LA CHULA DE PONTEVEDRA
Sainete en dos actos,
divididos en un prólogo y cinco cuadros.
Libreto de Enrique Paradas y Joaquín Jiménez.
Música de Pablo Luna y Enrique
Brú.
Estrenada el 27 de Febrero de
1928 en el Teatro Apolo de Madrid.
REPARTO (Estreno)
Rosiña
– Blanquita Suárez.
Carmen
– Selica Pérez Carpio.
Rita
– Carmen Andrés.
Restituta
– Sra. López.
Lucía
– María Pozo.
Cocinera
1ª – Srta. Rodríguez.
Cocinera
2ª – Isabelita Ruiz.
Mariano
– Jesús Navarro.
Gervasio
– Lino Rodríguez.
Salmonete
– Francisco Gallego.
Manolo
– Sr. Gavarri.
Padre
Negreira – Sr. Cumbreras.
Teodomiro
– M. Rodríguez.
Piñeiro
– Sr. Barta.
Eloy
– Sr. Gallegos.
Casiano
– Juan Martínez.
Farruco
– Alfredo Iborra.
Un
Soguilla – Antonio Moriña.
Director
del Jazz-Band – Sr. Monteagudo.
Murguistas,
vecinos y vecinas.
ACTO PRIMERO
CUADRO PRIMERO
La
escena representa un pintoresco rincón de la carretera de Extremadura. En
lateral derecha, un grupo de casas pequeñas y de aspecto miserable. Las dos del
primer término, con puertas y ventanas practicables. En lateral izquierda,
otras cuantas casas del mismo aspecto. La del primer término, también practicable.
Sobre ella un cartel, que dirá: "La Imperial. Calzado de Lugo".
Perspectiva de Madrid.
Está
amaneciendo.
Al
levantarse el telón, la orquesta preludia. Durante el número aparece el señor
Eloy, que es un trapero viejo. Saca del ronzal una borrica tan vieja como él.
Por dentro, se oye una canción, que se supone canta otro trapero que baja en su
carro. En el momento que indica la partitura, atraviesa la escena un farolero,
que apaga un farol que habrá en escena.
ELOY
¡Arre,
Preciosilla! Cá día tiés más pereza pa el trabajo. ¡Pues miá la chica! ¡Lucía!
¡Lucía!...
LUCIA
(Dentro)
¡Voy, padre!
ELOY
Anda,
que ya han tocao diana en el campamento. Amos a llegar a Madrid a. la hora e la
sopa.
(Sale
a escena Lucía, con un serón al hombro. Viene medio dormida)
ELOY
¡Miála!
Tié más sueño que vergüenza!
LUCIA
Estoy
en la edá, padre.
ELOY
A
tu edá estaba yo más espabilao.
(Aparece
Salmonete. Es un muchacho muy joven. Debajo de la americana lleva un mandil blanco,
con unas iniciales bordadas en rojo en el centro del mandil)
SALMONETE
Buenos
días, señor Eloy ¿Se va a la faena?
ELOY
Pallá
vamos. ¿Y tú pa la pescadería?
SALMONETE
No
hay más remedio. Cá uno a lo suyo. Usté a la busca y yo a la pesca.
ELOY
¿Y
cómo te levantas tan temprano? ¿Por qué toavía no abriréis el establecimiento?
SALMONETE
No,
señor. Se abre a las ocho. Pero es que yo no pueo parar en la cama en cuanto
dan las cinco.
ELOY
Lo
mismo que ésta. {Lucía! (A la chica, que se ha quedado dormida sobre el serón
que dejó en el suelo) Amos, chica. ¿Quiés espabilarte o te espabilo yo?
LUCIA
¡Estoy
en la edá, padre!
SALMONETE
¿Qué
edá tié la chica?
LUCIA
He
cumplió catorce por San Antón.
SALMONETE
Estás
bastante desarrollá.
.
LUCIA
Pues
tú también te estás poniendo mú bueno.
ELOY
Ya,
ya. Paece que no te sienta mal el oficio.
SALMONETE
Lo
que peor me sienta es el mote que me han puesto en la pescadería.
ELOY
¿Cómo
es como te dicen?
SALMONETE
Salmonete.
ELOY
Hombre,
Salmonete no es feo. Después de tóo, es un pescao.
SALMONETE
Es
un pescao, pero no es bonito.
ELOY
Lo
que me choca es que siendo tu padre de Madrid te haiga metió en ese gremio.
Antes tóos los pescaderos eran maragatos.
SALMONETE
Pues
ahora los hay maragatos, y los hay gatos, como yo. También antes tóos los
guardias y los serenos eran de Galicia... Han cambiao mucho las cosas, señor Eloy
(Lucía monta en el borrico, y al subir enseña unas piernas exageradamente
gruesas)
ELOY
Y
le que van a cambiar. Yo no lo conoceré. Pero tú tiés que ver entoavía cosas
muy gordas.
SALMONETE
Ya,
ya los estoy viendo. (Alude a las piernas de la chica. En este momento entra en
escena Gervasio, que es un sereno. Trae en el chuzo unos cuantos churros)
GERVASIO
Se
saluda a los madrugadores.
SALMONETE
Hola,
señor Gervasio.
ELOY
Paece
que vienes mú osequioso.
GERVASIO
Unos
churritos pa la parienta.
ELOY
Bien
la cuidas.
GERVASIO
Me
gusta tenerla contenta. La pobre se pasa las noches sola... ¡Los saltos que va
a dar en la cama cuando vea los churros!... Voy p’allá. A abrir la última
puerta. Hasta luego. (Abre la puerta y entra)
SALMONETE
Vaya
usté con Dios.
ELOY
Bueno.
¿Mandas algo?
SALMONETE
Que
se dé bien el negocio,
ELOY
¡Arre,
«Preciosilla»!
LUCIA
Adiós,
Salmonete.
SALMONETE
Adiós,
mujer. (Viéndolos marchar) La verdá que esta traperilla no es ninguna basura...
Un poco sucia... Pero eso está arreglao con darla jabón...
GERVASIO
(Aparece,
que sale de su casa desesperado) ¡Mí madre! ¿Qué es esto? ¿Qué ha pasao aquí? ¿Dónde
está esta mujer?
SALMONETE
¿Qué
le pasa, señor Gervasio?
GERVASIO
¡Mi
mujer...! ¡Mi mujer!
SALMONETE
¿Está
mala?
GERVASIO
Está...
Está que no se donde está, ¿Tú sabes dónde está?
SALMONETE
¿Pero
no está en su casa?
GERVASIO
No
está, Salmonete, no está.
SALMONETE
¿Ha
mirao usté bien?
GERVASIO
Hasta
debajo de la cama. ¡Se me ha escapao!
SALMONETE
Pues
a mí no se me ha escapao.
GERVASIO
¿Tú
sabes algo?
SALMONETE
No
sé na y lo sé tóo. A mí no se me escapa na. A su mujer la estaba yo viendo de
venir. Mejor dicho, de largarse.
GERVASIO
Habla.
Dime lo que sepas.
SALMONETE
No
se altere, hombre, no se altere. Después de tóo, no era su mujer.
GERVASIO
Pa
mí como si lo fuera.
SALMONETE
Claro,
que cuando se llevan tantos años juntos, se las toma ley. La seña Rita, y
perdóneme la expresión, era el prototipo de la coquetería.
GERVASIO
Eso
no, Salmonete. Coqueta, no. La gustaba arreglarse, como a toas las mujeres.
SALMONETE
Pues
eso habrá sío. Que se habrá arreglao... con alguno. Porque no creo yo que haya
abandonao el bienestar de su casa pa volverse otra vez al arroyo, donde usté la
recogió.
GERVASIO
¡Valiente
perro! ¡Con lo que yo la quería! ¡Hoy la había traído hasta churros!
(Aparece
Teodomiro, que es un guardia de Seguridad)
TEODOMIRO
Buenos
días, vecinos.
GERVASIO
(Echándose
en brazos del guardia) ¡Teodomiro! ¡Teodomiro!
TEODOMIRO
¿Qué
le pasa a éste?
SALMONETE
Que
se le ha escapao la señá Rita.
TEODOMIRO
¿La
Rita? Esa me la tenía yo tragá.
SALMONETE
Lo
mismo le he dicho yo.
GERVASIO
¿Tú
sabes algo, Teodomiro?
TEODOMIRO
Yo
lo único que sé es que tu mujer era unas miajas coqueta y veleidosa. Ella,
rasgueao de ojos... Ella, confección de lunares... Ella, carmín en los labios...
GERVASIO
¡Pa
eso se pintaba sola!
TEODOMIRO
Pues
tú no se lo has debió consentir.
GERVASIO
Me
decía que era pa que no perdiese la ilusión... Que la mujer compuesta quita al
marido de la otra puerta.
SALMONETE
Miá
que decirle eso de la puerta a un sereno...
GERVASIO
Oye:
¿tu mujer no sabrá algo?
TEODOMIRO
Qué
sé yo. La llamaremos. Pué que tenga algún indicio. (Llamando en su puerta)
¡Restituta! ¡Restituta!
RESTITUTA
(Dentro)
¿Eres tú, Teodomiro?
TEODOMIRO
Oye.
Sal en seguida.
RESTITUTA
¿Qué
pasa?
TEODOMIRO
Ven
acá. Mira cómo está ese hombre.
RESTITUTA
¿Qué
le pasa, señor Gervasio?
GERVASIO
La
Rita. La Rita que se me ha escapao.
RESTITUTA
¿Y
por eso llora usté? Cuando ella le ha dejao, sus motivos tendría.
GERVASIO
Ninguno.
Yo he sío pa ella un bendito. ¡Un santo, Restituta, un santo! Yo la daba casa, la
daba pan...
SALMONETE
Pero
no la daba usté leña, que es lo que le hacía falta.
TEODOMIRO
Lo
que hace falta es que se tranquilice.
GERVASIO
Si
yo estoy tranquilo. Lo que me da rabia es que haya sío ella la que me ha dejao.
Que yo hace una temporá larga que quería haberla dejao a ella. Tanto es así,
que ya tenía una apalabrá. Lo que es que me ha cogió la delantera.
RESTITUTA
¿De
modo que ya tenía usté una sustituía?
GERVASIO
Sí,
señora. Y que es una alhaja, mejorando lo presente.
RESTITUTA
Vamos.
Veo que a pesar de las lágrimas, está usté tranquilo.
GERVASIO
Tranquilo
y sereno. A mí lo que me da rabia es que haya sío ella la que me ha dejao.
(Aparece
la Rita, que sale de casa de Teodomiro)
RITA
Yo
no te he dejao, pero te voy a dejar ahora mismo, ¡sóo canalla!
GERVASIO
¡La
Rita!
TEODOMIRO
¿Pero
estaba usté en mi casa?
RITA
Sí,
señor. Ahí he pasao la noche.
RESTITUTA
Como
ayer, antes de irte tú nos contaste aquellas cosas de los espíritus, nos entró
miedo, y acordamos que se quedara en casa y así nos hacíamos compañía la una a
la otra.
RITA.
¿Qué
dices a eso, Gervasio?
GERVASIO
¿Qué
quieres que te diga, Rita de mi alma? Que me perdones. Too lo que he dicho de
la sustituía a la Restituta, es un cuento chino. Era por quedar un poco
dignamente ante la vecindá. Por lo demás, ya sabes que yo te quiero con
fatigas.
RITA
Eso
se lo cuentas a tu abuela.
GERVASIO
¿Oyes
esto, Teodomiro?
RITA
¡Miá
si mi alma lo sabe! La que te deja de verdad soy yo, ¡sóo cochino! Que tengo
que andar tras de él tóos los días pa que se lave. Que él me habrá recogió a mí
del arroyo, pero yo le recogí como pa llevarle al río.
TEODOMIRO
Perdónele
usté.
RITA
Yo
qué le voy a perdonar. Yo lo que hago es marcharme ahora mismo. Si también lo
tenía pensao. Lo que es que me daba lástima dejarle solo.
GERVASIO
¿Y
ahora no te da lástima?
RITA
Ahora,
no.
TEODOMIRO
Ahora
lo que van ustés a hacer es meterse en su casita y aquí no ha pasao na. Conque,
que tistes descansen y hasta luego. Amos, Restituta.
RESTITUTA
(Aparte
a Rita) (Perdónale, mujer)
RITA
(Figúrate,
por la cuenta que me tiene. Pero las va a pasar negras)
RESTITUTA
Hasta
luego, y que sea enhorabuena. (Vanse Teodomiro y Restituta)
GERVASIO
Gracias,
vecina. Anda, Rita. Que te he traído unos churritos.
RITA
Que
te aprovechen.
GERVASIO
¿Pero
es que tú no vas a probarlos?
RITA
Luego
lo veré.
GERVASIO
(Cogiéndola
por un brazo) Anda, vamos pa dentro.
RITA
Déjame,
hombre, déjame. Ya entraré yo si me parece.
SALMONETE
(Aparte)
(Me parece que entra)
GERVASIO
Anda,
Rita. Que estamos perdiendo el tiempo.
RITA
Bastante
lo he perdió yo.
GERVASIO
No
seas rencorosa, mujer. Mira, ahora entramos. Hacemos el almuerzo y hacemos las
paces...
RITA
Tú
haces lo que quieras.
GERVASIO
Mira,
te voy a ir encendiendo la lumbre. (Aparte, desde la puerta) (Eso la gusta a
ella más que el comer) (Vase)
SALMONETE.
Amos,
seña Rita, no sea usté así...
RITA
Calla
tú también... Pescadilla.
SALMONETE
Soy
Salmonete. Amos, tampoco soy Salmonete. Soy...
RITA
Tú
lo que eres ya lo sé yo. ¡Valiente niño! De modo que tenía que haberme dao
leña, ¿eh?
SALMONETE
Hombre,
eso de la leña lo he dicho en el buen sentido. Yo he querío decir que tenía que
haberla a usté dao... leña... fuego... calor...
RITA
¿Cómo
va a dar calor ese frescacha?
