuestro, pero que la menor duda me haría renunciar a vos para
siempre.
CARLOS
Qué
dices?
MARIA
No
lo extrañéis. Yo soy pobre y humilde; vos rico y de noble cuna! A mí me loca
temer que os arrepintáis de haberme amado.
CARLOS
No...
nunca.
MARIA
Y
si vuestros amigos, si vuestro tío contrariasen vuestra inclinación...
CARLOS
Yo
lo arrostraré todo por tí.
MARIA
De
veras? Ahí pensadlo antes bien.
CARLOS
Seré
tu esposo aunque se oponga el mundo entero.
CONDE
(Dentro)
Voto al lucero del alba!...
MARIA
(Pasando
vivamente a la derecha) El conde vuelve.
CARLOS
Nos
veremos antes de mi marcha?...
MARIA
Oh!
sí... Pero separémonos. (Entra vivamente en la casa)
CARLOS
Yo
te buscaré. (Solo) Oh! mal haya la suerte que me obliga a partir. (Se va por
otro lado)
ESCENA IV
El
Conde y Sebastián
CONDE
No
me repliques. Digo que esta larde saldré a caballo, o nos han de oír los
sordos.
SEBASTIAN
Pero...
(Le ha dao por echarla de valiente, y se va a matar!)
CONDE
Atreverse
a hacerme observaciones sobre mi edad!... Quítame estos botines. (Se sienta)
SEBASTIAN
No
se enfade usía. (Quitándoselos de rodillas) Yo le he dicho por su bien.
CONDE
Mi
bien! Mi bien! (Murmurando)
SEBASTIAN
Qué
diantre! Si no se cuida usía, a los sesenta años...
CONDE
Toma,
charlatán. (Dándole un pescozón)
SEBASTIAN
Ay!
( Sin levantarse)
CONDE
Toma,
sesenta años.
SEBASTIAN
Por
qué la pega usía conmigo? Soy yo fe de bautismo?
CONDE
Quítame
este otro. (Presenta el otro botín)
SEBASTIAN
Yo
hablo por boca de ganso.
CONDE
Te
parezco muy viejo, no es así?
SEBASTIAN
Cá!
Al contrario! Pues si tiene usía una cara más fresca que una lechuga... Y luego
una agilidad... y un tino pa matar liebres.
CONDE
Adulador!
(Satisfecho)
SEBASTIAN
(Je!
je! Ya se le cae la baba) (Levantándose)
CONDE
Y...
(En tono confidencial) qué dirías tú si yo te hiciera una confianza? (Levántase)
SEBASTIAN
Diría...
Toma! Diría lo que viniese al caso.
CONDE
Pues
aquí donde me ves, estoy muy en vísperas...
SEBASTIAN
De
caer malo?
CONDE
No...
De casarme.
SEBASTIAN
(Con
asombro) Usía! Usía casar... (Asombrado)
(Dios
mío! ya chochea!)
CONDE
Eh?
qué dices a eso?
SEBASTIAN
(Secamente)
Que no me gustan esas vísperas.
CONDE
Necio!
Badulaque! (Enfadado)
SEBASTIAN
Pues
bien, señor... Ya cambié de idea! Hace usía perfectamente. — Y... quién es la
novia? Alguna señora respetable... así, de unos cincuenta años... No es mala
edad!
CONDE
Eh!
Me crees tan tonto? La novia es joven! noble! rica!
SEBASTIAN
(Alguna
que por fea no la quiere nadie)
CONDE
Muy
guapa!
SEBASTIAN
(Entonces
es una trapisondista)
CONDE
La
baronesa de Aguafría.
SEBASTIAN
La
barone!... esto sí que me deja frió. —Esa dama de quien estuvo hablando a usía
aquel señor gordo que vino la otra tarde?
CONDE
Ese
señor gordo es un procurador.
SEBASTIAN
Y
bien que procura por sí. Tiene una salud y unos colores...
CONDE
La
baronesa y yo sostenemos hace años un pleito de dos millones; y a mi abogado se
le ha ocurrido el transigirlo casándome con ella. Dentro de seis u ocho días me
presentarán en su casa.
SEBASTIAN
Ah!
La baronesa no conoce a usía?
CONDE
Nunca
me ha visto.
SEBASTIAN
(Entonces
no se acaba el pleito)
CONDE
Qué?
SEBASTIAN
Señor,
yo... así, a lo palurdo, creo que usía no está para esos ruidos. Aquí vivimos
en paz y en gracia de Dios...
CONDE
No.
Yo no puedo continuar más tiempo soltero.
SEBASTIAN
(A
buena hora se acuerda)
CONDE
Dentro
de poco me veré sólo, aislado, puede decirse...
SEBASTIAN
Aislado?
CONDE
Sí
tal. María se casará a lo mejor. Tendrá que cuidar de su marido, de sus
hijos...
SEBASTIAN
Qué?
Pensáis buscarle marido? Pues aquí estoy yo, que la quiero más que a las niñas
de mis ojos!
CONDE
(Poniéndole
una mano en el hombro) Hablaremos, señor Sebastián... hablaremos. Sois algo
majadero (Sonriendo); pero hombre de bien; y no os falta habilidad para la
jardinería.
SEBASTIAN
Es
posible, señor? (Muy contento) Usía seria tan bueno...
CONDE
Piensa
en ello, que yo también pensaré. —Ahora voy a almorzar. (Yéndose hacia la casa)
SEBASTIAN
(Siguiéndole)
Así se le vuelva un brillante cada tajada! Y Dios le dé ochenta años de vida...
CONDE
Basta!
basta! (Yéndose)
SEBASTIAN
Y
se case con todas las baronesas... — Sebastián!
alégrate! Salta Sebastián! (Da un salto) Huy! yo no sé lo que me pasa! Je! je!
je! je! Río como un bestia! Je! je! je! Viva el amo!
ESCENA V
Dicho
y María.
MARIA
Calle!
Por qué das esas voces?
SEBASTIAN
Es
ella!
MARIA
Por
qué estás tan alegre?
SEBASTIAN
Mona!
(A María)
MARIA
Qué
es lo que tienes?
SEBASTIAN
Yo
me volveré elegante. (Arreglándose el cabello)
MARIA
Cómo?
SEBASTIAN
Yo
andaré a lo fino, como tú. (Echa a andar contoneándose)
MARIA
Eh?
Se le ha vuelto el juicio?
SEBASTIAN
Y
yo trabajaré noche y día para que tú te estés arrellana como uno señora y
meciendo al rorro.
MARIA
Has
almorzado fuerte?
SEBASTIAN
He
almorzado alegría! felicidá! Yo voy a ser tu… (Va a arrodillarse y se oye gran
ruido y voces dentro)
MARIA
Dios
mío qué estrépito! (Yendo al fondo)
SEBASTIAN
Cáspita!
Si serán los tudescos! Esta maldita guerra lo trae a uno siempre asustao.
(Canto)
Dichos,
La Baronesa, Aldeanos y Aldeanas.
BARONESA
(Dentro)
Torpe!!!
VOCES
Señora,
sosegaos!
BARONESA
(Dentro)
Bruto!!!
VOCES
Señora,
perdonad!
BARONESA
(Saliendo
muy furiosa seguida de los aldeanos)
Que
postillón
tan
animal!
yo
vivo de milagro!
justo!
no hay más!
ALDEANOS
Es
verdad.
(María
y Sebastián interrogan por señas a los aldeanos; estos contestan en tanto que
la baronesa pasea muy alterada)
ALDEANOS
Esta
señora (A María y Sebastián)
cruzaba
ahora
por
el camino
de
la ciudad.
BARONESA
(Paseándose
y como si hablase con el postillón)
Animal!
ALDEANOS
A
troche y moche (Continuando)
corría
el coche
y
un tropezón
le
hizo volcar.
MARIA
y SEBASTIAN
Os
hizo daño? (Acercándose con interés)
BARONESA
Mucho.
MARÏA,
SEBASTIAN y ALDEANOS
Qué
ha sido? (Con sobresalto)
BARONESA
Me
ha estropeado
todo
el vestido!
Por
Dios y por la Virgen
la
falda componed.
MARIA
y SEBASTIAN
Al
punto! (Estirándole la falda)
SEBASTIAN
(Vaya
un talle que tiene esta mujer!)
BARONESA
Gracias!
Mil gracias. (A Maria y Sebastián)
MARIA
y SEBASTIAN
Descansad
aquí.
BARONESA
(Con
imperio)
Presto
una silla!
(Sebastián
la trae. Ella se sienta)
Ay!
respiro al fin!
ALDEANOS
(Unos
y otros observando a la baronesa con curiosidad y admiración)
Ay
que traje tan rico!
Ay
que canesú!
Qué
cintillo de perlas
y
qué marabú!
BARONESA
(Entre
tanto salvaje
no
me vi jamás:
pero
ya que me admiran
no
me encuentro mal)
ALDEANOS
Ay
que canesú!
Ay
que faralá!
Cuantos
ringo-rangos
en
el delantal!
BARONESA
(Levantándose)
Ved
si puedo partir.
ALDEANOS
Roto
está el coche.
BARONESA
Yo
no quiero pasar aquí la noche.
ALDEANOS
El
sitio es muy alegre.
BARONESA
No
lo niego.
Más
yo del campo
y
su placer reniego. (Murmullo)
(Estrofa)
BARONESA
(Con
ironía)
El
arroyo y la enramada
y
la fuente nacarada,
y
el parlero pajarito
y
los prados y la flor...
Todo,
todo...
es
muy bonito,
para
el cuadro
de
un pintor!
ALDEANOS
Oh!
no hay nada
más
bonito
para
el cuadro
de
un pintor.
BARONESA
A
mí el pajarito
jaqueca
me da,
y
el son del arroyo
tristeza
mortal.
El
polvo me ahoga,
me
cansa el andar!
Y
tengo a los bichos
un
miedo cerval.
Mejor
que
los prados,
mejor
que
escuchar
al
ave
y
la fuente
y
el aura fugaz...
Yo
prefiero
mis
salones,
mi
elegante
sociedad,
Y
los ecos
del
piano
que
preludia
alegre
vals.
(A un tiempo. Baronesa y Aldeanos)
BARONESA
La,
la, la, la,
oh
qué recuerdo!
la,
la, la, la,
no
hay más allá!
la,
la, la, la,
la,
la, la, la.
que
delicioso vals.
ALDEANOS
Oh
qué dama
tan
dengosa!
Todo
aquí
lo
encuentra mal.
Vuelva
pues
a
sus salones
donde
el sol
ni
el aire da.
(Hablado)
MARIA
Y
qué habéis de hacer no pudiendo continuar vuestro camino?
BARONESA
Qué
se yo? (Paseándose impaciente) Aburrirme… desesperarme!... Reniego del postillón,
y de mi deseo de viajar y de... (Deteniéndose de pronto y mirando a los
aldeanos) Pero qué hace aquí toda esta gente? Me miran como si yo fuese una
cosa rara. (Vivamente) Idos majaderos!
ALDEANO
Vaya
una mujer! (Se retiran refunfuñando)
OTRO
Pues
no gasta poca vaniá.
BARONESA
Y
tú por qué te quedas? (A Sebastián)
SEBASTIAN
Estoy
en mi casa. (Bruscamente)
BARONESA
Sí?
Bueno es saberlo.
MARIA
(Afectuosamente)
Es decir, esta es la casa de su amo y mi protector el señor conde.
BARONESA
Aquí
vive un conde! (Pasando al lado donde está la casa)
MARIA
Si,
señora. El conde del Arenal.
BARONESA
(Cielos!)
SEBASTIAN
(Aparte
a María) (Qué le ha dao?)
BARONESA
(Mi
presunto marido! Va a creer que he venido ex profeso)
SEBASTIAN
Que
inquieta se ha puesto. (A María aparte)
BARONESA
(Y
qué remedio? Ya no es posible evitar... Bah! Con eso le conoceré y sabremos a
qué atenernos)
MARIA
(Se
dirige a la puerta de la casa) Me permitiréis prevenir al señor conde de
vuestra llegada?
BARONESA
Sí...
Sí. Hacedme el favor de explicarle el casual accidente que me ha obligado...
decidle que soy la baronesa de Aguafría.
SEBASTIAN
(La
baronesa!)
BARONESA
Eh?
(Volviéndose a Sebastián)
MARIA
Voy
al instante [Entra en la casa)
BARONESA
Por
qué es esa sorpresa? (A Sebastián)
SEBASTIAN
Con
que usía va a ser nuestra ama!
BARONESA
Quién
os ha dicho?...
SEBASTIAN
Vaya!
El mismo señor conde. Pues si es tan llano y tan amable...
BARONESA
Sí.
Ya me han dado noticias...
SEBASTIAN
(Admirado)
Ah! Vos estáis bien informa...
BARONESA
De
todas sus cualidades.
SEBASTIAN
(Pues
no sé como apenca con el buen señor)
BARONESA
Me
consta que es un hombre alegre, emprendedor...
SEBASTIAN
(Con
ironía) Mucho!
BARONESA
Gallardo!
SEBASTIAN
Oooh!
(Ponderando)
BARONESA
Que
caza diestramente, que monta bien a caballo!...
SEBASTIAN
Uf!...
(Quién habrá engañao a esta pobre señora?)
BARONESA
De
todo lo cual deduzco que tendrá... unos cuarenta y ocho años.
SEBASTIAN
Ajá!
unos sesenta.
BARONESA
Sesenta?
Qué decís? Cómo es posible eso?
SEBASTIAN
Toma!
Naciendo hace sesenta años.
BARONESA
Entonces
estará cayéndose de viejo!
SEBASTIAN
Cá!
Si no fuera por un poco de reuma, otro poco de tos y otro poco de gota estarla
como un clavel.
BARONESA
(Santo
Dios! Y yo que casi he dado mi palabra)
SEBASTIAN
Mirad,
mirad! Ahí le tenéis.
BARONESA
Es
aquel anciano? (Señalando al interior de la casa)
SEBASTIAN
Sí...
sí. Más derecho viene que un huso.
BARONESA
(Es
decir que han sorprendido mi buena fe!) Y quién es aquel joven que le acompaña?
SEBASTIAN
Su
sobrino don Carlos, un oficial.
BARONESA
(Vivamente
y después de mirar un poco adentro) Y en qué pensaba el procurador que no me
propuso al sobrino?)
SEBASTIAN
Ya
están aquí.
ESCENA VI
Dichos,
El Conde, María y D. Carlos.
CONDE
(Saliendo
apresuradamente) Cómo! vos en mi casa, señora baronesa! Vos honrándome con tan grata
visita!
CARLOS
(Una
baronesa?)
BARONESA
Visita
casual... según esa joven os habrá contado; pero que me proporciona el gusto de
conocer a un adversario a quien siempre estimé a pesar de nuestro pleito.
CARLOS
(Acercándose)
Cómo! Esta señora es la baronesa con quien habíais entablado una cuestión de
intereses?
CONDE
Sí.
Una cuestión que va a tener el más feliz desenlace.
BARONESA
(Eso
allá lo veremos)
CONDE
(Presentando
a D, Carlos) Mi sobrino D. Carlos de Guzmán.
BARONESA
Tengo
sumo placer. (Saludando) (Es muy simpático)
CONDE
Y
como debe partir dentro de pocos instantes… me permitiréis que le sorprenda con
la agradable nueva...
BARONESA
No,
no... Permitid. Creo... me parece prematuro...
CONDE
Oh!
no tal! Una cosa ya resuelta y convenida. Perdonad, pero yo no puedo contener
mi impaciencia.
BARONESA
(Todavía
cree que soy capaz de casarme con él)
CONDE
Carlos!
Acércate.
BARONESA
No,
no. Expliquémonos antes.
CONDE
A
eso voy. — Te presento a la señora baronesa, tu futura tía.
MARIA
(Qué
oigo!)
CARLOS
Mi
tía? (Con extrañeza )
SEBASTIAN
(Descorrió
el telón) (Pausa)
CARLOS
(Sin
volver de su sorpresa) Cómo! esta señora...
CONDE
Va
a ser mi esposa.
BARONESA
Conde,
advertid...
CARLOS
(Con
suma extrañeza) Vos os casáis?
CONDE
Qué!
Tendrías algo que oponer?
CARLOS
No,
tío, seguramente... Pero... me parece que la desigualdad de edades...
CONDE
(Enojado)
Señor sobrino, tened presente que yo no os he pedido vuestra opinión; que soy
dueño de mis acciones... y que ya es hora de que os pongáis en marcha. (Pasa al
otro lado y habla con María que procura calmarle)
MARIA
(Por
Dios, no le irritéis)
CARLOS
(Estoy
absorto)
BARONESA
(Acercándose
con aire muy amistoso a D. Carlos) Que! Tan pronto vais a partir?
CARLOS
(Gravemente)
Sí, señora: mi presencia, además podría traer inconvenientes...
BARONESA
(Con
viveza) No para mí; os lo aseguro. Y cuando yo os explique...
CARLOS
Es
inútil, señora. Y como conozco el inflexible carácter de mi tío, respeto su
determinación y me abstengo de todo comentario sobre ella. (Acercándose al
conde) Sólo me resta, señor, suplicaros que me conservéis vuestra amistad.
CONDE
(Enternecido
y estrechándole la mano) Más todavía Carlos, cuenta siempre con mi cariño.
CARLOS
Prometedme
además...
CONDE
(Afectuosamente)
Qué deseas? habla.
CARLOS
Que
la protección que hasta aquí habéis dispensado a María...
CONDE
Su
porvenir corre de mi cuenta, y pronto tendrá un marido que vele también por
ella.
MARIA
y CARLOS
Cómo!
SEBASTIAN
(Desde
el extremo izquierdo del proscenio) Y que derramará hasta la última gota de su
sangre...
CONDE
Cállate
tú.
SEBASTIAN
(Me
callo)
CARLOS
(Inquieto)
Qué marido es ese? Hablad, tío, os lo ruego.
BARONESA
(Mirando
a D. Carlos) (Qué emoción!)
CONDE
Es
un joven laborioso, honrado, leal!... Ahí le tienes. (Señalando a Sebastián)
CARLOS
y MARIA
Sebastián!
SEBASTIAN
(Contento)
Yo!
MARIA
(Aterrada)
Sebastián!
CARLOS
Oh!
Nunca, vive el cielo!
CONDE,
SEBASTIAN y BARONESA
Eh?
