Curriya (Libreto)



CURRIYA



Zarzuela en un acto y en verso.

Libreto de Julián Andrade.

Música de Manuel Fernández Caballero.

Estrenada con éxito extraordinario en el Teatro Martín el 12 de Noviembre de 1883.


REPARTO (Estreno)

Curriya - Sra. García.

Isabel - Srta. Martínez.

Agustín - Sr. Galván.

Don Abundio - Sr. Videgain.

Enrique - Sr. Curonisy.

Pateta - Sr. Sánchez.


ACTO UNICO

Habitación 6 planta baja de un hotel en el ensanche de Madrid lujosamente amueblada. Dos ventanas en el fondo, dejan ver el jardín alumbrado a toda luz del día, al que se desciende por la ventana de la izquierda. Puertas laterales.


ESCENA PRIMERA

Agustín. Enrique.

AGUSTIN
Mas, cómo te veo aquí?

ENRIQUE
Por un milagro me ves.
(Hablando con gran agitación
marcharse a cada momento.
Mi regimiento se encuentra
en Sevilla: soy el ser
más desdichado del mundo.

AGUSTIN
Pero acaba de una vez.

ENRIQUE
Te lo diré en dos palabras:
vengo tras de una mujer
encantadora: la quiero,
y ella me quiere también:
ya iba a ver a su familia,
y a solicitar después
su mano, y de pronto una
orden de mi coronel
me alejó de ella: nos hemos
en actitud da
dirigido más de cien,
cartas; y sé por ellas
que una exigencia cruel
de su familia, la obliga
á unirse con no sé quién,
con un hombre a quien no ama,
y al cual va, a pertenecer
por un vínculo sagrado;
y vengo echando la hiel
a impedirlo. Aún no la he visto,
pero pronto la veré.
Solo vine a saludarte:
me esperan en el cuartel;
pero después vendré a verte
despacio, y a que me des
consejo...

(Al sacar el pañuelo, se le cae una carta al suelo)

AGUSTIN
Pero oye ahora.

ENRIQUE
No me puedo detener:
yo he de romper esa unión,
ó la vida he de perder.

(Se va corriendo por la puerta lateral derecha)

AGUSTIN
Pero, escucha!... Pobre Enrique!
Se le ha caído un papel; (Cogiendo la carta)
oye, Enrique! Quién le alcanza?
Va a parar en Leganés!


ESCENA II

Agustín. —Don Abundio.

ABUNDIO
(Asomando por la ventana que da al jardín)
Estás solo?

AGUSTIN
(Haciéndole entrar)
Tío!

ABUNDIO
Estabas
con alguien; por eso entré
por este lado. Estoy muerto,
reventado de correr.
Esto de casarse es cosa...

AGUSTIN
Pues que la suerte
echada está,
y ya no es fácil
volver atrás,
ruede la bola,
salga al azar,
y si es mi dulce
cara mitad
dócil y amante,
buena y leal,
el premio grande
me tocará.
Más la suerte alevosa
que a mí me acude,
no quiere darme esposa
sin que lo sude.
y hecho estoy todo el di a
un azacán,
entre la Vicaría
y el sacristán.

Pero adelante
sin vacilar,
que ya rodando
la bola va.
Y aunque me tengas
por animal,
y aunque haga una
barbaridad.
y aunque me cueste
la torta un pan,
mañana mismo
me he de casar.

Diz que es el matrimonio
lotería infernal,
de la que es el demonio
director general.
Y la dirige el tuno
con ruindad tan sutil,
que si da premio a uno,
se le niega a cien mil.

(Hablado)

ABUNDIO
Sobrino, la educación
es el freno en la mujer:
yo eduqué a la mía...

AGUSTIN
Ay, tío!
qué suerte ha tenido usted!

ABUNDIO
Pues qué?... La tuya... A propósito
con tanto ir y volver
aun no me la has presentado.

AGUSTIN
No me he atrevido.

ABUNDIO
Por qué?
Su comportamiento acaso...

AGUSTIN
Eso no: es honrada y fiel:
más su porte, sus maneras,
y su lenguaje después,
la ponen a ella en ridículo
y a mí me hace sudar pez.

ABUNDIO
Qué demonio! A dónde fuiste
a buscar esa mujer?