SALMONETE
No
diga usté eso. A lo mejor el señor Gervasio seré una salamandra pa eso del
cariño. Lo que es que cuando se ha creído que se había usté escapao, se ha
quedao frío. Pero ya entrará en reacción, porque usté también es calefacción central.
RITA
Lo
que yo soy es una tonta, por estar con él.
SALMONETE
Amos...
Pase usté y no sea tonta.
RITA
Que
no quiero, he dicho. Que estoy mu quemá.
SALMONETE
Más
quemao está él, que está .echando lumbre.
RITA
Estaría
bonito. No está una tan pocha pa que la desprecien a una. Has de saber tú que
yo los tengo toavía así... Pero así...
SALMONETE
¿Y
a él cómo lo tiene usté? ¡Trastornao está el pobre, con lo sereno que es!..,
(Gervasio aparece en la puerta, con un soplillo, y se queda escuchando) No pué
vivir sin usté...
RITA
Que
se muera.
GERVASIO
¡Me
ha matao!
SALMONETE
Eso
no lo dice usté de verdá. El cariño de ese hombre arde toavía en su corazón.
RITA
Te
digo que está apagao.
GERVASIO
(Aparte)
(¡Sopla!)
RITA
(Aparte.
Dándose cuenta de la presencia de Gervasio) (Ya sale por mí. ¡Que sufra!)
GERVASIO
(Acercándose
a ella, muy mimoso) ¡Rita! ¡Ritita! ¡Ritilla!
RITA
(Esquivándose)
¡Que me dejes!
GERVASIO
Pero,
chatilla, ¿quién te ha querío a ti más que yo?
RITA
Cualquiera.
Si yo hablara...
GERVASIO
Pues
anda. Vamos pa casa y hablaremos. ¡Tonta! ¡Más que tonta!... Si yo no te pueo
dejar en la vida, ¡mi vida!... (Intenta abrazarla, pero ella huye, acercándose
cada vez más hacia su casa)
RITA
¡Que
me dejes!
GERVASIO
¡Que
no quieo dejarte! Pasa. Pasa al nido, paloma. (Intenta abrazarla y ella da una
rabotada y se mete en su casa)
RITA
¡Valiente
hueso!
GERVASIO
Ya
se coló... Si está más colá... Se te invita a desayunar.
SALMONETE
Gracias,
que aproveche. (Vase Gervasio) Dice que está colá. Y el que está más que colao
es él. Lo que es que quería castigarle un ratito. Porque la señá Rita, a pesar
de sus años, es toavía castigadora. Bueno, y yo me largo. Que entre unas cosas
y otras, voy a llegar tarde a la pescadería. Ya deben ser lo menos las... (Mirando
el reloj que llevará en la muñeca). Calla. Este debe estar parao. (Se acerca,
la muñeca al oído e inclina la cabeza para convencerse si anda el reloj)
(Aparecen
Rosiña y el Padre Negreira, seguidos de Un Soguilla, que trae al hombro una maleta
grande, un saco, una cesta y dos o tres gallinas. Ellos traerán también algún
bulto en la mano. Son dos tipos recién llegados de una aldea de Galicia)
SOGUILLA
Aquí
debe ser.
ROSIÑA
¡Vaya
una caminata, padre Negreira!
PADRE
NEGREIRA
Sí
que vive lejos tu tío.
ROSIÑA
(Reparando
en Salmonete y dirigiéndose a preguntarle) Oigame, señoritu. ¡Señorito! (Salmonete
sigue escuchando el reloj y no se da cuenta que le llaman) ¡Señoritiño! No se
esconda, no, que es a vosté. (Por la postura que tiene escuchando el reloj,
cree que se oculta para que no le vean) ¡Señorito!
SALMONETE
(Extrañado)
¿Es a mí?
PADRE
NEGREIRA
A
usté, a usté, rapaz.
ROSIÑA
Oigame.
¿Sabe, señor, en qué casa vive mi tío?
SALMONETE
¿Su
tío? ¿Quién es su tío?
PADRE
NEGREIRA
Don
Gervasio Baleira.
SALMONETE
¡Ah,
sí! El señor Gervasio, el sereno. Ahí mismo vive.
ROSIÑA
Dios
llo pague, señoritiño.
SALMONETE
(Presumiendo)
(Ná, que se han creído que soy un pollo pera. Menos mal)
PADRE
NEGREIRA
Dijo
aquí en esta puerta, ¿verdad?
SALMONETE
Ahí,
mismo, sí, señor. Dan ustedes un golpe, y en seguida salen.
PADRE
NEGREIRA
Gracias.
Muchas gracias.
ROSIÑA
Vosté
dispense, señorito.
SALMONETE
De
nada, joven. (¡Y es simpática la rapaciña esta!) Que ustedes lo pasen bien.
Beso a usté la mano, padre. (Lo hace) (Aparte) (Pa que vean que hay educación)
PADRE
NEGREIRA
Vaya
con Dios.
SALMONETE
(Vase
haciendo reverencias, que Rosiña le devuelve) (Aparte) (Ná, que me gusta un
rato la de la miña terra)
ROSIÑA
Páselo
bien, señorito. ¿Ha visto, padre Negreira? ¡Qué simpático y qué llanote le es!
PADRE
NEGREIRA
Sí,
hijiña, sí. Anda. Llama en casa de tu tío.
ROSIÑA
¡Tío!
¡Tío Gervasio!
GERVASIO
(En
escena) ¿Quién llama? ¡Padre Negreira!
PADRE
NEGREIRA
¡Gervasio!
(Se abrazan) Aquí tienes a tu sobrina Rosiña.
ROSIÑA
(Abrazando
a su tío) ¡Tío! Díjome la madre que en cuanto le viera, diérale muchos besos e
muchos abrazos.
GERVASIO
¿De
modo que tú eres hija de mi hermana?
ROSIÑA
La
mayor le soy, tío Gervasio,
PADRE
NEGREIRA
La
pobriña quedóse viuda con cinco.
GERVASIO
Eso
ya lo sé.
ROSIÑA
Como
nunca fue a la aldea, no nos conoce. Pero mi madre siempre recuérdalo. ¡Tío
Gervasio! ¡Tío Gervasio! (Abrazándole y dando saltos de alegría)
SOGUILLA
Bueno,
padre. Que yo tengo prisa.
PADRE
NEGREIRA
Sí,
hijiño, sí. Toma. (Le da dos monedas)
SOGUILLA
¿Pero
no me da más que esto? Sacúdase usté más.
PADRE
NEGREIRA
¿Qué
dice de sacudir, rapaz?
GERVASIO
Que
le dé usté más dinero.
PADRE
NEGREIRA
¿Parecióle
poco?
SOGUILLA
Hombre,
que venimos del Norte. Siquiá tres beatas, señor cura.
PADRE
NEGREIRA
¿Beatas?
GERVASIO
Pesetas,
padre Negreira.
PADRE
NEGREIRA
¡Ah,
ya! ¿Es que aquí a las pesetas las llaman beatas?
GERVASIO
Tién
varios nombres: beatas, lucanas, plumas, leandras, golondras, calvas y
licurcias. Son timos de Madrid.
PADRE
NEGREIRA
Bueno,
bueno. Pues toma tres beatas, y que Dios te haga un santo.
SOGUILLA
Trabajillo
le va a costar. (Se santigua con las monedas) Que sean ustés buenos. (Vase)
RITA
(Que
sale comiéndose un churro) Oye, Gervasio. Que ya está el café. Buenos días
tengan ustedes.
GERVASIO
Mi
mujer.
PADRE
NEGREIRA
Séalo
por muchos años.
GERVASIO
Mi
paisano, el padre Negreira, y mi sobrina Rosiña.
ROSIÑA
¿De
modo que usté es mi tía? ¡Tía! (Abrazándola) No me había dicho nada mi madre.
PADRE
NEGREIRA
(Aparte)
Oye, Gervasio ¿Cómo no escribiste que te habías casado?
GERVASIO
Es
que me casé por detrás de la Iglesia.
PADRE
NEGREIRA
¿Cómo
no entraste?
GERVASIO
Porque
estaba a oscuras. Vamos, que no tenía luz. Anda uno siempre tan mal de
dinero...
PADRE
NEGREIRA
Eso
no puede ser, Gervasio. Hay que casar en seguida.
GFRVASIO
Ya
veremos.
PADRE
NEGREIRA
Nada,
nada. Si es por falta de dinero, yo he de dártelo.
GERVASIO
Gracias,
padre Negreira. Bueno. ¿Y a qué se debe este viaje? ¿Cómo no me ha escrito mi hermana
que iban ustés a venir?
PADRE
NEGREIRA
Ahora
te lo explicarás todo. Como yo tenía que venir a Madrid por unos asuntos de
intereses, tu hermana aprovechó la ocasión, me entregó a tu sobrina y me
entregó esta cartiña, que te lo explica todo. (Dándole una carta)
GERVASIO
Vamos
a ver: (Leyendo)
«Mi
querido hermano Gervasio. Me alegraré que al leer la presente te encuentres
bueno. Por esta todos bien, a Dios gracias. Con el padre Negreira mándote a mi
hija la mayor, que servir quiere en la corte. Haz lo que puedas por ella y por
mí. Sabes que quedé viuda con cinco rapaces y vivo apuradiña. Espero que trates
de colocarla en casa honrada y que tú conozcas y espero que la ampares como si
tu hija fuese, que ella se lo merece y no has de llevar mal pago de su parte.
Recibe muchísimos besos y abrazos de tu hermana que te quiere y que lo es, Rosa
de Baleira »
PADRE
NEGREIRA
Ya
te enteraste de todo.
GERVASIO
Está
bien. Veremos de colocarte lo mejor posible.
PADRE
NEGREIRA
Te
advierto, que no es porque ella esté presenté, pero la rapaza es una santiña.
Honrada y fiel de lo poco que queda.
ROSIÑA
Yo
le juro, tío Gervasio, que a mí me podrán echar por otra cosa, pero por vaga y
habladora no han de echarme. Y por quedarme con nada que no sea mío, no
digamos.
PADRE
NEGREIRA
Así
me gusta oírte, rapaza. Y cumplida mi misión, retiróme a mis asuntos.
RITA
¿No
se queda usté a comer con nosotros?
PADRE
NEGREIRA
Se
agradece, pero no puedo. He de ir a casa de un primo que tengo en Madrid. Acaso
lo conozcas. Es paisano. Mariano Porriño.
GERVASIO
Sí,
hombre, sí. El señor Mariano, el pescadero. Buena persona.
PADRE
NEGREIRA
Gallego
y nada más. Señora, tuve mucho gusto en conocerla. Y ya arreglaremos el asunto de
usté y de Gervasio. No me gusta como viven.
RITA
Vivimos
muy mal, si señor.
PADRE
NEGREIRA
Será
por poco tiempo. Allá, en mi parroquia, todos viven como Dios manda y así
quiero que vivan ustedes. Y por si acaso no pudiera volver por acá, les dejaré
cien pesetas para que casen en seguida. Toma, Gervasio. (Dándole un billete)
RITA
No,
no. Démelas a mí.
PADRE
NEGREIRA
Es
lo mismo. Lo importante es que cambien de situación lo antes posible.
GERVASIO
Vaya
usté tranquilo, que cambiaremos en seguida. (Con el billete en la mano)
PADRE
NEGREIRA
Que
Dios les de salud y les de felicidad en el matrimonio.
RITA
Oye,
Gervasio, acompáñalo hasta casa del señor Mariano.
GERVASIO
Con
mucho gusto. No faltaba más.
PADRE
NEGREIRA
Te
lo agradezco. Bueno, Rosiña. ¿Y tú que me dices?
ROSIÑA
Que
me eche su bendición para que los demonios huyan de mí.
PADRE
NEGREIRA
Siempre
te quise, rapaza, porque fuiste buena cristiana. Nadie en la aldea tuvo que
decir nada de ti. Ahora empiezas a vivir, y a vivir sola por el mundo, sin
cariños que te defiendan. Sé fuerte y honrada. Yo te bendigo, Rosiña. ¡Cristo
del Romero, guía a la rapaza por el camino del bien y de la virtud!
ROSIÑA
(Besándole
la mano) Padre Negreira, por este beso que le doy en la mano, le juro que he de
volver a la aldea tan buena y honrada como salí.
PADRE
NEGREIRA
Dios
lo quiera. Adiós, señora. Y a casarse.
RITA
Dios
lo quiera, señor cura.
PADRE
NEGREIRA
Vamos,
Gervasio. Adiós, rapaza. (Vanse)
ROSIÑA
Adiós,
padre Negreira. No se le olvide darle muchos abrazos a mi madre; e muchos besos
a mis hermanos. Adiós, padre Negreira. Adiós. Adiós.
TELON
CUADRO SEGUNDO
Interior
de una pescadería. Puertas al foro y laterales.
Al
levantarse el telón Salmonete sirve a dos cocineras, que compran pescado, y
Rosiña friega los suelos.
COCINERA
1ª
(A
Salmonete) Oye, a ver si me despachas bien, que ayer me diste medio quilo de
merluza que no se veía.
SALMONETE
¿Que
no se veía? Hay que' ver. Decir eso de esta casa, que es una de las ¿pocas de
Madrid donde se da el peso exacto.
COCINERA
1ª
Pues
se conoce que es peso mosca.
ROSIÑA
(Cantando,
con aire gallego)
Por
el puente de abaixo,
va
un carreteiro...
va
un carreteiro...
COCINERA
2ª
Oye.
Sabes que entona bien la marusiña ésta...
SALMONETE
Que
si entona... Da gusto oírla.
COCINERA
1ª
Ya
nos podía cantar una de esas de su tierra. Díselo tú.
SALMONETE
Oye,
Rosiña. Aquí estas parroquianas quisieran oírte una de esas cantiñas que tú
sabes Aprovecha ahora que no está el encargao.
ROSIÑA
Pues
a las tres. A mí no me gusta hacerme de rogar.
(Música)
ROSIÑA
A
la casa de Teresa
no
le falta movimiento,
pues
dicen las malas lenguas
que
siempre hay rapaces dentro.