(A un tiempo y sorprendidos)
CARLOS
Basta
de inútiles fingimientos. Yo amo a María y os pido que me la deis por esposa.
(A un tiempo, María, Sebastián y El
Conde )
MARIA
(Con
alegría) (Ah!)
SEBASTIAN
San
Braulio!
CONDE
Tú?
BARONESA
Ay!
qué lástima de joven!
CONDE
Tú!
Un noble! Mi sobrino en fin, soñar semejante enlace.
MARIA
(Alarmada)
Dios mío!
CARLOS
(Con
animación) María es hija de un hombre honrado. Eso le basta a mi cariño.
CONDE
(Irritado)
Vos habéis perdido el juicio!
CARLOS
Tío!
MARIA
(María
procurando calmarle) Señor.
CONDE
(Con
severidad y energía) Vuestra esposa no será nunca otra que una rica y noble heredera.
Y si os atrevierais a desobedecerme, mi abandono y mi maldi...
CARLOS
(Confundido)
Cielos!
BARONESA
(Interponiéndose)
Conde!
CARLOS
No,
tío, no. Yo os obedeceré. (Pausa)
MARIA
(Qué
dice?) (Mirando con extrañeza a Carlos)
CARLOS
(Ah!
la gratitud es mi cadena!)
MARIA
(Cómo!
dejará que me casen con otro?)
CONDE
(A
María) Hoy mismo darás tu mano a Sebastián. (Sube al fondo con la baronesa)
MARIA
Hoy!
SEBASTIAN
Es
posible! (Sin moverse de su sitio)
MARIA
(Pasando
aliado de D. Carlos y en voz baja,) Unid siquiera vuestros ruegos a los míos.
CARLOS
Todo
sería inútil.
MARIA
(Mirándole
con asombro) Qué! Así me abandonáis! Es esa vuestra última resolución!
CARLOS
María.
MARIA
(Con
altivez) Basta! (Con grave acento) Ya veo que nada tengo que esperar de vos.
CARLOS
Escucha!
MARIA
(Dirigiéndose
con resolución al conde) Señor conde... aplacad vuestro enojo; disponed de mí como
gustéis.
CONDE
Eso
esperé siempre de tí. (Bajando al proscenio)
BARONESA
(Aparte
a D. Carlos) Ya lo oís, D. Carlos; considerad...
CARLOS
(En
voz baja) No me hagáis reflexiones, señora... Y si mi pesar os conmueve lograd
que antes de que yo parta, revoque mi lío esa fatal sentencia. (Vase)
BARONESA
Pero
oíd al menos... (Siguiéndole algunos pasos)
MARIA
(Aparte)
Qué triste humillación!
SEBASTIAN
(Aparte
y en voz baja ) Y yo a tó esto, callao.
CONDE
Dispensad,
señora, este inesperado incidente...
BARONESA
Oh!
no hay de qué.
CONDE
Me
permitís que os guíe a mi salón? (Ofreciéndola el brazo que ella acepta)
BARONESA
Con
mucho gusto. (Es preciso decirle sin rodeos)
CONDE
Tú,
Sebastián... chitito... ó no hay nada de lo dicho.
BARONESA
(Mirando
a María y yéndose con el conde) (Aparte) El la olvidará!
MARIA
(Cayendo
en un banco afligida) Oh! qué desengaño! (Sebastián ronda en torno de María que
continúa pensativa. Quiere hablarla y no se atreve: de pronto da una media
vuelta y se va diciendo)
SEBASTIAN
Chitito!
(Vase)
ESCENA VII
María.
(Canto)
MARIA
Ah!
Yo me vi en el mundo
desamparada,
y
en el amor abrigo
buscó
mi alma.
Pobre
alma mía!
Olvida
tu esperanza!
Tu
amor olvida!
Huérfana
y esclava,
sin
poder amar...
vivir
es mi martirio!
morir
mi libertad!
(Se
sienta en un banco que hay en el fondo y queda triste y sumida en su dolor) (Continúa
la orquesta)
ESCENA VIII
María
sentada en el banco. Por un pequeño ribazo que hay en segundo término, aparecen
el Marqués de capitán, caminando lentamente y mostrando gozar en la vista de
aquellos campos. Detrás de él con la mochila y el fusil acuestas viene también
despacio el cabo Peralta, como quien está fatigado de la marcha. Al ver que su
amo se detiene a contemplar la campiña, Peralta se detiene también apoyando su
brazo en el cañón del fusil y quedándose embebecido en sus reflexiones,
mientras el Marqués exclama.
(Canto)
El
Marqués mirando al campo.
MARQUES
Cual
brilla el sol
en
la verde pradera!
Cual
su perfume
despide
la flor!
Cual
me acaricia
la
brisa suave...!
Qué
bella es la vida
que
el cielo nos dio!
Placeres
de la tierra!
Gloria,
amistad, amor!
Antes
que el labio mío
os
dé el postrer adiós...
Meced
cariñosos,
meced
mi ilusión!
Ah,
qué campiña!
Qué
claro sol!
Cuan
bella es la vida
que
el cielo nos dio!
(Se
queda contemplando el paisaje)
PERALTA
(Hablando
consigo mismo)
Pobre
cabo Peralta,
qué
fatigao
tu
cuerpo está!
Por
un jergón de paja
pelearía
con
Barrabás!
Siempre
sin dormir!
siempre
sin cenar!
Qué
vida tan perra
la
del militar!
(A un tiempo Peralta y El Marqués)
PERALTA
(Aparte)
Qué
vida tan perra!
Qué
vida tan perra
la
del militar!
MARQUES
(Aparte)
Qué
bella es la vida!
Qué
bella es la vida
que
el cielo nos da!
(Continúa
la orquesta en tanto que ellos bajan al proscenio. María no los ve)
MARQUES
(A
Peralta)
En
dónde estamos?
PERALTA
Yo
no lo sé.
MARQUES
Nadie
parece.
PERALTA
Nadie
se ve.
MARIA
(Los
ve y se levanta sorprendida)
Ah!
MARQUES
(Reparando
en ella)
Eh?
PERALTA
(Viéndola
y echando el arma al hombro) Firmes!
(María
queda algo tumbada. Peralta continúa con el fusil al hombro como haciéndola
honor. El Marqués se adelanta y dice graciosamente a María)
ANDANTINO
MARQUES
Guarde
Dios
a
la niña hermosa,
galana
y fresca
como
la rosa.
PERALTA
(Sin
moverse)
Y
es mucha verdad!
MARQUES
A
su puerta
me
atrevo a llegar
para
que nos dé
hospitalidad.
PERALTA
Y
algo de almorzar. (Id)
MARIA
(Con
cortesía)
Guárdeos
Dios,
noble
caballero;
albergue
y mesa
los
dos tendrán.
PERALTA
(Presenta
las armas)
Presenten!
arm!
(Los tres a un tiempo. Marqués, María y
Peralta)
MARQUES
Yo
os doy gracias
oh
niña gentil,
y
no olvidaré
la
hospitalidad.
MARIA
En
buen hora
llegad,
pues aquí
siempre
fue un deber
la
hospitalidad.
PERALTA
Con
qué gusto
me
voy a dormir,
ay,
bien haya amén
su
hospitalidad.
MARIA
(Al
Marqués)
Venís
de !a guerra?
MARQUES
Buscándola
voy.
MARIA
Su
imagen me aterra!
Fortuna
os de Dios.
MARQUES
No
espero fortuna,
ni
nada en la tierra.
MARIA
Por
qué?
MARQUES
Porque
ya al mundo
no
pertenezco yo.
PERALTA
(Suspirando)
Ay!
MARIA
Cómo!
no entiendo
lo
que decís.
PERALTA
(Ay,
pobrecillo)
MARQUES
Oíd,
oíd:
Esas
flores
que
baila el rocío,
esos
campos
de
alegre matiz,
ese
azul
y
purísimo cielo...
no
son para mí!
no
son para mí!
(A un tiempo. Peralta y María)
PERALTA
No
son para él!
MARIA.
No
son para vos!
MARQUES
No
son para mí.
De
la vida
los
dulces placeres,
la
esperanza
que
da el porvenir,
la
fortuna, el amor y la gloria...
no
son para mí!
no
son para mí!
(A un tiempo. Peralta y María)
PERALTA
(Aparte)
No
son para él
por
vida del Cid!
Paciencia
y chitón;
paciencia
y sufrir!
MARIA
(Aparte)
Sin
duda cual yo
él
es infeliz!
Me
inspira piedad
su
oculto sufrir!
MARQUES
Pero
la suerte
no
logrará
rendir
mi buen humor.
No!
eso jamás.
MARIA
Dichoso
vos entonces.
PERALTA
Ay
pobre capitán!
MARQUES
Firme,
Peralta;
voto
va san!
No
pongas esa cara
de
sacristán!
Una
hora de vida es vida
y
es el vivir
gran
cosa a fe!
(A un tiempo. Peralta y María)
PERALTA
Sí,
que lo es!
Sí,
que lo es!
MARIA
(Aparte)
No,
no lo es.
No,
no lo es.
MARQUES
En
tanto
el
placer convida,
di,
como yo.
Viva
el placer!
PERALTA
Viva
el placer!
LOS
DOS
Viva
el placer!
MARQUES
(Alegremente)
Frescura
nos dan las auras,
sus
flores nos da el vergel,
las
niñas su dulce risa...!
Por
qué no gozar? Por qué?
PERALTA
En
tanto que haya un jergón
y
un vaso de moscatel,
y
un cuerpo de alza-pilili?
por
qué no gozar? Por qué?
MARIA
(Aparte)
Ay!
no! jamás, jamás
dichosa
gozaré!
Perdido
mi amor ya,
no
hay para mí placer.
MARQUES
Viva
el placer!
PERALTA
Viva
el placer!
(Todos)
.
PERALTA
En
tanto que haya un jergón etc.
MARQUES
Frescura
nos dan las auras etc.
MARIA
Ay
no! etc.
(Hablado)
PERALTA
Ay,
perra fortuna!
MARQUES
No
tanto, cabo Peralta, y la prueba es que hemos encontrado una soberbia quinta y
una graciosa joven... Pero, calle!... (Reparando en las lágrimas de María) Si
no me engaño... Habéis llorado?
MARIA
No,
no lo creáis, señor capitán; es decir... sí señor. Por qué negarlo? He
llorado... y lloraré toda mi vida!
PERALTA
(Zape!)
MARQUES
Hablad.
Y si puedo seros útil en algo...
MARIA
No
señor. No hay remedio para mi mal!
PERALTA
Se
os ha muerto algún pariente?
MARIA
He
perdido a un amigo... ó mejor dicho, el ingrato me ha abandonado a mi desdicha!
MARQUES
(A
Peralta) Pobre joven!
MARIA
Oh!
no me preguntéis más. Dejadme que anuncie vuestra llegada.
MARQUES
Tiempo
hay. Contadme primero...
MARIA
No.
Me es imposible. Dios os guarde, señor capitán.
MARQUES
Pero...
MARIA
(Saludándole)
Dios os guarde. (Entra en la casa)
ESCENA IX
El
Marqués y Peralta.
MARQUES
(Volviéndose
desde la puerta y parado allí, dice a Peralta después de una pausa) Ya lo ves.
—No soy yo solo el desgraciado.
PERALTA
Mi
capitán! No hay desdicha mayor que la vuestra en todo el globo terráqueo.
MARQUES
(Pensativo)
Sí! Tienes razón! (De pronto con ademán resuelto y jovial) Qué diablo! Pensemos en descansar. El día es magnífico y
esta quinta deliciosa. (Se sienta)
PERALTA
(Apoyado
en su fusil y contemplando de lejos al marqués) Un mozo como un trinquete, con
un título de marqués... y mas dinero que pesa... (Acercándose resuelto y conmovido
al marqués) No, mi capitán, pa mí no habrá consuelo!
MARQUES
(Con
acento grave y conciso) Peralta! Te he prohibido recordarme...
PERALTA
(En
voz baja) Ya no chisto. — Pensaré en dormir. (Se vuelve a retirar a cierta
distancia)
MARQUES
(Alegremente)
Y yo en almorzar. El fresco de la mañana me ha abierto un apetito...
PERALTA
(Creería
nadie que este hombre está en vísperas)
(Se
queda mirando al marqués)
MARQUES
Por
qué me miras así? Porque quiero almorzar?
PERALTA
(Con
cierta gravedad) Eso le pasa a cualquier estómago. Pero cuando os veo tan
alegre y tan sereno... en vez de ponerme yo alegre también... se me saltan las
lágrimas... y se me arruga el corazón! Voto a mil bombas! No hay nadie más
granaero que yo, mi capitán. Pero, por vos me vuelvo mas blando que un
bizcocho!
MARQUES
Pues
bien, mi fiel Peralta. (Poniéndole la mano sobre el hombro) Pensar en mi destino,
seria hacerme doblemente desgraciado. Y... pues yo soy el que debía llorar y
estoy alegre, ocúpate, como yo, en lo presente y nada más. Almorcemos bien.
Durmamos como dos bienaventurados. En seguida sigamos nuestra marcha; y
cantando unas veces, y riendo otras, llegaremos en dos días al cuartel general
enfrente del enemigo, y allí... (Poniéndose de pronto sombrío) Allí...
PERALTA
(Muy
triste y con lentitud) Allí mi capitán...
MARQUES
(Volviéndole
la espalda y quedándose inmóvil) Basta.
PERALTA
(Aparte)
Ah! la pena le roe por más que me lo oculte.
MARQUES
No,
no me abatiré... (De pronto) Voto a mil diablos! —Nadie sale a darnos de almorzar?
Peralta! Embistamos la fortaleza! Voy a intimar la rendición a los dueños de la
quinta! — (Va a entrar) Mira, mira qué alegre viene ese aldeano. Aprende,
majadero! (Se dirige riendo a la casa)
ESCENA X
Peralta
y Sebastián que sale de la casa corriendo y muy alegre.
SEBASTIAN
Ahora
sí que va a ser mi mujer.
PERALTA
Alto!
cara é pascuas. (El marqués entra en la casa)
SEBASTIAN
(Reparando
en ellos y deteniéndose) Calle! Dos militares.
PERALTA
No
hay un vaso de vino pa los granaeros de la Corona.
SEBASTIAN
Aunque
sea una tinaja. Hoy convido yo a tó el que se me presente.
PERALTA
Pues
empieza por mí!
SEBASTIAN
Luego.
Guando me haya casao.
PERALTA
Qué!
Has enganchao con tu gracia algún pimpollito?
SEBASTIAN
Y
de rechupete! Una hembra...
PERALTA
Sí?
chico, alójame en tu casa.
SEBASTIAN
(Con
ingenuidad) Yo no tengo casa. Vivo aquí.
PERALTA
Mejor.
SEBASTIAN
Y
mi amo, el señor conde, me ha mandada, que ahora mismito vaya a avisar al
notario y a mis amigos pa firmar el contrato. Conque… (Yéndose corriendo al
fondo)
PERALTA
(Siguiéndolo)
Pero y ese vino?
SEBASTIAN
A
la vuelta! (Yéndose mas aprisa por el ribazo) Y bailaremos. —Huy! (Salta)
PERALTA
Aspera,
desdichao.
SEBASTIAN
Ahí
el hortelano tiene aguardiente. (Desapareciendo)
PERALTA
Aguardiente?
(Bajando al proscenio) Pues voy a beber un trago para refrescarme.
BARONESA
(Saliendo
vivamente)... Nada, no hay medio de...
PERALTA
Huy!
Salerosa! (Pasando junto a ella y dando una media vuelta con aire de taco,
entra veloz en la casa)
BARONESA
(Se
queda mirando con asombro) Pues me gusta! Quién es ese majadero? Sin duda el
asistente del capitán que acaba de presentarse... y que por señas ha llegado en
el momento en que yo empezaba a hacer entender al conde... Qué obcecación! Por
mas indirectas que le he dado, no comprende que no quiero casarme con él. Nada!
Que el procurador lo desengañe. Esto será lo mejor. —Estúpido! Ocurrírsele mi
boda con el tío, cuando existe un sobrino tan simpático, tan amable!
ESCENA XI
Baronesa
y D. Carlos.
CARLOS
(Saliendo
apresurado por la izquierda. Trae sombrero, espada y espuelas) Y bien, señora
baronesa?
BARONESA
(Cielos!
Si habrá escuchado!)
CARLOS
Lograsteis
que mi tío consintiera...
BARONESA
Perdonad...
no me he atrevido a intentarlo: me guardareis por eso rencor?
CARLOS
(Desanimado)
No señora. Ningún derecho tengo para inspiraros un interés.
BARONESA
Oh!
Me lo inspiráis. Os lo aseguro!... Me lo inspiráis... a no poder mas... pero...
(Dudando)
CARLOS
Pero
vos también condenáis mi pasión!
BARONESA
No.
(Sonriendo) La extraño únicamente.
CARLOS
Porque
María es pobre.
BARONESA
Porque
vos merecéis una boda mejor.
CARLOS
Ah
señora! Esas ideas me prueban que nunca habéis amado.
BARONESA
Nunca.
Me casaron muy niña... y mi difunto esposo vivió siempre lejos de mí.
CARLOS
Por
eso no podéis comprender...
BARONESA
Os
equivocáis. Yo sé que el amor nace en nuestros corazones sin conocerlo... sin
sospecharlo... sin quererlo a veces. Una mirada, una palabra, un eco basta para
trastornar nuestro ser, para hacernos sentir esa inquietud desconocida que poco
a poco nos atormenta y nos halaga, nos alegra y entristece y nos arrastra, en
fin, en pos de lo que nuestra propia razón condena...
CARLOS
(Vivamente)
Y decís que nunca habéis amado?...
BARONESA
Oh!
(Riendo) Pero he leído muchas novelas, y se todo esto de memoria.
CARLOS
No.
Vuestra emoción os contradice.
BARONESA
Mi
emoción... (A que me he puesto colorada?)
CARLOS
Sin
duda vos habéis sufrido alguna vez como yo. Acaso por despecho os casáis con el
conde y ya cual si fuera vuestro sobrino.
BARONESA
No,
no. Poco a poco. Yo no quiero ser vuestra tía; al contrario.
CARLOS
Eh?
Qué decís?
MARQUES
Dónde
está? Dónde está? (Dentro)
BARONESA
Viene
gente. Adiós. (Sube al fondo)
MARQUES
(Apareciendo
en la puerta y extendiendo los brazos) Carlos!