AGUSTIN
La conocí este verano
en Andalucía; es
hija del arrendador
de mi hacienda de Jerez.
Huyendo las corrompidas
costumbres de esta Babel,
pasé en mi hacienda tres meses,
y... vamos! me enamoré.
Ella era buena muchacha,
su padre un hombre de bien;
yo soñaba con la paz
de la aldea, y me casé.
Yo he querido corregir
la expansiva sencillez
de su carácter: mi orgullo
en educarla cifré,
y me decía: esta joven
todo me lo va a deber.
Su educación, su fortuna,
su porvenir... pero que!
Los hábitos del cortijo
han triunfado de mi buen
deseo, y es cada día
más cerril y más soez.

ABUNDIO
Unión desproporcionada...
qué había de suceder?
Pero de eso, a encadenarse
por siempre jamás amén!....
Tú, don Agustín Salcedo,
todo un conde del Laurel...
Bien, hombre, no desesperes;
con paciencia, aun puede ser
que logres...

AGUSTIN
Qué he de lograr?
Para que se forme usted
una idea de su estilo
y trato ameno y cortés,
se canta por lo flamenco
y se jalea también;
y dice que ella es Curriya
y yo Gustiniyo.

ABUNDIO
Qué?

AGUSTIN
Ese es el diminutivo
de Agustín.

(Oyese dentro la voz de Curriya templándose para cantar)

No la oye usted?

(Se retiran ambos al fondo espiando la salida de Curriya)

CURRIYA
(Cantando dentro a vos sola)
Al gobernador de Cádiz
le ha dado por la finura,
y le ha puesto campaniyas
al carro de la basura.


ESCENA III

Curriya. —Agustín. —Abundio.

(Música)

CURRIYA
(Presentándose lujosamente ataviada en traje de casa, que se la despega y embaraza, entorpeciéndola los movimientos, según expresa la palabra)
Maprieta er carsao,
me ajoga er corsé,
la picara cola
se enrea en mis pies.
Me dan fatiguitas
la seda y el tul;
de día y de noche
me falta aire y luz.
Ay Jesú!
Qué hermosura,
vivir en la pura
florida yanura
del suelo andaluz.
Uy, uy, uy
Y entre flores,
y luz y colores,
hayar mis amores
y vía y salú.
Ay Jesú!
Uy, uy, uy!

ABUNDIO
Esa esposa
tan bella y graciosa,
y jacarandosa,
llama a Dios de tú.
Ay Jesús!
Uy, uy, uy!

CURRIYA
Es mi esposo un gran señó
por lo fino y lo barbián;
y al arruyo de su amó
las peniyas se me van.
Y a su vera he de viví,
y a su vera moriré,
que ya tengo er garlochí
metiito en er queré.
Si tié esto que vé.
Si mi Gustiniyo
farta a su Curriya
y disgustaiyo
me riñe y me chiya
poique hable mejó,
várgame Dio!
Le traigo ar cariño
jaziéndole un guiño,
con er retrechero
gitano salero
que un divé me dio,
y tóo se acabó.
Y que es la verdá,
porque erramo yo
montones de sal.
Y no ha echáo mujé
er zuelo andalú,
que sepa queré
con más manitú.
Que yo sé sentí
si no sé jablá,
con mucho de aquí, (El pecho y la boca)
y poco de acá,
que tengo aquí yo
un pecho pa ama,
más puro que er só,
más jondo que el má.
Curriya me yamo
por tierra y por má:
A mí! Que derramo
montones de sá.

ABUNDIO
(Jaleando a Curriya desde el fondo, contenido por Agustín)
Valiente mujer!
Me va a marear!
La gracia de Dios!
Bendita tu sal.

(Hablado)

CURRIYA
(Descubriendo ahora a Agustín.
Estabas ahí, rezalao?
Ven acá aquí, que te busco.

AGUSTIN
Repara que no estoy solo.

CURRIYA
Ah! (Quién es este avechucho?)
Cabayero...

AGUSTIN
Te presento
a mi tío don Abundio
Malasaña.

CURRIYA
(Pues er mozo
se trae un nombre menúo)
Con que es usté nuestro tío?
Pues señó, malegro muncho.
Osté ha venío a su caza;
too lo que hay aquí es zuyo:
puée osté dispone de mí
en lo que sea de su busto
que lo haré con fino agrado
sin paripé y sin bulo.

AGUSTIN
Basta ya.