Nadie
sabe en la aldea
lo
que allí pasa,
ni
por qué van los hombres
a
la sua casa.
Pero
yo he sabido
que
la propia Teresiña
es
la que los llama
por
detrás de la cortiña.
Llamar
a los hombres
me
parece que está mal.
ELLOS
Más
no tiene nada
de
particular.
ROSIÑA
La
rapaza es buena,
según
dice el sacristán.
Es
que es tan amable
y
tan servicial,
y
tan... y tan... y tan...
Lairón,
lairón, lairón,
lairón,
lairán.
A
casa de Teresiña
la
puerta no le hace falta,
pues
dicen que los rapaces
por
el balconciño saltan.
Uno
salta de día
y
otro de noite.
Uno
salta a las nueve
y
otro a las doce.
Y
a todas las horas
es
la propia Teresiña
la
que me los llama.
por
detrás de la cortiña.
(Al
estribillo. Después del número lo celebran con carcajadas y aplausos las dos chicas
y Salmonete)
(Hablado)
SALMONETE
Muy
bien, Rosiña, muy bien.
COCINERA
1ª
Bueno,
chica, vámonos, que es muy tarde.
COCINERA
2ª
Hasta
mañana, Salmonete.
SALMONETE
Adiós,
guapísimas.
(Rosiña
se dispone a seguir fregando el suelo, y canta)
Por
el puente de abaixo...
(Aparece
Manolo, que llega de la calle)
MANOLO
¿Otra
vez cantando? (Aparte) (¡Esta gallega!...) Oye, Salmonete. ¿Has limpiao ya las
pesas?
SALMONETE
Sí,
señor. Las he dejao como nuevas.
MANOLO
¿Ha
venío el amo?
SALMONETE
No,
señor.
MANOLO
Bueno.
Si ocurre algo, me das una voz. (Vase lateral izquierda)
ROSIÑA
(En
pie y mirando por donde se fue Manolo) Ya va éste a hacer su faena.
SALMONETE
¿Qué
miras, Rosiña?
ROSIÑA
Lo
que no te importa, Salmonete.
SALMONETE
Me
llamo Celestino Pardillo.
ROSIÑA
Y
bien que lo eres. Dos años en la casa y estás todavía en la higuera. Tú no
sabes lo que pasa aquí.
SALMONETE
¿Pero
qué es lo que pasa?
ROSIÑA
¡La
caraba! Eso el tiempo lo dirá.
SALMONETE
Lo
que tiés que hacer es no perder el tiempo y vamos a lo nuestro.
ROSIÑA
Lo
nuestro es lo que ocurre en esta casa, donde nos dan de comer.
SALMONETE
¿No
habíamos quedao en que íbamos a empezar a hablar?
ROSIÑA
Ya
estamos hablando. Fala, fala lo que quieras.
SALMONETE
Yo
hablo en otro sentido. En el sentido de que tú y yo seamos novios.
ROSIÑA
Bueno...
Supongamos que ya somos novios. ¿Qué pasa?
SALMONETE
Hombre,
pasar, no pasa nada. Pero sabe Dios lo que pué pasar.
ROSIÑA
Por
eso no quiero que seamos novios.
¡SALMONETE
No.
Si yo ya sé lo que pasa. Que tú a quien quieres es a Piñeiro. Ese que dices tú
que es paisano y es militar.
ROSIÑA
Ese
no es más que paisano.
SALMONETE
Sí,
pero siempre que pasa por aquí, entra a verte. Y eso es que hay algo.
ROSIÑA
No
le seas atún, Salmonete. Entre Piñeiro y yo, no hay más que eso de: buenos
días, ¿cómo estás? Bien, ¿y tú? Me alegro de verte bueno. Creo que eso no le
tiene importancia.
SALMONETE
Por
algo se empieza.
(Aparece
Piñeiro, que es un asistente gallego. Lleva al brazo el uniforme completo de su
capitán y en la mano una tartera, en la que figura llevar el almuerzo para su
jefe)
PIÑEIRO
Buenos
días. ¿Cómo estás?
ROSIÑA
Bien,
¿y tú?
PIÑEIRO
Bien.
ROSIÑA
Me
alegro de verte bueno, hombre.
PIÑEIRO
Hola,
rapaz. (Salmonete se hace el distraído y no contesta)
ROSIÑA
Hombre,
se contesta al saludo.
SALMONETE
Yo
no saludo más que a los oficiales.
PIÑEIRO
(Aparte,
a Rosiña) Me tiene rabia. Como ha visto que tú y yo...
ROSIÑA
Tú
y yo ¿qué?
PIÑEIRO
Que
entre tú y yo...
ROSIÑA
Mira,
Piñeiro. Ya le dije a éste, y lo mismo te digo a ti, que no quiero pasar el
rato con amoríos. Yo vine a Madrid a trabajar y a ahorrar unos cuartiños.
PIÑEIRO
Eso
también hágolo yo. Y qué. ¿Te gusta Madrid?
ROSIÑA
Mucho.
Cada día alegróme más de haber venido.
PIÑEIRO
Lo
mismo pásame a mí. Yo creí que esto de servir al rey sería otra cosa.
ROSIÑA
¿Pero
no estás en casa del capitán?
PIÑEIRO
Sí.
Pero estoy sirviendo al rey. Lo que pase es que estoy rebajao de todo servicio.
Claro, que hago mi servicio. Pero no mátame el trabajo. Total, que saco los
perros por la mañana para que hagan... lo que quieran. Que vúelvolos a sacar
por la tarde, para que hagan lo mismo.
SALMONETE
Pues
mientras vayan sacando perros, no pues quejarte.
PIÑEIRO
No.
Si no me quejo. Estoy bien. No faltábame más que tú me dijeras que sí. Claro,
que no me lo dices por ese que está ahí. Por ti lo digo, por ti.
ROSIÑA
Oye,
Piñeiro. Siento decírtelo, porque te aprecio, pero no vuelvas por aquí que no
quiero verte.
PIÑEIRO
¿Ya
no te gustan los de tu tierra?
SALMONETE
Que
le van a gustar. Ella quiere mejor un madrileño como yo. ¿Verdad, Rosiña?
ROSIÑA
Según.
Gústanme los madrileños y también gústanme los gallegos.
PIÑEIRO
No
seas bobina. En cuanto yo cumpla nos casamos y a vivir felices allá en la
aldea.
SALMONETE
Di
que no seas prima. Lo que tiés que hacer es casarte conmigo. Ponemos una
pescadería y a vivir y a gozar de los madriles.
PIÑEIRO
Es
mejor la aldea.
SALMONETE
Lo
mejor es Madrid.
ROSIÑA
Lo
mismo dame Madrid que Galicia.
(Música)
PIÑEIRO
Desengáñate,
Rosiña,
que
para esto del amor
es
Galicia la que manda
y
un gallego es lo mejor.
SALMONETE
No
hagas caso, rapaciña;
que
ese quinto es un gilí.
Es
Madrí siempre el que manda;
no
hay más amo que Madrí.
ROSIÑA
No
me deis la lata;
que
va os he dicho
que
Madrí o Galicia
me
daban lo mismo.
Pues
aunque soy gallega
de
corazón,
yo
me siento madrileña
cuando
llega la ocasión.
PIÑEIRO
Ven
a bailar, mi rapaza,
que
ya la gaita comienza;
te
contaré mis amores
al
compás de la muñeira.
ROSIÑA
No
me recuerdes, Piñeiro,
cosas
de nuestro lugar,
porque
me pongo muy triste,
y
ahora no quiero llorar.
SALMONETE
No
hagas caso, rapaciña;
no
te sientas marusiña;
baila
el chotis, que es lo más chulón.
Y
si te entra la morriña,
cíñete
a mi cuerpo, niña,
y
hazte cuenta que soy un colchón.
ROSIÑA
Menos
coba, Celestino;
si
yo el chotis lo domino,
y
hasta puedo darte una lección.
Porque
aunque dicen que en Madrí
de
moda no está ya,
ese
baile es mi debilidá.
PIÑEIRO
Anda,
rapaza,
baila
conmigo.
ROSIÑA
Déjame
ya.
SALMONETE
¡Olé
por mi muchacha!
ROSIÑA
En
esto soy un hacha.
PIÑEIRO
Ven
a mi lado;
ven,
rapaciña.
ROSIÑA
¡Que
no me va!
Aprende,
sóo pelmazo,
a
hacer el cañamazo.
SALMONETE
¡Chula!
ROSIÑA
¡Chulo!
LOS
DOS
¡Tacatá!
(Hablado)
ROSIÑA
Y
ahora os habréis dao cuenta de que lo mismo sirvo para un fregao que para un
barrido.
PIÑEIRO
Bueno.
Pero de nosotros dos: ¿Quién es el barrido?
SALMONETE
(Aparte)
Se ha metió en un fregao.
ROSIÑA
La
verdad, Piñeiro. Preguntas unas cosas que no sabe una qué contestar. Pero
contesto que a ninguno de los dos. (Disponiéndose a seguir fregando el suelo) Y
ya puedes largarte.
PIÑEIRO
Eso
es otra cosa. Ahora voime más tranquilo. Pero líbrele Dios que yo me entere de
que tiene relaciones contigo. Tú has de ser de Piñeiro u de nadie. Ya lo oíste,
rapaz. De nadie o de Piñeiro. Y no digo más. Hasta de ahora. (Vase)
SALMONETE
Yo
peinaba que ibas a decirle que pensabas en mí.
ROSIÑA
Muy
mal pensao; porque yo no pienso añora en eso. No pienso más que en lo que puede
pasar en esta casa.
SALMONETE
(Aparte)
Pues, señor, ¿qué es lo que ira a pasar?
ROSIÑA
(Aparte)
Ya está aquí este pájaro. (Refiriéndose a Manolo, que sale en este momento. Vuelve
a ponerse a fregar, y canta)
Por
el puente de abaixo
MANOLO
(Aparte)
¡Y sigue la gaita! Tú, rapaza. Acaba ya de fregotear de una vez y vete a la
cocina. Y tú: ¿Has encontrado ya la pesa?
SALMONETE
No,
señor. Por aquí no está. (Haciendo que busca)
MANOLO
Pues
a buscarla por ahí dentro en seguida. ¡Hala!
ROSIÑA
(Aparte
y haciendo mutis) No puedo tragar a este tío.
SALMONETE
(Aparte)
A ti sí que te buscaba yo lo que te falta... (Mutis)
MANOLO
Pues,
señor, me trae de cabeza esta mujer. Claro que ella lo vale. Y eso de que
quiere mucho a su marido me paece a mí que es un decir. Ella, por lo pronto,
admite conversación, y vamos, me creo yo que no la soy indiferente. Antes no salía
nunca por la tienda, y ahora... Digo, aquí está.
CARMEN
Paece
que se retrasa mi marido.
MANOLO
Ya
sabe usté que le gusta estar poco aquí... Los nombres cuando llevan cierto
tiempo de casaos, se aburren de estar en casa. En cambio yo estoy aquí tóo el
día y se me hace el tiempo corto. Y cuando está usté en la tienda, más.
CARMEN
Cualquiera
que le oiga creerá que está usté enamorado de mí.
MANOLO
Cualquiera,
no. Lo digo yo, Carmen. Usté podrá molestarse porque la quiera; pero yo no puedo
evitarlo.
CARMEN
Pues
lo evitaré yo. Va usté a dar lugar a que deje de salir por la tienda.
MANOLO
Si
es que no quiere usté verme...
CARMEN
Yo
lo que quiero es que tenga usté juicio, Manolo. Ha equivocao usté el camino.
MANOLO
Dígame
usté por dónde tengo que ir.
CARMEN
Usté
vaya por donde quiera. Yo, por aquí. (Vase)
MANOLO
Pero
oiga usté, Carmen. (Yendo tras ella hacia la puerta) Cualquiera entiende a esta
mujer. Unas veces parece que me mete en el alma, y otras... Yo, por si acaso,
voy a seguir adelante, y a ver qué pasa.
(Antes
de las últimas palabras aparece Gervasio, que le sorprende hablando solo)
GERVASIO
¿Manolo
hablando solo?
MANOLO
Hola,
señor Gervasio.
GERVASIO
Tú
debes estar enamorao.
MANOLO
¡Quién
sabe!
GERVASIO
Seguro.
A tu edad, cuando yo hablaba solo, es que antes hablao con alguna. ¿Quién es ella?
MANOLO
¡Qué
sé yo! Una.
GERVASIO
En
eso tiés tazón. Lo mismo da una que otra, y lo mismo da una que veinte. Pues
ten mucho ojo. Que es lo que hace falta pa las mujeres. Ojo clínico.
MANOLO
¿Usté
las conoce?
GERVASIO
He
tenío muchas en tratamiento. Las mujeres padecen todas alguna cosa y hay que
saber dónde tienen la parte delicá. A lo mejor ves a una amarilla y con ojeras.
La empiezas a tratar, creyendo que tiene algo en el lao izquierdo y resulta que
es histerismo. Y al contrario: Ves a otra que tiene muy buena cara. La das de
alta porque crees que no tié interesao el corazón, y cuando quiés darte cuenta,
se muere en tus brazos.
SALMONETE
Sí
que hay mujeres de pronóstico. Y a propósito de mujeres. Ya me ha dicho el
padre Negreira que están ustés arreglando los papeles pa casarse como Dios
manda.
GERVASIO
¡Casarse
como Dios manda! ¡Como si Dios mandara hacer tonterías! ¡Manías de ese pobre cura!
(Aparece
Salmonete)
SALMONETE
Hola,
señor Gervasio. ¿Cuándo es esa boda?
GERVASIO
De
eso estábamos hablando. Me paece a mí que va pa largo.
SALMONETE
Pues
el padre Negreira ha dicho que no se va de Madrí hasta que no le deje a usté
casao.
GERVASIO
Sí,
lo habrá dicho; pero le va a costar caro. Ya me lleva das trescientas pesetas y
toavía no he sacao ni la fe de bautismo.
Y no lo hago de mala fe, es que se me van los cuartos que no sé cómo se me van.
MANOLO
A
usté es que le da miedo casarse.
