La Borracha (Libreto)



LA BORRACHA



Zarzuela en un acto, dividido en cuatro cuadros.

Original de José Jackson Veyán y José López Silva.

Música de Federico Chueca.

Estrenada en el Teatro Moderno la noche del 10 de Octubre de 1904.


REPARTO (Estreno)

La Señá Rosa - Srta. Loreto Prado.

Pilar - Srta. Franco

Dolores - Srta. Paniagua.

Manuela - Srta. Fuentes.

Felisa -  Srta. Girón.

Esteban - Sr. Chicote.

Perico / Un Obrero - Sr. Soler.

Señor Mariano - Sr. Ripoll.

Rafael - Sr. Llaneza.

Salivilla - Sr. Ponzano.

Papelista 1º / Un Obrero - Sr. Delgado.

Papelista 2º / Un Obrero - Sr. Castro.

Un Obrero / Guardia 1º - Sr. Morales.

Guardia 2º - Sr. Velázquez.

Un Hombre - Sr. Bermúdez.

Un Chicho - Sr. Bachiller.

Coro general y chicos.

La Seña Rosa representa unos sesenta años. Viste con abandono que resulte cómico, pero procurando que el tipo no sea repugnante.

Póngase especial cuidado en que Dolores vista con sencillez simpática y que procure cubrir la figura del niño con el mantón, de modo que solamente se vea la punta de las mantillas.


ACTO UNICO


CUADRO PRIMERO

Plaza de Madrid (A gusto del pintor, pero teniendo en cuenta que ha de ser un lugar poco concurrido). A la izquierda una casa antigua de portal grande en el que hay un escaparate de relojería que ocupa la mitad de aquél. Dos rejas bajas y grandes cuyos hierros están a medio pintar. A la derecha fachada de casa con puerta practicable. Libres las dos cajas que corresponden al foro. La acción a medio día en Madrid. Mes de Octubre. Epoca actual (La del estreno).


ESCENA PRIMERA

Esteban sentado detrás de una mesilla con instrumentos de relojería y Rafael de blusa subido en una escalera, pinta una de las rejas.

ESTEBAN
(Leyendo un periódico) «Heroísmo japonés.» (¡Olé!) «Evacuación de Fuchau.» ¡Vamos pa alante! ¡Si no pué ser! En cuanto vi que Kuroki apoyaba la cabeza en el Yalú y extendía el ala por la Manchurria, dije ¡Kuropakín, la has diñao! ¡Oye tú, Sorolla, ven aquí! (A Rafael)

RAFAEL
(Sin moverle de la escalera) ¿Qué quiere usté?

ESTEBAN
¿Tú eres nipón ú moscovita? (Dejando el periódico y cogiendo un reloj despertador)

RAFAEL
¡Vamos, déjeme usté a mí en paz!

ESTEBAN
¡No te enfades, hombre!

RAFAEL
Si siempre está usté con lo mismo! (Pausa. El señor Esteban canturrea) ¿Qué está usté estropeando ahora?

ESTEBAN
Pues un dispertadorcito que se las trae, del guardia ese de la esquina.

RAFAEL
¿Y qué tiene el reló?

ESTEBAN
Pa mí que tié reuma.

RAFAEL
Pues dele usté friegas.

ESTEBAN
¡No! ¿sabes?... Estas máquinas son muy delicadas y hay que andar con un cuidao que... (Golpea el reloj contra la mesa)

RAFAEL
¡Mal arreglo tié eso!

ESTEBAN
Es igual, porque él lo quiere pa que le llame por la mañana, y ya sabes lo que hacen los de seguridad cuando los llaman. Que no oyen casi nunca.

RAFAEL
¿Y usté cree que le despertará?

ESTEBAN
Hombre, si lo pone en hora y avisa al sereno es muy fácil. De tóos modos si no le da resultao como despertador le saca la máquina y le sirve de tartera.


ESCENA II

Dichos y Papelistas 1° y 2° con dos ó tres Obreros que salen del portal de la relojería.

PAPELISTA 1º
¡Adiós, maestro! ¿Qué, se ha salió usté a las afueras?

ESTEBAN
La vista que Va faltando. (Mutis Papelista 1° y Obreros y sale el 2° que se para con gesto de mal humor delante del señor Esteban)

PAPELISTA 2º
Oiga usté... só relojero.

ESTEBAN
(Con el lente puesto) ¡Hola!

PAPELISTA 2°
¿Me hace usté el favor de decirme qué hora es?

ESTEBAN
Las doce y siete. (Mirándolo en su reloj) Hora fija del Oservatorio.

PAPELISTA 2°
¿Y qué hora tengo yo aquí? (Poniéndole el reloj delante de las narices)

ESTEBAN
Las cinco y media.

PAPELISTA 2º
¡Le daba a usté así! (Amenazándole con el reloj)

ESTEBAN
Con buenos modales, ¿eh?

PAPELISTA 2º
¿A usté le paece que esto es manera de componer un reló? ¿Y por esto me pide usté siete reales?

ESTEBAN
Eso tié que ser defecto de algún muelle. Trae que le voy a ver el real.

PAPELISTA 2.°
(Agresivamente y guardándose el reloj) ¿Qué? ¡De este reló no ve usté el real ni los siete reales!

(Mutis refunfuñando por la derecha)

ESTEBAN
¿No has visto?

RAFAEL
¡Cómo se ha puesto!

ESTEBAN
¡Pero qué culpa tendré yo de que se empeñen en mirar la hora en una caja de betún!

RAFAEL
¡Natural!

ESTEBAN
Pero oye, ¿tú no comes hoy?

RAFAEL
No, señor. Hasta que venga Pilar y la vea no me muevo de aquí. (Bajando de la escalera)

ESTEBAN
¿Cómo va eso?

RAFAEL
Mal.

ESTEBAN
¡Pero rompe de una vez y empuja, so primo!

RAFAEL
Si se lo he dicho la mar de veces y no me dice que no ni que sí, y yo me repudro viendo al señor Mariano detrás de ella.

ESTEBAN
No te apures. La chica te quiere y sabe de sobra lo que ese tío busca.

RAFAEL
¿Qué?

ESTEBAN
Casarse con ella pa hacer un negocio, porque esa casa que está disfrutando malamente es de Pilar. ¡So lila! Y él lo sabe.

RAFAEL
¡Señor Esteban! (Sorprendido)

ESTEBAN
¡Sí, hombre! Es una historia mú triste. Su padre de ella era el amo de esa finca, el señor Julián, el hombre más decente que has conocido, y su madre, la María, la muchacha de oficio más formal, y más bonita de Madrid. ¡Qué cómo fue la cosa? Pues, muy sencillo: eran jóvenes, se querían con ceguedaz, les entró la impaciencia..., y lo que pasa, un día, ¡uaaa! ¡uaaa! ¡La Pilar que vino al mundo por el atajo en lugar de venir por la carretera!

RAFAEL
¿Qué dice usté?

ESTEBAN
En estas, no sé quien se fue con el soplo de lo que el señor Julián estaba metido en una conspiración republicana, como así era, le buscan pa echarle mano, sale de naja, se va a América, y allí la entregó el pobre, pasando esa casa a poder del señor Mariano, su primo, como único heredero forzoso que tenía.

RAFAEL
Pues, ahora la quiero más, porque esta abandona.

ESTEBAN
Eso cree too el mundo, pero hay un papel del señor Julián reconociendo a la chica, y el señor Mariano lo sabe y por eso la camela.

RAFAEL
¡Está usté seguro?

ESTEBAN
¡Tan seguro! Como que al morir poco después su madre, me dijo: «Mi hija no se queda abandona... Hay un documento... la seña Rosa lo tiene.»

RAFAEL
¡La seña Rosa!

ESTEBAN
Esa vendedora ambulante de objetos infantiles que vivía con ella y que recogió a la Pilar. La quise sonsacar setenta veces, pero como está siempre borracha perdía, ¡inútil! Igual que si hablaras con el charlan de la Equitativa. ¡Eso sil Yo no descanso hasta que Pilar recobre lo suyo. ¡Por estas!

RAFAEL
Pues me había usté matao, porque yo la quiero así, pobrecita como yo, señor Esteban.

ESTEBAN
¡Ah, tórtola sencilla! ¡Ahí la tienes! ¡Duro!

RAFAEL
¡Qué bonita es! (Sube precipitadamente a la escalera y hace que pinta)


ESCENA III

Dichos, Pilar, que sale por la derecha con Felisa, Manuela y dos ó tres mujeres más.

MANUELA
¡Bueno, chica!

PILAR
¡Andar con Dios!