ABUNDIO
Te felicito:
tu esposa es raro conjunto...
Tiene el genio más jovial
y más francote del mundo.

CURRIYA
Tamien osté ma entrao a mí
de gorpe: en usté descubro
una perzona de grazia:
y tomándole a usté ar burto,
ze paeze usté a mi primo
Pateta; qué peazo é bruto!
y tiene las de Caín:
nos hemos criáo juntos,
y dempues cayó sordáo,
y como es gitano puro,
y anda entre cabayerías
desde que Dios le echó ar mundo,
está en la remonta: y tiene
un tino pá criar mulos...

AGUSTIN
Calla, por Dios!

CURRIYA
Pero hombre,
deja que se explique uno.

AGUSTIN
Tío: tendrá usté que hacer.

CURRIYA
Pues más a punto...
Almuerze usté con nozotros;
que hoy he atizáo un menúo
al estilo de mi tierra
pá las personas de gusto.

ABUNDIO
Caracoles!

CURRIYA
No los hay;
más si quiere usté los busco.

AGUSTIN
Mil gracias: voy a traer
a mi pupila; ya es justo
que la conozcas: está
cerca; vuelvo en dos segundos.
Hasta luego.

CURRIYA
Vatasté
con la Virgen, don Gerundio.
Memorias a la familia...
y custé se cuide mucho...
y que venga usté a almorzar...
y a...

AGUSTIN
(Cogiéndola airadamente de su brazo)
Basta de saludos!


ESCENA IV

Curriya, Agustín.

CURRIYA
No me toques, que pá hablá
no sé mesté tanto apuro.

AGUSTIN
Ven acá.

CURRIYA
Si hasta me has hecho
en las muñecas un aruño.

AGUSTIN
Quieres oír? (Gritando)

CURRIYA
Jabla ya;
que tiés er genio más súpito!

AGUSTIN
(Cruzando la escena aguadamente)
Esto no puede seguir
así: esto ya es absurdo!
No hay paciencia para oír
tantos desatinos juntos!

CURRIYA
(Con natural tranquilidad)
Pues yo qué he dicho?

AGUSTIN
Y aún
lo preguntas?

CURRIYA
(Con la mayor docilidad)
Lo pregunto
porque quió dí corrigiendo
las palabras que prenuncio.

AGUSTIN
Pues no hay duda que adelantas:
cada una es un rebuzno.

CURRIYA
Hombre, eso... ya es fartar.

(Con marcada finura)

Una cosa es que hable al uso
de mi tierra, y otra cosa
que yo merezca ese insurto.

AGUSTIN
Qué dirá mi tío! El,
tan atildado y tan pulcro.

CURRIYA
Viva la grazia! Pues pué
en espresiones de gusto
presumir aún, un hombre
que se yama don Gerundio
Malasangre.

AGUSTIN
Malasaña!

CURRIYA
Güeno, tóo viene a ser uno.

AGUSTIN
Es preciso que le guardes
el respeto más profundo.

CURRIYA
(Con remilgo cómico)
He podido estar más fisna?
Le he fartado en argo?

AGUSTIN
En mucho:
le has comparado a tu primo
Pateta; un tiote rústico!

CURRIYA
Y qué curpa tiene él?
Dios le ha jecho así.

AGUSTIN
Y por último:
le ofreces para almorzar
una fuente de menudo!

CURRIYA
Y eso qué tiene?

AGUSTIN
Que eso
no se acostumbra en el mundo.

CURRIYA
No está en moa? Hombre, yo creo
que er come siempre está en uso.

(Amostazada)

Y no des más a la cuerda
que me marea er columpio.

(Agustín se sienta con enfado. Curriya, después de una ligera pausa, le contempla y se le acerca diciendo con gachonería)