CARLOS
(Estrechándole
en los suyos) Marqués!
BARONESA
(Uf!
Si este no llega pronto, soy perdida. (Se va)
ESCENA XII
Don
Carlos y El Marqués.
CARLOS
(Todavía
abrazados) Tú aquí!
MARQUES
Mi
mejor amigo! Mi mas fiel compañero! Oh! Ahora sí que partiré mas contento.
CARLOS
A
dónde?
MARQUES
(Soltándose)
Voy al cuartel general del duque de Vendom. Quise descansar un poco en esta
quinta...
CARLOS
Y
has visto a mi tío?
MARQUES
El
buen conde! Abrazándome como un padre... pero sin darme de almorzar.
CARLOS
Cómo!
(Pasando al otro lado) Voy al punto a disponer...
MARQUES
(Lo
detiene) No, deja. (Con cierta emoción) El ver a un amigo tan querido, es hoy
para mi alma un consuelo que tú no puedes comprender. Qué has hecho en estos
dos años?
CARLOS
Combatir
en Cataluña contra los austriacos.
MARQUES
Y
siempre con gloria! Oh! sí, conozco tu valor... y nunca olvido el día en que me
salvaste la vida en aquella desastrosa retirada... (Con tristeza pero en tono
familiar) Chico, hiciste mal.
CARLOS
(Sorprendido)
Cómo! Por qué?
MARQUES
Es
un secreto. — Hablemos de tí.
CARLOS
De
mí? Ah! no! Y ahora menos que nunca.
MARQUES
Eh
! Qué es eso? Qué tienes?
CARLOS
(Con
vehemencia) Que estoy desesperado.
MARQUES
Tú!
CARLOS
Que
seria capaz de pegarme un pistoletazo.
MARQUES
(Vivamente)
Carlos! No! La vida es más preciosa de lo que tú crees.
CARLOS
Qué
me importa la vida?
MARQUES
Cómo!
Tan grande es tu infortunio?
CARLOS
Grande!
Inmenso! Cruel!
MARQUES
(Alarmado)
Qué dices?
CARLOS
Que
voy a perder a la que amo.
MARQUES
(Burlándose)
Tú, tú, tú, tú.
CARLOS
Te
burlas!
MARQUES
Y
es ese el gran dolor que te atormenta?
CARLOS
Ah!
Tú no comprendes!...
MARQUES
Carlos!
En el mundo hay desdichas mayores que las tuyas, y el hombre debe tener valor
para reírse del destino.
CARLOS
Eso
se dice fácilmente.
MARQUES
Y
se hace! [Pausa) Aquí donde me ves, yo sería en este momento el hombre más
infeliz de la tierra si me entregase a lamentar mi suerte. —Pues bien; lejos de
eso, la desprecio, la desafío... y la sufriré con la frente serena y la sonrisa
en los labios.
CARLOS
(Con
incredulidad) Tú! tú que eres rico, solo en el mundo, dueño de tu albedrío...
MARQUES
Oh!
no me envidies.
CARLOS
Qué
pesar puedes tener comparable al mío! —Si yo te lo contara...
MARQUES
Ya
me lo figuro.
CARLOS
No,
no tal.
MARQUES
Sí.
Amas a una mujer que no te corresponde...
CARLOS
Que
me quiere mucho.
MARQUES
Entonces
de qué le quejas?
CARLOS
De
que no puedo ser su esposo.
MARQUES
Diablo!
Es casada?
CARLOS
No.
MARQUES
Monja,
tal vez?
CARLOS
Tampoco.
MARQUES
Pues
ya no te comprendo.
CARLOS
Es
huérfana, pobre, de humilde cuna, y mi tío, que es su tutor, no consiente en
semejante boda.
MARQUES
Y
eso te arredra?
CARLOS
Sí,
marqués! —Tú sabes los beneficios que debo a mi tío: el respeto, la gratitud me
impiden resistir a sus mandatos.
MARQUES
Entonces
ten paciencia y doblemos la hoja.
CARLOS
No,
marqués, no! Yo no puedo vivir sin María!
MARQUES
Chico!
Estás hecho un colegial! En qué quedamos!
CARLOS
En
que mi desesperación no tiene límites.
MARQUES
Ya
te se calmará.
CARLOS
Oh!
no.
MARQUES
Te
digo que sí.
CARLOS
Jamás!
Yo juro!...
MARQUES
(Remedándole)
Yo juro! Yo protesto! Sí! Sí ! Las frases de siempre!
CARLOS
Es
que si tú conocieras a María... mira. —Ves aquella joven que atraviesa el
jardín?
MARQUES
Calle!
la niña que me recibió a mi llegada!
CARLOS
Es
ella! La que yo amo! Laque quieren casar con otro.
MARQUES
Esas
tenemos? Por eso lloraba la pobrecita. (Riendo)
CARLOS
Qué
escucho! Ah! No te rías, marqués, porque ahora si que soy capaz de quitarme la
vida.
MARQUES
(Algo
serio) Chico! chico! no exageres.
CARLOS
Te
lo juro por mi honor!
MARQUES
Estás
en tu juicio?
CARLOS
No
lo sé.
MARQUES
Vaya,
vaya. Qué diablo! Tratemos de convencer a tu tío.
CARLOS
Su
voluntad es inflexible.
MARQUES
Bien.
Busquemos otro recurso (Reflexionando)
CARLOS
No
me queda más recurso que la muerte.
MARQUES
Bonita
boda barias entonces.
CARLOS
Todo
me es igual.
MARQUES
No,
por vida mía. Soy tu mejor amigo y no he de abandonarte en tu infortunio.
(Continúa reflexionando)
CARLOS
Tu
mediación sería inútil. Mi tío no quiere que yo me case más que con una mujer
que sea rica y de noble condición!
MARQUES
Voto
va!
CARLOS
Lo
ves? No hay esperanza.
MARQUES
(Pausa,
De pronto se anima su fisonomía, manifiesta tomar una resolución importante y
dice vivamente a D. Carlos) Dime... pero .. puesta la mano sobre tu corazón, y
con la sinceridad de un hombre honrado. (Con gravedad) Crees firmemente que ese
amor es verdadero?
CARLOS
Oh!
Cuál nunca lo he sentido!
MARQUES
Que
ese amor es la felicidad de tu vida... y que sin María no podrías soportar la
existencia? No me engañes... y sobre todo, no te engañes a tí mismo.
CARLOS
Te
he dicho la verdad.
MARQUES
Pues
bien. Da gracias a Dios que me ha traído aquí, sin duda para hacerte dichoso!
CARLOS
Qué
dices?
MARQUES
(Resueltamente)
Que tú te casarás con María.
CARLOS
Cómo!
MARQUES
Yo
te respondo de ello.
CARLOS
Sería
posible!
MARQUES
Escucha
bien. (Lentamente) Voy a darte la mayor prueba de amistad que pudieras
imaginarte: pero... en cambio... necesito que me prometas dos cosas.
CARLOS
Habla.
MARQUES
La
primera... obedecerme en todo sin pedirme explicación alguna.
CARLOS
Lo
prometo.
MARQUES
La
segunda... Alejarte inmediatamente de la quinta.
CARLOS
Pero...
MARQUES
No
admito condiciones, o me retracto.
CARLOS
Y
tú me aseguras que de ese modo yo seré esposo de María?
MARQUES
Te
lo juro a fe de soldado... y por nuestra santa amistad.
CARLOS
Está
bien. Ignoro cuales son tus medios... pero... le conozco lo bastante para creer
en tus palabras. Esa mano, marqués. (Con gravedad) Pongo en ti toda mi confianza.
Entrego en tus manos mi suerte, mi porvenir... Parto tranquilo.
MARQUES
Pero
sin volverla a ver: sin despedirle de ella.
CARLOS
Sin
despe...
MARQUES
(Vivamente)
Lo exijo.
CARLOS
Como
quieras.
MARQUES
A
dónde te diriges?
CARLOS
A
Madrid.
MARQUES
Pronto
recibirás noticias mías.
CARLOS
No
puedo comprender...
MARQUES
Ni
es necesario. Dame ahora un abrazo... (Lo abraza con emoción) y acuérdate
alguna vez de quien siempre te amó con el cariño de un hermano! Adiós!
CARLOS
Eh?
Qué significa ese aire conmovido...
MARQUES
(Reponiéndose)
Viene gente. Apresúrate...
CARLOS
Es
María! (Mirando a la casa)
MARQUES
Vete.
No vaciles.
CARLOS
Pero
sin decirle...
MARQUES
Ni
una palabra. Adiós.
CARLOS
Ah!
Qué va a pensar de mi! (Se va por la izquierda)
MARQUES
(Aquí
está!)
ESCENA XIII
Marqués
y María.
MARIA
(Mirando
hacia la izquierda) (Me ha visto y sin embargo se aleja) (Deteniéndose)
MARQUES
(Hermosa
es, por vida mía!)
MARIA
(Aparte)
Ah! Qué cruel desengaño!
MARQUES
Cómo!
Aun estáis afligida!
MARIA
No,
señor, no.
MARQUES
Ah!
No tenéis franqueza conmigo.
MARIA
Qué
os pueden importar mis pesares?
MARQUES
(Cogiéndola
suavemente de la mano,) Venid aquí. Habladme sin temor. Como si yo fuera
vuestro hermano. Amáis a Carlos lanío como él os ama?
MARIA
Cielos!
Quién os dicho?...
MARQUES
Tranquilizaos.
Yo soy su amigo más leal. El me lo ha contado todo.
MARIA
Todo!
Ahí no os habrá dicho que me ha abandonado cobardemente a mi dolor. (Con
amargura)
MARQUES
No
por cierto. Y ahora mismo, en el momento de ponerse en camino...
MARIA
En
camino?... Pues qué?... D. Carlos ha partido?...
MARQUES
Hace
un instante.
MARIA
Sin
decirme siquiera adiós! (Con indignación) Ah! eso sería el colmo del desprecio!
Aun debe estar en la quinta!
MARQUES
Mirad.
(Señalando adentro por el fondo)
MARIA
Cielos!
Cruza a caballo por el bosque! Ya se pierde veloz entre los árboles! Ya no le
veo! Ah! Qué negra ingratitud!
MARQUES
Calmaos.
Yo quedo aquí para asegurar vuestra dicha.
MARIA
(Sorprendida)
Vos!
MARQUES
Y
en cuanto a Carlos…
MARIA
No
le nombréis. —Ya nada tiene que esperar de mí. (Con resolución)
MARQUES
Pero
ese matrimonio a que el conde quiere obligaros...
MARIA
Ah!
si en efecto os interesáis por mi suerte, haced que no se verifique semejante
boda! Que me dejen morir en un convento!
CONDE
(Dentro)
María! María!
MARIA
La
voz del conde!
MARQUES
No
podía llegar más a tiempo.
MARIA
Oh!
Yo me marcho.
MARQUES
No,
quedaos.
MARIA
Pero
qué pretendéis?
MARQUES
Salvaros.
MARIA
Cómo!
Explicaos.
MARQUES
Desconfiáis
de mí!
MARIA
Os
creo noble y sincero!
MARQUES
Silencio!
El es!
ESCENA XIV
Dichos,
Conde, Peralta, Baronesa, Aldeanos y Aldeanas.
CONDE
Adelante,
muchachos... Sebastián no tardará en llegar con el notario.
MARIA
(Estremeciéndose)
Cielos!
BARONESA
(Sin
duda ha partido ya)
PERALTA
Ole!
Y cómo me voy a poner el cuerpo de baile!
CONDE
(Cogiendo
a María de la mano) Qué es eso? Todavía estás así? Ni siquiera te lías puesto
una flor?
MARQUES
(En
voz alta y sonriendo) Calle! Qué preparativos son estos, señor conde?
CONDE
A
propósito! Cuento con vos, marqués.
MARQUES
Sepamos
de qué se trata.
CONDE
De
la boda de esta joven que es mi protegida.
MARQUES
Perdonad,
amigo mío: pero yo tengo antes que cumplir aquí con un deber sagrado.
CONDE
Cómo!
MARQUES
La
casualidad me ha hecho conocer los secretos sentimientos de esta joven...
CONDE
(Con
extrañeza) A vos!
MARQUES
Hemos
tenido una explicación franca y sincera...
CONDE
(Con
severidad) María... semejante imprudencia...
MARIA
Ah!
señor! No desoigáis su ruego! No me neguéis el último recurso que me queda.
CONDE
Qué
quieres decir?
MARQUES
(Con
decisión) Que esa boda que habéis resuelto es imposible.
CONDE
Imposible!
Por qué razón?
MARQUES
Por
una muy sencilla, señor conde. (En tono solemne y decidido) Yo, marqués de San
Esteban, y capitán del Rey, os pido a esta joven por esposa!
(A un tiempo. Conde, Peralta, María y
Baronesa)
CONDE
Vos!
PERALTA
Zape!
MARIA
El!
BARONESA
Calle!
MARIA
Ah!
qué infame traición!! (Mirando indignada al marqués)
(Música)
FINAL
MARQUES
Su
rara hermosura,
su
dulce candor,
cautivan
mi alma,
conquistan
mi amor.
(A un tiempo. Baronesa, Conde, María, Aldeanos
y Peralta)
BARONESA
y CONDE
Absorta/Absorto
me deja
Y
a fe de quien soy
no
puedo explicarme
tan
súbito amor.
MARIA
Qué
intriga es aquesta?
Qué
horrible traición?
Turbada
y atónita
Sucumbo
al dolor!
ALDEANOS
Soñar
no pudiera
fortuna
mayor!
Todito
un marqués
la
rinde su amor!
PERALTA
Mas
cómo demonio
tal
boda fraguó
quien
más que en amores
pensar
debe en Dios?
PERALTA
Mi
capitán...
no
hay más!
El
pesquis ya perdió!
MARIA
Turbada
y atónita
sucumbo
al dolor!
BARONESA,
ALDEANOS, CONDE y PERALTA
Quién
puede explicarse
tan
súbito amor?
MARQUES
Su
rara hermosura
conquista
mi amor!
MARQUES
Señor
Conde,
a
mi demanda
en
el acto
responded.
PERALTA
(Qué
prisa tiene!)
CONDE
(Indeciso)
Mas
tal enlace...
MARQUES
Yo
lo ambiciono
y
ella también.
MARIA
Yo!
(El
marqués la impide continuar con una seña)
BARONESA
Quien
diría...
MARIA
(Sin
vida estoy!)
CONDE
En
ese caso,
señor
marqués...
vuestra
es su mano.
ALDEANOS
Viva!
MARIA
Gran
Dios!
MARQUES
Hoy
mismo ha de ser mía!
No
admito dilación!
MARIA
(Pasando
al lado del conde)
Y
vos consentiréis!...
CONDE
Tu
dicha quiero yo,
y
entre él y Sebastián,
quién
duda en la elección?
MARIA
(Aterrada)
Sebastián!
Qué
horror!
(Se
oye en este momento una música campestre que se va acercando. Los aldeanos y
aldeanas corren al foro y exclaman mirando adentro)
ALDEANOS
Ya
vienen, ya vienen!
mirad
hacia allí.
Ya
vienen tocando
la
gaita y violín.
MARQUES
(Mirando)
Qué
música es esa?
SEBASTIAN
(Dentro)
Muchachos,
aquí!
PERALTA
(Al
marqués)
El
otro futuro!
MARQUES
(Acordándose
de Sebastián)
El
otro!
ALDEANOS
Acudid.
(Sale
corriendo Sebastián con el notario y aldeanos con instrumentos)
SEBASTIAN
Que
viva mi novia!
ALDEANOS
Mil
años y mil!
SEBASTIAN
Llegad,
seor notario:
mirad
qué gentil!
MARQUES
(Su
novia María!)
MARIA
Qué
hacer! Ay de mi!
ALDEANOS
(Burlándose
de él)
Ja!
ja! Qué simplón!
SEBASTIAN
Oh
boda feliz!
ALDEANOS
Ja!
ja! Qué simplón!
SEBASTIAN
Oh
boda feliz!
Señor
conde,
con
vuestro permiso,
de
esposo la mano
le
doy a mi bella.
(Va
a dar la mano a María)
MARQUES
Señor
novio,
con
vuestro permiso,
(Se
interpone y toma la mano de María sonriendo)
yo
soy quien ahora
me
caso con ella.
ALDEANOS
Ja,
ja, já!
SEBASTIAN
(Estupefacto)
Qué
demonio dice?
ALDEANOS
Ja,
ja, ja!
CONDE,
PERALTA y BARONESA
Que
el marido es él.
ALDEANOS
Ja,
ja, ja!
SEBASTIAN
Pues
y yo qué soy?
(Llorando)
ALDEANOS
Cállese
y respete
al
señor marqués.
(Los
aldeanos le echan a empellones)
MARQUES
(Cogiendo
a María una mano)
Niña
donosa
Cándida
esposa,
cese
tu lloro,
cese
tu mal.
El
santo nudo
que
hoy le encadena,
será
tu aurora
de
libertad.
(Retirando
indignada su mano)
(Todos a un tiempo. María, Peralta,
Sebastián, Conde, Baronesa y Aldeanos)
MARIA
Ya
nada quiero,
ya
nada espero,
ya
no hay alivio
para
mi mal.
El
duro lazo
que
hoy me encadena,
fin
a mi vida
pronto
dará.
PERALTA
(Aparte)
Es
una mosa
jacarandosa
con
mucho garbo,
con
mucha sal.
Mas
de qué sirve
tal
matrimonio
al
desdichao
del
capitán.
SEBASTIAN
Me
la birlaron!
no
hay duda ya!
me
la birlaron
sin
más ni más.
Ay,
Mariquita,
mi
dulce imán,
no
halla consuelo
tu
Sebastián.
CONDE,
BARONESA y ALDEANOS
Niña
dichosa,
cándida
esposa,
suerte
propicia
te
halaga ya.
El
dulce nudo
que
hoy te encadena,
es
tu segura
felicidad.
(Marta
cae sin sentido en brazos de algunas aldeanas)
FIN DEL PRIMER ACTO
ACTO SEGUNDO
Un
salón elegante. Tres puertas al fondo. La de en medio da a una antesala. Las
otras a dos gabinetes. A la derecha, en primer término, una puerta; y en
segundo una ventana. A la izquierda lo mismo. Sofá, consolas y espejos, un
velador, un piano a la izquierda del público y en primer término.