MANUELA
¡Felicidades!

PILAR
Y que subáis un ratito, que vamos a bailar de cabeza.

FELISA
Pa chasco. ¡Hoy trabaja Rita!

MANUELA
Hasta luego, Pilar. (Mutis todas por la segunda derecha)

(Música)

RAFAEL
¡Ay qué graciosa es!
¡Ay qué bonita está!

PILAR
Es un buen chico,
no hay que dudar,
y enamorado está.

ESTEBAN
No sé qué tiene
este reló,
que por más que le hurgo el centro
no doy con lo que adentro
tiene el gachó.

RAFAEL
Si me atreviera
yo la diría:
¡Pilar del alma mía,
usted es mi ilusión!

PILAR
¿Decía usted?

RAFAEL
Que yo...

PILAR
¿Que usted, el qué?...

ESTEBAN
¡Ole por el Japón!

(A un golpe de campana, Rafael se tambalea en la escalera y Pilar le contiene)

PILAR
¡Por Dios, tenga usté cuidao!
¡Por Dios, que se va a caer!
¡Nerviosa me estoy poniendo!

RFAEL
Si usté se asusta, pues bajaré.

(Baja de la escalera)

Esas manitas tan suaves,
el talle y los ojos
que el cielo la ha dao,
me tienen niña
destornillao.

ESTEBAN
¡A Port-Arthur
lo han reventao!

(Leyendo de nuevo el periódico)

PILAR
Si lo que dice lo ha dicho
sin sorna, ni guasa,
ni mala intención,
le doy las gracias
por su atención.

RAFAEL
No sé qué pasa por mí
que si una muestra hay que pintar
pongo jarabe con ge,
y caracoles con dos kás.
¡Quiérame, por compasión,
y tenga usté piedad de mil

PILAR
No sea usted impaciente
que se puede arrepentir.

ESTEBAN
Dejarse de filadelfias
que todo se arreglará,
y díselo de otro modo
porque en finolis no quiere na.
¡Venga! ¡Bien!
¡Vaya una muchacha
más zaragatera!
¡Vaya unas hechuras! ¡chipén!

RAFAEL
¡Qué bonita está!
¡Qué graciosa es!
¡Vaya un cuerpecito
más retebonito,
que ha nacido en el Lavapiés!
Me quiero casar.

PILAR
Yo lo siento mucho
pero, por ahora,
no ha pensao en ello Pilar.

RAFAEL
No me haga sufrir.

PILAR
No sea impaciente
fíese de mí.

RAFAEL
Cuando un mozo quié a una moza
y la moza no le cree,
le mantiene la esperanza
y le ahoga el padecer.
Diga si me quiere
como yo la quiero.

ESTEBAN
¡Vaya un papelito
para un relojero!

PILAR
Todo eso que dice
puede suceder,
pero ahora le digo, amiguito,
que no puede ser.

ESTEBAN
¡Vaya una paliza
que les han metido
a los de las pieles
los del abanico!
¡Vaya una combina
pero que hasta allí!
En cuántico que mueran los rusos
verá usté coletas andar por Madrid.

(Hablado)

RAFAEL
¿No me da usté una esperanza siquiera? (Suplicante y acercándose a Pilar que se ríe)

ESTEBAN
¡Vamos, mujer, dale alguna cosita, que es tu santo!

PILAR
Otras cosas hay más difíciles.

RAFAEL
¿De veras? (Muy contento.—Siguen hablando bajo)


ESCENA IV

Dichos, el Seños Mariano y Salivilla por la derecha. El primero con traje de americana, sombrero hongo, camisa de cuello bajo y cadena gruesa de reloj. El segundo vestirá traje derrotado, sin ser repugnante, de chulo averiado, con ribetes de rata. Llevará alpargatas y gorra. El aspecto de su cara debe resultar antipático. Al salir se colocan de espaldas al grupo que forman Pilar y Rafael.

SALIVILLA
Lo de los pendientes, arreglao. ¡Dos orlas con zafiros y diamantes que acatarran!

MARIANO
¿Y precio?

SALIVILLA
¡Tiraos! Son de una chapuza que ha caído. ¿Manda usté algo más?

MARIANO
Pué que sí.

SALIVILLA
En el Bar de la equina me tié usté. (Vase)

ESTEBAN
(Dime con quién andas...) (Por Mariano)

MARIANO
¡Pero siempre lo mismo! ¡Este títere!... (Imperiosamente reparando en Pilar y Rafael)

ESTEBAN
(¡Adiós... el coco!)

MARIANO
¿Pero, usté, qué pinta aquí? (A Rafael)

RAFAEL
¡Yo!...

MARIANO
¿No es la hora de comer? ¡Pues largo!

RAFAEL
¡Ya me voy! (¡A este le pongo verde el mejor día!) (Vase puerta de la relojería con la escalera)

PILAR
Y yo también me voy... (Medio mutis por la derecha)

MARIANO
Escuche usté dos palabras. (Deteniéndola)

PILAR
Si ya le he dicho a usté que no pue ser. ¡Déjeme usté por mi camino!

MARIANO
Eso no quita pa que yo la felicite a usté por ser hoy su santo y la mande a usté un par de orlas pa que las lleve usté siempre colgás de esos dos capullitos de ropa. ¡So ingrata!

PILAR
¿Yo con orlas? ¡Vamos, por Dios! ¡Pues sí que se armaría floja en la Fábrica! Vaya, ¿quié usté algo pa las alturas? (Indicando la casa de la derecha)

MARIANO
¡Lo mismo que eso! ¿Por qué no se pasa usté a ese principal que está recién empapelao?

PILAR
¡Y me quitaba usté la luz y el aire y la alearía!

MARIANO
Después de pasarnos por la Iglesia, por supuesto.

PILAR
¡Pué que fuera usté capaz!...

ESTEBAN
(A Mariano cortando el coloquio) Aquí ha estao esa...

MARIANO
¿Quién?

ESTEBAN
¡Esa!... La del chico ese que se da un aire a usté!... (Mariano le mira furioso)

PILAR
¡Adiós señor Esteban!

MARIANO
¡Pilar! (Sonriente y después de cruzar ambos una mirada de inteligencia)

PILAR
¡Quede usté Con Dios! (Secamente y haciendo mutis por la derecha)

ESTEBAN
(Leyendo) «Heroica defensa de Thaschinchao»

MARIANO
¿Qué?

ESTEBAN
¡Thaschinchao!

MARIANO
¿Es pitorreo?

ESTEBAN
No señor. Es un pueblo ruso según se va a mano derecha.

MARIANO
Porque me está haciendo falta el portalito este pa un puesto de verduras, que estaría mejor empleao. (Vase segundo término derecha)

ESTEBAN
Vaya usté con Dios. . ¡Adiós! (Despidiéndole muy fino)


ESCENA V

El Señor Esteban y Rafael, que sale precipitadamente con la chaqueta al hombro.

ESTEBAN
(Deteniéndole) ¿Ande vas, tonto?

RAFAEL
¿Pero no ha oído usté?

ESTEBAN
¿El qué?

RAFAEL
Que la va a mandar unos pendientes

ESTEBAN
¡Bueno!
¿Y no pues tú hacer lo mismo?

RAFAEL
¿Yo?

ESTEBAN
¡Tú! Espera un poco. Vas a ver lo que vale tener amigos joyeros. (Entra en el portal y sale con un estuche que habrá cogido del escaparate. Lo abre y se lo enseña a Rafael) ¡Entérate de esto!

RAFAEL
¿Pa qué? (Sin comprender)

ESTEBAN
Me parece que no es ninguna ñapa, ¿verdá?

RAFAEL
¡Señor Esteban!

ESTEBAN
Bueno, pues esto lo coges, subes, se lo regalas y cuando llegue el otro ¡dominó!

RAFAEL
¿Y cómo pago yo una cosa así? ¡Valdrán mucho!

ESTEBAN
Pa ti, tres cincuenta.

RAFAEL
¡Ah! ¿no Son diamantes? (Descorazonado)

ESTEBAN
¡Símiles! Pero te advierto que estos pendientes tienen su historia. No se sabe si han sido de la Emperatriz Ugenia ú de Montezuma, porque ya sabrás que los indios gastaban pendientes en las narices.

RAFAEL
Bueno, sí señor. Cualquier cosa antes que se ponga ná de ese hombre.

ESTEBAN
¡Atreverse a mirarla teniendo tira en mitad del arroyo a una pobre mujer!

RAFAEL
¿Qué?