GERVASIO
Miedo
precisamente, no. Pero, vamos, me asusta un poco ir a la iglesia con los años
que tengo.
SALMONETE
Eso
mismo dice mi padre. Que ya pa que se va a casar. Yo le voy a hablar al padre
Negreira a ver si pué convencerle. Como da dinero, pué que se anime. Porque mi
padre, por diez duros, no digo yo a la iglesia, se va a Roma por todo.
GERVASIO
¿De
moo que tus padres no están casaos?
SALMONETE
No,
señor. Y lo mismo le pasa a una hermana mía con mi cuñao.
GERVASIO
Pues
sí que tiés una familia de abrigo.
MANOLO
Oye,
tú, Salmonete. Deja ya la conversación y vete a llevar ese encargo, que corre
prisa. Ahí en el cesto tiés las señas.
SALMONETE
(Coge
el cesto, que estará sobre el mostrador) Adiós, señor Gervasio.
GERVASIO
Adiós,
hombre. Y recuerdos en casa.
SALMONETE
Gracias.
Y usté póngame a los pies de su futura.
(Aparece
Rosiña, que trae en la mano un talego vacío y una botella)
ROSIÑA
Hola,
tío Gervasio.
GERVASIO
Hola,
sobrina.
ROSIÑA
¿Cómo
anda la tía Rita?
GERVASIO
Pues
anda como yo.
ROSIÑA
¿Y
cómo anda usté por aquí?
GERVASIO
Venía
a ver al padre Negreira.
ROSIÑA
El
padre Negreira salió bien de mañana con el amo y toavía no ha vuelto.
GERVASIO
Paece
que se va aficionando a los madriles.
ROSIÑA
Como
el amo díjole que no corriérale prisa marchar, pues él por la cuenta ha pensao
no irse hasta que no le eche a usté las bendiciones. Supongo que usté estará
decidido a casarse. Basta sea gusto suyo para que le obedezca. Es un santo. Ya
ve: a mí colocóme en esta casa v a usté quiere dejarle también colocao.
GERVASIO
Esa
es la cosa. Que me va a colocar... En una situación que se la doy yo a
cualquiera.
ROSIÑA
Nada,
nada. Tiene que obedecerle y cumplir con la tía como es debido. Y no ser tan
golfo; que ya me han dicho que es usté un perdido.
GERVASIO
Oye,
oye. ¿Qué manera es esa de tratar a tu tío?
MANOLO
Lo
mismo me trata a mí. Esta no tiene respeto a nadie.
ROSIÑA
Yo
no respeto más que a las personas decentes. Y voime llegar a unos recaos, que
no quiero que se me vaya la lengua.
GERVASIO
Eso
es lo que tiés que hacer. Tu misión en esta casa es ver, oír y callar.
ROSIÑA
Bastante
veo y bastante oigo y bastante callo. Pero el día que vea lo que tengo que ver
y oiga lo que tengo que oír, ese día van a ver quien soy yo y van a oír
cosas... Cosas que me estoy callando.... por lo que me callo. Hasta después. (Vase)
GERVASIO
Esta
chica debe estar, mal de la cabeza.
MANOLO
De
lo que está mal es de educación.
GERVASIO
No
es extraño. Criá entre las vacas, como aquel que dice... Lo raro es que haya
aprendió a hablar.
MANOLO
Como
hablar, habla demasiao.
(Aparecen
el Padre Negreira y Mariano)
PADRE
NEGREIRA
¡Carape!
Si está aquí Gervasio. ¿Qué hay, hombre? ¿Qué traes por aquí?
MARIANO
Este
no trae nunca na. Si acaso vendrá a llevarse algo.
GERVASIO
Beso
a usté la mano, padre.
MARIANO
Veo
que ya vas respetando al clero.
GERVASIO
Al
clero y a las beatas. Qué, ¿se viene de ver los madriles?
MARIANO
Sí.
Hemos estao por ahí viendo cosas.
GERVASIO
Oiga,
señor Mariano. ¿No ha llevao usté aquí al padre Negreira a ningún cabaré?
MARIANO
Cuidao
que eres fresco.
GERVASIO
Hombre,
yo creo que debe verlo todo. Mañana, si usté quiere, le vengo a buscar pa
llevarle al campo de aviación.
PADRE
NEGREIRA
Mira,
eso de los aeroplanos, me agradaría verlo.
GERVASIO
No
sabe usté lo distraído que es. En eso sí que estamos progresando, en la
aviación. Como que el porvenir de España está en el aire.
MARIANO
¿Pero
es que tú entiendes de eso?
GERVASIO
Es
mi única chifladura. Me levanto a las tres de la tarde. Me pongo mi trajecito
nuevo. Me como mis judías... Y a Cuatro Vientos. Disfruto del progreso y me da
el aire.
MARIANO
Bueno.
¿Y cuándo aterrizas en la Vicaría?
GERVASIO
Si
viera usté la de equilibrios que estoy haciendo.
PADRE
NEGREIRA
¿No
has tenido bastante dinero?
GERVASIO
¿Usté
sabe lo que cuesta casarse? Por eso no se casa nadie. Y yo, si no fuera por
usté, se iba a casar Rita.
PADRE
NEGREIRA
Eso
es lo que ella quiere.
GERVASIO
No.
Si esto es un timo.
PADRE
NEGREIRA
El
timo es lo que estás tú haciendo con la boda. ¿Y qué es lo que te hace falta?
GERVASIO.
Me
hacen falta cincuenta plumas pa los escribientes de la Vicaría.
PADRE
NEGREIRA
¿Y
para qué son esas plumas?
GERVASIO
Pa
que arreglen los papeles volando.
PADRE
NEGREIRA
¡Vaya,
hombre, vaya! Ahí tienes las cincuenta plumas.
GERVASIO
Pues
con su permiso voy a ahuecar el ala y me voy a la calle de la Pasa, a ver qué
pasa. Conque, señor Mariano, tanto gusto. Adiós. Manolo. Padre Negreira,
mañana, a las tres me tiene usté aquí pa irnos al campo de aviación. Beso a
usté la mano. (Vase)
PADRE
NEGREIRA
Vete
con Dios. Este Gervasio es un golfo.
MARIANO
Este
qué va a ser golfo. Este es un archipiélago. Como te descuides, te despluma.
PADRE
NEGREIRA
Lo
que voy a hacer es encargarme de arreglar yo mismo los papeles. Si no va a ser
el cuento de nunca acabar.
(Aparece
Carmen)
CARMEN
¿Estamos
ya de vuelta?
PADRE
NEGREIRA
Dirá
usté que hemos tardado mucho. ¿Verdad, Carmina?
CARMEN
Yendo
con usté, no me importa. Lo peor es cuando va solo.
MARIANO
¿Y
dónde crees tú que voy yo solo?
CARMEN
Tú
lo sabrás. Yo lo que sé es que cada día estás menos tiempo aquí.
MARIANO
Mujer,
voy a mis obligaciones. A mis negocios. Yo no hago falta en la tienda. Aquí,
Manolo lleva esto tan bien como yo lo pudiera llevar. Y pa el cobro y pa la mira
de la casa estás tú. Además, son muchos años ya detrás del mostrador, y va
siendo hora de que descanse un poco. Que me dé el aire y el sol, que buena
falta me hace.
CARMEN
No
me quejo sólo de que estés poco en la casa. Ya sabes tú lo que quiero decirte.
PADRE
NEGREIRA
Cualquiera
dirá que tiene celos de ti.
MARIANO
Ya
ves. ¡Celos de mí! Si fuera al revés... Ella es mucho más joven que yo. Luego
cada día está más guapa...
CARMEN
Poco
se conoce.
PADRE
NEGREIRA
Eso
a la vista está.
MARIANO
Ella
quiere decir que no la doy coba, como dicen por esta tierra. Siempre está con
la misma canción. Que si no la quiero... Que no la mimo... Como si el cariño no
se demostrara más que con zalamerías. El cariño se demuestra con hechos. A ver
qué es lo que te falta desde que te casaste conmigo. Y esto no es echarte en cara
que fueras más. pobre que yo...
PADRE
NEGREIRA
Nada,
nada, Carmiña. Quéjase de vicio.
MARIANO
Déjala,
déjala. Y vamos nosotros dentro a tomarnos una copita, que ya nos la hemos
ganao.
(Vanse
Padre Negreira y Mariano)
CARMEN
¡Siempre
lo mismo! Este hombre cree que tóo está arreglao con que no la falte a una qué comer.
(Queda pensativa)
MANOLO
(Aparte)
(Voy a aprovechar la ocasión) ¡Carmen!
CARMEN
¿Qué
quiere usté?
MANOLO
Primero,
pedirle perdón, si es que antes la ofendí. Y después, pedirle un consejo.
CARMEN
Soy
joven aún pa dar consejos.
MANOLO
En
este asunto, la única que pué aconsejar es usté. Dígame, con franqueza: ¿Usté
quiere que yo me vaya de la casa?
CARMEN
¿Usté?
¿Por qué?
(Música)
MANOLO
Porque
yo no puedo Carmen
vivir
más así.
Usté
sufre y yo me muero
al
verla sufrir.
CARMEN
Por
mí no pase usté pena
ni
sufra por mí.
Que
yo vivo muy contenta
Y
soy muy feliz.
MANOLO
Eso
es mentira.
CARMEN
Eso
es verdá.
MANOLO
Jure
usté que no me engaña.
CARMEN
Yo
no tengo que jurar.
MANOLO
Usté
no quiere a ese hombre.
CARMEN
Yo
le quiero cá vez más.
MANOLO
Eso
es mentira.
CARMEN
Eso
es verdá.
MANOLO
Cuando
la miro a la cara
y
veo esos ojos negros
que
paece que están de luto
por
un cariño que ha muerto,
siento
una pena muy grande
y
solamente deseo
devolverles
a sus ojos
la
alegría que tuvieron.
CARMEN
Mis
ojos no están de luto
ni
a mí se me ha muerto nada,
si
es cierto que usté me quiere
y
sufre usté por mi causa,
lo
mejor es que haga entonces
lo
que la Carmen le manda:
que
no mire usté mis ojos,
que
no mire usté mi cara.
MANOLO
Pa
mi es imposible
vivir
sin mirarla,
por
eso he pensado
marcharme
y dejarla.
CARMEN
No
me importa que se vaya
ni
me importa que se quede
ni
me importa que me quiera
ni
que deje de quererme.
Mi
cariño es de otro hombre,
para
usté no puede ser;
sólo
quiero que me deje
tranquila
con mí querer.
Soy
muy honrada y muy buena
y
así moriré.
Y
en faltar a mí marido
jamás
yo pensé.
Por
eso no he de mirarle.
Por
eso no he de escucharle.
Un
sueño es lo que pretende
y
yo le suplico que no sueñe más.
MANOLO
Sus
labios me están mintiendo
sus
ojos me están diciendo:
Confía,
porque los sueños
son
algunas veces también realidá.
(Hablado)
MANOLO
Conque
ya lo sabe, Carmen. Usté tiene la palabra.
CARMEN
No
creo que haga falta que se vaya de esta casa. Lo que hace falta es que procure
olvidarse de mí, y ocuparse de' negocio. Ya le he dicho que procuraré estar lo
menos posible en la tienda. O nada, si puede ser. Que ojos que no ven, corazón
que no siente.
MANOLO
Eso
no va conmigo. Al otro lado del mundo me podía yo ir y allí seguiría
queriéndola lo mismo.
CARMEN
Entonces
si me iba usté a seguir queriendo donde fuera, ¿pa qué se quiere usté marchar?
MARIANO
¿Eso
quié decir que me quede?
CARMEN
Veo
que vuelve usté a tomar el camino de antes.
MANOLO
¿Y
qué camino, quiere usté que tome? No tengo en mi vida más camino que el suyo,
ni más alegría que verla, ni más ilusión que quererla. Créame, Carmen. Como yo
la quiero no la quiere a usté nadie. Ni ese hombre que está ahí dentro. (La
coge una mano e intenta abrazarla)
CARMEN
¡Suelte
usté!
MANOLO
Usté
perdone. Ha sío sin querer. Es decir, ha sío queriendo.
CARMEN
¡Manolo!
Creo que debe usté marcharse. (Diciendo mientras hace mutis) (No sé si es odio o
es cariño lo que siento por este hombre)
MANOLO
¡Carmen!
¡Carmen!
ROSIÑA
(Que
momentos antes ha sorprendido la escena y se ha quedado parada en la puerta)
¡Aceite!
MANOLO
(Volviéndose
asustado hacia Rosiña) ¿Eh?
ROSIÑA
Que
traigo aceite. Aceite y pan. Este pan del que usté come y que tan mal se lo
paga al amo.
MANOLO
¿Qué
estás diciendo?
ROSIÑA
Díjome
mi tío que yo estaba aquí para ver, oír y callar. Como oír, no he oído casi
nada, pero lo que he visto, eso no me lo callo. Es usté un mal hombre.
MANOLO
¡Calla
rapaza!
ROSIÑA
No
quiero. Le he dicho que no me callo. Esto lo sabrá el amo.
MANOLO(Cogiéndola
por un brazo y zarandeándola) Como digas una palabra, te mato.
ROSIÑA
¿A
mí? ¿Pegarme a mí? El que lo mata a usté, soy yo, ¡tío canalla! (Coge un
cuchillo que habrá sobre el mostrador) ¡Ande! ¡Pégueme!
MANOLO
¡Calla,
que me comprometes!
ROSIÑA
No
quiero callar.
SALMONETE
(Que
aparece y queda sorprendido al ver la escena) ¿Qué es eso, rapaza?
ROSIÑA
Nada.
Este postinero que me ha pegao.
SALMONETE
¿A
ti? ¿Que te ha pegao a ti? ¡Esto se ha acabao! (Coge otro cuchillo) Venga usté.
Péguela usté delante de mí, ¡so besugo!
ROSIÑA
¡Ladrón,
más que ladrón!
SALMONETE
¡Sóo
congrio! ¡Sóo percebe!
(Aparecen
Mariano y el Padre Negreira)
MARIANO
¿Qué
pasa? ¿Qué voces son esas?