ESCENA PRIMERA
INTRODUCCION
Sebastián
y Aldeanos.
Al
levantarse el telón se ve a Sebastián en medio de la escena y en ademán
reflexivo, apoyándose de brazos en un escobón de cerdas. Los aldeanos salen
poquito a poco por el fondo y se dicen unos a otros, observando a Sebastián.
ALDEANOS
Ved
le qué pensativo,
qué
caviloso está.
(Acercándosele)
Jé!
Sebastián! Qué tienes?
Chico!
despierta ya.
SEBASTIAN
Por
dónde habéis entrado?
ALDEANOS
Qué
mosca te ha picado?
SEBASTIAN
(Con
misterio)
Chitón,
que no nos oigan.
ALDEANOS
Qué
pasa?
SEBASTIAN
Chiss!
Callad.
Me
ocurren ciertas dudas
y
os quiero consultar.
ALDEANOS
Qué
es ello?
SEBASTIAN
A
mis preguntas
respondan
sin Tardar.
ALDEANOS
Empieza
ya.
SEBASTIAN
Por
quién un buen marido
se
muestra dulce y fiel?
ALDEANOS
Por
su mujer.
SEBASTIAN
Por
quién se afana y siente
ya
pena, ya placer ?
ALDEANOS
Por
su mujer.
SEBASTIAN
Por
quién vive feliz?
ALDEANOS
Por
su mujer.
SEBASTIAN
Por
quién rabia también?
ALDEANOS
Por
su mujer.
SEBASTIAN
Total,
que
a un buen marido
todo
le pasa
por
su mujer.
ALDEANOS
Por
su mujer.
SEBASTIAN
Pues
cómo, si es así,
sucede
que a! marqués
no
se le importa un rábano
de
su mujer?
ALDEANOS
Esa
noticia
que
tú nos das,
ha
tiempo corre
por
el lugar.
SEBASTIAN
Y
qué se dice?
ALDEANOS
Escucha
y lo sabrás.
Dicen
que María
llora
sin cesar.
Dicen
que el marido
no
la quiere ya.
Dicen
que en su cuarto
vive
cada cual,
y
que no se hablan
ni
se miran más.
Dicen
que esta boda
fue
casualidad;
dicen
que la chica
quiere
a otro galán.
Dicen
que este embrollo
puede
acabar mal,
y
que el mismo conde
se
arrepiente ya.
Esto
se murmura,
esto
se asegura,
no
falta quien jura
que
es todo verdad.
Con
el curioseo
cunde
el chismorreo,
y oyes
noche y día
por
la vecindad...
chú,
chú, chú, chú,
(Imitando
el murmullo de los que hablan callandito)
a
este y aquel,
chú
, chú, chú, chú,
cuchichear.
SEBASTIAN
(Admirado)
Chú,
chú, chú, chú?
ALDEANOS
Chú,
chú, chú, chú,
aquí
y allí
cuchichear.
(Hablado)
SEBASTIAN
Digo,
si ha trascendido la cosa!
ALDEANO
1º
Y
tú qué más has visto?
SEBASTIAN
Yo?
—He visto... en primer lugar, que me quedé sin novia.
ALDEANO
1º
Toma!
Eso ya lo sabemos.
SEBASTIAN
Y
en segundo... que una hora después firmaron el contrato el marqués y Mariquita,
y se casaron al otro día en la capilla de la quinta. —Pero aquí entra lo
grande. Lo mismo fue echarles el cura la bendición. Mariquita cayó desmayá, el
marqués se quedó muy pensativo y desde ese momento... ná.
ALDEANO
1º
Cómo
ná?
SEBASTIAN
Quiero
ecir que... no me entiendes, jumento. —El marío y la mujer se separaron en la
capilla, y el uno vive en el pabellón del jardín... y la otra en sus
habitaciones.
ALDEANO
Y
qué dices tú a eso?
SEBASTIAN
Qué
digo? —Que si yo me hubiera casao con ella... no viviría en el pabellón del
jardín.
ALDEANO
Boda
más rara...
SEBASTIAN
Ya
tiene un mes de fecha... y toavía no me la he podio explicar. — Es verdad que
tampoco estaba pa cavilar mucho... con los sustos que nos han dao esos malditos
austriacos.
ALDEANO
Ya
no ha quedao ninguno por estos contornos.
SEBASTIAN
Sí.
Ayer levantaron el campo, según se asegura; pero lo cierto es que tenían el
país por suyo... que habían intercetao los caminos... y que por milagro e Dios
no han venío a egistrar la quinta. Así es que ni la baronesa ha podio volverse
a Madrid... ni nenguno e nosotros asoma las narices, más allá de la aldea.
Digo, si descubren al marqués y a su asistente...
ALDEANOS
Mira,
mira, no es María aquella que viene allí tan cabizbaja?
SEBASTIAN
La
misma. Idos, no sea que se enfade de encontraros.
ALDEANO
Por
qué?
SEBASTIAN
Porque
no quiere ver a nadie... (Enfadándose} Y sobre tó porque este no es sitio para
venir a curiosear. Marchaos.
ALDEANOS
Pero
nos contarás a la tarde lo que hoy ocurra?
SEBASTIAN
Sí,
sí. Apretad el paso... y bajad por esa escalera... que da al parque! (Vánse los
aldeanos por la primera puerta derecha) Acabemos de arreglar este cuarto. (Coloca
los sillones) Y estas flores que tanto le gustan... Aquí, delante del espejo.
Ella es. Siempre que la miro me da un... vamos no la puedo remediar. Todavía me
brinca el corazón... como el día en que iba a casarme con ella.
ESCENA II
Sebastián
y María pensativa, con una flor en la mano, sale andando lentamente y se sienta
junto al velador, a la derecha.
SEBASTIAN
(Me
parece que está hoy más pensativa que nunca)
MARIA
Eres
tú, Sebastián! (Reparando en él)
SEBASTIAN
Sí,
señora marquesa.
MARIA
No
me des ese título. Te lo ruego.
SEBASTIAN
Corriente.
Si queréis que os apee el tratamiento... (Más hermosa está que una sultana)
MARIA
(Necia
de mí) (Mira la flor que tiene en la mano y la tira desdeñosamente)
SEBASTIAN
Yo
no deseo otra cosa.
MARIA
(Lenta
y tristemente) Sí, Sebastián; háblame como en otro tiempo. Tú eres la única
persona que aquí me inspira confianza, el único amigo que en el mundo me queda.
SEBASTIAN
Es
verdad. Yo soy vuestro mejor amigo... a pesar de que hace un mes....
MARIA
Hace
un mes! Cuán feliz era yo entonces!
SEBASTIAN
Y
ahora sois desgraciá, no es así! Y todo por culpa de ese marqués maldi...
MARIA
(Interrumpiéndole)
Sebastián. Yo quiero que se respete mucho al que me ha dado su nombre.
(Pausa)
SEBASTIAN
(No
me ha dejao desahogarme)
MARIA
Antes
de unirme a él... hubiera preferido morir. Ahora mi deber es resignarme a mi
destino.
SEBASTIAN
Pues!
Resignarse! Vivir sola y penando noche y día! No os hubiera sucedido eso con Sebastián.
MARIA
Ya
sabes que te quiero como a un hermano.
SEBASTIAN
Sí.
Ya sé que de todas maneras me habríais dao calabazas. Pero al menos... Por qué
no os han casao con el señorito D. Carlos?
MARIA
(Con
sonrisa amarga) D. Carlos! Sí, D. Carlos que me abandonó apenas su tío le
amenazó con su enojo! D. Carlos que desapareció de la quinta sin darme siquiera
un adiós!... Quién sabe y en fin, si el mismo no inspiró al marqués la idea de
esta boda, para deshacerse de mí?
SEBASTIAN
Calle!
Pues quizá...
MARIA
(Vivamente)
No losé. No lo quiero saber. No debo ya pensar mas que en !o presente que me confunde:
en lo porvenir... que me aterra!
SEBASTIAN
Eh!
No hay que amilanarse. Qué diablo! Después de tó... el marqués es un gallardo
mozo... y si fuera algo más fino y más amable...
MARIA
Oh!
lo que es amable, siempre lo es conmigo.
SEBASTIAN
Pero
os trata como a una persona extraña.
MARIA
(Pensativa)
Eso sí.
SEBASTIAN
Nunca
os ve más que cuando hay gente delante... Nunca os dice una lisonja... nunca os
hace una fineza...
MARIA
Hoy
por la vez primera me ha dado esa flor... que por cierto no be querido guardar.
SEBASTIAN
Veis?
Ya empieza a enmendarse.
MARIA
Sí!
En toda la mañana me había dirigido la palabra. No tenía conversación más que
para la baronesa.
SEBASTIAN
Lo
cual os habrá puesto de mal humor.
MARIA
A
mí?... Te figuras tal vez que yo le amo?
SEBASTIAN
Ni
se me ha ocurrió siquiera.
MARIA
El
marqués me es completamente indiferente. Pero... ya que por desgracia soy
esposa suya... tengo derecho a no hacer un mal papel delante de nadie.
SEBASTIAN
Eso
es hablar en regla. Y si os resolvierais a decírselo a él...
MARIA
(Se
levanta) Estoy resuella a ello. Con esta boda me ha hecho desgraciada. Por qué,
además, ha de humillarme? Qué se propone ese hombre, para observar conmigo tan
extraña conduela? Corre, Sebastián; busca al marqués; dile que necesito hablarle,
que le espero.
SEBASTIAN
Ajá!
basta de sufrir. Señor, si por más que cavilo no me puedo explicar...
CONDE
(Dentro)
Esto no se comprende!
SEBASTIAN
Calle!
También parece que el amo anda confundío!
MARIA
(Yendo
a mirar al fondo) Y viene hacia aquí! Es extraño! Nunca ha entrado en mis
habitaciones desde que me casé...
SEBASTIAN
(Aparte)
Pobre señor! Pues no había a quien estorbar.
ESCENA III
Dichos
y El Conde.
CONDE
(Saliendo
muy agitado) Sebastián! retírate.
SEBASTIAN
(Cristo,
que enfadao viene!)
CONDE
Retírate
al punto.
MARIA
(Dios
mío! Qué habrá pasado?)
SEBASTIAN
(Cáspita!
Está echando bombas) (Se va)
MARIA
Qué
tenéis, señor conde?
CONDE
Nos
pueden oír? (Mirando) No. Me olvidaba que no hay aquí nadie más que tú.
(Colérico) Y ya me explico por qué?
MARIA
Sí?
Ah decídmelo.
CONDE
Marquesa!!!
Ahora hablo con la mujer del marques. Estamos sobre un volcán.
MARIA
No
comprendo...
CONDE
Pero
como yo sé tirar a la pistola... y donde pongo el ojo pongo la bala... no se
reirán de nosotros.
MARIA
Quiénes?
CONDE
Hola,
hola! No hay más que hacer el amor a cuantas mujeres se presentan? Nos veremos,
señor marqués, nos veremos.
MARIA
Qué
decís? El marqués... (Alarmada)
CONDE
El
marqués es un libertino... y le lo vengo a contar expresamente. Añadiendo, que
pues los austriacos nos dejan en paz, es preciso que por el bien de todos, os
marchéis de la quinta lo más pronto posible.
MARIA
Pero
qué pasa? (El conde la coge de la mano y la lleva a la ventana)
CONDE
Mira.
Lo ves? Lo ves del brazo de la baronesa? Lo ves cómo se ríe con ella?
MARIA
(Separándose)
Oh! quitémonos de aquí.
CONDE
San
Telmo! Le coge la mano!
MARIA
La
mano? (Volviéndose con agitación)
CONDE
Ay
que se la va a besar. Jé! Chiss! Caballero! (Gesticula desde la ventana)
MARIA
(Aparte)
Qué infamia!
CONDE
Baronesa!
(Gritando muy enfadado y sacando el cuerpo fuera de la ventana) Ya me han visto.
(A María en su voz natural) Ella se dirige hacia aquí! Pero se ríe! Y él se ríe
también! (Viniendo aliado de María) De qué se ríen? Dilo francamente, de qué se
ríen?
MARIA
Qué
se yo? (Ah! esto es demasiado!)
CONDE
He
aquí el volcán de que yo te hablaba! Qué escándalo !Un hombre que se casa y en
el acto deja a su mujer para buscar la del vecino! Qué marido hace eso tan
pronto?
MARIA
(No:
jamás le perdonaré)
CONDE
Voy
a buscarle.
MARIA
A
buscarle?
CONDE
Sí.
Y en cuanto a esa señora que tan esquiva se muestra conmigo y tan afable con
él...
MARIA
Pero
reflexionad...
CONDE
Nada!
Yo no temo a los lances.
MARIA
Un
lance! Dios mío! Deteneos!
CONDE
No.
MARIA
Yo
os lo ruego.
CONDE
Tengo
toda la sangre a la cabeza! Déjame salir!
BARONESA
(Apareciendo
en el fondo) Já! já! já!
CONDE
Eh!
(Sorprendido y retrocediendo)
Já!
já! já! já! (Adelantándose)
(Canto)
BARONESA
(Saliendo)
Oh
que marqués
tan
singular!
Haciéndome
la corte
me
sigue sin cesar!
Já!
já! já! já! (Ríe)
(A un tiempo. María y Conde)
MARIA
(Oh
que traición infame!)
CONDE
(Me
gusta la frescura!)
BARONESA
Já!
já! já! já!
(A un tiempo. María y Conde)
MARIA
(No
puedo sufrir mas!)
CONDE
(Yo
estoy para estallar!)
MARIA
(Ah
que traición infame!
No
puedo sufrir más!
Los
celos y el despecho
la
muerte me darán)
BARONESA
No,
no, no, no,
Já,
já, já, já!
Contarlo
no me deja
la
risa que me da.
CONDE
(Me
gusta la frescura
Yo
estoy para estallar!
Su
risa me sofoca!
No
vi descaro igual!)
BARONESA
(Con
aire burlón)
El
caso es singular.
Blandamente
murmurando,
dulcemente
suspirando,
Muy
quedito...
Pobrecito!
(Riendo)
paso
a paso me siguió.
A
su voz enamorada
me
detengo en la enramada;
y
burlona
me
sonrío
maliciando
su intención.
Me
saluda,
le
saludo,
un
momento incierta dudo
se
me acerca;
yo
le miro
con
fingida turbación,
y
él exclama
tiernamente
presentándome
una flor.
(Imitando
la voz y las maneras del marqués)
«Aceptad
»esta
rosa temprana,
»no
tan bella
»señora
cual vos!
»Y
al afán
»de
mi pecho responda
»una
sola
»palabra
de amor.»
¿Cómo
a mis pies?
(Con
voz natural)
«Ah
baronesa!»
(Voz
de hombre)
Pero
marqués!
(Natural.)
»Ah
por favor!
(De
hombre)
Baronesa!!»
Qué?
(Natural)
«Baronesa!
(De
hombre)
»esa
mano
Y
la besó!
(Voz
natural, afectando sencillez, sonriendo y mirando al conde y a María)
BARONESA
(Alegremente)
Já!
já! de veras río
Oh!
Ah!!!
Qué lance singular!
No,
no, no!
Tan
raro desvarío
no
pude sospechar!
(Todos)
MARIA
y CONDE
Qué
indigno desvarío!
Oh!
Qué
afrenta! Qué maldad!
No,
no, no,
no
puede el pecho mío
su
agravio perdonar.
BARONESA
Já!
já! de veras río, etc., etc.
(Hablado)
BARONESA
Hacerme
una declaración en toda regla! (Al conde)
CONDE
Si
es muy chusco! (Lo voy a pasar de parte aparte)
BARONESA
Convengamos
en que tenéis un marido muy original.
MARIA
(Despacio
y queriendo sonreír para ocultar su indignación) Seguramente, señora baronesa.
Y... lo peor es que como encuentra quien lo aplauda y celebre... no me queda
esperanza de verle seguir otro mejor camino.
BARONESA
(Después
de una pausa y mirándola con sumo desden) Aaaah!!!
MARIA
Por
lo demás... hacéis bien en reíros de esa declaración. Al marqués le gusta pasar
alegremente el rato... y en ello no hay peligro... porque no se enamora de
nadie.
BARONESA
(Con
altivez) María, esas palabras...
MARIA
(Con
dignidad) Perdonad. Soy la marquesa de San Esteban.
.BARONESA
Pues
bien, tened entendido...
MARIA
(Sonriendo)
Oh! Esto no vale la pena de enfadarse!
BARONESA
(Imitándola)
Líbreme Dios! Qué ha de valer?
(Riendo)
MARIA
Con
vuestro permiso, baronesa!
BARONESA
(Con
sarcasmo) Marquesa... ya lo tenéis.
MARIA
(Vivamente)
(Ah, qué hipócrita)
BARONESA
(Uf!
Qué fastidiosa!)
MARIA
Adiós,
señora. (Ceremoniosamente)
BARONESA
Adiós,
señora. (Imitándola) Já! já! já! [Soltando una carcajada al irse Maria, que
entra por la primera puerta izquierda)
CONDE
(Otra
vez la vuelve la risa?)
BARONESA
Qué
apostamos a que vuestra María tiene celos de de mí? Qué ridiculez!
CONDE
Ah!
Vos llamáis ridiculez...
BARONESA
(Con
dignidad) Por no calificarlo más seriamente, caballero. Darme celos con el
marqués, con un hombre casado, es un insulto grave, muy grave... y que no estoy
dispuesta a tolerar de ella ni de nadie.
CONDE
Pues
bien. En ese caso, al marqués únicamente es a quien yo debo dirigirme, para
impedir...
BARONESA
(Fríamente)
El qué? Lo que sin duda no puede ser otra cosa que una galantería inocente? Os
he visto gesticulando en esa ventana, señor conde, y a la verdad que... que no
habéis contribuido poco a mi buen humor. (Ríe)
CONDE
Es
decir, que os habré parecido un Juan de las Viñas!
BARONESA
Oh!
Oh! Qué ideas. —Hablemos de otra cosa. Habéis recibido nuevas de vuestro
sobrino D. Carlos?
CONDE
Ninguna.
BARONESA
Es
particular!
CONDE
No
por cierto. Las tropas del Archiduque habrán tal vez interceptado los
correos... Qué bien os sienta ese peinado, baronesa.
BARONESA
Gracias.
Y vos le habéis escrito?
CONDE
Estáis
encantadora.
BARONESA
Gracias.