ESTEBAN
Sí, señor. Una infeliz que vino de su pueblo a ganarse honradamente un pedazo de pan y tropezó con ese bandido. Una pobre madre que anda detrás de él con su hijo a cuestas, llorando su desgracia y muñéndose de vergüenza y de hambre.

RAFAEL
¡Luego dicen que hay justicia!

ESTEBAN
¿Justicia? ¡Lo que hay es ca sinvergüenza que monda!...

RAFAEL
¡Y que lo diga usté!

ESTEBAN
Bueno, tú vienes luego y la haces tú obsequio y ¡quién sabe, hombre! Fue que le gusten estos más que los otros.

RAFAEL
¡Muchas gracias, señor Esteban! (Dándole la mano)

ESTEBAN
¡De ná! No digo yo tres cincuenta, pa ti, tres duros que fuesen. (Mutis Rafael, primer término derecha)


ESCENA VI

Esteban.

ESTEBAN
Se oye dentro algazara y gritería de chicos ¡Anda! ¡La escuadra del Báltico! ¡Ahí está la seña Rosa con su esposo! ¡Vaya un par de tajas! ¡Si ésta hablase!... ¡Pero qué va a hablar si no se recuerda de la última camisa que se ha puesto!


ESCENA VII

Esteban, Rosa, Perico, Coro General y Chicos. Después Pilar. Perico saca un cesto grande al brazo con juguetes, gomas, cacahuetes, naranjas, etc., etc. Bosa y Perico se tambalean.

(Música)

CHICOS
¡Borracha! ¡Borracha!
¡Borracha! ¡Borrachón!
¡Vaya una jumera
que tiene la abuela!
¡Ay qué papalina
que se traen los dos!
Rosa ¡Tararí, tararí,
tararí, tararí, tararí!

(Imitando el sonido de la trompeta)

PERICO
¡Pom!

ROSA
¡Batallón, firmes! De frente, ¡mar!

TODOS
¡Borracha! ¡borracha!
¡borracha! ¡borrachón!

ROSA
¡Granujas! ¡so golfos! ¡espúreos!

PERICO
¡Ladrón!

(Haciendo esfuerzos por coger a un chico que le quita un objeto de la cesta)

ROSA
Si fuerais hijos míos, y no es adulación, tendríais menos vicios...

PERICO
¡Y más educación!

TODOS
¡Já, já! educación,
¡já, já! educación.
¡Qué baile, qué baile!

ROSA
Pues sí voy a bailar.

CHICOS
¡Vaya una jumera
que tiene la agüela!
¡Ay, qué batacazo
que se va a llevar!

PERICO
Canta un tango, chacha mía

ROSA
¿Cuál prefieres, remonín?
¿el del vientre ó el del...?
Muchas gracias, cornetín.
A todo el que no le gusta
la pita y el peleón,
le debían dar morcilla
ó jarabe del Japón;
pues dicen sabios doctores,
que para estar bueno y sano,
se debe estar todo el día
con el chupen en la mano.
¡Que deje de trincar!
¡quiá! ¡quiá!
¡Que deje de beber!
¡jé! ¡jé!
Pues si lo dejara, ¡qué cara...
caramba, me iba a suceder!
¡Que viva el peleón!
¡Que viva el mostagán!
Que cuanto más trinco, ¡qué cara,
caramba, que me gusta más!

TODOS
¡Que deje de trincar!
¡quiá! ¡quiá!
¡Que deje de beber!
.¡jé! ¡jé!
Pues si lo dejara, ¡qué cara...
caramba, le iba a suceder!
¡Que viva el peleón!
¡Que viva el mostagán!
Que cuanto más trinca, ¡qué cara,
caramba, que le gusta más!

ROSA
Me han dicho que los domingos
no vamos a trabajar,
porque necesita el cuerpo
jaripeo y descansar.
Se van a cerrar las tiendas,
se va a cerrar no sé qué;
en no cerrando las tascas,
¿a mí qué me cuenta usté?
¡Que deje de trincar!
¡quiá! ¡quiá!
¡Que deje de beber!
¡jé! ¡jé!
Pues si lo dejara, ¡qué cara...
caramba, me iba a suceder!
¡Que viva el peleón!
¡Que viva el mostagán!
Que cuanto más trinco, ¡qué cara...
caramba, que me gusta más!

CORO
¡Que deje de trincar! etc.

(Hablado)

CHICOS
¡Que bailen! ¡Que bailen!

ROSA
¡Ven aquí tú, hijo de... hijo... de mi alma!

(Queriendo coger a un chico)

CHICO 1°
¡Pitosa! (Tirándole del vestido)

ROSA
(A Perico) Tú, que te se caen los cacahuets...

PERICO
¡Trae aquí, granuja! (A un chico que mete la mano en la cesta)

ROSA
¡Ya ni pa llevar la cesta sirves, enútil!

PILAR
Pero seña Rosa... (Acercándose)

ROSA
¡Seña lumbre! A mí no me hable usté.

ESTEBAN
(Déjala)

ROSA
¡No la conozco a usté, ni falta pastelera que me hace!

PERICO
¡Si es Pilar!

ROSA
¿Esta? Esta no es Pilar. Es una desagradecía muy grande. (Pega una bofetada a un chico que le tira de la falda)

CHICOS
¡Fuera! ¡Qué baile!

ROSA
Aguarda, rico. Oye, tú, ¿y tu padre? (El chico huye) ¡No sabe ná de su padre! (A Perico, va a correr detrás del Chico 1° y se cae. Gran algazara. Salen los Guardias y pretenden levantarla del suelo)

GUARDIA 1º
¡Vamos arriba!

GUARDIA 2º
¡Hala!

ROSA
¡No me da lagaña!


ESCENA VIII

Dichos y Dolores, con un niño de pecho en los brazos, mal vestida y medio loca detrás del Señor Mariano, que la rechaza, y Salivilla, que media en la cuestión.

DOLORES
¡Mariano, por Dios!

MARIANO
¿Pero quiere usté dejarme en paz, señora? (Con desprecio)

ESTEBAN
(A Pilar) (¡Ahí la tienes!)

PILAR
(¡Pobre mujer!) (Con lástima)

DOLORES
¡Por tu hijo!

MARIANO
¿Mi hijo? ¡Yo qué sé! ¡Pero, guardias, hagan ustedes el favor, hombres!

GUARDIA 2°
¿Qué pasa?

MARIANO
¡Esta mujer, que no me deja en paz!

DOLORES
¡Dame siquiera pa que yo me vaya con mi hijo! ¡Pa perderte de vista!

SALIVILLA
Cumplan ustedes con su obligación, (A los Guardias. Se va Mariano por la derecha y Salivilla detrás)

DOLORES
¡Infame! (Llorando)

GUARDIA 1º
¿Dónde vive usté?

DOLORES
¡En el arroyo! ¡Donde me ha dejao ese hombre!

ROSA
(¡Ahora la han tomao con ésta!) (A Perico)

GUARDIA 2º
¿No tiene usté domicilio? ¡Pues a un asilo!

DOLORES
¿Yo? (Con espanto. Los Guardias la cogen de un brazo para llevársela, Dolores se resiste. Pilar se adelanta hasta los Guardias)

PILAR
Hagan ustedes el favor. Esta señora tié casa. ¡Vive aquí arriba! (Coge a Dolores que la mira sorprendida)

ESTEBAN
¡Ole!

DOLORES
¡Gracias!

ROSA
¡Pichurri! ¡Mueran los guardias! (Acariciando al niño. Pilar entra en su casa llevando de un brazo a Dolores. Los Guardias quieren sujetar a Rosa y ésta los golpea en medio de las risotadas y la gritería de los chicos y del Coro. —Mutación)


CUADRO SEGUNDO

Sotabanco a todo foro y con rompimiento y barandilla de hierro. Por este hueco podrá verse Madrid a vista de pájaro. Mucho sol, mucha alegría. En las paredes, blancas, algunos cuadritos. Mesilla de pino y sillas de paja, ordinarias. Un reloj de caja con péndola en el foro. Puerta a la derecha que da a la escalera y puerta a la izquierda que conduce al interior de la casa.


ESCENA PRIMERA

Pilar, Felisa, Manuela y Coro General. Unos toman pastas de una bandeja que habrá sobre la mesa, otros beben: dos parejas de mujeres bailar. Entre seguidilla y seguidilla óyese dentro la voz de Dolores que duerme al niño. Cada vez que esto sucede, Pilar, que está más atenta a la canción triste de dentro que al jaleo de fuera, impone silencio, y el Coro interrumpiendo su alegría, escucha con marcado interés formando cuadro. No es preciso que la que cante sea la misma que representa el papel de Dolores

(Música)

CORO
En el barrio de Toledo
y en el de la Paloma,
se crían las mujeres
que dan la hora.
Y las Vistillas
le dijo al Rastro
y a Lavapiés:
¡La gracia y la canela
se ha repartido
entre los tres!