CURRIYA
Güerve jacia mí esa cara,
y óyeme por tu salú,
y no te me abronques tú
y en lo que soy arrepara.
Aunque el recuerdo te achare,
yo nací en er paraízo
de Jeré... Pues! porque quizo
Dio... y mi pare y mi mare.
En tu jacienda vivía
como una mozita güeña
más pura que la azusena
que en sus verjeles se cría.
Al primer rayo der so
de un día primavera,
te vi a mi vera yegá
siendo mi amo y zeñó,
y en antes que se ocurtara
er zor de aquer mesmo día,
ya mi corazón ardía
en los ojos de tu cara;
que al caer sus rayos rojos
tras el confín jerezano,
puze en la tuya mi mano,
y tú en los míos tus ojos,
y al plateáo crabiyéo
de la luna sobre el río
tu pensamiento era el mío,
era el tuyo mi deseo;
y hasta el aura é la mañana
juyendo en rápidos giros
yevaba nuestros suspiros
hacia la costa africana
No es verdad? Di tú si miento
y si esto es jablá ó no?
Esto é que tamien zé yo
esprezá mi sentimiento.
Que tu miráa retosona,
y tu plática sensiya...
y ende er pié a la coroniza
me enamoró tu perzona
Noble escudo y gran cauda
tu fortuniya te dio;
más ni tu oro pió yo
ni tu corona condá.
No peirme a tí toca
filaderfias ni primores;
píele a mi pecho amores,
y pie por eza boca.

AGUSTIN
Todo eso está bien: más hay
que transigir con los usos
de la sociedad: sus leyes
tienen poder absoluto,
y el mundo es quien las sanciona.

CURRIYA
Y a mí que me importa er mundo?
Er mundo es mi casa: en eya
me encuentro muy a mi gusto;
y Dios está en la de tóos,
y en la suya cada uno.

AGUSTIN
Más la gente...

CURRIYA
Yo con naide
me trato ni me salúo:
así he nasío, y así
he de bajar al sepulcro.

AGUSTIN
Pero mujer...

CURRIYA
Cuanto más
me jabíes, más me aturruyo.

ABUNDIO
(Dentro)
Agustín!

AGUSTIN
Mi tío! Calla.

CURRIYA
Me hago en la garganta un núo.


ESCENA V

Curriya. —Isabel. —Agustín. —Abundio.

ABUNDIO
Entra, Isabel.

(Llegando por la puerta de la derecha)

ISABEL
Sí, señor.

ABUNDIO
Ya estoy aquí: no he hecho más
que llegar al Buen Suceso...
como Isabelita es tan
religiosa...

ISABEL
(A Agustín)
Sí señor.

ABUNDIO
La dejé al pie del altar...

ISABEL
(A Curriya)
Sí señora.

ABUNDIO
Te presento
a mi sobrino... Eh? Qué tal?

AGUSTIN
Bellísima.

ISABEL
Caballero...

ABUNDIO
Y a su adorada mitad...

CURRIYA
Mú bien venía...

ISABEL
Señora...

CURRIYA
Tié usté miéo?

AGUSTIN
Está usté mal?

ISABEL
Sí señora, sí señor.

CURRIYA
(Ay, qué lila de verdá!)

(Abundio hace señas a Agustín, expresando que no haga caso de las niñerías de Isabel)

Y osté tamién se ha casao?

ABUNDIO
No; pero se va a casar
mañana mismo.

CURRIYA
Con quién?

ABUNDIO
Conmigo.

CURRIYA
Qué atrosiá!

AGUSTIN
(Ya empezamos) (Mirando a Curriya)

CURRIYA
(Contestando a la mirada)
Le tomé
por su agüelo.

AGUSTIN
No hables más.

(Agustín se dirige a Abundio, procurando distraerle)

CURRIYA
Pero usté va a dar su mano
a ese viejo carcamal?

ISABEL
Sí señora.

CURRIYA
(Remedando la gazmoñería de Isabel)
(Sí señora!...)
Esta niña está guiyáa.

AGUSTIN
Le voy a enseñar a usted
la casa.

(Queriendo llevarse a Abundio a todo trance)

CURRIYA
(Uniéndose a los dos)
Vamos ayá.

AGUSTIN
(Contrariado)
No hay remedio.

CURRIYA
Vasté a ve
qué cocina y qué corral!
Tengo catorce gayinas
con su gayo... güen sultán!
Pazen ustées alante:

(Obligándoles a pasar)

anda, que yo voy detrás.
Y osté, no viene? (A Isabel)

ENRIQUE
(Asomándose por la ventana del jardín)
Isabel!

ISABEL
Oh!

CURRIYA
(Entreoculta entre el cortinaje de la puerta)
Quién es ese galán?

(Isabel acude a la ventana)

La niña acude al reclamo:
voy al jardín a atisbar. (Desaparece)


ESCENA VI

Isabel, Enrique.