PADRE
NEGREIRA
¿Qué
ocurre, Rosiña?
ROSIÑA
Nada.
Ahí el socio se lo contará.
MARIANO
¿Qué
ha pasao, Manolo?
MANOLO
Nada,
señor Mariano, no ha pasao nada. (Queriendo aparentar tranquilidad)
ROSIÑA
Diga
que sí. Ha pasao mucho. Dígalo, dígalo.
SALMONETE
Eso,
eso. Que diga lo que ha pasao. (Aparte) (Así me entero yo también)
MANOLO
Pues,
nada... Cualquiera creería que había pasao algo.
PADRE
NEGREIRA
Algo
habrá ocurrido cuando los chicos están con los cuchillos en la mano.
SALMONETE
Y
que si tardan ustés en salir, se lo encuentran en escabeche.
ROSIÑA
Me
ha pegao ese granuja.
MANOLO
Diga
usté que es mentira.
ROSIÑA
Diga
que es verdá. Y que diga él por qué me pegó. ¡Ande! Cuéntaselo al amo.
MARIANO
Habla,
Manolo, ¿por qué la has pegao?
SALMONETE
Ande,
ande, diga usté por qué la ha pegao. (Aparte) (A ver si me entero)
ROSIÑA
No
lo dice, no. No tiene valor para decirlo. Como que es un cobarde.
PADRE
NEGREIRA
Calla,
rapaza.
ROSIÑA
No
puedo callar, padre Negreira. El amo debe saber lo que ha pasao aquí.
MANOLO
(Aparte)
(Esta chica me pierde)
ROSIÑA
¿No
lo dice, verdad? Yo lo diré. Ahí donde usté le ven, con esa cara de santiño, fue
capaz de abrazar a una mujer.
MARIANO
¿A
una mujer?
ROSIÑA
Sí,
señor. A una mujer muy honrada y muy decente, aunque él se haya creído otra
cosa. ¿Qué? ¿Qué se había usté creído?
PADRE
NEGREIRA
¿Pero
qué mujer es esa?
ROSIÑA
No
me atrevo ni a decirlo.
MANOLO
(Aparte)
Esta rapaza...
ROSIÑA
Pro
como no tengo más remedio, díselo, aunque se me caiga la cara de vergüenza. A la
mujer que ese pillo abrazó, fue a mí.
SALMONETE
¿A
tí?
ROSIÑA
Y
no sólo me abrazó, sino que me besó, también. Y porque quise defenderme, porque
soy honrada, señor, fue él valiente y me pegó. Por eso encontráronme con el
cuchillo en la mano.
SALMONETE
¡Abusar
de una infeliz doncella!...
MARIANO
Está
bien. No creí que fueras capaz de tal cosa.
MANOLO
Señor
Mariano, no haga usté caso.
ROSIÑA
Diga
que es verdá. Y si no que diga él por lo que ha sido. Dígalo usté. ¡Sóo
cobarde!
SALMONETE
Dígalo,
hombre, dígalo.
MARIANO
Bueno,
bueno. Hemos terminao. Tú rapaza, anda pa dentro. Tú (A Salmonete) a tu obligación.
SALMONETE
Mi
obligación es defenderla.
MARIANO
¡A
callar! Y tú, Manolo, procura ser formal y respetarla.
MANOLO
Pero
señor Mariano.
MARIANO
Que
no vuelva a ocurrir. (Vase)
SALMONETE
Eso,
eso, que no vuelva a ocurrir.
ROSIÑA
Tú
a callar, que yo me basto y me sobro para defenderme de ese tunante. Que me
llama gallega creyendo que me insulta. ¡Gallega! ¡Y a mucha honra! ¿Qué pasa?
Pero también soy castiza, cuando se tercia. Y madrileña cuando hace falta.
Gallega por dentro. Madrileña por fuera. ¡Ya lo sabe usté! (Acercándose a Manolo
en actitud de desafío) ¡Pa gallega, yo! Y pa chula, ¡la hija de mi madre! (Vase
postineando)
SALMONETE
¡Olé,
tu padre! (Se quita la gorra y la arroja a los pies de Rosiña para que pase)
¡Ahí va La chula de Pontevedra!
TELON RAPIDO
ACTO SEGUNDO
CUADRO PRIMERO
La
escena representa una habitación de paso, que comunica la pescadería con la
vivienda de la casa. Dos puertas laterales, una que figura comunicar con la
tienda y otra con habitaciones interiores. Puerta al foro, que se supone
conduce al portal.
Al
levantarse el telón aparece Salmonete escribiendo sobre unos cajones de
pescado.
ROSIÑA
(Dictándole)
Y usté reciba muchos besos de su hija, que la quiere y que verla desea, Rosiña.
SALMONETE
Y
que verla desea, Rosiña. Ya está.
ROSIÑA
Ahora
la vas a leer, a ver si se me olvidó algo.
SALMONETE
(Leyendo)
Queridiña madre: Me alegraré que al recibo de ésta estén todos con la saluz que
yo para mí deseo. Con el tío Peroja, que va a esa, le envío dos duros que
ahórreme. El padre Negreira marchará pronto a esa porque el tío Gervasio vase
pronto a casar. Por fin arregló los papeles y esperamos no se desarregle la
boda. Sepa usté que los amos me quieren mucho y también me quiere mucho Salmonete.
Un muchacho muy bueno y de muy buena familia.
ROSIÑA
Oye,
oye. Yo no te he dicho eso. Bórralo, bórralo. No vaya a figurarse mi madre que
apenas llegué a Madrí ya empecé con amoríos.
SALMONETE
Pero
si esto que digo no quié decir na.
ROSIÑA
Pues
quítalo o rompo la carta.
SALMONETE
Bueno,
mujer, no te enfades. Pondré abajo una posdata. (Se dispone a escribir)
Posdata: De eso que la digo de Salmonete, hasta ahora no hay nada de lo dicho,
pues aunque él me quiere yo no le hago caso. ¿No sé más adelante. ¿Qué te
parece?
ROSIÑA
Adelante,
adelante.
SALMONETE
(Leyendo)
Y no teniendo más cosas que contarle, dará usté recuerdos a todos los que pregunten
por mí, etc., etc.
ROSIÑA
Está
bien. Pon el sobre. Ya sabes: Doña Rosa de Baleira Cabreiros y Ortigueira, en
Meira, Ayuntamiento de Cuntis. Provincia de Pontevedra.
SALMONETE
Oye,
lo que tiés que hacer es comprar los sobres más grandes, porque no queda Sitio
pa el sello.
ROSIÑA
Bueno,
ciérrala y dámela. Luego, cuando salga a algún recado, la echaré al estanco.
(Se guarda la carta en el pecho) Oye, ¿entenderán bien lo que has escrito?
SALMONETE
Muy
bien; si hago yo una letra inglesa que paece que está hecha en Londres.
ROSIÑA
Ya
sé que para la escritura estás hecho un mozo. Pero en cuestión de amoríos estás
en palotes.
SALMONETE
Porque
tú quieres.
ROSIÑA
Porque
no quiero.
SALMONETE
Eso,
porque no quieres.
ROSIÑA
Te
diré. Mirá, Salmonete. Yo apréciote mucho, Pero yo, de casar, ha de ser con
hombre tras bajador y de posibles. No quiero que me pase lo que a mi madre. Que
casó con mi padre y no hizo más que tener hijos y pasar fatigas.
SALMONETE
¿Qué
era tu padre?
ROSIÑA
Segador.
El pobriño vino a segar a tierra de Castilla y el sol lo mató. Ni aun morir le
vimos. De modo que ya lo sabes. Cuando tengas una pescadería como la del señor
Mariano, puedes contar con mi cariño.
SALMONETE
Eso
es muy difícil. Ahora que si tú quieres, ponemos una pescadería ambulante.
ROSIÑA
¿Qué
es eso?
SALMONETE
Muy
sencillo. Cogemos un peso y un cajón, como éstos; tú agarras de un asa y yo de
otra, y a la vía pública. ¡A vocear! ¡A gritar! ¡Viva la merluza! ¡Vivaa!
Conque, qué me contestas. ¿Tengo que esperar a temer una pescadería pa casarme
contigo o te conformas con la ambulante, farruquiña mía?
ROSIÑA
¡Anda,
hombre, anda! Me conformo con lo que sea. Desde hoy puedes contar con mi
cariño.
SALMONETE
Gracias,
Rosiña. Oye: ¿Te parece que borre la posdata?
ROSIÑA
Eso
sí que no.
SALMONETE
Pero
me dejarás que te dé un beso.
ROSIÑA
Anda
y que te den un caldo.
MANOLO
(Llamando,
dentro) ¡Celestino!
ROSIÑA
Que
te llama el señor Manolo.
SALMONETE
¡Voy!
Oye, ¿supongo que este tío no habrá vuelto a abrazarte?
ROSIÑA
¡Ni
a la ventana te asomes!
SALMONETE
¡Olé
las chulas gallegas!
«Farruca
vente a Sevilla...»
(Vase
cantando)
ROSIÑA
¡Pobriño!
Quiéreme de verdad. Y yo también le tengo buena ley. ¡Ay, Celestino!...
«Celestino
se llama mi novio,
Celestino,
Celestino».
(Vase
cantando)
(Después
de una corta patosa, aparece Mariano seguido de Carmen)
MARIANO
Que
sí, mujer, que sí.
CARMEN
¿Pero
tardarás mucho?
MARIANO
No
sé. Ya sabes que yo voy al mercao. Unas veces acabo pronto, otras se tarda más...
Según. No sé qué te pasa de poco tiempo a esta parte, que todo te molesta. Por
todo te enfadas.
CARMEN
El
que se enfada eres tú.
MARIANO
No,
no. Eres tú. Parece que no eres ya la misma de antes. Y no tiés motivo. Yo sigo
siendo el de siempre.
CARMEN
¡El
de siempre!... Tienes razón.
MARIANO
¿Qué
quiés decir?
CARMEN
Eso.
Que eres el mismo. Que no varías.
MARIANO
Entonces
la que has variao de gusto eres tú. Porque antes te parecía bien y ahora te quejas.
Yo he sido siempre igual y seguiré siéndolo mientras viva. ¡Y Dios quiera que
no varíe! Puede que llegara a pesarte. Quiéreme como soy, que es como debe ser.
Lo demás, son historias. ¡Historias y mentiras! Hasta luego, Carmen.
CARMEN
Adiós.
¡Historias y mentiras! Pué que lo sean. Pero a veces es una más feliz con ella.
¡Y así toda la vida! No me falta na y parece que me falta tóo. Quiero quererle
y cá día me cuesta más trabajo estar a su lao.
MANOLO
(Desde
la puerta) Ya se fue. Hay que decidirse de una vez. O nos vamos los dos, o me
voy yo solo. No puedo seguir más tiempo en esta casa. La rapaza está entera de
tóo y el día menos pensao...
CARMEN
Eso
es una locura.
MANOLO
Locura
la que yo tengo.
CARMEN
¡No
me atrevo!
MANOLO
Por
la felicidá se arrostra tóo. Y ha de ser hoy mismo. Si no, me iré yo solo. Aquí
no estoy un día más.
CARMEN
Que
sale el Padre Negreira.
MANOLO
Carmen.
Hay que hacer lo que tenemos hablao. (Vase)
(Aparece
el Padre Negreira)
PADRE
NEGREIRA
Buenas
tardes nos dé Dios.
CARMEN
Buenas
tarde, Padre Negreira.
PADRE
NEGREIRA
Hoy
la siesta fue más larga que de costumbre. Y es que anoche no dormí nada.
¿Marchó Mariano?
CARMEN
Hace
un rato que se fue al mercao. ¿Quería usté algo?
PADRE
NEGREIRA
Nada,
hija, nada. Que va siendo hora de que les deje a ustedes. Es mucho tiempo el
que llevo aquí.
CARMEN
Ya
sabe que está en su casa y no molesta. Hasta ahora, padre. (Vase)
PADRE
NEGREIRA
Gracias,
hija. De todos modos, a ver si arreglo mis asuntos cuanto antes, y a Meira en
seguida, que seguramente estaré haciendo falta. ¿Cómo andará aquella parroquia?
(Aparecen
Rita y Gervasio)
GERVASIO
Buenas
tardes nos dé Dios.
RITA
Santas
y buenas.
PADRE
NEGREIRA
Hola,
matrimonio feliz. Es decir, matrimonio hasta cierto punto. ¡Qué deseos tengo de
veros casados!
GERVASIO
Pues
ya no depende más que de cincuenta pesetas.
PADRE
NEGREIRA
¿Todavía
estamos así?
GERVASIO
Estamos
ya en las últimas. Con esos diez duros nos pone usté lo que se dice en casa.
PADRE
NEGREIRA
Está
bien. Ya te los daré.
GERVASIO
Le
advierto que son pa la partida de nacimiento de ésta, que es un lío. A estas
fechas no se ha podio averiguar exactamente dónde ha nacido.
RITA
Es
que yo, sabe usté, nací en la mar.
GERVASIO
En
la mar de sitios, por lo que se ve.
PADRE
NEGREIRA
Bueno,
mujer, bueno. ¿Y de Doctrina, cómo andamos?
RITA
Pues
yo me sé de memoria desde el tóo fiel cristiano, hasta eso de las virtudes
teodogales; pero éste, no ha visto el Catecismo ni por el forro.
GERVASIO
Diga
usté que sí lo he visto.
PADRE
NEGREIRA
Vamos
a ver. Dime el Ave María.
GERVASIO
Bueno,
del Ave no sé más que la sustancia.
PADRE
NEGREIRA
Pues
no hay más remedio que estudiarla bien y pensar en ella.
RITA
Pues
en lo que piensa éste es en otra cosa.
GERVASIO
Este
piensa en una parroquiana que le abre la puerta toas las noches, y luego se la
cierra, pero por dentro. ¡Que tóo se sabe!
RITA
Eso
no es verdá. A la que tú te refieres no la he abierto yo la puerta más que una
noche.