(Repiten la estrofa)

DOLORES
Duérmete, niño adorado,
que es hora ya de dormir;
vámonos a la tierruca
porque nos echan de aquí.
¡Desgraciado naciste!
¡Desgraciado serás!
¡Tus ojitos me dicen
que me perdonarás!
Duérmete, niño hermoso,
mi cielo, mi sol, duérmete,
que mientras tú duermes,
cariñito mío, yo te arrullaré.
¡Desgraciado naciste!
!Desgraciado serás!
¡Tus ojitos me dicen
que me perdonarás!
Duérmete, niño adorado,
que es hora ya de dormir,
vámonos a la tierruca
que una limosnita pediré por ti.

(Hablado)

FELISA
¡Adiós, Pilar! Vamos, chicas, que no está el día pa juergas.

MANUELA
¡Adiós!

FELISA
¡Que de hoy en un año!

PILAR
¡Gracias, y tú que lo veas!

(Vanse por la puerta derecha)


ESCENA II

Pilar y en seguida Rafael y el Señor Esteba.

PILAR
(Acercándose a la puerta izquierda)
Parece que se ha dormido.

RAFAEL
(Asomándose)
¿Se pué pasar?

ESTEBAN
Vamos, entra,
que no estamos pa perder
el tiempo con etiquetas.

PILAR
¡Pasen!

ESTEBAN
Con permiso.

PILAR
¿Usté
por aquí, señor Esteban?
¡Hola, Rafael! (Muy contenta)

ESTEBAN
Ante todo
una aclaración; dispensa
que éste suba sin estar
presentao según las reglas
de la educación.

PILAR
¡Bien hecho!

RAFAEL
¡Gracias, Pilar!

ESTEBAN
Vamos, deja
los Cumplidos y saca eso. (Pausa corta)
¡Sácalo!

RAFAEL
¡Me da vergüenza!

ESTEBAN
¡Vamos, hombre, trae pa agá!

(Cogiendo un estuche que Rafael tiene en la mano)

PILAR
¿Y qué es ello?

ESTEBAN
Una fineza
de este joven.

PILAR
(¡Pobrecillo!)

ESTEBAN
Unos pendientes de piedras
que no son finas del todo,
pero que en esas orejas
se van a volver diamantes
del Brasil.

PILAR
¡Pué que se vuelvan!

(Abre el estuche Esteban y enseña los pendientes a Pilar)

¡Ay, qué monos! (Toma el estuche)

ESTEBAN
Gusto mío.

RAFAEL
(A Esteban aparte muy contento)
¡Los toma, señor Esteban!
¿Se los pondrá usté? (A Pilar)

PILAR
¡Veremos!
Si me caen bien...

RAFAEL
¡Dios lo quiera!
¡Y Dios se lo pague a usté!
y Dios me dé a mí una herencia
pa comprarle a usté unas orlas
de brillantes con dos perlas
del tamaño de esos ojos!

PILAR
¡Jesús! (Riéndose)

ESTEBAN
¡Tan grandes y negras...
miá que te van a costar
un pico si las encuentras!

(Pausa corta durante la cual Pilar mira con cariño los pendientes)

¿Y esa infeliz? (A Pilar, por Dolores)
Ahí está
traspasadita de pena
con su inocente.

(Señalando la puerta de la izquierda)

ESTEBAN
¿Y qué
piensa hacer?

PILAR
Irse a su tierra
si pué juntar pa el billete
del tren.

RAFAEL
¡Y ese sinvergüenza
seguirá tan fresco!

ESTEBAN
¡Lástima
de puñalá pescuecera!

RAFAEL
¿Le mandó a usté los pendientes?

(Con temor)

PILAR
¡Digo! En su estuche de seda
y too.

ESTEBAN
¿Sí? (Con gusto)

PILAR
Con Salivilla,
no hace media hora siquiera.

RAFAEL
¿Con ese ladrón?

ESTEBAN
¡Y habrá
rodao por las escaleras
de coronilla! ¡Miá tú
si sabré yo lo que es ésta! (Riéndose)

PILAR
No señor. ¡Los he tomao!

(Transición brusca en la fisonomía de Esteban y Rafael)

ESTEBAN
¿Quién, tú?

PILAR
(Muy seria) ¡Yo!

RAFAEL
(A Esteban, bajo) ¿Ve usted?

ESTEBAN
¡No mientas,
Pilar!

PILAR
¡Y que son feítos!
¡Miste qué luces!

(Abriendo un estuche grande que habrá sacado del bolsillo del delantal y poniendo ante los ojos asombrados del señor Esteban dos orlas muy vistosas)

ESTEBAN
¡Peineta!

PILAR
¿Le gustan a usté? (A Rafael)

RAFAEL
¡Pilar!

ESTEBAN
Trae los de éste y no me vuelvas
a saludar en tu vida
si tiés algo de vergüenza.

(Quitándole el estuche de Rafael)

¡Vamos, chico! Lo que sobran
son mujeres en la tierra.

(Medio mutis de Esteban y Rafael)

PILAR
¡Venga usté acá!

ESTEBAN
(Rechazándola) ¡No me toques!

PILAR
¡Oiga usté!

ESTEBAN
¡Calla, embustera!

(Pilar le coge de un brazo y le habla al oído)

RAFAEL
(¡Qué hablarán!)

ESTEBAN
(Muy contento) ¿Pero qué dices?

PILAR
¡El Evangelio! (Riéndose)

ESTEBAN
¿De veras? (Idem)

RAFAEL
(¡Y se ríen!)

ESTEBAN
¡Vaya un chasco!
¡Venga eso! (Pilar le da el otro estuche)
Toma y arrea
pá el tinte.

(A Rafael dándole el otro estuche con los pendientes buenos)

RAFAEL
(Asombrado) ¿Qué?

ESTEBAN
¡Que los lleves
a empeñar!

RAFAEL
¡Señor Esteban!

ESTEBAN
¿Pues qué te pensabas, primo,
que iba a ponérselos ésta?
Lo que den es pa un billete
de eslipin-gar. ¡Conque arrea!

RAFAEL
(Radiante de alegría)
¡Gracias, Pilar! (Mutis corriendo)

PILAR
¡Qué contento!

ESTEBAN
Y ahora yo a ver a la huéspeda.
y a decirla que ya tié
pa el billete y la merienda.

(Mutis puerta izquierda)


ESCENA III

Pilar y en seguida Rosa y Perico por la puerta derecha. Ambos están borrachos como en el cuadro anterior, pero sin que la borrachera sea muy pronunciada, para evitar que resulten repugnantes los personajes

PILAR
¡Qué corazón tan hermoso! (Por Esteban)
Rosa ¡Ave María!

PILAR
¿Quién llama?
¡Seña Rosa! ¿Usted aquí?

ROSA
Sí, señora. ¿Qué te extraña?

(Desdeñosamente)

Yo no vengo a verte a ti.
Vengo a ver a esa muchacha
que has recogido endenantes
y que me ha dao mucha lástima,
y a decirle al pequeñajo:
«¡Toma, rico de la casa,
un muñeco pa que juegues!»

(Enseñando un muñeco que lleva en la mano. Conviene que este muñeco sea de goma, de los que se inflan con un silbato)

PERICO
¡Si el chico no juega, mama!

ROSA
¿Sí? ¡Pues de eso que perdone
por Dios! pero si hace falta
darle papilla, ú lavarle,
ú ponerle alguna cala,
aquí estoy yo, que pa eso
he subió...

PERICO
¡Es una alhaja! (A Pilar por Rosa)

PILAR
¡Que olvida que tiene usté
a su Pilar!

ROSA
¡Ay, qué gracia!
¡Tú no eres Pilar! ¡Mentira!
Tú no eres más que una ingrata
que en cuanto se hizo mujer
y pudo ahuecar el ala
y volar sola y ganarse
una peseta en la fábrica,
dejó el nido ande la dieron
el calor que la faltaba,
porque la daba vergüenza
vivir con una borracha.
¡Conmigo! ¡Con esta probé!
¡Esta vieja que llenaba
de lazos y de moñetes
su cabecita rizada!