ISABEL
Váyase usted.

ENRIQUE
No me voy
sin que me hagas formal
promesa...

ISABEL
Es que yo no soy
dueña de mi voluntad.

ENRIQUE
Sal aquí.

ISABEL
Es imposible.

ENRIQUE
Bueno: entonces, voy yo a entrar.

ISABEL
No, por Dios!

ENRIQUE
O sales tú
ó entro yo.

ISABEL
(Descendiendo por la otra ventana que da paso al jardín)

No nos verán?

(Pequeña pausa, dando principio la pieza musical)


ESCENA VII

Pateta.

(Música)

PATETA
(Asomando sigilosamente por la puerta de la derecha)
Naide en la caza
me ha visto entra;
este silencio
me güele mal.
Cuando descubran
esta coláa,
una paliza
me van a dar.
Aquí Curriya
metía está:
si su marío
me trata mal,
qué porvarea
que voy a armar!
La mar bravía!
La mar saláa!
Ay, ay!

Soy un mozo nasío entre flores,
con este trapío:
Con un pecho yenito de amores
como es este mío.
Y aquí vive la flor jerezana,
la de ojos barbales;
la que ar cabo me clava inhumana
cuarenta puñales
en er corasón.
Esta sí que es desasón!

Si er gachó se me viene de frente
que muerda la tierra:
no ha nació en er mundo valiente
que a mí me dé guerra.
Vengan hombres! que zarga er que zea:
si arguno me zale,
y me busca pidiendo pelea,
a ese no le vale
ni la caria.
Esta si que es la verdad.
Ay; ay!

Soy un mosito
como unas flores;
tengo er pechito
yeno de amores:
y a mí en er mundo,
quien me la da?


ESCENA VIII

Curriya. —Pateta.

(Hablado)

(Curriya sale por la izquierda y se dirige a la ventana acechando lo que pasa en el jardín)

CURRIYA
Pues se conosían.

PATETA
Eya!

CURRIYA
Vaya si se conosían!

PATETA
Curriya!... Salero!

CURRIYA
Caya!
Pateta!

PATETA
Er mesmo, Curriya!

(Dirigiéndose a Curriya con expansión y conteniéndose de pronto)

Perdone usté: quió izí;
señora doña Francisca.

CURRIYA
No me trates de ese móo.
O soy ó no soy tu prima:
Dame un abrazo.

PATETA
Esto es gloria;
Ay, que me zabe a natiyas!

(Separándose y contemplándola detenidamente)

Sabes que estás bien fardáa?
Ná: que estás encueros, niña.
No tiés tu ropa, ni alhajas,
ni salero pa lucirlas.
Sabes que me están entrando
ganas de da otra embestía?

CURRIYA
(Abriendo los brazos)
Arza!

PATETA
(Después de abrazarla repetidas vocea)
Es decir que yo pueo
abrazarte too er día?
Grüeno: pa que yo me entere
y no tengamos pamplinas.

CURRIYA
Y a qué has venío a Madrí?

PATETA
A cumplí con la consinia.
Como en toa la remonta
hay un moso de mi vista
y de mi saber gitano
pa tratar cabayerías
con er decoro debió
y la estimación precisa,
man remitió a Madrí
en natura compañía
de unos potros cordobeses;
güen persona... por la pinta,
mas pa er servicio mu jóvenes;
náa: unas criaturiyas,
y antes de salir de naja
quise hacerte una visita.
He fartao?

CURRIYA
Te quies cayá?
O zoy ó no zoy tu prima.

PATETA
Mía tú que estás... superior!

CURRIYA
Pues y tú?... Vaya una tripa.

(Dándole con la mano)

Qué gordo estás!

PATETA
Mía que tú!...
Quien te viá po aqueyas viñas
trincando los rasimitos
como en otro tiempo dibas!
Te acuerdas cuando gritabas:
«No me sigas... no me sigas!»
y yo siguiendo... siguiendo... (Acercándose)

CURRIYA
(Con la acción)
Y cáa vez que me seguías
te sortaba un gofetón. (Se le da)

PATETA
Y que me escuese otavía.
Pero como nos queríamos!

CURRIYA
Sí cuando uno se encariña!...

PATETA
Y aqueya tarde que fimos
los dos a coger moritas?

CURRIYA
Y te enredaste en las ramas.