PADRE
NEGREIRA
Y
ha subido sola. Lo único que he hecho yo ha sido alumbrarla por el hueco de la
escalera.
RITA
Mira,
Gervasio. Eso se lo cuentas a un guardia.
PADRE
NEGREIRA
Ya.
Ya sé que su vida es algo oscura.
GERVASIO
Como
nos pasa a tóos los que vivimos de noche.
PADRE
NEGREIRA
Ya
me entiendes. Ya me entiendes.
(Aparece
Rosiña)
ROSIÑA
¡Refaixo!
¡Quién está aquí!
RITA
Hola,
Rosiña.
ROSIÑA
Hola,
tía. ¿Qué hay, tío fresco?
GERVASIO
Oye,
eso de fresco...
ROSIÑA
Dígolo,
porque el otro día el amo decía hablando de usté: Si estuviera aquí Gervasio, no
se echaba a perder el pescao.
GERVASIO
Es
muy bromista el señor Mariano.
ROSIÑA
Le
ha conocido bien. Siempre que viene a la pescadería ha de pescar algo.
GERVASIO
Eso
no es verdá.
ROSIÑA
No
lo niegue. El otro día dijéronme que le habían visto con una merluza. Y esa
tiene que haberla cogido aquí.
RITA
Esa
la cogió en la taberna donde para. Las cogí a menudo.
PADRE
NEGREIRA
Que
no tiene el demonio por donde cogerte… (Aparece Salmonete, con una caja de
pescado al hombro, la cual deja en el suelo)
SALMONETE
Buenos
días tengan ustés. Beso a usté la mano padre.
PADRE
NEGREIRA
Hola,
rapaz. ¿Le has dicho eso a tu padre?
SALMONETE
Sí,
señor. Y a mi hermana también. Dicen que ya vendrán a hacerle a usté una visita
pa ver si los casa usté antes de irse. Que seré cuestión de veinte o treinta
duros.
PADRE
NEGREIRA
Pues
ya lo arreglaremos. ¡Todo sea por Dios!
ROSIÑA
Como
siga mucho tiempo en Madrid, le dejan sin sotana. Hay cada gachó y cada gachí que
quita la cabeza.
SALMONETE
¿Pero
ha visto usté que chula se ha vuelto?
ROSIÑA
Como
que en cuando lleve aquí dos meses más, mojo pan en la cerveza y tomo las judías
en sifón. A los quince días ya dormía en jarras.
RITA
Se
ve que le gusta Madrid.
PADRE
NEGREIRA
Eso
está bien. En él has de vivir y en él has de ganarte el pan.
SALMONETE
Y
no sólo se le han pegao los timos. ¡Hay que oírla cuando se pone a cantar chulerías!
El otro día me cantó esa canción que llaman la chula de Cuatro Caminos, y,
vamos, se me caía la baba. Anda, Rosiña; échate p'alante, pa que vean tus tíos
que hay clase.
ROSIÑA
¿A
ver si crees tú que yo me acharo?
GERVASIO
Venga
de ahí.
ROSIÑA
Vaya
por usté, Padre Negreira.
(Música)
ROSIÑA
Soy
la chula madrileña
más
castiza que ha nació.
Soy
más chula que mi agüela,
y
hay que ver lo que ella ha sío.
Yo
no soy de Maravillas.
Yo
no soy de San Andrés.
Ni
he nado en las Vistillas,
ni
tampoco en Lavapiés.
Y
ustés al oírme
de
fijo dirán:
¿Este
monumento
de
dónde será?
Pues
casi na.
Pues
casi na.
Soy
de los Cuatro Caminos,
el
barrio de la garata.
Lo
mejor de los madriles,
donde
está la flor y nata.
Pues
tenemos autobuses
y
un gran metropolitano,
y
hasta casas rascacielos
como
los americanos.
Con
mi garbo y mi alegría,
me
paseo por allí,
y
los hombres al mirarme
me
requiebran siempre así:
Madrileña,
madrileña,
la
de los Cuatro Caminos;
dime
por cuál he de irme
para
encontrar tú cariño.
Madrileña,
gata mía;
dímelo,
por compasión,
y
no me mires de esa manera
que
vas a ser mi perdición.
(Repiten
todos ¡a última estrofa)
(Hablado)
SALMONETE
¿Hay
clase o no hay clase?
GERVASIO
¿Que
si hay? A esta chica la estoy viendo de telonera.
ROSIÑA
¿Qué
le ha parecido a usté?
PADRE
NEGREIRA
No
está mal, hija mía. Pero procura dejarte de canciones y aprende a guisar y a
coser, que es tu porvenir.
ROSIÑA
Esté
tranquilo, que yo seré mujer de mi casa.
GERVASIO
(Después
de haber guardado un besugo, que cogió de una caja) ¡Vaya besugo que he pescao pa
la cena!
RITA
¿Nos
vamos, Gervasio?
GERVASIO
Cuando
quieras.
PADRE
NEGREIRA
Yo
también marcho con vosotros.
RITA
Adiós,
sobrina.
ROSIÑA
Adiós,
tía.
GERVASIO
Que
sigas bien rapaza. Y atiende a lo que t. ha dicho el Padre Negreira. Menos
timos, más jabón y estropajo. Y coste que estos consejos no son de un tío; son
de un padre.
ROSIÑA
¡Te
veo, besugo!
GERVASIO
(Aparte
y echándose mano al bolsillo donde s< guardo el pescado) ¡Ya lo ha visto!
PADRE
NEGREIRA
¿Vamos,
Gervasio?
GERVASIO
A
sus órdenes, padre.
PADRE
NEGREIRA
Hasta
luego, Rosiña. (Vanse los tres)
ROSIÑA
Vayan
con Dios.
SALMONETE
Oye,
farruca.
ROSIÑA
¿Qué
quieres?
SALMONETE
¡Qué
sé yo! Ya no sé ni lo que quiero. Me tiés trastornao.
ROSIÑA
Pues
hace falta que estés en tu juicio, porque aquí pasan cosas muy graves.
SALMONETE
¿Ya
estamos con lo de siempre? Tengo ganas de que me hables claro, de una vez.
ROSIÑA
¡Ya
te hablaré! Hasta de ahora es un secreto que tengo yo sola. Unicamente te diré
que tengas mucho ojo. Yo voy a salir a un recao que me mandó el ama. Mientras
tanto te encargo que procures no moverte de aquí. Y sobre todo, que vigiles
mucho al señor Manolo.
SALMONETE
Pero
oye, ¿qué pasa con el señor Manolo? Es que... (Haciendo con las manos acción de
robar)
ROSIÑA
Tú,
a ver, oír y callar. Y cuando yo vuelva a contarme too lo que has visto y lo
que hayas oído. Yo no tardaré mucho. Oye, préstame un realiño pa el sello, que
voy a echar la carta de paso.
SALMONETE
Toma.
(Le da los cuartos)
ROSIÑA
Gracias.
Te los devolveré a primero de mes. (Leyendo el sobre de ¡a carta) Rosa de Baleira.
¡Quién fuera tú, cartiña mía! ¡Menuda garata se armará cuando la reciba mi
madre! ¡Mi madre, que loca de contenta irá junto al tío Peroja para que se la
lea! ¡Qué de lágrimas! ¡Que de alegrías!... ¡Quién fuese tú, cartiña mía! (Vase
besando la carta)
SALMONETE
Bueno,
a mí me trae loco esta chica; pero ella me paece que está más loca .que yo.
Porque tóo eso de que aquí va a pasar algo y eso de que vigile al señor Manolo
y eso de que la abrazan y la besan, me paece a mí que son manías. ¡Miá que
sería lástima! Una chica que paece tan buena y tan decente y que resultara que
está tocá... En fin, echaremos un cigarrillo y sea lo que Dios quiera. (Se
sienta muy tranquilamente sobre uno de los cajones de pescado y se dispone a
encender un cigarro. A poco aparece Manolo)
MANOLO
¿Qué
haces tú aquí?
SALMONETE
Aquí
estoy.
MANOLO
¿Pero
no haces nada?
SALMONETE
Estaba
haciendo un pitillo.
MANOLO
Pues,
¡hala, hala! A la tienda, que es tu obligación.
SALMONETE
(Aparte)
¿Tendrá razón Rosiña?
MANOLO
Amos,
anda, ¿qué miras?
SALMONETE
A
ver si quería usté algo más.
MANOLO
Lo
que te he dicho.
SALMONETE
(Desde
la puerta) Está bien. Está bien. (Aparte) Estaría bueno que este hombre... (Vase
haciendo acción de robar)
MANOLO
SALMONETE
¿Sabrá
este chico algo?... ¿Le habrá contao la otra?... Me miraba de una manera que es
pa escamarse. Nada, nada. ¡Hay que cortar por lo sano! Y esta es la mejor
ocasión. (Llamando desde la puerta de ¡as habitaciones interiores) ¡Carmen!
¡Carmen! (Después de mirar a todos lados para convencerse de que está solo,
entra. A poco aparece Salmonete)
MANOLO
Ya
he dado en el clavo. Este es un ladrón. Ahora seguramente va a hacer el robo. Y
el caso es que está el ama dentro... ¡Pobrecilla! A lo mejor la da algo pa que
pierda el conocimiento... Ya tengo yo miedo. Porque éste sale después y como
estoy yo solo, hace lo mismo conmigo. (Se acerca a la puerta por donde se fue
Manolo y se pone a escuchar) ¡Atiza! Se oye abrir un armario... Y suena
dinero... ¡Dios quiera que venga alguien!... (Empieza a temblar) Pa... pa...
parece mentira... ¿Quién iba a decir que este hombre era un la... la...
ladrón... (Sale Manolo muy decidido)
SALMONETE
¡Por
fin se decidió! (Sorprendido al ver a Salmonete) ¡Eh! ¿Qué es eso? ¿Qué haces
tú aquí? ¿No te dije que te fueras a la tienda? Si he estao. Pero es que... Es
que... Es que he creído que me había usté llamao. ¿No me había usté llamao?
MANOLO
Si
que te he llamao. Te he llamao sinvergüenza.
SALMONETE
Eso
no lo había oído. Pero si es que quiere usté algo...
MANOLO
Perderte
de vista.
SALMONETE
(Aparte)
Me quiere perder. Me quiere perder.
MANOLO
¡Hala!
¡Hala pa la tienda! (Empujándole)
(Aparece
Carmen, con un lío de ropa envuelta en un paño negro)
CARMEN
¡Virgen
del Carmen! ¡Perdóname! (Abre la puerta del foro y aparece Rosiña. Al verla,
Carmen retrocede asustada) ¡Dios mío! ¡La rapaza!
ROSIÑA
¿Dónde
va el ama?... Yo bien sé donde iba... Dirá, que soy el demonio, pero en esta
ocasión voy a ser el ángel que la salva.
CARMEN
¿Qué
dices?
ROSIÑA
Ya
sabe por qué se lo digo. Usté iba a escaparse. A huir de junto al amo, para
volar con ese pájaro de Manolo. ¡No le siga, mi ama!... Es un canalla, que
quiere perderla. ¡Quédese! ¡No se vaya! (Suplicándola cariñosamente)
CARMEN
Déjame,
rapaza.
ROSIÑA
Ese
hombre que parece que la quiere la dejará en el arroyo, deshonrá y perdida. ¡No
le siga! ¡No deje al amo, que ese sí que la quiere de verdá! ¡Ande, mi ama!...
¡Siquiera por él!... ¡Es tan bueno!... ¡Qué pena la suya, cuando vea que le
dejó solo!...
CARMEN
Tienes
razón. Estaba loca... ¡Ese hombre!...
ROSIÑA
Es
el demonio, que se ha metido en su corazón, y hay que echarlo fuera.
(Quitándola el lío de la mano) ¡Ande, mi ama! Métase en casa y rece a su
Virgenciña del Carmen, que le dará fuerzas para olvidarlo y despreciarlo.
¡Ande, mi ama, ande!
CARMEN
Si
no me voy, rapaza, no me voy. Pero por Dios, te pido que el amo no sepa nada de
esto.
ROSIÑA
Esté
tranquila. Yo todo lo que veo y oigo, me lo callo. La juro que nadie sabrá
nada.
CARMEN
Gracias,
rapaza, muchas gracias. (Vase llorando)
ROSIÑA
Se
va llorando. Si ella es buena... Lo que es que la ha trastornao ese granuja...
¡Hay que ver lo que pesa esto!... ¡Sabe Dios lo que habrá aquí!... (Va a
desatar el lío y aparece Mariano. Pretende esconderle) (Aparte) ¡El amo!
MARIANO
¿Qué
te pasa, rapaza? ¿Dónde vas con eso?
ROSIÑA
Pues...
Pues no lo sé.
MARIANO
(Registrando
el lío) ¿Estabas robando?
ROSIÑA
Yo,
no señor.
MARIANO
¿Cómo
que no? El mantón... los pendientes... las sortijas... ¿Dónde ibas con esto? Pues...
Pues no sé qué decirle.
MARIANO
¿De
modo que no lo sabes?
ROSIÑA
(Aparte)
¡Cristo del Romero! ¿Qué le digo yo?
MARIANO
(Llamando)
¡Carmen! ¡Carmen! (Aparece en seguida, con un gran espanto reflejado en el semblante,
pero pretendiendo aparentar tranquilidad)
CARMEN
¿Qué
quieres?
MARIANO
Mira.
Ese es el cuidao que tienes de la casa. Te roban hasta los ojos y no te das
cuenta.
ROSIÑA
(Al
ver a Carmen, que mira asombrada el lío de la ropa) No se atolondre.
MARIANO
¿Qué
dices a esto?
CARMEN
¿Qué
quieres que te diga?
ROSIÑA
No
la regañe. Ella no tiene culpa de que yo cogiera lo que no es mío.
MARIANO
¿De
forma que confiesas que ibas a robarnos?
ROSIÑA
¿Y
qué he de hacerle, si ya me han visto? ¡Perdónenme! Fue un mal pensamiento.
MARIANO
¡A
la calle ahora mismo!
CARMEN
Perdónala,
Mariano.
MARIANO
¿Perdonarla?