(Enternecida. Pausa corta y transición)

¡Borracha! ¿Y por qué soy eso?
Tú lo sabes... (A Perico) ¡Vamos, habla!
¡Por cariño! ¡Por amor!
¡Porque este se emborrachaba!
Porque me dejaba sola
en un rincón de mi casa
y yo quería tenerle
siempre pegao a mis faldas.
Porque me hizo el corazón
tener celos de la tasca,
y tuve envidia del vino,
y le tomé horrar al agua,
y una noche me cegué
y fui y me salí de naja
y entré en la taberna y dije:
«¡Tú, cacho de rosca, saca
de eso que bebe Perico!»
y me aticé media jarra,
y éste una entera, y bajamos
los dos la escalera a gatas,
y nos reímos la mar,
porque bailaba la cama,
y las sillas, y el quinqué,
y la mesa... ¡Too bailaba!
«¡Viva el vino!» Dijo éste.
«¡Viva, y que viva la gracia!»
contesté yo. Nos juntemos
pa no caernos de espaldas,
y desde entonces acá,
si él dos tintas, yo tres blancas;
si él toma tres de Monóvar,
pues yo cuatro de Cazalla.
¡Si él está alegre, yo más!
¡Si él borracho, yo borracha,
pero juntitos los dos!
¡¡Juntitos en cuerpo y alma!!

PERICO
¡Olé!

ROSA
(A Perico) ¿Quién te quiere a ti?
Di, chacho mío.

PERICO
¡Mi chacha!
¡Toma, rica de mi vida! (Abriendo los brazos)

ROSA
¡Toma, Emperador de España!

(Se abrazan estrechamente y Rosa besa a Perico en la frente)


ESCENA IV

Dichos y Esteban por la puerta izquierda.

ESTEBAN
¡Agua! (Viéndolos abrazados)

ROSA
¿Quién es el gorrino
ese que ha mentao el agua?

ESTEBAN
¡Yo!

PERICO
¡No hagas caso, preciosa!

ROSA
A ver por donde se pasa
a Ver al nene... (Con gravedad cómica)

PILAR
Por esa
puerta. (Señala la de la izquierda)

ROSA
Ya la veo... ¡Basta!

(Medio mutis y transición)

¡Me tiran mucho los chicos!

(A Pilar y Esteban con ternura)

¡Como tengo la desgracia
de que Dios no me ha dao de eso!
Y me quedo con las ganas,
porque ya... (Suspirando y mirando a Perico)

ESTEBAN
Sí; ya me paece
que...

PERICO
¡No pierdas la esperanza! (Enternecido)

ROSA
¡Con él seríamos tres!
¡Tres a beber! ¡Ay, qué lástima!

(Sopla el muñeco y hace mutis lloriqueando; mientras, dentro se pierde el sonido del pito)


ESCENA V

Pilar y Esteban.

PILAR
¿Lo ve usté? ¡Está imposible! ¡Por eso tuve que irme de su lao!

ESTEBAN
¡Lo creo! La bebida es de lo más denigrante y de lo más... (Pausa y se fija en el reloj) Oye... ¿pero qué le pasa a ese relé que te se ha parao?

PILAR
No sé; que anda descompuesto desde que usté me lo compuso.

ESTEBAN
Te lo voy a arreglar otra vez. Verás. (Se sienta en una silla y empieza a manipular en el reloj)

PILAR
Sí que se lo agradezco a usté, porque no me hallo sin hora.

ESTEBAN
No tié ná... es que estaba desnivelao. Le toco el eje... lo encentro... una mijita cuerda... y andando. ¡Ahí lo tienes! Lo pondré en hora. (Mira su reloj) Las tres menos un minuto. (Pone el otro en hora) ¡Al pelo! (Se baja de la silla)

PILAR
La verdá es que pa el oficio tié usté unas manitas...

ESTEBAN
¡Práztica! Verás cómo da las tres... (Suena una campana) ¡Ahí está! Una, (Otra) dos... (Otra) tres... ¿Qué tal? (Otra) ¡Contra! (Otra) ¡Recontra!... (Otra) ¡Su madre! (Otra) ¡Mi agüela! (Otra) ¡Bueno!

PILAR
(Riéndose) ¡Misté que apuntar las tres y dar las ocho!

ESTEBAN
¡Eso es que se ha equivocao el reló! No, pues yo no lo dejo así. (Se sube a la silla)

PILAR
¡Por Dios, no! Bájese usté que me va usté a estropear las dos cosas; el reló y la silla.

ESTEBAN
No, si es que tengo un carácter que no puedo ver una cosa descompuesta. Lo mismo que me pasa con los relojes me pasa con las personas y por eso quiero arreglar lo tuyo y lo arreglo.

PILAR
¡Sí, buen arreglo tié lo mío!

ESTEBAN
¿Qué no?

PILAR
¿Si hubiese manera de hacer hablar a la seña Rosa?

ESTEBAN
Ya ves tú, con lo que charláis las mujeres y a esa no hay quien la saque una palabra del cuerpo.

PILAR
Porque el documento lo tiene.

ESTEBAN
¡Ya lo sé!

PILAR
Cuando yo vivía con ella se lo he oído entre sueños muchas veces: ¡Pilar! ¡María!

ESTEBAN
¡Tu madre!

PILAR
¡El papel no me lo arrancan! ¡Lo tengo escondió! ¡No lo encuentran!

ESTEBAN
¿Y qué haces si siempre está como una uva?

(Pausa)

PILAR
¡Ay, Señor Esteban! (De repente, ocurriéndosela una cosa)

ESTEBAN
¿Qué?

PILAR
¡Que se me ha ocurrido una cosa!

ESTEBAN
¿A ti? ¡Paece mentira!

PILAR
¿Y si la quitásemos la bebida y se la serenara la cabeza y en frío recordase?

ESTEBAN
¡Baste! ¡Ya está! ¡Has dao en el clavo! A esa la cojo yo. La tengo veinticuatro horas sin probarlo y ¡capicúa! ¡Pasao mañana propietaria! ¡Choca! (Le da la mano. Voces de la señá Rosa dentro)

ROSA
Adiós, rico, salao!

ESTEBAN
Calla! (A Pilar)

ROSA
Ladrón de la casa!


ESCENA VI

Dichos, Rosa y Perico.

ROSA
(Saliendo)
¡Ay, quien tuviera, Perico,
un chico así!

PERICO
¡Calla, hermosa!

ESTEBAN
(A Pilar)
(Ahora verás)

(Coge a la seña Rosa de un brazo y la habla misteriosamente)

¡Seña Rosa!

ROSA
¿Qué hay?

ESTEBAN
¿Quié usté medio chico?

ROSA
¡Medio!

ESTEBAN
¡Tengo un anisao
superior! (Perico se acerca al grupo)

ROSA
¿Sí?

ESTEBAN
De primera.

ROSA
¿Dónde?

ESTEBAN
En casa de usté espera,
y allí que está reservao,
dentro del sótano...

ROSA
¡Ele!

ESTEBAN
¡Los tres juntos nos bebemos
seis botellas, y cogemos
la poderosa!

ROSA
¡Ahí le duele!
¡Los hombres!

PERICO
¡Uy, mi agüelita!
¡Corremos el gran bromazo!

ESTEBAN
(A este le doy esquinazo
y la encierro a ella sólita)

PILAR
(¡Les dio el queso!)

ROSA
¡Andando ya!

ESTEBAN
Vamos ande no dé el sol.
¡El brazo!

(Se cogen cada uno de un brazo del señor Esteban)

ROSA
¡Viva el alcohol,
y viva la liberta!

(Vanse los tres muy contentos cantando el «Pom-pom» de «El pobre Valbuena.» Esteban volviendo la cara y guiñando los ojos a Pilar. —Mutación)


CUADRO TERCERO

Telón corto (Con efecto de luna, si puede ser) que representa el exterior de una casa de los barrios bajos, de un sólo piso, con puerta de entrada y dos grandes rejas que corresponden a una habitación profusamente iluminada con farolillos de colores, en la que se celebra un baile popular. Mucha animación dentro, contrastando con la soledad de la calle.


ESCENA PRIMERA

Al terminar el bailable de este número é iniciarse los «couplets» se agolpa a las rejas el Coro general, y algunos "hombres y mujeres salen a la puerta para dar más animación al cuadro.

(Música)

HOMBRE
(Detrás de la reja y mirando hacia la izquierda. Recitado)
¡Anda Dios! La Sociedad de Conciertos por
donde viene!

(Salen a compás de la música y en fila, cuatro obreros. El primero con sombrero de copa apabullado, blusa larga y alpargatas; el segundo con gorra y «chaquet;» el tercero con americana y hongo y el cuarto con blusa atada a la cintura y sombrero de jipijapa grande, procurando que todos resulten tipos graciosos. El que rompe la marcha sale tocando un tubo de caña con papel de fumar; el que le sigue dos coberteras de latón que suenan bastante y cada uno de los otros dos un «Don Nicanor.»