PATETA
Y a ti te picó una avispa.

CURRIYA
Y aun tengo aquí la señal.

(Presentando una mano)

PATETA
Vaya una mano bonita!
Y cuando cogíamos griyos?
Y a cáa uno que te ofrecía...

CURRIYA
Es verdad: gritaba yo;
no le quiero que eza es griya.

PATETA
Cómo ze orvia uno de eso?

CURRIYA
Ezas cozas no ze orvían.

PATETA
Y aluego yo por la noche
cogía una guitarriya...

CURRIYA
(Con la acción)
Y yo zalía bailando.

PATETA
Y er mundo entero ze hundía,
cuando me arrancaba yo
por polo ó por seguiriyas.

CURRIYA
Larga una de pura zangre.

PATETA
La vas tú a seguir?

CURRIYA
Atiza!

(Música)

PATETA
Yo toco y canto
tóo lo nasío;
y en donde quiera
jago yo ruío,

CURRIYA
Viva la gracia

(Siempre con la acción)

der sarandeo;
y er zipizape
der parmoteo.

PATETA
Suerto playeras;
largo livianas.

CURRIYA
Sarte de gorpe
por seviyanas.

PATETA
Vaya que zea
por tu salú,
un zaleroso
quéo andalú.

Una jerezana
más beya que er so,
me jiere de orvío,
me mata de amó.
Tengo yo un pechito
tan particulá,
que más canta y ríe
cuanto pena má.
La jerezaniya
de mi corazón,
se me ha consumío
con la desazón.
Y en este pechito
ahogándose están
las negras fatigas
que vienen y van.
Toma y dale, que venga de ahí!
yeve er mengue la pena marvá!
Pá los mozos de porte barbí,
son las mozas que erraman la sal.
No me arruyes, mi blanca paloma,
rosita trempana
yenita de aroma;
ojiyos barbales,
boquíta é corales,
cachito de grana,
perlita é la má.
No me mires, cariya de cielo,
que vas a matarme,
que me entra er canguelo,
que estoy erretío,
y reconsumío,
y vas a abrasarme
con eza miráa.
Ay, qué sá!
Ay, qué sá!
Que me matas con eza miráa!

CURRIYA
Ay, qué sá!
Ay, qué sá!
Para y oye que voy yo a jablá...

Una jerezana
salió de Jeré
por un mozo güeno
metía en queré.
Tengo yo un pechito
de tar caliá,
que más ze encariña
cuanto pena má.
La jerezanilla
es una mujé
más yena de gloria
que er mesmo devé.
Y en este pechito
metías están
las horas serenas
que vienen y van.
Toma y dale, que venga de ahí,
y que er mengue se vaya pa aya!
que er mosito que manda hoy aquí

(Señalándose al pecho)

toa la casa la tiene habita.
El me yama su blanca paloma,
rosita temprana
yenita de aroma,
ojiyos barbales,
boquita é corales,
cachito de grana,
perlita é la má.
El me mira con ojos de sielo,
y naide a su vera
me toca a mí ar pelo
que estoy erretía
y reconsumía
por su retrechera
gachona miráa.
Ay, qué sá!
Ay, qué sá!
Que gachona gitana miráa.
Ay, qué sá!
Ay, qué sá!
Que me matas con esa miráa.


ESCENA IX

Curriya. —Pateta. —Agustín. —Abundio.

PATETA
(Dando a Curriya un fuerte abrazo)
Curriya!

CURRIYA
Aprieta!

AGUSTIN
Qué veo!

ABUNDIO
Que descaro!

CURRIYA
Gustiniyo!

AGUSTIN
Me dirá usted quien es este
hombre?

CURRIYA
Qué hombre?... Si es mi primo?

AGUSTIN
(Cada vez más colérico)
Pero qué hace en esta casa?

CURRIYA
Toma! Estaba aquí conmigo.

PATETA
(Acoquinado por la furia de Agustín, y haciendo amenazadoras contorsiones con el cuerpo)
En cuanto me toque a un déo,
le voy a rompe er bautismo.

CURRIYA
Ha venío a verme, porque
está libre de servicio.
No es verdá? (A Pateta)

(Hablado)

PATETA
Chipé.

AGUSTIN
(Contenido por Abundio)
Y qué hacía?

CURRIYA
Abrazarme

ABUNDIO
Qué cinismo!
La niña es corta de genio.