—Dónde creéis que se halle a estas horas?
CONDE
Por
que no me escucháis?
BARONESA
Pero
amigo mío, no queréis comprender que no puedo aceptar vuestro amor?
CONDE
Baronesa,
dadme una estocada antes de hablarme así.
BARONESA
Conde,
los austriacos están ya lejos. Más vale que me vuelva hoy mismo a la corte.
CONDE
No.
BARONESA
Cómo
no?
CONDE
No
os iréis sin consentir en nuestra boda! Sin que yo... baronesa! baronesa! (Le
coge una mano)
BARONESA
Qué
hacéis? Soltad.
CONDE
Imposible.
Yo necesito estrechar esta mano! Sellar con mis labios en ella... (Va a besarla)
PERALTA
Estorbo?
(Saliendo con dos bugías por el fondo)
BARONESA
Ah!
(Huye y se va por el fondo)
CONDE
Reniego
de tu estampa. Quién le ha mandado venir?
PERALTA
Yo.
Había inconveniente?
CONDE
Eh!
Llévele el diablo! (Yéndose)
PERALTA
Gracias!
(Con las bugías en la mano) (Solo) Canela, y cómo se aplica su mercé! Pongamos
aquí estas palmatorias. (Pone las bugías sobre el piano) No sé porque se me
figura que hay novedá. Mi capitán acaba de decirme... Peralta, la marquesa me
ha enviado a llamar, ve a noticiarla que pasaré á verla en seguida. Y luego se
puso así... ensimismao (Pensativo) Lléveme el diablo si comprendo... Quitarle a
un amigo la novia... y después no hacer caso de ella! de una muchacha que...
Ay! Si esta capitana mandará mi compañía. (De pronto y echándose la gorra atrás)
Huyuyui. (Se pone serio vivamente y entra en el cuarto déla izquierda diciendo muy
grave) Vamos a dar la consigna! (Se va)
ESCENA IV
D.
Carlos sale con precaución por la puerta primera derecha.
(Canto)
CARLOS
Gracias,
fortuna mía,
nadie
me vió llegar,
cerca
de mi María
debo
sin duda estar.
Esa
es la misma ventana
(Señalando
a la derecha)
adonde
mi bella
graciosa
y galana
solía
asomar.
Yo
al despuntar la mañana
al
pié de ese muro
mi
amante querella
venía
a contar.
Templo
de mi alegría,
cara
mansión feliz,
desde
que yo partí...
qué
ha sido de ti?
Di,
qué ha sido de ti?
Ecos
de esta morada
sonad
en mi oído,
sonad!
Repetid
los acentos
que
un labio querido
dejará
escapar.
Con
dulcísimo arrullo,
las
penas de ausencia
borrad!
Y
a mi hermosa María
mi
voz que la llama,
veloces,
llevad!
(Hablado)
CARLOS
Oh!
Mentira me parece que me encuentro de nuevo aquí! Un mes sin recibir noticia
alguna, sin saber nada de lo que el marqués me prometió... Por fortuna el
ejército se ha situado a tres leguas de esta quinta y he podido arriesgarme a
dejar el campamento y venir sin que nadie... Qué silencio! Qué soledad!... Ese
corredor conduce al cuarto de María. Sepamos de una vez. (Va a entrar y sale Peralta)
PERALTA
Quién
vive?
CARLOS
Peralta,
eres tú?
PERALTA
(Retrocediendo)
(María Santísima! El otro!)
CARLOS
Qué
tienes!
PERALTA
(Vacilando)
Ná! La sorpresa...
CARLOS
Y
el marqués?
PERALTA
Hecho
una manzana.
CARLOS
Pero...
no comprendo... como estáis aún en la quinta?
PERALTA
Por...
porque este país es tan hermoso... y tan saludable... (Aguántate, Peralta)
CARLOS
Y
en qué consiste que el marqués no me ha escrito?
PERALTA
Ha
estao tan ocupao su mercé... y luego... esos perros austriacos no dejaban pasar
ni las moscas...
CARLOS
Sí!
Ya adivino... Pero ahora que estoy aquí... aunque no quiero que mi tío lo sepa.
(Cogiéndole de la mano) Vamos... Peralta, tú que no le has separado de tu amo...
no tienes ninguna buena noticia que darme?
PERALTA
Yo?
(Aquí te quiero escopeta)
CARLOS
Se
puso el marqués de acuerdo con María? Logró que mi tío consintiera...
PERALTA
(Malo!)
CARLOS
Habla,
di.
PERALTA
Lo
que es de acuerdo... no lo están mucho que digamos. (Ya me voy aturdiendo)
CARLOS
Cómo!
Por qué?
PERALTA
Por...
ya se ve; fue una cosa tan repentina... (Que te resbalas, Peralta, que te
resbalas!!)
CARLOS
No
te entiendo.
PERALTA
Llamaré
al capitán para que lo explique. (Dirigiéndose al fondo velozmente)
CARLOS
No,
espera. (Peralta se detiene aturdido) Por qué le turbas? Qué diablo! Ignoras
que yo partí de acuerdo con el marqués? Que ambos convenimos...
PERALTA
(Viniendo
aliado de D. Carlos) Calle! Es posible?
CARLOS
Como
lo oyes.
PERALTA
(Aparte)
(Pues vaya un convenio particular!)
CARLOS
Con
que... no lemas: cuéntame... Qué es lo que pasó?
PERALTA
(Con
desconfianza) Pero vos estáis en autos...
CARLOS
Sí,
hombre, sí.
PERALTA
(Decidiéndose)
Ea! Pues entonces le diré que lo pasó a pedir de boca.
CARLOS
Oh!
qué alegría me das!
PERALTA
(Alegre)
De veras? (Aparte y con asombro) (Esto si que es grande!)
CARLOS
Sigue,
sigue.
PERALTA
Ná!
el capitán se presentó al señor conde... y quedó arregla la boda en el acto.
CARLOS
Qué
felicidad! (Alegre)
PERALTA
El
marío y la mujer fueron a la capilla...
CARLOS
Eh?
(Extrañándose)
PERALTA
Y
con cuatro latines y dos guisopasos...
CARLOS
Qué
estás diciendo? De quién hablas?
PERALTA
De
mi capitán.
CARLOS
Pero
qué marido es ese?
PERALTA
Mi
capitán.
CARLOS
Y
dices que María fue a la capilla y se casó...?
PERALTA
Con
mi capitán. (El marqués aparece en el fondo y se detiene)
CARLOS
Tú
mientes, miserable! (Cogiéndole del brazo y Eso es imposible!
PERALTA
(Asustado)
(Canastos, que no lo sabía)
CARLOS
María
esposa del marqués? Responde! Di que es mentira.
PERALTA
Cómo
he de decirlo si es verdad?
CARLOS
Luego
ella me ha sido infiel!
PERALTA
Por
lo visto.
CARLOS
Luego
tu capitán es un traidor! Un infame!
PERALTA
Mi
teniente... No le insultéis.
CARLOS
Le
insultaré! le mataré! Si! Al punto! Su vida o la mía... [En este momento el
marqués aparece en la puerta del fondo, en donde se detiene. D. Carlos al,
verlo tira de la espada y se dirige veloz hacia él) Ah!!!
PERALTA
Eso
no. (Corriendo también hacia el fondo)
MARQUES
Peralta!
(Peraltase detiene. Larga pausa)
CARLOS
Estabas
ahí!
MARQUES
(Con
gran calma) Ya lo ves.
CARLOS
Me
has oído!
MARQUES
Sí.
CARLOS
Y
no te defiendes?
MARQUES
No
tal.
CARLOS
A
pesar de haberte unido a la mujer que yo amo!
MARQUES
Por
eso mismo. (Sin moverse de la puerta)
CARLOS
Ah!
Tú no has contado con que yo voy a matarte te defiendas o no.
PERALTA
Voto
a mí!...
MARQUES
Chito!
(A Peralta) Eres un loco. (A Carlos)
CARLOS
Marqués!
MARQUES
Y
vas a envainar esa espada al momento.
CARLOS
Yo!
MARQUES
Si
quieres que me bata contigo.
CARLOS
Ah!
Está bien. (Envaina la espada y se dirige al proscenio)
MARQUES
Retírate.
(A Peralta)
PERALTA
Pero...
(Dudando en irse)
MARQUES
(Vivamente
y con severidad) Qué es eso?
PERALTA
Obedezco,
mi capitán. (Yéndose y en tanto el marqués baja al proscenio) Pero si los veo
salir a batirse... no lo consentiré aunque me fusilen. (Vase)
CARLOS
Y
bien, en qué nos detenemos? Sígueme. (Sube hacia el fondo)
MARQUES
(Sin
moverse) Vaya! Ven a darme un abrazo, yo te lo permito. (Sonriendo)
CARLOS
Marqués...
no abuses de mi paciencia, o vive el cielo... (Bajando de nuevo)
MARQUES
Bah!
Juramentos! Amenazas! Es así como recompensas mi amistad?
CARLOS
Tu
amistad! Y tú profanas ese nombre! Tú que me has arrebatado a María, tú que has
faltado a tu santa palabra de honor!
MARQUES
Carlos!
Gasta de insultos e inútiles palabras. (Severamente)
CARLOS
Sí,
te comprendo. (Disponiéndose a salir)
MARQUES
No.
Y esa es tu falta.
CARLOS
Qué
dices?
MARQUES
Ven
acá y oye. (Cogiéndole la mano) El secreto de mi vida y lo que ha hecho por ti
este amigo a quien ultrajas.
CARLOS
Qué
me importa ya saber...
MARQUES
Escúchame,
repito. Y sobre todo no me interrumpas.
CARLOS
(Vivamente)
Acabemos.
MARQUES
(Impaciente)
Eh!... Déjame empezar. (Larga pausa. El marqués en seguida dice con gravedad) Hace
dos meses... obtuve una licencia que yo deseaba para ver a una mujer que me
había jurado un amor eterno. Al llegará su casa de campo... era de noche... y
yo queriendo causarle una dulce sorpresa... penetré sin serviste en sus
jardines; de repente me detuve sorprendido. Una luz brillaba en el pabellón,
testigo tantas veces de nuestras amorosas entrevistas... y... la sombra de un
hombre... se dibujaba claramente en los blancos cortinajes de la ventana...
Loco de celos y exaltado por la ira, me lanzo veloz en la estancia de la
pérfida. El hombre que allí había no era su padre ni su hermano. La ingrata me
engañaba vilmente! Provocar a un rival, salir con él de aquellos sitios, batirnos
y matarle... todo fue obra de un momento. Yo, monté en seguida a caballo, partí
sin
volver a verá la perjura... y a la mañana siguiente se esparció la noticia de
que durante la noche el conde de Uceda, mi rival, había sido traidoramente asesinado.
CARLOS
(Con
fría extrañeza) Asesinado.
MARQUES
Fue
un duelo sin testigos... y nadie podía desmentir esa calumnia.
CARLOS
Y
no sospecharon...
MARQUES
Un
criado de aquella mujer declaró que me había visto batirme con el conde. Todo
estaba descubierto. Yo confesé la verdad... y tú sabes que un decreto del rey
asimila el desafío a un asesinato... y lo castiga con la degradación y la
muerte.
CARLOS
Pero
tú...
MARQUES
Yo
fui arrestado y conducido ante el general en jefe. Este hombre inflexible no
vaciló en pronunciar mi sentencia; pero quería evitarme, sin embargo, la
vergüenza de un suplicio y la infamia de una degradación delante de mi
regimiento.
CARLOS
Y
bien?
MARQUES
No
pudiendo perdonarme la vida... me propuso dejar intactos mi honor y mi
nombre... pero con una condición.
CARLOS
Cuál?
MARQUES
La
de que en el término de cuarenta días, me hiciera yo matar noblemente en el
campo de batalla... combatiendo contra los austriacos.
CARLOS
Cielos!
Y tú aceptaste!
MARQUES
(Solemnemente)
Lo juré sobre los santos Evangelios.
CARLOS
Lo
juraste!
MARQUES
Yo
preferí morir como soldado y no como asesino.
CARLOS
Oh
! Pobre marqués! Eso es horrible!... pero... pero no me explica...
MARQUES
Nada
más sencillo. Tu tío no consentía en que te casaras sino con una rica heredera.
Yo te vi a punto de perder la razón... y como mi muerte es irremediable y
segura... me uní a María para dejarle mi fortuna y mi título.
CARLOS
Qué
oigo!
MARQUES
Así
puede ser la esposa del amigo que en otro tiempo me salvó la vida.
CARLOS
Gran
Dios!
MARQUES
Te
asombras! Te parece esto increíble porque no tiene ejemplo! Sin embargo, hay en
el mundo locuras mayores y que se extrañan menos. Siquiera esta es hija de un
noble sentimiento.
CARLOS
Sí,
sí, comprendo este rasgo atrevido de generosidad; pero María.
MARQUES
María
lo ignora todo.
CARLOS
Se
lo ocultaste!
MARQUES
Qué
mujer acepta semejante sacrificio! Tú mismo no hubieras consentido.
CARLOS
Es
cierto, pero... (Con recelo)
MARQUES
Qué
dudas?... Sal, preséntate a tu tío, a tus criados, a toda la aldea, en fin, y
te dirán que el marqués de San Esteban es un infame, que se separó de su mujer
al pie de los altares, para dejarla desde ese momento completamente abandonada.
CARLOS
Y
yo te acusaba! A ti al mejor de los hombres!
MARQUES
Ya
ves que te he cumplido mi palabra. María será tu esposa, María que me aborrece!
(Tristemente) Que me cree un amigo traidor! Un esposo desleá!
CARLOS
Ah!
no la acuses.
MARQUES
(Vivamente)
Yo! No, Carlos, no María es buena, candorosa , de nobles y elevadas ideas!
Tiene tal gracia... tal encanto...
CARLOS
(Receloso)
Eh!
MARQUES
(Vivamente
y queriendo disimular) Tú me lo habías dicho antes. Yo no hago más que convenir
contigo.
CARLOS
Noto
en ti...
MARQUES
(Riendo)
Pardiez! El buen humor de siempre! La alegría de volverte a ver. Yo soy mas
fuerte que mi destino. Chico, ríe como yo.
CARLOS
Cuando
vas a morir!
MARQUES
(Con
melancolía,) Oh! Y muy pronto: mañana se cumple el plazo que me otorgaron.
CARLOS
Cielos!
MARQUES
Esta
misma noche debo partir. El cuartel general se ha situado a tres leguas de esta
quinta.
CARLOS
Yo
vengo de él aunque por breves horas. Mañana se dará una batalla que mandará el
rey en persona.
MARQUES
Lo
estás viendo! No tengo tiempo que perder. Ahora iba a escribirte revelándote
lodo; pero María me ha enviado a llamar.
CARLOS
Y
por eso has venido?
MARQUES
Es
la vez primera que penetro en estas habitaciones.
CARLOS
Y
ella... En dónde está?
MARQUES
Allá
dentro sin duda... (D. Carlos hace un movimiento para entrar en el cuarto, el
marqués le detiene) Eh! (Pausa) Qué haces?
CARLOS
Volar
a su lado.
MARQUES
No,
no... sería imprudente el que le presentases a ella... así de pronto, sin
prevenir su animo... Espera a que yo parta.
CARLOS
Otro
medio hay.
MARQUES
¿Cuál?
(D. Carlos va a la mesa y coge pluma y papel)
CARLOS
Un
billete... cuatro renglones. (Escribe) En los que ]e anuncio que voy a volver a
la quinta, y nada más. Esto la prepara a verme y evitará la conmoción de una
sorpresa.
MARQUES
Reflexiona
que semejante carta...
CARLOS
Cómo
hacer para que la lea! (Se levanta) Ahí. Aquí! en el piano. Sobre una de sus
canciones favoritas. (La pone sobre el piano a la derecha del público) Ahora le
encargo que abrevies tu entrevista.
MARQUES
Por
qué?
CARLOS
Porque
según la digo en esa carta, volveré dentro de poco.
MARQUES
Aquí!
CARLOS
Sí
: por esa puerta que da al parque y que tú procurarás dejar abierta. (Señalando
a la primera de la derecha)
MARQUES
Pero…
CARLOS
Siento
ruido. Sin duda es María.
MARQUES.
Escucha!
CARLOS
(Yéndose)
Luego nos veremos. Adiós.
ESCENA V
El
Marqués, después María.
MARQUES
(Se
queda inmóvil contemplando el billete al que da vueltas en su mano) Sí. El
tiene derecho a exigirme... Y bien... (Con resolución) A mí me toca cumplir su
voluntad... y mi sagrado juramento. (Pensativo) Mejor es que haya vuelto tan
pronto. —Hay cosas en el mundo que no se proveen ni se explican... y lo que yo
siento de algún tiempo a esta parte... Bah! bah! Marqués, piensa en que sólo le
queda un día de vida! Y si de nada te sirvió el hacer la corte a la baronesa
para olvidar esas ideas... Ten filosofía, y sobre todo, no seas ridículo,
porque es lo peor que pudiera sucederte... Oigo pasos! Casi, casi, estoy
tentado... sí, mas vale que no la vea. (Se dirige al fondo).
MARIA
(Saliendo)
Cómo! os vais!
MARQUES
No...
discurría (deteniéndose indeciso junto a la puerta del fondo) por estos sitios
buscando (de pronto) vuestro cuarto, marquesa.
MARIA
(Con
intención marcada) Es verdad, me olvidaba de que ignorabais donde yo habito.
(Hablando lentamente)
MARQUES
Oh!
Disculpadme...
MARIA
No
es esto daros la menor queja: al contrario; me felicito de que vuestro talento
haya adivinado, que no podíamos vivir unidos más que de esta manera.
MARQUES
Qué
odio me tiene!
MARIA
(Lentamente).
Ahora bien, caballero, lo que tengo que hablar con vos es muy grave, y sólo
deseo que no interpretéis mis palabras.
MARQUES
Sentaos,
marquesa. (Coge un sillón)
MARIA
(Rehusándolo)
No, nuestra conversación se va a concluir en seguida.
MARQUES
Os
escucho.
MARIA
Como...
el destino ha querido que yo sea vuestra esposa: como este título nos impone
consideraciones, que yo la primera, quiero conservar y defender... tengo el
derecho... el derecho, lo entendéis? de no tolerar que galanteis en mi
presencia a mujer alguna. (Movimiento del marqués) No os disculpéis. Sabéis de
quien hablo... y yo además no busco disculpas: lo que exijo es que se me
respete.