LOS CUATRO
Nos suben los consumos
y la contribución,
las patatas, los tomates,
los pepinos, la leche y el jamón.
Si así vamos subiendo
nos vamos a asfixiar,
solo faltan que nos suban
los faldones del gabán.
¡Que le den, que le den
pan y queso
al que aprueba
v todo eso!
¡Que le den, que le den, que le den!
Ustedes son muy listos
y ya saben a quién.

Se trata de abolirnos
la fiesta nacional,
convengamos, caballeros,
que es una burrada más.
Porque eso es muy difícil
cortarlo de raíz;
tan difícil como a Toca
arreglarle la nariz.
¡Que le den, que le den! etc.

(Mutis, formados como salieron, por la derecha. La gente del baile corre las cortinas a las rejas y queda la calle solitaria)


ESCENA II

Esteban que sale por la izquierda con la mano en la frente y avanza hasta las candilejas

ESTEBAN
Vengo del gabinete consultorio-médico-clínico de la esquina, y miren ustés: (Se quita la mano de la frente y enseña una cruz de tafetán sobre un gran chichón) herida contusa en el frontal, con desgarramiento de... (Saca un papel y lee) la epidermis, la dermis y cuerpo reticular ú de malpigio. Al menos eso me ha dicho el prazticante. Y malpigio tié que ser, porque se me está inflamando bárbaramente. Es decir, que yo quería darle al señor Mariano en la cabeza, y me se ha vuelto la oración por pasiva... Bueno; oración, precisamente, no ha sido, porque había que oírme cuando me contusionaron. ¡Recorcho, qué inflamación! Ná que si sigue esto, voy a tener que llevar la gorra a la neglisé. (Poniéndose la gorra con la visera hacia atrás) ¡Maldita Sea!


ESCENA III

Dicho y Rafael por la izquierda.

RAFAEL
Pero, ¿qué le pasa a usté?

ESTEBAN
¿Qué me pasa? ¡Mira! (Enseñando la lesión)

RAFAEL
¿Qué es eso?

ESTEBAN
Una desilusión.

RAFAEL
¡Pues parece un estacazo!

ESTEBAN
¡Por ahí le anda!

RAFAEL
Pero, ¿cómo ha sido?

ESTEBAN
Verás; ya sabes que yo soy un estratega, y que pá averiguar dónde tenía la seña Rosa el documento, la encerré anoche en su propio domicilio privándola de la bebida y previo alejamiento de su marido. Bueno. Pues hace poco voy al sótano, me ve la seña Rosa y ¡zas! me arroja a la cabeza un objeto cerámico que me chocó... que me chocó en la frente. Miro y era un puchero de añidir... y yo no sé si sería con la panza, ú con un asa, ú con qué, el caso es que me se ha inflamao (Vuelve a sacar el papel y lee) la epidermis,  a dermis y el malpigio... por de pronto.

RAFAEL
¡Pues, la ha hecho usté buena!

ESTEBAN
Y hazte Cargo del grosor. (Enseñándole un pedazo de puchero que saca del bolsillo)

RAFAEL
¡Sí que es grueso!

ESTEBAN
Por supuesto, ¡míalas! Yo vuelvo al sótano, y canta la seña Rosa, aunque me arroje la media vajilla que la ha quedao, y tocante al señor Mariano, como yo me lo encuentre, lo van a tener que llevar a su casa por entregas, y le voy a decir al repartidor, que si no hay nadie que lo eche por debajo de la puerta...

RAFAEL
Pues, mírele usté. (Mirando hacia la derecha)

ESTEBAN
¡El! ¡Sujétame!

RAFAEL
Pero, ¿qué va usté a hacer?

ESTEBA
¡Sujétame!

RAFAEL
¡Venga usté pa acá! (Le coge de un brazo y le lleva detrás del primer bastidor)


ESCENA IV

Dichos, Mariano y Salivilla, por la derecha.

MARIANO
¡Miá que empeñar los pendientes
y hacerme a mí ese desprecio!

SALIVILLA
¡No haga usté caso!

MARIANO
¡Ya sabes
lo que significa eso!

SALIVILLA
¿Eso? ¡Na! Lo de la casa
que no le quite a usté el sueño.
¡Le traigo yo a usté noticias
más importantes! (Con misterio)

MARIANO
¿Qué es ello?

SALIVILLA
Pues estaba yo hace poco
jugando al mus pa hacer tiempo
de cenar, en la trastienda
del Candongo, cuando en esto
se abre la puerta de golpe,
miro pa afuera y me veo
que entra azarao el señor
Esteban el relojero,
con un chichón del tamaño
de una alcachofa.

MARIANO
¡Me alegro!

SALIVILLA
¡Y yo!

ESTEBAN
(¡Gracias!) (Asomando la cabeza)

MARIANO
Sigue.

SALIVILLA
Voy
a la sustancia del hecho.

MARIANO ¡Sigue! (Impaciente)

SALIVILLA
Pues así de que entra
prencipia a hablar y me entero
de too; que a la seña Rosa
la está conservando al fresco,
y que la ha privao del soplen
pa sacarla un documento
que tié, donde está probao
que usté es un... ladrón y un..

MARIANO
¡Bueno!
¿Qué más?

SALIVILLA
Y que si entoavía
no la ha sacao ná del cuerpo,
porque al quitarla el alcol
la ha dejao como un cencerro,
piensa volver esta noche
pa remover los cimientos
de la casa.

ESTEBAN
(¡Me ha matao
este ladrón!)

MARIANO
¿Y qué hacemos?

SALIVILLA
Miste lo que traigo aquí,
señor Mariano.

(Enseñando misteriosamente por la abertura de la blusa el cuello de una botella)

MARIANO
¿Qué es eso?

SALIVILLA
¡Mono!

MARIANO
¿Y pa qué?

SALIVILLA
¿Que pa qué?
¡Viva la gracia! Con esto
vamos allá, se la quita
el paralís del celebro,
y en el paso de] sopor
a la merluza la hacemos
que se recuerde del sitio
ande guarda el documento;
lo agarra usté, y cuando vuelva
el primo del relojero,
se tira la torta padre.

ESTEBAN
(¡Límpiate, que estás de huevo!)

SALIVILLA
¿Qué tal?

MARIANO
¡Es la gran idea!

SALIVILLA
¿Sí? ¡Pues no hay que perder tiempo!

MARIANO
¿Pero y llave?

SALIVILLA
¡Yo tengo una
que lo abre tó! (Enseñando una ganzúa)

MARIANO
¡Pues al pelo!

SALIVILLA
¿Yo creo que me he ganao
media copa?

MARIANO
¡Seis lo menos!
Toma. (Dándole un duro)

SALIVILLA
¡Un duro! ¡Me parece
que le he quitao a usté un peso!

(Mutis por la izquierda)


ESCENA V

Esteban y Rafael.

ESTEBAN
¡Arza! (Saliendo del escondite)

RAFAEL
¿Pero ande va usté?

ESTEBAN
¿Ande he de ir? ¡Ande van ellos!

RAFAEL
¡Mire usté que es un mal bicho!

ESTEBAN
¡Tú no vengas si tiés miedo!
Cuanto menos bultos, más
claridá.

RAFAEL
¡Yo no le dejo
a usté solo!

ESTEBAN
¡Pues arrea,
que es tarde y viene lloviendo!

(Mirando al sitio por donde se fueron los otros)

¡Ah, granujas! ¡El domingo
salimos en Los Sucesos! (Mutación)


CUADRO CUARTO

Sótano muy oscuro con tragaluz muy alto, que está al nivel del piso de la calle y cruzado por barbotes de hierro. Puerta al foro con algunos escalones y barandilla de madera. Puertas laterales cubiertas con telas viejas de colchones y con algunos remiendos. En el foro izquierda y arrimada a la pared, cama de banquillos y tablas, con colchón y almohada, en desorden. En el lateral izquierda, entre la cama y la puerta, un cuadro con la imagen de una Virgen a la altura de una persona. Sobre la imagen, una lamparilla colgada de una palomilla y pendiente de una cadena. Esta luz iluminará débilmente la escena. A través del tragaluz penetrarán los rayos de la luna, que iluminará la figura de Rosa. Cuatro sillas viejas de Vitoria y una mesa camilla pequeña, hacia el centro de la escena. En la camilla una libreta de pan y un puchero, que se supone con comida. Al empezar el cuadro, Rosa, con las ropas en desorden, como si hubiera querido desnudarse y no hubiera podido, está sentada en una silla baja, al lado de la camilla, con la cabeza apoyada en las manos. Hacia la puerta del foro y esparcidos por el suelo varios pedazos de un puchero.