AGUSTIN
Y aún se atreve usté a decirlo?

CURRIYA
Y por qué lo he de ocultar?
No es verdá? (A Pateta)

PATETA
Chipé.

ABUNDIO
(Conteniendo siempre a Agustín)
Sobrino!...

CURRIYA
Le he dáo un abrazo; er tiene
gusto en eyo, y yo lo mismo.

PATETA
Ya ze vé que tengo gusto.

AGUSTIN
(Dispuesto a arrojarse sobre Pateta)
Sal de aquí! Yo te despido.

CURRIYA
(Interponiéndose en defensa de Pateta)
Con qué derecho?

AGUSTIN
No tengo
yo derecho?...

CURRIYA
Nengunito.
No es verdá?

PATETA
Qué había é tené!

AGUSTIN
Pero no oye usté esto, tío?

CURRIYA
(Cada vez más sobresaltada y resentida)
Vas tu a arrojar a la caye
a personas que yo estimo,
y quices que lo aguante yo?
Anda con Dios, Gustiniyo!
Ya sufro que me destruyan
pá hacer dengues y remilgos
y andar siempre encorzeláa,
y morirme de fastidio?
Pero prohibirme tratar
a mis parientes y amigos!...
Pus, hombe! Hasta dónde iremos
a para po ese camino!
Ande íbamos a pará? (A Pateta)

PATETA
Qué sé yo!... A... a presidio.

AGUSTIN
Tío, me ciega la cólera!

ABUNDIO
No te arrebates, sobrino.

AGUSTIN
(A Curriya)
Retírese usté a su cuarto.
Y tú, sal de aquí, gran pillo!

PATETA
A mí no me insulte usté!

CURRIYA
(Dominando con su voz la de Agustín)
No te muevas de ese sitio.

PATETA
Aquí me quéo.

AGUSTIN
Señora!

CURRIYO
Qué? No me asustan los gritos!

AGUSTIN
Vive Dios!

CURRIYA
No te surfures!

ABUNDIO
Señora...

CURRIYA
Cierre usté er pico,
don Gerundio, que pá habla
nadie le ha dáo a usté premizio.

(Rechazando la palabra de Agustín con sentida energía)

Quita! Yo, con la razón,
me encaramo hasta er sor mismo.
No quió verte más, que son
tus ojos dos baziliscos;
no quió oírte, que me jieren
tus palabras los oídos!
no me mires, ni me jabíes,
que se me ha guiyao er sentío,
y voy a armar otavía
en la casa un laberinto.

(Se marcha furiosa por la derecha. Pateta va a seguirla disimuladamente; Agustín lo ve, y le hace salir de un puntapié por el otro lado)

AGUSTIN
A dónde va ese mastuerzo?

PATETA
A poner el corcé a mi prima.


ESCENA X

Agustín. —Abundio.

ABUNDIO
Qué horror!

AGUSTIN
Ay, querido tío!

ABUNDIO
Te lo he dicho ya cien veces;
lo tienes bien merecido;
componte ahora como puedas,
que yo no me meto en líos.
Voy a buscar a Isabel
y a llevármela ahora mismo;
no quiero que la contagien
estos ejemplos nocivos. (Marchándose)

AGUSTIN
Pero oiga usted!

ABUNDIO
No oigo nada.
Qué escándalo! Qué cinismo!

(Se va por la izquierda)


ESCENA XI

Agustín.

AGUSTIN
Y a quién me quejo yo ahora?
Tarde veo el desatino.
Yo debí hallar una esposa
como la suya... (Dirigiéndose a mirar por la ventana)
Qué miro?
Ella... con Enrique: juntos...
qué diálogo tan íntimo!
Será esta la mujer
que vino a buscar?... De fijo.

(Agustín se oculta entre las cortinas de la puerta de la izquierda al ver llegar a Isabel con
Enrique)


ESCENA XII

Isabel. —Enrique, —Agustín, oculto.

ISABEL
Aléjese usted.

ENRIQUE
Jamás!
No me alejo de este sitio.
Tú has jurado ser mi esposa;
si rechazas mi cariño,
entonces yo mataré
a ese hombre...

AGUSTIN
(Desapareciendo con la palabra)
Pobre tío!

ISABEL
Bien: te seguiré.