MARQUES
Sois
digna del título que lleváis.
MARIA
Soy
mujer, caballero... y tengo la conciencia de mi posición. Vos me la habéis dado
a pesar mío. Vos que lo habéis atropellado todo para ser mi esposo! Quién es
aquí el culpable, si esta boda causa nuestra eterna desdicha?
MARQUES
Vos
la creéis eterna?
MARIA
Yo
no sé lo que de vos debo creer.
MARQUES
Y
sin embargo, con una sola palabra... yo podía cambiar esa mala opinión que os
merezco.
MARIA
Con
una so... (Conteniéndose) Mas vale que no la digáis.
MARQUES
Luego
preferís aborrecerme?
MARIA
Oh,
caballero! La indiferencia no es el odio. Y si otra mujer tendría sobrada
justicia para abrigarlo contra vos, yo... yo no puedo olvidarme hasta ese punto
de que sois mi marido ante Dios y los hombres.
MARQUES
Y
la escucho sin echarme a sus pies! (Pausa)
MARIA
(Se
ha conmovido!)
MARQUES
(Vivamente)
Marquesa, queréis concederme una gracia? La única, la última que os pediré en
este mundo?
MARIA
Qué
agitación!... Hablad.
MARQUES
Pues
bien: decidme... yo os perdono lo que he sufrido, y apenas me lo digáis me
alejo de vuestra presencia.
MARIA
(Fríamente)
Y en qué puedo fundar ese perdón?
MARQUES
(Animándose)
En todo. En vuestros sentimientos, en los míos... en... lo que habéis de ver
dentro de poco.
MARIA
Yo?
No os entiendo.
MARQUES
Ni
es fácil... pero si he podido afligiros... Si he galanteado a la baronesa, si
os trato como a una extraña, os juro que mi corazón no me inspiraba nada de
eso.
MARIA
(Vivamente)
Nada?
MARQUES
Mi
corazón os respetaba... os compadecía... os... (Se detiene)
MARIA
Continuad.
MARQUES
Dispensadme,
marquesa, no puedo. (Pausa)
MARIA
Qué
turbación!
MARQUES
Mi
presencia os importuna...
MARIA
Hoy...
no sé: antes... queréis que os lo diga francamente? Me horrorizabais.
MARQUES
(Vivamente)
No me lo volváis a decir.
MARIA
Acaso
me reconcilie con vos... Pero lardará mucho!
MARQUES
(Con
tristeza) Entonces...
MARIA
Una
cosa es que os mire así... como un amigo... Un amigo ya es algo. Se habla con
él, se interesa uno en sus pesares ó en sus alegrías y... la amistad al cabo
sirve de mucho.
MARQUES
(Estremeciéndose)
La amistad (Se levanta)
MARIA
Qué
tenéis?
MARQUES
Nada.
Creo que os molesto...
MARIA
(Querrá
ver a la baronesa?)
MARQUES
Acaso
es tarde para vos...
MARIA
No...
no... las noches son tan largas. Pero si os fastidiáis...
MARQUES
Yo!
MARIA
Una
esposa que no hace más que reconveniros y poneros mala cara. (Sonriendo) Pero
figuraos que solamente soy una dama cualquiera que os recibe en sus salones.
Queréis?
MARQUES
(Dios
mío! Dios mío!)
MARIA
Oh
! yo también sé trataros con amabilidad. Así llevareis una lección.
MARQUES
(Aparte
y mirándola con asombro) (Qué es esto?)
MARIA
A
propósito de lección. Sabéis tocar el piano? (Cerca del piano)
MARQUES
Apenas
recuerdo...
MARIA
Oh!
esta música es muy fácil, una canción a dúo: acercaos.
MARQUES
(Yo
me dominaré) Veamos, marquesa. (Se acerca al piano)
MARIA
(Mirándole)
Marquesa! Ya no os acordáis de mi nombre?
MARQUES
(Dominándose)
Veamos la canción.
MARIA
Cantémosla.
Tomad asiento.
MARQUES
Como
gustéis.
MARIA
Empezad.
DUO
El
marqués tocando el piano: María cerca de él escuchando.
MARQUES
Es
el desden acero
de
doble filo,
uno
hiere de amores
y
otro de olvido.
(María
lo oye agitada y se detiene)
(Deja
de tocar) Seguid.
MARIA
(Turbada)
No, no:
el
papel he trocado,
no
es esa la canción.
(Busca
en los papeles)
MARQUES
La
copla la ha turbado!
MARIA
Tened,
esta es mejor. (Poniendo otro papel)
MARQUES
El
impulso del querer (Cantando)
no
se sabe definir,
ni
se llega a comprender,
ni
se puede resistir.
MARIA
Ese
dulce no se qué
va
naciendo sin sentir;
y
aunque tiene su por qué,
es
difícil de decir.
MARQUES
Ya
es la gracia de una bella.
MARIA
Ya
el donaire de un galán.
MARQUES
Eso
bien lo sabrá ella.
MARIA
Eso
bien él lo sabrá.
(Cesa
el piano,)
Muy
bien.
MARQUES
(Inclinándose).
Oh!
MARIA
Prosigamos.
MARQUES
Qué
cambio!!
MARIA
Soy
con vos
(Dirígese
a la puerta derecha)
MARQUES
Qué
hacéis?
MARIA
Por
esa puerta
penetra
un viento atroz.
(Va
a cerrarla)
MARQUES
(Y
yo que debo abrirla!
Terrible
situación!)
MARIA
Tocad.
(El
marqués toca sin cantar)
Eh?
«A mi María!»
(Fija
la vista en la carta)
su
letra, sí, gran Dios!
MARQUES
Ya
la vió!
Os
sentís mala?
(A
María dejando de tocar)
MARIA
Creo
que sí.
MARQUES
Lo
dejaremos.
(Va
a levantarse)
MARIA
No
tal, seguid.
(El
marqués duda) Seguid.
(El
marqués se sienta al piano)
MARQUES
(Cantando
la canción)
Si
es verdad que hay en amor
mil
pesares que temer...
MARIA
(Leyendo
la carta)
«Hoy
al fin le vuelvo a ver»
El
huir es lo mejor
MARQUES
Del
peligro de querer.
MARIA
(Aparte
y casi hablado)
(Lo
que siento no lo se)
MARQUES
(Deja
de tocar)
Que
perdéis este compás.
MARIA
Sin
pesares no hay placer
y
de amor...
(Vivamente
y mirando el papel, la turbación la detiene)
MARQUES
Más
vivo, más.
MARIA
(Con
esfuerzo)
Es
tiránico poder!
MARQUES
(Celos
tengo de marido) (Deja de tocar)
MARIA
Os
perdéis!
MARQUES
No
a la verdad.
Es
que falta un sostenido...
y
no quiero tropezar... (Toca de nuevo)
MARIA
y MARQUES
Tan,
tan!
Niña,
a tu puerta
llamando
amor está:
Si
el alma te despierta
ay!
abre sin tardar.
Tan,
tan!
tan,
tan!
Ay!
abre sin tardar!
(Hablado)
MARQUES
(Aparte
y levantándose bruscamente) Singular letra! Dirían que la han escrito ex profeso.
MARIA
(Calle!
vuelve a tomar su aire desdeñoso y sombrío)
MARQUES
(Nada.
La amistad y el honor antes que todo)
MARIA
(No
hay duda: eso es que le fastidia mi conversación)
MARQUES
Buenas
noches, marquesa, (Dirigiéndose hacia la puerta del fondo)
MARIA
(Con
despecho) (Oh!) Buenas noches, caballero. (Suena ruido en la puerta de la
derecha) Cielos!
MARQUES
(Desde
la del fondo) (Ahí está) (Pausa)
MARIA
(Qué
ideal Si D. Carlos se hubiera atrevido…) Marqués!
MARQUES
Señora!
MARIA
No
habéis sentido algo en esa puerta!
MARQUES
Sí...
el viento... tal vez...
MARIA
No
os vayáis.
MARQUES
Señora,
me es preciso.
MARIA
No
os vayáis... al menos hasta saber qué ruido es ese.
MARQUES
(Bajando
un poco) Cómo! Tenéis miedo?
MARIA
Sí!
No me dejéis... Os lo ruego por vos y por mí.
MARQUES
(La
mira, reflexiona un momento, y dice) Tranquilizaos: (Va a la ventana) vos
habréis cerrado mal sin duda... (Entreabre la puerta y cierra velozmente,
diciendo) (El es!) (Da una rápida vuelta y dice a Maria) Justo, la habéis
cerrado mal.
MARIA
(Respiro)
(Lentamente) Podéis iros entonces.
MARQUES
Sí,
pero... (Indica que se dispone a vigilarla) Descansad, señora.
MARIA
(Lentamente)
Adiós. (El marqués saluda y se va indicando que proyecta alguna cosa. Pausa)
ESCENA VI
María,
sola.
MARIA
No
era posible! D. Carlos aventurar de ese modo mi reputación! Ah! No puedo
explicarme el singular efecto que me ha producido su carta. Escribir así... a
quien sabe que es esposa de otro! (Sale el marqués de puntillas y se oculta en
un cuarto del fondo) Dios mío! Vuelvo a sentir ruido en esa puerta. (Por la de
la derecha) Y sin embargo, el marqués cerró al irse. (Se abre la puerta y sale Carlos)
Ah!
CARLOS
Soy
yo, María.
MARIA
(Retrocediendo)
Vos!
CARLOS
Yo,
que vuelvo más amante que nunca al lado tuyo.
MARIA
Más
amante que nunca! Oh! Ya es tarde!
CARLOS
(Admirado)
Tarde!
MARIA
Veo
que no lo habéis comprendido cuando entráis en mi estancia de ese modo.
CARLOS
Lo
dices porque estás casada con otro?
MARIA
Lo
digo, porque casada o no...
CARLOS
Prosigue.
MARIA
(Vivamente)
Alejaos, D. Carlos, alejaos. No me preguntéis lo que me costaría mucho
declarar.
CARLOS
Qué
oigo! Olvidas que hace poco tiempo...
MARIA
En
ese tiempo os amé, y os creí! Pero al verme abandonada por vos... al veros
ceder fácilmente a la voluntad de vuestro tío... sentí en mi corazón una
herida... que fue mortal, D. Carlos: porque sin saber cómo, insensiblemente,
una vez perdida mi esperanza, perdí también el amor que os tenia.
CARLOS
Pero
así que tú sepas, así que yo te explique...
MARIA
Ah!
No habléis a mi razón cuando mis sentimientos han cambiado.
CARLOS
Pero,
María, esa boda!
MARIA
Esa
boda? (Acercándose a él y en voz más baja) Asombraos, D. Carlos, como yo me
asombro. Esa boda inesperada... me pareció odiosa y cruel. Mi esposo,
comprendiéndolo sin duda, se alejó desde el primer momento de mi lado... y yo
que le aborrecía, le agradecí por lo mismo la libertad que me otorgaba.
CARLOS
Oh!
no me han engañado!
MARIA
Pues
bien... tratándole como a un extraño, tuve que reconocer, a pesar mío, su
talento, su noble cortesía, la distinción de sus maneras... y más tarde... su
conversación me cautivaba hasta el punto de buscar mil protestos para hablarle
en tanto que él huía de mí.
CARLOS
(Con
sorpresa) Es posible!
MARIA
Una
lucha extraña comenzó a agitar mi corazón. La indiferencia del marqués llegó a
herir mi amor propio. Creí que me despreciaba... y me juzgué ofendida!
Sospeché, en fin, que galanteaba a otra mujer. Tuve celos un día!
CARLOS
(Vivamente)
Celos!
MARIA
(Vivamente)
Sí, porque ya le amaba.
MARQUES
(Desde
donde está oculto) Gran Dios!
CARLOS
Le
amabais!
MARIA
El
cielo quiso que yo pudiera ser buena esposa.
CARLOS
(Desde
aquí el diálogo debe ser más vivo) María, vuestro cariño me pertenece y voy a
convenceros de ello.
MARIA
Falta
que yo me preste a escucharos.
CARLOS
Una
palabra sola va a destruir toda la falsa ilusión que abrigáis.
MARIA
Una
palabra?
CARLOS
Sí.
MARIA
Acerca
de mi esposo!
CARLOS
Oídla.
MARIA
No
me la digáis. (Resueltamente) Si de algo es culpable, yo le perdono.
CARLOS
Es
que vos no sabéis...
MARIA
Se
que nunca dejaré de amarle.
CARLOS
María!
(María se dirige a su cuarto)
MARIA
(Desde
la puerta) D. Carlos! respetad mis deberes, y seréis digno de mi amistad. (Vase)
(El
marqués, al irse María, aparece en la puerta donde se ocultó: se queda inmóvil
y con la fisonomía profundamente alterada)
CARLOS
(A
Maria) Deteneos!... Marqués! (Viéndole)
MARQUES
Estaba
ahí; todo lo he escuchado. (Sin moverse)
CARLOS
Y
qué?
MARQUES
Que
quien, como yo, debe morir mañana, no puede inspirarle celos.
CARLOS
Morir!
MARQUES
Ya
sabes que ese es mi destino.
CARLOS
Pero
tú concibes...
MARQUES
(Bajando)
Concibo que he cometido una grave imprudencia creyendo hacer tu felicidad...
Mañana me lo habrás perdonado.
CARLOS
Ah!
nada me digas, porque el despecho me ciega.
MARQUES
Pues
bien, hechos y no palabras. Ahora mismo parto al campamento. Qué más quieres?
CARLOS
Vas
a partir?
MARQUES
(Dirigiéndose
a la puerta del fondo) Al punto.
CARLOS
Sin
prevenir a nadie? (Siguiéndole)
MARQUES
A
nadie.
CARLOS
Marqués,
dime antes...
MARQUES
(Volviéndose
a la puerta) No me detengas aquí más: deja tranquila mi conciencia! (Se va
precipitadamente)
ESCENA VI
Carlos
y La baronesa.
CARLOS
(Solo)
Ah! en la desdicha de él está el castigo de la ingrata. Ira, y no celos, es lo
que ahora siento en mi corazón.
BARONESA
(Saliendo)
Pero qué tiene el marqués que va tan alterado?
CARLOS
Ah,
baronesa!
BARONESA
Cielos!
Vos en la quinta?
CARLOS
(Luchando
consigo mismo) He venido... perdonad mi turbación. He venido a apreciaren lo
que vale e! corazón de una mujer.
BARONESA
Habláis
de María? Lo sabéis todo, no es así?
CARLOS
Ah!
por fortuna e! cielo me vengará muy pronto de su ingratitud.
BARONESA
Muy
pronto ? Qué estáis diciendo?
CARLOS
Digo
que el marqués fue sentenciado a muerte por un desafío, y solo evitó la afrenta
del suplicio, jurando hacerse matar como soldado en el campo de batalla.
BARONESA
Ah!
qué horror! Y han podido ser tan crueles...?
CARLOS
Mañana
se cumple el plazo que le otorgaron.
BARONESA
Y
vos cifráis vuestra venganza en el infortunio de un amigo?
CARLOS
De
un amigo! Ah! esa amistad es la que ha causado mi desventura.
BARONESA
Qué
decís?
CARLOS
Yo
partí... yo en la apariencia abandoné a María, pero fue porque el marqués me
juró que ella sería mi esposa sin que mi tío pudiese impedirlo!
BARONESA
Cielos!
Entonces... esa boda inexplicable! Ese desvío del marqués! Oh! Ya empiezo a
adivinar...
CARLOS
Sí;
él quiso hacerme dichoso y no previó que María podría amarle! Que él mismo...
Oh sí! Que él misma la amaría también.
BARONESA
La
ama! (Admirada)
CARLOS
La
ama! Se lo he conocido. En vano cree morir con su secreto.
BARONESA
(Con
nobleza y resolución) Y qué...! Vuestra amigo es capaz de daros su fortuna
entera, de rechazar el cariño de la misma mujer a quien ama, de morir en fin callando
su pasión, y vos no habéis corrido a salvarle, a pagar su noble generosidad con
otra mayor todavía!
CARLOS
(Confundido)
Yo!
BARONESA
Vos
pretendéis que María os profese un amor, que vuestra debilidad y vuestra
ausencia borraron con razón de su pecho.
CARLOS
(Vivamente)
No, eso jamás.
BARONESA
Entonces...
CARLOS
No
me digáis más. Ah baronesa! Dios sin duda os pone en mi camino para guiar mi
corazón! Sí! la culpa ha sido mía! A mí me toca sufrir y perdonar. (Resueltamente)
Yo no debo consentir que nadie me gane en abnegación y en nobleza!
BARONESA
Ese
es el lenguaje que yo esperaba oír de vuestros labios.
CARLOS
Este
es el sentimiento de mi honor, ante el cual lo sacrifico todo! Que entrambos
sean felices por mí: esta será mi mejor venganza.
BARONESA
Pues
bien, D. Carlos, impidamos que el marqués lleve adelante su intento. No le
dejemos salir de la quinta.
CARLOS
Le
conozco, y todo será en vano.
BARONESA
Acaso
nuestras reflexiones, nuestros ruegos... Esperad... siento pisadas... Tal vez
será María.
CARLOS
María!
Oh no quiero verla más.
BARONESA
Seguidme.
(Vánse)
ESCENA VIII
María
que sale de su cuarto.
MARIA
Un
caballo ensillado a la puerta del pabellón del marqués... Qué significa? (Muy
agitada) Es preciso que yo indague ahora mismo.
PERALTA
Ah!
picara suerte! (Pasando por el foro llevando el maletín del marqués)
MARIA
Peralta!
Peralta!
PERALTA
Presente!
(Deteniéndose)
MARIA
Adonde
vais con esa maleta?
PERALTA
Abajo,
mi capitana.
MARIA
Entrad
un instante: qué hace el marqués? Por qué hay un caballo a la puerta de su
pabellón?
PERALTA
(Dudando)
Por...
MARIA
No
me ocultéis la verdad.
PERALTA
Pues
bien: porque ya llegó la de vámonos.
MARIA
A
dónde?
PERALTA
Por
de pronto, al cuartel general, que está en la venta del Pino a tres leguas de
aquí. Y aluego...
MARIA
Luego...
qué?
PERALTA
Aluego
el capitán emprenderá un viaje más largo.
MARIA
Más
largo?
PERALTA
Muy
largo, mi capitana! (Sombrío)
MARIA
A
qué sitio? A qué país? Responded.