ESCENA PRIMERA

Rosa como soñando. Pausa larga.

ROSA
¡Granuja! (Después de un gruñido sordo) ¡Embustero! ¿Ande está el aguardiente que desgracias?... ¡Perico! ¡Perico! ¡Llama! ¡Pide socorro! ¡Que vengan... aunque sean guardias! ¡Yo no puedo; me estoy muriendo! (Sin poderse levantar ) ¡Me ahogo! (Con mucha fatiga y dejando caer la cabeza sobre la mesa. Entre frase y frase una pausa pequeñísima)


ESCENA II

Suena la cerradura, abren sigilosamente la puerta del foro y entran Pilar, con pañuelo de soda a la cabeza, el Señor Esteban y Rafael.

PILAR
¡Parece mentira! (Hablando muy bajo)

RAFAEL
¡Lo hemos oído!

ESTEBAN
¿Qué no? ¡Verás tú cómo vienen!

PILAR
¡Hecha Un tronco! (Acercándose a Rosa)

RAFAEL
¡Como un cesto! (Idem)

ESTEBAN
(Reparando en la mesa y cogiendo el puchero que hay en escena) ¡Y sin probar bocao!

PILAR
¡No respira, señor Esteban! (Asustada, después de aplicar el oído a la cara de Rosa. El señor Esteban se acerca para escuchar)

ROSA
¡Canalla! (Dejando caer la mano sobre la mesa y asustando a Esteban, que retrocede, llevándose la mano al chichón)

ESTEBAN
¿Que no respira? Quitaremos el puchero por si acaso. (Quita el puchero de la mesa)

RAFAEL
¡Señor Esteban, ya están aquí! (Viendo las piernas a Salivilla y al señor Mariano a través de la ventana)

ESTEBAN
¡Quietos, que no nos Vean! (Se arriman a la pared para no ser vistos desde fuera)

PILAR
¡Ay, señor Esteban! (Asustada)

ESTEBAN
¡No tengas tú miedo, que no me vengo de vacío!

RAFAEL
¡Ya bajan! (Aplicando el oído a la puerta de la escalera)

ESTEBAN
¡Silencio! ¡Vosotros ahí! (Empujando hacia la puerta de la izquierda) Y yo... (Indicando el mutis por la derecha) Digo, no; tú conmigo, (Cogiendo a Pilar de un brazo) y dispensa, chico. (Rafael entra en la puerta de la izquierda y Pilar y el señor Esteban por la derecha)


ESCENA III

Pausa corta y ábrese lentamente la puerta del foro, asomando solo la cabeza Salivilla, que inspecciona la escena con mucho cuidado, y luego llama al Señor Mariano. Los dos bajarán cautelosamente las escaleras, mirando hacia todos lados.

SALIVILLA
¡Ella Sola! (Por Rosa)

MARIANO
¡Anda! (Salivilla cierra la puerta)

SALIVILLA
¡Excuso decirle a usté!... (Enseñándole la ganzúa con que acaba de abrir) Allanamiento con fractura y nocturnidá...

MARIANO
¡Calla!

SALIVILLA
¡Ahí la tiene usté! (señalando a Rosa) ¡Un candil apagao! ¿Y qué le hace falta a este candil? ¡Aceite! (Indicando la bebida y enseñando el cuello de la botella que lleva oculta)

MARIANO
¡Después de tantos años sabe Dios!

SALIVILLA
El documento tié que estar aquí; y si está aquí pa usté es. Conque, manos a la obra. (Se colocan Salivilla a la derecha de la seña Rosa y Mariano a la izquierda. El primero casi de rodillas y el último de pie)

MARIANO
¡Seña Rosa! (Sin tocarla)

ROSA
¡Ladrón! (Sin mirarle y como soñando)

SALIVILLA
(¡Ya le ha conocido!) ¿No me conoce usté a mí? (Zarandeándola con suavidad)

ROSA
¡Anda, perra! ¡Mala hija!

MARIANO
¡Completamente idiota!

ROSA
¡Si me habéis robao el alma con la bebida, granujas!

SALIVILLA
¡Verá usté ahora! ¡Agüela! (Pausa) ¡Agüela! ¡Que tié usté vesita! (Más fuerte) ¡Mire usté quién ha venido! (La pasa la botella destapada por la nariz)

ROSA
¡Mentira! ¿A qué huele? (Después de husmear como un perro de caza)

SALIVILLA
(¡Gachó qué vientos tiene!)

MARIANO
¡Dáselo!

SALIVILLA
¿Quié usté un chupito?

ROSA
¿Eh?

MARIANO
¡Vamos, pruébelo usté! (Rosa bebe con ansia y Salivilla la quita la botella que ella sujeta nerviosamente con sus manos)

ROSA
¡Más!... ¡más!

SALIVILLA
¡Eh, cuidao! (Retirando la botella)

ROSA
¡Otro! ¡Otro poquito! (Queriendo coger la botella)

SALIVILLA
¡Sin abusar! (La da otro buche y coge la botella Mariano, sosteniendo otra pequeña lucha para conseguirlo)

ROSA
¡Ay! ¡qué calor tan rico! ¡Esta es la vida!

(Recobrando el conocimiento gradualmente y mirando a Salivilla como idiotizada)

¡Gracias, Salivilla!

SALIVILLA
(¡Ya conoce!) (Aparte a Mariano)

ROSA
¿Y Perico? ¿Ande está Perico? ¡Trae! ¡Tráela!

(Queriendo quitarle la botella a Mariano)

MARIANO
¡Despacito!

ROSA
¡Por Dios, señor Mariano! (Suplicante)

MARIANO
¡Entera pa usté si me dice usté una cosa!

ROSA
¡Entera! ¡Entera! (Muy contenta)

MARIANO
¿No se acuerda usté de María?

ROSA
¿María?

MARIANO
¡La madre de Pilar!

ROSA
Sí. ¡Se murió!

MARIANO
Bueno, pero...

ROSA
¿Qué no? Ahí mesmo, en esa cama. ¡Qué güeña era! ¡Y qué güeno es! (Mirando la botella)

SALIVILLA
¡Que no se apague! ¡Aceite! (Dando do beber otra vez a Rosa)

ROSA
¡Más!

MARIANO
Sí, todo; pero diga usté: ¿al morir no la dejó a usté ná?

ROSA
¿Eh?

MARIANO
¿No le dio a usté un documento?

SALIVILLA
¿Algún papel?

MARIANO
¡Algo! (Esto último muy rápido y acosándola)

ROSA
¡Espera!...

SALIVILLA
¡Escárbese usté ahí dentro, seña Rosa! (Señala la cabeza)

ROSA
¿Un papel? ¡Sí! (Rotundamente)

SALIVILLA
(A Mariano) ¡Ya es! (Muy contento)

ROSA
¡No me acuerdo! (Con desaliento)

MARIANO
(Amenazándola con la botella) ¡Maldita borracha!

ROSA
¡No se!

SALIVILLA
(Venga la alcuza) ¡Arriba! (Dándola otro sorbo y retirando la botella en seguida)

ROSA
¡Ah! (Saboreando el aguardiente)

MARIANO
Ella le dio a usté un encargo pa Pilar. Pa su pobre hija. ¿No lo recuerda usté?

ROSA
Aguarda. (Pausa) Me dio un papel y me dijo al morir: «¡Guárdelo usté mucho! ¡¡Mucho!! ¡Que hay ladrones!»

LOS DOS
¿Y qué? (Con mucha ansiedad)

ROSA
¡Que lo escondí muy hondo! ¡¡Mucho!!

(Mariano y Salivilla rápido)

MARIANO
¿Dónde?

SALIVILLA
¡Vamos!

ROSA
Debajo de un ladrillo en la cocina. ¡Allí!

(Señala la puerta donde se ocultan Esteban y Pilar)

SALIVILLA
¡Ah! (Se dirige precipitadamente al sitio indicado)

MARIANO
¡Corre!

ROSA
¡No! ¡Lo saqué! (Salivilla se para en seco al llegar a la puerta)

MARIANO
¡Y no revientas!

SALIVILLA
¿Pero ande está? (Airadamente)

MARIANO
¡Hable usté! (Idem)

SALIVILLA
¡Duro, valiente!

MARIANO
¡Vamos! (La señá Rosa se mesa los cabellos y sostiene una lucha terrible queriendo recordar)

SALIVILLA
¡Alma!