¡Que dé gracias a que no doy parte de ella! ¡Anda, anda! Coge tus ropas y que
yo no te vea. Voy por ellas, mi amo. (Aparte y haciendo mutis) ¡Qué alegría,
que salvé al ama!
CARMEN
(Aparte)
¿Qué hice yo, Dios mío? ¡Pobre rapaza!
MARIANO
¡Cuando
lo sepa mi primo! El que cuando me la recomendó me dijo que era una santiña... Y
luego tanto protestar cuando dijo que la abrazó Manolo!... Fiése usté de la
gente... ¡Mentira parece que sea gallega!...
ROSIÑA
(Con
un saco lleno de ropa) Ya cogí mis ropiñas. Mírelas el amo. Todo lo que me
llevo es mío.
MARIANO
Bueno,
bueno. Lo que quiero es que te vayas en seguida.
ROSIÑA
Ya
me voy, ya. Adiós, mi ama. Ya sé que usté, me perdona... Que se hace usté el
cargo de que todo fue un mal pensamiento.
CARMEN
(Aparte)
¡Por Dios, rapaza!
ROSIÑA
(Aparte
a Carmen) Esté tranquila, que no la descubro. Adiós, mi amo. Y le pido por Dios
que si vinieran a tomar informes, no diga que fue por ladrona. Diga que fue por
vaga o por chismosa, que eso no es ninguna deshonra. ¿Lo hará?
MARIANO
Sí,
anda, sí. Vete.
ROSIÑA
Gracias,
mi amo. Deje que le bese la mano. (Le coge la mano y se la besa, repetidas veces.
Después dice aparte:) ¡Pobriño! ¡Si él supiera!... Pero no lo sabrá! Su
felicidá vale más que la mía! (Después de echarse el saco al hombro, inicia el
mutis diciendo:) Adiós, para siempre. Ahora que me voy, se me saltan las lágrimas.
(Llora) ¡Con lo bien que estaba yo en esta casa!... (Ya desde la puerta y
aparte) ¡Cristo del Romero! Tú sabes que soy buena y honrada. ¡No me abandones!
¡No me abandones! (Mariano la contempla mientras sale y Carmen hace esfuerzos
para contener las lágrimas)
TELON
CUADRO SEGUNDO
La
calle de Segovia. Al fondo, el Viaducto. En lateral derecha hueco de taberna
practicable. Junto a éste, otro hueco de un portal, en cuyo quicio hay un banco
de madera. Es de noche.
Al
levantarse el telón sale Gervasio de la taberna, conduciendo del brazo a
Farruco, el cual es portador de una merluza colosal, de la clase de lloronas.
GERVASIO
Anda,
Farruco, que esta noche no tiés tú razón.
FARRUCO
(Siempre
gimoteando) ¿Es que Fariñas canta mejor que yo?
GERVASIO
Sí,
hombre, sí. No seas pelmazo.
FARRUCO
Estu
es pena, Gervasio. ¡Decir que Fariñas canta mejor! ¡Nun lo consientu! ¡Ni canta
ni toca! Eu saco unos puntos na muñeira, que tolco. Fariñas es un mintireiro e
un raspiñeiro.
GERVASIO
(Más vale que le haya dao por llorar. Así no tendré
que llevarle a la Comisaría)
(Aparecen
dos guardias de Seguridad. Uno de ellos es Teodomiro, que apareció en el acto
primero)
TEODOMIRO
¿Ya
está éste como tóos los sábados?
FARRUCO
Non
siñor, non. Esta noite no es taña lu que teño. Es pena.
TEODOMIRO
Pues,
hala. A consolarte a tu casa.
FARRUCO
Voyme
derecho, guardia. Sin meterme con nadie. Y sin cantar. Esta noite teñu pena.
Esta noite nun puedo cantar. (Llora)
GERVASIO
(Empujándole)
Anda, hombre, anda. Canta y no llores.
FARRUCO
(Haciendo
mutis y cantando con aire de gallegada) Esta noite teñu pena.
TEODOMIRO
Y
digo yo para mí: ¿Qué sacarán estos hombres emborrachándose?
CASIANO
No
comprendo al borracho.
GERVASIO
Yo
no comprendo más que al que se embriaga por las mujeres. A mí, por lo menos, me
marean. En cuanto estoy al lao de una señora, se me va la cabeza, se me van las
manos, y no se me va el dinero, porque no lo tengo.
TEODOMIRO
Ya
sé. Ya sé que hay una vecinita en esta calle, que te trae de cabeza. Y también
sé que cuando la abres la puerta subes a acompañarla hasta su cuarto, y hasta
creo que alguna noche la has dejao acostá.
CASIANO
Si
la pobre es miedosa...
GERVASIO
Tú
has bebido agua en una fuente pública, y estaba algo sucia. La verdá clara, y
pura, es esta: Cierta noche del mee de abril, se me acercó una morena «bien» y
me dijo: «Sereno. ¿Me quié usté abrir el siete?» «Señora—la contesté—, yo la abro
a usté el siete, y luego se lo zurzo.» Conque va ella, y dándome así en la
tripa, me dice: «Eso es un farol.» (Señalándose el sitio donde lleva la
linterna) Total: Que la abrí la puerta y la dije: «Voy a acompañarla hasta su
cuarto, por si la da miedo subir sola.» Y me colé. Me colé, porque me contestó:
«Gracias, sereno, pero yo no me asusto de na. Si acaso, alúmbreme usté por el
hueco de la escalera.» Y eso es lo que hago toas las noches: alumbrarla el
hueco, hasta que ella me dice: «Se pué esté retirar.»
TEODOMIRO
Mira,
Gervasio. Eso se lo cuentas a Rita.
GERVASIO
Ya
se lo he contao. Pero ella me ha dicho que se lo cuente a un guardia.
CASIANO
¿Te
las vas a dar ahora de formal?
GERVASIO
Hombre,
tratándose de una señora, yo la abro la puerta y los brazos, si hace falta.
TEODOMIRO
Bueno,
y de eso de tu boda, ¿qué hay? ¿Te casas por fin mañana?
GERVASIO
Me
caso pasao.
CASIANO
Y
bien pasao. Porque tú ya tiés unas cuantas primaveras...
GERVASIO
Hombre,
no son muchas. Claro, qua no estoy pa colaborar en el T. B. O., pero tampoco soy
ningún carcamal.
CASIANO
¿Esa
noche no harás servicio?
GERVASIO
Natural.
Esa noche estaré de descanso, Tendré que poner un suplente. Sus advierto que de
buena gana cogería el chuzo y dejaría sola a la Rita, porque, la verdá, entre
nosotros eso de ¡al fin solos! me paece a mí que huelga.
TEODOMIRO
¡Huelga
y sabotaje!
GERVASIO
Pues
ya sabéis que estáis invitaos a la ceremonia.
UNA
VOZ
(Dentro)
¡Sereno!
GERVASIO
¡Váa!
TEODOMIRO
Iremos
un ratito.
CASIANO
Gracias
por la invitación.
GERVASIO
De
na. Voy a abrirle a ese la puerta.
TEODOMIRO
Y
nosotros vamos hasta Puerta Cerrá. (Vanse los guardias por un lado y Gervasio
por el otro. A poco por donde se fueron los guardias aparece Rosiña con el saco
bajo el brazo)
ROSIÑA
Hay
que ver cómo está Madrid. Está visto que de noche no podemos andar por las calles
las chicas decentes. No hay más que sinvergüenzas. ¡Pues no va uno y sin
conocerme me tira un pellizco!... Vamos, que parchearme a mí... Se conoce que
me tomó por una de esas mujeres de lío... Anda, que le he dao un tortazo. Esta
es la taberna donde para mi tío. Seguramente se estará dentro. Esperaré que
salga. ¡El disgusto que se va a llevar cuando le diga que me echó el señor
Mariano por ladrona. Me sentaré aquí a esperar que salga. ¡Qué cansadiña estoy!
¡Qué sueño tengo! (Por dentro comienza a oírse una gaita) ¡Qué oigo! ¡Cantos da
miña térra!
MUTACION
Se
hace el oscuro. Se levanta el telón del Viaducto, y aparece una aldea de
Galicia en día de romería.
(Música)
CORO
Non
che canto por cantare
nin
por ganas que se teña,
canto
por darle alegría
a
un corazón que ten pena.
¡Ay,
le, le, lo;
ay,
le, le, la!
Mozas
bonitas na mondo
non
debían de naceré,
porque
llen como a manzan,
todos
a queren comeré.
¡Ay,
le, le, lo;
ay,
le, le, la!
Garridas
as de Estribella;
para
boas mozas, Monrente;
garrigas
as de Estribella;
bonitas
as de Salcedo;
a
palma están en Pontevedra.
¡Ay,
Marusiña!
non
vayas a herba!
porque
ven o vento
e
toda cha leva.
E
la bacha toda
e
toda cha leva.
¡Ay,
Marusiña,
non
vayas a herba!
N’o
río Lerez, lixeiro,
sempre
te encontré levando.
N'o
río Lerez, lixeiro,
quen
pudiera ser o río
donde
te lavas primeiro.
(Estribillo)
(La
letra de este número es popular)
Terminado
el número, vuelve a hacerse el oscuro; cae de nuevo el telón; aparece Gervasio.
GERVASIO
Bueno.
Vamos a echar un poco de gasolina al motor. Y que hoy va a ser de Valdepeñas. Que
esa no entra en el monopolio. ¿Qué veo? Si es mi sobrina. ¡Chica! ¡Rosiña!
ROSIÑA
(Despertando)
¿Eh? ¿Es usté, tío Gervasio? Soñé con que estaba en la aldea de romería.
GERVASIO
Pero,
¿cómo tú a estas horas por aquí?
ROSIÑA
Pues
que ya no estoy en casa del señor Mariano. Que echáronme a la calle.
GERVASIO
Si
esta mañana precisamente me dijeron que estaban muy contentos contigo. Que eras
muy trabajadora y muy limpia. A ver si es que has limpiao más de lo debido...
ROSIÑA
¡Qué
listo es usté, tío! Por eso me echaron.
GERVASIO
¿Qué
dices? ¿Tú ladrona? ¿Y tú eres la que juraste por el Cristo del Romero que
nunca robarías?
ROSIÑA
Y
lo cumplí. Yo no llegué a robar. Cogiéronme robando. De modo que no robé.
Porque lo que cogí, no lo cogí. Vamos, que lo que me llevaba, no me lo llevaba.
GERVASIO
¡Vaya
lío!
ROSIÑA
Toda
la culpa la tuvo un lío, sí, señor.
GERVASIO
Parece
mentira que seas de Meira.
ROSIÑA
Pues
lo soy. Una gallega muy honrada y muy decente. No se le olvide a usté eso.
GERVASIO
Sí,
sí. Muy honrada, pero ibas a llevarte lo que no era tuyo. ¿Y qué es lo que ibas
a llevarte?
ROSIÑA
¡Qué
sé yo! No le tiene importancia.
GERVASIO
(Aparte)
Bueno, esta chica es más fresca que yo.
ROSIÑA
He
venido a buscarle porque no me atreví a ir a casa. Como sabe usté el genio que
tiene la tía... Y más desde que está segura que se va a casar con usté. No hace
más que decir que pa honrada y decente, ella.
GERVASIO
Sí
que se está poniendo un poco tonta...
ROSIÑA
Como
si no.
GERVASIO
Ahora
que ella nunca ha quitao nada a nadie.
ROSIÑA
Ni
yo tampoco.
GERVASIO
¿Cómo
que no?
ROSIÑA
Yo
me entiendo y bailo sola.
GERVASIO
Bueno,
mujer. Está bien. Tú dirás lo que hacemos. Yo hasta las seis de la mañana no
puedo ir a casa.
ROSIÑA
Pues
yo no voy no yendo con usté.
GERVASIO
Haces
bien. Cuando tu tía sepa por lo que te han echao, no te admite.
ROSIÑA
Pero
me admite usté, que es el amo. Usté es el que tiene los pantalones.
GERVASIO
Según.
Algunas veces se los pone ella de pijama.
ROSIÑA
Que
haga lo que quiera. Si me echa, ya buscaré dónde estar.
SALMONETE
(Dentro)
¡Sereno! ¡Sereno! ¡Señor Gervasio!
ROSIÑA
¡Qué
oigo! Esa es la voz de Celestino.
GERVASIO
¿A
qué vendrá?
ROSIÑA
Eso
digo yo.
SALMONETE
¡Serenoo!
GERVASIO
¡Váa!
ROSIÑA
Si
pregunta por mí dígale que no me ha visto. Yo me voy a esconder aquí, en la
taberna. (Vase)
GERVASIO
Esta
chica me tiene hecho un lío.
SALMONETE
(Entrando
en escena) ¡Señor Gervasio! ¡señor Gervasio!
GERVASIO
¿Qué
te pasa, hombre, que vienes tan sofocao?
SALMONETE
Pero...
¿Pero usté no sabe na?
GERVASIO
¿De
qué?
SALMONETE
De
su sobrina.
GERVASIO
¿De
mi sobrina? ¿Qué la ha pasao a mi sobrina?
SALMONETE
Pues
que... (Aparte) (¿Cómo le daría yo la noticia pa no asustarlo?) Pues que...
(Aparte) (Se lo diré así, poco a poco) Pues que la han echao de casa por
ladrona.
GERVASIO
¿Por
ladrona? ¿Es verdad eso?
SALMONETE
No,
no. No se alarme usté. Que ella es inocente. Lo malo es que a estas horas
seguramente... Seguramente... (Aparte) (No sé cómo decírselo pa que no se
asuste) Seguramente se ha suicidao.
GERVASIO
¿Que
se ha matao?
SALMONETE
No,
no. No se alarme usté. Es que me lo figuro yo. La oí decir muchas veces que si
algún día se veía mú apurá, se tiraría por el Viaducto. ¿No ha visto usté si se
ha tirao alguien?
GERVASIO
Yo
no he visto na.