PERALTA
A
un país... del cual no he visto volver a nengún amigo mío.
MARIA
No
comprendo... Y por qué es esta partida?
PERALTA
Porque...
MARIA
Explicaos.
PERALTA
Mi
capitana... yo. no puedo faltar a la consigna. Lo más que yo puedo hacer es dar
el alerta.
MARIA
El
alerta?
PERALTA
Y
punto fina!. Hasta la vizta si nos vemos. (Se marcha vivamente)
MARIA
Un
viaje!... a un país lejano... sin decirme nada... y este hombre con sus
palabras misteriosas... Ah! El marqués huye de mí para siempre! O corre un gran
peligro! Dios mío! Y yo me quedaré sola sin recibir jamás noticia alguna...
muriendo de pesar y de incertidumbre. (Con resolución) Ah! no! Suceda lo que
quiera! (Corre a la ventana de la izquierda) Marqués! Marqués! (Llamándole)
SEBASTIAN
(Saliendo
por el foro) Sí! echando demonios va por ese camino.
MARIA
Sebastián,
no me engañes! (Desde la ventana)
SEBASTIAN
Como
que el cabo Peralta tardó en bajar, y ha tenío que correr al escape.
(Canto)
Debe
ser un diálogo cortado y dramático.
MARIA
(Apoyándose
en el respaldo de un sillón)
Ah!
ya no hay duda!
SEBASTIAN
(Acudiendo)
Qué
os sucede?
MARIA
(Como
quien toma una resolución)
Chito,
chito,
por
la puerta
del
jardín
en
tu carro,
ocultamente,
tú
conmigo
has
de venir.
SEBASTIAN
A
estas horas?
MARIA
Es
preciso.
SEBASTIAN
Pero
a dónde queréis ir?
MARIA
A
las regiones
más
apartadas,
hoy
a mi esposo
yo
he de seguir.
SEBASTIAN
Qué
estáis diciendo?
MARIA
No
me abandones! (Suplicando)
SEBASTIAN
Mas
yo…
MARIA
Ten,
ay!
piedad
de mí!
SEBASTIAN
(Al
verla
llorando
no
sé resistir)
El
alma
y
el carro (Resuelto)
son
vuestros en fin.
MARIA
Tú
solo,
tú
solo
podrás
impedir,
que
muera penando,
tu
amiga infeliz!
LOS
DOS
Despacio
bajando,
quedito
pisando (Con misterio)
callando,
callando
podremos
salir.
(A un tiempo. Sebastián y María)
SEBASTIAN
Ay
amo del alma!
qué
vas a decir
cuando
eches de menos
al
carro y a mí?
MARIA
(Con
energía)
Amor
de mi alma
mí
fe pongo en tí!
Se
tú la esperanza
que
llevo al partir!
Se
van por la puerta derecha: cae el telón.
FIN DEL SEGUNDO ACTO
ACTO TERCERO
El
teatro representa !a entrada de un bosque, en el cual se supone el campamento
de los españoles. —Pendiente de las ramas de tres o cuatro grandes árboles, que
hay en el centro de la escena, está un gran lienzo colocado irregularmente,
pero formando una media tienda de campaña, abierta por el fondo. A la izquierda
un pabellón de lienzo. —En el fondo árboles, y a lo lejos tiendas de campaña. —La
luna alumbra la escena.
ESCENA PRIMERA
INTRODUCCION
Al
levantarse el telón varios soldados forman grupo al pie de un árbol. —Unos
sentados, otros de pié y algunos dormidos, pero con sus armas. —En el centro
hay otro grupo colocado de un modo semejante. —La orquesta ejecuta algunos
compases, durante los cuales los soldados están inmóviles. —Todo respira
misterio y calma. —Después de un breve rato, el grupo de soldados que está en
el fondo se levanta lentamente, y exclama, dirigiendo la voz al grupo que, está
en primer término.
SOLDADOS
1º
(Desde
su sitio)
Soldados
de la ronda,
partamos
ya;
alerta,
que la aurora
no
tardará.
(Los
otros se han ido levantando lentamente)
SOLDADOS
2°
Soldados
de la ronda,
partamos
ya;
alerta
que la aurora
no
tardará.
(Lentamente
unos y oíros y bajando al proscenio)
TODOS
A
formar!
A
formar!
(Se
forman) (Pausa)
(Sin orquesta)
TODOS
(Piano
y con mucho colorido)
El
toque bélico
de
la diana
pronto
en el campo
resonará.
(Imitando
vagamente el son de clarines y cajas tocando la diana)
Tratan
tratan
tarará
tarará...
Y
el enemigo
desde
sus tiendas
responderá.
(Imitando
un lejano toque de clarines)
Tararí
tararí.
(Imitando
los tambores y clarines del campamento y mas fuerte)
Tran
tatan
(Lejano)
Tararí...
(Cercano)
Tran
tán.
Cuando
el alba
despunte,
las
guerrillas
saldrán.
Pin
pan!
pin
pin pan!
(Imitando
al fuego de guerrillas)
Y
al romper
la
batalla
con
estruendo
se
oirá.
(Voz
apagada y lenta)
Fuego!!!
rrrrrrrám!
Fuego!!!
rrrrrrrám!!!
En
seguida unos imitan el fuego de descargas. —Otros, el toque de tambores sonando
ataque. —Otros, e! granizado tiroteo de las guerrillas. —Pero todo esto ha de
ser piano y como el efecto de un sueño o de la fantasía.
(Con orquesta)
(Con
brío)
Soldados
de
la ronda,
partamos
sin tardar;
muy
pronto
vendrá
el día!
Al
hombro! Arm!
(Echándose
los fusiles al hombro y marchándose lentamente)
ESCENA II
María,
saliendo con precaución de entre unos árboles y mirando al sendero por donde se
alejan los soldados.
MARIA
(Después
de una pausa) Creí que no se marcharían en toda la noche. Oculta entre esos árboles,
espero hace rato a Sebastián... y en vano procuro dominar mi impaciencia. Dios
mío! Si no lográramos encontrar a mi esposo! Si después de todo tuviera yo que
regresar a la quinta sola y desesperada!...
SEBASTIAN
(Saliendo
apresurado) Aquí estoy ya de vuelta!
MARIA
Sebastián!
Aha! cuanto has tardado! Qué hay?
SEBASTIAN
(Cansado)
Qué ya cayó un pez!
MARIA
No
te entiendo! Explícate.
SEBASTIAN
(Respirando
con esfuerzo) Dejad que tome aliento.
MARIA
Por
Dios! Habla.
SEBASTIAN
No
sabiendo a quién dirigirme... y temiendo que alguna patrulla me detuviera como
sospechoso... se me ocurrió ir a la venta que hay en esa bajadita, a fin de
tomar lenguas del ventero, que es amigo mió. Pero al entrar... Con quién diréis
que me encuentro de manos a boca? Con el mismo cabo Peralta, que estaba fumando
a la puerta, como un tudesco. «Hola, cabo é escuadra!» grité sonriendo. «Calle!»
exclamó él sorprendido. «Qué te trae por aquí, papanatas?»
MARIA
Y
bien?
SEBASTIAN
Yo
le dije... «Toma! Vengo a lo que venío!» Y él me respondió... «Tú ocultas
algo.» Y yo le repliqué... «Pues ya!» Y él añadió... «Tengo buena nariz!» Y yo
contesté... «Que aproveche!» Y no pasó más.
MARIA
Pero
no te habló del marqués? No le preguntaste?...
SEBASTIAN
(Recordando)
Ah! sí! Me olvidaba de lo mejor!!! (Tranquilamente,) Vuestro esposo no quiere veros
más.
MARIA
Qué
dices?
SEBASTIAN
Pero
os ama como un loco.
MARIA
Me
ama y huye de mí?
SEBASTIAN
Ahí
está el busilis.
MARIA
Dios
mío! (Confundida) Qué misterio es este? De qué fatalidad soy yo la víctima?
SEBASTIAN
Peralta
lo sabe lo mismo que su amo... y el muy marrullero se lo calla. Pero no será
por mucho tiempo.
MARIA
Cómo?
SEBASTIAN
He
tenido una idea feliz, que va a ponernos al corriente de tó este embolismo.
MARIA
Una
idea! Cuál? (Con interés)
SEBASTIAN
La
de engañar al cabo Peralta. Oídme un poco. El es reservado como una arca, pero
cuando apura un par de botellas, habla que es una bendición de Dios.
MARIA
Y
qué?
SEBASTIAN
Por
cada vaso que yo beba , él se beberá seis, y sonsacándole con maña...
MARIA
Conocerá
el ardid.
SEBASTIAN
Cá!
Ya me está esperando en la venta pá refrescar juntos... según él dice.
MARIA
Oh!
Si por ese medio consiguieras...
SEBASTIAN
Pero...
qué haréis vos entretanto?...
MARIA
Calla!
(Aplicando el oído) Oigo pisadas.
UNA
VOZ
(Dentro)
Quién vive?
SEBASTIAN
(Dando
un salto de miedo) Ay!
MARIA
(Mirando
a dentro) Es un centinela que está a la entrada del bosque.
SEBASTIAN
Si
vierais qué poca gracia me hacen a mí los centinelas...
LA
VOZ
(Dentro)
Quién vive?
OTRA
VOZ
(Mas
lejana) España.
MARIA
(Mirando
dentro) Creo divisar un grupo.
SEBASTIAN
Un
grupo? Siempre que hay grupos se reparten palos.
PRIMERA
VOZ
(Dentro)
Alto la patrulla!
MARIA
(A
Sebastián) Una patrulla!
SEBASTIAN
Perdidos
somos.
MARIA
No,
ven por este lado.
SEBASTIAN
De
fijo nos toman por dos espías. (Medroso)
MARIA
Sígueme.
(Se van apresuradamente)
ESCENA III
Marqués,
Oficiales y D. Carlos.
MARQUES
(Seguido
délos demás) Gracias, señores, gracias. Pero mi resolución es invariable.
OFICIAL
1º
Lo
habéis pensado bien.
MARQUES
Qué
hay que pensar, por vida mía? (D. Carlos se queda en un lado solo y
contemplando tristemente al marqués) Al amanecer deben cien hombres apoderarse del
primer reducto enemigo... y yo voy a ser de la expedición.
OFICIAL
1º
Sí;
pero cuántos quedarán en ella con vida?
MARQUES
(Con
indiferencia) Ninguno probablemente.
OFICIAL
1º
Capitán,
el valor no consiste en buscar una muerte segura. Y cuando nada os obliga...
MARQUES
(Estrechándole
la mano y sonriendo) Pensemos en nuestra cena, amigos míos. Bravo! (Mirando a
varios soldados que traen botellas y cestas con viandas) He aquí las
provisiones! Señores, vaya la gravedad al diablo! Mi tienda no está a la vista
del enemigo; pero en iodo caso, nuestros ecos de alegría le probarán que nos
hallamos bien dispuestos para la batalla!
OFICIAL
1º
Dice
bien! (A los demás oficiales) Pronto! Despachad!
(Los
soldados entran la cena al pabellón. Los oficiales dirigen la operación y
algunos toman parte en ella)
OFICIAL
1º
Una
patrulla, señores.
MARQUES
Pase
en buenhora. Cuando el rey tiene un banquete en su tienda, no llevará a mal que
yo imite su ejemplo en la mía. Una patrulla atraviesa el fondo. En el interín D.
Carlos pasa aliado del marqués y le dice.
CARLOS
(Bajo
al marqués) Y bien. Me escuchas al fin un momento?
MARQUES
(Secamente)
No.
CARLOS
En
nada quieres pensar?
MARQUES
En
nada.
CARLOS
Te
empeñas en aturdirle como un loco!
MARQUES
Si!
como un loco! —Déjame.
CARLOS
Pero
tú no sabes lo que pasa!—Eh! Tú ignoras que María...
MARQUES
Si!
Te ama! Será tu esposa! — Eh! Déjame cenar! (Dirigiéndose a la tienda)
CARLOS
(Siguiéndole)
Escucha!
MARQUES
(A
los oficiales) A la mesa, señores.
OFICIALES
A
la mesa! (Entran en el pabellón) El marqués va a seguirlos. D. Carlos le coge
vivamente de la mano y le dice con energía y deteniéndole)
CARLOS
No.
Tú no te irás sin oírme.
MARQUES
(Con
ademán altanero) Carlos!
CARLOS
Depón
ese enojo, marqués. Eres harto desgraciado para que yo pueda ofenderme.
MARQUES
Desgraciado!
[Sonriendo) No. Ya ves qué alegre voy a cenar.
CARLOS
Por
qué me hablas así? Por qué me ocultas lo que estás sufriendo! Oh! No me
niegues... porque no te creerla, que ahora más que nunca sientes dejar la vida.
MARQUES
La
vida! —Sí. Eso es lo que me atormenta. Tú lo has adivinado.
CARLOS
(Clavando
en él sus miradas) Eso no más!
MARQUES
Por
qué lo dudas? No puede amar un hombre la vida y sin embargo morir con valor?
Pues bien. De algún tiempo a esta parte me parecen más risueños los campos, más
puro el aire, más hermosa la luz! En todo lo que veo hallo una emoción que
nunca había sentido, una belleza que nunca había adivinado... y yo me pregunto
a mí mismo cómo pude antes vivir en el mundo sin gozar día por día, hora, por
hora, desde los más envidiados placeres hasta las más pueriles alegrías!—Oh, Carlos!
El hombre que no ama la vida es un ingrato para con Dios.
CARLOS
Y
tú sin embargo vas a morir!
MARQUES
La
muerte es mi destino!
CARLOS
(Estrechándole
la mano) Marqués!
MARQUES
Oh!
Ya me he acostumbrado a esta idea! —Para mí la muerte es un viaje a un país
desconocido. (Con acento profundo) Quién sabe si mi felicidad no está allí!
CARLOS
No,
tú no piensas ya de ese modo. Tú me ocultas la verdad, porque temes que esa
verdad sea mi tormento.
MARQUES
(Dominándose)
Qué dices?
CARLOS
Marqués!
Amigo mío! Yo soy quien te hablo! Yo, que te quiero como un hermano! Yo, que
conozco tu noble corazón , y que me siento capaz de perdonarte!
MARQUES
(Vivamente)
A mí!
CARLOS
(Idem)
Oh! Tú no me has ofendido. Ya lo sé. Pero yo debo decírtelo todo. Yo debo
hacerte comprender que eso que llamas tu destino es un crimen… un suicidio que
Dios no te perdonará.
MARQUES
Carlos!
Mi conciencia me manda cumplir un santo juramento!
CARLOS
Pero
si al cumplirlo pierdes esa existencia que, según tú mismo, ha llegado a serte
tan querida!
MARQUES
Qué!
Es ese el lenguaje de un soldado y de un caballero!
CARLOS
Es
el lenguaje de mi amistad ante la cual lo sacrifico todo! Es... es el eco de un
corazón que en estos momentos llora tu abandono! Es la voz de María que te busca
desesperada!
MARQUES
(No
pudiendo contenerse) María!!
CARLOS
(Vivamente)
Oh! Esa emoción me revela el secreto que yo deseaba saber de tí!
MARQUES
Tú
estás loco de celos... y yo no debo escucharte!
(Va
a irse)
CARLOS
Espera,
marqués. Yo necesito que me comprendas. Yo necesito decirle que María, al saber
tú desaparición de la quinta...
MARQUES
(Esforzándose)
Ba! ba! amigo mío! María te ama! te adora! Si otra cosa le dijo fue por
orgullo... por despecho y por... (Riendo) por miedo de mí que os estaba oyendo
oculto... lo mismo que un marido celoso!... je! je! je! Eres un niño, créeme. Eres
un niño!
CARLOS
Escúchame!
LOS
OFICIALES
(Dentro)
Marqués, marqués.
MARQUES
Sí!
A cenar, señores! A reír hasta que amanezca! (Váse corriendo)
CARLOS
Detente!
Aguarda! Oh! Todo es inútil. Antes que descubrir que la ama... morirá mártir de
su amistad y de su honor!
ESCENA IV
D.
Carlos y El Conde, en el fondo.
CONDE
Eh!
Señor oficial! señor oficial!
CARLOS
Ese
acento...
CONDE
(Viniendo
cerca de D. Carlos) Señor oficial! Por muy extraño que os parezca... yo os
ruego que me acompañéis...
CARLOS
Tío!
CONDE
Qué
veo! eres tú? Oh qué fortuna!
CARLOS
Cómo
os encuentro aquí? Quién os ha traído?...
CONDE
El
demonio! o mejor dicho la baronesa.
CARLOS
La
baronesa?
CONDE
Sí:
concibes tú semejante locura!
CARLOS
Pero...
a qué venís al campamento!
CONDE
Figúrate...
que inquietos por la suerte de María, nos resolvimos a salir en su busca por
los alrededores de la quinta La baronesa, que durante una hora caminaba,
silenciosa y pensativa... exclama de pronto... «Dios nos protegerá,» y echa a
correr hacia aquí, sin hacer caso, de mis voces... y sin compasión de mis
piernas que apenas podían llevarme en peso. Una avanzada nos ha detenido en ese
bosque... y la baronesa empeñada en verte a toda costa, ha conseguido que me
dejasen pasar a fin de avisarte de su llegada.
CARLOS
Pero
María...
CONDE
Uf!
Yo estoy exánime! (Sentándose)
CARLOS
No
sabéis su paradero!
CONDE
Yo
no sé nada. Yo no quiero más que acostarme, en tu tienda, en el suelo, en
cualquier parte.
CARLOS
Olvidáis
que al amanecer debe darse la batalla!
CONDE
(Levantándose)
Cáspita! Ahora sí que deseo echar a correr.
CARLOS
Sí,
si. Venid, la baronesa estará inquieta...
CONDE
La
baronesa no tiene juicio ni lo tendrá nunca!
CARLOS
Oh!
Tío! Cómo decís eso de una mujer de tan nobles ideas, de tan generosos
instintos, de tan...
CONDE
Calle!
Con que calor la defiendes! Hombre, tendría que ver...
CARLOS
Esta
no es ocasión de explicaciones. Seguidme.
(Yéndose)
CONDE
(Solo)
San Antonio! A que ahora le gusta a mi sobrino! uf! Como corre! Ya tengo
reumatismo para un mes! (Se va corriendo penosamente detrás de D. Carlos)
La
escena queda sola. Dentro del pabellón se oye cantar a los oficiales el
siguiente:
CORO
OFICIALES
(Dentro)
Brindis!