ENRIQUE
No temas:
seré tu esposo legítimo.
Quedarás depositada
cerca de aquí.

ISABEL
Ya te sigo.

ENRIQUE
Ven por aquí.

(Se va con Isabel per la puerta de la derecha)

CURRIYA
(Saliendo por la segunda puerta de la izquierda)
Se las guiyan.
Eh? Qué tal el angelito?


ESCENA XIII

Curriya. —Pateta.

PATETA
(Entrando por el jardín)
Esto no se quéa así!

CURRIYA
Pateta!

PATETA
(Corriendo la escena desaforadamente en todas direcciones)
Yo soy! Yo mismo!

CURRIYA
Qué modo de entrar es ese?

PATETA
En dónde está tú marío?

CURRIYA
Qué le quieres?

PATETA
Que le voy
a pintá en la jeta un chirlo!

CURRIYA
No seas bruto!

PATETA
Quita!

CURRIYA
Quieto!

PATETA
No me toques!

CURRIYA
Sierra er pico!


ESCENA XIV

Curriya. —Pateta, —Agustín. —Abundio.


AGUSTIN
Juntos otra vez?

CURRIYA
(Conteniéndole) Pateta!

PATETA
Qué estoy ensurfuresío!

CURRIYA
Caya!

PATETA
Que voy a pegá
una patáa al edifisio,
y hay mueble que envió a cien mil
kilogramos de este sitio!

AGUSTIN
Miserable!

PATETA
Venga usté!
A vé! En dónde hay un cuchiyo?
Le voy a usté a corta er cueyo!

CURRIYA
Vete de aquí, esaborío!

AGUSTIN
(Evitando a Abundio)
Suelte usté.

PATETA
Que se me exarta
la biblia cuando me enrito!
Que a mí me llaman Pateta
porque soy er mengue mismo.

CURRIYA
Caye osté ya!

PATETA
No me cayo!

CURRIYA
Silencio!

PATETA
Es que a mí...

CURRIYA
Chitito!

PATETA
Es que a mí me han insurtao!

CURRIYA
Si no cayas te zantiguo.

(Volviéndose a Agustín)

Y usté, ya que usté desea
que le jable de cumplío;
si mi franqueza le ofende,
si pa agradarle es preciso
ser hipróquita y taimáa,
como arguna que yo he visto,
lo seré: mentiré a osté,
le engañaré como a un chino,
y haré lo mismo que ha hecho
la Isabel en este sitio.

ABUNDIO
Eh? Qué dice de Isabel?

CURRIYA
Náa: que tóo lo he descubrío.

AGUSTIN
Déjala usté continuar.

CURRIYA
Ya lo tengo tóo dicho.
Lo que me farta añadí
es que ze marcha mi primo:
que al venir a zaludarme
le he dáo un abrazo, y lo mismo
ze le daré cuando güerva,
si güerve como es debío.

PATETA
Y yo añáo...

CURRIYA
Y el añáe
que se ha propazáo contigo
y que ze arrepiente.

PATETA
Ole!

CURRIYA
Y elante é tí le despido
con otro abrazo.

PATETA
Curriya!

AGUSTIN
Dásele: yo lo permito.

ABUNDIO
Más yo consentir no puedo
que se ofenda el honor limpio
de Isabel, cuando la pone
su educación al abrigo...

AGUSTIN
Sí? mire usted esta carta:
llegó a mí por un descuido
de su dueño; es de Isabel.

ABUNDIO
(Leyendo)
Qué veo!

CURRIYA
Y yo la he visto
huir de aquí con su galán.

ABUNDIO
Y quién es el hombre inicuo..
Voy tras ellos: si los hallo...
Si los cojo... Si los pillo...

(Se va corriendo por la derecha)


ESCENA XV

Curriya. —Agustín. —Pateta.

CURRIYA
(Despidiendo a Pateta)
Tú te vas.

AGUSTIN
(Dándole un billete del Banco)
Con veinte duros
que le doy para el camino.

PATETA
Viva la gracia! Es usté
un cabayero cumplió.

(Música)

CURRIYA y PATETA
Arza y toma que venga de ahí
ya el disgusto y la pena se van,
y lo que ahora más me gusta a mí
es oír las palmitas sonar.



FIN


Información obtenida en:
https://archive.org/details/curriyazarzuelae00caba

No hay comentarios:

Publicar un comentario