SALMONETE
Pues
no... no se alarme usté. Pero no cabe duda que a estas horas ha dejao de
existir. Y si ha dejao de existir, yo estoy de más en el mundo. Señor Gervasio:
ahora que ya no existe, se lo digo a usté. Estaba loco por ella. No pueo vivir si»
ella. Me muero por ella. ¿No tié usté por ahí una pistola que no le sirva?
GERVASIO
Amos,
chico. No digas tonterías.
SALMONETE
Sí,
sí. No le quepa duda. Rosiña se ha matao. ¡Pobrecilla! A estas horas estará en
la gloria. (Mirando al cielo) ¡Rosiña!... Si estás ahí, espérame, que enseguida
subo. ¿Estás ahí?
ROSIÑA
(Desde
la puerta de la taberna) ¡Sí!...
SALMONETE
(Muerto
de miedo) ¿O... oye usté? ¿Oye usté? Ha dicho que sí... ¡Rosiña! ¡Rosiña!...
ROSIÑA
¡Celestinoo!
SALMONETE
¡Ay,
mi madre! Y me llama... Voy, Rosiña. Voy... (Andando con un temblor de muerte) Voy...
(Rosiña
sale de la taberna, y al ver que se marcha lo llama nuevamente)
ROSIÑA
Y
será capaz de matarse.
GERVASIO
Ya
va muerto. Muerto de miedo.
ROSIÑA
¡Celestinoo...!
SALMONETE
(Desde
lejos) Voy...
ROSIÑA
Celestino...
(Vase tras él y lo trae del brazo) Ven acá, hombre, ven acá.
SALMONETE
¿Pero
no estabas en la gloria?
ROSIÑA
En
la gloria, porque estoy en tus brazos.
SALMONETE
¿Pero
no te has suicidao?
ROSIÑA
Yo
no me suicidaré más que por ti.
SALMONETE
Gracias.
Cuánto me alegro. Yo buscándote por
todo
Madrid.
GERVASIO
Oye,
Salmonete. Vas a decirme la verdad. ¿Por qué han echao a ésta?
SALMONETE
La
han echao por ladrona. Y a mí por cómplice. Cuando llegué a la pescadería y me
enteré de tóo, me fui al amo y le dije que ésta era inocente; que el único
ladrón era el señor Manolo. Y el amo, entonces, se me quedó mirando, y me dijo:
¡Hala, hala! A la calle. Tan granuja eres tú como ella. Y me dio dos puntapiés.
Ya ve usté qué contestación. Ahora, que a mí el señor Mariano me las paga. Cara
a cara no me atrevo con él; pero a traición, ya nos veremos las caras.
GERVASIO
¿De
modo que dices que ésta no ha robao?
SALMONETE
¿Esta
ladrona, cuando es la chica más decente que ha nacido?
ROSIÑA
Gracias,
Celestino. ¡Cuánto te quiero!
SALMONETE
¿Eso
me lo dices de veras?
ROSIÑA
Como
lo siento.
SALMONETE
Con
su permiso, la voy a dar las gracias. (La abraza)
GERVASIO
(Aparte)
(Pues, señor, cualquiera entiende esto... Ella dice que iba a robar. Y ahora
dice éste que es inocente; que el que iba a robar era el otro)
SALMONETE
Tú
lo único que has robao ha sío mi corazón, ¡sóo ladrona!
ROSIÑA
Y
tú a mí el mío, ¡sóo ladrón!
GERVASIO
Oye,
oye. Como sigáis así, os llevo a la Comisaría.
SALMONETE
Usté
perdone.
GERVASIO
Bueno.
¿Y tú qué piensas hacer?
SALMONETE
Esperar
a que sea de día pa ir a mi casa.
ROSIÑA
Diga,
tío. ¿Y qué hacemos hasta que usté acabe el servicio?
GERVASIO
Pues,
mira. Tú te sientas en este banquillo, ahí en el quicio de la puerta.
SALMONETE
Y
yo, señor Gervasio, me voy a poner a sus pies.
GERVASIO
Déjate
ahora de cumplidos.
ROSIÑA
Se
refiere a los míos.
GERVASIO
Lo
había entendido. Ahora, que mucho ojo con lo que hacéis ahí en el portal.
SALMONETE
Si
nos dormiremos en seguida. (Se sientan lo dos en el quicio de la puerta y la
orquesta comienza a preludiar)
VOZ
DE MUJER DENTRO
¡Serenoo!
GERVASIO
¡Calla!
Me suena, esa voz...
LA
VOZ
¡Serenitoo!
GERVASIO
Claro,
que me suena. ¡Si es la del siete! ¡Váa! Oye sobrina. Si tardo, no estés con
cuidao.
ROSIÑA
Ande,
ande. Usté a su obligación.
GERVASIO
Y
tú no me la saques de quicio.
SALMONETE
Vaya
usté tranquilo, que no pasa na.
GERVASIO
Hasta
luego. A ver qué pasa esta noche con la vecinita. Porque eso de alumbrarla el
hueco de la escalera, se va a acabar. O no la abro la puerta. Esta noche,
quieras que no, va a tener que dormir al sereno. ¡Váa! (Inicia el mutis, muy
postinero, y cae el
TELON
CUADRO TERCERO
Patio
de la casa de Gervasio, dispuesto para celebrar su boda, Al levantarse el telón
aparecen todos los personajes formando corro en derredor de Teodomiro, el cual
se dispone a leer.
GERVASIO
¡Queridos
invitaos! Un minuto de silencio...
SALMONETE
¿Por
quién?
GERVASIO
Por
mi amigo Teodomiro, que va a leer unas poesías.
TODOS
¡Chiss!
¡Chiss! ¡Silencio!
TEODOMIRO
(Leyendo)
«Pa Gervasio y pa Rita». Oda.
A
Gervasio y a la Rita
en
el día de su enlace
les
deseo larga vida
y
muchas felicidades.
Yo
no os digo lo que todos
os
dirán en este caso,
porque
la luna de miel
la
pasasteis hace rato.
Yo,
la verdá, en vez de luna
os
deseo un sol de miel;
que
el sol me paece más propio
para
la edá que tenéis.
(Todos
ríen y aplauden)
RESTITUTA
¿Qué
le paece a usté mi marido? ¿Hay cabeza eh?
RITA
Sí,
señora. Crea usté que estoy emocioná.
SALMONETE
(Aparte
a Gervasio) Oiga, señor Gervasio su mujer está un poco alegre. Me paece que la
va a coger.
GERVASIO
Eso
es lo que yo quiero. Que coja una mona pa que me deje en paz esta noche.
RITA
Una
copita, Padre Negreira. A usté se lo debe tóo.
PADRE
NEGREIRA
Conmigo
estás pagada. Lo que hice era mi deber. Claro, que me ha costado mucho trabaje y
bastante dinero conseguir que se casara este perillán.
RITA
Como
que eso de casarse con Gervasio era hablar con Dios. Gracias a usté, padre. Es
usté mi padre, padre.
SALMONETE
Ya
que está tan enternecía, ¿por qué no perdona a la rapaza y la deja echar un
baile?
PADRE
NEGREIRA
Perdónala,
Rita.
RITA
Eso
si que no. Esa mala pécora no puede alternar con las personas decentes como nosotros.
SALMONETE
Oiga,
que la chica es tan decente como usté, pongo por caso. Eso de que la han echao
por robar, quisiá yo haberlo visto. Apuesto la cabeza a que no tié delito.
RITA
Lo
que no tiene es vergüenza. Hay que ver lo tranquila que está. ¡Anda de ahí,
poca lacha!
ROSIÑA
Pué
que tenga más que algunas.
TEODOMIRO
Bueno,
señores. Los asuntos de familia se ventilan en privao. Ahora hay que atender a
los comensales.
GERVASIO
Tenéis
razón. A ver, que toque otra pieza el jam-baz de las Peñuelas. Maestro, toque
eso del tabaco, pa que eche humo la juventuz.
(Música)
ELLAS
Antes
me marcaba a izquierdas
un
chotis en un ladrillo.
Y
ahora bailo charlestones
Blas-botón
y tabaquillo.
ELLOS
El
tabaco, sobre todo,
se
lo marca de primera;
pues
mi novia, desde chica,
se
dedica a cigarrera.
Y
es la chula más barbiana
y
más castiza
que
Dios a este mundo ha echao.
ELLAS
No
me tomes, no me tomes
más
el pelo,
que
hace un momento me lo he ondulao.
ELLOS
¡Ole,
mi cigarrera!
ELLAS
¡Olé,
mi Paco!
ELLOS
Por
quererte está mochales,
¡chales!
tu
chulapo.
ELLAS
Pídeme
lo que tú quieras.
ELLOS
Dame,
dame tabaco,
(Bailan)
(Terminado
el número hay la consiguiente algazara y se disponen de nuevo a beber)
(Hablado)
RITA
Una
copita, padre.
PADRE
NEGREIRA
Gracias,
gracias. No me cumple más.
RITA
Yo
beberé por usté: A su saluz.
(En
este momento aparece en escena el señor Mariano)
MARIANO
Buenas
tardes a tóos.
PADRE
NEGREIRA
¡Calla!
¡Mariano!
ROSIÑA
(Aparte)
¡El amo!
SALMONETE
(Aparte)
¿Nos irá a meter presos?
GERVASIO
Cuanto
bueno por aquí.
RITA
Siéntese,
señor Mariano, Gervasio, dale una copa.
GERVASIO
¿Por
fin se animó usté a venir?
MARIANO
Ya
le dije a mi primo que si podía hacer un rato de lugar subiría a felicitaros.
RITA
No
sabe usté lo que se lo agradecemos. Y más con lo que ha pasao con la repijotera
chica. Amos, que hacer eso después de lo bien que se portaban ustés con ella y
de lo que la querían.
MARIANO
¿Dónde
está la rapaza?
RITA
Ahí
la tiene usté.
MARIANO
¡Rosiña!
¡Rosiña!
RITA
¿No
oyes que te llaman?
ROSIÑA
¿Qué
quiere el amo?
MARIANO
Acércate.
ROSIÑA
No
me atrevo. Estoy castigada.
MARIANO
Ven
acá, mujer, ven acá. ¡Mírame a la cara!
ROSIÑA
Ya
le miro.
MARIANO
Vas
a decirme la verdá. ¿Tú me robaste o no?
ROSIÑA
Sí,
mi amo.
SALMONETE
Diga
usté que no.
ROSIÑA
Tú
te callas.
MARIANO
¡No
me engañes!
ROSIÑA
Sí
que lo robé. Es decir, le robé, pero no le robé.
MARIANO
No
mientas, Rosiña. Las rapazas, como tú, no mienten nunca.
ROSIÑA
Yo
no miento.
MARIANO
¡Júramelo
por el Cristo del Romero!
SALMONETE
Eso,
eso. Que lo jure.
ROSIÑA
No
me gusta jurar, mi amo. Es pecado.
MARIANO
¿Que
no te gusta jurar?... ¡Ah! Santa. ¡Santiña! Toma y lee.
ROSIÑA
(Con
la carta en la mano) ¿Yo? ¿Que lea yo? Pero si no sé leer... Salmonete, lee tú.
SALMONETE
¡Venga!
(Leyendo y mostrando, según avanza, una gran alegría) ¡Claro!... ¡Claro!...
¡Claro!.., (Rosiña sigue ensimismada a los gestos de Salmonete) Tome usté. Tome
usté, señor Gervasio. Lea usté eso.
GERVASIO
(Leyendo
y adoptando también gestos de sorpresa y de alegría. Rosiña pasa al lado de Gervasio)
¡Atiza! ¡Arrea! Lea usté. Lea usté, Padre Negreira.
PADRE
NEGREIRA
(Leyendo.
Rosiña junto al padre) ¡Ave María purísima! ¡Jesús, María y José!...
ROSIÑA
(Desesperada)
Pero bueno. ¿Se puede saber lo que dice esa carta o no?
MARIANO
Que
eres inocente.
SALMONETE
Natural.
Lo que yo decía.
ROSIÑA
¿Pero
qué dice el papel?
SALMONETE
Na.
Es una carta del Manolo despidiéndose de los amos, pidiéndoles perdón y
diciendo que tú eres inocente. Que él era el cínico que quería llevarse de
aquella casa lo que no era suyo. Que tú le sorprendiste, que él te pidió por
Dios que no le descubrieras, y que tu lo juraste así.
ROSIÑA
Sí
que lo juré, sí. (Aparte) Y no me pesa.
SALMONETE
Se
conoce que la conciencia le ha remordió. Menos mal.
ROSIÑA
Menos
mal, sí. ¿Y el ama? ¿Que ha dicho de esto?
MARIANO
¡Qué
ha de decir! Al saber que venía a esta casa, que no me fuera sin ti. Conque ya
lo sabéis. Desde hoy Rosiña vuelve con nosotros, Pero no como antes. Sino como una
hija.
SALMONETE
Oye.
Recomiéndame.
ROSIÑA
Oiga.
¿Y Salmonete, también volverá?
MARIANO
¿Tú
lo quieres?
ROSIÑA
Sí
que lo quiero.
MARIANO
Pues
que vuelva.
RITA
¡Pobre
chica! Ya decía yo. ¿Cómo es posible que mi sobrina fuese ladrona?...
ROSIÑA
(Ahora
me da coba)
SALMONETE.
Yo
soy el que siempre dije que el ladrón era el señor Manolo. Como que yo le vi.
ROSIÑA.
Es
verdá. Salmonete siempre me defendió.
SALMONETE.
Y
te defenderé mientras viva. (Aparte) Me muero por ella.
ROSIÑA
Y
a usté, mi amo, no le perdonó el creer que yo fuese ladrona. Siendo, como
somos, de la misma tierra no debió ni dudarlo siquiera. Los gallegos no somos
ladrones nunca. Queremos lo nuestro. Lo que ganamos con nuestro trabajo.
MARIANO
Tienes
razón.
No
puedes negar, Rosiña,
que
llevas sangre gallega.
ROSIÑA
Soy
galleguita por dentro;
Soy
madrileña por fuera.
SALMONETE
Por
eso te puse yo
La
chula de Pontevedra.
TELON
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https://archive.org/details/lachuladeponteve4122luna
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