A
la fortuna
y
a la victoria!
Brindis!
Viva
la gloria!
Viva
el placer!
Brindis!
Brindis,
amigos!
Pardiez!!
Cantad
a la guerra!
Cantad
y bebed!
ESCENA V
Peralta
y Sebastián. Los dos asoman por el fondo, separados el uno del otro, de frente
al público, muy serios, bamboleándose y queriendo sostenerse para dominar su
embriaguez. — Van andando con lentitud y en silencio; y mientras la orquesta
toca algunos compases adecuados a la situación. Pasados estos compases, se oye a
Peralta.
DUO
PERALTA
(Tosiendo
con gravedad cómica)
Ejem!
SEBASTIAN
(Imitándolo)
Ejem!
PERALTA
(Como
hablando consigo mismo)
O
el mundo se menea,
o
se me van los pies.
SEBASTIAN
(Tosiendo
con gravedad cómica)
Ejem!
PERALTA
(Id)
Ejem!
SEBASTIAN
(Consigo
mismo)
O
a mí me empuja el viento,
o
yo ando del revés, (Da un vaivén)
PERALTA
(Acudiendo
a sostenerle)
Muchacho
que te caes! [Sin arrimarse a él)
SEBASTIAN
(Echándola
de firme)
Quiá,
quiá!
PERALTA
(Ofreciéndole
el brazo)
Cógete
bien.
SEBASTIAN
(Aparte
mirando de soslayo a Peralta y como burlándose)
(Le
he puesto tan borracho,
que
no se pueé tener!)
LOS
DOS
(Cogidos
del brazo el uno al otro)
Firme
ese cuerpo!
De
frente em!
(Bajando
al proscenio a paso militar)
Batachim!
Batachim!
Batachim!
(Se
paran imitando el redoble de tambor)
REM!
(Los dos a un tiempo)
PERALTA
(Aparte
y a un lado)
El
está chispón
pero
yo también.
Ná
me alegra a mí
como
el moscatel.
Ná!
ná!
Como
el moscatel!
SEBASTIAN
(Aparte)
Cristo
que chispón.
Risa
me da a fe!
Ahora
que está aquí
tó
lo he de saber.
Tó,
tó!
Tó
lo he de saber.
SEBASTIAN
(A
Perales)
Los
dos aquí esta noche
la
vamos a correr!
PERALES
(Señalándose
a si mismo)
Hablas
con miquis?
SEBASTIAN
(Señalando
a Peralta)
Hablo
con tiquis.
PERALTA
Qué
le pie el cuerpo?
SEBASTIAN
(Alegre)
Mucho belén!
PERALTA
Viva
el salero!
SEBASTIAN
(Aparte)
(Ya está templao!)
PERALTA
(Alargándole
la mano)
Dame
esos cinco!
SEBASTIAN
(Dándole
las dos manos)
Toma
esos diez!
(Se
quedan cogidos de la mano)
PERALTA
Ay
olé,
SEBASTIAN
Ay
olé!
PERALTA
Lo
que quiero yo lo sé.
SEBASTIAN
Yo
también.
LOS
DOS
Yo
también!
Lo
que quiero yo lo sé!
COPLAS
PERALTA
(Adelantándose
con aire de taco)
Aquí
están dos mosos cruos
más
valientes que Roldán,
sin
un alma que los quiera
ni
dos riales que gastar.
Esto
sí
que
son fatiguitas,
no
tener...
por
vida e tal!
Una
jembra a quien icirle
(Como
requebrando a una que pasara a su lado)
bueno,
bueno!
(Con
voz grave y a estilo de majo)
Alza,
allá,
resalá!!
SEBASTIAN
(Aparte
y burlándose, aunque también borracho)
Busca
el tonto una cristiana
que
se deje camelar,
y
no puee con la turca
que
en el cuerpo tiene ya.
(Los dos a un tiempo)
PERALTA
Esto
sí
que
son fatiguitas!
no
tener
por
vida e tal!
una
jembra a quien icirle
(Como
antes)
Bueno,
bueno!
Alza
allá!
Resalá!
SEBASTIAN
Esto
sí
que
a mí me hace gracia,
el
querer
por
vida e tal!
una
jembra a quien icirla
(Imitando
a Peralta)
Bueno,
bueno!
Alza
allá!
Resalá!
(Hablado)
La
luz de la luna va desapareciendo. —Cesa la música.
PERALTA
Así
me gustan a mí los hombres! Alegres... aunque tengan el corazón más negro que
la tinta.
SEBASTIAN
(Le
voy a sonsacar!) Entre pariéntesis, cabo e escuadra. —Se me figura que el
marqués es poco más o menos como nosotros. —Templao y echao pá lante... (María
aparece en el fondo y los observa)
PERALTA
(Afectado
) No mables de él, que se me va a aguar la fiesta!
SEBASTIAN
(Aparte)
(El vino querrá icir) Jé, jé! (Riendo con malicia) Yo creo que la seña baronesa
le era algo simpática.
PERALTA
Sonsi,
mal hablao! Mi capitán no ha querido a nadie más que a su mujer.
MARIA
(Aparte)
Cielos!
SEBASTIAN
(Con
maliciosa incredulidad) Ná más?
PERALTA
Ná
más.
SEBASTIAN
Entonces...
porqué no la vela más que por las mañanas y nunca por las noches? (Pausa) En
qué consistid eso?
PERALTA
(Muy
serio) En el estao de la amósfera!
SEBASTIAN
Ya!
—Y por qué se las ha guillao sin decirla... adiós, que me marcho!
PERALTA
Chis!
Ese es un misterio... que yo le escubriría... si no estuvieras tan bebío.
SEBASTIAN
Yo
bebío? (Reflexionando,) Bien pue ser! Qué apostamos a que aquí el más borracho
soy yo?
MARIA
(Aparte)
Dios mío!
SEBASTIAN
Te
has portao, Sebastián!
PERALTA
Calla!
Qué rum rum es ese? (Pasa cerca del pabellón)
SEBASTIAN
Has
hecho un pan como unas hostias!... Sebastián.
PERALTA
(Mirando
al pabellón) Anda! Pues si hay una cena!...
MARIA
(Viniendo
cautelosamente por el lado en donde está Sebastián le dice cogiéndole de la
mano, y sin que Peralta la vea ni oiga) Qué es esto , miserable?
SEBASTIAN
No
lo pueo explicar!
MARIA
Pero
qué sabes del paradero de! marqués?
SEBASTIAN
Lo
mesmo que sabía!
PERALTA
(
Mirando al interior del pabellón. ) Y los son oficiales!
MARIA
Eh?
(Prestando atención)
PERALTA
Diablo!
—Van a salir.
MARIA
Oh!
Ven. —Tu debilidad va a descubrirme a ellos!
SEBASTIAN
Pero...
MARIA
(Indignada)
Quítale de aquí. — Yo misma sabré volver para interrogar a ese hombre...
SEBASTIAN
Sí!
A buena parte quiere...
MARIA
Sigúeme
pronto. (Se lo lleva y desaparece con él por la izquierda)
PERALTA
(Volviéndose)
Tú muchacho! Mi capitán viene... Si nos encuentra chispos... Calle... No está:
mejor... Tengámonos derechos.
ESCENA VI
Peralta
teniéndose derecho y con la mano en la gorra. — El Marqués y Oficiales,
saliendo bulliciosamente del pabellón.
OFICIAL
1º
(Saliendo
y dios otros) Chito, señores; retirémonos en buen orden.
OFICIAL
2º
(Al
marqués) Marqués, buen sueño y buena fortuna!
MARQUES
Adiós,
señores. —Y que ella nos acompañe. (Los oficiales se alejan)
PERALTA
(En
voz baja) (Se me figura que estos van también un poco)
MARQUES
(Creyéndose
solo, apoya una mano en el tronco de un árbol y permanece algunos instantes
pensativo. Pausa) Ya quedé solo! — Solo con mi tristeza y mis recuerdos! —Pobre
marqués! Tantas emociones! Tan ruda lucha contigo mismo... y para qué? (Procurando
dominarse) Tengamos animo. Muy pronto vendrá el día... y es preciso llenar el
deber que me impuse. [Se adelanta al proscenio. Pausa)
PERALTA
(Tosiendo)
Ejem!
MARQUES
Quién
está ahí? (Volviéndose)
PERALTA
(Inmóvil
y en voz grave) Peralta, mi capitán!
MARQUES
(Pausa)
(Pobre Peralta! Ya es hora de separarme de él)
PERALTA
(Sin
moverse) No he venío antes... porque se empeñó un amigo en conviarme a
refrescar...
MARQUES
Está
bien.
PERALTA
Y
como uno tiene tanta bilis...
MARQUES
Basta.
—Acércate... (Sentándose) y escucha con atención mis órdenes.
PERALTA
(Acercándose
y procurando tenerse derecho) Presente.
MARQUES
Confío
en que las ejecutarás con toda lealtad y eficacia.
PERALTA
Ya
sabe mi capitán quién soy yo.
MARQUES
Cierto,
amigo mío.
PERALTA
(En
voz baja) Maldito mareo!
MARQUES
Oye
pues. Vas a ponerle inmediatamente en camina para la quinta del conde. Te
presentarás a mi esposa... (Sacando un pliego cerrado) y le entregarás este
pliego que es para ella de la mayor importancia. (Se lo da)
PERALTA
(Tomándolo)
Por hecho mi capitán. En una hora me ando el camino... y en otra me planto aquí
de vuelta. —A la orden! (Saluda y va a irse)
MARQUES
No.
Espera. (Pausa)
PERALTA
(A
que al fin descubre que estoy…)
MARQUES
Al
entregar ese pliego a la marquesa,, permanecerás a su lado... y no volverás al
campamento hasta mañana a la tarde. (Pausa) (Peralta se queda mirando al
marqués y trata un momento de reunir sus ideas. Pausa)
PERALTA
Hasta
mañana a la tar... (Con inquietud) Pues no va a ser antes la... (Lucha con su
embriaguez: de pronto exclama) Dios mío!
MARQUES
Qué
es eso?
PERALTA
Mi
capitán... Qué pasará aquí en ese tiempo?
MARQUES
Nada!
PERALTA
Mi
capitán! No me engañéis, por nuestro patrón Santiago. (Queriendo dominar su
aturdimiento) Yo no pueo explicar lo que me anda por la cabeza... pero...
(Vivamente) pero vos debéis morir mañana, y me alejáis de aquí... (De pronto y
tomando una resolución) Mi capitán! Yo no me voy.
MARQUES
(Levantándose
y con autoridad) Cabo Peralta!
PERALTA
(Cuadrándose)
Presente! Que me fusilen!
MARQUES
No
me obedeces?
PERALTA
Sí!
Pero no!
MARQUES
Vive
el cielo!
PERALTA
(
No pudiendo contener su emoción) Ea! Que me echo a llorar como un chico de la
escuela!
MARQUES
(Enternecido,
le vuelve la espalda para que Peralta no lo note) Oh! (Aparte)
PERALTA
Dadme
cien estocas!
MARQUES
(Volviéndose
vivamente y cogiéndole cariñosamente la mano) No, pobre amigo!
PERALTA
(Sollozando)
Los brazos! Mi capitán! Los brazos! (Abrazándose a él. Pausa. —María aparece de
nuevo en el fondo)
ESCENA VII
Dichos
y María.
MARIA
(Aparte)
Qué oigo?
MARQUES
Vamos,
vamos. Un poco de energía. (Separándole suavemente)
MARIA
(Aparte)
Es su voz!
MARQUES
Serénate!
Qué diablo! Ya solo es tiempo de obrar! —Adiós Peralta!
PERALTA
(Siguiéndole)
Mi capitán!
MARIA
Deteneos,
marqués.
MARQUES
(Retrocediendo)
María...
MARIA
Yo
misma!
MARQUES
Retírate
—Déjanos!
PERALTA
(Su
mujer aquí!) (Se va)
MARIA
Mi
presencia os extraña!
MARQUES
Ah!
qué habéis hecho?
ESCENA VIII
El
Marqués y María.
MARIA
(Motivo
del terceto del primer acto)
Guarde
Dios
al
gentil marido
que
de mis ojos
huyendo
va.
A
su puerta
me
atrevo a llegar
para
que me dé
hospitalidad.
Me
la negáis?
MARQUES
(Aparte)
(Suerte
fatal!)
MARIA
(Maliciosamente)
Me
la negáis?
MARQUES
No
por mi vida!
MARIA
Qué
es lo que os turba?
MARQUES
Vuestra
venida.
MARIA
Debo
explicarla?
MARQUES
Oh!
Presto! sí!
MARIA
(Sonriendo)
Vais
a reíros,
marqués
de mí!
ANDANTINO
MARIA
Al
ver que mi esposo
la
quima dejaba...
un
hondo suspiro
partió
de mi alma!
Sentí
que os perdía!..
Que
amaba sentí!...
(Movimiento
del marqués)
Sí!!!
(Acercándosele
y con pasión)
Yo
te amo!
Yo
te amo!
Ya
es vano
fingir.
Yo
te amo,
(Resueltamente)
y
la vida
detesto
sin
ti!!
MARQUES
(Aparte)
Oh,
Dios, qué escucho!
destino
fiero!
de
amor me abraso!
de
amor me muero!
Pasión
querida
sal
ya de aquí.
(Señalando
al corazón)
No,
no!
no!
no ! Yo debo
callando
morir!!...
(A un tiempo)
MARIA
Yo
le amo,
yo
te amo.
Ya
es vano
fingir!
Yo
te amo!
y
la vida
detesto
sin
ti!!
MARQUES
Oh,
Dios, qué escucho?
destino
fiero!
de
amor me abraso!
MARIA
Por
qué te alejas?
(Le
coge la mano)
MARQUES
(Aparte
y luchando consigo mismo)
Cielos!
Piedad!
MARIA
Di
que me quieres!
MARQUES
(No
puedo más!)
MARIA
Dilo!
MARQUES
(Sin
poderse contener)
María!
Dulce
beldad!
Yo!...
(Suena
dentro un toque de clarines y tambores. El marqués se detiene aterrado)
MARIA
Qué
te pasa?
MARQUES
(Aparte
y con terror)
El
alba ya!!!
MARIA
Por
qué te inquietas?
A
dónde vas?
MARQUES
(Fingiendo
alegría y sonriendo forzadamente)
Es
el clamor
de
la diana,
que
alegre anuncia
la
mañana!
A
la revista
voy
mi bien!
Espera
aquí!
no
tardaré!
MARIA
No
tardarás?
MARQUES
(Entre
risa y amargura)
No
tardaré!!
(A un tiempo)
MARQUES
Es
el clamor de la diana,
Que
alegre anuncia la mañana!
a
la revista voy, mi bien;
espera
aquí; no tardaré.
MARIA
Es
el clamor de la diana!
Qué
alegre sale la mañana!
No
tardes, no, mi dulce bien.
(Señalando
al pabellón)
Oculta
allí te esperaré.
MARQUES
(Con
sentimiento)
Adiós!
(Retirándose)
MARIA
(Alegre)
Adiós!
(Dirigiéndose
al pabellón)
(A un tiempo)
MARIA
Te
esperaré!
(Entra
en el pabellón)
MARQUES
(Desde
el fondo)
No
tardaré.
(Cesa
la música)
(Hablado)
MARQUES
(Con
acento de dolor y extendiendo sus brazos hacia el pabellón en donde acaba de
entrar María) Adiós, última ilusión de mi vida! (Haciendo un violento esfuerzo
sobre si) Muramos con valor! (Se lanza al fondo. Al llegar D. Carlos, que sale
corriendo, lo detiene)
ESCENA IX
Marqués
y D. Carlos.
CARLOS
A
dónde vas?
MARQUES
No
ves la luz del alba!
CARLOS
Marqués!
En nombre de nuestra amistad, en nombre de María... te prohíbo salir de aquí!
MARQUES
No!
Aparta! Ella está en ese pabellón! Sé tú su apoyo y su consuelo!
CARLOS
María!
María!
MARQUES
(Deteniéndole)
Silencio!
MARIA
(Sale
a la puerta y escucha con inquietud) Cielos. Estos gritos...
CARLOS
Marqués...
Su amor es tuyo y tú la perteneces!
MARIA
(D.
Carlos!)
MARQUES
Oh!
Déjame marchar!
CARLOS
Es
que Dios no quiere tu muerte! Es que yo traigo tu perdón!
(A un tiempo. Marqués y María)
MARQUES
Mi
perdón!
MARIA
(Aparte)
Qué dice!
CARLOS
(Dándole
un pliego abierto) Sí. Léelo (El marqués lo coge velozmente y lee para si
mientras D. Carlos continúa) La baronesa, inspirada por el cielo, ha revelado
al rey tu secreto , ha obtenido a sus pies la revocación de tu horrible
sentencia... y S. M. mismo acaba de enviarme en tu busca para no separarte de
su lado.
MARQUES
Pues
bien. Di al rey que acepto su perdón, pero que yo no puedo vivir haciéndote a tí
desgraciado. (Va a irse y María le sale al encuentro)
CARLOS
Gran
Dios!
MARIA
(Echándose
a los pies del marqués,) Esposo! Esposo mío! (Arrodillada)
MARQUES
Dejadme
por piedad!
CARLOS
(A
la baronesa y al conde que salen en este momento) Venid, venid! Su generosidad
le pierde!
BARONESA
Marqués,
vuestro empeño seria un crimen... cuando todos os perdonan. Guando María os
implora de rodillas por su existencia y su porvenir que dependen de vuestro
cariño.
MARQUES
(A
la baronesa) Ah, señora!
BARONESA
No,
no... volved los ojos a ella... que está esperando una palabra de amor.
MARQUES
(Abrazando
a María) Ah ! sí ! Para tí mi amor y mi vida entera!
(Música)
CANTO
MARQUES
(A
María)
Risueña
brilló la aurora
de
amor y de libertad,
y
el alma que fiel le adora
dichosa
respira ya.
TODOS
Risueña
brilló la aurora
de
amor y de libertad,
y
el alma que fiel adora
dichosa
respira ya.
FIN DE LA ZARZUELA
Información obtenida en:
https://archive.org/details/eljuramentozarzu4001gazt
https://archive.org/details/eljuramentozarzu4001gazt
No hay comentarios:
Publicar un comentario