MARIANO
¡Señá Rosa, por la Virgen! (Entre suplicante y amenazador)

ROSA
¿Eh?... (Queda como electrizada y su fisonomía adquiere una expresión de extraña alegría) ¡La Virgen! ¡Sí! ¡Virgen! ¡Virgen mía! (Se dirige como una loca donde está la imagen, la coge con ambas manos colgándose materialmente del cuadro y cae con él al suelo rendida por la excitación nerviosa. Con el golpe se rompe el marco, dejando ver un papel, sobre el que trata de arrojarse el señor Mariano ciego de alegría)


ESCENA IV

Dichos, Esteban que se interpone entre la seña Rosa y Mariano, amenazando a éste con un pistolón «Lefaucheux» de dos cañones. Pilar coge el papel que está en el suelo y apoya en la cama a la seña Rosa. Rafael sale a su tiempo agarrando del pescuezo a Salivilla y lo arroja al suelo después de arrancarle la navaja.

SALIVILLA
¡Ah! (Con alegría)

MARIANO
¡Ya es mío!

(Va a recoger el papel y se interpone Esteban)

ESTEBAN
¡Por supuesto!
Aquí no valen razones.
Lafoché, ¡de dos cañones!
¡No contaba usté con esto!

(Sin dejar de apuntar. Salivilla trata de arrojarse sobre Esteban navaja en mano, pero sale Rafael y le derriba con violencia al suelo después de una breve lucha, y le pone el pie encima)

¡Pillo! ¡Te han salió al atajo!
¡Ahí tienes a Rafael! (A Pilar)
¡El Arcángel San Miguel
con el demonio debajo!

PILAR
¡El testamento!

(Abriendo el documento del cuadro)

ESTEBAN
(Apuntando a Mariano que trata de echarse sobre él)
¡Ladrón!
¡No te muevas ó te abraso!
¡Quieto!... ¡Como des un paso
te hago cisco el corazón!

(Le acompaña hasta la puerta por donde sale Mariano precipitadamente. Rafael echa de un empujón a Salivilla que sale detrás de Mariano)


ESCENA V

Pilar, Esteban, Rafael y Rosa, que ha conseguido coger la botella y bebe con avidez.

PILAR
¡Bien!

ESTEBAN
(Desfallecido al ver salir a Mariano)
¡De milagro estoy libre!
¡Mira el chisme! ¡Descargao!

(Doblando los cañones de la escopeta , que no tiene cápsulas)

PILAR
¿Por qué?

ESTEBAN
Porque no he encontrao
cásulas de este calibre.

PILAR
(Abrazando a Esteban)
¡Gracias, abuelo!

ESTEBAN
¡Bribones!

RAFAEL
(Tristemente y haciendo medio mutis)
¡Adiós, Pilar!

ESTEBAN
¡Ven aquí!

PILAR
¿Pero se marcha usté?

RAFAEL
¡Sí!

PILAR
¡Rafael!

RAFAEL
¡Hoy sus pretensiones
tién que ser muy diferentes!...
y me voy...

PILAR
Usté verá
qué pretensiones tendrá
la que lleva estos pendientes.

(Se quita el pañuelo de la cabeza y enseña a Rafael los pendientes que él la regaló)

RAFAEL
¡Los míos! (Muy contento)

PILAR
¡Claro que sí!

ESTEBAN
¡Abrázala ya, borrico!

RAFAEL
¡Pilar! (Abrazándola con temor)

ESTEBAN
Y ya sabes, chico;
¡son tres cincuenta pa tí!


ESCENA ULTIMA

Dichos y Perico.

ROSA
(Saboreando con fruición el aguardiente)
¡Cómo se deja beber!

(Oyense voces de los chicos cantando el principio del número 2, «¡Borrachón! ¡Borrachón!»
¿Bonachón? Ese es mi esposo.

PERICO
¡Rosa! (Desde dentro)

ROSA
¿Ande has estao, hermoso?

PERICO
(Apareciendo en la puerta del foro)
¡Perdío sin mi mujer!
¡Al ver la puerta cerrá
ya por defunta te di!

ROSA
¿Me iba yo a morir así,
bruto, sin decirte ná?
¡Abrázame, Periquito!

PERICO
¡Estoy llorando talmente!

(Al abrazarla repara en la botella)

¿Qué es eso, chica?

ROSA
Aguardiente
del mono... ¿Quiés un buchito?

(Da la botella a Perico que bebe y se la devuelve Rosa para que beba)

PILAR
¡Deje usté ya de beber!

ROSA
¿De beber? ¡Pide otra cosa!

(Sin soltar la botella)

PILAR
¡Por la Virgen, seña Rosa!

ROSA
¡Imposible! ¡No pué ser!

PILAR
(A Esteban)
¡Abandonarla no puedo!
¡Usté se viene conmigo!

(Cogiendo de un brazo a Rosa)

ROSA
¿Yo? ¿Sabes lo que te digo?
¡Que en mi sótano me quedo!
¡Y no te canses y... adiós!

(Bebe y da la botella a Perico)

ESTEBAN
(A Rafael)
¡Estos mueren abrasaos!

ROSA
!Sí, señor! ¡Achicharraos!
¡Pero juntitos los dos!

(Se abraza a Perico)



TELON


LETRAS PARA LOS COUPLETS DEL CUADRO TERCERO

Se trata de abolimos
la fiesta nacional,
convengamos, caballeros,
que es una burrada más.
Porque esto es muy difícil
cortarlo de raíz,
tan difícil como a Toca
arreglarle la nariz.
Que le den, etc., etc.

II
Un bando del Gobierno
prohibe trasnochar,
y nos mandan a la cama
con las aves de corral.
Lo manda don Antonio
y no hay que protestar,
que en un pueblo de gallinas
esto es lo más natural.

III
Gracias a nuestro noble
Gobernador civil
es muy fácil que a estas horas
se haya salvado el país.
Porque se le ha ocurrido,
¡qué gran penetración!
suprimirnos por las noches
los tranvías de las dos.

IV
Antes de que viniese
la regeneración,
a los toros los domingos
íbamos en procesión.
Ahora vamos los lunes
en vez de trabajar
y perdemos los jornales,
¡viva la moralidad!

V
Ya han abierto el Congreso,
ya han abierto el Senao,
pa la falta que nos hace
mejor estaban cerraos.
Pues to eso que se abre,
ustedes lo verán,
es lo mismo, lo mismito
que si no se abriese na.

VI
El último domingo,
¡qué horrible situación!
la Pilar, que se indispuso,
mandó aviso al comadrón.
«Aguárdese hasta al lunes»
(dijo éste a la Pilar),
pues ya sabe que el domingo
¡no se puede aquí hacer na!

VII
Si cierran las tabernas
y cierran los cafés,
a las doce de la noche
no sabe uno lo que hacer.
Si quiere un ciudadano
cenar de madruga
que se meta en un Casino,
que con esos no va na.

VIII
Con eso de las horas
que el teatro ha de empezar,
trabajamos los artistas
sin comer y sin cenar.
No pidan más coplitas
porque tenemos ya
la barriga más vacía
que el Tesoro nacional.

IX
Ni Suizo, ni Levante,
ni Inglés, ni Colonial,
no hay café como el de Fornos
pa cenar de madruga.
Si pedís chocolate,
por equivocación,
en lugar de con tostada
te lo dan con mogicón.

X
OBRERO 1°
Yo soy un estuquista.

OBRERO 2°
Yo manejo el buril.

OBRERO 3°
Es mi oficio marmolista'.

OBRERO 4°
Y yo soy un peón de albañil.

TODOS
Somos republicanos
sin trampa ni cartón,
nos queremos como hermanos.
¡Ole la Constitución!
Que le den, que le den
un breviario
al que quiere
lo contrario, etc.

XI
Antes de que vinieran
los de esta situación
consumida por el hambre
se moría la nación,
pero desde que Maura
nos vino a socorrer
casi todos están hartos...
de que siga en el poder.

XII
La carne está subiendo
de un modo exagerao,
si hoy nos suben la ternera
pues nos suben la vaca pasao.
Yo estoy echando lumbre,
pues sé que a mi mita
le han subido ayer la falda
en la plaza é la Cebá.

XIII
Mi casero ayer tarde
me dijo muy cortés
que me va a subir la casa
desde primeros de mes.
Y yo que no la pago
desde que venció Abril,
la verdá que no me explico
pa qué me la a subir.

XIV
Si dos trabajadores
se dan de puñalás,
el que mata va a presidio
pa una buena témpora.
Pero si un caballero
te parte el corazón,
el difunto se va al hoyo
y a la calle el matador.


Información obtenida en:
https://archive.org/details/laborrachazarzue2722chue

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